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Capítulo XV: Vida y muerte.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

Para Naruto Uzumaki, la vida y la muerte eran dos aspectos inevitables e interconectados de su propia existencia. La delgada línea que las une le recordaba constantemente la fragilidad y la belleza de la vida. En medio de la incertidumbre y el misterio que rodeaban a la muerte, la vida cobraba un significado aún más profundo.

Era en el limitado tiempo de la vida donde encontraba la motivación para apreciar cada momento, abrazar a sus amigos y seres queridos  y perseguir aquello que lo hacía feliz. La muerte lo había confrontado con su propia humanidad, recordándole que era temporal en ese mundo, pero que sus acciones y relaciones podrían perdurar más allá de su paso por la Tierra.

A través de la contemplación de la vida y la muerte, podía encontrar sabiduría y gratitud por todas las experiencias que conformaban su viaje de diecinueve, casi veinte años. La vida era frágil y preciosa, y la muerte era parte integral del ciclo vital.

En última instancia, la delgada línea entre la vida y la muerte lo habían hecho reflexionar sobre el valor de estar verdaderamente presente en cada instante.

—La pregunta que me has hecho ha sido, ¿Por qué haces esto?— le dijo Pain con una calma que comenzaba a irritar a Naruto —Pero no creo que nada cambie por el simple hecho de que te lo cuente. 

El Uzumaki permaneció en silencio, no se podía mover ahora que Pain había clavado sus manos al suelo.

—Sin embargo, si lo explico lentamente y con cuidado... Mi meta es conseguir lo que Jiraiya-sensei no logró conseguir, traer paz y justicia— Pain lo observó desde arriba, sintiendo cierta curiosidad por el alumno de su maestro.

—¿Paz y justicia?, No digas estupideces. Mi maestro, mis compañeros, mi aldea... ¿Le hiciste esto a todos ellos y sigues hablando de toda esta mierda?— le gritó Naruto furioso, no parecía compré der todavía la situación en qué se encontraba.

—Entonces dime, ¿Cuál es tu meta?— quiso saber Nagato, aunque Konan no estuviera de acuerdo en alargar esa pelea, quería escuchar lo que Naruto tenía que decir.

—¡Le traeré paz al mundo yo mismo, voy a derrotarte!— le aseguró Naruto mientras hacia otro intento en vano por liberarse.

—Tú y yo no somos diferentes, actuamos según nuestro propio ideal de justicia. La justicia que he impartido en Konoha no es diferente de la que tú intentas aplicar conmigo— le respondió Pain sin inmutarse, el fin de Naruto Uzumaki había llegado.

—Tú...—

—El mundo de los ninja se mueve por el odio— continuó el mayor.

—Ero-sennin creía que llegaría una era en la que la gente se entendería entre sí. ¡Tú lo estás haciendo mal!— volvió a gritar Naruto, se sentía furioso porque un alumno de su maestro estaba empañando todas las lecciones de Jiraiya.

—Lo único que haces es hablar, ¿Qué puedes hacer cuando ni siquiera me das una respuesta?— le retó Pain, estaba un poco decepcionado con la actitud del joven —Tu muerte traerá paz, tienes que darme el poder del Kyubi—

Naruto cerró los ojos con fuerza al sentir que Pain terminaba de clavar una última barra en su pierna izquierda. Dolía, pero podía sentir el chakra de Pain fluyendo a través de su cuerpo. 

El sonido de sus pensamientos en su mente le nublaba la vista, aunque quizá también se debía a las lágrimas que trataba de contener al ver como Pain atacaba a uno de los amigos que había hecho en su entrenamiento. No era justo que lastime a Shima y Fukasaku.

—Es hora de irnos de este lugar— le dijo Pain, acercándose a él una vez más.

Los ojos azules de Naruto se abrieron en total sorpresa y confusión, detrás de Pain, podía ver a Hinata corriendo hacia ellos, dispuesta a atacar a su rival.

No sabía cómo es que su amiga había llegado hasta ahí, pero no la quería en ese lugar, habría preferido que su encuentro fuera en otro sitio. Hinata era a la que menos quería ver ahora, y nunca pensó que llegaría a decirlo. 

—Refuerzos— murmuró Pain, teniendo que retroceder para evitar el fuerte golpe que la joven terminó dando al suelo. 

La reconocía, era la pequeña mujer que acompañaba a Madara a todas partes y en ocasiones seguía a Konan para apoyar en todas sus actividades que tenían que ver con la ayuda a los aldeanos.

—No pienso permitir que le sigas haciendo daño a Naruto-kun— le advirtió Hinata, sus ojos cambiaron rápidamente para hacer notar su Byakugan.

—¡Hinata!, ¿Qué estás haciendo aquí?— el rubio la observó con terror, no podía ser cierto, Hinata no tenía porqué estar ahí —¡Vete!, No tienes posibilidad contra...—

—Ya lo sé, quizá no debería estar aquí— aceptó, sintiéndose muy culpable por el estado actual de su amigo —Pero estoy aquí por voluntad propia. Siempre solía rendirme antes de empezar, pero tú, Naruto-kun...— 

—Hinata...—

—Fuiste tú quién me enseñó el camino correcto, eres la persona que me inspiró para poder cambiar, ¡Tu sonrisa fue la que me salvó!— confesó la Hyuga, Naruto siempre sería como un rayo de luz en su vida, y justo ahora, estaba dispuesta a morir con tal de protegerlo.

Naruto era la única esperanza que tenía la aldea, la única esperanza que tenía ella de que todo pueda cambiar.

No había encontrado a Neji y Hanabi dentro de la aldea, pero sí había podido ver a muchos de sus amigos heridos. 

Quizá su destino era ese, ayudar a Naruto para poder enmendar sus errores.

No debió dejar que su amor por Obito lleve hasta el punto de no ponerle fin, era su culpa que Naruto y su aldea estuvieran en ese estado.

Para Naruto, la delgada línea entre la vida y la muerte era todavía algo que le tenía muy consternado. 

Lo vió en los ojos de Hinata, lo vió en los ojos de Pain, cuando este observó a Hinata y después a él. 

—¡Detente!— le suplicó Naruto con gran desesperación.

Sin ningún rastro de piedad, Pain había atravesado a su amiga. 

—Fue justo así, mis padres también fueron asesinados frente a mis propios ojos por los shinobi de Konoha. El amor lleva al sacrificio, el sacrificio al odio— habló Pain mientras se alejaba un poco del cuerpo de Hinata, era muy seguro que Madara estaría molesto, pero por lo que había entendido, esa joven amaba a Naruto Uzumaki, no a Madara Uchiha.

—Hinata...— la llamó Naruto con la esperanza de que ella reaccione, pero la sangre que comenzó a manchar el suelo le hizo ver lo que no estaba dispuesto a aceptar.

Hinata estaba... 

No pudo reaccionar después de eso, todo se había vuelto muy oscuro.

—El poder del Kyubi parece que se hace presente con tu enfado... ¿Me odias?—

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Sakura continuaba atendiendo a Hinata pero su amiga seguía sin reaccionar, había sido una fortuna que Neji y su equipo la habían logrado rescatar antes que Naruto, en su inconsciencia, le hiciera más daño.

—Neji, revisa a Hinata, por favor— pidió Sakura mientras se aseguraba una vez más que la herida de su abdomen estuviera curada.

Neji asintió, activando su Byakugan en el proceso.

—Hinata-sama está...— 

—Necesito que me ayudes a ubicar la hemorragia, he tratado sus heridas pero sigo viendo que está sangrando— le habló Sakura para tratar de llamar su atención, no comprendía porque su amiga seguía sin recuperar el conocimiento.

—Creo que Hinata-sama está embarazada— le hizo saber Neji, sintiendo todo su cuerpo temblar. 

Eso no podía ser cierto. 

—¡Lee!, ¡Tenten!— los llamó Sakura, en vista de que Neji parecía estar en shock —Necesito que vayan a las ruinas del hospital y encuentren todos los utensilios médicos que me puedan ayudar para curación— sus amigos asintieron, partiendo juntos para cumplir rápido con el pedido de la Haruno.

—Sakura, ¿Movemos a Hinata?— preguntó Gai, el sitio donde estaban seguía siendo peligroso al estar cerca de Naruto.

—No, primero debo lograr estabilizarla. No me perdonaré si algo le le sucede a Hinata— Sakura se mordió los labios para obligarse a no llorar, tenía a Katsuyu ayudándole pero sentía que la vida de su amiga se escapaba de sus manos.

Tenía que salvarla si deseaba que Naruto volviera a entrar en razón.

.

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Después de que Naruto había logrado detener la invasión, Konoha debió hacer algunas unidades que les servían como hospitales improvisados para atender a los heridos. La mayoría habían sido construidas por Yamato, quién con ayuda de Kakashi y el consejo se encargaba de restaurar poco a poco la aldea.

Hinata Hyuga era una de las pacientes de Sakura, se encontraba en una de las habitaciones de las unidades médicas en una pequeña sala privada a petición del clan Hyuga. Sus amigos esperaban al otro lado de la puerta, deseando que Sakura les diera buenas noticias.

Al salir de la habitación, Sakura se quitó sus guantes médicos y los tiró al suelo, llevaba su pelo atado en una coleta alta, y su semblante denotaba todo el cansancio acumulado que tenía. La condición de Hinata era otro detalle que la tenía demasiado frustrada consigo misma.

—Lo lamento, intenté hacer todo lo posible pero... Hinata perdió el bebé que estaba esperando— confesó Sakura bajando la mirada. No se atrevía a pensar en quién podría ser el padre, no era momento para hacerlo.

—¿Hinata estaba embarazada?— Ino cubrió su boca, sorprendida al conocer el estado de su amiga, Itachi abrazó sus hombros en señal de apoyo.

—Lo ideal es que permanezca en reposo, pero no sé cómo manejar la situación cuando ella despierte— continuó Sakura cabizbaja, había sido hasta el momento un alivio que ella siguiera durmiendo.

—Quiero hablar con ella, yo puedo hacerme cargo— habló Naruto, creyendo que lo ideal era hacerse responsable él mismo de su amiga, ella había querido dar su vida por él.

—Creo que deberías dejarle eso a su prometido— opinó Shikamaru, aunque Tokuma no estaba ahí debido que también le estaban atendiendo varias heridas, él tenía derecho a estar con Hinata.

—Neji, podrías ir a buscar a Hanabi, su padre está herido pero Hinata seguramente se sentirá mejor si ve a su hermana— le pidió Ino, Neji asintió en silencio, sin demasiado ánimo de separarse de su prima.

—Ino tiene razón, podemos acompañarte a buscar a Hanabi— exclamó Gai viendo a sus alumnos, Lee y Tenten no tardaron en apoyarlo.

—Naruto, ¿Te puedo pedir que revises si Tokuma está en condiciones de hacer una visita a Hinata-sama?— le preguntó Neji, porque quizá Shikamaru tenía razón, Tokuma debía hablar con su prometida.

—Sí, lo haré— le prometió Naruto, por ahora, no deseaba hacer demasiado problema por el bien de Hinata. Ya tendría tiempo de poder visitarla también.

—Creo que sería buena idea que Ino sea la primera en verla— opinó Itachi, pues sabía perfectamente que con la única persona que Hinata podía ser sincera era con Ino.

—Sí, debo hablar con ella— aceptó Ino viendo la puerta de la habitación de su amiga.

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Hinata abrió los ojos lentamente, sentía náuseas y estaba demasiado mareada como para pensar con claridad, pero la punzada de dolor que se instaló en su vientre le hizo recordar que Pain la había vencido. Miró a su alrededor tratando de encontrar a Naruto o algún indicio de que él estaba bien, aunque lo único que encontró fue una habitación hecha por completo de madera. Quiso moverse, pero todo su cuerpo realmente dolía.  

—Estás despierta, Hinata— Ino se acercó a la camilla y se sentó a su lado, fue una sorpresa ver que su amiga estaba consciente al entrar a la habitación, no había tenido tiempo para pensar qué decirle. 

—¿Ino-chan?— Hinata le vió ligeramente desorientada —Naruto-kun... ¿Naruto-kun está bien?— preguntó con un tono cargado de preocupación y culpa. 

—Deberías preocuparte un poco más por ti— Ino suspiró —Naruto está bien, nos ha salvado a todos— le contó con una ligera sonrisa, Naruto justo ahora se había convertido en el héroe de Konoha. 

—Me hace tan feliz que esté bien... Que estemos bien— murmuró la Hyuga un tanto aliviada, como Ino no mencionó que hubiera bajas, quería creer que nadie había perdido la vida en el ataque. 

—¿Cómo lograste regresar?— preguntó Ino, yendo hacia lo que verdaderamente le interesaba saber. 

—Escuché que Tobi le ordenaba a Pain y Konan invadir la aldea, quise advertirles pero he llegado tarde... Lo siento— Hinata apartó la mirada de su amiga, no se atrevía a verla por toda la culpa que le estaba oprimiendo el corazón. Estaba agotada, tanto física como mentalmente. 

—Hinata...— 

—Lo siento mucho, se supone que debía detenerlo pero tardé demasiado— se quebró Hinata despues de tanto fingir estar bien, sus lágrimas la delataron y su corazón dolía lo suficiente como para obligarla a intentar aliviar las punzadas llevando sus manos a su pecho.  

—No te preocupes, Pain ya no es una amenaza— intentó apoyarla Ino, le dolía ver los ojos enrojecidos de su amiga, pues parecían reflejar el dolor de un alma desgarrada. 

—Hablo de Tobi, permití que sus planes sigan avanzando sólo porque quería estar a su lado un poco más— su respiración entrecortada resonaba en el silencio de la habitación mientras sus recuerdos golpeaban su mente, torturándola una vez más. 

—Él no es sólo tu responsabilidad, es nuestra, de Itachi, de Naruto... No tienes que hacerlo sola— Ino colocó una de sus manos sobre el hombro de su amiga, que continuaba llorando sin descanso. 

—Tobi no dejará que ustedes arruinen sus planes— quiso explicar Hinata, que Ino intente consolarla extrañamente dolía más que el hecho de que le reclame por sus acciones. 

—¡Él ya no importa!, ¡Ese maldito bastardo se aprovechó de tu nobleza!— le cortó Ino con cierto enfado, no hacia Hinata, sino hacia la persona responsable del estado de la joven. 

—Ino...—

—Hinata, no sé cómo decirte... ¿Tú no lo sabías?— Ino desvió por un segundo la mirada, llamando la atención de Hinata.

—¿Saber qué?— preguntó la Hyuga, la duda podía sentirse en su tono de voz. 

—Lo siento mucho, Hinata. Sakura hizo todo lo posible por salvarlo, pero el bebé no lo logró— la Yamanaka la observó con gesto compasivo, tomando sus manos para tratar de transmitirle todo el apoyo que estaba dispuesta a darle. 

Hinata le miró aterrada —¿De qué hablas?— 

—Pronto, llevarás a un Uchiha en tu interior— 

Las palabras de Kaede retumbaron en sus oídos con gran fuerza, el destino del que se había olvidado había regresado dándole un fuerte golpe de realidad.

Ella había estado embarazada.

El bebé de Obito y ella se había perdido.

Y sabía perfectamente quién lo tenía.

—Ino, déjame sola, por favor— le pidió Hinata con la mirada ausente. 

—Pero...—

—Quiero descansar, no permitas más visitas por hoy— volvió a hablar la Hyuga, interrumpiendo cualquier palabra por parte de su acompañante. 

Ino bajó la mirada y asintió, comprendiendo que su amiga ahora necesitaba de espacio.

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.

.

Hinata se encontraba sentada en la camilla, viendo hacia la ventana sin alguna expresión en el rostro, estaba demasiado perdida en sus pensamientos, pero no lo suficiente como para ignorar a Obito, que se había hecho presente en su habitación.

—Te he estado buscando, ojos de ángel— Obito se acercó a ella, tomando su rostro entre sus manos, no llevaba la máscara puesta, de esa forma se sentía más sincero con ella.

Hinata lo apartó lentamente, su torpe corazón había dado un salto al sentir las manos cálidas de Obito. 

—No quiero verte— le dijo Hinata, volviendo su vista hacia la ventana. 

—Hinata...— el Uchiha tomó nuevamente su mejilla para poder ver sus ojos, parecían demasiado heridos, y eso dolía.  

—¿Por qué decidiste atacar Konoha?, Mi familia y amigos resultaron heridos— le expresó Hinata molesta, no podía con la idea de que Hanabi pudo haber estado en peligro de no ser porque se había marchado a una misión.  

—Escogí este día porque sabía que Neji y Hanabi no estarían aquí— le confesó Obito, entre sus planes no estaba lastimar a la familia más cercana de Hinata. 

—¡Pero Naruto-kun casi muere!— le gritó ella, demasiado afectada con la situación como para caer en las caricias que sentía en su rostro. 

—Vuelve a casa conmigo, regresemos a nuestro hogar— le suplicó, porque si Hinata estaba tan molesta con él, quizá había llegado el punto para que ella decida terminar con su vida. Si debía ser de esa forma, al menos le gustaría estar en la casa que compartió con Shisui y Hinata por una última ocasión. 

—Por tu culpa... Perdí a nuestro bebé— murmuró Hinata, sintiendo como sus lágrimas se acumulaban en sus ojos. 

—¿Qué?— 

—No quiero irme contigo, no quiero estar contigo— la Hyuga cerró los ojos, no quería verse en el reflejo de los ojos de Obito, no quería verse llorar. 

—Yo... Lo lamento demasiado, no sabía que tú estabas...— no logró terminar la frase, porque le quemaba saber que había lastimado tanto a la mujer que amaba —Mi intención nunca fue ponerte en peligro—

—¿Y cambiaría algo?— preguntó ella sin mucha fuerza. 

—Estaré aquí más tarde, volveré por ti— se despidió después de escuchar algunos pasos en el pasillo, no era el mejor momento para estar ahí.

Hinata no respondió, se limitó a cerrar los ojos nuevamente después de que Obito desapareció, sintiendo un poco de consuelo al sentir la presencia de Sakura.

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Con pequeños saltos, Hinata trataba de desplazarse por los escombros del Santuario Nakano, no podía acceder al sitio restringido porque no tenía un Sharingan, pero si podía adentrarse en el lago. La lluvia le ayudó a poder escapar del hospital sin mayor inconveniente, así que estaba muy agradecida de no tener que lidiar con sus amigos.

Shisui sonrió al verla, aunque le preocupaba que la ropa de la joven estuviera completamente empapada. Le alegraba saber que ella estaba bien después de todos los destrozos en la aldea.

—¡Hinata-chan!, ¡Estás bien!— la presencia de Shisui la sorprendió, él realmente parecía iluminar el lugar. 

—Shisui-kun— Hinata sonrió un poco al verlo,

—¿Qué haces aquí a esta hora?, Está lloviendo demasiado y puede ser peligroso— indagó Shisui con gran curiosidad, no era el mejor momento para que Hinata estuviera ahí, así que imaginaba que algo grave podría estar sucediendo.  

—Necesito reunirme con Kaede— le respondió la Hyuga mientras avanzaba hasta quedar frente al lago. Con un poco de cansancio, apoyó sus rodillas en el suelo para ver su reflejo en la orilla del agua. 

—¿Para qué la necesitas a ella?— Shisui caminó a su lado, inclinándose para ver lo mismo que la joven. 

—Quiero que me regrese a mi bebé— la ojiperla seguía observando las gotas de lluvia caer al lago, esperando alguna señal de quién en otra vida fue su hermana.

—¿Qué?— los ojos de Shisui se abrieron un poco más, la noticia le había sorprendido.

—Entiendo que odias a los Uchiha por lo que Indra le hizo a Hanae, pero no puedes quedarte con mi bebé— le habló Hinata a su reflejo, que sonrió, logrando que un escalofrío recorriera la espalda de la Hyuga.

—Puedo hacer que estés con el bebé de nuevo— la tentó Kaede, antes la mirada consternada de Shisui.

—Entonces hazlo— le ordenó la joven, estaba decidida a hacer lo necesario.

—Tienes que venir conmigo. Para estar con ese bebé, debes prometer quedarte a mi lado para siempre, aunque eso signifique ya no reencarnar para reunirte con Kaiten— la voz de Kaede se tornó un poco más siniestra, era la voz de alguien que había esperado años para poder ver cumplido su único objetivo.

Hinata se asombró por sus palabras —¿No volveré a ver a Obito-kun?— 

—Espera, Hinata-chan. No creo que estés pensando claramente— Shisui se sentó a su lado para llamar su atención, ella le miró con una pequeña sonrisa.

—Aceptaré con una condición— contestó Hinata tras un largo suspiro —Revive a Shisui-kun— la joven Hyuga retiró de su porta armas el ojo de Shisui que había estado cuidando. 

—¿Por qué debería hacerlo?— Kaede le miró un tanto divertida. 

—No quiero dejar solo a Obito-kun... Y la única persona que puede detenerlo es Shisui-kun— Hinata dejó de ver su reflejo para sonreírle a Shisui una vez más, siempre debió ser de esa forma, era Shisui quien podía traerle paz a Obito.

—De acuerdo, haré un trato con Izanami por ti. La vida de Shisui Uchiha por la tuya— aceptó Kaede, no le interesaba mucho lo que pudiera pasar con Shisui, lo único que deseaba es terminar con su trato antes de que su hermana piense en arrepentirse.

—No, Hinata-chan... No estoy de acuerdo con...— 

Shisui intentó tocarla, pero antes de que su mano llegara a su brazo, su presencia se desvaneció, y ante la incrédula mirada de Hinata, el ojo de Shisui también se había ido.

—¿En dónde está Shisui-kun?— preguntó Hinata, parpadeando para tratar de adaptarse.

—Debe estar cerca del sitio en qué murió originalmente, quizá sea difícil para él entender que ha vuelto— Kaede le restó importancia, Shisui Uchiha ahora no podía molestarlas. 

—¿Puedes hacerme un favor más?— la ojiperla apretó sus manos, sintiendo que tentaba a su suerte por seguir pidiendo más.

—¿De qué se trata?— quiso saber Kaede con genuino interés.

—¿Me darías tiempo de despedirme de Obito-kun antes de ir contigo?— le suplicó Hinata, fallando en su intento de contener la lágrimas.

—Está bien— accedió Kaede para después permanecer en silencio.

Vió a su hermana menor ponerse de pie e irse del santuario, pero realmente ya no importaba, le quedaba muy poco tiempo de vida en ese mundo. Por fin, después de tantos años su sueño se estaba cumpliendo.

Su hermana estaría con ella de nuevo mientras el mundo ninja colapsaba en manos de Obito Uchiha. 

Era lo mínimo que todos merecían por haberle arrebatado a su hermana en el pasado.

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El único ojo de Shisui se abrió de golpe, estaba tan desorientado y su cuerpo dolía tanto que resultaba una prueba evidente de que estaba con vida. Sentía su corazón latir con rapidez, como si su cuerpo tratara de decirle que estaba en peligro.

Con la poca luz de la luna observó sus manos mientras trataba de incorporarse sobre el césped, tenía la misma apariencia de cuando se fue, por lo que entendía que seguía teniendo tan sólo veinte años. 

Su vista intentó después reconocer su entorno, pero la lluvia y el inmenso bosque hacían todo más difícil. Debía estar cerca de Konoha, pues la lluvia seguía todavía presente.

—¿Qué le pasa a Hinata?, Sakura le dijo que debía guardar reposo y ella se escapa— una voz logró captar su atención, giró en esa dirección mientras hacía un esfuerzo por ponerse de pie.

—Puede que Tobi se la haya llevado a la fuerza, aunque debemos asegurarnos si está por lo alrededores— sus oídos reconocieron a la perfección ese sonido, el tono de Itachi era inconfundible, y le hacía muy feliz poder saber que él seguía con vida.

—Hinata debe escuchar a Sakura, quizá pueda sentirse mejor. Parece que en realidad no perdió el bebé— Ino sintió cierta frustración, pero cuando Sakura creyó que la vida del bebé de su amiga se había perdido, resultaba que Nagato Uzumaki había regresado a todos los que había asesinado.

Al parecer, una mujer extraña llamada Konan le había confirmado a Naruto que el bebé de Hinata no estaba entre las víctimas de Nagato.

—Hay que decirle solamente hasta poder confirmarlo— le aconsejó Itachi, no quería lastimar a Hinata si se trataba de una falsa alarma.

—Itachi, hay alguien aquí— le llamó Ino mientras trataba de adaptarse a la poca luz, distinguía perfectamente una silueta pero al ver su rostro, no pudo evitar pensar que quizá estaba viendo a un fantasma.

—Ino-san...— Itachi dirigió su mirada a dónde una temblorosa Ino estaba señalado, llevándose la gran sorpresa de ver a su mejor amigo —¿Shisui?—

—¡Itachi!— Shisui le observó con emoción, avanzó unos pasos hacia él hasta que se percató de que Ino retrocedía y se escondía detrás de su amigo.

—¿Cómo es...?, Debe ser alguna clase de genjutsu— murmuró Itachi mientras trataba de encontrar una salida a ese truco.

—N-no lo es... De verdad siento el chakra de Shisui Uchiha— le informó Ino sintiéndose aterrada, es como si las películas de terror que tanto le gustaban a Naruto hubieran cobrado vida.

—Itachi, tienes que ayudarme. Hinata-chan hizo un trato con Kaede, ella ahora debe estar muerta— sin importar que Ino seguía viéndole con gran miedo, Shisui avanzó hasta su amigo para colocar sus manos sobre sus hombros, en un intento por hacerle reaccionar.

—¿Cómo estás aquí?— el Uchiha menor parpadeó varias veces, tratando de procesar toda la información que estaba recibiendo.

—Hinata-chan le ofreció un intercambio a Kaede e Izanami, mi vida por la suya— sin querer, Shisui apretó con más fuerza los hombros de su amigo, se sentía desesperado por todo lo que estaba sucediendo. 

—¿Hinata-chan está...?— Ino ni siquiera pudo terminar su pregunta, Shisui había asentido, provocando que sus lágrimas broten de sus ojos.

—Tengo que encontrarla y tratar de revertir todo esto, sólo así existirá una posibilidad de detener a Obito— les explicó Shisui, soltando por fin a su mejor amigo. Nunca imaginó que podría encontrarse en una situación como esa, pero ahora parecía entender algunas cosas.

Izanami tenía eso planeado, por eso nunca le permitió ir al inframundo. 

—¿A Obito?— repitió Itachi.

—El hombre de la máscara es Obito— reveló, para sorpresa de sus dos acompañantes.

Shisui se mordió el labio inferior, Hinata se había equivocado. Él no podría detener a Obito, no después de que su hermano descubriera que Hinata había muerto.

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Notas de la autora:

• Puede contener errores ortográficos.

• Este capítulo fue como para demostrar el ciclo de vida y muerte y la delgada línea que une estos dos conceptos. Se trata del equilibrio, por eso el intercambio, Hinata ahora ocupa el lugar de Shisui para que él pueda vivir.

• Y bueno, creo que por fin las piezas comienzan a encajar. Todas las predicciones sobre el futuro se comenzaron a cumplir.

• Y sí, Kaede engañó a Hinata. Nagato realmente no le hizo una herida mortal a Hinata, por lo que ella realmente nunca perdió a su bebé.

• Será algo extraño al comienzo pero ahora Shisui es de la edad de la generación de Naruto, que andan entre los 19-20. Itachi ahora es mayor porque tiene 22 y Obito tiene alrededor de 27 🥹

• Que Hinata tenga una edad cercana a Shisui también fue parte de su conexión, y su plática con Izanami e Izanagi por fin cobra más sentido. Izanami siempre planeó que Shisui vuelva para detener a Obito y la muerte de Hinata lo ve más como algo destinado, porque esa era la forma de romper el ciclo. Ahora Hinata no murió por la reencarnación de Indra.

Dejen sus teorías para el futuro de la historia 🌚

Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️

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