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Albus
Respira, tranquilo, siempre hacemos esto, siempre me toma del brazo….huele a flores ¿Será su nuevo perfume?
Solo por una razón toleraba las burlas de mi hermano. Solo por una y era por ella, no existía razón más poderosa para eso.
Al alejarnos por la burla sin fundamento de James, nos acomodamos mejor, se acercó a mí y tomo mi brazo. Quién nos viera no dudaría que fuéramos novios, pero para mí, eso distanciaba mucho.
A pesar de tener catorce años, era maduro para mi edad. Las chicas del colegio se fijaban en mi pero en cuanto James aparecía, dejaban de verme.
Scorpius decía que quedaba en segundo plano. Pero no con mi vecina, solo un vez basto para que mi mejor amigo comprendiera por que me impacientes con las vacaciones de navidad. Esa navidad hacia un año, Scorpius asistió a la casa en compañía de su familia.
Mi padre le advirtió tener de invitados a una familia muggle pero no importó. Se llevaron bien. Mi amigo comprendió porque no podía ver a otras chicas en el colegio, porque me gustaba mucho mi vecina para prestar atención.
— ¿Sev? Hola…
— Lo siento ¿Qué me decías?
— ¿Qué si crees que tu abuelo le guste esta secadora?
Se veía muy linda con la secadora en sus brazos, su baja estatura, su cabello largo y las pecas acentuaban su rostro. Que tierna, estaba por abrir la boca cuando paso todo.
El tonto de mi hermano se acercó por atrás, asustando a la pobre y ella solo atino aferrarse a la caja de la secadora con fuerza. James resultaba un imbécil cuando quería.
— ¡James! Ya no soy una niña deja de hacer eso.
— Lo haría, pero te asustas con facilidad.
— Quieres dejarnos en paz de una buena vez James — lo mire enojado.
Mi hermano no entendía, nunca iba a comprende que a las mujeres a todas se les trataba con respeto, sin juegos.
Sentía celos de lo fácil que tenía James para asustarla, para atraer su atención, para hacer que le viera con un hermoso brillo en sus ojos.
Para fortuna Lily apareció con dos bolsas de regalo, y diciendo que deseaba tomar un chocolate caliente. Mi hermanita siempre sabía cuándo intervenir ante una posible pelea entre hermanos.
Me aleje un poco del grupo, seguía molesto y ella lo sabía cuándo miraba de vez en cuando a mi dirección con una pequeña sonrisa.
Al llegar al café, ordenamos un chocolate caliente con malvaviscos y crema batida encima. Unos pastelillos y una que otra golosina que vendían. Tomamos asiento cerca de la ventanas del centro comercial para apreciar la vista de la cuidad cubierta de nieve.
Pero mi vista no viajo a las ventanas, estaba presa en mi amiga, su peculiar alegría de ver su chocolate. La emoción que causaba el probar los bombones y cuando mordió la crema batida dejando su rostro cubierto por la misma.
Todos reímos divertidos, dispuesto a limpiar su cara, tomé una servilleta con timidez y un rubor se puso en mis mejillas.
Tranquilo, a veces le limpias la cara…es natural…pero nunca lo había hecho con mis hermanos viendo.
— ¡Ja-james basta! — su voz nerviosa me distrajo de mis pensamientos.
— Deja de moverte, cielos, pareces una bebé.
Mi hermano estaba limpiando su rostro con cuidado, podía ver el rostro rojo aumentar con cada movimiento que hacía James al usar la servilleta.
Y la realidad, una cruel me golpeó con fuerza. Y las palabras que Scorpius una vez me dijo me dolieron más que nunca “eres demasiado inteligente para tu bien Albus”
Me di cuenta que era cierto.
Cuando comprendí que mi amiga, mi mejor amiga, la chica por la que suspiraba miraba a James de la misma forma que le miraba yo. Con cariño.
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