Capítulo VI: Recuerdos de un Uchiha.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Capítulo dedicado a Sasuhina Fans en fanfiction ✨
Especial de Shisui Uchiha.
Parte I.
Recuerdo la melodía de la canción
que cantábamos juntos mientras nos
sentábamos uno al lado del otro.
En mis ojos suavemente cerrados
Estoy colocando imágenes tuyas
Solo en este lugar, donde caminamos juntos
Estoy llamando tu nombre
Incluso durante los inviernos fríos, incluso durante las noches oscuras
Podía sonreír porque estábamos juntos
En la primavera que me diste
Rezamos para que esto sea eterno
Como una pequeña foto en delante de mis ojos
Aún permaneces aquí
Incluso si este destino de ensueño desaparece
Estás grabado en lo profundo de mi corazón
Incluso si estoy sola en este camino
Aún te puedo ver...
De regreso a la aldea, en lo único que podía pensar era en mi hermano mayor, quería llegar a tiempo para poder ayudarle en el pequeño trabajo que tenía. Mientras yo fui enviando a una misión sencilla que consistía en resguardar un grupo de personas junto a un escuadrón más especializado, Obito convenció a los Hyūga de pintar la barda que delimita su territorio por una paga muy buena. Obito Uchiha es mi hermano mayor por un año, él tiene once y yo diez, nuestro padre murió cuando éramos pequeños y a partir de que la abuela enfermó, Obito se esfuerza por conseguir empleos que le permitan mantenernos. Desde que se graduó de la academia ha sido más sencillo, al equipo de Obito le asignan misiones que son importantes, así que consigue una retribución perfecta para ayudarnos a subsistir. Me alegré al ver que faltaba menos para llegar a la aldea, sin importar que estaba cansado y mis piernas me pedían descanso, aumenté mi ritmo. Deseaba llegar pronto, alguien debía apoyar a Obito con su nueva tarea, él no tenía que cargar solo con la responsabilidad de cuidar a la familia.
Al mismo tiempo que Shisui corría por encontrarse con su hermano, Obito pintaba las cercas del Clan Hyūga con ayuda de sus clones, tres para ser precisos. Cada uno fue asignado a una sección diferente sin alejarse demasiado del original. Obito se quitó la chaqueta y la amarró a su cadera, quedando sólo con una camiseta blanca, gracias a eso el calor había abandonado un poco a su cuerpo.
—Con este paso terminaré dentro de tres días, ¿Por qué tiene que haber tantos Hyūga en la aldea?— se quejó Obito pasando una de sus manos por su frente, con la clara intención de quitarse el sudor. Se golpeó la cara con la madera sin pintar cuando miró que se manchó a sí mismo con la pintura que había en su mano —Hiashi-san deberá pagarme también las reparaciones que hice— continuó mostrando su resentimiento hacia el líder de los Hyūga, cuando le asignó el trabajo de pintar su cerca nunca dijo que debería arreglarla. Obito observó a dos de sus clones clavar bien la madera en su sitio, suspiró, quizá era mejor amarrar su chaqueta a su cabeza, así el sol no le pegaría directamente.
—Joven Uchiha— Obito detuvo por un momento su labor de pintar para observar a la persona que le llamaba. Se trataba de un Hyūga de cabello corto y color negro, su piel clara y sus inconfundibles ojos lo delataban, además del hecho de que estaba saliendo de la mansión donde vivía el líder del Clan.
—Si estoy trabajando, lo juro— el Uchiha se giró en dirección a la madera a medio pintar frente a él, seguramente Hiashi había enviado a uno de sus Hyūga para verificar que estuviera avanzando bien en su trabajo.
—No hemos venido a presionarlo, joven Uchiha. Hinata-sama insistió en preparar limonada para usted, así que la he ayudado a hacerlo— debido a las palabras de Kō, Obito se dio la vuelta para ver mejor al hombre que le hablaba, él sostenía una bandeja donde llevaba una jarra de limonada junto con algunos vasos. Los ojos del Uchiha se posaron por un instante en la pequeña niña que acompañaba al Hyūga, que se sorprendió y escondió detrás de Kō cuando hizo desaparecer los clones que le ayudaban a pintar —Es momento de que tome un descanso, no ha parado desde la mañana— insistió Kō en vista de que el Uchiha parecía muy distraído viendo a la pequeña Hinata.
—Oh, muchas gracias— Obito le sonrió a la niña, estaba agradecido con ella porque Kō dijo que la idea era de la pequeña que no parecía tener más de cinco años. Lamentablemente ella de nuevo volvió a esconderse detrás de Kō, sosteniendo su ropa en el proceso.
—Vamos, Hinata-sama, no sea tan tímida— la animó Kō, dándole ligeros empujones en un intento de que Hinata ya no esté escondida detrás de su espalda, la niña confió en su cuidador y avanzó con cortos pasos hasta posicionarse frente a Obito.
—Pa-para usted, joven Uchiha— las mejillas tan rojas de la niña parecían irreales para Obito, aunque admitía que fue muy adorable ver cómo Hinata le entrega un vaso sin atreverse a dirigirle una sola mirada.
—Eres muy amable, gracias por preocuparte por mí— Obito apoyó una de sus rodillas en el suelo para estar a la altura de Hinata, ella se sonrojó con más fuerza y observó el suelo con insistencia. La pequeña Hyūga casi se desmaya cuando sintió la mano de Obito frotar su cabello.
—Parece que tienes una pequeña admiradora— el Uciha se sonrojó fuertemente al escuchar a Kakashi detrás de sí, quiso levantarse, empero, terminó cayendo al suelo y siendo ayudado por Hinata. ¿Por qué Kakashi estaba ahí?
—No lo molestes— lo reprendió suavemente Rin, no le parecía correcto insinuar que la heredera Hyūga estaba enamorada de un Uchiha justo frente al adulto responsable de la seguridad de la niña. ¿Y si lo malinterpretaban?, Probablemente podrían despedir a Obito y no pagarle por su trabajo.
—Hey, ¿Tú qué haces aquí, Bakakashi?— Obito se apresuró a ir con Kakashi después de agradecerle a Hinata por ayudarlo a levantarse, la ojiperla se escondió nuevamente detrás de Kō, ésta vez asustada por el grito de Obito.
—Rin insistió en que te ayudemos, igual que Minato-sensei— Kakashi se cruzó de brazos ante los constantes gritos de Obito y su insistencia por pedirle que se retire, en realidad es lo que deseaba hacer, pero no lo haría si era una orden de su atolondrado compañero.
—¡Yo no te necesito a ti!— el Uchiha agitó sus brazos de arriba hacia abajo, apenas y soportaba tener que convivir con Kakashi en sus entrenamientos, ¿Por qué Minato-sensei le enviaba a Kakashi para estar con él incluso terminando lo requerido?
—Ya basta, asustan a la niña— Rin los volvió a regañar, tanto Obito como Kakashi vieron que Rin pasaba delante de ellos, ignorándolos para avanzar directamente hacia Hinata. Obito no tardó en imitarla, siendo incluso más rápido que Rin.
—Lo siento, no quería asustarte. Cuando seas mayor, asegúrate de evitar a tipos como Bakakashi— Obito se acercó a Hinata, tomando su hombro para que ella lo vea y no ignore su gran advertencia, la Hyūga asintió en silencio, observando a Obito como si se tratara de una de las personas más sabias que conocía.
Kō reía ligeramente al verlos, era agradable que Hinata tenga interés en convivir con otros niños, ella era demasiado tímida y no hablaba con otras personas que no fueran su padre, su madre, su tío, su primo y él siendo su protector.
—¿Y qué tipos debería ver?, ¿Uno cómo tú?— le preguntó Kakashi a Obito, molesto por lo que intentaba decirle a la Hyūga. ¿Qué clase de consejo era ese?, Claramente Kakashi creía ser un mejor partido que Obito.
—Yo soy una mejor persona que tú— Obito se acercó otra vez a Kakashi, al cual empujó, iniciando así otra pelea que Rin sabía no terminaría bien.
—¿Siempre son así?— se dirigió Kō a Rin, anteriormente no parecían ser unos chicos tan agresivos, ahora se querían golpear el uno al otro. Afortunadamente Hinata estaba a salvo a su lado, quizá ellos no eran buena influencia.
—Sí, la mayor parte del tiempo— admitió Rin cansada, en esa ocasión no pensaba intervenir entre sus amigos, debían aprender por sí mismos —¿Cómo te llamas?— los bonitos ojos de Rin se detuvieron en la pequeña que continuaba escondiéndose detrás del Hyūga, misma que no dejaba de ver a Obito ni por un segundo, la castaña se preguntaba si acaso la pequeña de tres años conocía ya a su amigo.
—Hinata— le contestó la pequeña mientras juntaba sus dedos índices y los golpeaba uno contra otro, estaba muy nerviosa al recibir la intensa mirada de Rin sobre ella.
—Es un nombre muy lindo, igual que tú— Rin se atrevió a apretar ligeramente las mejillas de Hinata, ella le parecía una niña sumamente adorable, con su tierno sonrojo y sus grandes ojos perla, brillantes como la luna.
—Adelante, Hinata-sama— de nuevo Kō animó a Hinata a hablar, a su corta edad, Hinata todavía no dominaba ni un poco de las relaciones con otras personas, ella no mostraba ni un poco de interés para hablar con otro que no sea su familia o él.
—Usted también es muy bonita— elogió Hinata a Rin, no había visto a muchas niñas de la edad de la castaña, pero no dudaba que era hermosa. Incluso las marcas en sus mejillas le hacían ver bien, y su forma de hablarle le inspiraba confianza.
—Gracias, Hinata— le agradeció Rin feliz, juntando ambas manos y colocándolas cerca de su rostro, ella era tan tierna como el pequeño hijo de su maestro Minato —¿Te gustaría compartir un poco de tu limonada con Kakashi y conmigo también?— cuestionó la castaña sin dejar de ver a la niña, que no parecía estar en desacuerdo con su propuesta.
Hinata asintió en repetidas ocasiones —Está bien— accedió la ojiperla sin mayor problema.
Kō le entregó la bandeja a Rin, misma que agradeció a ambos con una linda sonrisa —Sólo deben tocar la puerta cuando terminen la limonada— le indicó el Hyūga señalando la casa a la que deberían acudir para llevar la jarra y los vasos.
—De acuerdo— le dijo Rin sin dejar de lado su sonrisa.
—Nos retiramos, Hinata-sama debe comenzar su entrenamiento— Kō tomó la mano de Hinata para llevarla con él, la niña bajó la mirada ante esa afirmación, le habría gustado seguir ahí un poco más de tiempo.
Obito y Rin se despiden de ella con la mano
—¡Buena suerte!— Obito ignoró por unos segundos a Kakashi, había notado que Hinata ya se iba al entrenamiento que Kō mencionó, así que lo mínimo que podía hacer por ella después de su detalle era darle ánimo. Obito y Rin se despidieron de Hinata con la mano, ella tímidamente imitó su gesto.
—Obito-niisan— Obito se emocionó al oír a su hermano Shisui llegar, Hinata logró ver por un instante a Shisui, aunque fue llevada por Kō. Shisui también pudo observar a la niña de lindos ojos —¿Quién era ella?— le preguntó Shisui a su hermano, que no paraba de abrazarlo y elevarlo en el aire con gran emoción.
—Una pequeña Hyūga que nos preparó limonada junto con su padre— respondió Obito, soltando a Shisui y mirando en dirección al sitio por el que Hinata se había marchado. Ya no era posible apreciar a la ojiperla, pero de verdad esperaba que ella tenga un día muy agradable.
—Él no es su padre— le aclaró Kakashi frotando su frente y negando en silencio, su compañero no era muy bueno prestando atención a los detalles dentro de su aldea.
—Bueno, es que todos ellos tiene ojos iguales. Cualquiera puede confundirse— se defendió Obito desviando la mirada, los Hyūga eran parecidos, todos con expresiones poco amables. Esa pequeña era la excepción, estaba seguro de que ella era muy amable —¿Cómo te fue, Shisui?, ¿No estás lastimado?— el Uchiha agitó su cabeza para alejar a los Hyūga de su mente, lo importante ahora era concentrarse en su hermano. Obito revisó a Shisui en busca de cualquier herida, su hermano menor se sintió avergonzado por sus atenciones.
—Estoy bien, Obito— Shisui se sonrojaba cada que su hermano mayor le tocaba el rostro o los brazos, fue bueno cuando Obito le ofreció un vaso de limonada, prefería beber algo refrescante en lugar de que Obito le siga mimando como si fuera un niño muy pequeño.
—Regresa a casa a descansar, dejé la comida lista sólo debes calentar— le dijo Obito amablemente, su hermano requería dormir para reponer sus fuerzas, Shisui no tenía que preocuparse de nada porque él siempre lo cuidaría.
—Quiero ayudarte— murmuró Shisui viendo a su hermano, estaba muy cansado por su anterior misión, empero, no deseaba dejar a Obito trabajando solo.
—No te preocupes, Shisui. Tu hermano mayor lo tiene todo solucionado— el Uchiha levantó su pulgar y se señaló, su gran sonrisa hizo sentir a Shisui un poco culpable. No le parecía justo que su hermano se esfuerce demasiado siendo solamente un niño igual que él —Toma un baño y relájate, en la noche los llevaré a la abuela y a ti a comer en Ichiraku— le prometió Obito, Kakashi por un momento sintió celos de la buena relación que mantenían ambos.
—Pero, Obito-niisan...
—Obito, ¿Por qué no acompañas a Shisui?, Nosotros podemos cubrirte— le propuso Rin, todavía sin soltar la bandeja con la jarra de limonada, Kakashi se acercó a ella para tomar un vaso y probar la bebida que todos habían probado menos él.
—¿De verdad harían eso?— preguntó Obito ilusionado, de Rin lo esperaba, pero de Kakashi no. La única verdad es que si deseaba estar más tiempo con Shisui.
—Sí, sólo promete no tardar demasiado— Kakashi lo miró después de beber de la limonada, estaba dispuesto a ayudar por petición de su maestro, sin embargo, eso no quería decir que haría el trabajo de Obito mientras él descansaba junto con Shisui.
—Gracias, prometo regresar pronto— Obito juntó ambas manos con gran emoción, unos minutos a lado de su hermano, es lo que necesitaba después de tantos días separados.
—Nos vemos— Shisui se despidió de Rin y Kakashi, ellos hicieron lo mismo mientras observaban como las figuras de ambos Uchiha desaparecían en la lejanía.
—Te extrañé, Shisui. Eres mi pequeña luz— Obito abrazó a su hermano, que de inmediato le devolvió el gesto, estaba muy contento de tener a Shisui por fin a su lado.
—Yo también te extrañaba, es muy aburrido estar sin ti— Shisui se sintió en casa al estar al lado de Obito, le encantaba que su hermano siempre le consentía en cada oportunidad que tenía —Te amo, Niisan— confesó Shisui alegre, su hermano era la persona que más amaba y admiraba.
—Y yo a ti— contestó Obito frotando el cabello de su hermano.
Obito y Shisui caminaban por el centro de la aldea, iban de regreso al distrito Uchiha después de haber comprado flores con los Yamanaka. Se acercaba la fecha en que su padre Kagami falleció, debido a eso, ambos hermanos decidieron llevarle un presente al cementerio. Su abuela los habría acompañado de no ser porque continuaba muy enferma. Obito creía que visitar a su padre sería también bueno para que Shisui olvide por un momento que la abuela no mejoraba con su tratamiento.
—Estas son las flores favoritas de nuestro padre, seguramente le gustarán— habló Obito emocionado, desde hace unas semanas no habían visitado a su padre, así que le agradaba la idea de hacerlo. A su lado, Shisui también se mostraba feliz.
—¿Tú lo crees?, ¿No deberíamos llevarle más?— preguntó Shisui sin alejarse demasiado de su hermano mayor, le parecía que tener solamente doce flores era muy poco, quizá deberían comprar otro ramo.
—La cantidad no es lo importante, sino la intención detrás del regalo. Nosotros compramos la docena de sus preferidas, él estará feliz— le explicaba Obito con paciencia, razón por la que Shisui asentía repetidamente, su hermano tenía un punto muy bueno que no podía contradecir.
Shisui permaneció en silencio por unos minutos más, dejó de caminar cuando observó a una niña correr hacia ellos pero sin ver bien el camino —¡Cuidado!— el Uchiha gritó para alertar a su hermano, intentó apartarlo pero no lo consiguió a tiempo.
Tanto Obito como la niña que corría tropezaron, ella cayendo sobre sus brazos y su hermano arriba de las flores. Hinata había estado corriendo por varios minutos, limpiando sus ojos llenos de lágrimas y tratando de escapar de lo que creía era otro secuestrador.
—Eso dolió— se quejó Obito frotando sus manos, tenía raspones de los que salía un poco de sangre, misma que terminó manchando los pétalos blancos de sus flores.
—Las flores se arruinaron— murmuró Shisui con cierta tristeza, sin querer, Obito cayó sobre el ramo y aplastó las flores que tardaron en escoger. Quiso poder enojarse con la culpable de la situación, pero sabía que no era realmente su culpa, y la niña se veía muy afectada por lo sucedido.
—L-lo sien-siento— la pequeña Hinata lloraba y frotaba sus ojos, lo que no parecía buena idea tomando en cuenta que sus manos estaban llenas de tierra y sangre.
—Espera, no llores— le pidió Obito asustado, no quería hacer llorar a una niña inocente y dar un mal ejemplo a su hermano menor —Está bien, a las flores no les pasó nada— el Uchiha se apresuró a sentarse sobre el suelo y sacudir las flores, realizando su mejor intento por arreglarlas basándose en los movimientos que los Yamanaka hacían para acomodar los pétalos. Quería demostrarle a Shisui y a la niña que no debía preocuparse.
—Lo siento mu-mucho, l-lo siento mucho— se disculpó Hinata sollozando, nunca fue su intención hacer que alguien se lastime, ella solamente se alejaba del peligro. Sentía la mirada de ambos niños sobre ella, y por temor a descubrir que estaban molestos, la Hyūga no descubría sus ojos.
—No ha pasado nada. Mira, las flores están bien, ¿Cierto, Shisui?— Obito se dirigió a Shisui, si ambos le decían que todo estaba bien, tal vez la pequeña niña dejaría de esconderse. Ahora que la veía bien, notaba que sus rodillas también se encontraban lesionadas, igual que sus brazos.
—Sí, ahora están bien— aseguró Shisui sonriendo y acercándose a su hermano para ayudarle a levantarse, Obito debió dar palmadas a su ropa para quitar la tierra que lo ensuciaba, Shisui sin dudar lo apoyó en esa labor.
—¿Tú te lastimaste?— le preguntó Obito a Hinata, él intentó acercarse a la niña, empero, Hinata retrocedió asustada. El Uchiha se sorprendió por el temor que ella mostraba, no era algo normal.
—¿Qué le ocurre?— quiso saber Shisui, su hermano negó sin saber que decir, los dos estaban confundidos y ninguno tenía la respuesta que el otro necesitaba.
—Mmm, ¿Te gustan las flores?— indagó Obito con ligera curiosidad, Hinata apartó sus manos de sus ojos y asintió tímidamente —Toma, es bueno regalarle una flor a una niña tan linda— el Uchiha le entregó una de las flores de su ramo, lo que provocó que una tierna sonrisa se dibuje en su rostro de la niña. Shisui de nuevo se acercó a ellos para que con ayuda de Obito, puedan hacer que la ojiperla se levante.
—Domo arigato gozaimasu— Hinata hizo una corta reverencia hacia los dos, no esperaba que recibiría una linda flor después de haber causado que uno de ellos haya caído.
—¡Hinata-sama!— los tres niños giraron su rostro en dirección al hombre que corría hacia ellos, Kō Hyūga agitaba su brazo derecho con la intención de que Hinata lo pueda ver. La pequeña Hinata había escapado de su cuidado cuando otra persona se acercó a él para saludarlo, la ojiperla tal vez le temió porque llevaba una bufanda que le cubría el rostro, y ella continuamente se asustaba si veía que alguien trataba de esconder su apariencia, recordaba a sus secuestradores de hace unos días.
—¡Aquí!— lo llamó Shisui, recordaba haber visto a ese hombre junto a la niña a su lado, ellos eran los que estaban en el Clan Hyūga cuando Obito pintaba junto con Kakashi y Rin.
—Hinata-sama, no debe escapar de esa manera— Kō llegó con los tres niños, tomando a Hinata de la mano para evitar que ella vuelva a escapar. Hinata le miró feliz, su amigo había regresado por ella y ya no estaba acompañado del hombre que le causaba miedo.
—Sumimasen— Hinata bajó la mirada por un momento, Kō había notado la flor que llevaba su protegida y que le hacía falta al ramo de los dos Uchiha. Ya entendía porque Hinata estaba tan sonrojada.
El Hyūga tomó a Hinata de los brazos para cargarla, la niña sonreía feliz de estar con Kō, en él confiaba demasiado, y probablemente más de lo que hacía con su padre.
—Me disculpo si Hinata-sama ha causado algún problema, ella ha estado bajo mucho estrés desde que intentaron raptarla hace unos días— explicó Kō a los dos Uchiha que todavía estaban frente a él, Hinata miraba a ambos niños con sus mejillas sonrojadas y sin soltar su flor, llegando a casa le preguntaría a su madre que tipo era —Su médico le ha recomendado salir para distraerse, pero ella se encuentra muy nerviosa— siguió en vista de que los dos le prestaban atención, quería explicar el motivo de las acciones de Hinata para que no se molesten con ella.
Obito y Shisui se miraron entre sí, sentían pena por la niña que los veía sonriendo, no debía tener más de cuatro años, pues parecía como de la edad de Sasuke. Que una niña tan pequeña esté traumada por un intento de secuestro en lugar de jugar libremente y disfrutar de su niñez era muy triste.
—No causó ningún problema— le dijo Obito al mismo tiempo que ofrecía otra de sus rosas blancas a Hinata, la ojiperla se sonrojó fuertemente, pero no rechazó su obsequio. Shisui observaba con atención a su hermano, él era tan bueno que trataba de hacer sentir mejor a alguien que no conocía y probablemente olvidaría en unos meses. En ese instante, nuevamente admiró a su hermano mayor.
—Me retiro, debo llevarla a casa— se despidió Kō, que ahora se sentía aliviado al saber que Hinata no pasó por un mal momento junto a ese par de niños.
—Adiós— Obito y Shisui hablaron al mismo tiempo, Hinata se despidió de ellos con la mano que no sostenía sus dos flores. Ambos Uchiha vieron los dos alejarse, el mayor hablaba constantemente a la niña que asentía sin decir una palabra.
—Pobre niña— murmuró Shisui, seguía sintiéndose mal por la pequeña que en ese instante ya no podía apreciar.
—Espero que mejore pronto— Obito miraba el espacio que las dos flores dejaron en su ramo, no se arrepentía de haberle entregado ese obsequio a la Hyūga, y esperaba que su padre no se moleste por llevarle menos. Prometía que el siguiente día le llevaría más flores como compensación.
—Yo también lo espero— concordó su hermano menor, de verdad deseaba que la vida de esa niña mejore.
Obito cerró la puerta de su hogar con llave, acababa de llegar de una misión demasiado complicada, agradecía que por fin terminó y que su maestro Minato y Kakashi prometieron hacer el informe para el Hokage. Se quitó sus sandalias ninja y las dejó en el recibidor junto a las de su hermano, comenzó a llamarlo al igual que su abuela, pero ninguno respondía. El Uchiha pronto corrió a las escaleras y comenzó a subirlas, quería llegar con su familia para llevarlos a ambos a cenar en algún restaurante, por su misión le pagaron lo suficiente para consentir a Shisui y su abuela por una noche. En la habitación encontró a su abuela, a simple vista parecía dormir, pero no lograba ver su suave respiración, Shisui también estaba ahí, sentado en el suelo y llorando en silencio.
—¿Qué sucedió?, ¿Qué le pasó a la abuela?— Obito corrió hacia su abuela, dejando caer en el camino su mochila de misiones. De inmediato revisó su pulso, y al no encontrar rastro de el, comenzó con sus intentos de reanimarla —¡Shisui!— le gritó a su hermano para hacerlo salir de su trance, puesto que el Uchiha no dejaba de susurrar palabras sin sentido ni de frotar su cabello.
—Lo siento, Niisan— murmuró el menor asustado, temía que Obito lo termine odiando por lo sucedido —La abuela dijo que ya no deseaba sufrir, yo no quería hacerlo— se acercó a Obito para apartarlo de su abuela, ya no tenía sentido reanimarla, ella llevaba más de un hora sin respirar.
—Tus ojos...— Obito se sorprendió al ver que el Sharingan de su hermano había cambiado, ya no eran tres aspas las que se apreciaba entre el color rojo, era una figura diferente y que jamás había visto —¿Tú lo hiciste?— se atrevió a preguntar, anteriormente es lo que Shisui quiso decirle, pero todavía no podía creerlo.
—Lo lamento, la abuela me lo pidió— contestó Shisui mientras limpiaba sus ojos con las mangas de su abrigo, él no deseaba cumplir la petición de su abuela, pero era triste también verla sufrir por culpa de su enfermedad que no mejoraba —Me van a arrestar— su cuerpo entero tembló solamente de imaginar ese escenario, dejaría a Obito solo si lo encerraban por la muerte de su abuela.
Pronto, lo que menos esperó Shisui sucedió, Obito lo abrazaba, tan fuerte que podía sentir los latidos de su hermano. Se sintió protegido, aunque Obito todavía no hablaba, le era posible percibir su apoyo. Lloró abiertamente, siendo consolado por la única familia que le quedaba.
—No estás solo, Shisui. Me tienes a mí, y mientras yo esté vivo, nada malo te sucederá— afirmó Obito con gran convicción, esa noche no se atrevió a llorar, aunque sus ojos ardían por querer hacerlo, Shisui necesitaba de una persona fuerte que le ayude a sobrellevar el trauma. Obito se sentía culpable porque no logró cumplir la promesa de conservar la sonrisa de su hermano menor.
—¿No estás enojado conmigo?— Shisui apartó su rostro del pecho de Obito para ver sus rostro, la mirada de su hermano no demostraba enfado, parecía estar preocupado. El Uchiha continuó esperando la respuesta de su hermano, que recién acercaba su mano a su cara para apartar los cabellos que se pegaban por sus lágrimas.
—No estoy molesto contigo. La abuela vivió mucho con nosotros, y si ella quería partir es algo que debemos respetar— Obito continuó abrazando a Shisui, nunca podría odiar a su hermano menor, él era demasiado puro como para provocar un sentimiento negativo de su parte. Amaba a Shisui más que a cualquiera, y la muerte de su abuela no cambiaría ese fuerte sentimiento.
—Lo siento, Obito— se disculpó otra vez Shisui, el miedo de recibir el rencor y odio de Obito iba desapareciendo, su hermano mayor edad tan bueno que siempre le mostraba un amor incondicional.
—Escucha, necesito que regreses tus ojos a la normalidad— el mayor de los Uchiha deshizo su abrazo para tomar a su hermano por los hombros, aunque prefería seguir consolando a Shisui, lo mejor sería comenzar a trazar un plan para explicar la muerte de su abuela sin levantar sospechas. Shisui obedeció a su hermano, haciendo su mayor esfuerzo por desaparecer el Sharingan de sus ojos —Voy a deshacerme de las evidencias, ve a casa del tío Fugaku y pídele ayuda, ¿Puedes hacer eso?— miró directamente a los ojos de Shisui, sabía bien que su hermano mantenía una buena relación con Itachi, por lo que esperaba que el padre de éste confíe en ellos igual que lo haría su hijo.
—Sí, lo haré— asintió para confirmar sus palabras y que así Obito no tenga dudas de que lo iba a obedecer. Quién ahora pensaba con mayor claridad era Obito, y por ese motivo lo seguiría sin dudar.
—Nadie más que tú y yo sabremos lo que sucedió en realidad, y si algo llega a salir mal, no dudes en culparme a mí— le pidió Obito, en esta ocasión actuando con una seriedad que Shisui nunca había visto antes. Su hermano siempre sonreía y trataba de hacerlo feliz incluso con acciones que para otros podían parecer pequeñas.
—Pero...— quiso contradecirlo, sin embargo, Obito no lo permitió.
—Promete que vas a culparme a mí— suplicó Obito a su hermano, nunca sería tan fuerte como para ver qué a Shisui le suceda algo malo. Antes prefería morir que presenciar como Shisui sufría de nuevo —Yo no puedo perderte a ti, Shisui. Eres lo único que le da sentido a mi vida— el menor se sorprendió con su declaración, empero, logró comprenderlo a la perfección. Ahora solamente se tenían el uno al otro.
—Te lo prometo, hermano— Shisui abrazó a Obito, encontrando el único amor que era honesto.
Shisui se cubrió más con la bufanda que su hermano le regaló antes de que partieron al país del hierro, no quiso creerle cuando le dijo que el frío en ese sitio era más fuerte que él de los inviernos en Konoha, empero, su hermano terminó teniendo toda la razón. El viento helado se sentía como un rasguño que era capaz de llegar hasta tus huesos. Llevaban caminando por unos veinte minutos, y cuando Shisui por fin se cansó de no saber a dónde se dirigían, Obito le pidió que cierre los ojos. Confío en su hermano, que lo guío el resto del trayecto.
—Llegamos a casa, Shisui— anunció Obito entusiasmado, al mismo tiempo que quitaba sus manos de los ojos de su hermano para permitirle ver —¿Te gusta?— continuó feliz el Uchiha, llevaba mucho tiempo ahorrado para comprar una nueva casa y poder disfrutar con su hermano de un hogar propio que no les genere recuerdos tristes.
—¡Es enorme!, ¿Tú la compraste?— los ojos de Shisui viajaban por toda la estructura de la casa, eran dos niveles, incluso más grande que su hogar en Konoha. La arquitectura del país del hierro resultaba ser diferente a la de su aldea, pero eso o significaba que no le gustaba.
—Minato-sensei me ayudó a pagarla, decidí que nuestro nuevo hogar debe ser uno rodeado de paz— Obito se frotó el cuello un poco nervioso, si era sincero, su maestro fue el que le aportó gran parte del dinero que le hacía falta, y como buen alumno prometió reponerlo conforme fuera ganando en sus próximas misiones. El Uchiha quiso adelantar sus planes para que Shisui pueda olvidarse del incidente con su abuela —Sé que tú mayor deseo es que podamos vivir en un mundo sin guerra, y como no puedo dártelo, me esforcé por conseguir algo parecido— confesó sonriendo, Shisui lo observó de reojo, fascinado porque su hermano mayor se esforzaba por cumplir su sueño.
—Es perfecto, Obito— el Uchiha limpió con discreción las pequeñas lágrimas que salían de sus ojos, estaba tan emocionado, justo cuando pensó que no volvería a ser feliz, su hermano mayor lo sorprendía.
—En el país del hierro no se involucran con las guerras de los ninja, aquí es el lugar donde más paz encontrarás— abrazó a su hermano menor, que continuaba muy alegre y eso hacía feliz a Obito también. Observó la entrada de la casa y a su vez las llaves en su mano, de encontraba un poco ansioso de llevar a Shisui a descubrir su interior —Es nuestro nuevo hogar, siempre que estemos de vacaciones podremos descansar aquí— Shisui recargó su cabeza sobre el hombro de su hermano, la sonrisa de ambos sería algo que no olvidarían.
—Me encanta, vamos a verlo— Shisui le quitó las llaves a su hermano en un hábil movimiento, tomando al mismo tiempo la mano de Obito para llevarlo con él hacia el interior de su nuevo hogar. No tardó mucho en abrir la puerta, menos en cerrarla, solamente quería comenzar a explorar las habitaciones.
—Después de que me retire de mi puesto de Hokage, y tú decidas renunciar a ser el mejor ninja del Clan, ambos regresaremos aquí a disfrutar de la tranquilidad— Obito miraba los pocos muebles que había conseguido para su nueva casa, no eran demasiados, aunque si los suficientes para que Shisui y él puedan pasar las temporadas que prefieran.
—¿Y si tenemos hijos?— preguntó refiriéndose al futuro, Obito solamente los estaba contemplando a ellos dos, empero, quizá en varios años más cada uno forme su propia familia. Debían pensar también en esa posibilidad.
—Si ya son adultos, podemos dejarlos en Konoha— comentó Obito tras pensarlo detenidamente, Shisui no pudo evitar reír un poco por su después tan despreocupada. Tal vez tenía razón, no era necesario llevar a sus hijos si ellos eran adultos —Aunque no veríamos tan seguido a nuestros nietos, ¿Te imaginas siendo abuelo?— agitó su cabeza para alejar de su mente una imagen de él teniendo cabello blanco, todavía estaba muy joven para parecerse a Kakashi.
—Tal vez, me gustaría formar una familia— y a su mente llegó la imagen de una linda niña de ojos grandes e idénticos a la luna, a su edad no le interesaba pensar en esos temas, sin embargo, no quería decir que nunca lo había hecho —Dos hijos serían suficiente, un niño y una niña— sonrió por sus propios sueños, si le agradaba la idea de formar una familia.
—Yo desearía tener más hijos, cuatro, quizá cinco— Obito cruzó sus brazos por detrás de su cabeza, era lindo pensar que tendría pequeñas versiones de él mismo corriendo por el patio de su nuevo hogar y volviendo locos a Shisui y él —Así podría entrenar con uno cada día de la semana y descansar los fines— continuó contando su fantasía, entrenar a cada uno de sus hijos, sería como volver a entrenar cada día con su hermano menor.
—Pobre de tu esposa— murmuró Shisui adolorido, se enteró por Itachi, que lo escuchó de su madre, que las mujeres sufrían mucho cuando tenían un bebé. Sentía pena de la futura esposa de Obito, porque su hermano parecía no querer conformarse con uno.
—Ella estará bien, seré buen esposo— aseguró el Uchiha sonriendo, nunca planeaba llegar tarde a su casa, le ayudaría a su esposa con las tareas del hogar y cuidaría bien de sus futuros hijos. No creía que fuera tan diferente a lo que ya hacía antes, cuidar de su abuela y Shisui y darles todo lo que ellos deseaban. Incluso ese tantō que llevaba Shisui en la espalda, era un regalo que se esforzó en comprar porque su hermano lo deseaba.
—En el futuro, regresaremos siendo una familia más grande— Shisui tomó la mano de su hermano, como una forma de cerrar su promesa, en unos años dejarían de ser solamente ellos dos.
—Sí, tendré que ir haciendo más habitaciones— Obito suspiró, su cuerpo parecía agotarse sólo de decirlo. Todavía no terminaba de pagar la casa y ya estaban saliendo más gastos, aunque por Shisui y su futura familia haría todo lo necesario.
—¿Cuántas tenemos?— indagó el menor con curiosidad, la casa ya era muy grande en su opinión, ¿Podía crecer más?, Porque hasta el momento le agradaba tené un gran jardín.
—Está la cocina, el comedor, la sala, los dos baños y tres recámaras— enumeró cada una de las habitaciones usando los dedos de su mano, sí, sería mejor planear en que sitio construir las recamaras extra. Seguramente sería muy divertido comenzar a dibujarlas junto con su hermano, después pediría la aprobación de su maestro Minato.
—Eso quiere decir que podemos traer a Itachi la próxima ocasión— la sonrisa de Shisui se volvió más grande, compartir un poco de paz con su mejor amigo era como otro sueño convertido en realidad. A Itachi también le hacía falta poder disfrutar de la tranquilidad que un niño de su edad debería tener.
—Claro, puedes invitarlo— Obito se cruzó de brazos, un tanto celoso de que su hermano menor se emocione demasiado al hablar de Itachi.
—¿Me prometes que siempre volveremos a nuestro hogar en vacaciones?— los ojos de ambos se encontraron, ambos disfrutando de estar juntos y de un ambiente tan cálido que sería difícil abandonar.
—Te lo prometo, Shisui— fue sincero con él, porque nada lo haría más feliz que volver todos los años a disfrutar sus vacaciones con su hermano.
La entrada de Konoha se encontraba muy solitaria a esa hora de la noche, sin embargo, a Shisui poco le importaba. Ese día regresaba su hermano, y si bien su equipo ya se había retrasado demasiado llevaba varias horas esperando, Shisui no pensaba retirarse, no siquiera cuando los vigilantes de la entrada se lo aconsejaron amablemente. La misión de Obito y su equipo era muy peligrosa, y no descansaría hasta poder verlo nuevamente.
Se levantó del suelo cuando los guardias le señalaron a un pequeño grupo que regresaba a la aldea, Shisui sonrió ampliamente al reconocer la cabellera rubia de Minato, aunque su felicidad desapareció al notar que Obito no venía con ellos.
—¿Dónde está Obito?, ¿Dónde está mi hermano?— buscó con su mirada más allá de ellos, esperando que Obito estuviera retrasado por el cansancio y por ese motivo no iba a la par de su equipo. Su mirada se detuvo en la cicatriz de Kakashi, siguió el recorrido de ésta hasta encontrar el ojo con el Sharingan activado.
—Lo siento— Kakashi se cubrió con su banda ninja, avergonzado por no haber podido rescatar a su amigo. Ahora Shisui lloraba, y eso era su culpa, una con la que cargaría el resto de su vida.
—Bastardo— ignorando a la voz de la razón, Shisui se abalanzó contra Kakashi para golpear su rostro, el peliplata se limitó a desviar la mirada, consciente de que era una reacción entendible por parte del Uchiha. Rin intentó defender a su amigo, empero, Minato le impidió hacerlo —¿Por qué tienes el ojo de Obito?— el Mangekyou se activó en los ojos de Shisui, sorprendiendo a Kakashi al igual que a Minato y Rin. El Uchiha sostenía a Kakashi del cuello de su camiseta, lo agitaba bruscamente como parte de su forma de exigir respuestas.
—Lo lamento, no fui un buen líder, tampoco un compañero— se disculpó nuevamente Kakashi, si a alguien tenían je culpar por la muerte de Obito, ese era él, y estaba dispuesto a recibir los golpes que Shisui desee darle. Como si el Uchiha pudiera leer su mente, volvió a impactar su mejilla, rompiendo el labio de Kakashi en el proceso.
—Usted es igual de culpable— Shisui observó a Minato con rencor, sus ojos rojos brillaban fuertemente en la oscuridad —Son el uno para el otro— habló molesto, apretó sus manos para evitar seguir perdiendo el tiempo con las personas que claramente no le devolverían a su hermano, menos con los que no se tomaron la molestia se disculparse por sus acciones.
—Espera, Shisui— Minato tomó su hombro en un intento de detenerlo, pero lo único que ganó a cambio fue que Shisui también le diera un fuerte golpe en el rostro. No terminó mejor que Kakashi, el sabor metálico de la sangre pronto invadió su boca.
—Ninguno de los tres vuelva a dirigirme la palabra. Para mí, ustedes murieron junto con mi hermano— Shisui les dió la espalda, y sin mirar atrás continuó su camino a casa. No quería estar solo en un hogar en que Obito ya no estaría, así que se decidió a que esa noche iría a pedirle a Itachi que le permita estar con su familia y él.
—Shisui...— susurró Rin preocupada, no solamente había perdido a su mejor amigo, sino que también ganó el rencor de su hermano menor. Shisui nunca volvería a hablarle.
El Uchiha pronto comenzó a correr, en ocasiones limpiaba sus ojos para que las lágrimas no le impidan ver con claridad el camino. Su corazón dolía, es como si su cuerpo se estuviera volviendo más pequeño y presione su pecho con una horrible punzada. Le provocaba náuseas recordar que Kakashi llevaba el ojo de si hermano mayor, ni siquiera tuvieron la delicadeza de traer su cuerpo para que él pueda verlo por última vez, y para tomar el Sharingan de Obito no dudaron.
—Estaré en casa pronto, Shisui— Obito le sonreía, y el como buen hermano menor creyó ciegamente en su promesa.
—Te prepararé tu platillo favorito— le había susurrado al oído cuando intentó animarlo al ver que estaba triste por su partida.
—Te amo, Shisui— Obito le besó la frente antes de irse de la aldea, y esas fueron las últimas palabras que escuchó de su hermano mayor.
—Me mentiste, Obito— sus piernas ya no soportaron más, terminó derrumbándose de rodillas cerca de la entrada al distrito Uchiha —No cumpliste tu promesa— lloró desconsoladamente, gritando de impotencia y reclamando al cielo por arrebatarle a su hermano. No importó cuántas veces golpeó el suelo y lo ensució con su propia sangre, continuó hasta que se quedó sin voz y debió abrazarse a sí mismo por el frío.
Ahora no estaba Obito para abrazarlo y prepararle una taza de chocolate caliente.
Notas de la autora:
• Puede contener errores ortográficos.
• El texto al principio del capítulo es un pequeño fragmento de la traducción de la canción "Photo Of My Mind" de Song Ga-in.
• En esta historia, Naruto conoció a sus padres, aunque por un corto tiempo. Minato y Kushina murieron después, cuando iban a tener su segundo hijo, el parto fue parecido que el de Naruto en el manga/anime pero ahí el bebé falleció, por eso es que le sellaron el Kyūbi a Naruto unu
• Como en el manga no se explicó de que forma Shisui despertó el Mangekyou Sharingan, aquí hice una versión alternativa que quede acorde a la historia. Shisui asesinó a su abuela con una almohada para que ella deje de sufrir por su enfermedad.
• La casa de Obito y Shisui en el país del hierro será importante para la trama ❤️
• Aquí les di algunos momentos de Hinatita con Obito y Shisui, aunque el único que la recuerda bien es Shisui 💜 en la segunda parte les daré un pequeño momento Itaino 👀
• Les comparto unas imágenes de Kō para que se enamoren de Kō igual que yo 🙈
• Shisui se salió un poco de control al golpear a Kakashi y Minato, pero es una reacción que se puede entender, perdió a su hermano y único familiar :c
• ¿Les gustó esta primera parte?, La siguiente creo que será más triste 😞 preparen sus pañuelos
Dejen sus votos y comentarios 💖
Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️
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