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James

Las niñas eran tontas, solo se reían y lloraban por todo. Incluso Lily lo hacía para que papá y mamá le hicieran caso, seguía siendo una bebé. Pero, la vecina era diferente, cuando pasaba por el parque no se reía o me miraba como las demás niñas, ella siempre tenía el rostro rojo y bajaba la cabeza. Parecía que se iba a enfermar.

Solo una vez le dije a mi mamá y ella me contestó que estaba nerviosa. Se acababa de mudar y no tenía amigos.

Intenté ser su amigo pero cuando me acercaba a ella solo miraba sus pies, no hablaba nada, ni una palabra o sonido cuando le preguntaba algo. Pensé que era muda. Esas personas que no tenían voz y se comunicaban con señas como en la televisión.

Por esa razón algo andaba mal. Me mire las manos, busque manchas en la playera roja, si el cierre de mi pantalón se bajo pero todo estaba bien, estaba guapo. Incluso mi cabello seguía en su lugar.

¿Cómo hizo Albus para que hable?

Cuando la niña grito me dolieron los oídos, su voz era chillona y el plato de galletas se iba a caer. Pero Albus fue más rápido, salió debajo de la mesa y agarró el plato junto a la niña. Rodé los ojos, Albus siempre hacia esas cosas, ayudar a los demás. Iba a hacerlo yo, era más rápido que los demás niños, papá decía que pronto sería un buen buscado por los reflejos y atrapar la snitch. Pero solo a veces mi hermano me ganaba.

Cómo esa vez, el logro que la niña hablara. Solo fue una palabra, lo conté con los dedos, y su voz no sonó chillona, era suavecita como los bombones que traía el tío Ron.

—¡Ya terminé! — grito Lily emocionada con restos de tarta en la cara — ¿Podemos jugar?

Yo no quería jugar, seguía enojado porque Albus logro que esa niña hablara.

—¿Quieres jugar? — le dije a la niña con mi mejor sonrisa.

Pero bajo la cabeza de nuevo roja como el cabello de Lily, junto sus manos moviendo el plato y no me habló. A mí, al gran James Sirius, pero cuando su abuela le dijo te hacen una pregunta pastelito responde me sentí satisfecho cuando sus labios se abrieron

—¡Si, quiero jugar!

Cerré los ojos con la chillona voz, esa niña tenía algo mal, muy mal para que chillar de ese modo. Molesto guíe a mis hermanos y a la niña al patio, pequeño pero era nuestro patio.

—¿Quién va a contar? — Lily levanto la mano, pero ella no contar ni hasta el diez — No, tu no Lily, no sabes contar.

—¡Que si se!

—No la molestes James, yo voy a contar — Albus se acercó al árbol.

Enterró la cara en el tronco y comenzó a contar. Rápido Lily fue a esconderse tras el montón de ropa sin acomodar que estaba en una canasta. Espere un momento sonriendo, mi hermano siempre tarda mucho en contar hasta el veinte, pero un movimiento me alertó.

La niña miraba a todos lados sin saber dónde esconderse, seguro no sabia jugar a las escondidas. Suspiré enojado que niña tan tonta pero como era el mejor en las escondidas, se lo iba a demostrar.

—Hey, ven — le hable bajito para que Albus no escuchara.

La niña tardo mucho en moverse y cuando se acercó olía a dulce. El dulce me gusta negué rápido al pensar en tonterías. Le tome del brazo y corrí con ella a esconderla bajo una banca cerca del canasto, le dije que se agacharse y metiera. Tomé rápido una sábana de la ropa y cubrí la banca para que no se viera la niña.

Satisfecho me escondí cuando escuché a Albus contar dieciocho.

—¿Estás bien? Estás roja…

No tuve tiempo de ir a otro lugar y estaba con la niña, cercas los dos, el olor a dulce me gustaba y no lo pensé bien cuando me metí bajo la banca con ella.

Ella solo asintió nerviosa y me miró a los ojos.

Sus ojos son bonitos.

Parpadie, algo andaba mal si pensaba eso. Albus grito cuando encontró a Lily. Escuche sus pasos y el sol mostro su sombra en la sábana, nos iba a encontrar a los dos. Y no iba perder.

—Voy…voy a salir para que no te encuentre.

La vi salir, me acosté por completo para ver. La sábana no cubría hasta el suelo y me dejaba ver qué pasaba, Albus busco entre la ropa y una sonrisa se instalo en mi rostro cuando la niña corrió al árbol más rápido que mi hermano.

Al tocar la madera su voz como bombón anuncio que me había salvado al decir por mí y todos mis amigos.

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