Capítulo VI: Recuerdos de un Uchiha.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Parte II.
Especial de Shisui Uchiha.
Tu rostro, tu aliento
Todos los momentos en los que te vi florecer
Como la pequeña foto que no puedo borrar
Está por siempre en mi corazón, por siempre
¿Sabes? Gracias a ti
Hoy puedo vivir
No te sientas solo otra vez, no te enfermes
Vive en mi corazón, justo así
Recuerdo la melodía de la canción que cantábamos juntos mientras nos sentábamos uno al lado del otro...
La lluvia empapaba su ropa, y con el aire helado que soplaba esa tarde, el frío que sentía su cuerpo aumentaba considerablemente, sin embargo, eso poco importaba al Uchiha. Ese era uno de sus días favoritos, uno sumamente especial que deseaba pasar a lado de su hermano, por la mañana le había llevado un pastel que todavía continuaba ahí junto con las flores que Kakashi le regaló.
Pasó un poco más de un año desde la muerte de su hermano mayor, nunca se acostumbraría a estar sin Obito, en ocasiones seguía creyendo oír su voz, su risa, ver su silueta junto a la cama, verlo regando las flores del jardín... Las pertenencias de Obito continuaban intactas, no quiso donar nada a los niños sin hogar o a cualquier otro que lo necesite, no estaba listo para desprenderse del recuerdo de su hermano, y nunca lo estaría.
—He venido a visitarte, Obito. Hoy estarías cumpliendo catorce años— acarició un poco las flores y las pequeñas gotas que cubrían sus pétalos, el pastel y los obsequios que llevaron Kakashi y él se habían destruido por culpa del clima —Te he traído flores, pero la lluvia las ha arruinado— como siempre no obtuvo respuesta más que el viento acariciando su rostro, en un intento desesperado por sentir a su hermano, Shisui se dijo a sí mismo que se trataba de Obito
Se mantuvo en silencio unos minutos, sin comprender correctamente porque el destino le tenía preparado ese final tan cruel, era muy joven para quedar sin familia, y las miradas de lástima que siempre recibía por parte de otros Uchiha no le ayudaban a poder superar su molestia.
—Lo siento, me he enterado de la muerte de Rin— Shisui se encogió de hombros, sabía bien que Rin era la mejor amiga de su hermano mayor, incluso se atrevería a decir que tenía un inocente enamoramiento hacia ella, aunque lo que les rodeaba a ellos era un sincero sentimiento de amistad y apoyo, Rin animaba a Obito con sus sueños y su hermano a su vez le ayudaba a seguir sus metas —Sé que estaba muy molesto cuando les deseé la muerte... De verdad no quería que algo malo les ocurra— se limpió las lágrimas que brotaron de sus oscuros ojos, no le gustaría que Obito esté molesto con él y se decepcione al enterarse de los malos deseos que les dio a sus amigos.
Su llanto se confundió con la lluvia, ambos fueron a parar a las flores que sostenía entre sus manos, cubriendo de gotas cristalinas que se rompían cuando otra caía sobre ella. Su ramo era un desastre, y ahora le entristecía que no logró darle un regalo presentable a su hermano.
—Kakashi ha estado muy triste, Itachi dice que intenta provocarse accidentes en las misiones— continuó hablando, Kakashi era el único del equipo de su hermano que seguía con vida, además del Hokage, aunque sin duda era el primero quien más estaba sufriendo por haber perdido a sus amigos. Shisui ya no esperaba que esté mal, pues con la muerte de Rin comprendió que su rencor hacia ellos no le traería de regreso a Obito.
Cerró los ojos con fuerza, recordando la última vez que escuchó a Obito, la última vez que lo abrazó, la última vez que ambos durmieron hasta tarde por quedarse a conversar sobre su futuro.
—Obito-niisan, nada es igual sin ti— continuando de rodillas frente a la piedra donde se encontraba grabado el nombre de su hermano, junto al de otros que también murieron en la guerra, Shisui se inclinó un poco más para tocar la superficie, delineando el nombre de Obito sin necesidad de tener que verlo.
Repentinamente las gotas de lluvia ya no cayeron directamente a él, escuchaba el pequeño sonido del agua rebotando sobre una superficie que desconocía, abrió ambos ojos, descubriendo a alguien que lo cubría con su paraguas. Se giró ligeramente hacia ella, observándola en silencio, esperando que se la niña quien hable primero.
—Sus flores son muy bonitas para terminar arruinadas— la voz de la niña fue muy baja, y al verla mejor, notó su nariz roja, sus botas de lluvia llenas de lodo, parte de su ropa empapada y su cabello hasta los hombros cubriéndose de agua. Shisui rió un poco, sus flores ya estaban deshechas.
—No debería estar aquí, Hyūga-san— le dijo amablemente, no pretendía ser grosero con ella, pero el clima no era el adecuado para que una infante que parecía de la edad de Sasuke esté fuera de casa y sin compañía —Puede enfermarse si continúa bajo la lluvia, por favor, no me cubra a mí— tomó la mano de la menor para tratar de regresar el paraguas y que le sea posible protegerse, empero, ella se negó a hacerlo.
—Escapé de casa para visitar a Okâsan pero ya he terminado, usted puede tener mi paraguas— ofreció de nuevo la pequeña, sus grandes ojos habían bajado del rostro de Shisui a su camiseta, le preocupaba que estuviera tan húmeda, puesto que podría enfermar. El sonrojo en sus mejillas aumentó, no entendía mucho de cómo actuar ante desconocidos, pero estaba segura de que Ino y Sakura no dudarían tanto ya que se habían acercado a ayudar, en otras ocasiones había podido ver a Ino siendo amable con el hermano mayor de Sasuke.
—¿Vuelve a casa?— preguntó el Uchiha sin apartar su mano del paraguas, de esa forma le era posible sostenerlo para que proteja a ambos.
—Sí, antes de que sea más tarde— respondió la ojiperla mientras asentía varias veces, debido al clima no podía saber qué hora era, pero tampoco le parecía buena idea estar más tiempo afuera, si su padre se percataba de que no estaba en casa tendría problemas.
—La invito a tomar té y comer dangos— Shisui se levantó del suelo, su acompañante debió subir su cabeza para no perder el contacto visual, el Uchiha era claramente más alto que ella —Después la llevaré a casa, y compartiremos el paraguas— su propuesta la había pensado mientras conversaba con ella, lo correcto sería asegurarse de que la niña regresaba a su hogar a salvo.
—Está bien, si Uchiha-san intenta no llorar— la Hyūga habló después de unos minutos, aunque ir con un acompañante probablemente la pondría en riesgo de ser descubierta, prefería seguir compartiendo su paraguas como su acompañante decía.
Shisui se sorprendió por su petición, acercó sus manos a su rostro, tocando sus ojos y percatándose de que ella tenía razón, su llanto todavía no desaparecía.
—Entonces Hyūga-san también debe intentarlo— señaló Shisui mientras se limpiaba el rostro con la manga de su playera, Hinata lo imitó, secando sus ojos con su chaqueta. Los dos le sonrieron a otro, de cierta manera, tener compañía les hacía sentir menos tristes ese día.
—Listo— la niña bajó la mirada un instante, ver como ese chico se esforzaba en sonreír le hizo recordar a su compañero Naruto, los dos sufren pero siguen dando lo mejor de sí. Por eso admiraba a Naruto, y ahora también respetaba al Uchiha.
—Me agrada, ¿Cuál es su nombre?— quiso saber Shisui, la menor le parecía ligeramente familiar, y pensó que se debía a que quizá era una de las compañeras de Sasuke, las niñas que asistían a la academia se volvían locas cuando era Itachi o él quien pasaba a recoger al pequeño gruñón. En especial una adorable rubia y una inquieta pelirrosa.
—Hinata... Hyūga Hinata— ella se presentó con una corta reverencia, la mano del Uchiha sobre la suya tomando el paraguas le hacía imposible no sentirse nerviosa, y con el fuerte sonrojo de su rostro, imaginaba que su acompañante podría darse cuenta.
—Me alegra conocerla, Hinata-san— Shisui soltó a Hinata para poder despeinar un poco su cabello, ella cerró los ojos y se avergonzó más por su cálido contacto —Yo soy Shisui Uchiha— le parecía adorable como la pequeña Hyūga lo veía y después apartaba sus ojos de él, se sonrojaba y jugaba con sus dedos índices.
—También me alegra conocerlo— murmuró Hinata sonriendo, según escuchaba por lo que su compañero Sasuke contaba a todos, Itachi y Shisui eran unos ninjas increíbles, y gracias a Ino, sabía que ellos eran un buen interés amoroso.
Shisui se giró ligeramente para dejar las flores de Obito junto a las que Kakashi colocó ese día, sonrió al cielo, imaginando que su hermano estaba por ahí, feliz de que él sea amable con las chicas y que ese día hiciera una nueva amiga. Desde que su hermano mayor murió, solamente tenía a Itachi de amigo.
—No suelte mi mano— el Uchiha centró su atención en Hinata nuevamente, con la mano izquierda sostenía el paraguas y con la derecha había entrelazado sus dedos con los de ella, de esa manera se aseguraba de que la ojiperla no se tropiece con el lodo bajo los pies de ambos.
—No lo haré— sostuvo con más fuerza la mano de Shisui, le recordaba a cuando Kō cuidaba de ella.
Ino era una líder por nacimiento, es una niña muy segura de sus habilidades, no tiene temor de mostrar su gran atractivo, y a sus once años demuestra ser una persona demasiado inteligente. Su cabello rubio y sus lindos ojos verdes llaman la atención de cualquiera, incluso Naruto le dijo alguna vez que tal vez ellos eran primos, gracias a sus características similares, Ino pensaba que su compañero tenía razón en algo, ellos dos si eran más parecidos de lo que creyó al principio.
Cuando las clases terminaron, Ino convenció a sus amigas de jugar un poco en el parque antes de irse a su casa, y aunque la relación con Sakura era complicada debido a que ambas gustaban de Sasuke, con Hinata todo era más sencillo. Con la ojiperla no debía competir para demostrar quién es mejor, Hinata era demasiado amable con todos. Ahora las tres caminaban juntas hacia su lugar favorito, Ino sobresalía porque era la autoproclamada líder, una a la que Sakura se cuestionaba que haya sido elegida con democracia.
—Seremos princesas, pero no como esas que necesitan ser salvadas. Nosotras mismas nos cuidaremos de cualquier peligro— Ino levantó su bandera de color turquesa, misma que había hecho en clase para la presentación que harían sobre sus clanes en unos días, su maestro Iruka les pidió hacer una investigación sobre sus familias para hablar sobre sus habilidades con sus compañeros, sería como una feria para su salón.
—¡Hai!— Hinata y Sakura también elevaron sus banderas, a ambas les gustaba la idea de defenderse entre ellas.
—Como su líder....
—¿Quién te nombró líder?— Sakura caminó los pasos que le faltaban para llegar a Ino, tomando a su amiga por el hombro y obligándola a detenerse. Hinata también dejó de caminar, quedando en medio de sus amigas pero unos centímetros detrás de ellas.
—¿Tienes alguna queja, frente de marquesina?— Ino apartó a Sakura con un empujón, golpeando con su dedo índice el hombro de su amiga para de esa manera vengarse de que Sakura la interrumpió.
—Cállate, Ino cerda. Yo merezco ser la líder— la Haruno no se permitió sentirse intimidada por Ino, y con el bastón de su bandera que llevaba en las manos, le dio ligeros golpes a la cabeza de la rubia. En clase Ino no había parado de presumir sobre su clan, además de las familias de Sasuke y Hinata, incluso animó a su amiga a activar su Byakugan para impresionar más a sus compañeros, lo que sólo logró que Sasuke se sienta celoso, puesto que él todavía no conseguía despertar su Sharingan. En opinión de Sakura, eso demostraba que Ino no sabía manejar un grupo.
—¿Ya no jugaremos?— ladeó su cabeza, observando a sus amigas con cierto temor, si ellas iniciaban una pelea, no estaba segura de que quisiera detenerlas, la última vez que lo hizo no resultó bien. Hinata terminó con varios rasguños y Sakura e Ino con puntos de chakra bloqueados.
—¡Ni en tus sueños serás la líder!— le gritó Sakura enfadada, moviendo sus manos sin parar, todavía guardaba rencor hacia Ino por recordarle en clase que su familia no era tan importante como las de sus compañeros. Incluso Naruto venía de un Clan importante con el cual su aldea se había aliado en el pasado.
—¡Atrévete a decirlo de nuevo!— la rubia tomó a Sakura por el cuello de su vestido y agitó su cuerpo, ambas parecían que necesitaban una provocación más para saltar encima de la otra e iniciar una pelea como las que tenían Naruto y Sasuke cada ocasión que se molestaban.
—Creo que yo me iré un momento para que ustedes...— la Hyūga retrocedió mientras se escondía detrás de su bandera, sus amigas estaban tan alteradas que no se percataron de que ella iba desapareciendo. Lo ideal sería separarlas, empero, eso siempre traería más problemas, así que esperaría a que ambas resuelvan sus diferencias a su manera.
Daba pasos cortos, como si quisiera que sus amigas no la escucharan, al no mirar hacia atrás, Hinata terminó tropezando con otra persona que, al igual que ella, también iba distraída. Los dos cayeron al suelo, Hinata soltó su bandera para tratar de no lastimar a la persona sobre la que terminó en el suelo, se sonrojó fuertemente cuando sus manos tocaron el torso del chico y su cara quedó a unos centímetros. Para que ella no se lastime, la otra persona había sostenido su mano y evitado un mayor accidente con sus buenos reflejos.
—Mis flores— se quejó Shisui en voz baja, había conseguido salvar de un fuerte golpe a la niña que tropezó con él, lamentablemente cayeron sobre el ramo de gerberas que el Uchiha tenía en sus manos y que llevaría más tarde a su hermano.
—¡L-lo siento mucho!— Hinata se apartó de él rápidamente, continuaba sentada en el suelo pero ahora tratando de hacer una reverencia para pedir disculpas. Se encontraba muy avergonzada debido a la posición en que estuvieron hace unos segundos, por poco y terminaba besando a ese joven, y con ese pensamiento su sonrojo aumentó.
El Uchiha también permaneció en el mismo sitio, frotando su cuello y murmurando un suave "está bien".
—Hey, plebeyo— Ino dejó olvidada a Sakura por un momento, puesto que se percató de que Hinata había sufrido un accidente, y ella culpaba al joven por lastimar a su amiga. Como la líder del grupo, Ino sentía el deber de proteger a sus subordinadas —No debes estorbar, fíjate por dónde caminas— lo acusó la rubia señalando al Uchiha con su bandera, y dando un ligero golpe a la cabeza del pelinegro.
—Cierra la boca, Ino. No le hables así— Sakura no tardó en reprender a su amiga, le parecía muy descortés de su parte gritarle de esa manera a una persona que no conocían bien. Además, Shisui había demostrado ser una persona amable con ellas, algunos días les obsequio flores, cuando pasaba a recoger a Sasuke junto con Itachi Uchiha.
—Lamento haber arruinado sus flores, Uchiha-san— Hinata frotó su rostro con la manga de su chaqueta, estaba nerviosa en la espera de la reacción de Shisui, que probablemente estaría muy molesto con ella. Sus constantes sollozos no ayudaban demasiado para evitar que Ino se preocupe.
—No hay problema, en un momento estarán bien— le comentó el mayor sonriendo, al mismo tiempo trataba de arreglar sus flores, que por gran fortuna ya no se miraban tan estropeadas, incluso parecían volver a brillas. Es como Obito le decía, siempre habría luz de nuevo, incluso en los peores momentos.
—Pe-pero yo no...— la ojiperla murmuró cosas sin sentido, queriendo de alguna manera ofrecer su ayuda o comprarle un nuevo ramo, moría de vergüenza al notar que el Uchiha arreglaba su ramo por sí mismo, algo que debería hacer ella al ser la culpable.
—¿Te gustan las flores?— los bonitos ojos de Shisui se fijaron en Hinata, quien se sonrojó al ver como se movían su largas pestañas, incapaz de hablar, Hinata solamente murmuró un "sí" —Toma, es bueno regalarle una flor a una niña tan linda— usó las mismas palabras que alguna vez escuchó decir a Obito, no importaba cuanto tiempo haya pasado, su hermano mayor seguía siendo su ejemplo a seguir. Su objetivo se vio cumplido cuando la pequeña Hyūga sonrió. Justo ahora comprendía porque su hermano fue amable en el pasado con la niña que arruinó el ramo que le llevaban a su padre.
—Domo arigato gozaimasu— Hinata miraba admirada la flor que Shisui le había obsequiado, aunque tenía un poco de tierra, le seguía pareciendo hermosa.
—Deberás darle más si quieres compensar tu error— le dijo Ino con rencor, ella no creía en la aparente amabilidad de Shisui, y de cierta manera le molestaba que Hinata no hiciera otra cosa para defenderse.
—Ya basta, cerda— Sakura emujó a Ino para pasar directamente a su amiga Hinata, que seguía en el suelo observando su flor con fascinación. Le ayudó a levantarse y se atrevió a sacudir un poco la tierra de su ropa, entre las dos ofrecieron ayuda a Shisui, quien les agradeció en más de una ocasión.
Ino negó en silencio mientras cruzaba sus brazos.
—Lo la-lamento, ¿Cómo p-puedo compensarlo?— Hinata debía levantar su cabeza para poder ver a Shisui, la diferencia de alturas era algo evidente, y el ser la más pequeña de sus amigas no era tan afortunado. Ino se colocó a lado de su amiga, una forma de mostrarle a Shisui que no debía propasarse con su amiga.
—En realidad, yo tengo la culpa, estaba distraído y no presté atención al camino— Shisui sonrió feliz, después de unos minutos a lado de la Hyūga, logró reconocerla como la menor que le ofreció su paraguas y se esforzó por protegerlo de la lluvia —Y tú me ayudaste en el pasado, incluso tengo tu paraguas todavía— se inclinó hacia ella para frotar su cabello, y en el instante en que guiñó con su ojo derecho, tanto Hinata como Sakura quedaron encantadas. Ino fingió que a ella no le afectaba, pero era difícil no aceptar que ese chico era muy atractivo.
—Uchiha-san...— la ojiperla se avergonzó un poco por el contacto con Shisui, también recordaba haberle ofrecido su paraguas para protegerse de la lluvia, ese día él la había acompañado a casa y antes de hacerlo la llevó a comer dangos junto con un té caliente.
—Toma, ahora yo te entrego un obsequio— Shisui tomó otra de sus flores para entregarla a la niña, porque quizá Ino tenía razón al decir que debía esforzarse más. Antes de que extendiera una de sus gerberas hacia Hinata, ella negó rápidamente.
—N-no puedo aceptarlo, Uchiha-san no debe darme nada a cambio. Yo arruiné sus flores— explicó la Hyūga mientras agitaba sus manos para evitar que Shisui le entregue otra flor, ya se sentía muy mal por lo sucedido, y si le quitaba las gerberas a Shisui, su culpa no disminuiría.
—Por supuesto que lo acepta— Ino le arrebató la flor a Shisui, y casi de inmediato se acercó a su amiga para adornar el cabello de Hinata colocando la gerbera sobre su oreja, recogiendo un poco sus mechones azabaches para dejarla impecable —No dudes demasiado— le dijo Ino, provocando un gran sonrojo a Hinata, quien asintió tímidamente.
—Tonta— susurró Sakura a Ino, la ojijade continuaba pensando que Ino estaba siendo muy grosera con Shisui, que al contrario de su amiga, demostraba ser muy amable.
—Gracias, Uchiha-san— Hinata realizó una corta reverencia hacia Shisui, el tierno sonrojo en las mejillas de la ojiperla fue imitado por las propias mejillas del Uchiha, quien apartó la mirada en segundos.
—¡Shisui!— sus pensamientos fueron interrumpidos con la voz de otra persona, y al volver al presente nuevamente, notó que Itachi corría hacia él y agitaba su mano.
—Tachi, ¿Qué sucede?— su amigo parecía agitado, lo que le hizo preguntarse desde cuando lo estaba buscando, no tenía agua para ofrecerle, aunque las niñas que lo acompañaban si ayudaron a su amigo en ese sentido.
—¿Irás a ver a Obito?— preguntó Itachi con gran interés, ese día no quería dejar a su amigo solo, le parecía mejor que tuviera compañía, así le gustaría a Obito. Shisui asintió, imaginaba lo que su amigo estaba planeando —Yo te acompañaré— se ofreció, mostrando por fin el contenido de la caja que llevaba en manos, para esas fechas, Obito ya tendría diecinueve años, y como Shisui ahora cumplía dieciocho, su padre le acompañó para comprar unas botella de sake, así su amigo podría tomar por primera vez junto a Obito.
—Gracias, Itachi— Shisui observó con sorpresa las botellas, no imaginó que Itachi podría conseguir bebidas alcohólicas.
—Hey tú— Ino habló antes de que Itachi logre decir algo a su amigo, la rubia lo señalaba con su bandera y lo miraba con mucha determinación —Tú serás mi esposo— el Uchiha se sonrojó fuertemente por su declaración, sin embargo, Ino parecía estar muy tranquila y conforme con sus propias palabras.
—Yo...— Itachi se encontraba nervioso, tanto que no le era posible hablar con claridad. No tenía demasiada experiencia con las declaraciones amorosas de las chicas, pues aunque era muy admirado por más de una niña, ninguna tenía oportunidad de acercarse a él debido a que siempre estaba ocupado.
—¡Ino no seas imprudente!— la reprendió Sakura, su amiga no tenía vergüenza al hacer ese tipo de declaraciones. ¿Y por qué Ino le decía eso al hermano de Sasuke?, ¿No discutía con ella todo el tiempo porque decía amar a su compañero de clases también?
—Tienes una admiradora, Itachi. A Izumi no va agradarle esto— se burló Shisui de su amigo, para nadie era un secreto que Izumi gustaba de Itachi, aunque ambos eran demasiado tímidos para dar un paso más, algo que evidentemente a Ino no le hacía falta.
Pronto Sakura e Ino iniciaron otra de sus discusiones, razón por la que Shisui y Hinata reían ligeramente, Itachi continuaba sin poder articular alguna palabra, se sentía avergonzado de que una niña de once años le haya confesado amor, más por el hecho de que le dijo que sería su esposo.
Los inviernos en el país del hierro eran demasiado helados, el viento parecía traspasar su piel e invadir todo su cuerpo, por siempre debía llevar abrigos grandes, guantes, gorros y bufandas. Ese año había entrado a un pequeño club de tejido dentro de su Clan, Itachi e Izumi también asistían, y para su sorpresa, Itachi fue el que más problemas tenía para hacer bien las bufandas. A Shisui le iba mejor que a su amigo, había comprado estambre azul y con ello hizo unos lindos guantes, Izumi tejió el gorro e Itachi finalmente consiguió terminar una bufanda decente.
Shisui usó sus llaves para abrir la puerta principal de la casa, después de entrar y quitarse los zapatos, colocó su llavero en los pequeños ganchos que colgaban de la pared. Los tulipanes que compró al llegar al país del hierro seguían tan brillantes como el momento en que las miró en el aparador, es como si él frío no pudiera dañar su belleza. Corrió a la cocina en busca de un florero, mismo al que llenó de agua para en el collar sus flores. A Obito y él les gustaba demasiado plantar tulipanes en su jardín, puesto que resultaba sorprendente ver qué crecían en la nieve.
—Ya estoy en casa— anunció el Uchiha, y como siempre no obtuvo una respuesta, solamente el viento que soplaba y golpeaba las ventanas.
Con un suspiro casi doloroso, Shisui se deshizo de su gran abrigo y comenzó a recorrer las habitaciones de su hogar, subió las escaleras con pasos cortos, deteniéndose en el pasillo, justo frente a la primera puerta corrediza. Un pequeño letrero con el nombre de su hermano se veía en la pared, Obito lo había escrito cuando ambos escogieron sus habitaciones, y Shisui lo conservó hasta la fecha. Entró en la habitación después de hacer una corta reverencia, en su mano llevaba una bolsa de regalo,a cual debió dejar sobre la cama. Con las manos libres, Shisui realizó una combinación de sellos, y de una nube de humo apareció un clon de sombra, alguien idéntico a él.
—Ya sabes que hacer— le dijo desviando la mirada hacia el obsequio que tenía en la cama, el clon asintió, haciendo sus propias posiciones de manos.
—Shisui, por fin viniste a verme— la voz de su hermano mayor fue tan enérgica y alegre, es así como recordaba a Obito. Su clon había cumplido el objetivo, pues la réplica de Obito esa casi perfecta.
—Lo siento, Obito. He estado muy ocupado, en el Clan todo está muy tenso— se disculpó Shisui mientras frotaba su cuello, Obito tomó su mano para guiarlo hasta la cama y permitirle sentarse junto a él. Shisui notó las pequeñas manos de su hermano, mientras Obito parecía seguir teniendo trece años, él ahora era un joven de veinte.
—¿De nuevo hablan sobre el golpe de estado?— Obito lo miró fijamente, acariciando su espalda con toques muy sutiles. Por la ventana se podía apreciar la nieve cayendo, el paisaje era simplemente una obra de arte.
—Sí... Itachi y yo nos estamos quedando sin opciones, tendré que usar mi Kotoamatsukami— le confesó, le daba cierto temor usar su técnica en el líder del clan, si algo salía mal, no solamente él sufriría las consecuencias. Itachi también correría peligro, y el golpe contra Konoha podría convertirse en un asunto más grave.
—Estarás bien, Shisui. Yo confío en ti— Obito le regaló una gran sonrisa, y al sostener su mano, encontró el apoyo que le hacía falta. Su hermano mayor era quien siempre le ayudaría a seguir el camino correcto.
—Hay un hombre que me ha estado siguiendo en todas mis misiones, me recuerda a ti— lo observó directamente a los ojos, porque por un instante olvidaba que ese en realidad no era su hermano, deseaba que Obito le confiese que ese hombre que lo seguía era él.
—¿Por qué?— ladeó su rostro, confundido por las palabras de Shisui. Ambos sabían que no tenía sentido que Obito lo esté siguiendo.
—Lo he analizado todo este tiempo, él no intenta lastimarme, al contrario, me protege— continuó con su explicación, ese hombre misterioso por alguna extraña razón lo cuidaba de todo peligro. En sus misiones individuales, lo había descubierto quedándose a una distancia prudente para vigilar el perímetro, eliminando a cualquiera que representara una amenaza a su seguridad.
—¿No se trata de Itachi?— quiso ser racional, no existía la posibilidad de que se trate de Obito, y el único que imaginaba arriesgando incluso su vida por él, era a Itachi.
—No, no es él— suspiró profundamente, no llegarían a ningún lado, y antes de que piense que podía perder la poca cordura que le quedaba, Shisui prefirió cambiar de tema y sonreír a su hermano —¿Qué quieres hacer hoy?— frotó su cabello con cariño, provocando que las mejillas de Obito se cubran de rojo. Era un poco extraño hablar con un Obito menor a él, siendo que su hermano debería tener veintiuno, empero, le era imposible imaginarlo a esa edad.
—¿Podemos cuidar de las plantas de nuestro jardín?— se levantó de la cama de un salto, señalando la ventana que se cubría de una fina capa de hielo, aunque le pagaban a una ancianita para que cuide de su jardín mientras no estaban, le encantaba ir personalmente a visitar sus plantas —¡Los tulipanes son hermosos!— insistió Obito al no obtener una respuesta de su hermano menor.
—Vamos— Shisui sonrió, tomando su mano para llevar a Obito con él. Claro que primero lo vistió con un abrigo de su armario y con los obsequios que le llevaba ese día, gorro, bufanda y guantes, ver la gran sonrisa de su hermano lo hizo muy feliz.
Su jardín trasero era de buen tamaño, probablemente por sus cálculos, su área era de más de cincuenta metros cuadrados, espacio suficiente para que pudieran disfrutar de plantar sus propias plantas pequeñas y algunos árboles, debido al clima su selección de vegetación se veía un poco limitada, empero, resultaba maravilloso ver otra flora diferente a la de Konoha. Obito soltó la mano de su hermano cuando salieron de su hogar, corriendo directamente hacia los tulipanes, que como cada año en esas fechas se cubrían de nieve, el Uchiha acarició sus pétalos y se dispuso a transportar las macetas con las plantas que probablemente sufrirían más por el clima, Shisui lo acompañó en cada momento.
Shisui se perdió un poco en la nieve que caía sobre su rostro, era tan blanca y se deshacía al contacto con sus manos, le parecía uno de los momentos más mágicos que la naturaleza podía regalarle, y entendía porque a su hermano le gustaba tanto, comprendía una más de las razones por las que él escogió que su hogar sería en un sitio como ese. Su distracción le hizo desconectar por algunos segundos con todo lo que sucedía a su alrededor, y por consiguiente, no logró reaccionar a la bola de nieve que se estrelló contra su mejilla. Se dio la vuelta con los ojos entrecerrados, encontrando a Obito riendo fuertemente por su pequeña broma, Shisui sonrió y de inmediato se abalanzó hacia él. Al no medir bien su fuerza, (puesto que en ocasiones olvidaba que ya no era un niño, sino un joven de veinte jugando con su hermano de trece), terminó empujando a Obito hacia el suelo, y ahí ambos comenzaron una pelea por ver quien lograba arrojar más nieve al otro.
—Eres muy alto, Shisui. Me alegra saber que te alimentas correctamente— la respiración de Obito era agitada, lo veía porque su pecho se movía hacia arriba y abajo. Los dos ahora permanecían recostados sobre la nieve, y aunque hacía frío, a Shisui no le importaba seguir ahí con tal de estar unos minutos más con su hermano.
—Gracias, Niisan— se sonrojó ligeramente cuando Obito tomó su mano y la sostuvo junto a su mejilla.
—¿Mañana podemos preparar chocolate caliente?— le pidió ilusionado, los ojos de su hermano lo veían fijamente, y la adorable expresión dibujada en su rostro le destrozó el corazón.
—¿Por qué hoy no?— sabía la respuesta, pero se negaba a aceptarlo, quería continuar aferrándose a esos recuerdos de su hermano por un instante más.
—Estoy muy cansado, prefiero ir a dormir contigo— respondió Obito, sus ojos por segundos se cerraban sin que pudiera evitarlo, una señal de que se le agotaba el tiempo.
—De acuerdo— aceptó finalmente Shisui, no deseaba que su hermano se desaparezca en una nube de humo frente a sus ojos, prefería al menos verlo dormir unos minutos. El Uchiha se levantó del suelo, acercándose a su hermano para cargarlo en sus brazos y llevarlo hasta su habitación.
—Te extrañé, Shisui. Eres mi pequeña luz— Obito se acomodó mejor entre los brazos de su hermano menor, feliz de que Shisui lo estuviera consintiendo tanto.
—Tú también eres mi luz, Obito-niisan— Shisui acarició las mejillas sonrojadas de su hermano, retirando también algunos mechones de cabello de su rostro, por alguna razón le parecía que Obito se miraba más pequeño.
Recostó a su hermano mayor sobre la cama, quitándole el abrigo y los regalos que le había entregado antes de salir, también le retiró la banda ninja y sus lentes. Obito a su vez se dejó arropar por su hermano, que elegía las sábanas más calientitas para abrigarlo y acomodaba su almohada.
—¿Puedes dormir conmigo?— el menor tomó la mano de Shisui, impidiendo que él se aleje cuando terminó de besar su frente.
—Claro— se recostó a su lado, cumpliendo la petición de su hermano y aceptando que Obito le comparta sus sábanas —Recuerda que te compré ropa para el invierno, úsala— le dijo Shisui, que realmente deseaba ver a Obito vestido con todo lo que escogió para él en el trascurso del año.
—Prefiero que tú me abraces— contestó Obito sonriendo, Shisui lo complació rodeando a su hermano entre sus brazos.
—Te amo, Obito-niisan— apretó con más fuerza el cuerpo de su hermano, recargando su frente en la espalda de él.
—Yo también te amo— el menor tocó con suavidad las manos de Shisui, era un poco difícil hablar si su hermano oprimía tanto su abdomen.
El clon desapareció al pasar unos minutos, lo que ocasionó que las lágrimas de Shisui comiencen a salir de sus lindos ojos. De nuevo volvía a la realidad, una donde su hermano no estaba a su lado.
Su tantō atravesó al último hombre en pie, y al retirar la hoja de su cuerpo, un hilo de sangre le siguió hasta manchar la tierra, aquel ninja cayó al suelo sin vida, y con eso su misión estaba cumplida. En realidad su trabajo no fue tan sencillo como imaginó, y es por eso que el Hokage decidió encargarle esa tarea a él, porque los ninjas que atacaban en esos sitios no eran elementos débiles. Mentiría si decía que no se sentía agotado de haber estado rastreando y cazando a cada uno sin descanso.
—Y este era el último— el Uchiha agitó su tantō para eliminar el rastro de sangre —Ahora los aldeanos de la frontera estarán a salvo— saber que gracias a él existían personas que ya no iban a tener con miedo le hacía feliz, era como un pequeño paso hacia la paz, empero, se sentía incómodo que debiera ser a costa de la vida de otros.
Sin que Shisui se percate, otra persona más presenciaba aquella muerte, y al ver a su compañero caído, no dudo en atacar al Uchiha con su Katana —Maldito— murmuro entre dientes aquel hombre.
—¿Qué?— Shisui intentó reaccionar para defenderse, pero antes siquiera de que se moviera, un kunai salió disparado detrás de él y terminó clavándose en la frente de su agresor. Los ojos de Shisui se abrieron de par en par por la sorpresa, de inmediato se giró en la dirección de donde venía ese kunai, ignorando el cuerpo sin vida que se golpeaba contra el suelo.
—Debes tener más cuidado, Shisui— Obito salió de entre las sombras, había llegado el momento de enfrentar a su hermano menor, y como todas las ocasiones anteriores en que lo pensó, le seguía pareciendo que debía esperar más.
—Tú de nuevo— Shisui adoptó una pose defensiva, retrocediendo unos pasos para colocar más distancia entre ese hombre que ocultaba su rostro debajo de una máscara y su cuerpo en una capa oscura —¿Quién eres?, Dilo ya— le exigió el Uchiha levantando su tono de voz.
Obito se quitó la gorra de su capa, esperando que Shisui logre reconocerlo por su cabello o su voz, que si bien había cambiado demasiado, era un tanto parecida a la de su difunto padre —Soy alguien que te necesita— fue sincero, no solamente porque deseaba que Shisui se una a sus planes, sino que requería estar junto a su hermano menor sin necesidad de esconderse.
—Te he visto rondar en el Clan Uchiha, incluso entras al Santuario Nakano. ¿Qué quieres?— Shisui no dejó de lado su comportamiento hostil, le gustaba creer que se trataba de Obito, que la persona que lo seguía desde antes del ataque del Kyūbi era su hermano que siempre estaba cerca de él, empero, pensaba que su gran amor por Obito lo podía cegar de lo que realmente sucedía.
—¿Crees de verdad que existe la posibilidad de crear un mundo sin guerras?— respondió a su pregunta con otra, descolocando un poco a Shisui, que no esperaba eso. Obito observó a su hermano con su único ojo, el paso de los años habían convertido a Shisui en una persona muy idéntica a su padre, la diferencia de alturas entre ellos era casi imperceptible.
—¿Un mundo sin guerra?— repitió Shisui para sí mismo, era difícil responder a esa pregunta, porque aunque la guerra en que su hermano perdió la vida ocurrió hace años, su aldea nuevamente corría peligro por culpa de su propio clan.
—La paz en este mundo no es posible, el sistema ninja está corrompido, sé que ya lo has visto— con las palabras de Obito, Shisui desvió la mirada, él tenía razón al decir que su estructura no era la más justa —El Hokage se permite influenciar por sus consejeros, culpan a los Uchiha por algo que no cometieron y de lo que no tienen pruebas, incrementan el odio y rechazo que Tobirama Senju ha ejercido siempre sobre ese Clan. Les dejan como última opción revelarse, y en lugar de ser una buena solución, eso solamente creará más guerra— continuó el Uchiha tras el silencio de su hermano menor, sabía perfectamente que tenía la razón, y Shisui no tendría algún argumento para contradecirlo. Solamente necesitaba unos minutos con él para poder convencerlo y revelarle su verdadera identidad.
—Sabes demasiado para ser ajeno a Konoha, tú eres un Uchiha— apretó con fuerza su tantō, si ese hombre era un Uchiha, Itachi y él deberían tener más cuidado con él. No estaba seguro de sus habilidades, pero tenía un presentimiento de que ese enmascarado era el mismo al que su amigo Itachi le había temido en el pasado.
—¿Es importante mi identidad?, Porque yo considero que lo único que deberías preguntarte es lo que nos hace ser iguales— Obito no realizaba ningún movimiento, lo que dejaba en claro que no estaba interesado en iniciar un enfrentamiento, al contrario, nunca se atrevería a tocar a su hermano menor.
—Según tú, ¿Qué nos hace ser iguales?— soltó Shisui despectivo, no imaginaba en qué clase de retorcido mundo ellos dos podían ser iguales. Mientras Shisui no tenía miedo de mostrarse, ese hombre se escondía.
—Ambos tenemos un deseo en común, crear un lugar donde exista paz— observó la expresión de sorpresa de su hermano, después su intento de parecer indiferente de nuevo. Shisui siempre sería fácil de leer para él, por algo su padre solía decir que ambos tenían un lazo que difícilmente se rompería.
—Anteriormente dijiste que en este mundo la paz no es posible— le recordó con una sonrisa cínica, pretendía irritarlo y que muestre sus verdaderas intenciones, sin embargo, la persona frente a él continuaba en aparente calma, no se movía ni mostraba algún indicio de que busque tomar algún arma para atacarlo.
—Hay una forma, podemos hacer que cada persona cumpla sus sueños. Solamente requiero proyectarlo en la luna— le confesó Obito activando su Sharingan al terminar su argumento, Shisui se sorprendió todavía más al ver como las tres aspas de su ojo rojo giraban hasta formar una figura diferente. El enmascarado era de los pocos Uchiha que poseía un Mangekyo, y eso lo volvía más peligroso.
—Genjutsu...— susurró al creer descubrir lo que intentaba trasmitirle.
—Estás en lo correcto. Hablo del Genjutsu de mayor nivel, aquel que es capaz de traer la paz a un mundo tan podrido como este— Obito levantó su mano y señaló a los ninjas muertos que permanecían cerca de ellos, Shisui entendió porque lo hacía, como anteriormente pensaba, no era justo que la paz se debiera obtener con más muertes.
—Eso no es paz, simplemente se trata de una ilusión— se obligó a sí mismo a no caer en su trampa, lo que él pretendía hacer era solamente un juego, uno donde podía manipular los sueños de las personas a su voluntad.
—Sí, pero es la única forma en que tus sueños podrán cumplirse— le dijo Obito con tranquilidad, lo único que deseaba es crear ese mundo que tanto deseaba su hermano, traer la paz que les hacía falta a ambos —Habrá paz y volverás a ver a tu hermano. Nadie perderá a otra persona por no haber llegado a tiempo— quería llenar el vacío, traer de regreso a su padre, a su madre, a su abuela, a Rin y a la cantidad de compañeros que los dos perdían cada año.
—Eres un demente, lo que tú quieres es falso. Nada será real, es como engañarte a ti mismo— le gritó Shisui enfadado, lo que le proponía era como un insulto a lo que en verdad creía, nunca sería parte de una mentira como esa. Tampoco estaba dispuesto a que esa persona continúe con sus planes.
—Es lo que tú hermano habría querido— habló Obito muy seguro de sus palabras, quien hablaba era la persona que Shisui tanto admiraba, y le estaba dando otra pista para que se percate de ello.
—No te atrevas a ensuciar el nombre de mi hermano— expresó el Uchiha enojado, en segundos había retirado un kunai de su porta armas para arrojarlo directamente al corazón de ese hombre, no le perdonaría que use el nombre de Obito para su estúpido plan.
—Pensé que lo entenderías, Uchiha Shisui— para la sorpresa de su hermano menor, el kunai traspaso su cuerpo sin hacerle daño, como si su presencia se tratara de un simple espejismo. Obito no le regreso aquel ataque, se mantenía en su posición de no comenzar un enfrentamiento con Shisui.
—No, él que no entiende eres tú— se recuperó de su impresión después de unos segundos, con una técnica como la que poseía ese hombre, no podía darse la libertad de distraerse —Tal vez yo no sea capaz de traer paz al mundo Shinobi, pero creo firmemente que las nuevas generaciones podrán hacerlo— sonrió sólo de recordar a los compañeros de Sasuke, esos niños eran tan puros y sinceros en su forma de ver a otras personas. Naruto no guardaba rencor a quienes lo trataban mal e incluso continuaba entrenando para convertirse en la persona que los proteja en el futuro. Su amigo Itachi y Sasuke eran diferentes, pero ambos compartían el gran amor que él también sentía por la aldea.
—¿Piensas que unos niños van a cambiar algo?— se burló Obito de su hermano, que Shisui asegure que unos pocos niños con buenos ideales harían la diferencia le parecía patético. Ninguno de los compañeros del hermano de Itachi llamaba su atención.
—Los he visto, tienen buenos ideales y amor por nuestra aldea— prosiguió Shisui, contando cuales eran sus verdaderos pensamientos —Te lo aseguro, el próximo líder de los Uchiha y la futura líder del Clan Hyūga prefieren evitar los conflictos, ellos son pacíficos— confiaba plenamente en que Itachi podría guiar a los Uchiha hacia un mejor futuro, creía que la pequeña Hyūga que tropezaba con él se convertiría en una joven que ayudaría a quien lo necesite, incluso la hija de Inoichi demostraba ser una persona que no toleraba las injusticias. Como se lo dijo a ese hombre, las nuevas generaciones llegaban para mejorar en lo que las anteriores fallaban.
—Eres muy ingenuo, Shisui— comentó Obito desilusionado, realmente le habría gustado que su hermano acepte que ese mundo no tenía salvación, pero se cegaba por su amor a Konoha y su gente —Danzo no permitirá que los Uchiha sigan con vida, él hará todo lo posible para aniquilarlos— le advirtió, porque estaba seguro de que Danzo no descansaría hasta los revelen sus intenciones para poder acabar con ellos sin que el Hokage pueda hacer algo para detenerlo.
—No me subestimes, todavía puedo detener los planes de mi Clan— el Uchiha hizo notar también su línea sucesora, su Mangekyō Sharingan se hizo presente, algo que no impresionó a Obito. Él conocía bien el potencial de su hermano menor.
—Ven conmigo, sabes que es la única manera— Obito extendió su mano hacia él, esperando todavía que Shisui cambie de opinión y lo siga. No podía mostrarle quién era en verdad si su hermano menor no lo comprendía.
—Prefiero confiar en el futuro de la aldea— lo rechazó con firmeza, no cedería ante una persona que ni siquiera se atrevía a mostrar su rostro.
—De acuerdo. Puedes buscarme cuando veas por ti mismo que yo soy una mejor opción— se despidió Obito sin agregar otra palabra, Shisui lo observó desaparecer, la parte de su cuerpo en que él pasaba su brazo iba desapareciendo a su paso.
—¿Quién eres?— murmuró Shisui confundido, sentía que no había obtenido información que le sea útil para descubrirlo.
Itachi llevaba en su espalda a Shisui, que recargaba su barbilla sobre su hombro derecho, la sangre de Shisui le había manchado su propia ropa, pero Itachi estaba seguro de que sus heridas no eran muy profundas, sólo necesitaban atenderlo para evitar que se infecten. Lo depositó con cuidado sobre el suelo, debajo de un árbol para que su mejor amigo pueda recargarse sobre el.
—Te llevaré a casa, ahí podré atenderte por completo— le dijo Itachi mientras buscaba en su porta armas algo que le funcione como desinfectante, no le gustaba el color que adquiría un de las heridas de Shisui, debía curarlo de inmediato si quería que su amigo no pase tantos días en el hospital.
—No lo hagas, tu padre adelantará el golpe de estado si se entera de que Danzo robó mi ojo— Shisui tomó las manos de su amigo, obligando a Itachi a soltar la pequeña botella de alcohol que llevaba en las manos. El mayor negó en silencio cuando Itachi quiso tomar de nuevo el alcohol etílico.
—Él tiene que hacerse responsable por sus actos, convenceré a mi padre de hablar antes con el Hokage— insistió Itachi con desesperación, había golpeado el suelo con su mano, la cerraba tanto en un punto que sus uñas comenzaban a clavarse en su palma, provocando que algunas gotas de sangre resbalen por su piel.
—No van a creerme, Danzo es un consejero de alto nombre... Nosotros sólo un par de Uchihas— suspiró un poco cansado, era consciente de que la herida que tenía en el brazo comenzaba a infectarse, así que lo que menos tenía era tiempo. Ya había elegido su destino, confiaría el bien de su aldea en las nuevas generaciones, confiaría en Itachi.
—Entonces yo...
—Itachi, hazme un favor— lo interrumpió Shisui sonriendo, al mismo tiempo que cerraba su único ojo. No imaginó que ese sería su final, le habría gustado tener más tiempo para disfrutar junto a Itachi e Izumi, quizá molestar un poco a Sasuke.
—¿Qué ocurre?— se atrevió a preguntar, teniendo la respuesta y sabiendo que no le gustaría escucharla. No quería que Shisui se diera por vencido, tal vez él estaría feliz volviendo a ver a Obito, empero, Itachi sentía que lo necesitaba más.
—Cuida mi ojo, eres al único que puedo confiarle este trabajo— acercó sus dedos hacia su ojo, presionando con suavidad y mordiéndose los labios para aliviar el dolor que lo recorría al quitarlo de su sitio —Debo hacerlo antes de que Danzo intente terminar lo que inició— a tientas extendió su mano hacia donde recordaba que se encontraba Itachi, sin embargo, su amigo no se atrevía a recibirlo.
—Shisui...
—Por favor, úsalo para terminar todo esto con el Kotoamatsukami— le suplicó el Uchiha, el rastro de sangre que caía del lugar donde antes estaban sus ojos hacía parecer que estaba llorando —No permitas que nuestro Clan se llene las manos de sangre de inocentes— continuó Shisui, todavía con su brazo extendido y buscando con su otra mano a Itachi.
—Te lo prometo, voy a detener el golpe de estado— Itachi acercó su mano a la de Shisui, recibiendo el ojo de su mejor amigo, llorando en silencio por lo que eso significaba. Detendría a los Uchiha, pero no como a Shisui le gustaría.
—Gracias, Itachi— la sonrisa no se borraba de su rostro, deseaba que su mejor amigo no se preocupe más por él —Fuiste mi mejor amigo, también el hermano que necesitaba— con esfuerzo se levantó de su improvisado asiento, era complicado acostumbrarse a no tener viste, aun así, trató de caminar en la dirección que recordaba de su último vistazo.
—Shisui, ¿Qué harás?— preguntó cuándo observó que Shisui estaba retrocediendo hacia el acantilado. Una caída desde esa altura podría ser muy peligrosa, y más por el hecho de que Shisui ahora no veía.
—Itachi, si de verdad eres mi amigo, no me detengas— fue su última petición, de nuevo la sonrisa en sus labios causó que los ojos de Itachi se empañen por culpa de las lágrimas. Shisui se había decidido, y esa noche selló su final, esperando poder encontrarse con su hermano mayor.
—Shisui— Itachi acercó su mano para intentar detener a su mejor amigo, aunque le fue imposible desobedecer a su última voluntad. Lo dejó caer, sabiendo que iba a morir y que jamás volvería a verlo. Su Sharingan cambió desde esa noche, con lágrimas de sangre vió morir a su mejor amigo.
Shisui sentía el aire sobre su cabello, no sabía exactamente en qué sitio casería, pero esperaba que sea dentro del agua, así la corriente se llevaría su cuerpo y nadie podría encontrarlo.
—Obito-niisan, al fin te veré— habló feliz, imaginando cómo sería reencontrarse con su hermano mayor. Esta vez no sería un clon que desaparece después de unas horas, finalmente volvería a hablar con Obito, y se reuniría con su padre y su abuela también. Esperó pacientemente un golpe contra el agua que nunca llegó.
Sintió unos brazos rodeando su espalda, e incapaz de ver, creyó erróneamente que Itachi había saltado para detenerlo. Obito había utilizado el Kamui para aparecer junto a su hermano, varios metros antes del fatídico final que planeaba darse, cuando se aseguró de que sostenía bien a Shisui, usó nuevamente su técnica para transportarse a una de sus guaridas. Shisui cayó sobre Obito, que se quejó por el golpe pero no soltó a su hermano, los dos rodaron algunos metros hasta que la espalda se Obito chocó contra una pared.
—Te tengo, estás bien— habló Obito suavemente, sin soltar a Shisui y acariciando su cabello —Estoy contigo, hermano— el Uchiha se forzó a no apretar demasiado el cuerpo de su hermano, no deseaba lastimarlo. Se incorporó lentamente, tratando también de que Shisui pueda sentarse para revisarlo de una mejor forma.
—¿Obito?— preguntó Shisui confundido, levantaba sus manos en busca de su hermano, y a su vez Obito tocaba el rostro de Shisui en busca de heridas. Se quedó inmóvil un instante al notar que su hermano menor no tenía ojos.
—Tócame el rostro, Shisui. Soy yo, confía en mí— Obito tomó las manos de su hermano y las posicionó sobre su rostro, Shisui lentamente iba apreciando los rasgos de Obito, deteniéndose en sus cicatrices.
—¿Ya podemos estar juntos?— creía que había enloquecido, tocaba el rostro de Obito pero no podía encontrar rastro del hermano que recordaba, no existía una cara infantil de ojos grandes. Obito poseía unos labios delgados, ojos rasgados, naríz fina y unas cicatrices que no sabía cómo llegaron ahí.
—Estás vivo, Shisui. Ambos lo estamos— rodeó las manos de su hermano con las propias, no quería que Shisui siga tocando sus cicatrices, que se percate de la marca que le dejó el accidente en que casi pierde la vida. Prefería que su hermano lo siga recordando cómo en el pasado, con una gran sonrisa y sueños infantiles que de verdad creía cumplir.
—¿Qué?, Esto no me causa gracia— Shisui se apartó un poco de él, solamente para cubrir su boca con su mano derecha y terminar escupiendo sangre. Obito se preocupó al verlo, tomándolo rápidamente entre sus brazos para llevarlo a una camilla que siempre tenía en ese lugar.
—Estoy vivo, nunca he dejado de cuidar de ti... Lamento no haber llegado a tiempo, perdóname— se disculpó Obito reteniendo sus lágrimas, no era momento de llorar, así que después de recostar a su hermano comenzó a buscar material de curación entre los botiquines. Lo primordial ahora era limpiar sus heridas y evitar que la infección que comenzaba continúe.
—Tú... Eres el hombre de la máscara— reconoció la voz de Obito y la relacionó con la del hombre que siempre lo seguía, ese mismo día había hablado con Obito sin darse cuenta —Debiste regresar conmigo, yo te necesitaba— le reclamó enfadado, su hermano mayor seguía con vida y no había regresado a la aldea con él, tampoco regresaba a su casa en el país del hierro como lo prometieron. Obito se limitó a cuidado desde las sombras.
—No me apoyarías, yo sólo quiero cumplir tu sueño y corregir mis errores— con cuidado pasó una gasa sobre los párpados de su hermano, limpiando la sangre seca y cubriendo con parches al terminar se desinfectar la zona.
—No estoy de acuerdo, Obito— le dijo Shisui seriamente, y su hermano comprendió que se refería a las decisiones que tomó. Shisui se mantuvo firme, y en ningún momento se quejó, incluso cuando Obito le aplicó la anestesia o al comenzar a cerrar sus heridas con puntos de sutura.
—Ya no importa, lo único que quiero ahora es que estés bien— el Uchiha seguía en su labor de atender a su hermano menor, sabía lo básico en curación gracias a personas como Rin o Konan, y aunque solía pensar que no le serviría de nada ahora que su cuerpo se regeneraba solo, agradecía no haber ignorado cuando Konan les explicaba sobre medicina —Voy a cuidar de ti, así estaremos juntos— le sonrió, aunque era consciente de que Shisui ya no lo veía.
—¿Vas a renunciar a tu absurdo plan?— indagó con desconfianza, era difícil creer en Obito justo en ese momento, no cuando descubrió que lo estuvo engañando por años.
—¿Eso es lo que tú quieres?— no se detuvo, aunque de verdad quiso hacerlo para apreciar mejor la expresión en el rostro de Shisui. Se sorprendió al comprender que por su hermano, estaba dispuesto a dejar el plan en que tanto estaba trabajando.
—Sí, yo solamente quiero a mi hermano mayor— Shisui le sonrió, levantando su mano para tocar el rostro de Obito, el Uchiha se acercó un poco para que Shisui pueda colocar su mano sobre su mejilla.
—Entonces eso haré— le prometió devolviéndole la sonrisa, tendría una vida tranquila con su hermano, aunque eso sería después de obtener su venganza contra Danzo —Te ayudaré a recuperarte, e iremos a nuestro hogar— siempre volvía a su casa en el país del hierro, se quedaba a dormir algunas noches y después se marchaba para que Shisui no lo descubra. A partir de ese día sería diferente, ya no estarían solos.
—Tengo sueño, Obito— murmuró Shisui cansado, poco a poco las fuerzas iban abandonando su cuerpo, y no sabía si eso se debía a la anestesia o a los medicamentos que Obito le hizo tomar mientras él hablaba.
—Quédate conmigo un momento más, ya voy a cerrar tu última herida— Obito tomó la aguja con precisión, realizando los mejores puntos de sutura que podía. En su pierna derecha quedaría una cicatriz, aunque no demasiado grande —Te daré medicamento para que puedas dormir sin dolor, iré por más al hospital y regresaré— tomó las manos de Shisui para colocar una pastilla, el agua debió dársela él mismo para evitar que su hermano la tire.
—No me dejes solo— le suplicó Shisui después de tomarse el medicamento, había logrado atrapar el brazo de Obito y no tenía intención de soltarlo.
—Volveré en unos minutos, no tardaré— el mayor acarició suavemente su cabello, justo como cuando eran niños y Shisui temía dormir solo —Estás estable, puedes descansar si lo deseas— habló nuevamente Obito, su hermano aún no se atrevía a dejarlo ir.
—Te amo, Obito-niisan— soltó su mano, confiaría en que por el amor que se sentían, Obito en esa ocasión si regresaría por él.
—Yo también te amo, Shisui— se inclinó un poco hacia él para darle un corto beso en la frente, después desapareció en silencio para cumplir con lo que le dijo a su hermano.
Shisui debió quedarse en aquella guarida, permaneció varios minutos en silencio, esperando escuchar cualquier ruido que le indique que Obito había regresado. Con cuidado se incorporó sobre la camilla, deseando poder explorar el sitio en que se encontraban, y sorprendiéndose cuando no sintió ningún dolor en su cuerpo. Imaginando que se trataba de la anestesia, Shisui tocó su cuerpo para comprobar que sus heridas no se abrieron, su sorpresa se hizo más grande al abrir los ojos y poder ver todo a su alrededor.
Se alegró cuando Obito volvió a aparecer en la guarida, Shisui se bajó de la camilla con gran emoción, esperando encontrarse cara a cara con su hermano para apreciarlo mejor. Si era Obito, su hermano seguía con vida y ahora los dos podrían ser felices.
—Niisan, ya puedo estar de pie— le llamo Shisui contento, debió hablar para que Obito lo note, puesto que parecía distraído revisando los medicamentos.
—¡Shisui!— gritó Obito al ver a su hermano, los medicamentos en sus manos cayeron al suelo y casi de inmediato corrió en su dirección. Shisui se asustó cuando Obito pasó a través de su cuerpo.
—Obito, estoy aquí— Shisui se dió la vuelta para encarar a su hermano, que estaba cerca de la camilla y parecía mover algo —¿Por qué me ignoras?— el Uchiha intentó tomar el hombro de su hermano, empero, de nuevo su mano atravesó a Obito.
—Vamos, Shisui. Sé que puedes hacerlo— Obito trataba de reanimar el cuerpo de su hermano, no comprendía porque no le respondía, no había tardado más de siete minutos.
—¿Por qué no puedes verme?— se acercó a la camilla para saber que era lo que hacía su hermano, sus manos temblaron al ver su propio cuerpo —¿Por qué estoy ahí?— observó sus manos y luego de nuevo al cuerpo que Obito no lograba reanimar.
—Él no puede verte, su conexión espiritual no es muy buena— una voz desconocida le hizo darse la vuelta, frente a él se encontraba un hombre que vestía una elegante Yukata color negra y llevaba una katana en la espalda.
—¿Quién eres tú?, ¿De qué estás hablando?— quiso saber Shisui, no lograba comprender porque se veía a sí mismo, porque su hermano lloraba o porque estaba teniendo alucinaciones con un hombre extraño.
—He sido enviado por Izanami para llevarte con ella— explicó sin demasiado interés, esa rutina la había visto miles de veces, los humanos tardaban en asimilar que ya no pertenecían a ese mundo.
—¿Eso significa que...?— no logró terminar su pregunta, sabía lo que significaba el nombre de la diosa Izanami, su tiempo junto a Obito se había agotado.
—Ya no perteneces a este sitio— aquel hombre de cabellera oscura agitó su mano frente a Shisui para llamar su atención, sin embargo, el Uchiha seguía perdido en Obito.
—Pero mi hermano... Obito y yo planeamos ir a descansar a nuestro hogar— apretó sus manos, se sentía impotente, ese día apenas se había reunido con su hermano mayor después de ocho años, ¿Por qué el destino insistía en separarlos?
—Él estará bien— le mintió el pelinegro, no tenía idea de que pasaría con el hermano de Shisui, y tampoco le interesaba, solamente deseaba cumplir las peticiones de su diosa.
—No me mientas para hacerme sentir mejor— le habló con rencor, su nuevo acompañante ni siquiera se esforzaba en mentir, se notaba de inmediato que no se preocupaba por el bienestar de Obito.
—Ya no te corresponde— fue su simple respuesta, lo único que deseaba era irse.
—¡Shisui!— los gritos de Obito interrumpieron su conversación, Shisui observó de nuevo a su hermano, que lloraba desconsoladamente mientras sus intentos de reanimar su cuerpo iban cesando —No te alejes, no me dejes solo— Obito se abrazó al cuerpo de Shisui, debió sentarse en la camilla para acompañar a su hermano y suplicarle que no lo abandone.
—Obito...
—Eras la única luz que me quedaba— el Uchiha acarició las mejillas pálidas de su hermano, no haber visto a Shisui a los ojos mostrando quien era en realidad es algo de lo que se arrepentía. No hizo feliz a su hermano, tampoco lo protegió como había prometido a su padre. El único día que estuvieron juntos fue el mismo de su despedida.
—Yo estoy aquí, Obito. Mírame, por favor— le suplicó Shisui sollozando, por más que trataba de tocar a su hermano mayor, sus manos seguían pasando a través de su cuerpo. Obito no podía verlo.
—No importa si es una ilusión, te prometo que voy a crear un mundo donde tú y Rin puedan existir de nuevo— el Uchiha continuó acariciando el rostro de su hermano, evitando tocar los parches que se habían manchado de sangre nuevamente —Cumpliré tu sueño, traeré la paz a los Shinobi— las lágrimas de Obito caían sobre la frente de Shisui, su hermano se quedó inmóvil, observando la escena sin poder articular alguna palabra.
Sentía un ligero déjà vu, ver a Obito llorar y sufrir su muerte era prácticamente igual a la noche en que él también perdió a su hermano. La diferencia es que Shisui tardó en entrar en la locura, Obito esa misma noche estaba perdiendo la cabeza, hablaba de continuar el plan que le prometió no seguir solamente para verlo de nuevo. Las horas que permanecieron ahí, Shisui las utilizó para comunicarse con Obito, empero, al igual que sus intentos anteriores, su hermano no lograba escucharlo o verlo.
Cuando comenzó a rendirse, fue que miró a Obito ponerse de pie, todavía sin soltar su cuerpo sin vida. De un momento a otro, todo a su alrededor dio vueltas, el paisaje lleno había cambiado por completo, pasando de ser una habitación llena con utensilios médicos a un sitio iluminado débilmente por lámparas de papel.
—¿Dónde estamos ahora?, ¿Por qué cambiamos de paisaje?— preguntó el Uchiha confundido a la única persona con la que sí podía comunicarse, ver el símbolo de su clan en las lámparas le confundió.
—Tu espíritu no puede estar demasiado lejos de tu cuerpo— su acompañante señaló a su hermano con su dedo índice, y gracias a eso Shisui por fin encontró a Obito, que cargaba su cuerpo igual que antes de irse de la guarida.
—¿Qué está haciendo?— quiso saber Shisui, no comprendía las acciones de su hermano, y eso lo preocupaba. No quería irse sabiendo que Obito no se encontraba bien.
—¿Por qué no le preguntas?, Parece que te está diciendo todos sus movimientos— se burló el pelinegro, le parecía gracioso que Obito le hable a un cadáver que claramente no le respondería. Shisui le miró molesto por su broma, aunque se limitó a no seguirle el juego y seguir observando a su hermano.
—Shisui, espera un poco aquí— Obito besó la frente de su hermano y depositó su cuerpo cerca de la orilla del lago, el agua acariciaba la mano derecha de Shisui pero no pasaba más allá de su muñeca.
—Este es el lago del templo Nakano, crece gracias al río. ¿Por qué Obito nos trajo a este sitio?— Shisui se acercó rápidamente a su cuerpo cuando Obito desapareció en un extraño remolino, tocaba el agua y a diferencia de con su hermano, si lograba sentir las gotas de agua en sus manos y la suave corriente que se formaba. Siempre había escuchado a los ancianos decir que el agua de su lago tenía propiedades curativas e incluso una conexión con sus ancestros, por eso algunos se quejaron cuando Fugaku prohibió su entrada a los otros Uchiha.
—Yo lo que me pregunto es como se traslada tan rápido— su acompañante frotó su barbilla, preguntándose qué clase de humano era ese, su diosa nunca mencionó algo igual. Shisui se quedó pensando en sus palabras, hasta entonces fue consciente de que él tampoco conocía las habilidades de su hermano.
—¿Qué es eso?— el Uchiha señaló el enorme remolino que se formó sobre el lago, del cual caían lindas flores azules, es como si se tratara de una lluvia ligera que terminaba aterrizando sobre la superficie del agua. Cuando la lluvia de pétalos terminó, Obito apareció, Shisui se emocionó al ver su rostro sin máscara, si era su hermano.
—Mira Shisui, he traído tus flores favoritas— Obito se reunió nuevamente con su hermano, sin saber que él realmente lo escuchaba con atención, sonriendo por el detalle que había tenido con él —No quiero que alguien se atreva a profanar tu cuerpo, así que estarás en este lugar, nadie entra aquí porque es protegido por Izanami— le explicaba Obito pacientemente, su padre y su abuela le habían explicado en más de una ocasión que la diosa del inframundo protegía sus templos, hasta ese al que habían descuidado, por eso es que si intentaban ver el interior del lago, incluso con un Dōjutsu tan preciso como el Byakugan, les sería imposible encontrar algo —Solamente serán unos días, volveré por ti para esconderte en un sitio mejor— planeaba dejarlo ahí, nadie que no sea un Uchiha podría acceder al Santuario, y se encargaría de hacer una tumba especial para Shisui en la que sea el único con acceso.
—Está bien, Niisan— aceptó Shisui tranquilo, miró su cuerpo flotar en el agua junto con muchas de sus flores favoritas, su hermano le había quitado los parches de los ojos antes de permitirle irse con la corriente, hundiéndose lentamente.
—Te amo, Shisui. Siempre voy a amarte— se despidió Obito, Shisui quiso limpiar sus lágrimas, sin embargo, no lo consiguió. Su hermano estaba sufriendo, pero al menos su crisis ya había pasado.
—Yo también te amaré siempre— le dijo Shisui con la esperanza de que Obito pueda sentir que seguía con él.
—Creo que es una linda despedida de su parte— mencionó el pelinegro para llamar la atención de Shisui, que aparentaba ignorarlo por momentos.
—Está bien, iré contigo— observó a su hermano mirar su cuerpo hundirse, Obito permanecía sentado a la orilla sin intención de moverse.
—Claro... Un momento— el hombre miró una pequeña tarjeta de papel que tenía en sus manos, y seguido de eso, colocó una mano frente a Shisui para detenerlo —Ya no puedes venir conmigo— se disculpó haciendo una corta reverencia, creía que solamente había provocado que Shisui pierda tiempo.
—¿Qué?, ¿Por qué no?— cuestionó ligeramente irritado, pero más que nada sorprendido. Si era otra de las bromas de ese extraño, no le parecía graciosa.
—El papel que tengo con tu nombre... Se está borrando— declaró mostrando su tarjeta, Shisui se inclinó para verla, parpadeando confundido por lo que ocurría frente a sus ojos. Su acompañante tenía razón, su nombre se estaba borrando.
—¿Eso qué significa?— dejó de ver el papel para enfrentar al pelinegro, él ya aceptaba que estaba muerto, ver las reacciones de Obito y a su cuerpo hundirse en el agua eran la prueba de ello.
—Que todavía no es tu momento de morir— le respondió sin agregar otra palabra, puesto que él tampoco estaba seguro de que significaba exactamente, desconocía por completo los planes de su diosa.
—¿Qué quieres decir?, Yo he visto mi cuerpo hundirse en el lago— expresó enfadado, tomando el cuello de su yukata y agitando su cuerpo —Estoy muerto, Obito llora por mi culpa— lo empujó esperando verlo caer, empero, su acompañante logró mantener la compostura, retirando la katana de su funda para evitar que se acerque de nuevo.
—Pero no puedo llevarte si en el papel no aparece tu nombre, lo siento— se disculpó sinceramente, no podía imaginar lo que sería para él tener que permanecer en ese sitio hasta que su diosa cambie de opinión.
—Necesito una explicación— le exigió Shisui volviendo a tomar al hombre de su ropa, ¿A quién le importaba que él tenía un arma?, claramente estando muerto ya no podría sufrir un daño.
—Ella no quiere que estés en el inframundo, no todavía— le aclaró él con paciencia, entendía que Shisui estuviera molesto y confundido, y no era su intención que los planes de su diosa lo afecten.
—¿Ella?— repitió soltando al pelinegro, seguía sin entender, pero al menos quería creer que él podría ayudarlo de alguna manera.
—Izanami— contestó, confundiendo más a Shisui.
—Espera— el Uchiha intentó tocar al hombre de nuevo, pero éste desapareció en un solo parpadeo —¿Qué se supone que haré?— observó sus manos trasparentes y después el lugar en que su cuerpo se había hundido. No estaba vivo, tampoco podía ir al inframundo, ¿Significaba que no estaba muerto?
—Izanami tiene planeado algo para ti— escuchó de nuevo al hombre hablar, empero, cuando lo buscó por todo el sitio, al único que encontró fue a Obito.
Hinata estaba hincada sobre el suelo, mirando las flores que crecían cerca del lago y tocando las que le parecían más bonitas, se preguntaba si podría cortar algunas para crear una corona que adorne el sitio en que Tobi la escondía. No negaba que era seguro, pero se sentía tan solitario que incluso pensaba que si no fuera porque él la visitaba o la traía de regreso a la tierra, se volvería loca. Obito observaba a la chica en silencio, no lograba comprender porque ella estaba tan fascinada con las flores que la rodeaban, sin embargo, admitía sólo para sí mismo que se veía adorable con esa sonrisa de boba en el rostro.
—Son tan bonitas, me sorprende que estén creciendo sin que nadie las cuide— la ojiperla seguí acariciando los pétalos de las flores, había cortado algunas para la corona que deseaba elaborar, ahora solamente escogía las que pueda llevarse para prensarlas —Creo que algunas pueden ser medicinales— entrecerró los ojos cuando algunas plantas a lado de las flores que tocaba llamaron su atención.
—Lo son, aunque también hay algunas venenosas. Deberías tener cuidado, pequeña— Shisui estaba sentado frente a ella, sabía que la ojiperla no escucharía su advertencia, pero fingir que hablaba con la joven le ayudaba a no volverse loco.
—Gracias por decirme...— Hinata sonrió y levantó su rostro, pensando que era Tobi quien le hablaba y sonrojándose por el hecho de que le dijo pequeña y no torpe. Se sorprendió cuando no encontró a nadie frente a ella, aunque podía apreciar una sombra que más bien parecía como una linterna encendida.
—Un momento, ¿Me escuchaste?— preguntó Shisui emocionado, Hinata asintió, creyendo haberse vuelto loca y acercando su mano al sitio de dónde provenía esa voz —¿Puedes verme?— el Uchiha también movió su mano derecha para poder tocar a la Hyūga, estuvo a unos centímetros de unirse a ella, empero, Obito apareció junto a ellos, tomando la muñeca de Hinata e impidiendo su unión.
—No juegues con las plantas, algunas son venenosas— le advirtió Obito soltando su mano, se preocupó cuando notó que Hinata hablaba sola y actuaba extraño, aunque claramente no se lo diría.
—Y-yo... Creo que he visto algo, también lo escuché hablar— le dijo Hinata con cierto temor, quizá era la falta de comida lo que le hacía alucinar, o también podía tratarse de las plantas venenosas que mencionó Tobi. Cerraba sus ojos, pero la extraña sombra seguía frente a ella.
—Parece que ya tocaste una planta venenosa y ahora estás alucinando, pequeña torpe— la regañó Obito, tomando los brazos de la Hyūga para ayudarle a levantarse, no quería que siga expuesta a lo que sea que hubiera tomado entre sus manos. Estuvo tentado a quitarle las flores de sus manos también, pero conocía esas plantas, y eran inofensivas.
—¡N-no me llame así!— chilló avergonzada por su apodo, no se acostumbraba a que él le dijera torpe, no le gustaba que lo hiciera, y él lo sabía, por ese motivo continuaba para molestarla. Se apartó de él con cierto rencor, ellos todavía no llegaban a un acuerdo respecto a los apodos.
—¿Y por qué no?— Obito se inclinó hacia ella, haciendo evidente la diferencia de alturas entre ellos y la razón por la que la llamaba de esa forma —Eres pequeña... Y torpe— sonrió mientras acariciaba algunos de sus cabellos, le gustaba cuando ella se sonrojaba y sus grandes ojos perla lo miraban fijamente.
—Lo mismo pienso, es pequeña pero adorable— lo corrigió Shisui, si bien la joven no era tan alta, no pensaba en ella como una persona torpe, le resultaba muy tierna con ese suave sonrojo y sus lindos gestos.
—¿Ya terminó con sus estudios?— preguntó la ojierla, prefiriendo cambiar de tema para no iniciar una discusión con él. No le ganaría a Tobi, él no la respetaba lo suficiente como para dejar de darle apodos tan vergonzosos, y ella ya se había acostumbrado un poco. En ocasiones sentía que no se trataba de un insulto, sino de una extraña muestra de afecto.
—Sí, esta sesión fue muy productiva— le respondió el Uchiha volviendo a su posición, entendió que era suficiente por ese día, tampoco pretendía hacerla entristecer por un apodo que escogió para ella sólo para molestarla. Le gustaba verla enfadada, no triste.
—Entonces regresemos, prepararé la comida y será deliciosa— Hinata respiró profundamente, intentando olvidar su anterior encuentro con sus alucinaciones, tal vez Tobi tenía razón al decirle que debería cuidar mejor su alimentación y dormir las horas necesarias.
—De acuerdo— aceptó el Uchiha, aunque no necesitaba comer, le agradaba probar la comida de Hinata, incluso se ofrecía a ayudarle cuando veía que ella lo requería —Sólo no le coloques más sal a mi platillo— sonrió debajo de su máscara al notar que ella daba un pequeño salto, le avergonzaba ser descubierta.
—¿¡Eh!?, Y-yo no hago eso— se defendió la ojiperla desviando la mirada, Tobi caminaba a la par de ella, y cuando decidió mentir para defenderse, él le dio un ligero empujón con su brazo derecho.
—Sé que lo haces cuando te molesto. Eres muy obvia, pequeña torpe— se burló de ella, porque justo en ese instante estaba consiguiendo uno de sus objetivos favoritos, ver como la sonrisa de Hinata se transformaba en un adorable gesto de enfado.
—Quiere molestarme, aunque no caeré en su juego. Yo pienso que en realidad usted es una buena persona— Hinata le miró de reojo y se armó de valor para devolverle el empujón, aunque pareciera extraño, junto a Tobi se sentía en confianza, como si fuera un buen amigo igual a Kiba o Shino. Quizá sólo aceptaría para sí misma que podía ser algo más, con Kiba o Shino no sentía que su corazón se aceleraba si ellos tomaban sus manos o elogiaban sus progresos en entrenamientos.
—Lo dices porque no sabes todo lo que he hecho— le dijo Obito con más seriedad, que Hinata lo considere una buena persona le daba temor, porque si ella se enteraba de la verdad, terminaría decepcionada. Y verla huir como lo hizo Shisui en el pasado, es algo que prefería evitar.
—Cierre los ojos— Hinata se detuvo repentinamente, y en el instante en que Tobi la imitó, la ojiperla respiró profundamente para olvidar sus nervios y tomar las manos de su compañero. Ella no miraba en Tobi a un criminal, sino a un hombre muy triste, uno al que en más de una ocasión miró tener pesadillas.
—¿Qué intentas?— el Uchiha se quedó inmóvil cuando las pequeñas manos de Hinata rodearon las suyas, la veía con interés, tratando de adivinar que lo que ella planeaba hacer. La cercanía con Hinata lo dejaba un poco nervioso, siempre que ella le veía con esos inocentes ojos, sentía que volvía a vivir un recuerdo.
Shisui se levantó del suelo al mirar el acercamiento que ambos tenían, los había observado en silencio porque temía interrumpir su momento, pero ahora que se acercaba a ellos casi podía asegurar que sabía lo que en realidad sucedía.
—Por favor, confíe en mí— le pidió Hinata amablemente, la sonrisa y de nuevo ese lindo sonrojo que adornaba sus mejillas provocó que a Obito le sea imposible apartar sus ojos de ella.
—Sólo hazlo, Obito. Yo también tengo curiosidad por saber qué hará— Shisui ladeó su cabeza, tratando de encontrar el mejor ángulo para verlos. Casi como si su hermano pudiera escucharlo, Obito cerró los ojos sin decir una palabra, ambos Uchiha ahora esperaban que Hinata haga su movimiento.
La Hyūga soltó las manos de Obito para tomar las flores que había guardado en su mochila, de nuevo acercó sus manos a Tobi, sin embargo, no se atrevió todavía a tocarlo. Primero deseaba saber que a él no le incomodaría lo que quería hacer.
—¿Puedo retirar un poco su máscara?— indagó Hinata tímidamente, tomando por sorpresa a Shisui, que esperaba su hermano no tuviera una reacción violenta contra la inocente joven. No sabía si ellos eran muy cercanos o no, pero si ella tenía que preguntar para quitarle la máscara, imaginaba que no.
—No quieras ver más de lo que debes— fue la única condición que le dejó, y más que una petición pareció ser una amenaza. Hinata no se preocupó por ese detalle, hasta cierto punto ya esperaba una reacción similar, en realidad creyó que él ni siquiera le permitiría tocar su máscara.
—No, lo prometo— la ojiperla caminó los pasos que le faltaban para estar justo frente a Tobi, lentamente acercó sus manos hacia la máscara del Uchiha y la fue retirando con cuidado, se detuvo hasta pasar un poco la altura de su nariz, dejando en misterios sus ojos. Observó las cicatrices de Tobi, y se preocupó al pensar que sufrió un accidente demasiado grave, ¿Sería esa la razón de sus pesadillas?
—Hinata...— susurró Obito mientras sentía las cálidas manos de la joven acariciando sus cicatrices, en silencio, ella debió pararse sobre las puntas de sus pies para poder besar ambas mejillas del Uchiha. Obito se sonrojó por ese detalle, y Hinata sonrió al notar su reacción, ahora Tobi le hacía una competencia en el tono rojo de su rostro.
—Usted me agrada, no pienso que sea tan malo. Es verdad que en ocasiones actúa a su conveniencia, pero también he notado que es amable conmigo— Hinata volvió a colocar la máscara en su sitio, y con las flores que sostenía en su mano izquierda, comenzó a adornar el cabello del Uchiha, colocando con cuidado de una por una sobre sus orejas. También le regaló otras flores que depositó en sus manos, Obito sonrió al verla tan sonrojada.
—Ah, ya entiendo. ¡Ella te gusta!— Shisui cubrió su boca con ambas manos, confirmar que su hermano estaba enamorado era casi como un milagro. Había observado a Obito por varios años, y nunca lo miró interesado en alguien, ni siquiera como un amigo.
—Vámonos, necesitas comer bien si quieres estar en condición para nuestro próximo entrenamiento— Obito se apresuró a seguir caminando, evitando así que Hinata lo siga viendo con sus hermosos ojos de ángel. La joven no tardó en seguirlo, estaba feliz porque Tobi no tiraba las flores que le regaló.
—Ya he mejorado mucho, ¿Verdad?— habló la joven Hyūga cuando por fin logró alcanzarlo, no sabía si lo hacía a propósito, pero él al ser más alto caminaba con mayor velocidad.
—No puedes ganarme en nuestros combates— le recordó Obito con tono de burla, algo por lo que ella cruzó sus brazos y dejó de sonreír.
—¡No es cierto!, Le gané en el último— le recordó ella rápidamente, fue muy difícil hacerlo, empero, finalmente después de meses logró derribarlo en combate y dañar algunos de sus puntos de chakra.
—Te dejé ganar— le confesó Obito levantando sus hombros para restarle importancia al asunto. Hinata si estaba mejorando gracias a él, aunque todavía no era una rival que le cause problemas.
—Está siendo malo conmigo porque no le gustó que dijera que es bueno— se quejó Hinata, a Tobi le gustaba molestarla, pero no solía soportar cuando ella lo intentaba. Le parecía graciosa la situación, sólo si eso no involucraba que reconozca sus logros.
—Entonces no lo vuelvas a decir— quiso dar por finalizada esa conversación, y viendo de reojo a Hinata, decidió empujarla una vez más con su codo. Rió ligeramente al notar que ella abría más sus ojos y casi perdía el equilibrio.
—¡N-no haga eso!— le dijo ella avergonzada.
—Camina, pequeña torpe. Tenemos que ir por nuestras cosas e irnos— Obito tomó su mano y continuó avanzando, ese gesto era su forma de decirle que ya no la molestaría, y su acción tomó por sorpresa a Hinata, que se sonrojó fuertemente al ver la unión entre ellos.
—¿Yo le agrado?— no se atrevió a verlo, como en otras ocasiones que Tobi tomaba su mano, su corazón latía con fuerza y sus mejillas ardían.
—Sí, me agradas— Obito agradeció que llevaba su máscara, de esa manera Hinata no podía ver el sonrojo que cubría su rostro. Ella sonrió por su respuesta, saber que le agradaba la hacía feliz.
Shisui los miró hasta que ambos se perdieron de vista, imaginaba que si ella podía escucharlo y era tan cercana a su hermano mayor, sería la manera en que él pueda comunicarse de nuevo con Obito.
Hinata despertó de golpe, quiso gritar pero al estar dentro del agua su nariz se llenó de aquel líquido, haciéndole llorar por la desesperación, se encontraba casi al fondo del lago. Su cuerpo volvió a obedecerle, y con el miedo todavía recorriendo su piel, Hinata comenzó a nadar hacia la superficie para tomar aire, y casi de inmediato continuó hasta la orilla.
Sus manos tocaron la tierra, mientras Hinata tosía con el propósito de expulsar el agua que logró entrar a su cuerpo. Sus músculos de pronto se encontraban demasiado agotados, no tenía la fuerza para dar otro paso más.
—Señorita, ¿Se encuentra bien?— la joven se sobresaltó al escuchar la voz a su lado, giró su cuello para ver a la persona que le hablaba, encontrándose a un hombre usando mascara de gato —¿Me está viendo?— él se emocionó al comprender que Hinata si le miraba.
—S-sí— respondió ella nerviosa. No sabía porque había otra persona ahí, ¿Tan rápido la descubrieron?
—Por fin puede verme, llevo mucho tiempo intentando hablarle— continuó el pelinegro muy feliz, Hinata comenzó a retroceder, avanzando en dirección contraria a él para ir por su mochila y huir si era necesario —No debe tener miedo, sólo es una máscara— el hombre retiró la máscara de su cara, dejando al descubierto el rostro de un joven que parecía de su edad.
—Kaiten...— susurró Hinata impresionada, era él, estaba segura de ello. El hombre que invadía sus sueños por fin venía a verla en persona, justo como él prometió. Sus facciones tan similares y sus rizos adorables, ella no tenía más dudas. Con un poco de temor, Hinata intentó tocarlo, empero, sus manos traspasaron el rostro de su acompañante —¡Ah!— gritó completamente asustada.
—¡Ah!— el joven gritó aún más fuerte que ella, probablemente igual de asustado.
Hinata no soportó estar consciente después de esos dos eventos tan traumáticos, ahora de nuevo estaba alucinando con Kaiten. Su cuerpo cayó al suelo, y aunque el joven quiso sostenerla, ella pasó a través de sus brazos. Maldijo en voz baja su estado, tal vez no debió apresurar ese encuentro, era claro que ella se había llevado una impresión muy fuerte, además de un gran golpe.
—Señorita, despierte por favor. No quiero hacerle daño— la tocó con su máscara, porque ese era el único objeto real que podía sostener, algo que fue muy curioso al principio. Hinata no respondió, su respiración era tan tranquila que comprendió que ella dormía —Genial, Shisui. Mira lo que hiciste— se recriminó a sí mismo, enfadado por haber asustado a la única persona que lo había visto en años.
Notas de la autora:
• Puede contener errores ortográficos
• Disculpen mucho la demora, entre tareas y problemas de salud apenas me estoy recuperando :')
• Izanami dentro de la mitología japonesa es la diosa de la creación y de la muerte, es una diosa primordial y esposa del dios Izanagi, ella se convierte en la diosa del inframundo. Aquí juega un papel importante, podemos decir que varias cosas que suceden son por ella, ¿Pueden imaginar qué planes tiene para Shisui? 👀
• El hombre que hablaba con Shisui era como un guía, él lo ayudaría a cruzar con Izanami.
• ¿Les gustó el pequeño momento Itaino?, Ino desde pequeña sabía dónde poner sus ojos 😏
• Ahora imagino que entienden porque Shisui intenta comunicarse con Hinata 😉
• Estén atentos con Obito, él ha sido paciente pero busca vengarse de Danzo por la muerte de Shisui, y tendrá aliados para lograrlo 👀
• Les comparto imágenes que inspiraron este capítulo 🙇🏻♀️
Dejen sus votos y comentarios 💖
Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️
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