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Capítulo XVIII: Enemigo inesperado.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

En el jardín, el aire se llenaba con el suave perfume de las flores, que adornaban cada rincón con su belleza y esplendor. Los colores brillantes y vivos de las rosas, los lirios y las hortensias creaban un paisaje deslumbrante y encantador, perfecto para una celebración tan especial como una boda.

Una fina capa de rocío cubría las hojas verdes de los arbustos, reflejando la luz del sol que se filtraba a través de las ramas de los árboles. El murmullo suave de una fuente cercana añadía una melodía tranquila y relajante al ambiente, invitando a la serenidad y la contemplación.

En medio de ese perfecto escenario, Hinata esperaba sentada en una banca de madera, con un vestido delicado que fluía como pétalos de flor alrededor de ella. Sus ojos brillaban con emoción y anticipación, mientras observaba el bullicio de los preparativos y los invitados que llegaban poco a poco.

El suave susurro de sus zapatillas al tocar el suelo se mezclaba con la música que comenzaba a tocar el pequeño grupo que recién se instalaba, creando una sinfonía que envolvía a la Hyuga en un aura de paz y tranquilidad. Cada vez que se mecía la brisa, las flores del jardín parecían bailar en armonía, como si estuvieran celebrando junto a ella la alegría del momento.

Hinata cerró los ojos por un instante después de ver como Neji y Hanabi se entretenían con Lee, decidió entonces dejarse llevar por la magia del lugar y las emociones que bullían en su interior. Sabía que la boda de Ino e Itachi sería un evento inolvidable, lleno de amor, promesas y felicidad compartida. Y mientras aguardaba pacientemente su turno, se permitió disfrutar de la belleza efímera y eterna de aquel jardín florecido, impregnando en su memoria cada detalle de ese momento único y especial.

—¡Hinata-chan!— el efusivo saludo de Naruto le hizo abrir los ojos, Hinata se giró un momento en su dirección para ver a su amigo.

—¡Naruto-kun!— la Hyuga no pudo evitar sonreír, contagiándose de la alegría del Uzumaki, quién se sentó a su lado.

—¿Cómo estás?, Me enteré que hace poco liberaron a Obito— comenzó Naruto mirando por un momento en otra dirección, le alegraba que su amiga ahora podía estar con la persona que amaba.

—Estoy bien, aunque Obito-kun no tanto. Mi padre le tiene prohibido visitarme— Hinata se rió al recordar cómo su padre le negaba a Obito todo contacto con ella, se volvía divertido verlo tan enfadado pero sin poder contradecir a su padre.

—Bueno, creo que ellos dos tardarán en llevarse bien— el Uzumaki también reía, pues Obito por lo regular terminaba desahogando toda su frustración con Kakashi, que se limitaba a invitarlo a cenar a modo de consuelo.

—¿Qué tal funciona tu prótesis?, ¿Te sientes bien?— preguntó Hinata observando el brazo vendado de Naruto, le preocupaba un poco que Sasuke ni haya querido recibir ese tratamiento también.

Naruto asintió animadamente, mostrando más su brazo —Me estoy acostumbrando, creo que podré volver a las misiones en poco tiempo— le dijo feliz, Karin le estaba ayudando mucho a qué su rehabilitación no sea tan aburrida.

—Me alegro por Naruto-kun— Hinata tocó un poco el brazo de su amigo, en un intento por comprobar que todo estaba bien.

—¿Obito y Shisui todavía no llegan?— indagó Naruto, dando algunas miradas casuales a los demás invitados, en busca de ambos hermanos.

—Ino no quiere permitir la entrada de Obito-kun, así que Shisui trata de ser el mediador entre esos dos— confesó Hinata un tanto avergonzada, a veces Obito podía llegar a ser muy inmaduro sólo para molestar a su amiga.

—Ino puede llegar a ser vengativa, ¿Eh?— murmuró el rubio mientras una risa nerviosa escapaba de su boca.

—Obito-kun la hizo enojar— Hinata suspiró, sabía por Shisui que esos dos estaban tardando en llevarse bien a su propia manera.

—¿Puedo hablar contigo?— el tono de Naruto se volvió más serio, confundiendo un poco a la Hyuga.

—¿No lo estamos haciendo?— habló ella observando fijamente los ojos azules de Naruto.

—Me refiero a un momento a solas, sin interrupciones— pidió Naruto, era evidente que se encontraba nervioso y avergonzado.

—Claro— Hinata miró hacia Neji y Hanabi, que parecían seguir conversando con Lee.

Conociendo a Leez todavía tenían tiempo.

—Quisiera hablar sobre la carta que me escribiste— le dijo Naruto, se había armado de valor para por fin enfrentar a Hinata.

La Hyuga se sonrojó fuertemente—Ah, y-yo... N-no la hice es-esperando una respuesta, no tienes que de-decir algo— le aclaró, porque ingenuamente había creído que Naruto seguramente quería rechazarla.

—Pero quiero hacerlo, porque también me gustas— confesó Naruto, era lo que verdaderamente sentía. Hinata era una buena amiga, y los sentimientos que le había transmitido le parecían muy lindos.

Ella lo admiraba y se sentía bien.

—Naruto-kun... Y-yo...— Hinata guardó silencio cuando Naruto tomó sus manos con delicadeza.

—Kakashi-sensei dice que realmente estoy enamorado de la idea de que tú gustes de mi— continuó Naruto, quería explicarle bien su sentir a Hinata para no crear un momento que pueda arruinar su amistad con ella —Siempre he querido la atención de alguien— murmuró con pena.

—Naruto-kun es mi inspiración, gracias a ti es que no me he rendido— Hinata sonrió, estaba muy agradecida con Naruto, porque fue una persona importante que la había llevado hasta donde estaba ahora. Ella quería ser como Naruto, y ese deseo le ayudó a querer convertirse en alguien más fuerte con el apoyo de otras personas, como Neji, Hanabi, su equipo y sus amigos.

—Y me alegra que no te hayas rendido, Hinata-chan. Has traído de nuevo a un shinobi de nuestra aldea, estoy feliz de que Obito y Shisui estén aquí— le agradeció Naruto sinceramente, su amiga le ayudó a transformar el mundo en algo más unido, gracias a Obito ahora Kakashi ya no tenía el semblante triste de siempre.

—Gracias por ser tú mismo— Hinata acarició las manos de su amigo, sintiendo ese momento como algo muy íntimo entre ambos.

El sol se ocultaba lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados que parecían fundirse con la melancolía del momento. Dos personas se encontraban frente a frente, con los corazones pesados por la tristeza de saber que aquel era el momento de decir adiós a su primer amor.

En medio del silencio que había comenzado a envolver el lugar, se podía sentir la electricidad en el aire, la tensión de emociones encontradas que se reflejaban en las miradas entrelazadas de ambos jóvenes. La expresión de Naruto mostraba su lucha interna entre el deseo de retener ese instante para siempre y la inevitabilidad de tener que separarse y seguir caminos diferentes.

Un suspiro escapó de sus labios temblorosos, rompiendo el silencio y marcando el inicio de la despedida. Con movimientos lentos y cuidadosos, se acercó a Hinata, como si cada paso fuera un viaje a través de los recuerdos compartidos.

Y entonces, en un gesto lleno de ternura y dolor, sus labios se encontraron en un último beso cargado de nostalgia y cariño. Fue un beso lleno de palabras no dichas, de emociones atesoradas y de un amor que siempre llevarían consigo, aún cuando el destino de ambos no era el de estar juntos.

Para Naruto, el beso se prolongó en el tiempo, como queriendo detener el reloj y congelar aquel momento de conexión profunda. Y cuando finalmente se separó de ella, sus ojos se encontraron una vez más, comunicándose todo lo que sus labios ya habían expresado.

Se abrazó a su amiga con cariño, sabiendo que aquel adiós sería el comienzo de una nueva etapa en sus vidas, donde el recuerdo de ese primer amor siempre permanecería como un faro de luz en la oscuridad. Y mientras se alejaban lentamente el uno del otro, llevaban consigo el calor y la intensidad de aquel último beso, grabado en sus corazones para siempre.

—Me gusta que mi primer beso sea contigo— Naruto sonrió, si ignoraba su incidente con Sasuke, podría decir que besó a una linda chica.

—Naruto-kun...—

—Creo que así no nos quedaremos sin arrepentimientos. Ambos besamos a nuestro primer amor— continuó el Uzumaki con una gran sonrisa, misma que Hinata notó incluso más brillante que antes.

—Es verdad— Hinata le devolvió la sonrisa, admirando lo mucho que había crecido Naruto.

—Ah, quiero ser el padrino de tus hijos— Naruto se acercó a su oído para susurrar, pues sabía por Sakura que el embarazo de su amiga era secreto.

Hinata se rió divertida por sus acciones, porque aunque Naruto fue cuidadoso con el tema de los bebés, no lo fue con el beso que se dieron antes.

—Lo serás, también deberán llamarte tío— le prometió Hinata, ella estaría feliz de que Naruto también se convierta en un buen ejemplo para sus hijos.

—Me gusta como suena— el Uzumaki asintió varias veces, satisfecho con la decisión de su amiga.

—¡Se acercan los novios!— el grito de Lee llamó la atención de todos.

Naruto y Hinata se pusieron de pie al igual que los demás invitados, sintiéndose emocionados cuando lograron visualizar a Itachi e Ino.

—¿Me permites ser tu acompañante hoy?— Naruto le ofreció su mano, Hinata no dudó en tomarla.

—Acepto—

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Hinata estaba secando su cabello después de haber terminado de su reconfortante ducha, llevaba puesto un short negro y una camiseta azul tres tallas más grandes que Sakura le había regalado en la última ocasión que salieron juntas.

Le agradaba estar de regreso en su casa, extrañaba su jabón con olor a lavanda y las cremas que Hanabi siempre le regalaba. Sus ojos se abrieron totalmente al notar una figura recostada en su cama a través del espejo, y la toalla que todavía llevaba en las manos se le cayó al suelo al reconocer a Obito.

—¿¡Qué haces aquí!?— Hinata cubrió su boca para evitar gritar de nuevo, temía que alguien la escuchara.

—Deseaba visitarte, no te he podido ver en mucho tiempo— le respondió Obito, quien la miraba sonriendo. Hinata se sonrojó, captando rápido cuáles eran sus verdaderas intenciones.

—Nos vimos hace dos semanas, en la boda de Ino— le recordó Hinata, queriendo hacerle entrar en razón. Su habitación no era el mejor sitio para tener un encuentro de ese tipo.

—Y Naruto se la pasó a tu lado todo el tiempo, no me parece justo— el Uchiha se levantó de la cama y avanzó lentamente hacia ella, le parecían adorables sus torpes movimientos.

—Obito-kun, no podemos... Podrían escucharnos— Hinata cerró los ojos cuando sintió su espalda chocar contra la pared, Obito había puesto sus manos a los costados de su cabeza, lo que le hacía sentirse arrinconada.

—Esto me trae recuerdos— Obito se inclinó ligeramente para besar su cuello, disfrutando del aroma de su piel y mordiendo un poco la zona al no poder resistirse a ella —Si no haces mucho ruido estaremos bien—

—Obito-kun...—

Él la miró detenidamente, prestando atención a los detalles que la poca luz de la ventana le dejaba ver de su rostro, realmente le parecía muy adorable con esa expresión nerviosa que tenía. La idea que seguía cruzando por su cabeza era demasiado peligrosa, aunque la verdad es que no le importaba, quería tener a Hinata en ese mismo instante, aunque corriera el riesgo de meterse en problemas con los Hyuga por estar ahí. Sujetando bien los hombros de la joven para evitar que escape, se acercó aún más a ella, disfrutando de la tensión que comenzaba a formarse entre ellos. Hinata sentía la respiración de Obito sobre ella, y sólo hasta entonces se percató del ligero olor a alcohol que él tenía, seguramente Obito había vuelto a salir con Kakashi y Shisui.

Los labios de Obito se encontraron con los de Hinata, el Uchiha se negaba a dejarla escapar, juntando su cuerpo al de ella tanto como le era posible. Hinata, con su último rastro de cordura, intentó alejarlo antes de que siguieran avanzando por la dirección en que iban. Sus intentos se perdieron en cuanto sintió al Uchiha morder ligeramente sus labios, entreabrió la boca dejando escapar un suspiro, mismo que Obito silenció volviendo a besarla, ésta vez deslizando su lengua para encontrar la suya. Las mejillas de Hinata se encendieron con más fuerza que antes, las manos de Obito se habían despegado de sus hombros para posarse sobre sus senos, mismos que frotaba tan lento que parecía una tortura demasiado agradable.

Conforme su beso iba continuando, Hinata poco a poco fue relajando su cuerpo y la presión que ejercía sobre la ropa de Obito se fue perdiendo. Con más entusiasmo que antes, la joven Hyuga comenzó a corresponder al beso, esforzándose por no interrumpir esa unión que se negaba a clasificar como "excitante". Obito soltó uno de sus senos para tomar su cintura con su mano derecha y acercarse más a ella, Hinata no comprendía porque sentía sus piernas tan débiles, pero debió aferrarse a su cuello para poder tener de qué sostenerse.

Su beso era profundo y parecía tan eterno que el aire se les estaba terminando, Hinata fue la única que se atrevió a deshacer aquel toque, y Obito en lugar de quejarse bajó hasta su cuello para seguir besando su piel ligeramente húmeda por la ducha que había tomado minutos antes. Hinata trataba de recuperar el aire y se avergonzaba cada que un ruido extraño salía de su boca.

El Uchiha levantó un poco el cuerpo de la joven, como queriendo acercarse más sin tener que inclinarse demasiado, Hinata pareció captar su intención, así que sin pensarlo mucho se posicionó encima de los pies de Obito. La diferencia de alturas se seguía notando pero ahora él batallaba menos para tenerla a pocos centímetros. Siguiendo la adrenalina que recorría su cuerpo, Obito se deshizo de la camiseta de Hinata y la dejó caer al suelo, ella se asustó al sentirse expuesta, pues esa noche no llevaba ningún sujetador debajo de la ropa.

Sintió sus labios sobre los suyos nuevamente, y casi de inmediato su lengua también, en esa ocasión no se resistió a seguirlo, pues estaba tan o incluso más desesperada que él. A esas alturas tenía que admitir que ya no quería detenerlo, deseaba llegar hasta el final porque había esperado mucho tiempo para poder besar a Obito y estar junto a él. Extrañaba sus días en el país del hierro, dónde solamente eran ellos dos, amándose y prometiendo seguir juntos.

Se esforzó por ser tan activa como él, comenzando a quitarse el short de su pijama para que él entendiera que estaba necesitada de su atención, Obito pareció olvidar toda su delicadeza, porque le arrebató la prenda casi al mismo tiempo que su ropa interior. Ella se ruborizó en gran manera, pensando que realmente llegarían hasta el final, estaba tentada a pedirle a Obito que los transporte a otro sitio, pero estar en su habitación jugaba un papel importante en ese encuentro. Los dos debían esconderse y tratar de no ser descubiertos, lo que estimulaba mucho y aumentaba su emoción.

Ella lo observó muy bien cuando Obito se detuvo un instante para apoyarse sobre su frente, su respiración era agitada, y podía sentirla muy cerca de su rostro. Con manos tímidas todavía se elevó hasta llegar a su cabello, acariciando los mechones y desordenado un poco. Le encantaba la sensación de su cabello entre sus dedos.

Obito se quedó contemplando un momento los ojos de la joven, perdido completamente en ellos, observó cómo sus pestañas se movían cuando parpadeaba y ambos ojos perla se abrían para devolverle la mirada. Sus ojos carentes de pupila llamaban demasiado su atención, podía encontrar los detalles de lila en ese tono blanco tan puro que le hacían recordar tanto a la luna. Verlos tan de cerca era hermoso, y se había vuelto su paisaje favorito. Ese par de ojos se habían transformado en la luz que iluminaba su oscuridad.

—Te amo, Hinata— nuevamente acercó su rostro a ella para depositar un corto beso.

—También te amo, Obito-kun— intentando ser ella la que tomaba la iniciativa, Hinata tomó sus mejillas para besarlo lentamente.

Obito no tardó en responder a su beso, continuando con lo que ella había retomado pero siendo más exigente que ella. Había tomado la nuca de la joven para impedirle apartarse hasta que no estuviera satisfecho, estaba desesperado por poder hundirse en ella, pero sabía que tenía que prepararla lo suficiente para que ella cediera por completo.

Cuando Hinata dejó de sentir que sus pies tocaban algo firme, bajó la mirada para encontrarse con que Obito la estaba cargando, apoyando su espalda contra la pared, no sabía en qué momento Obito se había bajado un poco los pantalones, pero ya no debió pensar demasiado en ello al sentirlo. Obito estaba dentro de ella.

La ojiperla se aferró a la espalda de su acompañante, rasguñando su piel y mordiendo con fuerza su hombro para ahogar el gemido que había querido escapar de ella. No podía permitir que la escucharan, y Obito era consciente de ello, por eso cuidaba que los choques entre ellos no fueran tan fuertes.

Hinata cerró sus ojos al sentir que los dedos de Obito se unían a su encuentro, acariciaban su ombligo y bajaban de manera provocadora hasta llegar a su centro, tocaba suavemente cada parte de la zona tan sensible. Estaba tan mojada que sus dedos parecían resbalar con facilidad. Arqueó su espalda en el momento que el Uchiha pareció encontrar el lugar perfecto, separarse del hombro de Obito le obligó a morderse los labios para no terminar gimiendo su nombre.

Lo estaba disfrutando demasiado, tanto que ni siquiera vió venir la oleada intensa de calor que bajó por su vientre y terminó hasta llegar al punto exacto de su unión con Obito. El Uchiha alejó su mano de la zona y, sin quitarle la mirada de encima, comenzó a probar uno a uno, como si estuviera saboreando cada centímetro de su propia piel. Hinata, recuperándose un poco de su anterior orgasmo, abrió sus ojos con gran sorpresa, sonrojándose fuertemente al ver lo que Obito estaba haciendo.

—¿Quieres probar tú también?— Obito le sonrió, y Hinata pudo jurar ver un brillo de maldad en sus oscuros ojos.

Tímidamente aceptó hacerlo, porque creía que Obito seguiría insistiendo. El Uchiha sonreía satisfecho al verla chupar sus dedos, le parecía adorable su rostro rojo y el que tuviera sus ojos cerrados.

Antes de que pudiera terminar con lo que hacía, Hinata lo sintió salir de ella, estuvo por quejarse pero Obito fue más rápido y le dió la vuelta a su cuerpo. Sintió su rostro chocar contra la pared, así que apoyó sus manos para separarse un poco, su fuerza pareció abandonarla cuando Obito la penetró de nuevo.

—¿Te gusta de esta forma, Hinata?— Obito sonrió nuevamente, y siendo consciente de que ella ya no podía verlo, mordió su hombro para llamar su atención.

Ella gimió bajito, cubriendo su boca por segundos.

—Obito-kun...—

El Uchiha dejó caer sus caderas contra ella, la joven cerró los ojos, deleitada al sentir el miembro de Obito entrando con fuerza en su interior. Él se sentía de igual manera, disfrutaba de que su miembro resbalaba con facilidad, y que el interior de la joven lo envolviera tan bien le hacía sentir lo estrecho, cálido y húmedo que era.

Obito se balanceaba sobre ella, moviendo su cuerpo y atrapando fuertemente a la joven al sostener sus caderas. Hinata tenía la mente en blanco, amaba como Obito se introducía completamente, llegando hasta el final y pareciendo querer ir más adentro. Era un verdadero placer poder sentirlo después de tanto tiempo.

Hinata se estremeció al percibir los labios de Obito sobre su cuello, él había hecho su cabello a un lado para poder tener acceso a su suave piel. Obito amaba ver a Hinata en esa faceta, amaba verla gozar gracias a él, amaba verla desnuda y con algunas gotas de sudor que demostraban su gran desempeño.

Se abrazó a ella con más fuerza, permitiéndole sentir cada centímetro de él, aumentando la rapidez de sus embestidas al sentirse tan cerca de llegar al final. Hinata también se movía ligeramente, deseando estar todavía más unida a Obito, pues sentía que era inevitable su segundo orgasmo de la noche. La Hyuga cubría su boca tratando de silenciar los gemidos con el nombre de su amado, pero fallando en algunas ocasiones, su cuerpo entero comenzaba a desobedecerla, presa del gran placer que sentía y le avisaba que estaba en el límite.

Y lo hizo, Hinata se sintió satisfecha al alcanzar su propio punto final y sentir segundos después como Obito la llenaba con su esencia.

Se quedó unida a ella por un tiempo más, exhausto pero increíblemente tranquilo de haber podido estar con ella. Salió del interior de la joven con cuidado, ella pareció quejarse un poco pero guardó silencio al sentir que de nuevo la abrazaba.

La puerta se abrió de golpe, haciendo que la petición de Hinata por continuar muriera dentro de su boca. La Hyuga apenas había alcanzado a darse la vuelta junto con Obito, asustados por la interrupción pero un poco aliviados de tener las luces apagadas.

—Sal de mi casa en este mismo instante, Uchiha— exigió Hiashi, quién llevaba el Byakugan activado. Hinata se avergonzó al reconocer la voz de su padre y se escondió detrás de Obito.

—Ah, yo...— Obito intentó rápidamente acomodarse la ropa de nuevo, incómodo porque fuera precisamente el padre de Hinata el que los encuentre en esa situación —Maldición— murmuró.

—Otosan...— Hinata siguió escondida detrás de Obito, sin saber que decir y tratando de levantar su ropa para vestirse.

—Estás ofendiendo mi casa, Uchiha. Y te aprovechas de mi hija— le gritó Hiashi enfurecido, no podía creer que Obito se hubiera atrevido a seducir a su inocente hija antes de la boda.

Lo habría matado en ese instante de no ser porque lamentablemente era el padre de sus nietos.

—No es así, sólo quería verla pero se me ha salido de las manos— mintió Obito nervioso, si Hiashi ya lo odiaba, eso sólo empeoraba las cosas.

—Sé que me estás mintiendo, lárgate de aquí antes de que te saque yo mismo— le ordenó Hiashi, recordándose una vez más que no debía hacerle daño porque estaban a sólo unos días de la boda de su hija.

—Ah, sí— Obito giró un momento a ver a Hinata y al verla vestida de nuevo, optó por desaparecer con ayuda del kamui.

—Hinata, te espero en el comedor para cenar. Compré algo nutritivo para mis nietos— habló Hiashi desactivando su Byakugan, Hinata se sorprendió un poco por su tono tan diferente.

—¡S-sí!—

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Los ojos de Shisui viajaban entre los variados artículos de la tienda que había decidido visitar, le gustaba ese lugar en específico por ser el más cercano al Clan Uchiha. Esa mañana le tocaba a Obito y él hacer el desayuno, por eso es que mientras Obito cortaba frutas en casa, él había decidido ir a comprar leche para preparar la avena que tenían en casa. Ambos querían tener todo listo antes de que Hinata despierte.

El rostro del Uchiha se iluminó cuando divisó por fin la última botella de leche en uno de los estantes, y lo mejor es que parecía ser de dos litros, lo suficiente para completar su gran desayuno. Antes de que pudiera alcanzar la botella, la mano de alguien más se le adelantó y tomó el empaque.

—¡Hey!, Eso era mío, yo lo miré primero— Shisui giró a ver a la otra persona, encontrándose con la prima de Kakashi.

—Pues tendrás que ser menos lento la próxima vez, Shisui— Natsuki le mostró la lengua, no le devolvería la leche, pues es con lo que planeaba desayunar ese día junto con Kakashi.

—Pero la necesito más que tú, es un antojo de Hinata-chan. Te recuerdo que mi querida cuñada está embarazada— le dijo Shisui usando su mejor carta, todos solían tener trato especial con las embarazadas.

—¡Eso es mentira!, ¡Siempre usas a Hinata de excusa para obtener lo que quieres— gritó Natsuki con cierto enfado, no le parecía justo que Shisui trate de engañarla como lo hacía con todos los demás.

—Intenté ser amable, pero veo que no quieres cooperar— Shisui activó su Sharingan a manera de advertencia, Natsuki no lo diría pero admitía que se veía intimidante.

—No te la daré, es mía— ante la atenta vista de Shisui, Natsuki abrió el envase para beber la leche directamente.

—¿Qué estás haciendo?, No lo has pagado— los ojos de Shisui volvieron a la normalidad rápidamente, no podía creer que ella en verdad se bebiera gran parte del envase.

—Pero ahora me tendrán que vender la leche a mi— le presumió Natsuki sonriendo, sintiéndose la triunfadora en ese enfrentamiento.

—Bien jugando, labios de azúcar— Shisui rió por su actitud, cuando eran más jóvenes, la recordaba más amable. Ella solía seguir a Kakashi a todas partes.

—¿Por qué me llamas así?— se quejó Natsuki ignorando el calor que sentía en sus mejillas.

—Bueno, tus labios están llenos de leche. Llamarte labios de leche me parecía obsceno— se burló Shisui, dándose la vuelta antes de que ella pudiera protestar.

—¡Oye!— le gritó Natsuki, aunque parecía ser un poco tarde, Shisui ya estaba abandonando el local.

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Hinata se estremeció cuando sintió otra fuerte embestida, las manos puestas en su cadera le impedían escapar, pero no es como si verdaderamente quisiera hacerlo. Si bien creyó que cuando su embarazo pudiera notarse más, sus encuentros iban a disminuir, parecía que ni sus cinco meses lograron bajar un poco el líbido de su acompañante.

La Hyuga se apoyó en el torso de Obito, quien tomaba sus manos en un intento por ofrecerle algo de que sostenerse. Atraída por su rostro, Hinata se inclinó un poco para alcanzar a besar sus labios en un suave beso, mismo que Obito se encargó de responder de inmediato. El contacto entre ellos se iba profundizando conforme el ritmo aumentaba, el Uchiha se deslizó hábilmente dentro de su boca, jugando con su lengua para ganar el control de ese beso.

Le fue inevitable separarse por culpa de la falta de aire, Hinata jadeó, sintiendo como los latidos de su corazón aumentaban y sus mejillas se llenaban de un rubor más intenso. Obito acariciaba su rostro, fascinado con sus facciones, una de sus manos se deslizó por sus senos, mientras sus labios comenzaban a trazar un camino húmedo de su boca a su cuello, siguiendo por sus hombros y dejando una que otra marca por su blanca piel.

—¡Shisui-kun!— Hinata se sonrojó por su propia voz.

—No es justo que Obito se lleve tu atención cuando soy yo quien te está haciendo sentir bien, Hinata-chan— Shisui sonrió, aún sin dejar de embestir a la joven frente a él. El Uchiha llevó sus manos hacia la cintura de la joven, sintiéndose solamente un poco culpable de ver las marcas de sus dedos en sus caderas.

—Yo también necesito de ti, Hinata— Obito acarició la mejilla de la joven para atraer su rostro de nuevo a él.

Hinata le miró un poco desorientada, pero al verlo tan sonrojado, decidió no preguntar al imaginarse lo que él debía estar esperando. Con toda su vergüenza reflejada en sus mejillas y sus ojos, Hinata se inclinó sobre Obito para acariciar lentamente su miembro, con movimientos suaves y tímidos. Al ver que Obito lo disfrutaba, se atrevió a dar un paso más y absorbió cada centímetro de él, creando un ruido húmedo que llamó la atención de ambos Uchiha.

Obito se perdió un momento en cuanto los ojos de Hinata se posaron sobre los suyos. Su mirada en ese instante no parecía tan inocente.

—Ah, de verdad me encanta tu cuerpo— Shisui la sostuvo con más fuerza, sintiéndose a punto de terminar

Shisui se acomodó de mejor manera para poder embestir más rápido a Hinata, encantado de ver sus cuerpos uniéndose de esa forma tan erótica. La Hyuga debió cerrar sus ojos al sentir como el Uchiha llegaba hasta un punto que le hacía perder la cabeza. Lo único que podían escuchar de Hinata eran los ligeros gemidos que escapaban de su boca cuando se separaba un poco de Obito.

—Hinata...— Obito apretó un poco el cabello de la joven, disfrutando realmente de su cálida boca. No quería que ella se aparte, pues se sentía cerca de terminar.

Hinata no sabía muy bien cómo fue que inició su relación, pero aunque fuera indebido, lo disfrutaba.

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Naruto comió rápidamente de sus fideos, le agradaba mucho comer en Ichiraku Ramen, y más si tenía buena compañía. Ese día se había vuelto realmente especial en el momento que Karin decidió acompañarlo, ellos dos al fin estaban teniendo su primera cita.

Cuando Karin había decidido ayudar en la reconstrucción de Konoha, Naruto y ella se habían vuelto particularmente cercanos, Naruto disfrutaba de escuchar todos los relatos sobre cómo vivían antes los Uzumaki, historias que Karin conocía gracias a Orochimaru.

—¿Verdad que es el mejor ramen que has probado?— insistió Naruto después de terminar su primer plato y pedir el segundo.

—Lo es, y debo admitir que no te creía cuando me lo recomendaste— aceptó Karin, siendo más discreta al comer sus propios fideos. No estaba del todo segura con su acercamiento a Naruto, pero él era tan alegre que parecía volver todo más fácil.

Naruto le ayudaba a sentirse tranquila.

—Debes confiar más en mí, dattebayo— exclamó efusivamente Naruto para después dar una gran palmada en el hombro de la joven, que debió acomodarse de nuevo sus gafas.

Karin sonrió, con un ligero sonrojo cubriendo sus mejillas —Sabes, me gustaría...—

—¡Naruto-niichan!— los gritos de Konohamaru rompieron por completo la atmósfera entre ambos, Naruto y Karin giraron al mismo tiempo en dirección al castaño que corría hacia ellos.

—¿Konohamaru?— el Uzumaki se encontraba desconcertado, le había pedido al chico que lo cubriera en sus actividades con Kakashi y que no lo moleste ese día porque tendría una cita con Karin.

Pero Konohamaru estaba haciendo todo lo contrario.

—Naruto-niichan...— Konohamaru apoyó sus manos sobre sus rodillas, inclinándose un poco para tratar de recuperar el aliento.

—¿Quieres comer con nosotros?— Karin le observó curiosa, no entendía qué motivo podría tener para estar tan apurado.

—¡No!, ¡Konohamaru ya se tiene que ir!— se apresuró a aclarar Naruto, no quería que su cita se viera arruinada por nada, ni siquiera por Konohamaru.

—¡Sakura se fue de la aldea!— le gritó Konohamaru mientras agitaba sus brazos, no habría interrumpido la cita de su hermano sino fuera por algo realmente importante.

—¿Qué?— la sorpresa se hizo evidente en el rostro de Naruto.

—Accidentalmente escuché a Shikamaru informarle al Hokage que Sakura se fue de la aldea para encontrarse con Sasuke— habló Konohamaru con una mezcla de vergüenza y preocupación, le daba pena admitir que sin querer terminó escuchando una conversación que no debería, pero por lo importante del asunto sintió que los demás podían pasarlo por alto.

—¿Por qué demonios hizo eso?— Naruto se levantó de su asiento al mismo tiempo que se frotaba el cabello, no le gustaría que Sasuke lastime a Sakura.

—Ella realmente está enamorada de él, ¿Eh?— Karin suspiró, Sasuke quizá no era tan estable como para intentar una relación en ese momento, ella lo sabía por experiencia propia. Le preocupaba que ese viaje pudiera terminar mal.

—Sakura...— Naruto imaginó que su amiga por fin decidió seguir a Sasuke debido a que hace poco habían nacido los mellizos de Hinata, así que ya no tenía algún pendiente en la aldea.

—¿No irás a buscarla?— insistió Konohamaru, si se apresuraban, podrían alcanzar a Sakura y traerla de regreso.

—¿Crees que sea una buena idea?— Naruto se dirigió a Karin en busca de su opinión.

Karin guardó silencio por un instante, meditando con cuidado su respuesta. Se sentía un poco preocupada por Sakura, pero en especial por Kakashi, pues a ella no se le pasaban por alto las actitudes del peliplata. Él parece siempre estar atento de la joven.

—Me gustaría decirles que sí, pero no creo que lo sea. Sakura debe darse cuenta por sí misma si Sasuke es lo que realmente quiere o no— les dijo Karin, mirando más allá de Naruto y Konohamaru, las distintas personas caminando le daban ese aire de estar en el sitio correcto.

—Creo que tienes razón— admitió Naruto cabizbajo.

—¿Y ella estará bien?— preguntó Konohamaru aún sin estar demasiado seguro

—Espero que sí— Naruto dejó salir el aire por su boca, sólo el tiempo le daría la respuesta, y esperar le parecía realmente difícil.

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—Mis sobrinos son tan adorables— Hanabi sonrió mientras acariciaba las mejillas de los bebés de su hermana. Su rostro era tan suave que disfrutaba mucho del contacto.

Hanabi se encontraba recostada con sus sobrinos a cada lado, los tres acostados sobre una manta arriba del césped. Hinata e Ino también estaban sentadas cerca de ellos, cuidando de los pequeños Uchiha.

—Tsuki tiene los ojos de Hinata y Hiro su cabello— Ino miró a los bebés con una suave sonrisa dibujada en sus labios, le alegraba que ambos tuvieran rasgos de su amiga.

—Son tan lindos que quiero llenarlos de besos siempre— los bebés rieron cuando Hanabi comenzó a besar sus mejillas con demasiada insistencia.

—Me alegra que se lleven tan bien— Hinata sonrió, sintiéndose muy feliz al ver las interacciones de su hermana y sus hijos.

Tsuki y Hiro parecían amar a Hanabi, pues con su sola presencia incluso sus mejillas se cubrían por un adorable rubor.

Ino miró un segundo hacia Itachi, que parecía muy concentrado preparando onigiri junto con Shisui, Obito estaba ligeramente apartado de ellos, asando pescados y tarareando alguna canción que habían escuchado en la radio. Le agradaba que se estuviera haciendo una costumbre el tener un día de campo con todos juntos. Frecuentemente Neji, Shikamaru, Choji, Kiba, Shino y Kakashi también se unían.

—Estoy preocupada por Sakura, fue a seguir a Sasuke-kun y no sé si eso terminará bien— soltó Ino repentinamente al mismo tiempo que jugaba un poco con el pie de Hiro, que se removía por las cosquillas.

—Naruto y Kakashi también están preocupados— murmuró Itachi, su hermano quizá no estaba lo suficientemente interesado en Sakura, no en la forma que ella esperaba, y eso le entristecía. Sakura era una joven realmente buena.

—Ella estará bien, Sasuke no es un monstruo. Seguramente le agradará tener algo de compañía— trató de consolar Shisui sin dejar de preparar los onigiri, Sasuke no era el mejor para tratar a las mujeres, pero creía que había cierto interés de él por Sakura. Existía una posibilidad de que todo resulte bien.

—Sasuke-kun puede ser algo complicado— murmuró Hinata con tono preocupado, había creído que Sakura estaba superando su enamoramiento por Sasuke después de verla tan cercana a Kakashi.

—Pero Sasuke planeó su viaje para encontrarse más tarde con Suigetsu y Jugo, no creo que le moleste agregar a Sakura a su equipo— comentó Obito, aunque le tenía aprecio a Sakura, estaba más preocupado por Kakashi. Para él era obvio que Kakashi y Sakura estaban tratando de acercarse de una forma diferente, por eso fue muy sorpresivo que ella decidiera partir con Sasuke.

—Sasuke-kun debería estar agradecido de que Sakura siga sintiendo algo por él— se burló Hanabi, sin querer involucrarse demasiado en aquella conversación, ella realmente disfrutaba más de jugar con sus sobrinos.

—No te preocupes tanto, Ino. Sakura puede cuidarse sola— le animó Shisui, Sakura no era la persona frágil que sus amigas estaban pensando.

—Ir por Sakura no sería correcto, ella tiene derecho a seguir sus propias decisiones— Itachi no tardó en apoyar el punto de sus amigos, entendía la preocupación de Ino, pero Sakura debía equivocarse algunas veces para poder aprender.

—Ya lo sé, aún así... Estoy segura de que terminará mal, y seré yo quien la termine consolando— se quejó Ino fingiendo estar molesta, detestaba admitir que estaba tan angustiada por Sakura y todo lo que pudiera suceder en ese viaje.

—Si te niegas a apoyarla en esto, más se va aferrar a Sasuke— le dijo Obito, que aunque parecía más concentrado en sus labores, seguía prestando atención a la conversación.

—Odio cuando tú tienes razón— Ino se cruzó de brazos, molesta por lo atinado que podía llegar a ser Obito.

—Hinata-chan, prueba esto— Shisui se acercó a la ojiperla con uno de los onigiri que había preparado, dándole a probar para poder esperar su aprobación.

—Está delicioso— Hinata mordió un poco más del onigiri, encantada con su sabor.

—Preparé más para ti— Shisui le sonrió, aquella pequeña interacción había logrado cambiar el tema del que estaban hablando.

Ino parpadeó varias veces ante aquella escena, había un ambiente entre ambos que era difícil de negar, aunque a Obito parecía no importarle.

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Hinata miraba con ternura a sus hijos dormir en la cuna. Aunque sus corazones latían en paz, el suyo estaba inquieto. Obito había estado fuera durante varios días en una misión debido a que Sasuke le había solicitado ayuda. El propósito de la misión era investigar ciertos temas delicados que Kakashi no le había querido contar y, aunque Hinata sabía lo capaz que era su esposo, no podía evitar preocuparse.

Shisui, siempre atento a las emociones de los demás y en especial de Hinata, notó la preocupación en los ojos de la joven. Decidido a aliviar un poco su carga emocional, se había acercado a ella con una sonrisa amigable y una idea en mente. Esa noche, Shisui se encargaría de la cena e invitaría a Itachi e Ino para que los acompañen. Estaba seguro de que ella se alegraría al verlos.

La propuesta de Shisui había emocionado a Hinata. La idea de una cena en compañía de amigos le parecía reconfortante. Animada por la perspectiva, decidió adelantar la hora de dormir de sus bebés, asegurándose de que estuvieran cómodos y abrigados.

Mientras los pequeños se sumían en el sueño, Hinata se permitió un momento de calma. Sabía que, rodeada de amigos y con la promesa de una velada agradable, podría desviar su mente de las preocupaciones y disfrutar de la calidez de su hogar. Y con eso en mente, se había dispuesto a esperar a que Shisui regrese con Itachi e Ino.

—Admito que son dulces, tienen tu encanto—

Hinata se giró al escuchar la voz de alguien más, encontrando a un hombre sentado en el marco de su ventana. No reconocía a esa persona, pero su vestimenta le parecía ligeramente familiar.

—¿Cómo...?, ¿Cómo entraste?— Hinata le observó, sintiéndose especialmente alerta, su presencia le advertía que estaba en peligro.

—No deberías dejar la ventana abierta, Byakugan no Hime— habló el joven con una gran calma.

—¿Quién eres?— preguntó la Hyuga, tratando de predecir su próximo movimiento.

—Mi nombre es Toneri— se presentó con una sonrisa y sus ojos todavía cerrados.

—¿Qué es lo que quieres?— quiso saber Hinata, pues aparentemente Toneri respondería a sus preguntas.

—Los ninjas han dado un mal uso a las enseñanzas de mis antepasados, por eso pienso crear un nuevo mundo— le comenzó a contar Toneri, quizá había tardado demasiado en encontrar a la joven, pero podía sentir el chakra de Hamura en ella —Tus hijos tienen los ojos que estoy buscando para cumplir mi propósito— continuó, planeaba conservar a los hijos de Hinata en vista de que ellos serian bendecidos con las habilidades que él deseaba obtener.

—¿Qué dices?— Hinata le miró aterrada al imaginar lo que él podría hacer, robar los ojos de sus hijos era tan inconcebible. Ellos eran unos bebés todavía, llevaban poco de haber cumplido un año, todavía no despertaban ninguna habilidad especial.

—No pienso robarlos, tengo otro método para obtener mis ojos— le aclaró Toneri con calma, no quería parecer un monstruo ante ella —Pero he venido por ustedes— confesó, quería ser honesto con ella.

—¿Por qué?— a ese punto, Hinata ya había adoptado una pose defensiva, la misma que su Clan enseñaba por generaciones.

—Quiero casarme contigo, Byakugan no Hime— Toneri le volvió a sonreír, su rapidez sorprendió a Hinata cuando le vió acercarse a ella.

—Yo...— su Byakugan se desactivó volviendo sus ojos a la normalidad, Hinata se sintió adormecida cuando Toneri atravesó su cuerpo con una técnica que ella desconocía.

Era como si él estuviera alterando su chakra.

—Lamento que deba ser de esta manera— se disculpó Toneri para después cargar a Hinata entre sus brazos al percatarse de que ella ya no era consciente.

Dos de sus marionetas se encargaron de entrar por la misma ventana que él para tomar a los bebés, que lloraron cuando despertaron. Las marionetas no tardaron en seguir a Toneri, quién salía por la ventana llevando consigo a Hinata.

Shisui, Itachi e Ino estaban regresando a casa con la cena, los tres demasiado adentrados en su conversación sobre los próximos exámenes a chunin, mismos en los que serían instructores. Ino estaba realmente feliz de haber convencido a Itachi de quedarse a dormir en casa de Hinata, así ambas podrían darse consejos para su próxima misión como supervisoras.

—¡Intrusos!— Itachi dejó caer las bolsas con la cena para señalar a los hombres que salieron de casa de Obito.

—¡Tienen a Hinata!— les alertó Ino, teniendo su vista fija en el hombre que parecía encabezar al grupo.

—Y a Tsuki y Hiro— Shisui también dejó caer las bolsas con la cena, su cuerpo se movió por instinto para tratar de alcanzar a las personas que llevan a sus sobrinos.

Itachi corrió de inmediato para alcanzar a Toneri, logrando recuperar a Hinata después de un pequeño enfrentamiento. Toneri no deseó perder tiempo, por lo que usó en Itachi la misma habilidad que le sirvió para dejar inconsciente a Hinata, Itachi se negó a soltar el cuerpo de su amiga y se abrazó a ella para protegerla de la inevitable caída.

Toneri observó entonces en dirección a Shisui e Ino, que peleaban contra más de las marionetas que había traído, al ver que ellos no podrían alcanzar a los hijos de Hinata, Toneri decidió tomarlos él mismo antes de escapar.

—El día final se aproxima y antes de eso, voy a regresar por ti, Hinata— prometió Toneri, quien comenzaba a elevarse por el aire.

Shisui se desesperó al no poder alcanzarlo debido a que seguía sin poder deshacerse de todas las marionetas.

—Tsuki... Hiro...— Hinata trató de activar su Byakugan pero todavía continuaba sin poder usar su chakra.

—Él se ha ido— Itachi se incorporó un poco, él tampoco podía usar su chakra y eso lo tenía confundido.

Estaban tratando con un enemigo con habilidades que no conocían.

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Notas de la autora:

• Puede contener errores ortográficos.

• Se me hizo lindo escribir a Naruto en dos situaciones diferentes, primero con Hinata que en sí como algunos debieron imaginar, realmente no estaba enamorado de ella. Cómo le dijo Kakashi, estaba enamorado de la idea de que alguien lo ame, y más si es alguien a quien aprecia. Pero con Karin es diferente, a ella realmente la estuvo conociendo y llamó su atención. Con Naruto, Karin se puede permitir estar tranquila.

• Y sobre Shisui, bueno el realmente está disfrutando de que está vivo de nuevo jajaja y Obito no le puede decir que no a su hermano menor.

• Sakura si bien se siente cómoda con Kakashi sus sentimientos por Sasuke seguían por ahí incomodando, ella necesita equivocarse con Sasuke para ver que realmente como pareja no van a encajar :')

• Y finalmente Toneri, no hay mucho que decir sobre él, la historia podría seguir su rumbo original con cambios muy pequeños.

Dejen sus votos y comentarios 💜

Nos leemos en la próxima actualización 👀 ❣️

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