Cosas que no cambian
El salón de recepción estaba distribuido en mesas para dos, las mesas con finos manteles y alineadas para dejar libertad a los presentes al moverse; en el centro se ubicaba una tarima para Márquez y los músicos.
Todos tomaron su lugar y Márquez se aclaró la garganta, tomó un poco de vino y habló:
"Damas y caballeros
Esta noche es para divertirnos y dar la bienvenida a un nuevo socio, el Señor Julián Mendoza"
Julián fue enfocado con una cámara, asintió y todos aplaudieron.
Chloe se acomodó el cabello y lo miró fijamente:
— ¿Así que ahora eres un Abogado de renombre?
— Si Chloe, Márquez es un buen amigo y me propuso ser socio de la cadena de bancos y hoteles, necesitan un Abogado y accedí.
Chloe se levantó y con voz seductora continuó:
— El jardín es hermoso y hace calor ¿Serías tan amable de dar un recorrido conmigo?
Sin esperar la respuesta de Julián, Chloe tomó su mano, lo levantó y con una copa de vino lo condujo fuera del salón; una cálida brisa les daba la bienvenida al jardín que tenía rosales coloridos y árboles que se situaban en las esquinas de una piscina en forma de cisne bien iluminada por faroles de luces multicolores.
Caminaron un momento en silencio.
Julián la observaba sin poder asimilar su presencia y la forma tan inesperada de reencontrarse después de tantos años.
dejó salir un pensamiento fugaz
— Hay cosas que no cambian.
Julián continuaba su caminata mientras Chloe suspiró.
— Así haber cuéntame Julián qué es eso que no ha cambiado?
Chloe miraba fijamente a Julián mientras bebía su vino esperando una respuesta
Julián prosiguió.
— Tu forma de hacer tu voluntad, tu manía de morderte el labio cuando estás nerviosa como ahora, tu dulce aroma al pasar y todavía disfrutas de la tranquilidad de un paseo en la noche iluminada por la luna.
El corazón de Chloe latía con fuerza, Julián recordaba todos esos detalles a pesar del tiempo.
Se animó y le respondió...
— Pues tú tampoco has cambiado mucho; sigues acomodando tu corbata cada cinco minutos, arrugas la nariz cuando te sorprenden de imprevisto como lo hizo Márquez en el salón y aún escondes las manos en los bolsillos cuando estás nervioso como ahora
Julián se sonrojó un poco y mientras se dirigían a una mesa cambió el tema
— ¿Sigues diseñando joyas? Recuerdo que eras muy buena dibujando y a mi hermana le agradaban tus diseños ¡Todavía conserva la pulsera que le diseñaste hace diecisiete años!
— No Julián, ahora dirijo una empresa de hotelería y turismo, pero sigo diseñando en mi tiempo libre.
— Siempre te apasionó el turismo y me alegro mucho nenita que logres tus metas. Acabo de notar que el reloj que te obsequié lo cuidas mucho ha resistido diecisiete años continúas llevándolo en la misma mano.
Chloe se sonrojó un poco y tomó un sorbo de su vino para disimularlo.
Julián tomó la mano de Chloe y le dio un corto beso
Chloe no se molestó ante aquella muestra de afecto
El celular de Julián sonó rompiendo el momento especial
— disculpa por la interrupción nenita, tengo que retirarme, Márquez me necesita adentro; fue grato encontrarte aquí, vamos te acompaño al salón
— Gracias Julián, no es necesario.
— ¿Segura? No me gustaría dejarte sola
— Ve tranquilo en unos minutos también entro al salón para despedirme de todos.
— Bueno nenita, cuídate mucho
Julián la abrazó y cuando parecía robarle un beso el celular de Chloe anunciaba una llamada
"Llamada entrante de Dante Amorcito"
Julián alcanzó a visualizar la pantalla, frunció el seño, se apartó y se perdió entre los invitados del salón.
"¡Chloe eres una tonta! ¿Por qué sigue registrado Dante como amorcito?"
El celular vibraba sobre la mesa con insistencia.
— Ya era hora que respondas...
Dante tenía un tono de voz demandante.
— Déjame tranquila por favor Dante no me llames más.
— No me cuelgues Chloe, solo quería saber si estás bien y también quiero informarte que en dos semanas te pagaré una parte, pero olvida eso y ven a mi departamento estoy con unos amigos.
— Eso espero Dante, que me entregues el dinero lo más rápido posible y gracias por invitarme pero estoy ocupada, ¡Adiós!
Luego de colgar la llamada Chloe terminó su vino, se dirigió al salón y buscó a Márquez, se despidió de los invitados; marcó el número de Alfred y le solicitó la espere en la entrada.
Antes de subirse al auto Julián la alcanzó, la sujetó y le dio un fuerte abrazo.
-- Espero ésta no sea la última vez que nos veamos nenita ha sido una velada agradable a tu lado ¿Puedo invitarte la próxima semana a cenar?
-- Está bien Julián, yo te escribo para confirmar.
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