Maratón 3/4

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Fatima estaba esperándolo, habían quedado a las 08:00 pm en verse, sin embargo aún Odiseo no decidía en aparecer, esto comenzaba a molestar a Fatima, que movía su pie izquierdo arriba y abajo seguidamente en ademán de impaciencia.

Era la decimoctava vez que observaba su celular para ver la hora, en lo que llevaba del minuto. En serio sus nervios y enojo estaban al borde. Si algo le molestaba a Fatima era la gente impuntual, y más si se trataba de una juntada que habían preparado, y aún más si era "la apuesta del año" así que se dijo a sí misma "Si no viene en 10 minutos, yo personalmente lo voy a ir a buscar a su casa" y así fué.

Pasaron diez minutos y Odiseo no llegaba entonces Fatima fué a buscarlo a la casa de ladrillo y ventanales largos y anchos de cortinas amarillas, la casa de en frente de su casa, la casa de Odiseo.

Era una de las casas más bonitas del barrio "Telihuep Cooperativo 3°". Por eso, muchos vecinos les decían "los ricachones del barrio", y a Odiseo "el cheto del barrio". Siempre su familia tenía la última tecnología, y viajaban constantemente a otros países. Eran la envidia del barrio. No sólo porque albergaban un muy buen pasar económico, sino, también porque eran demasiado atractivos. El padre, su hermano y Odiseo, tenían pelo negro y ojos claros, su madre era rubia dorada de ojos azules. Como dije antes, eran la envidia del barrio. Y eso era un inconveniente para Fatima, porque debía ir a su casa, "la casa de los ricachones" dónde todos vestían bien, eran hermosos, y con demasiado dinero, mientras que ella era totalmente oridinaria. A veces se preguntaba como Odiseo pudo ser su amigo.

Pero no importaba ya, porque ahora Fatima estaba tocando el timbre de su casa, y la bella melodía de Mozart recorría por todos los rincones de la casa.