6. La playa parte 2
El anochecer en este lugar es maravilloso, las estrellas brillan al igual que la luna llena. El sonido del mar es opacado por el ruido de la música y las risas de todos.
Estamos sentados en la arena alrededor de una fogata y comiendo bombones quemados.
—Contemos historias de terror —dice el nene.
Todos están de acuerdo.
Ay no qué quieren, que no durmamos. La soledad de la playa, podría ser un arma de doble filo.
El pocho entusiasmado empieza a contar leyendas de su ciudad. Alan se levanta y entra a la cabaña.
Estamos concentrados escuchando las palabras del jugador.
—¡Buuuu! —nos asusta Mozo, bueno sólo a mí y a Cowell. Estamos de espaldas a él.
Mi corazón late a mil por hora, casi saliéndose de mi pecho. Le doy una mirada llena de coraje.
—Te pasas de lanza.
—Ay es una bromita pal youtube —dice burlándose.
El reloj de mi cel marcan las 12:01 am. Cowell y su novia se van, al igual que pocho y su esposa.
Nos quedamos el nene, Alan y yo, aunque no por mucho tiempo. Nene se levanta bostezando.
—No se vayan a desvelar, buenas noches.
Al momento de quedarnos solos aumentan mis nervios, sobre todo cuando Alan se acerca un poco más a mí.
—¿De qué quieres hablar? —pregunto mirando su cara, sus ojos fijos en mis labios.
—Me gustas y mucho —confiesa.
Directo y sin anestesia. Mis manos sudan al oír que le gustó, nunca imaginé que me diría eso.
—Yo... no sé que decirte.
Él sonríe y toma mi mano entre las suyas.
—Que te gusto también.
Alan es demasiado seguro de si mismo, decido confesarle la verdad y ser sincera.
—Admito que me gustas un poquito. No te emociones —guiño el ojo.
Cuando quiero puedo coquetear, siento mis mejillas arder.
—Lo sabía, Melissa. No eres buena ocultando cosas, caminemos.
Se pone de pie y me ayuda a levantarme.
—Que me parezcas guapo no es para tanto —trato de quitarle importancia.
Enciendo la linterna de mi cel, no quiero pisar algún animal en la arena.
—Eso dices. Tienes unos ojos muy bonitos, una boca muy besable y un cuerpo... mejor no te digo —su mano no suelta la mía.
No pensé que estaría caminando agarrada de la mano de Alan. Es agradable la sensación, sin embargo no es correcto.
—Gracias, supongo.
Suelto su mano, porque no quiero que crea que entre nosotros existe una posibilidad de tener algo.
—¿Te puedo dar un abrazo? —pregunta deteniéndose frente a mí.
Yo quisiese, pero no pudiese.
—Eso está mal —me cruzo de brazos.
—Pero se siente muy bien —me toma de la cintura y me acerca a él.
Sin pensarlo lo abrazo por la espalda desnuda, mañana me arrepentiré.
—Ahora no nos pueden ver —susurra contra mi cabello.
Me separo de él.
—Pueden buscarnos, regresemos.
Caminamos de regreso a la fogata, platicamos de cosas sin importancia, nuestros gustos musicales.
—¿Cuándo es tu cumpleaños?
—El 31 de octubre —respondo viendo las estrellas.
El que haya nacido en el día de las brujas me causó burlas en la escuela, pero no me importa.
—No mames, eres bruja.
—Sí y te hice un embrujo —guiño el ojo tratando de verme sexy.
No debo de coquetear con él, me regaño.
—Me embrujaron tus ojos.
No debo de creerle, seguramente eso le dice a todas para conseguir lo que quiere.
—Ay aja. Haré como que te creo.
—Es neta, eres hermosa.
El cansancio se apodera de mi cuerpo y comienzo a bostezar. Los ronquidos de alguien se oyen, provocando más el sueño. Mis ojos comienzan a cerrarse.
—Vayamos a dormir —bosteza Alan también.
—Buenas noches —digo poniéndome de pie y tomando la toalla.
—Descansa preciosa.
Me da un beso en la mejilla y yo entro a la casa de campaña. Mañana será un día con muchas actividades.
☀️
Estamos esperando al señor que nos va a rentar motos acuáticas. Será la primera vez que me suba a una. Así que estoy emocionada.
—Cuéntame que paso anoche —me dice Mimi mientras desayunamos.
—Nada, caminamos y platicamos —muerdo el sandwich.
—Ay qué aburridos, yo creí que lo harían suavena contra la arena —se levanta para hacer movimientos de cadera.
No sé de donde saca tanta tontería, niego y pido que se siente antes de que la vean.
Una hora más tarde ha llegado el señor y los primeros en subirse a las motos son Cowell y su novia.
El señor está ayudándome a colocarme el chaleco salvavidas. Yo no me atrevo a manejar la moto y estoy esperando a Mimi, ella ya anda en el mar con su novia.
Yo estoy sentada bajo la sombra de una palmera, cuando escucho la voz de Alan.
—Súbete conmigo.
Él ya trae puesto el chaleco y una gorra roja que sin querer convina con mi bikini rojo.
Al principio me niego, sin embargo ahora estoy aferrada a su cuerpo, mientras él maneja.
—¡Agárrate bien! —menciona acelerando y aumentando la velocidad.
Me aferro a su chaleco para no caerme.
El agua salpica mis piernas cuando da una vuelta y arrebasa al nene.
La adrenalina que siento me hace reír. Es divertido hacer esto.
Al bajarnos de la moto Mozo me ayuda, dándome la mano.
—Gracias.
—De nada hermosa.
El nene está viéndonos con una sonrisa sospechosa.
—Que caballero —se burla.
—Como de ser, bro —responde Alan acomodando su gorra.
Entrego el chaleco y me voy a sentar bajo la palapa, aunque las nubes han tapado el sol aún hace mucho calor y humedad.
Pocho y nene están poniendo una red para jugar voleyball. Que afán de jugar con pelotas, que podrían golpearme a mí.
Jugaran en equipo de 2 personas y yo tranquis recostada bebiendo una cerveza bien helada.
Alan se sienta en el camastro de lado.
—Hola Meli.
—Hola Alan.
Volteo a verlo y también trae una cerveza con él.
—¿Por qué no quisiste jugar?
—No me gusta el deporte.
Mimi se cae y me rió al verla cubierta de arena.
—Nomas te gustó yo —dice con una gran sonrisa.
Fue un error confesarle eso.
—Olvida eso, has de cuenta que nunca lo dije.
Su sonrisa se borra.
—No quiero, ¿Por qué tendría que hacerlo?
—Porque no quiero tener algo con alguien y menos con un deportista.
Mozo anoche supo de mi experiencia sobre ser novia de un deportista cuando hablamos sobre nuestras relaciones pasadas. Me enteré que él lleva 6 meses soltero.
—Uhm, ok. No insistiré más, seamos amigos.
No encuentro problema con ser su amiga.
—Amigos —le doy la mano como cerrando un trato.
Chocamos las botellas como señal de amistad. Alan toma una foto de eso, para recordarme que somos amigos.
No sé si sea la decisión correcta, el tiempo lo dirá.
La camioneta ha llegado por nosotros, nos despedimos del nene y de Alan.
—Espera Melissa —escucho a Mozo gritar.
Estoy a punto de subir a la camioneta y me detengo.
—¿Qué pasa? —le pregunto.
Pienso que tal vez he olvidado algo, pero parece que no.
—Despídete bien.
—Ya me despedí, te dije bye.
—Dame un besito —señala su mejilla cubierta por una ligera barba.
El chófer solamente me está esperando a mí. Rápido le doy el beso.
—¿Feliz?
—Mucho, ahora si bye fotógrafa.
Al subir al vehículo todos me ven y sonríen.
—Aquí no ha pasado nada, señores y señoras.
☀️
—Soy toda oídos, cuéntamelo todo —es lo primero que me dice Mar.
Ni siquiera he dejado la mochila y mi prima ya quiere el chisme. Ella está sentada en el sofá comiendo unas sabritas.
Le doy un breve resumen omitiendo algunos detalles, cuando se va de mi depa me doy una ducha rápida.
Me coloco mi pijama, enciendo una vela aromática, pongo música de Carlos Rivera y preparo un té caliente para relajarme. Tengo que editar las fotos y enviarlas a los chicos.
Cuando miro las fotografías en donde está Alan no puedo evitar sonreír y trazar con la yema de mi dedo el rostro a través de la pantalla. No cabe duda que estoy actuando peor que una adolescente a mis 28 años.
☀️
Lunes 8 de abril 2024.
Estoy en el gym terminando mi rutina en la caminadora, cuando suena mi celular. Es una llamada de Mimi.
—Mira la historia en Ig de Alan, es urgente.
—¿Qué suce.... —cuelga antes de preguntarle que pasa.
La curiosidad puede más y entro a la app, busco a Mozo y veo que me sigue, ha subido la foto que tomo de nuestras manos y además le puso una frase.
"Un finde chingon con una hermosa compañía".
Por si fuera poco le puso la canción "Ferxxo edition" de Feid.
Espero sus fans y directivos descubran que soy yo la de la foto. Aunque no habría nada de malo somos amigos.
Todo estará bien.
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