Capítulo V: Mi única salida.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Parte II.
El hospital lo conocía, había llegado en algunas ocasiones fingiendo ser un civil para obtener información sobre los criminales que su organización rastreaba con el propósito de eliminarlos. Jamás había asistido con su verdadera apariencia, vistiendo la capa de Akatsuki y usando su máscara naranja en forma de espiral, si ese día lo hacía es porque pretendía intimidar a todo el que se cruce en su camino.
Su plan al final resultó, los pocos pacientes que esperaban en la recepción corrieron en dirección a la entrada cuando le vieron llegar, y las enfermeras que estaban en su cena se escondieron en los consultorios. Solamente quedaron dos enfermeras, la mujer castaña que supervisaba a las demás y la chica de cabello negro y coleta que siempre la acompañaba. Ambas parecían temerle, así que Obito decidió aprovechar ese factor a su favor.
—Dime dónde está Hinata Hyūga— el Uchiha tomó a la chica de ojos oscuros de su uniforme, elevándola algunos centímetros del suelo, parecía como si quisiera quitarla del mostrador. Sus ojos se volvieron rojos en segundos, con tres pequeñas aspar negras girando en ellos, las enfermeras solamente podían ver uno.
—¿Quién?— ella le miró temerosa, queriendo apartarlo pero sin que sus manos se atrevieran a obedecer a su cerebro. Sentía a su corazón latiendo con fuerza, era cuestión de tiempo para que colapse sobre el escritorio.
—Hinata Hyūga— repitió Obito, apretando con más fuerza la ropa de la muchacha, que nerviosa balbuceaba cosas sin sentido —Habla ahora, idiota— le ordenó al mismo tiempo que sacudía su cuerpo, los ojos de la enfermera parecía dar vueltas debido a ello.
—Señor, no hay alguien registrado bajo ese nombre— quiso defenderse con ese argumento, pero como siempre le habían dicho las personas que conocía, ella era pésima mintiendo.
—Escúchame bien, dime lo que quiero saber, o tendrás una muerte sumamente dolorosa— la amenaza fue tan real que la chica sintió que todo su cuerpo temblaba, como cuando un fuerte frío invadía tu cuerpo y calaba hasta tus huesos. No le sorprendería si después de ese encuentro tenía fuertes pesadillas por las noches.
—Habla de la joven de lindos ojos— su superiora habló, en un sutil intento por ayudarla, haciéndole saber que sería mejor olvidar su profesionalismo y decirle la información que él estaba buscando con tanta desesperación.
—Ah, e-ella no está... Solamente había venido por unas pastillas para el sueño— la ojiperla se había retirado hace poco, así que la joven enfermera trataba de hacer tiempo suficiente para que pudiera irse y que ese hombre no la siguiera. Porque aunque ese hombre vestía similar al que acompañaba a Hinata al hospital, la enfermera no confiaba en ellos.
—¿Es verdad que hace un mes la atendieron?— al ver que ella le temía lo suficiente, estaba seguro de que no mentiría, por tal motivo creyó conveniente investigar si Itachi había dicho la verdad. Preguntarse qué haría con Itachi si resultaba que estaba mintiendo, aumentaba su sed de sangre, porque lo lastimaría incluso de formas desconocidas por intentar alejar a Hinata de él.
—Sí, u-un joven la trajo pa-para atender su des-deshidratación— contestó la enfermera.
—¿Qué más?— pidió saber, su brillante ojo rojo lo intimidaba lo suficiente para apartar la mirada. No sabía en qué momento se le ocurrió que su trabajo era emocionante, esa semana no hizo más que recibir amenazas. Obito sonrió debajo de su máscara, tenía a esas dos mujeres en la palma de su mano, completamente vulnerables a sus peticiones.
—Les dimos medicamento para la fiebre, también practicamos un estudio para identificar si abusaron de ella— la castaña decidió intervenir por el bien de su pupila, al ser ella quien hablaba, Obito dejó ir a la pelinegra que luchaba por respirar. La mujer de edad más avanzada comenzó a remover algunos objetos que se derribaron cuando el Uchiha elevó en el aire a su compañera.
—¿Y?— a Obito le desesperaba que esa mujer tardara tanto en lo que hacía, tal vez era a propósito, pero él se obligó a mantener la compostura para no terminar atacando a una anciana.
—Ella está bien, la fiebre bajó, se recuperó del poco peso que bajó... Y comprobamos que nadie la dañó— realmente no fue eso lo que hicieron, pero esas eran las ordenes que tenían por parte del otro Akatsuki que acompañaba a la joven Hyūga. Ella no estaba dispuesta a meterse en problemas con uno u otro, así que por su bien y el de los demás en esa clínica, delataría a la chica de linda sonrisa.
—¿Eso es todo?— entrecerró los ojos, de igual manera que con Itachi, Obito no le creía a esa mujer. No lo aceptaba, empero, si se trataba de Hinata Hyūga no lograba apreciar con claridad lo que sucedía, y creía que por eso era más sencillo ser engañado por otras personas.
—Sí, lo juro. Ella en ocasiones asiste si resulta lesionada de sus peleas, nada más— confesó la más joven, cubriendo su boca al comprender que había hablado demás. Solamente quería salvar a su compañera, no dar información sobre sus pacientes, menos a hombres que eran conocidos por ser criminales.
—¿Peleas?— sonó confundido, y es porque realmente lo estaba. ¿Acaso Itachi no sabía cuidar de una persona?, Hinata no estaba en condiciones de enfrentarse a otros, apenas y podía con sus pesadillas que se transformaban en realidad.
—Se refiere a las batallas del estruendo de la naturaleza, en el país del hierro— la castaña respondió, en vista de que su despistada alumna no lo haría.
—Explícate— ordednó.
—Por favor, no le diga a nadie que se enteró por nosotras— prácticamente la mujer estaba suplicando, podía ser vieja y no importarle si su vida terminaba hoy o mañana, pero si le preocupaba la chica que siempre le acompañaba.
—Sólo dímelo— Obito golpeó el recibidor, estaba tan molesto porque le hicieran perder su tiempo, que no se percató de la fuerza que estaba utilizando. Ambas enfermeras se asustaron al ver que la madera del mueble casi se partía por completo.
—Como sabe, en el país del hierro no existen los ninjas, pero a algunos de sus habitantes les gusta ver las habilidades de los mismos— inició la castaña, tomando los libros que tanto había estado buscando, aquellos en que aparecían los registros de cada paciente del hospital al igual que sus fichas con información —Existe una arena de batalla clandestina, ahí los hombres realizan combates donde combinan Taijutsu y Ninjutsu. A todos les encanta ver cómo las personas pelean usando técnicas elementales también.
—¿Y eso tiene que ver con Hinata por qué...?— no continuó, le estaba dando tiempo a la anciana para que ella vaya directo al punto, no quería explicaciones innecesarias.
—Mire, este es el registro de Hinata Hyūga, la chica que atendimos hace un mes— la mujer le mostró las hojas en donde se hablaba de Hinata, Obito prácticamente le arrebató el libro de las manos —Este es el registro de Kaori Nakamura, llega en ocasiones en busca de pastillas para dormir o atender lesiones— ella le entregó otro libro más pequeño, mismo que el Uchicha también inspeccionó.
—Es ella...— susurró Obito sin dejar de ver ambas imágenes, era Hinata, solamente se había cambiado el color de ojos incluso su cabello llevaba el mismo corte y apariencia —¿Dónde se encuentra exactamente ese lugar?— preguntó directamente, las enfermeras no dijeron nada cuando el Uchiha arrancó las hojas de su libro de evidencias.
—Sólo los que ya son clientes frecuentes son invitados, no dejan entrar a cualquiera. No le dicen a extranjeros sobre el sitio en que está la arena— dijo la chica pelinegra, ella todavía no estaba convencida de delatar a Hinata, creía que la joven Hyūga también merecía tener derecho a la privacidad, como cualquier otro de sus pacientes.
—La chica nos dió dos boletos antes de irse, aquí dice el lugar y la fecha— la pelinegra miró con incredulidad a su superior, prácticamente estaba entregando a Hinata Hyūga en bandeja de plata. Se sintió decepcionada, aunque entendía que lo hacía por protegerse.
—Es en tres días... Me llevaré ambos— Obito le quitó los boletos de la mano, apretándolos ligeramente antes de guardarlos en los bolsillos que se escondían dentro de su capa. Ya la tenía, después de un mes por fin descubría donde estaba Hinata.
—De acuerdo— ambas enfermeras hablaron al mismo tiempo, y los ojos oscuros de ellas chocaron contra el color rojo de Obito
—Ninguna de las dos informe sobre mi visita, así podrán seguir conservando su vida— las dos mujeres cayeron inconscientes después de sus palabras, al Uchiha no le interesó saber si alguna de ellas se lastimó, incluso con el ruido seco que se escuchó en el momento que entraron en contacto con la cerámica.
Detestaba estar rodeado de personas, y si se encontraba en ese lugar era solamente porque necesitaba verla a ella. Había utilizado uno de los boletos para entrar a la arena, fingiendo ser otra persona con ayuda de un Jutsu de transformación. También se dedicó a ignorar a la mayoría de hombres que solamente hablaban estupideces al mismo tiempo que agitaban sus vasos llenos de alcohol, le provocaba nauseas ver lo perdidos que estaban.
Cuando sus ojos por fin la encontraron, debió pasar saliva para alejar todos los pensamientos que invadieron a su mente, no quería parecer un adolescente con las hormonas a tope. Ella calentaba cerca del espacio de combates, solamente vestía una top y un short, ambos de color naranja, además, algunas vendas cubrían sus pies y brazos. Su abdomen iba al descubierto, permitiéndole ver más de esa blanca piel, comparable con la nieve que tango le gustaba ver cuando visitaba el País del Hierro. Su largo y voluminoso cabello, atado en una coleta alta, que danzaba en sincronía con cada uno de sus movimientos. Lo único que la hacía lucir diferente es sus ojos azules.
—Esta noche, tenemos a la mujer que ha causado sensación los últimos días. Denle una fuerte bienvenida a Blue— el presentador gritaba al megáfono que sostenía en sus manos, estaba dando la presentación a Hinata, que al escuchar su "nombre" entró en el área que el presentador señalaba. Ella daba algunos saltos y saludaba a las personas del público.
Los gritos no se hicieron esperar, Obito incluso debió cubrir sus oídos en ocasiones, las personas a su alrededor perdían la cabeza y se empujaban unas a otras con tal de verla. Apretó las manos al notarlo, no era el único en apreciar la belleza de la joven.
—Sus llaman son tan azules como sus ojos, créanme amigos, es una chica difícil de derrotar— el presentador continuó hablando, y como parte de su acto, Hinata creaba pequeñas llamas entre sus manos. Obito entrecerró los ojos, eso era algo que él no le había enseñado —Su contrincante es otro de nuestros favoritos, Grand Escape. Él asegura poder derrotar a nuestra joven sólo con Taijutsu, ¿Podrá conseguirlo?— la Hyūga sonrió al escucharlo, de cierta manera, recordaba a Gai-sensei y a Lee.
—Seré delicado contigo, linda— con las pocas semanas que estuvo en ese lugar, Hinata comprendió que no todos eran sinceros, menos cuando tenían esa sonrisa de superioridad en el rostro. "Te ganaré", es lo que ese hombre habría querido decir.
—No se lo recomiendo, señor— Hinata realizó una corta reverencia, demostrando como siempre su gran educación. Su contrincante no tuvo opción más que imitarla, no quería verse mal ante la audiencia.
El combate comenzó siendo tranquilo, ambos peleadores buscaban solamente descubrir las estrategias del otro, aunque era demasiado pronto para ello. Obito deseó entonces estar más cerca del centro de batallas, puesto que veía como ellos movían los labios pero le era muy difícil escuchar lo que decían. Y con los gritos de todos a su alrededor, resultaba imposible hacerlo.
—Aposté el doble a que esa niña pierde, así que más vale que no se le ocurra pasarse de lista— el Uchiha dejó de prestar atención a la batalla al escuchar a uno de los hombres hablar, él no venía solo, al parecer estaba junto a un grupo que se mostraba en peores condiciones que su líder.
—Seguro perderá, es una novata— lo apoyó otro de sus compañeros, y Obito quiso golpearlo por hablar de esa manera. Hinata no era una novata, podía ser demasiado inocente y torpe, empero, no era una mujer débil.
—Lo único bueno es que podemos ver su bonito rostro— habló nuevamente el hombre que dijo haber apostado, un tipo que parecía estar en sus treinta y con horribles tatuajes en su cuello y brazos.
—Y no sólo su cara— dijo otro, y todos rieron por la broma.
Obito estaba más que molesto, detestaba a esos tipos y su horrible aroma, los lastimaría de forma cruel de no ser porque pretendía mantener un perfil bajo. Todavía no quería delatarse o darle la oportunidad a Hinata de descubrirlo y huir nuevamente. No, había tardado un mes en encontrarla, y ahora no la dejaría escapar fácilmente.
—Creo que todos estamos de acuerdo en que un peleador más podría hacer esto más divertido— la voz del presentador hizo que centre su atención una vez más en la pelea, el contrincante de Hinata ya no se veía en tan buen estado —Pero, ¿Qué significa esto?, ¿Se están aleando para ambos ir en contra de la pobre chica?
—No es bueno jugar con fuego— les dijo Hinata, y fue entonces que sus manos se rodearon con unas cálidas llamas para ella, pero increíblemente calientes para sus adversarios. Al no poder usar su Byakugan, Hinata decidió crear una nueva técnica, fusionando su puño suave con el fuego que aprendía a moldear en sus manos. Ahora sus golpes, literalmente quemaban,
—¡No puedo creer lo que veo!, En un drástico giro de los acontecimientos, Blue ha conseguido la victoria— Obito sonrió orgulloso al escuchar al presentador y ver con sus propios ojos que, efectivamente, Hinata había derrotado a dos hombres sin ayuda de nadie. Ella realmente había mejorado en sus habilidades, y para no enfadarse y arruinar ese instante, prefirió no pensar que eso se debía a Itachi.
—Maldición, acabo de perder todo mi dinero— de nuevo los hombres de antes hablaron, y Obito solamente pensó que eran unos idiotas. Obviamente sería Hinata quien ganaría, no dudaba de ello.
—No te preocupes, ella no se irá limpia— el hombre de los tatuajes les mostró la navaja que no hace mucho había comprado, sus compañeros comenzaron a reír, producto de las bebidas que no abandonaban por ningún motivo.
Obito los siguió cuando ellos comenzaron a levantarse de su asiento, el único propósito que ellos tenían era lastimar a Hinata, y eso no lo permitiría. La joven no iba sola, estaba acompañada por otro hombre con el que parecía hablar cómodamente, antes de que esos hombres continuaran acercándose más a Hinata, Obito los llamó. Los cuatro sujetos se quedaron sorprendidos al verlo, los ojos de Obito no eran los de un humano promedio.
—Es mala idea ver directo hacia mis ojos— susurró el Uchiha, aunque sus víctimas ya no podían escuchar lo que ocurría a su alrededor. Parecieron pasar sólo segundos, pero para esos hombres fueron largos días de sufrimiento.
—Si tienes un combate más esta noche, ganarás lo suficiente para descansar mañana— su representante agitaba las manos con gran emoción, con la pelea anterior habían ganado tanto dinero que estaba seguro de que lograrían sobrevivir de buena manera por al menos una semana entera.
—En realidad, prefiero que me asignen un combate para mañana. Así podré descansar toda la noche— respondió la joven al hombre de cabello plateado y ojos grises, no sabía porque exactamente, pero no tenía un buen presentimiento desde que terminó su batalla. Prefería descansar ese día, darse un baño y prepararse para su siguiente encuentro luego.
—Te duele mucho el estómago, ¿Verdad?— preguntó el peliplata al ver que ella caminaba con dificultad y se frotaba el vientre de vez en cuando. Lo que él ignoraba es que la chica solamente estaba fingiendo.
—Sí... No creo rendir lo suficiente para un combate— fue la respuesta de Hinata, que se encontraba un poco agotada, no por su combate, sino porque desde la mañana debió partir desde un hospital en otra aldea hasta llegar al País del Hierro. Eran esos momentos en cuanto extrañaba las habilidades de Tobi, él llegaba a donde quisiera en cuestión de segundos.
—De acuerdo, puedes descansar hoy— aceptó su representante, era difícil negarse a la chica, ya que ella nunca le mentía y siempre le obedecía en sus peticiones. Este día le permitiría descansar como lo pedía, lo merecía por ser una pieza tan valiosa —Pero si tú dolor de estómago persiste, irás mañana con el médico— le advirtió, y ella asintió en total acuerdo.
—Está bien— ella le sonrió un poco, feliz de conseguir su objetivo.
—Es una orden, Kaori. No permitiré que enfermes, te necesito en los combates— ahora su tono era más severo, por lo que Hinata comprendió que no estaba jugando. Su representante no dejaba de verla, realmente se veía mal, pero no comenzaba a dudar que se debiera a un dolor de estómago. ¿Y si se trataba de algo más grave?
—Lo sé, pero esa comida de la mañana...
—Te dije que no comieras demasiado, no tenía muy buen aspecto— ahora creía saber que sucedía, antes de que ella se fuera a pasear por el País del Hierro, ambos habían comido junto a otros peleadores la comida que uno de ellos compró para el resto. Al peliplata no le pareció muy confiable su apariencia, e incluso sabia de otros que se sintieron mal debido a esa comida.
—Lo siento, la próxima ocasión pienso obedecer— ella rió ligeramente, la verdad es que ella tiró su comida cuando nadie la veía. No se sentía bien desperdiciar, pero al menos no estaba en las condiciones de otros de sus compañeros, que sufrían de fiebre o peores malestares.
—Comienzo a creer que te fascina vivir en el hospital— él la miró con cierta desconfianza, y entonces Hinata se sonrojó ligeramente. Cuando decía que iba al hospital resultaba ser sólo un pretexto para ir a ver a Itachi, en ocasiones él le ayudaba con sus técnicas de fuego, en otros días Hinata le conseguía nuevos medicamentos para su enfermedad.
—Bueno, desde pequeña mi salud no era muy buena— esa era la mentira con que Hinata aseguró que su representante le consiga medicamentos, mismos que ella entregaba a Itachi para su tratamiento. Quizá no funcionaba al cien por ciento, empero, ahora el Uchiha se veía con un color no tan pálido.
—Sí, ya me has contado la historia— murmuró el peliplata, moviendo su mano derecha para impedir que ella volviera a hable sobre su niñez. Detestaba las historias tristes —Avísame si tus síntomas empeoran— le dijo al final, era su manera de despedirse de Hinata.
—Lo haré— contestó ella, despidiéndose con su mano derecha.
Hinata entró a la pequeña habitación que le habían asignado desde que llegó a esa arena de batallas por sugerencia de Itachi, si se encontraba ahí es porque quería poner a prueba sus habilidades en combates reales. Cerrando la puerta con la llave que su representante le dio, Hinata se acercó al tocador en donde tenía varias de sus pertenencias, ahí fue donde dejó la liga que aseguraba su cabello. Pronto comenzó a desvestirse, buscando ropa más cómoda para darse un baño antes de irse a dormir, haciendo todo eso sin ser consciente que un par de ojos negros la observaban con fascinación.
Obito no perdía detalle de los movimientos de la chica, no podía ver con claridad su cuerpo desnudo, las velas que ella tenía encendidas en su recamara no iluminaban demasiado, aunque si lo suficiente para distinguir su increíble figura. La deseaba, y se sentía extraño cuando su cuerpo comenzó a reaccionar a la bella danza que ella hacía sin notarlo. Fue una tristeza que ella debiera irse porque tomaría una ducha.
Los ojos azules de Naruto viajaban por todo el sitio, buscaba a Hinata entre los mares de gente, claramente sin obtener éxito. Sakura, siendo más inteligente que su amigo, le dijo que lo mejor sería buscarla directamente en los camerinos. La Haruno ya había preguntado a otros dónde encontrar a los peleadores para pedir un autógrafo, mientras Naruto "perdía el tiempo" buscando persona por persona. Naruto ahora seguía a Sakura, observando los carteles con fotografías de Hinata y otros sujetos desconocidos, lo único diferente en ella era el color de sus ojos, y Naruto quiso creer que ella lo escogió debido a él. Con gran discreción, Sakura señaló al hombre que le habían dicho era representante de Hinata, lamentablemente su amigo no fue muy serio.
—¡Señor!— Naruto gritó para llamar la atención del hombre de cabello plateado, corriendo hacia él y olvidando por completo que Sakura le seguía. La pelirosa suspiró rendida, Naruto no cambiaría.
—¿Sí?— el representante los observó con desconfianza, ignorando la gran emoción que se veía en el chico rubio.
—¿Esta chica volverá a pelear?, Hemos venido a verla a ella— el Uzumaki apuntó hacia uno de los carteles que promocionaban los combates de esa noche, se encontraba muy inquieto, y es algo que no conseguía ocultar de los demás.
—Oh, llegan tarde. Ella pelea hasta mañana— el hombre optó por seguir su camino después de esa repentina interrupción, sin embargo, Naruto estaba lejos de permitirle irse.
—¿Y nos dejaría verla?— insistió Naruto, tomando el brazo del peliplata en un intento desesperado por impedirle irse sin antes haber obtenido información de Hinata.
—Ella está descansando, no creo correcto que...
—Por favor, se lo suplico— sin soltar su mano, Naruto realizó una pronunciada reverencia, sus acciones llamaron la atención de otros que pasaban cerca de ellos, haciendo sentir incomodo al hombre mayor y preocupando a su amiga Sakura.
—Lo que mi amigo quiere pedirle, es que nos permita obtener un autógrafo. Prometimos a nuestro hermano menor que lo conseguiríamos— Sakura, de nuevo teniendo más control que su amigo, trató de apartar a Naruto del hombre que tenía las respuestas que necesitaban. Sabía que de hacerlo enojar, él podría conseguir que los corran e incluso les impidan la entrada nuevamente. Lo mejor sería recurrir a hacerlo sentir pena por ellos, y ella era muy buena cuando se trataba de engañar, por algo era una Kunoichi.
—Miren chicos, no quiero molestar a mi estrella, menos ahora que se siente mal— el hombre quiso utilizar cualquier excusa para salir de ahí antes de que ellos le cuenten alguna historia triste, a diferencia de otros de sus compañeros, él siempre caía cuando alguien le contaba lo malo que le iba en la vida.
—¿Qué le sucede?, Sakura-chan puede curarla— Naruto habló demasiado rápido, Sakura y el hombre de ojos grises de inmediato lo vieron, la primera molesta por sus imprudencias y el segundo sin creer demasiado en lo que decía.
—¿De verdad?— inquirió, nuevamente con la desconfianza floreciendo en su ser.
—Ella es médico— el rubio señaló a su amiga, como quien presentaba la algo muy maravilloso. Confiaba en que si Hinata se sentía mal, Sakura podría curarla, y así ambos la llevarían de regreso a casa.
—Naruto— Sakura golpeó el costado derecho de su amigo, queriendo hacerlo entrar en razón. Al notar que el peliplata continuaba viéndolos, la joven de ojos jade no tuvo opción más que seguir el juego de su amigo —Bueno, sí tengo algunos conocimientos— respondió ella apenada.
—Los dejaré verla, pero la consulta será gratis— propuso él, cruzando sus brazos y observando con más detalle a los dos jóvenes, no parecían estar mintiendo, al menos no en eso de saber de medicina. Lograba ver que la chica llevaba lo se asemejaba a un pequeño botiquín.
—Acepto— Naruto tomó la mano de su amiga, dando pasos rápidos, dispuesto a irse en ese instante para no perder más tiempo.
—Espera chico, todavía no les he dicho dónde encontrarla— el peliplata casi estaba gritando, Naruto ya se había alejado una distancia considerable. Sakura le miró de mal humor por su estupidez, ¿Por qué Naruto no aprendía a tocar?
—Ah, cierto— Naruto se sonrojó al comprender la situación, nervioso comenzó a rascar su mejilla con su dedo índice al mismo tiempo que desviaba la mirada.
—Quinta habitación, por el segundo pasillo a la derecha— les dijo aquel hombre, sonriendo debido a que ese chico rubio lo divertía con su actitud.
—Gracias— el Uzumaki volvió a caminar, en esta ocasión, siguiendo las instrucciones que le dieron. Sakura se soltó de su mano, seguía enfadada porque Naruto estaba siendo demasiado imprudente desde que los enviaron a esa misión sobre Hinata.
—Naruto, no debiste dar mi nombre tampoco decir que soy médica— Sakura lo reprendió, limitándose a usar palabras, porque si lo golpeaba para que deje de ignorarla, llamarían la atención de otros.
—Lo siento, sólo quiero ver a Hinata— contestó Naruto sincero, su amiga sintió cierta pena por él. Desde que Tsunade les dio esa misión, Naruto se había emocionado con la idea de encontrar a Hinata, Sakura temía que su amigo se lastime si fracasaban.
Hinata cepillaba su cabello mientras se miraba al espejo, extrañaba ver su verdadero aspecto. Como buscaba pasar desapercibida, pero sin usar algún Jutsu que gaste demasiado su energía, la Hyūga decidió comprarse pupilentes y alguna peluca, aunque al final terminó desechando la peluca debido a que podía moverse en alguno de sus combates. Miró la cajita donde estaban los pupilentes, misma que era especial para guardarlos, no le gustaba mucho usarlos, sus ojos siempre terminaban cansados porque no se acostumbraba a ellos.
Los golpes en su puerta le hicieron girar su cabeza en esa dirección, pensando que se trataba de su representante de nuevo, Hinata acomodó un poco su cabello húmedo y usó un Jutsu de transformación para cambiar el color de sus ojos. No quiso ponerse los pupilentes de nuevo, porque creía que eso le haría perder más tiempo, y seguramente no tardaría mucho tiempo hablando con el peliplata.
—¿Olvidaste decirme que...?— Hinata dejó de hablar en el instante que observó los profundos ojos azules de Naruto, su sonrisa incluso desapareció. No debió abrir esa puerta, tenía que haber revisado antes para saber quién era, y fingir estar dormida de ser necesario.
—¡Hinata!— Naruto se abrazó al pequeño cuerpo de su amiga, las mejillas de la joven rápidamente se cubrieron con un gran rubor.
—Naruto, no seas imprudente— le dijo Sakura a su amigo al percatarse de la incomodidad de la chica.
—¿Qué les sucede?— Hinata, (quizá muy en contra de su voluntad), apartó a Naruto de su lado. Estaba muy avergonzada, no llevaba puesto un sujetador, solamente su blusa de algodón, y pensar en que Naruto y Sakura se percaten de ello le causaba un gran temor.
—Hinata, necesitamos hablar— Sakura entró a la habitación, empujando a Naruto para que hiciera lo mismo y cerrando la puerta cuando los tres estuvieron adentro.
—Y-yo no— Hinata fue retrocediendo hasta llegar a su cama, no estaba preparada para ver de nuevo a Naruto o a su amiga Sakura, no consideraba que pudiera engañarlos a ellos. Terminó sentada en su cama, escuchando sus propios latidos cerca de sus oídos.
—Hinata, tienes que volver a Konoha. Si alguien te intimida nosotros podemos ayudarte— Naruto tomó las manos de su amiga, quien le veía sonrojada. Tal vez, aun con esos cuatro meses lejos de la aldea, no había conseguido olvidar por completo a Naruto, aunque debía hacerlo porque al regresar su boda con Tokuma la esperaba —Confía en mí— lo hacía, confiaba en Naruto, pero él no podría ayudarle a salvar a Hanabi.
—Ni siquiera sé su nombre, ¿Por qué debería ir con ustedes?— una vez más apartó a Naruto, cuando la verdad es que le gustaría seguir sintiendo su cálida mano sobre su mejilla. No deseaba ser descortés con él, Naruto no merecía un mal trato, tampoco Sakura.
—Porque yo puedo ayudarte, yo te llevaré de nuevo con tu hermana— le aseguró Naruto, por su amiga estaba dispuesto a enfrentar a cualquiera. No logró salvar a Sasuke, pero a Hinata no la dejaría sola cuando ella estaba en ese lugar no por voluntad propia. Seguramente la persona que la secuestró le amenazaba con hacerle daño, o a su familia y amigos, por eso Hinata no había regresado.
—Yo no los conozco, dejen de hablarme así. ¿Quién los dejó pasar?— la Hyūga empujó a su amigo, que insistía en estar cerca de ella y tocar sus manos. Dolía tratarlo de esa manera, más si veía la mirada lastimada de Naruto, sus ojos azules tan resplandecientes perdían ese brillo que los caracterizaba.
Sakura no dejaba de verlos, por la forma en que Hinata se dirigía a Naruto, comenzaba a creer que no se trataba de ella. Hinata jamás sería grosera con Naruto, ella lo amaba.
—Hinata, soy yo, Uzumaki Naruto— el chico tomó la mano de la azabache, depositándola sobre su propio rostro, para que ella misma compruebe que quien le habla no es otro que uno de sus amigos.
—Lo siento, me estás confundiendo— Hinata realizaba un esfuerzo sobrehumano para no demostrar su tristeza y llorar, no los quería cerca, porque de seguir de esa manera, terminaría cediendo para abrazar a sus amigos. Los extrañaba, también quería saber algo de su hermana Hanabi, saber si su plan estaba funcionando y cancelaron la ceremonia para sellarla.
—¡No es así!, Sé que eres tú— gritó Naruto desesperado, Sakura lo miró preocupada, estaba sucediendo lo que tanto la preocupaba.
—No tengo hermanos, y mis padres murieron cuando yo era pequeña— mintió ella, sin dejar de ver los ojos de Naruto. Había practicado muchas veces ese discurso, fue así como consiguió la lastima de su representante, justo para que le diera un mejor trato en comparación a otros de sus compañeros —Lo que ustedes dicen no tiene sentido, y agradecería que me dejen sola de nuevo. Pretendía descansar, no me siento bien— sus palabras no eran agradables, por más que Naruto buscaba la amabilidad con que Hinata siempre le trataba, no la encontraba.
—Naruto... Ya fue suficiente— murmuró Sakura, tomando el hombro de su amigo, queriendo decirle que era hora de irse. Esa no era Hinata, su amiga habría estado muy feliz de ver a Naruto, no lo trataría tan mal.
—Espera afuera, Sakura. Hinata y yo tenemos que hablar— contestó Naruto, apartando de mala manera la mano que Sakura le ofrecía. Le molestaba que ella se rindiera tan fácilmente.
—Naruto...
—Dije que esperes afuera, no te quiero aquí— tanto Sakura como Hinata se sorprendieron por la forma en que habló, Naruto estaba muy frustrado, y sin querer desquitó un poco de esa frustración con su mejor amiga. Hinata tomó la mano de Naruto, deteniendo por un momento ese enojo que estaba demostrando.
—Tienes cinco minutos— le advirtió Sakura antes de salir de la habitación. El ruido de la puerta al cerrarse hizo eco en toda la habitación.
En un acto de completa desesperación, Naruto se inclinó hacia ella, tomando sus mejillas para impedirle escapar, respirando profundamente antes de besarla con suavidad. Los ojos de Hinata se abrieron en gran sorpresa, perpleja por lo que estaba sucediendo y el giro inesperado de los acontecimientos, Hinata quiso apartarlo. El rubio impidió que lo siguiera intentando, sujetando en esta ocasión las manos de la joven y esforzándose más en ese inocente contacto entre ambos. Hinata se dejó llevar, había soñado tantas veces con un beso de Naruto, que ahora se volvía realidad, su corazón saltaba emocionado, tanto que parecía que su pecho estallaría en segundos. Para Naruto, fue increíble sentir el escalofrío que recorrió a su cuerpo, los labios de Hinata eran tan dulces, tenían el sabor del bálsamo que debió ponerse antes de recibirlos. El tacto entre ellos era tierno, y fue interrumpido cuando escucharon como si un objeto se hubiera caído en alguna parte de la habitación.
—Mírame a los ojos, mírame y dime que no eres Hinata— le pidió Naruto, todavía sin separarse demasiado del rostro de su acompañante. Era Hinata, su corazón se lo decía, era así como imaginaba un beso con ella.
—Uzumaki-san...
—No me digas así, vuelve a llamarme Naruto-kun— Hinata no logró concentrarse en Naruto, había algo más allá de su amigo, ver una silueta en el rincón de la habitación le indicó que no estaban solos.
—No quiero lastimarte, pero me estás confundiendo con la persona equivocada— Hinata le sonrió apenada, al fin notó la presencia extra en su habitación, y después de comprobar de quien se trataba, lo mejor sería alejar a Naruto. No arriesgaría a sus amigos a un encuentro con ese hombre, porque no estaba segura de sus planes y de lo que era capaz, solamente necesitaba que Naruto y Sakura estén a salvo.
—Hinata... Sé que no soy muy listo, no me enteré de tus sentimientos aunque era muy obvio— las mejillas de Naruto imitaron a las de Hinata, pintándose de un suave color rosa, señal de estar avergonzado —Te he pensado desde que desapareciste, planee miles de escenarios dónde volvería a verte y justo ahora... No sé qué decirte— admitió, un poco decepcionado de sí mismo al no poder encontrar la manera de ayudar a Hinata y confesar sus sentimientos. Es decir, ni él estaba completamente seguro de lo que sentía por Hinata, la quería como a todos sus amigos, pero, ¿Por qué deseaba besarla nuevamente?
—Naruto-kun...
—Creo que me gustas, es increíble saber que alguien me admira tanto como tú lo haces. Regresa conmigo, necesitamos hablar sobre nosotros— confesó por fin sus pensamientos, pensando que Hinata no lo rechazaría, porque según su carta, ella lo amaba —Puedo hablar con tu padre también, le pediré que no te obligue a casarte, le voy a rogar si es necesario— continuó Naruto al no obtener respuesta por parte de ella, estaba nervioso, no quería que su acercamiento con Hinata termine.
—No soy Hinata, lamento mucho no ser la persona que ustedes están buscando— Hinata se levantó de su asiento, Naruto le siguió con la mirada, sintiendo curiosidad por lo que ella haría a continuación. La joven Hyūga buscaba algunos documentos entre los pocos libros que había cerca de su cama, al encontrarlos, no tardó mucho en mostrarlos a su amigo —Mi verdadero nombre es Kaori Nakamura. Puedes quedarte con los documentos si lo prefieres, son sólo una copia— nuevamente le mentía, pero a diferencia de las ocasiones anteriores, ahora Naruto veía las pruebas con sus propios ojos. Hinata tenía unos documentos falsos, que consiguió para poder pasar desapercibida en el País del Hierro gracias a Itachi.
—Lo siento, te pareces tanto a ella...— fue muy triste darse cuenta de que ella en verdad no mentía, según ese archivo, la chica que se encontraba frente a él, nació en Amegakure.
—Espero que la encuentres, debe ser muy afortunada al ser tan querida por ti— lo consoló la azabache, y de nuevo la amabilidad que mostraba le recordó tanto a la verdadera Hinata, no sabía que podía existir alguien tan parecido a ella. Hinata esperaba impaciente a que Naruto abandone su habitación, por su propio bien y el de Sakura, pero Naruto no parecía entender sus indirectas.
—¿Podría besarte de nuevo?, De verdad siento que es Hinata con quién estoy hablando— ella lo observó con sorpresa, no esperaba una petición de ese tipo, se preguntaba que pretendía su amigo al besarla. Naruto estaba tan absorto en esa joven idéntica a Hinata, ni siquiera sintió la mirada molesta que un par de ojos rojos le regalaban.
—No pretendo ser descortés, pero me sentiría incómoda si lo haces— o tal vez no soportaría otro de sus besos sin desmayarse, si Hinata era sincera, se encontraba demasiado confundida respecto a sus sentimientos. Observó una vez más el anillo de compromiso en su mano, debía dejar de fantasear con Naruto, ella se casaría con Tokuma por el bien de su Clan.
—Lo lamento, no volveré a molestar— Naruto reaccionó un poco decepcionado por su rechazo, aunque entendía que una chica no dejaría que un desconocido la bese, mucho menos si era porque se parecía a otra mujer y quería imaginarla a ella. Ahora que lo pensaba bien, su petición fue muy extraña.
—Naruto-kun, deseo que ustedes puedan estar juntos de nuevo— lo animó Hinata con una pequeña sonrisa, contagiando al Uzumaki rápidamente.
—Te prometo que lo haré, y yo nunca retiro mi palabra— Naruto al final encontró un poco de entusiasmo, no se rendiría fácilmente, confiaba en que podrían encontrar a Hinata y hacer feliz a su hermana Hanabi.
Sakura estaba por abrir la puerta, había esperado más de los cinco minutos, para su gran sorpresa, Naruto salió antes de que lo hiciera. Su amigo no se veía muy feliz, aunque por extraño que parezca, tampoco triste. Es como si de alguna manera aparente tranquilidad, lo que despertó la curiosidad de la Haruno. Había sucedido algo entre ellos, y necesitaba saber que era para poder comprender a su amigo.
—¿Funcionó?— indagó ella, aparentando no estar demasiado preocupada.
—No es Hinata— el rubio le hizo entrega de la copia de documentos que la chica le había entregado para demostrar su inocencia.
—Lo siento, Naruto— Sakura leía con atención los papeles, no existía algún error en ellos, por lo que llegó a la misma conclusión que su amigo, la identificación de la joven era autentica. Ella decía la verdad, la persona que le informó a la Hokage que Hinata se encontraba ahí se había equivocado.
—Realmente creí que lo era, me emocioné pensando que por fin podríamos hablar sobre su carta— le dijo Naruto a su mejor amiga, por fin viéndola a los ojos, Sakura le sonreía con comprensión. Siempre que ella lo necesitaba, Naruto estaba ahí, ahora seguía el turno de ella para apoyar a su amigo.
—La encontraremos, estoy segura— la Haruno posó su mano derecha sobre el hombro de Naruto, demostrando todo su apoyo hacia su amigo. Ella también quería encontrar a Hinata, pero resultaba evidente que los dos lo hacían por razones diferentes. Sakura deseaba recuperar una amiga, Naruto aclarar sus sentimientos.
—Neji, Tokuma y el equipo ocho fallaron su última misión, ahora nosotros también lo hicimos— murmuró Naruto desanimado, había estado tan ilusionado creyendo que volvería a ver a Hinata, que no contempló el riesgo que tenían de fallar. Como siempre, Sakura estaba en lo correcto, debieron tener los pies en la tierra, su amiga lo había entendido después los constantes intentos de traer a Sasuke que nunca funcionaban.
—No podemos perder la esperanza, Naruto— Sakura comenzó a caminar en dirección a la salida, Naruto la seguía sin decir nada. La Haruno había visto un puesto de comida cuando se dirigían ese sitio, por lo que pensó que invitar a Naruto a cenar sería una buena idea para animarlo.
—No me da miedo el no poder encontrarla, confío en que lo haremos— afirmó el rubio, porque él había prometido que traería a Hinata de regreso, y no descansaría hasta conseguirlo.
—¿Entonces?
—Me aterra imaginar que al encontrarla, no sentirá lo mismo que yo. Ella aceptó casarse, ¿Y si le gusta Tokuma?— Naruto inició a expresar sus preocupaciones, aprovechando que salieron del lugar donde se realizaban las batallas, y ya no estaban recibiendo miradas curiosas de los clientes —No nos hemos visto por cuatro meses, es mucho tiempo.
—Hinata ha estado enamorada de ti por años, el tiempo que estén separados no creo que afecte sus sentimientos— que alguien le recuerde que el amor de Hinata era algo de mucho tiempo atrás, y que él no se percató de ello, de cierta manera le hacía sentir culpable. Cuando Sakura le sonrió entendió que ella no lo decía con el propósito de recriminar, era sincera al decir que Hinata probablemente lo amaría para siempre, y eso llenó a su corazón de una increíble calidez.
—¿En serio lo crees?— preguntó ilusionado, le agradaba la idea de tener aunque sea una cita con Hinata.
—Lo creo, Naruto— le aseguró Sakura sonriendo, viendo el cielo lleno de estrellas, recordando que ella todavía no podía olvidar a Sasuke, a pesar del paso de los años.
—Gracias, Sakura-chan— Naruto abrazó a su amiga, moviendo su brazo para pedirle que sea más rápida, y así juntos llegar al restaurante más cercano.
Los ojos azules de Hinata regresaron a la normalidad en segundos, y con ayuda de su Byakugan se aseguró de que tanto Naruto como Sakura salieran del establecimiento con bien. Desactivó su Dōjutsu después de ello, sus amigos estaban a salvo, y es lo único que le importaba en ese momento. Tobi todavía se encontraba en su habitación, permanecía en silencio y sin intención de moverse o irse, a Hinata incluso le daba la impresión de que estaba dormido. Apretó sus manos para reunir todo el valor posible, había llegado el momento de enfrentarlo.
—Ya puede salir de su escondite— le dijo Hinata, teniendo sus ojos perla fijos en esa figura que producía una tenue sombra gracias a la luz de una vela. No existía otro ruido que el de ella hablando y la respiración de ambos, en caso de él, parecía como si estuviera molesto.
—Tardaste en notar mi presencia— Obito giró su cuello unos centímetros, los suficientes para poder verla frente a frente. Estaba furioso con ella, por haberse dejado besar por ese chico rubio, primero Itachi, ahora tenía que lidiar con ese mocoso también.
—Usar pupilentes cansa mi vista, y usted es bueno escondiéndose— le dijo ella avergonzada, había sido muy descuidada al no verlo antes, y le daba temor preguntarle cuanto tiempo llevaba ahí. Comenzó a jugar con sus manos, eso con el propósito de no tener que enfrentarlo.
Lo miró levantarse de su asiento en el suelo, con cada paso que daba en la habitación, iba apagando una de las velas que iluminaban su cuarto, sus acciones elevaron su miedo —¿Utilizas pupilentes azules y ropa naranja por ese chico?— cuando menos lo esperó, la oscuridad se adueñó de su recamara, sus ojos tardaron en acostumbrarse, e incluso estuvo tentada a usar su Byakugan.
—¿Por Naruto-kun?— preguntó, lo único que veía es una silueta que se movía, Hinata sentía curiosidad por saber qué hacía Tobi en su habitación.
—No vuelvas a pronunciar su nombre frente a mí, pequeña torpe— repentinamente, Obito presionó los labios de la joven con su dedo pulgar e índice, lucían tiernos si los apretaba ligeramente, al menos de lo que la poca luz que entraba por la ventana le permitía ver.
—No es por él— contestó Hinata, queriendo quitar la mano de Tobi, hablar cuando él oprimía su boca no era algo sencillo.
—¿Qué me dices de Itachi?— el Uchiha por fin la soltó, y solamente porque deseaba escucharla hablar bien. Sus ojos no se apartaban de su figura, lograba apreciar su cintura pequeña y sus generosos senos, sus manos morían por tocarla y explorar cada espacio de su cuerpo. Sentía envidia de Itachi por estar con ella, también del chico que se atrevió a besarla. Obito deseaba a Hinata Hyūga solamente para él.
—¿Itachi-san?, ¿Qué sucede con él?— respondió a su pregunta con otra, no entendía la extraña conversación que Tobi estaba iniciando con ella. Si buscaba obtener información de Itachi por ella, estaba muy equivocado, Hinata no delataría ninguno de los planes de Itachi, puesto que él le demostró ser una buena persona. Lo apartó ligeramente molesta, pensando que eso es lo que Tobi buscaba de ella, para el Uchiha no pasó desapercibido su cambió.
—Sé que estás entrenando con Itachi, tus técnicas de fuego mejoraron mucho para pasar sólo un mes— la acusó, y de no ser porque Hinata sabía que para Tobi ella era indiferente, pensaría que se trataba de una escena de celos. De cierta manera, su actitud le recordó al día que Neji se molestó con ella por una de sus citas con Tokuma. Obito tomó su barbilla, obligando a Hinata a poner sus bonitos ojos en él.
—¿Me ha estado espiando?— Hinata lo miró con los ojos entrecerrados, después, cubrió su cuerpo con sus propias manos. Por todos los dioses, Tobi la había estado espiando, y sólo él sabrá que tanto había visto de ella.
—Es la primera vez que aparezco por aquí, quería verte— omitió el hecho de que la miró desnuda, porque obviamente ella no estaría feliz al enterarse de ese detalle. Prefería mantenerlo como un pequeño secreto, porque Hinata no tenía que saberlo.
—¿Por qué?, Usted dijo que no iría a buscarme— su frase fue un golpe fuerte a su orgullo, no imaginó que Hinata sería capaz de usar sus palabras en su contra, y en lugar de molestarle su insolencia, un fuerte hormigueo le recorrió el cuerpo. Esa emoción que crecía en su interior no terminó hasta llegar a cierta parte de su anatomía masculina.
—Quiero que me digas que clase de relación mantienes con Itachi— le exigió Obito, tomado su mano para obligarla a ponerse de pie, Hinata fue incapaz de detenerlo. El Uchiha no dejó de caminar hasta que hizo que la espalda de la joven choque contra la pared, y para impedirle escapar, colocó sus brazos a los costados de su rostro.
—Él me llevó con Kaede, también me está ayudando con mis practicas— respondió ella mientras dirigía su vista hacia un costado. Aunque no podía ver a Tobi, sentía lo cerca que estaba de ella, justo a unos centímetros de poder rozar sus rostros. Estaba nerviosa, tenerlo en esa posición no ayudaba a sentirse segura, menos el hecho de no saber qué pretendía.
—¿Estuviste con ella?— él no dejaba de verla, estaba seguro que de tener las velas encendidas, podría apreciar el adorable sonrojo que siempre acompañaba el rostro de la joven en situaciones que la avergonzaban. Se volvió adicto a ello, por eso siempre quería ponerla nerviosa, porque sus gestos le resultaban adorables, incluso cuando se molestaba era muy tierna.
—Ella me ayudó a ver otros de mis recuerdos— Hinata continuaba sin atreverse a intentar verlo, a esas alturas se preguntaba porque no utilizaba su técnica sucesora, tenía una ventaja sobre él, empero, algo le decía que no buscaba hacerle daño. Además, las veces que había tratado de usar el Byakugan para ver el verdadero rostro de Tobi, sus ojos eran detenidos por alguna clase de sello que desconocía.
—¿Tus recuerdos?— repitió Obito confundido, Itachi estaba loco al haberla llevado, desde un principio trató de evitarlo porque sabía lo manipuladora que podía llegar a ser esa mujer, solamente estaba jugando con la frágil mente de Hinata.
—Kaede piensa que yo soy su hermana— le confesó Hinata, y aunque intentaba negarlo a toda costa, sus constantes sueños y las ocasiones en que sentía que alguien más la controlaba, le obligaban a considerarlo una opción.
—¿Y tú no lo crees?— el hombre frente a ella retiró la máscara de su rostro, tirando aquel objeto a la cama. Hinata giró para verlo, lo único que miraba bien era la forma de su cabello y sus ojos, quiso acercar sus manos para tocar su cara, pero se quedó congelada en su propio lugar. No podía creer que lo hiciera, tenía la posibilidad de descubrir quién era en realidad, lo que Itachi tanto quería saber.
—Es un poco difícil de hacerlo, no sé nada sobre las reencarnaciones que ella menciona— habló Hinata luego de despertar de su pequeño trance, no quería demostrar de inmediato que deseaba descubrir su verdadero rostro, no lo alertaría, o pondría en riesgo su propia vida.
—Estás cambiando el tema— Obito movió su cabeza hacia los lados, por un instante estaba permitiendo que ella tome el tumbo de la conversación. Eso no sucedería hoy, esa noche, era él quien tenía el control —Dime que se traen Itachi y tú entre manos— acercó su rostro a ella, unos centímetros fueron suficientes para que ambos pudieran sentir la respiración del otro mezclándose con la propia.
—No es nada, lo juro. Me entrenó un poco en el manejo del fuego, inclusive me regaló un libro para seguir aprendiendo por mi cuenta— la ojiperla señaló el libro que estaba al costado de su cama, desde esa distancia y debido a la prácticamente nula luz, Obito no podía verlo —Eso es todo— le creyó, porque parecía sincera, a diferencia de cuando hablaba con el chico rubio de antes.
—¿Piensas qué es un mejor maestro que yo?— una de sus manos tomó su muñeca derecha, después le continuó la izquierda, Hinata se sentía como una prisionera a merced del Uchiha. A Obito le fascinaba eso, tener a la joven Hyūga a su completa disposición, no estaba dispuesto a compartirla con nadie.
—Yo no dije eso, ¿Por qué siempre cambia el significado de mis palabras?— Hinata frunció el ceño, y por su tono, Obito imaginó que estaba un tanto molesta. Sonrió, sin entender por completo porque le encantaba molestar a esa joven.
—Voy a replantear la pregunta, ¿Consideras que ellos son mejores para ti?— se acercó todavía más a ella, su aliento de menta se mezclaba con el aroma dulce de ella, que como una joven que se encontraba perdidamente enamorada, sentía a su corazón saltar como loco y sus piernas temblando igual que una gelatina.
—¿A qué s-se refiere?— sus palabras salieron apenas de sus labios, estaba tan nerviosa que creía que pronto perdería la conciencia.
No obtuvo una respuesta, al contrario de lo que esperó, Tobi bajó sus manos a sus muslos, los cuales tomó para cargarla, recargando su espalda en la pared. Hinata enredó sus piernas a su cadera, sus manos en su cuello, y antes de poder decir algo, sus labios fueron encontrados por los del Uchiha. No lo apartó, por increíble que parezca y sorprendiéndose a sí misma, le respondió el beso casi con la misma intensidad, él era más rápido, así que no podía seguirle el ritmo. Las manos femeninas se deslizaron por el cuello de su acompañante, y cuando alcanzaron su cabello, se entretuvo pasando sus dedos por el área.
Sintió la presión de los labios de Tobi, le impedía hablar, y a decir verdad, no es como si Hinata quisiera hacerlo, en ese momento solamente deseaba seguir descubriendo más de él. Era diferente al beso con Naruto, Tobi parecía tener mayor experiencia, encontraba la manera de hacer que ese beso se mantenga por más tiempo. Las manos del Uchiha se posaron sobre su cintura, subían su blusa ligeramente porque anhelaba tocar su piel desnuda, Hinata sintió el frío de sus guantes, quejándose en voz baja y consiguiendo que Obito intente quitárselos para hacer de eso algo cómodo para ella.
Un pequeño gemido de placer escapó de su boca cuando Obito bajó de sus labios a su cuello, ligeros escalofríos recorrieron su cuerpo en el instante que él le mordió, dejando una gran marca roja sobre la piel blanca cerca de su clavícula. Hicieron falta sólo unos segundos para que volviera a besarla, esta vez, tirando ligeramente de su labio inferior.
—Tobi...
—Sabes exactamente como imaginé, tienes ese aroma a vainilla que me fascina— la respiración de ambos era agitada, Hinata agradecía que él la estuviera sosteniendo, de no hacerlo, probablemente caería por lo débil que sentía las piernas. Obito sonreía, estaba orgulloso de conseguir tener a Hinata de esa forma, ella no le es indiferente.
—Y-yo... Usted...
—Te reto a rechazarme, ojos de ángel— la desafió Obito, sin dejar esa sonrisa de superioridad que se dibujaba en su rostro. Sabía que ella no lo haría, aunque dijera que no le gustaba, justo ahora demostraba todo lo contrario. Ambos se sentían atraídos por el otro, y sería difícil escapar ahora que se estaban conectando de manera tan maravillosa.
—N-no puedo— admitió ella avergonzada, lo correcto sería hacerlo, pero deseaba continuar experimentando junto al Uchiha.
Obito subió sus manos por la cintura de la joven, quitándole la blusa y lanzándola a la cama a su lado. Su sonrisa se hizo más grande al comprobar lo que ya había visto antes.
—No tienes sujetador, que encantador. ¿Te gustaría que te bese aquí?—Obito comenzó a explorar sus senos con la mano que no le ayudaba a sostenerse contra la pared, los pezones de la joven endurecieron ante el contacto, le excitaba toda esa situación. No se detuvo con eso, con ambas manos subió un poco más a Hinata para poder jugar con su boca en esa zona que a ella le encantaba.
—¡Ah!, ¡Tobi!— gimió mientras sus ojos se cerraban, víctima del placer que invadía su cuerpo.
—Pídeme que lo haga— prácticamente le estaba exigiendo, porque con la poca cordura que le quedaba, quería que fuera la voluntad de ella hacerlo. No le gustaría obligarla a algo de lo que quizá no estaba segura. Para convencerla, volvió a tocar uno de sus pezones con la punta de su lengua, frotando el otro con su dedo índice y pulgar.
—Por fa-favor— le suplicó ella mientras se aferraba a los hombros del hombre que le estaba provocando emociones hasta el momento desconocidas. Lo deseaba, aunque fuera una locura, le agradaba sentirlo.
Obito no lo pensó una vez más, tenía su autorización, así que en toda la noche, no apartaría sus manos de ella. Se alejó de la pared, tomando con más fuerza a Hinata para darle la seguridad de que no la dejaría caer, ella no separaba sus piernas de su cadera y su cabeza de su torso, temblaba ligeramente, imaginó que estaba nerviosa. La depositó con cuidado en la cama, besándola cada que tenía oportunidad, Hinata se apoyó en sus codos para ver lo que él hacía, Tobi se estaba quitando la capa y dejándola a su lado. Con su mano izquierda, tomó ambas muñecas de la joven Hyūga y las posicionó por arriba de su cabeza.
—Eres tan hermosa, prometo que esta noche te haré disfrutar al máximo— Hinata asintió tímidamente, no estaba segura de hasta qué punto llegarían, y le sorprendía que todavía continuaba dispuesta a intentarlo —¿Qué pasará si te toco aquí?— Obito deslizó su mano derecha por su abdomen, entrando por el ligero short de su pijama y tocando su centro por arriba de sus bragas.
Los ojos perla de Hinata se abrieron de gran manera al percibirlo, pequeñas lágrimas resbalaron por sus mejillas sin que él pudiera notarlo, todo culpa de la falta de luz. Su Byakugan se activó por instinto, y sus ojos se dirigieron rápidamente al abdomen de su "atacante", dió un golpe limpio con el puño suave, sin temor a las consecuencias. Obito se apartó de ella, posicionando sus manos en el sitio donde recibió más daño, tosiendo por el dolor y escupiendo sangre. Hinata le miró preocupada, reaccionando por fin y comprendiendo lo que había hecho.
—L-lo siento, no quise hacerlo, y-yo sólo— Hinata se acercó de nuevo a él para ayudarlo a acostarse, necesitaba auxiliarlo rápido, no había sido su intención lastimarlo.
—Eso me dolió— se quejó Obito, que continuaba confundido por la reacción de Hinata.
—De verdad lo siento, solamente voy a desbloquear sus puntos de chakra y estará mejor. Tal vez pueda doler los próximos días, pero no le sucederá nada malo, lo prometo— con su Byakugan todavía activado, Hinata se aseguró de desbloquear sus puntos de chakra, ni siquiera se preocupó por intentar ver su rostro. Cuando terminó su trabajo, sus ojos regresaron a la normalidad y comenzó a frotar el área donde lo golpeó, queriendo con eso ayudarlo a sentirse mejor.
El Uchiha tomó la mano de Hinata, no se atrevió a apartarla, había algo que llegó a su mente y ahora no le dejaba estar tranquilo —¿Quién lo hizo?
—¿De qué habla ahora?— Hinata miró la conexión de sus manos, sus ojos perla estaban cubriéndose nuevamente por culpa de las lágrimas. Estaba demasiado expuesta, y no le gustaba sentirse de esa manera, perdía la poca confianza que había reunido.
—Estoy seguro de que no querías que termine, debí hacer algo que te trae malos recuerdos. Dime quien lo hizo— Obito se incorporó lentamente, buscando la blusa de la pijama que le había quitado antes y ayudándola a cubrirse de nuevo. Obviamente no intentaría algo de nuevo con ella, no era el momento adecuado, así que respetaría el tiempo que ella decida.
—No es así, Tobi— susurró la Hyūga, un poco aliviada de estar vestida otra vez. Con una débil sonrisa, Hinata hizo que el Uchiha vuelva a recostarse, lo mejor para él sería permanecer en reposo.
—Alguien te lastimó, ¿Verdad?— ambos ahora se encontraban recostados sobre la cama, Obito le había tomado la mano, queriendo decir con ese gesto que estaba ahí para ella.
—No lo consiguió— le confesó ella, Tobi le generaba cierta confianza, y probablemente se debía a qué ninguno podía ver al otro.
—¿Quieres hablar sobre eso?— preguntó el Uchiha, la escucharía si ella lo quería, pero de no ser eso lo que Hinata le gustaría hacer, también podría quedarse en completo silencio. No se podía engañar, no tenía idea de cómo manejar la situación, simplemente se recriminaba por actuar como lo hizo anteriormente, sin saber que eso le podía traer malos recuerdos. Ahora no sabía que hacer para enmendar su error.
—Y-yo... Tenía nueve años— dijo ella, y sus lindos ojos perla se volvieron más opacos.
—Hinata...
—En la academia, veía a mis compañeras y quería ser como ellas. Ino-chan y Sakura-chan son hermosas, yo deseaba tener un poco de su belleza, me di cuenta de que mi cabello no era tan largo como el de ellas, por eso decidí dejarlo crecer— la joven Hyūga acarició su cabello, recordaba como en la academia solía admirar a Ino por su gran personalidad, queriendo siempre obtener valor como lo hacía ella —Me sentí muy feliz cuando Ino-chan dijo que mi cabello era muy lindo, en poco tiempo había llegado hasta mis hombros— esos días fueron lindos, sus amigas le decían que era linda, y ella realmente comenzó a creerlo. Incluso Naruto le había dicho que se veía bien, Hinata s sentía la niña más feliz de Konoha.
—¿Ellas te dijeron algo malo?— Obito no soltaba su mano, y eso funcionaba para que Hinata no esté tan intimidada. Era igual que hablar con un viejo amigo.
—No, no, al contrario. Ino-chan es muy amable, me llevaba flores para adornar mi peinado— sus mejillas se pintaron de un suave color rojo, que una vez más pasaron desapercibidas por la falta de luz —Pero ella no fue la única en notar mi cambio...— su voz se tornó más triste, preocupando a Obito.
—Puedes continuar, Hinata. No se lo diré a nadie, no es como si conociera a tus amigos de todas formas— él apretó un poco más su mano, Hinata respiró profundamente antes de sentir un poco del ánimo que él le intentaba trasmitir.
—Un anciano del consejo de mi Clan entró a mi habitación mientras yo dormía, él dijo que yo me estaba convirtiendo en una linda señorita— para sorpresa de Obito, Hinata se abrazó a su cuerpo, temblando fuertemente al recordar su pasado. El Uchiha la rodeó con sus brazos, alejándola más a él y acariciando su cabello también —Yo lo golpeé con mi puño suave, había mejorado en mi técnica gracias a mi padre. Lo lastimé, así que me dejó por ese día.
—¿Se lo contaste a alguien?
—Lo confesé a mi padre, pero fue muy tarde, el anciano ya le había contado su versión de la historia...— Hinata lloraba y Obito limpiaba sus ojos con los pulgares, no sabía cómo consolarla, pero lo intentaba, aunque fuera de manera torpe —Otōsan no me creyó, me obligó a cortar mi cabello para no tener otro incidente. Él dijo que era mi culpa, por no ser un hombre como él quería— los sollozos de Hinata rompían el corazón de Obito, odiaba al bastardo que se atrevió a hacerle daño a una niña, si Hinata hasta la fecha seguía siendo tan inocente y adorable, en su infancia debió serlo más. No comprendía cómo alguien era capaz de lastimar a un ser frágil.
—¿Quién es ese anciano?— apretó con fuerza la mano con que no tocaba a Hinata, estaba demasiado enfadado, y ella se encontraba muy sensible para notarlo.
—Su nombre es Toshio. Otōsan dice que es un honorable anciano— recordaba con claridad las palabras de su padre, fue una de la primeras veces que le rompieron el corazón, lo más cruel es que sea su padre quien la lastimaba de esa forma.
—No lo es, se trata de un enfermo— le dijo él, su mente le pedía a gritos obtener justicia para Hinata. Si su padre fue tan estúpido como para no proteger a su hija, Obito no haría lo mismo, él cuidaría de ella.
—No importa, él ya no vive— mintió la ojiperla, no iba a involucrar más a Tobi en sus problemas.
—Dime la verdad— le pidió Obito, abrazando más el pequeño cuerpo de la mujer que temblaba entre sus brazos.
—Ya no me molesta, es lo único que me importa— Hinata sintió como el Uchiha tomaba su mentón, los ojos rojos y los perla se encontraron, lo único que necesitaba la Hyūga en ese momento era saber que alguien la apoyaba.
—Lo lamento, no debí comportarme de esa manera contigo— se disculpó Obito verdaderamente arrepentido, ahora le preocupaba ser el responsable de haberle traído malos recuerdos.
—No hay problema, es diferente con usted... Me gustó cuando me besó— admitió la joven, escondiendo su rostro en el costado de Obito, confesar que le agradaba lo que estaba sucediendo con él la avergonzaba. El Uchiha se sonrojó al escucharla, era bueno saber que lo de ellos iba bien.
—Será mejor si esta noche solamente dormimos— Obito acarició sus mejillas y besó su frente, antes de que Hinata pudiera decir algo, el Uchiha ya se estaba separando de ella.
Los ojos perla de Hinata lo siguieron, veía a Tobi moverse como si se tratara de una sombra, él estaba tomando nuevamente su capa y le causó temor imaginar que él la abandonaría.
—¿Qué hace?— Hinata también se incorporó un poco, fue extraño ver cómo Tobi colocaba su capa enmedio de la cama al igual que otras de sus sábanas y almohadas.
—Una pequeña barrera entre nosotros, así podrás sentirte segura. No voy a tocarte o estaré muy cerca de ti, no te haré sentir incómoda— le explicó con paciencia, no deseaba que Hinata vuelva a tener un ataque de pánico como el anterior, y no sólo porque resultó herido del primero, de verdad esperaba que ella se sienta bien a su lado.
—Gracias, Tobi— sabía que él estaba adolorido, y su corazón se sentía más cálido al ver cómo Tobi aun así se esforzaba en arroparla.
Ambos se recostaron dándose la espalda, era su manera de demostrar que no se volverían a tocar, que no estarían cerca de su acompañante. Los dos bajo la misma sábana, compartiendo una noche diferente a cualquier otra.
—Descansa, Hinata— susurró Obito, sin saber exactamente qué más debía hacer.
Hinata no tardó en darse la vuelta, observó la espalda de Tobi por unos segundos, y después todo fue calma para ellos. Con sus brazos rodeó al Uchiha, mismo que abrió sus ojos con sorpresa.
—Gracias por escucharme, nunca le había contado a alguien sobre esto— fue sincera con él, Tobi era la primera persona a quien se lo confesaba. Algunas ocasiones pensó en decirle a su primo Neji, pero no quería darle otro motivo para odiar a la rama principal, su pobre primo tenía ya suficientes problemas —No sabía que realmente deseaba que alguien me escuche y me crea, muchas gracias— la frente de la chica estaba pegada a la espalda de él, se sentía muy agradecida por haber liberado lo que tanto la atormentaba.
—Yo te creo, Hinata. Siempre voy a creerte— Obito acarició las pequeñas manos de Hinata, dándole todo el apoyo que ella siempre había anhelando —Duerme tranquila, esta noche yo te cuidaré. Todas las noches que lo necesites— se dió la vuelta sólo para estar d frente a ella, abrazarla y hacerle ver qué se quedaría a su lado.
—Gracias por estar conmigo— Hinata se permitió sentirse completamente segura entre los brazos del Uchiha.
—Niisan, despierta— escuchó el murmullo cerca de su oído, bajo y relajante, igual a la brisa de la mañana.
—¿Qué quieres?— al abrir los ojos, observó que no estaba en el último lugar que recordaba, por una razón desconocida, estaba recostado bajo un árbol de duraznos. Tocó el césped verde a su alcance, encontrando pequeñas flores blancas que le hicieron sonreír, le recordaban a los ojos e Hinata
—¿La vas a matar a ella igual que a mí?— su mano derecha se apartó de las flores, casi de golpe miró a la persona que le hablaba. Su hermano estaba de pie frente a él, con ambos pies a sus costados, inclinado su cara en su dirección. El pequeño Uchiha le veía fijamente, de nuevo su hermano de sólo diez años se presentaba en sus sueños.
—Yo no te asesiné, lo sabes— le dijo Obito, tomando a su hermano para sentarlo a su lado, ambos observando el inmenso campo, que parecía no tener fin.
—¿Por qué no viniste a salvarme?— el Uchiha giró su cabeza para verlo, Obito no se atrevía a hacer lo mismo, al no obtener la atención de su hermano mayor, comenzó a mover la manga de su capa.
—Yo no estaba enterado de que tú...
—No mientas, tú lo sabías y no me salvaste— lo acusó, y entonces, su voz infantil llenó sus oídos con un fuerte grito. Mostraba su molestia, el Sharingan en sus ojos también lo comprobaba.
—Ya fue suficiente, deja de aparecer en todos mis sueños— Obito se incorporó lentamente, buscando su máscara para vestirse y huir de ese sitio. No la encontró, pero poco importó, estaba a dispuesto a irse sin ella.
—¿Por qué no me protegiste?— las manos de su hermano tocaron nuevamente su ropa, y las pequeñas lágrimas que rodeaban sus ojos terminaron por romperle el corazón.
—Ya basta, hoy no quiero escucharte— le suplicó el mayor cansado, ya se culpaba lo suficiente por su muerte, no tenía que aparecer cada día a recordárselo.
—No salvaste a Rin, y me dejaste morir a mí... Harás lo mismo con ella— una sonrisa se dibujó en el infantil rostro de su hermano, se estaba burlando de él, y eso le molestó. Ese no era su verdadero hermano, él jamás actuaría de esa manera, no lo atormentaría.
—¡No es verdad!— gritó, golpeando el árbol a su lado, atravesando la madera en el proceso. Ahora por culpa de esa alucinación sobre su hermano, imaginaba la posibilidad de que sus palabras fueran ciertas.
—Te odio, Niisan— el menor gritaba con la misma intensidad que su hermano, su pecho se sintió oprimido con esa fuerte revelación.
—No digas eso— le pidió Obito, siguiendo con la mirada lo que su hermano señalaba con su dedo índice. Obito parpadeó confundido al ver el árbol del que todavía no retiraba su mano, el árbol estaba sangrando, un líquido rojo y espeso le manchaba la ropa.
Cerró los ojos por más de un minuto, esperando que al abrirlos, ese extraño sueño termine. Esperaba y esperaba, empero, todavía podía sentir la sangre sobre su brazo.
—Despierta, abre los ojos y mira lo que has hecho— le susurró su hermano al oído, de la misma manera en que lo había despertado al principio.
Sus ojos se abrieron, y la imagen que divisó le aterró. Hinata le veía asustada, y no era para menos, al bajar la mirada se percató de que le había atravesado el abdomen con su mano derecha. Su cuerpo entero tembló, había lastimado a Hinata sin ser su intención, y ahora sus lindos ojos iban perdiendo ese brillo que tanto le atraía.
—Obito...— le habló Hinata, y al hacerlo, dos pequeños hilos de sangre escurrieron de sus labios.
—No quise... Hinata, yo no quería lastimarte— retiró su mano del cuerpo de la joven, que se quejó por el dolor. Tal vez fue un error que lo hiciera, puesto que ahora la sangre no paraba de salir de su herida, obligando a Hinata a cerrar los ojos.
—Tampoco la protegiste, Niisan— Obito ignoró la voz de su hermano, sus manos temblaban mientras acariciaba el rostro angelical de Hinata, manchando sus mejillas con su propia sangre. Ella no despertaba por más que se lo pedía, su respiración se había detenido —No mereces ser feliz.
—Shisui...
—Yo no dejare que seas feliz— no se molestó en ver a Shisui, que sentado al lado de la cama, acariciaba el cabello de Hinata. Obito se esforzó por reanimarla, sin embargo, sus intentos terminaban en fracaso.
—¡Hinata!— Obito despertó alterado por culpa de su pesadilla, al ver a su alrededor, notó que seguía en la habitación, Hinata incluso le abrazaba todavía. Cuando se movió para levantarse de la cama, ella se quejó ligeramente y continuó tan relajada como en el momento en que la miró quedarse profundamente dormida.
Acarició su rostro, aliviado al comprobar que ella estaba bien, solamente fue un terrible sueño. La cama estaba desordenada, y en medio de las tantas cosas que ella podía abrazar, estaba sosteniendo su capa, sonrió por la tierna escena que Hinata le regalaba sin ser consciente. Decidió dejarla con ella, una capa no le hacía falta, no era la única que tenía.
Al despertar, Hinata comenzó a frotar sus ojos, el sueño aun le invadía cada parte del cuerpo. Por la luz que entraba de la ventana, imaginaba que no paseaban de las siete de la mañana, lo que significaba que tenían tiempo para ir al pueblo y buscar comida caliente para almorzar.
—¿Tobi?— lo llamó, él no estaba en la cama, y tampoco se escuchaba ruido en el baño, pero su capa seguía en la cama, así que debía estar cerca.
Cuando sus ojos se fueron acostumbrando a la luz de la mañana, descubrió una nota que descansaba sobre el buró al lado de su cama. Abrió el pequeño papel, y la tinta negra en el le reveló que se trataba de un mensaje.
Utiliza la capa, de esta manera nadie se acercara a molestarte.
Tomó la capa después de dejar la nota en su lugar, se incorporó para poder vestirse con ella y ver si le quedaba bien, o de lo contrario, sería muy grande para ella. Al final, ni siquiera pudo intentarlo, antes de que se vistiera con ella, un par de hojas se cayeron de la capa. Eran dos dibujos a lápiz, y debió acercarse a la ventana para poder mirarlos con mayor claridad. En el primero se veía a un hombre junto a un niño, ambos sentados uno junto al otro, el menor tocaba los dedos de sus pies y el mayor le rodeaba con sus brazos. El segundo dibujo tenía al mismo niño que el primero, sólo que en este se veía a un niño más, los dos sonreían y se miraban, y lo que más llamó su atención fue la banda ninja que rodeaba la frente de cada uno. Ellos eran ninjas de Konoha.
—¿Quién eres, Tobi?— lanzó la pregunta a la habitación vacía, sabiendo claramente que no obtendría una respuesta.
—Me da gusto verlo de nuevo, Itachi-san— saludó Hinata mientras se levantaba del suelo para saludar al hombre que recién aparecía en el punto de encuentro que habían acordado antes —¿Qué tal está su corazón hoy?, ¿Ha tomado las pastillas que le conseguí?— la Hyūga se acercó a él, queriendo comprobar por cuenta propia que su aliado contaba con un buen estado de salud.
—Lo hago— Itachi sacó de su bolsillo la cartera de sus pastillas, Hinata contó los espacios vacíos para asegurarse de que no le mentía —¿Esa es la capa de Madara?— señaló el Uchiha, y Hinata le devolvió el resto de sus pastillas.
—¿Hum?— se miró a sí misma, lo que le gustaba de esa capa es que cubría todo su cuerpo —Sí, lo es— contestó ella sin tomarle demasiada importancia.
—¿Durmió con él?— Itachi la miró fijamente, nunca imaginó que Hinata accedería a estar con alguien tan peligroso como Madara, pero tal vez se debía a que ella estaba ideando algún plan del que no le había comunicado.
—Sí, ayer dormimos juntos— le dijo Hinata, a Itachi no tenía por qué ocultarle algo, además de que no era nada demasiado importante. Durmieron juntos y se abrazaron, eso no era tan interesante para reportarlo a Itachi, no como lo de los dibujos.
—No sabía que ustedes tenían ese tipo de relación— Itachi se sonrojó y miró hacia otro lado, esa chica era menor que él, y hablar sobre como ella había tenido sexo con otro era vergonzoso. Trató de mantener la calma, debía hacerlo, porque lo mejor sería llevarla a la clínica de siempre para que le receten la píldora, Itachi no quería arriesgarse a tener un mini Madara en nueve meses.
—¿A qué se re...?— Hinata no logró terminar su pregunta, por la reacción de Itachi, y analizando un poco mejor sus palabras, se percató de que fácilmente podían prestarse a una malinterpretación —¡Ah, no es lo que piensa!— chilló avergonzada, cubriendo sus mejillas sonrojadas y agitando la cabeza de un lado a otro.
—No tiene que avergonzarse, Hinata-san. Aunque le recomiendo escoger mejor a las personas con que se relaciona— el sexo era algo normal entre las personas, y no le sorprendía que siendo Hinata tan inocente y Madara un experto en manipulación, el Uchiha le hubiera convencido de pasar una noche con él. Le dio pequeñas palmadas en su espalda, estaba dispuesto a aconsejarla mejor, para que Hinata no se deje engañar nuevamente por Madara
—Pe-pero... Él y yo sólo dormimos— aseguró Hinata, recibiendo una mirada no muy convencida por parte de Itachi —No hicimos nada más, incluso colocó una barrera entre nosotros, no nos tocamos— continuó Hinata, mentía, pero si le decía a Itachi que ellos se habían besado, obviamente no le creería.
—Oh, lamento el malentendido— se disculpó Itachi avergonzado, cubriendo su boca con su mano derecha y mirando todo a su alrededor excepto a ella. Debió imaginar que Hinata era demasiado inocente como para pensar en tener sexo con alguien a quien apenas conocía —¿Él le dio su capa?
—Sí, me dijo que nadie me molestaría si me veía con ella— la ojiperla sonreía, porque entendía que era la forma en que él trataba de cumplir la promesa que le hizo esa noche.
—Madara tiene razón, dudo que alguien quiera acercarse a usted si ven la vestimenta de Akatsuki. Aunque si algún miembro de la organización la descubre, podría estar en problemas— le advirtió Itachi, que no dejaba de prestar atención a Hinata, había algo que no le estaba diciendo, y presentía que se trataba de un asunto importante. La sonrisa de ella le hacía preguntarse si Madara no era el único en tener sentimientos de tipo amorosos.
—Tendré cuidado, Itachi-san— le aseguró Hinata, no es como si decidiera de pronto exponerse a ser vista, debía permanecer escondida si quería que su aldea no la encuentre —Por cierto, le pedí reunirnos porque debía mostrarle algo— continuó la chica mientras buscaba algo en el interior de su nueva capa.
—¿De qué se trata?— quiso saber Itachi, verdaderamente interesado en lo que ella tenía que decir.
—Tobi me dio esta capa, y cuando intenté ponérmela noté que tenía dos dibujos— Hinata seguía buscando los dibujos, los cuales había asegurado a la tela con un pequeño seguro. No correría el riesgo de perderlos —En uno aparecen dos niños, ambos con bandas de nuestra aldea, en otro uno de los niños junto a un adulto. Pensé que tal vez usted podría saber de quién se trata, yo no los reconocí— le explicaba Hinata, un tanto emocionada por creer que ya sabrían quién era Tobi en realidad.
—Podría ser una pista sobre Madara, me sorprende que él haya olvidado algo tan importante en su capa— Itachi tomó los dibujos que ella le entregaba, la sorpresa fue evidente al ver las personas que eran parte de ellos, la exactitud con que fueron dibujados era igual de asombroso que descubrir esa información. Hinata había encontrado una pista increíble sobre la identidad de Tobi.
—Los conoce, ¿No es así?— preguntó Hinata, que notó que esas imágenes de alguna forma afectaban a Itachi. Si él llegaba a decir que no los conocía, la Hyūga no le creería.
—Son Shisui y Obito, ambos eran hermanos— le contestó el Uchiha, recordar a su mejor amigo y al hermano de éste, le traía buenos recuerdos. Shisui siempre fue más que un amigo, lo consideraba un hermano, quien siempre le apoyaba y le ayudaba a decidir entre lo correcto y lo que no lo era.
—¿Quién es Obito?, Usted ya me había hablado de Shisui, a Obito no lo mencionó— Hinata estaba al lado de Itachi, observando el mismo dibujo que él. Su acompañante señaló a uno de los niños, mostrándole quien era quien.
—Obito era el hermano mayor de Shisui, él murió en una misión durante la tercera guerra mundial shinobi. Solamente era un niño...— respondió Itachi, sintiendo la mirada triste de Hinata sobre él. Ver a ambos hermanos solamente le hizo recordar lo mucho que Shisui sufrió al perder a la única familia que le quedaba, se había deprimido tanto, que Itachi no dejó de insistir a su padre que le permitiera a su amigo quedarse en casa con ellos, era la forma en que Itachi pretendía ayudarle y mostrarle que no estaba solo.
—No entiendo, ¿Por qué Tobi tenía estos dibujos?— la azabache se perdió un poco en sus propios pensamientos, Itachi ya le había hablado sobre la muerte de Shisui, y ahora le contaba que Obito sufrió un destino similar. ¿Por qué Tobi llevaba la imagen de esos dos niños?, ¿Qué relación tenía con ellos?
—Creo que no es Madara, es alguien más— fueron las palabras de Itachi, y Hinata no podía hacer más que estar en total acuerdo con él.
—¿Qué hay de este hombre?— Hinata apuntó con su dedo índice al hombre que acompañaba a Shisui en uno de los dibujos, si los miraba bien, ellos eran muy parecidos, por lo que imaginaba que era el padre de los niños, o algún familiar muy cercano.
—Uchiha Kagami— ella no dejaba de ver a Itachi, esperando paciente más información de su parte —Creo que él puede ser la persona que se está haciendo pasar por Madara— y es que no encontraba otra explicación, era por eso que Tobi llevaba esos dibujos, "Madara" en realidad no era otro que Kagami Uchiha, el padre de Obito y Shisui.
—¿Cómo está tan seguro?, ¿Qué tal si Shisui u Obito no murieron en realidad?— Hinata se encontraba demasiado confundida con las afirmaciones de Itachi, comprendió en ese instante que quizá no estaba preparada para descubrir a la persona detrás de la máscara.
—Es imposible, yo miré morir a Shisui, y Kakashi Hatake junto a su equipo vieron a Obito ser sepultado entre las rocas, no había manera de que alguno de los dos sobreviva— inició Itachi con su explicación, necesitaba contarle a Hinata todos los detalles que lo llevaban a pensar que Tobi era el padre de su mejor amigo, debía hacerlo si quería que ella lo entienda —A Kagami Uchiha nadie lo vió morir, sólo sabemos que no lograron encontrarlo después de una misión. Tiene que ser él, por eso carga con el recuerdo de sus hijos.
—¿Cuántos años debería tener él?— indagó Hinata asustada.
—Tal vez más de cincuenta— le dijo Itachi por mencionar sólo un número, no podía asegurar completamente cuál era su edad.
—No parece tener más de treinta— murmuró Hinata mientras tocaba sus labios, ¿Había besado a alguien que podría tener la edad de su padre?
—Es probable que haya conseguido la manera de conservar su juventud, puede estar usando una técnica como la de Godaime Hokage— Hinata quiso decir algo más, pero en realidad, Itachi tenía la razón —Esto es un gran avance, Hinata-san. Sabemos quién se esconde detrás de la máscara— Itachi le devolvió los dibujos, creía haber visto suficiente.
—Por eso dejó la aldea, sus dos hijos murieron por Konoha...
—Necesito que estén aliados nuevamente, cuando usted está cerca de él, Kagami no piensa con claridad. Hinata-san usted es su nueva debilidad— el Uchiha tomó ambos hombros de la joven Hyūga, de alguna manera debía comunicarle las teorías que fueron comprobadas gracias a su pasado encuentro con Tobi.
—¿D-de qué habla?— susurró ella nerviosa, era extraño que Itachi se mostrara tan decidido a algo que tenía que ver con Tobi.
—Uchiha Kagami está enamorado de usted— le reveló por fin, porque estaba completamente seguro de que el Uchiha se encontraba perdidamente enamorado de ella, era evidente, todas sus acciones apuntaban a que se debían por los sentimientos que guardaba por la joven.
—¿¡Eh!?
—Antes de ir a verla a usted, me exigió saber información sobre su paradero— y la herida de su abdomen que comenzaba a cicatrizar lo confirmaba, si Tobi lo había atacado, es porque sencillamente se encontraba celoso de la "relación" que compartía con Hinata.
—¿Kagami le hizo esas marcas en el cuello?— Hinata acercó sus manos a Itachi, queriendo comprobar por sí misma la gravedad de sus heridas, no pensó que Tobi atacaría de esa manera a Itachi, si el Uchiha le había demostrado en ese tiempo juntos que era una persona pacífica y que evitaba el conflicto.
—Sí— Itachi tomó las manos de la joven, impidiendo que Hinata lo siguiera tocando, sería mejor si ella no se enteraba de la herida que le hizo en el abdomen. No le gustaría que se asuste, porque a diferencia de con él, Kagami no le haría nada malo a ella.
—Itachi-san, no creo que él esté...
—Está celoso, le enfada la idea de que exista una relación entre nosotros— la interrumpió, y el ligero rubor en la cara de la ojiperla, le hizo saber que Tobi era correspondido. Hinata también guardaba sentimientos románticos por él —Es por eso que ya no podemos reunirnos, Kagami sospecha, no la pondré en peligro.
—Pero, Itachi-san, yo lo necesito— le dijo Hinata, todavía sin soltarse de las manos de Itachi, ahora el Uchiha era su único aliado —Necesito que me lleve al lago una vez más— probablemente era su pretexto para seguir cerca de él, porque Hinata no quería que Itachi se sienta solo, y ella tampoco quería sentirse de esa manera.
—Es muy arriesgado que nos vean juntos— Itachi le sonrió un poco, y al mismo tiempo soltaba las manos de Hinata. Para los dos, era mejor separarse desde ese día, no permitiría que en un ataque de celos, Tobi la lastime a ella.
—Por favor— pidió Hinata, sus ojos perla le miraban con esperanza.
—No puedo llevarla, sin embargo, es posible que le diga de qué manera entrar sin ayuda de un Uchiha— Itachi dio ligeras palmadas en la cabeza de la menor, estar con ella le recordaba los buenos momentos con su hermano menor. Sasuke en el pasado también fue un niño adorable lleno de esperanza.
—¿Eso es posible?— le fue imposible no reír un poco, el tono de Hinata resaltaba que ella no le creía demasiado.
—Es una teoría— y después de esa corta frase, Hinata guardó completo silencio, esperando pacientemente la explicación de Itachi —Anteriormente, el Santuario Nakano no estaba conectado con el lago. Mi padre lo mandó a ocultar, quería todos los secretos del futuro para él y los Uchiha de su confianza.
—¿Cómo lo hizo?— Hinata lo observó atenta, tal vez podría empezar su viaje a la aldea desde mañana, necesitaba otros escondite, porque después de que Naruto y Sakura la visitaron en el País del hierro, ya no creía que sea buena idea permanecer ahí.
—Construyó sobre el lago, lo que ahora es la parte trasera del Santuario no es más que una fachada, de hecho, el suelo es muy inestable— en su clan construyeron esa estructura pensando solamente en que sea la forma de esconder el lago, dejando la verdadera entrada cerca del lugar donde estaba la piedra que guardaba los secretos de los Uchiha —Si rompe la madera del suelo, entrando por la puerta trasera y caminando seis metros hacia el centro, podrá abrir una entrada— Itachi finalizó con eso, haciendo que Hinata de verdad lo considere como una posibilidad.
—Creo que puedo intentarlo, utilizando mi Byakugan veré el punto exacto— se animó la Hyūga, por fin tenía una oportunidad de no depender de Tobi o cualquier otro Uchiha, era libre de visitar el lago siempre que lo desee.
—Es una caída de más de tres metros, debe tener cuidado al momento de saltar hacia el agua— le advirtió Itachi, puesto que sabía que la manera de no lastimarse dependía de la forma en que ella daría el salto.
—Lo tendré. Estaré bien, lo prometo— respiró profundamente, intentando conseguir todo el valor posible, debía aprender a hacer las cosas por su cuenta y no tener que depender de un compañero.
—Me alegra poder ayudarla, Hinata-san— el Uchiha le sonrió, una vez más recordando a su pequeño hermano, que se ilusionaba con cualquier cosa que le dijera. Sasuke antes solía tener su toque de inocencia, característico de cualquier niño de menos de siete años.
—Gracias por contarme su verdad, y hacerme ver lo que realmente sucede con Konoha— Hinata bajó la mirada unos segundos, todavía seguía un poco avergonzada al haber juzgado al hermano de Sasuke sin antes haberlo conocido en realidad —Es irónico, poseo los ojos que todo lo ven, y no logré descubrir que todos estaban equivocados al hablar de usted.
—No debe sentirse mal, no le conté para hacerla sentir culpable— Itachi miró de reojo a la chica, ella había perdido su pequeña sonrisa, se mostraba triste al hablar sobre su pasado.
—Lo hace porque quiere que confíe en usted, lo entiendo— murmuró ella con cierta melancolía, si sólo tuviera más valor para ir en contra de los planes de Itachi y ayudar a Naruto y Sakura con su misión de salvar a Sasuke. Si ambos hermanos se vieran después de saber la verdad, habría una esperanza de que puedan ser felices.
—Me agrada, Hinata-san. Me habría gustado que siguiéramos siendo amigos— se sinceró con ella, sería la última vez que se verían, ya no tenía nada que perder.
—No me hable como si todavía estuviera pensando en morir, por favor— Hinata lo miró, con esos grandes ojos perla, mismos que siempre le veían con amabilidad, ella era tan bondadosa que siempre buscaba ayudar a otros sin siquiera conocerlos bien.
—Pero lo hago— sus tratamientos no funcionaban, no tendría sentido querer prolongar su vida por más tiempo, Itachi Uchiha había llegado a su límite.
—¿Nos volveremos a ver?— Hinata tomó su mano una vez más, queriendo saber si existía una posibilidad de ayudarlo.
—Lo siento, Hinata-san— Itachi sonrió, dando un pequeño golpe en su frente. Hinata se sonrojó por su contacto, sin comprender todavía que eso se trataba de una despedida definitiva.
Gran parte de sus días los dedicaba a espiar al Clan Hyūga, buscaba los puntos débiles de sus instalaciones para poder acceder a su territorio sin ser encontrado por alguno de ellos. Se encargó de descubrir la habitación de ese hombre que tanto dañó a Hinata, por fin vengaría a la inocente joven, a partir de que tenía sus ojos en ella nadie podía lastimarla y creer que podría seguir viviendo.
Apareció directamente en la habitación de ese detestable anciano, que dormía en una pequeña cama que daba a la ventana, misma por la que entraba el aire fresco de la noche y la luz de la luna. Fue caminando hacia él, con su ojo rojo tan resplandeciente que parecía iluminar un poco en esa habitación tan oscura. Obito quedó de pie a lado del anciano, quien despertó asustado al sentirse observado.
—¿Quién es usted?— su voz fue muy baja, producto de su avanzada edad y su estado de completo cansancio. El anciano ni siquiera podía levantarse, es como si el miedo lo mantuviera paralizado.
—Deberías preguntarte lo que haré contigo, no mi nombre— la sonrisa que ocultaba su máscara bien podría compararse con la de un ser sobrenatural, y en opinión de Obito Uchiha, ese anciano estaba por conocer el verdadero mal. Cometió un gran error, y aunque la justicia había tardado años en llegar, las manos del Uchiha por fin le darían la venganza que Hinata nunca se atrevió a pedir.
—Por favor, no me haga daño. Puedo darle lo que quiera— como era de esperarse, el hombre de mirada cansada y cabello blanco como la nieve trató de persuadirlo pidiendo por su vida.
El ojo del Uchiha centelló, y cuando los ojos perla del Hyūga lo notaron, fue imposible escapar de su Genjutsu. La mano de Obito se posicionó rápidamente sobre el cuello del hombre recostado en la cama, como siempre usaba sus guantes, sus huellas no quedarían en él, lo presionó con más fuerza, disfrutando el momento en que su vida comenzaba a abandonar su cuerpo.
Los ojos del anciano se abrieron de par en par al ver a la persona frente a él, primero fue Hinata como la recordaba antes de desaparecer, después fue la pequeña de nueve años y cabello corto, la misma que siempre llevaba alguna flor para adornar su peinado, al final, la niña de ojos inocentes usando la máscara del hombre que entró a su habitación. Era Hinata, quien lo estaba asesinando no era otra persona que la niña a quien intentó lastimar en el pasado.
—Lo último que verás es a mí, te perseguiré incluso después de tu muerte— su voz fue una extraña mezcla entre el tono de la pequeña de nueve años y el hombre que se encontraba en su habitación.
—Hinata...
—Espero que ardas en el infierno, honorable anciano— Obito usó la manera en que el padre de Hinata lo llamó para maldecirlo, y lo hizo justo a tiempo, el anciano había dejado de respirar después de su última sentencia.
Al comprobar por más de una ocasión que ese hombre ya no vivía, Obito cerró sus ojos para regresarlos a la normalidad y salir por la puerta de la habitación. Hinata por fin podría estar tranquila en caso de querer regresar, incluso estaba salvando a su hermana Hanabi de no pasar por una situación similar. Para Obito fue tan gratificante acabar con la vida de un ser tan miserable...
—Detente, ¿Qué has hecho?— la voz a sus espaldas le obligó a no continuar con su camino, no porque tuviera miedo de esa persona, sino porque le causaba una gran curiosidad saber qué hacía él tratando de enfrentarlo. Hiashi Hyūga era valiente, o muy tonto.
—Lo que tú debiste hacer desde hace diez años— Obito se dio la vuelta, quería enfrentar también al padre de Hinata, al mismo que parecía no sentir ni un poco de amor por sus propias hijas. No lograba comprender porque ninguna de ellas le odiaba, Hinata simplemente era demasiado bondadosa —Hyūga Hiashi, ¿Qué se siente ser tan mal padre?
—¿De qué estás hablando?— confundido, Hiashi dirigió su vista hacia la habitación de donde le miró salir, su Byakugan estaba activado, en un intento por escanear esa sección de su hogar. La habitación de Hanabi estaba muy retirada, pero no quería decir que se sintiera más aliviado, en otras noches había visto al mismo hombre en la recámara que pertenecía a Hinata.
—Siento tanta pena por tus hijas, no es su culpa que su padre sea un estúpido— lo insultó, porque no encontraba otra manera de desquitar su enojo con él sin que Hinata sufriera después. Deseaba tanto sujetar su cuello y asesinarlo como lo hizo con el anciano de antes, y le provocaba más frustración tener que contenerse —¿Crees que a ellas les gustaría que te elimine también?, Te haría un favor— quizá no sería tan malo, de igual forma, Hiashi podía morir pronto.
—Silencio— el Hyūga se acercó hacia Obito, con su palma extendida, dispuesto a dar un único golpe. No contaba con que su mano, (y en realidad todo su cuerpo), termine traspasando al hombre enmascarado. Fue imposible evitar la caída, y al estar en el suelo, buscó alejarse un poco.
—Demasiado lento— se burló el Uchiha, el kunai que lanzó fue tan veloz que logró atravesar el brazo de Hiashi sin que este pudiera esquivarlo —Espera, ¿No es esa la razón por la que tanto reprendes a tu hija Hanabi?— Obito posó su pie sobre el otro brazo de Hiashi, impidiéndole poder levantarse. Su ojo rojo llamó la atención del mayor, ese hombre no era cualquier ninja.
—¿Qué eres?— Hiashi sintió como su corazón se oprimía bajo el pie derecho de su enemigo, él sabía exactamente lo que estaba haciendo, pretendía asesinarlo. El dolor le hizo escupir sangre, su corazón ya no tenía la misma resistencia que antes, no podría estar más tiempo de la misma manera.
—La persona a quien más debes temer— los pasos en el pasillo forzaron a Obito a detener su objetivo. Para gran alivio de Hiashi, el desconocido comenzó a desaparecer así como llegó, en un abrir y cerrar de ojos, parecía que el suelo lo estaba absorbiendo.
Tokuma y Neji llegaron unos segundos después, lamentablemente no los suficientes para ver al hombre que atormentaba a Hiashi. El castaño no paraba de toser sangre, estaba herido, pero no quería verse débil ante su gente, con gran dolor, por fin retiró el kunai de su brazo.
—Hiashi-sama— Tokuma se acercó a auxiliarlo, aunque su anterior lider lo impidió, colocando su mano derecha sobre su torso.
—¿Qué ha sucedido?— Neji miró a su tío con cierta preocupación, él no se encontraba bien. Compartió algunas miradas con Tokuma, pero siendo sinceros, ninguno sabía qué hacer.
Con su mano temblando y llena de sangre, Hiashi señaló la habitación del anciano que jamás le había agradado, Tokuma y Neji siguieron con la vista la dirección que apuntaba, siendo el primero el único en entrar a la habitación. Neji permaneció junto a su tío, intentando ayudarlo con los pocos conocimientos médicos que tenía.
—Él está muerto— Tokuma regresó al pasillo donde estaban Hiashi y Neji, el anterior líder del Clan sonrió débilmente, ese intruso le había hecho un gran favor.
—Llama a la Hokage, hay un infiltrado— Hiashi se dirigió a Tokuma, aunque no le interese la vida de ese anciano, debía seguir los procedimientos en caso de tener a un posible enemigo dentro de la aldea.
Tokuma asintió, partiendo rápidamente para obedecer la orden de Hiashi, revisando que Hanabi se encuentre bien antes de irse. Tokuma se había prometido que no permitiría que la pequeña Hanabi estuviera en peligro mientras Hinata no estaba en la aldea para cuidar de ella.
Neji, al contrario de su compañero, decidió permanecer a lado de su tío, ayudándolo a atenderse para después llevarlo con algún médico. No sabía que estaba sucediendo, no pensaba que alguien sería tan "valiente" como para invadir la propiedad del Clan Hyūga, y se sentía mal por no haber protegido al padre de Hinata.
Para Hinata no fue muy difícil infiltrarse en la aldea sin que otros se dieran cuenta, y debido a eso confirmó que la seguridad en Konoha no era tan eficiente como ella creía. Quiso imaginar que se debía a que ella ya conocía el lugar de derecha a izquierda, sin duda para un nativo sería más sencillo trasportarse por los sitios más ocultos de la aldea. Entrar al distrito Uchiha fue todavía más sencillo, absolutamente nadie caminaba ni por error en ese sector, probablemente se debía a todas las miles de historias y leyendas que los habitantes contaban para atemorizar a otros. Todos solían ver a Itachi Uchiha como un monstruo, y a los demás Uchiha como las inocentes victimas que sufrieron la locura de uno de sus camaradas.
La joven ignoró los hogares del distrito, mismos de los que parecía que si prestaba atención oiría los lamentos de sus antiguos habitantes, que fuera de noche no ayudaba a hacer menor terrorífico ese escenario. Las hojas secas crujían cada que ella daba un paso, y el aire le respondía moviendo las ramas de los árboles y tocando las ventanas de cada hogar donde alguna vez corrió un niño. Hinata avanzó a paso lento hacia el santuario Nakano, cruzó la puerta torii, no sin antes realizar una pronunciada reverencia. El ambiente pronto se tornó menos intimidante, es como si en el santuario hubiera una aparente paz que amenazaba con ser casi antinatural. La Hyūga continuó con su caminata, abriendo las puertas traseras del salón, mismas que de inmediato hicieron un estridente ruido que erizó su piel, cerró todo para tratar de dejarlo de la misma manera en que entró, no deseaba dejar pistas de su presencia.
Siguiendo las instrucciones de Itachi, la ojiperla activó su Byakugan para inspeccionar el sitio y buscar el punto más débil. Dio pasos cortos, tratando de contar los seis metros hacia el centro que el Uchiha le había sugerido, debió caminar poco más de lo indicado, todavía existía un punto más débil que el calculado por Itachi. Reuniendo el chakra suficiente para formar sus puños gemelos de león, Hinata golpeó la madera procurando no usar una fuerza demasiado destructiva, el suelo bajó ella cedió al instante, abriendo una grieta que Hinata continuó golpeando hasta abrir un orificio que le permitiera entrar. Con su Byakugan miró el interior de la cueva que escondía el santuario, debía seguir expandiendo su entrada, eso si quería caer en la parte más profunda del agua, y así evitar un golpe dentro del lago.
Lo primero que lanzó fue su mochila, donde anteriormente había guardado su capa de Akatsuki, no iba a acercarse a la aldea usando el vestuario de sus principales enemigos, o rápidamente sería detectada. La fuerza con que aventó su mochila fue lo mayor que tenía permitido, y como ayuda extra, usó la palma del vacío para darle más impulso. Se alivió a ver con su Byakugan que la mochila con sus pertenencias si alcanzó a llegar a la orilla del lago sin estar siquiera cerca del agua. Dentro de esa pequeña maleta no tenía nada demasiado importante o que pudiera romperse, solamente ropa, medicinas, dinero y alimentos de gran duración. Lo siguiente que hizo, fue el paso casi final, dejarse caer al agua.
Sus ojos se cerraron un momento, después volvió a abrirlos para analizar la trayectoria que deseaba seguir. Respiró profundamente para estar preparada al estar dentro del agua, también en un intento por armarse de valor y saltar sin preocuparse. El agua le recibió según lo planeado, Hinata rápidamente nadó hacia la superficie para poder llenar sus pulmones nuevamente del aire limpio que rodeaba ese sitio.
En segundos comenzó a flotar, su ropa estaba tan mojada que con las ondas del agua se movía, su vestido subía por sus piernas y revelaba más de su blanca piel. Hinata no se preocupó por ese detalle, estaba sola, y se sentía en completa paz estando ahí —El agua es tan relajante— sus ojos ya habían regresado a la normalidad, y el frío del lugar no funcionaba para detener su agradable momento.
La situación cambió después de unos minutos, su cuerpo comenzó a sentirse pesado y sus movimientos más lentos. Por más que Hinata se esforzaba por controlar sus brazos y piernas, estos no obedecían, y por extraño que parezca, seguía flotando. Pronto entendió que ya no controlaba su cuerpo, y al cerrar los ojos, terminó por comprender que ya no era ella.
—Tu hermana irá a la tierra, quiere que nuestras enseñanzas sean compartidas con los habitantes. Está muy inspirada por tus primos— cuando sus ojos por fin respondieron, lo primero que miró no es el lago, frente a ella estaba un hombre de piel pálida y ojos iguales a los suyos.
—Hermana, tu cabello es tan hermoso. Ahora que serás la líder, debes apoyar a mi amigo Kaiten con sus cultivos— la imagen cambió rápidamente, consiguiendo que Hinata se sintiera mareada. Ahora era ella siendo atendida por una linda mujer de sonrisa brillante.
—¿Te gusta Ashura?, Eres demasiado obvia, Hanae— la misma mujer de antes le veía entretenida, parecía que se burlaba de ella, y Hinata sentía sus mejillas tan calientes que se sorprendía a sí misma.
—Si te gusta mi hermano sólo díselo, puedes ayudarlo a entrenar, es una manera de acercarte a él. Yo puedo ayudarte con algunas técnicas— esa voz era de un hombre, uno increíblemente atractivo. Su cabello no era tan oscuro, pero si un poco opaco. Su mirada aparentaba desinterés, y por alguna razón, esos oscuros ojos le recordaron a Sasuke.
—Deja de ignorarme, Hanae. Él no es un buen partido, lo sabes bien— la mujer de ojos iguales a los suyos, le tomó del hombro, ella estaba realmente molesta —Tú no tienes que salvarlo.
—Lo siento, Hanae. Yo necesito un tiempo— sólo podía observar su espalda, y debido a la intensa luz del sol, le era imposible reconocerlo bien.
—Él abusó de Hanae, ¿Por qué deberíamos dejarlo ir?— escuchó a Kaede gritando, y en lugar de buscar tranquilizar a su hermana y a su padre, se limitó a esconder su rostro entre sus rodillas.
—Lamento no ser un buen padre, Hanae. Sé que no piensas en casarte, pero si no lo haces, todos comenzaran a hablar de ti— su padre no sonreía, en realidad, se miraba más agotado que otras veces —No pienso permitir que mi hija sea señalada por algo que no es su culpa— sentir su mano sobre su hombro provocó sus lágrimas, su padre trataba de ayudarla a su manera.
—No debemos intentar algo que tú no quieras. Lo único que deseo es que nos llevemos bien, podemos ser amigos si te agrada la idea— Kaiten sonreía, y por su agradable mirada y sus reconfortantes palabras, ella sabía que hablaba en serio. Se permitió sentir un poco de felicidad, por fin encontraba otra persona que pensaba en lo que ella quería y tenía en cuenta su opinión.
—No vuelva siquiera a pensar en poner una mano encima de mi esposa— sus ojos perla vieron con sorpresa la escena que se desarrollaba frente a ella, Kaiten la estaba defendiendo, incluso de esas personas que él tanto respetaba.
—Hanae, no te presiones tanto. Descansa un poco— su esposo le sonrió, él le veía con esa mirada tan comprensiva y llena de admiración que siempre aceleraba a su corazón. Hanae disfrutó cuando él se acercó y depositó un tierno beso en su frente.
—He preparado tu postre favorito, mi pequeño bebé te ha molestado por eso, ¿Verdad?— Kaiten se acercó más a ella, entrelazando su brazo con el de la ojiperla y aprovechando el estar a su lado para acariciar su vientre.
—Hanae, te amo.
—Los amo, Hanae. Te prometo que en mi siguiente vida volveré a encontrarlos— su esposo hizo un intento por acercarla a él, Hanae lo comprendió y rápidamente se recostó a su lado, tomando su mano y besando sus labios por última vez.
—No soporto verte con otro, Hanae— es la sencilla respuesta que él le dió, lo que hizo enfadar más a la ojiperla.
—No te preocupes, pronto volverás a verlo— la sonrisa de él no le causó miedo, ahora solamente le importaba obtener justicia para Kaiten.
Hinata despertó de golpe, quiso gritar pero al estar dentro del agua su nariz se llenó de aquel líquido, haciéndole llorar por la desesperación, se encontraba casi al fondo del lago. Su cuerpo volvió a obedecerle, y con el miedo todavía recorriendo su piel, Hinata comenzó a nadar hacia la superficie para tomar aire, y casi de inmediato continuó hasta la orilla.
Sus manos tocaron la tierra, mientras Hinata tosía con el propósito de expulsar el agua que logró entrar a su cuerpo. Sus músculos de pronto se encontraban demasiado agotados, no tenía la fuerza para dar otro paso más.
—Señorita, ¿Se encuentra bien?— la joven se sobresaltó al escuchar la voz a su lado, giró su cuello para ver a la persona que le hablaba, encontrándose a un hombre usando máscara de gato —¿Me está viendo?— él se emocionó al comprender que Hinata si le miraba.
—S-sí— respondió ella nerviosa. No sabía porque había otra persona ahí, ¿Tan rápido la descubrieron?
—Por fin puede verme, llevo mucho tiempo intentando hablarle— continuó el pelinegro muy feliz, Hinata comenzó a retroceder, avanzando en dirección contraria a él para ir por su mochila y huir si era necesario —No debe tener miedo, sólo es una máscara— el hombre retiró la máscara de su cara, dejando al descubierto el rostro de un joven que parecía de su edad.
—Kaiten...— susurró Hinata impresionada, era él, estaba segura de ello. El hombre que invadía sus sueños por fin venía a verla en persona, justo como él prometió. Sus facciones tan similares y sus rizos adorables, ella no tenía más dudas. Con un poco de temor, Hinata intentó tocarlo, empero, sus manos traspasaron el rostro de su acompañante —¡Ah!— gritó completamente asustada.
—¡Ah!— el joven gritó aún más fuerte que ella, probablemente igual de asustado.
Hinata no soportó estar consciente después de esos dos eventos tan traumáticos, ahora de nuevo estaba alucinando con Kaiten. Su cuerpo cayó al suelo, y aunque el joven quiso sostenerla, ella pasó a través de sus brazos. Maldijo en voz baja su estado, tal vez no debió apresurar ese encuentro, era claro que ella se había llevado una impresión muy fuerte, además de un gran golpe.
—Señorita, despierte por favor. No quiero hacerle daño— la tocó con su máscara, porque ese era el único objeto real que podía sostener, algo que fue muy curioso al principio. Hinata no respondió, su respiración era tan tranquila que comprendió que ella dormía —Genial, Shisui. Mira lo que hiciste— se recriminó a sí mismo, enfadado por haber asustado a la única persona que lo había visto en años.
Notas de la autora:
• Puede contener errores ortográficos.
• Me llevó un poco de tiempo, pero al final aquí les tengo 34 hojas de puro trabajo honesto ✨
• ¿Les gusta la idea de Shisui siendo hermano de Obito? 👀
Aquí les dejo los dibujos que Obito guarda:
Y también una imagen que editó una seguidora :3 así podrán imaginar mejor como es que se veía Shisui al final del capítulo
• También les quería mostrar un pequeño dibujo que hice de la escena dónde Obito y Hinata deciden simplemente dormir. No es el mejor, pero es trabajo honesto xd
Traté de que se vea un poco oscuro, porque se supone que estaban sin luz 😅
Sólo les pido que por favor no compartan el dibujo en Pinterest u otras redes, que luego me llegan mensajes muy agresivos de personas que no entienden que sólo es un dibujo y no es algo real unu
• También les muestro una imágen que me ayudó a inspirarme para la escena final de este capítulo 💜
• ¿Qué opinan respecto a Naruto y Sakura que fueron engañados? xd
• Obito ya conoció a su suegro, ¿Qué dicen de su encuentro? 🙊
• Ya estoy viendo si Itachi e Ino se conocen en el siguiente capítulo o en uno más, ¿Pueden adivinar por qué se verán? 😏
• Y por último, ¿Alguna idea de por qué Shisui buscaba a Hinata?, ¿Se esperaban un encuentro entre ellos? :3 Me encantaría leer sus teorías
Dejen sus votos y comentarios 💖
Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️
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