Capítulo IV: Mi única salida.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Parte I.
—Pequeño Uchiha, sé que quieres preguntarme algo...
Obito dejó de dar vueltas, lo que causó que todo a su alrededor comience a girar, era tanta la velocidad que debió presionar su sien para sentirse menos mareado. Una ligera risa se dejó escuchar en el santuario que estaba visitando, los ancianos de su clan habían sonreído al verlo, puesto que a primera vista parecía que estaba jugando. Obito se avergonzó al notar que era el centro de entretenimiento de los ancianos, que regaban las flores y adornaban con lámparas para la ceremonia que tendrían por la noche. Él no quería "jugar", estaba en ese sitio por una razón muy importante.
Recuperado de su mareo, el niño de tan sólo nueve años corrió en dirección a la orilla del lago, ahí, su reflejo le sonrió. Fue un poco extraño verse a sí mismo y saber que no era él, su abuela ya le había contado que realmente nadie sabía cuál era la verdadera forma la dama de las predicciones. Cuando hablabas con ella, solamente podías verte a ti, como si se tratara de un espejo. Si al acercarte no veías tu reflejo, eso significaba que la mujer del lago no hablaría contigo.
—Mira, te he traído una moneda— Obito mostró su moneda con gran orgullo, le habría traído más de ser posible, pero no le daban misiones tan importantes todavía, al haberse graduado hace poco de la academia, por esa razón no tenía demasiado dinero. Contaba con lo suficiente para los medicamentos de su abuela, la comida de su pequeña familia y las nuevas armas que su hermano le había estado pidiendo.
—¿Por qué una moneda?— le preguntó ella con curiosidad, ese niño le parecía ciertamente tierno, aunque su futuro dijera todo lo contrario.
—Es lo que tengo, y he visto que los ancianos del clan te traen obsequios— Obito miró con discreción a los ancianos que continuaban con los preparativos para el festival de invierno, ninguno de ellos les estaba prestando atención, eso le hizo sentirse más seguro de hablar. Requería privacidad, y los ancianos al ser tan sabios lo entendían, se alejaban con pretextos para darle unos momentos a solas.
—Bien, entrega tu moneda y dime qué deseas saber— con su aprobación, Obito juntó ambas manos, como quien estuviera rezando al cielo. Cerró sus ojos, y con toda la fuerza posible, lanzó su moneda, la cual creó un ruido que hizo eco en el lugar, además del ligero salto del agua en un punto en específico.
—Quiero saber si mi hermano llegará bien de su misión, él sólo tiene ocho años, me preocupa— su hermano menor podría ser muy fuerte, un Ninja talentoso como lo describían la mayoría, eso no quería decir que no corriera peligro al estar fuera de la aldea. Eran tiempos difíciles, y por cruel que pareciera, los niños estaban siendo enviados a la guerra.
—Si te preocupa tanto, ¿Por qué no vas a buscarlo?— quiso ponerlo a prueba, porque si existían personas en las que no confiaba, esos eran los Uchiha. Ese pequeño niño era el claro ejemplo, no sería tan bueno en el futuro como aparentaba ahora, empero, con eso solamente estaba consiguiendo otro paso más a sus planes. Por fin, después de tantos años, las piezas en su tablero de ajedrez comenzaban a posicionarse a su favor.
—No puedo dejar a la abuela sola por mucho tiempo, ella está enferma— intentó explicarle Obito, a pesar de todos los tratamientos que se esforzaba para pagar, los médicos de la aldea habían dicho que su abuela solamente estaría dos años más con ellos.
—¿Y por qué no decidiste ir con tu hermano?— continuó la mujer con el interrogatorio, Obito sintió ciertos escalofríos recorrer su espalda. Era una locura, su reflejo le veía con gran determinación, sin parpadear en ningún momento. El Uchiha sonreía para saber si de verdad era su reflejo, pero la imagen en el agua no se movía ni un poco. Su expresión era de total seriedad.
—No es que yo no quiera hacerlo, apenas he regresado de una misión cuando me enteré de que mi hermano ya había partido a otra— y estaba muy molesto con su hermano por haberlo hecho, la abuela se había quedado sola por un día entero. Detestaba que su hermano y él no pudieran vivir con más tranquilidad y menos peligro, debido a eso, había estado ahorrando para comprar una casa en el país del hierro. Cuando fuera Hokage, llevaría a su hermano todas las vacaciones a un sitio lleno de paz, algo que quizá sólo un lugar sin Ninjas les podía ofrecer.
—¿Y por qué quieres saber si regresará bien?— de cierta manera, esos dos hermanos le recordaban a la relación que ella mantenía con Hanae. Por su hermana haría cualquier cosa, como estaba segura que ese Uchiha haría lo mismo.
—Le prepararé su platillo favorito para cuando regrese... También estoy muy asustado por él— confesó sinceramente, es que a quien se le ocurría enviar a un niño de ocho años a una misión tan peligrosa. Sabía que él era muy bueno en todo lo que hacía, pero no por ello dejaba de ser in niño.
—Te entiendo, pero no debes preocuparte, he visto tu futuro— escuchar eso lo tranquilizó un poco, si ella decía que no se preocupe, es porque su hermano estaría bien. Al menos eso quería creer, y en realidad no existía otra explicación con sentido. Su reflejo por fin le devolvió la sonrisa, lo que hizo que su alivio aumente.
—¿Y qué has visto?— indagó Obito, simplemente deseaba confirmar lo que sucedería. La verdad es que nunca ocurrían las cosas como a él le gustaría, ya estaba acostumbrado a eso, aunque si se trataba de su hermano, prefería asegurar ante todo su bienestar.
—Tu hermano regresará bien, él es un ninja muy astuto— para Kaede, el hermano menor de ese Uchiha con quien hablaba, era una persona de muy buen corazón, tan pura que le sorprendía que hubiera nacido en un clan tan controversial, lleno de odio y resentimiento. Lástima que al menor de los hermanos, no le esperaba una vida muy larga, claro que eso no se lo diría al Uchiha. Había predicciones que no le gustaba hacer, una de ellas era sobre la muerte de una persona.
—Es fantástico, muchas gracias señorita. Prometo traerle flores la próxima ocasión— Obito sonrió muy contento, ya se imaginaba pidiendo a la madre de Itachi que le deje cortar algunas flores de su jardín. Así le llevaría las más lindas como una ofrenda, parecida a las que los ancianos dejaban cada cierto tiempo, estaba demasiado feliz al saber que su hermano regresaría bien de su misión.
—Espera, ¿No quieres saber que más he visto?— lo detuvo antes de que se aleje de la orilla del lago, Obito ya se había puesto de pie para regresar rápido a su casa y preparar la comida favorita de su hermano. Su curiosidad fue más grande, por tal motivo, caminó de regreso a ver su reflejo.
—Bueno, yo sólo quería saber sobre mi hermano. No tengo más preguntas listas para hacerte— admitió apenado, no tenía idea sobre que deseaba saber sobre su futuro, o si ella accedería a responder. Tal vez podría preguntarle si lograría convertirse en Hokage, pero eso le restaría emoción a su vida, a sus grandes sueños.
—¿Te gustaría saber quién es tu alma gemela?— la había sentido desde que nació, Haede nuevamente crecía dentro del Clan Hyūga, siendo parte de la rama principal de la familia. Ahora solamente debería esperar unos años más, pronto, Haede le estaría pidiendo que estén juntas de nuevo, todo gracias a ese mismo Uchiha que se encontraba hablando con ella.
—¿En serio has visto eso?— Obito se ruborizó, debido a su edad tan temprana, no pensaba en tener novia, menos en imaginar a la persona con quien se casaría. Admitía que sería muy interesante saber su nombre, así podría ir viendo a de quien se trataba.
—Lo he visto, es muy sencillo en realidad. Siempre, en cada una de tus vidas, la buscas a ella, sin falta— eso es algo en que Kaede lo envidiaba, Hanae siempre pertenecía a la familia Hyuga, y tal vez por esa razón jamás se acercaba a visitarla. Él, al contrario, siempre conseguía estar cerca de su hermana, se reunían, se amaban y volvían a morir para buscarse en su siguiente vida.
Obito no entendió del todo sus palabras, así que quiso creer que se refería a que probablemente ya la conocía y ambos eran buenos amigos. De ahí su frase, ¿A quién más buscaría sino es a una amiga?
—¿Quién es ella?, ¿Tiene cabello castaño?— para Obito, su amiga más cercana era Rin, entonces no conocía alguien más que pudiera ser la persona de la que ella hablaba.
—No, tiene algo mejor— le aseguró su reflejó, fue en ese instante que Obito sintió más curiosidad. ¿A quién se refería exactamente?
—¿Qué es?, Dime quién es— estaba ansioso por saber eso que era mejor que el color de cabello, también por conocer su nombre. ¿Y si ya la conocía?, ¿Era eso posible?
—Si te digo su nombre, se perdería el encanto de ver tu búsqueda— le contestó su reflejo, y una sonrisa traviesa se dibujó en el agua. Estaba jugando con él, por lo que molesto, se cruzó de brazos y mostró su descontento con un mohín. Ella no hablaría, era probable que sólo se divertía ilusionándolo —No debes preocuparte, pequeño Uchiha, seré muy buena contigo este día. Ella tiene los ojos que todo lo ven— la sonrisa en su reflejo no desaparecía, estaba contando los días para que su plan comience a funcionar.
—¿Los ojos que todo lo ven?— repitió el menor perplejo, imaginaba que quería decir que poseía un Dōjutsu, y a los únicos que conocía con esas habilidades era al Clan Uchiha y al Clan Hyūga. Tal vez su futura esposa era una Uchiha, pues escuchaba por los adultos de su Clan, que los Hyūga no salían con otros que no posean los mismos ojos que ellos.
—Sus ojos son tan puros cómo su alma— Obito sonrió por esa frase, entonces ella sería buena —Cuida bien de ella, ¿Entendiste?— si el Uchiha la conociera un poco, se habría percatado de que Kaede le estaba amenazando. Como no perdía ese toque de inocencia debido a su edad, Obito no le tomó un sentido negativo a sus palabras.
—Lo haré, señorita. Le prometo ser bueno con ella— y como la persona que se esforzaba por ser el ejemplo a seguir de su hermano menor, Obito Uchiha nunca rompía una promesa.
—Espera, Ino...— la llamó Shikamru, queriendo tomar su mano y fallando olímpicamente en su intento.
Desde que Kotetsu les dijo que Hinata fue secuestrada, Ino había caminado hacia la torre como si se tratara de una persona poseída. Probablemente lo estaba. Sus pasos eran muy grandes, considerando que su estatura era menor a la de sus compañeros, a Chōji y Shikamaru les costaba darle alcance. Ino había llegado en tiempo récord a la torre, subiendo los escalones sin importar las palabras de sus amigos, ella parecía caminar mientras ellos corrían detrás. La mano derecha de la chica sostenía el folleto que se encontraron, lo apretaba tanto que ahora se miraba como una bola de papel arrugada. Chōji sintió temor por la Hokage, o mejor dicho, por Shikamaru y él, ambos quedarían en un encuentro entre dos mujeres de temperamento muy fuerte.
—Necesito hablar con Tsunade-sama— Ino no los miró, pero sabían que se estaba dirigiendo a ellos. La chica tomó la perilla de la puerta y abrió sin antes haber llamado, Shikamaru ya podía escuchar los gritos de la Hokage desde el otro lado de la habitación.
—No me gusta que interrumpan en mi oficina— Tsunade habló con su fuerte tono de voz, acción que no funcionó para lograr intimidar a la única mujer del equipo diez. Shizune sostuvo con más fuerza al cerdito en sus brazos, el pequeño animal temblaba al presentir que algo bueno no sucedería, era obvio al notar la postura de las dos rubias.
—¿Me pueden explicar qué significa esto?, ¿Es una estúpida broma?— la joven Yamanaka extendió el papel donde se hablaba de una Hinata desaparecida, el folleto estaba tan doblado que a simple vista parecía que la ojiperla no sonreía, y al contrario de como Ino la recordaba, ella se veía triste. Shizune observó a su maestra, después al folleto, todos estaban preocupados por el bienestar de la joven, incluyendo a la Hokage.
—Lamento informarles que no se trata de un error— les dijo Tsunade, reemplazando su enojo de antes por una mirada más comprensiva. Sentía una especie de déja vu, ver a Ino en ese momento era casi igual a la interrupción de Naruto y sus posteriores reacciones al enterarse de que Hinata estaba desaparecida.
—No entiendo por qué no se nos comunicó sobre lo sucedido, habríamos venido a ayudar— Chōji decidió tomar la palabra, para gran beneficio de la Hokage, que no tendría que lidiar con otro de los gritos o reclamos de Ino. El Akimichi se había acercado lo suficiente a Ino como para abrazarla y de alguna manera mostrarle su apoyo, Ino terminó llorando en los brazos de su amigo, porque Choji tenía ese don para hacerla sentir como una niña pequeña de nuevo.
—Esto fue muy repentino, hace tres meses Hinata y su prometido fueron atacados por un grupo de Akatsuki mientras se dirigían a una visita diplomática con Gaara— inició Tsunade con su explicación, Ino se esforzó por contener sus lágrimas y prestar total atención a quien además era su maestra. Shikamaru bajó la mirada, estaba pensando que si eso había sucedido hace tres meses, existía la posibilidad de que Hinata estuviera desaparecida cuando ellos seguían en la aldea, y si él llegó a esa conclusión, Ino también pudo hacerlo —Esto sucedió unos días antes de la muerte de Asuma. Uno de los Akatsuki que ustedes enfrentaron junto a otro que no está registrado, lograron interceptar a Hinata y Tokuma— y con esas palabras, sus teorías fueron confirmadas.
La culpa se instaló raídamente en Ino, había estado tan absorta en la pérdida de su maestro, aislada de todo lo que le rodeaba, ni siquiera notó que una de sus mejores amigas había desaparecido. Recordaba la última vez que miró a Hinata, ella le había tratado de animar debido a su relación fallida con Shikamaru, y en medio de su frustración, terminó desquitándose con la inocente joven.
—Pero, Tsunade-sama... ¿Por qué nosotros no nos enteramos de nada?— murmuró Ino cabizbaja, completamente desanimada y sin intención de seguir discutiendo con Tsunade. ¿Y si algo malo le sucedía a su amiga?, ¿Y si el ultimo recuerdo que Hinata tenía de ella era el de sus gritos?, Negó en silencio para deshacerse de esas ideas. Ino no descansaría hasta traer con bien a Hinata.
—Como ustedes ya saben, Hinata es la actual líder del Clan Hyūga, así que por el bien de todos decidimos mantenerlo en secreto. No podíamos mostrar a otras aldeas que uno de nuestros clanes más importantes está a la deriva sin su líder— los miembros del equipo diez asintieron, entendiendo la posición en la que se encontraba la Hokage y sus motivos para no querer involucrar a más personas. Eso no significaba que el sentimiento de culpabilidad desaparezca del corazón de Ino, ella al ser amiga de Hinata, debió notar desde antes que ella desapareció —Este último mes, los Hyūga han estado perdiendo la esperanza de encontrar a Hinata. Debido a esto y en un intento desesperado, Hiashi Hyūga ha recurrido a dar una recompensa por el paradero de su hija.
—¿No tienen ninguna pista de ella?— preguntó Shikamaru, aunque verdaderamente ya imagnaba la respuesta. Si el Clan Hyūga ofrecía recompensas para traer de nuevo a Hinata, quería decir que por su cuenta no obtuvieron buenos resultados.
—Hace poco hemos tenido una pista de su posible paradero, así que envié al equipo ocho junto a Neji y Tokuma— les informó Tsunade, un tanto agotada por ese tema. A pesar de sus constantes búsquedas, es como si a Hinata la hubiera absorbido algún agujero negro, o tal vez la tierra se abrió y ella terminó siendo sepultada. No encontraban ningún rastro de la ojiperla, algunos Hyūga perdían la esperanza y comenzaban a creer que su líder murió.
—¿De qué se trata?— Ino miró directamente a los ojos de Tsunade, si existía una esperanza, se aferraría a ella para buscar a su amiga.
—Alguien informó a los Hyūga por medio de una carta, que una mujer parecida a Hinata fue ingresada a un hospital. Es en un pueblo pequeño, a más de una semana de distancia— y por el bien tanto de Hinata como de su familia y su Clan, Tsunade esperaba que de verdad se trate de la joven Hyūga y no de una falsa alarma. Aunque incluso tenían a algunos ninjas de Sunagakure buscando a Hinata, gracias a que la petición de Naruto a Gaara fue aceptada, no había ninguna pista de la chica.
—¿Ella está bien?— Chōji intervino en la conversación, ganando la oportunidad de hacer la pregunta que Ino y Shikamaru deseaban hacer, Si Hinata fue secuestrada por Akatsuki y ahora se encontraba en el hospital, su vida podía correr peligro. Sólo bastaba con recordar a Asuma y a Gaara para saber de lo que esos tipos eran capaces.
—Según ese reporte, alguien llevó a Hinata por tener un resfriado. Su síntoma más evidente era la fiebre y algunas alucinaciones— lo que daba cierto alivio a Hiashi era saber precisamente eso, la mujer que posiblemente era Hinata, no contaba con un estado de salud delicado. Para gran alivio de Tsunade, si Hinata no corría peligro, el corazón de Hiashi continuaba latiendo, una esperanza para los Hyūga mientras esperaban por su líder.
—Yo quiero ir, permítame unirme a las misiones de rescate— Ino no quiso ser irrespetuosa, por temor a que como reprimenda le impidan ir a buscar a su mejor amiga. Por tal motivo, su tono no denotaba que exigía, parecía ser más una petición. Sus ojos azules brillaban en total determinación, y una vez más a Tsunade le recordó la forma en que Naruto se esforzaba por buscar a Sasuke.
—Aunque quiera hacerlo, la verdad es que requiero mantener algunos ninja en la aldea. La mayoría de los Hyūga están fuera buscando a su líder, no puedo dejar desprotegida a Konoha— si algo había diferente entre Naruto e Ino, es que la chica era menos imprudente que el hiperactivo discípulo de Jiraiya. Tsunade suspiró aliviada por ello, no tendría que volver a lidiar con alguien como el rubio, porque sencillamente Ino Yamanaka no era una versión dos de Naruto, o tal vez lo era, sólo que con más inteligencia.
—Lo entiendo, pero realmente quiero ayudar a Hinata-chan— insistió la rubia, siendo apoyada nuevamente por Chōji, que nunca se atrevería a dejar a Ino sin ayuda. Shikamaru los observó a ambos, jamás había sentido un poco de envidia por su mejor amigo, eso no era parte de su naturaleza, empero, ese día si estaba un tanto molesto al ver la interacción de sus dos compañeros.
—¿Existe la posibilidad de que se nos permita ir a buscarla?, Podríamos reemplazar a los Hyūga que regresan— Shikamaru se dirigió a Tsunade, ignorando la estúpida voz en su cabeza que le pedía alejar a Ino de Chōji. Su amiga le miró agradecida, se sentía bien saber que contaba con el apoyo de su equipo, es como en los viejos tiempos, antes de que los sentimientos amorosos volvieras complicada su relación. Problemático, como bien diría el Nara.
—La próxima misión de rescate la tengo programada para Naruto y Sakura, puedo enviarlos a ustedes para reemplazarlos si fallan. Aunque deben de entender, que por no ser ninjas de rastreo, solamente les daré una misión en la que contemos con información de su paradero— les advirtió de inmediato, y Shikamaru entendió perfectamente a que se refería. Si Konoha no recibía otra información parecida a la de la carta que aseguraba que Hinata se encontraba en un hospital, su equipo no saldría de la aldea para poder buscar a Hinata.
—¿Cómo este reporte que les dieron a los Hyūga— Chōji habló un poco confundido, ¿Qué posibilidades existían de que eso suceda?, ¿Y si no conseguían información sobre su amiga?, esa idea no le agradaba.
—Exactamente, Chōji— respondió la Hokage, las miradas de pronto se dirigieron hacia Ino.
—Está bien, haremos lo que sea necesario— respondió Ino, tratando de no mostrar cómo se sentía en realidad. Estaba molesta, pero por el momento no se quejaría, algo era mejor que nada, y había conseguido su objetivo de ser tomada en cuenta.
—Entonces, espero contar con su apoyo— la voz de Tsunade se escuchó fuerte y demandante, era como una advertencia. "No hagan tonterías", habría querido decir.
—Lo tendrá, mi equipo y yo traeremos a Hinata-chan de regreso— Ino y Tsunade no dejaban de verse, para los demás, era evidente que Ino Yamanaka estaba retando a la Hokage. No existía miedo en la joven, solamente la promesa de no rendirse hasta salvar a Hinata.
—Es verdad— Chōji no tardó en mostrar su incondicional ayuda a su amiga, algo por lo que Ino siempre estaría agradecida.
—Es muy problemático, pero siempre contarás con mi apoyo— Shikamaru sonrió ligeramente, tomando el hombro de su amiga para mostrar su punto. Ino le miró feliz, probablemente, los dos solamente necesitaban tener un problema en común para superar sus diferencias.
El olor a medicina y desinfectante inundó rápidamente sus fosas nasales, Tokuma sintió cierta molestia, y también pena por Kiba Inuzuka. Al verlo, comprobó que el pobre chico se encontraba mareado, debía cubrir su nariz y no apartar su mano de ese sitio, Akamaru ni siquiera había entrado debido a que no se permitían animales, tal vez fue lo mejor para el. Shino mantenía su postura seria de siempre, no es como si no le interese, solamente que estaba muy concentrado en los insectos que había desplazado por los alrededores desde que llegó a ese pequeño pueblo.
Neji y Tokuma eran un caso diferente, Tokuma intentaba ser amable con su compañero, pero Neji no podía impedir que el sentimiento de envidia y celos creciera con fuerza cada que veía el anillo de compromiso en su mano. Aunque rescataran a Hinata, seguramente ella regresaría a los brazos de Tokuma para continuar planeando su boda, y ese detalle le dolía. No lo culpaba, porque sabía bien que los sentimientos de Tokuma eran sinceros, y si su prima lo había escogido, ¿Quién era él para cuestionar sus decisiones?, Hinata era lo suficientemente madura como para tomar sus propias decisiones.
—¿Puedo ayudarle?— Neji dejó de pensar tanto al escuchar la voz de una recepcionista, su atuendo la delataba como una enfermera. Al reaccionar completamente, fue consciente que se había quedado atrás, así que rápidamente caminó para incorporarse a su equipo.
—Sí, estamos buscando a mi prometida. Alguien nos informó que fue ingresada en este hospital hace poco— Tokuma le habló amablemente, la chica de cabello negro e inocente sonrojó se sintió decepcionada al saber que ese hombre tan atractivo no era soltero. Su prometida debía contar con mucha suerte.
—¿Cuál es el nombre de la paciente?— suspirando, la mujer debió olvidar su decepción para volver a su profesionalismo habitual. Con una velocidad sorprendente para Kiba, la enfermera había tomado en sus manos un gran libro, mismo que comenzó a hojear con el propósito de encontrar los registros más recientes de los pacientes.
—Hyūga Hinata— dijo Neji, hablando más rápido que Tokuma o algún integrante del equipo ocho. El mayor de los Hyūga lo dejó pasar, no era importante quien hable primero, así que simplemente sonrió para relajar un poco el ambiente. Kiba se sentía un poco incómodo durante todo el trayecto, puesto que parecía que Neji y Tokuma no se llevaban.
La enfermera de linda sonrisa miró a su compañera, buscando un poco de ayuda de parte de su superior —No tenemos a una paciente registrada con ese nombre— intervino la otra enfermera, una mujer de más edad. Mirada cansada, apariencia impecable y cabello castaño atado en un moño.
—No mientas, Akamaru y yo podemos detectar su olor por todo el lugar— Kiba golpeó el escritorio con fuerza, tumbando los lapiceros entre otros objetos. La enfermera más joven saltó en su lugar, su superiora ni se inmutó por su reacción.
—Tal vez te ayude ver una fotografía— Shino fue más amable que su compañero, de un bolsillo de su gran abrigo extrajo una pequeña fotografía de su amiga junto a su equipo, misma que se habían tomado cuando fue el nombramiento de Hinata. Era una de las imágenes más recientes que tenían de ella.
—Por favor, le suplico que nos ayude— siguiendo el ejemplo de Shino, Tokuma también mostró una fotografía que se había tomado con Hinata cuando le propuso matrimonio. A ambos se les podía ver felices, o al menos intentando serlo, lo único seguro es que entre los dos se sentía un ambiente de respeto y comodidad.
—Escuchen, no debería darles información porque mi vida correría peligro— la mujer castaña fue completamente sincera, para gran sorpresa de quien era su pequeña alumna. Neji las observó con curiosidad, imaginando el motivo que las obligaba a actuar de esa manera.
—Ella no venía sola, ¿Verdad?— Neji tomó la palabra, en vista de que ninguno de sus compañeros lo hacía, ellos parecían estar tratando de ver la manera adecuada de abordar el tema, pero Neji en ese instante se sentía muy impaciente.
—Si les hablo sobre ella, deben prometer guardar esa información— pidió la mujer, los cuatro asintieron, de acuerdo con esa petición. Tokuma, Neji, Kiba y Shino no tenían la intención de arriesgar la vida de un civil.
—Lo prometemos— hablaron los cuatro al mismo tiempo, mientras la castaña buscaba entre los registros, la otra enfermera pedía al cielo que las proteja. Estaba muy asustada por lo que sucedería en el futuro.
—Hace dos semanas un hombre ingresó a una joven como la de la fotografía, ella tenía fiebre y alucinaciones. Pasó muy poco aquí, realmente ella no corría peligro— ella les mostró el registro del día que hablaba, fue entonces que Tokuma, Neji, Kiba y Shino vieron una fotografía de Hinata, comprobando que si se trataba de la ojiperla. El nombre con el que la joven Hyūga aparecía no dejaba lugar para dudas, era Hinata, ella había estado en ese hospital.
—Ese hombre vestía una capa de Akatsuki, y se llevó a la señorita Hinata al pasar unos días de su ingreso. En realidad, él no se separaba de ella— la pelinegra, armándose de valor al ver a su superior desobedeciendo la petición que Itachi Uchiha les hizo, decidió ser parte de esa pequeña rebelión. No dejaría a su superior sola en eso.
—¿Saben a dónde se fueron?— Tokuma esperó con paciencia la respuesta, quería creer que ellas podrían ayudarlos, pero tenía ese presentimiento de que nuevamente no obtendrían buenas noticias. Estaba preocupado por su prometida, no quería perder la esperanza, aunque el universo insistía en negarle el hecho de encontrar a Hinata.
—Cualquier información es valiosa— Neji fue persistente, no dejaría pasar esa nueva oportunidad ahora que la información estaba tan cerca de sus manos. Hanabi estaba muy preocupada por Hinata, constantemente se entrenaba hasta el agotamiento con tal de que le permitieran ir a buscar a su hermana, él que tenía la forma de hacerlo, no desperdiciaría esos momentos.
—Lo siento, realmente no sabemos más, jamás mencionaron alguna dirección o algo— admitió la pelinegra, y después de estar por varios minutos bajo el minucioso análisis de Tokuma y Neji, ellos entendieron que decían la verdad. La pequeña mujer había perdido el aliento más de una vez, era entendible, al estar siendo observada por dos hombres tan atractivos, la pobre no podía soportar sus nervios.
—No hace falta seguir aquí, chicos— la voz de Shino llamó la atención de los demás, Kiba sonrió al escucharlo. Su amigo era demasiado astuto, quizá encontró alguna pista mientras ellos pedían información a las enfermeras —Desde que llegamos he desplazado a mis insectos por el área, creo haber encontrado un rastro de Hinata, aunque es débil— les informó el Aburame, ambos Hyūga le vieron con esperanza. No todo estaba perdido.
—Es perfecto, Shino. Guíanos y después Akamuru y yo terminaremos el trabajo— con gran entusiasmo, Kiba corrió hacia la salida, encontrándose con Akamaru y dándole la increíble noticia de que estaban por encontrar a Hinata.
Tokuma, Neji y Shino agradecieron a las enfermeras antes de salir del hospital, buscando no llamar la atención de los primeros pacientes que llegaban al recibidor. El equipo raídamente se integró para iniciar nuevamente su búsqueda, Shino iba a la cabeza, guiándolos a todos por ser quien sabía sobre el rastro de su amiga, Neji y Kiba iban a su lado justo algunos pasos atrás, Tokuma se encontraba al final, preparado para proteger a sus compañeros en caso de ataques enemigos.
Pronto se internaron en el bosque, y fue el turno de Kiba para unirse a su amigo y juntos seguir ese pequeño rastro de Hinata. Neji y Tokuma llevaban su Byakugan activado, ambos se sintieron confundidos al comprender que Shino y Kiba los llevaban directo hacia una cueva que parecía tener la entrada obstruida por rocas muy grandes. Al llegar a su destino, Kiba señaló la cueva, informando que el olor se Hinata provenía del interior, Shino quiso que alguno de sus insectos entre por algún orificio, pero no existía ninguna espacio disponible.
—Neji, ¿Puedes ver algo?— Shino miró directamente al Hyūga, que daba la impresión de estar estudiando el interior de ese sitio. Kiba estaba desesperado, por fin llegaban hacia un lugar donde Hinata estuvo recientemente y no podían acceder a el.
—Sí, pero realmente no hay nada importante— confesó Neji al mismo tiempo que cerraba sus ojos, una vez más, el fracaso lo envolvía con gran fuerza. Su prima no estaba ahí, ni siquiera alguna prenda de ella.
—Sólo algunos utensilios de medicina, libros y lo que parece ser un sitio acondicionado para dormir— Tokuma continuó analizando el lugar, sin dejar pasar por alto ningún rincón, su búsqueda terminó en fracaso. Probablemente el olor que Shino y Kiba percibieron se debía a alguna prenda que Hinata olvidó en esa cueva. Se preocupó más por el bienestar de su prometida, ¿En qué clases de lugares pasaba ella la noche?
—¿Cómo accedemos a la cueva?— indagó Kiba, debía existir una manera, es lo que se repetía con toda la intención de creerlo. No podían rendirse ahora que llegaban tan lejos, ¿Por qué todos se mostraban tan derrotados?
—No es posible, tienes una serie de sellos que no logro reconocer— Neji señaló con su dedo índice los lugares donde algunas series de sellos bloqueaban la entrada de la cueva, el equipo entendía que sería imposible descubrir la manera de romperlos, al menos no a tiempo. No sabían si la persona que mantenía prisionera a Hinata llegaría pronto o no.
—Entonces Akamaru y yo la derribaremos— Akamaru ladró con gran fuerza, era su manera de mostrar que estaba de acuerdo en todo lo que Kiba decida, Shino lo detuvo colocando su mano delante de su pecho. No estaba seguro de que esa sea la mejor opción.
—No, eso alertará al enemigo— Tokuma resaltó lo obvio, consiguiendo que Kiba baje la mirada y murmure algunas maldiciones contra Akatsuki. Kiba sabía que Tokuma tenía razón, y aunque quisiera ignorarlo, quizá de hacerlo los resultados no serían favorables. Tanto para ellos como para Hinata.
—¿Y qué propone?— Shino le habló, con su seriedad de siempre, esperando una respuesta satisfactoria de su parte. En el poco tiempo que se conocieron gracias a las misiones de búsqueda, Shino llegó a la conclusión de que Tokuma difícilmente se rendiría respecto a encontrar a Hinata.
—Creo que sería buena idea acampar cerca del lugar, aunque a una distancia prudente para no ser descubiertos. Shino, podrías dejar algunos de tus insectos, así sabríamos cuando Hinata-sama esté cerca— Tokuma les propuso si idea, aunque Tsunade lo había nombrado como líder de la misión, Tokuma siempre prefería preguntar para que en conjunto llegaran a un excelente plan. Creía que si una persona controlaba todo, no tendrían oportunidad de ver que había otras opciones, al menos eso es lo que sentía, porque cuando se trataba de Hinata le era imposible concentrarse por completo. La impotencia de no poder hallar a su prometida lo cegaba.
—Estoy de acuerdo con eso— Neji fue el primero del resto del equipo en hablar, Kiba lo observó incrédulo por su elección, Shino en cambio, entendía el punto de ese plan.
—No podemos sólo sentarnos a esperar, Hinata puede estar en peligro— gritó Kiba enfadado, siendo apoyado nuevamente por Akamaru, que gruñó para hacer notar su descontento. El pobre Akamaru también extrañaba ver a Hinata en los entrenamientos del equipo ocho, y se ponía triste si Kurenai lloraba cuando no le traían buenas noticias sobre la joven.
—Es lo mejor, Kiba. Si la persona que secuestró a Hinata descubre que estuvimos aquí, tendría más cuidado en sus siguientes pasos, y nos sería más complicado dar con su paradero— Shino trató de hacer entrar en razón a su amigo, Akamaru emitió un quejido de tristeza y Kiba apretó ambas manos con clara frustración. Ambos se entendían, estaban desesperados por encontrar a su amiga, porque para Shino y Kiba, Hinata era como una hermana menor.
—De acuerdo— dijo Kiba en voz baja, confiaba en que Shino tenía la razón, como la mayoría de las ocasiones.
—¿Crees que regresen?— Neji le preguntó a Tokuma cuando Shino y Kiba se alejaron en busca de algún buen escondite, había esperado el tiempo suficiente para poner distancia entre ellos y de esa manera no ser escuchados.
—No lo sé, pero espero que lo hagan... Estoy preocupado por la seguridad de Hinata-sama— confesó Tokuma, y en unos segundos su rostro perdió la compostura, la calma que siempre aparentaba terminó convirtiéndose en completa desesperación. Tokuma sentía que con la única persona que podía ser sincera era con Neji, porque Neji pasaba por una situación similar, y podía entenderle, ambos estaban preocupados por la mujer que amaban.
Aquella guarida era tan solitaria y desolada, que de no ser por el hombre que provocaba sonidos elevados con cada uno de sus golpes, cualquiera pensaría que se trataba de un lugar abandonado. Su habitación era todo un desastre, no había espacio en las paredes o el suelo que no tuviera grietas o agujeros de tamaño considerable, además de manchas de sangre alrededor de ellos. La ventana estaba abierta, porque deseaba ver la luna y recordar sus ojos a cada segundo que se desplazaba por la hermosa noche que le parecía tan similar a su cabello, con el aire frío de la noche, las hojas de los arboles caían y se colaban a su habitación.
Las sabanas de su cama no estaban en el lugar que le correspondían, y él tampoco se encontraba en un sitio demasiado cómodo, sentado en el suelo y recargado en la pared donde no le sorprendería que alguien más con sólo inclinarse un poco pudiera verlo a él. Llevaba su máscara, sin embargo, por una razón que conocía bien y se negaba a creer, tenerla puesta le asfixiaba. Él también era un desastre, su cabello aunque si bien nunca había estado ordenado, ahora parecía incluso peor, la sangre seca de unas horas podía verse en sus nudillos, puesto que decidió quitarse los guantes al tenerlos tan sucios.
Se encontraba enojado, o más que eso, furioso. Es como si una gran molestia estuviera corriendo por sus venas desde hace una semana para ser exactos, cuando uno de sus tantos espías le informó que la miró, y no precisamente sola. Ella estaba acompañada, esa niña no sólo se atrevía a dejarlo, también lo reemplazaba. Lo iba a pagar, el maldito que se atrevió a poner sus ojos en ella iba a sufrir grandes consecuencias si no cooperaba.
—Pequeña torpe, ¿Dónde te escondes?— Obito golpeó la pared una vez más, debido a las fallas que ya presentaba por culpa de sus desastres anteriores, ésta casi termina cediendo ante el peso del techo —Ya ha pasado un mes— no entendió en qué momento se acostumbró a ella, y erróneamente pensó que el sentimiento era mutuo.
Los pasos por el pasillo le hicieron mover sus ojos en dirección a la puerta, que se abrió sin que la persona del otro lado hubiera tocado antes. El cabello de Itachi se balanceó en el aire, irritando más a Obito, era la última persona que quería ver en ese momento. Itachi ignoró la mirada hostil de Madara, y con pasos cortos y elegantes avanzó hasta él, no sin antes cerrar la puerta detrás de sí.
—Madara-sama, debería dejar de causar destrozos. Todos nuestros compañeros se han percatado de su comportamiento, está poniendo en peligro su identidad— Itachi se dirigió a él, ninguno había quitado la mirada del otro, y en cuestión de segundos, el único orificio de la máscara reveló un ojo tan rojo como la sangre de su Clan caído.
—Eres un maldito traidor— Obito se levantó de su asiento, rápidamente sus manos se acercaron al cuello de la ropa de Itachi, el menor no consiguió reaccionar a tiempo, todo fue tan repentino que sólo consiguió aguantar el dolor que recorrió su espalda cuando Madara estrelló su cuerpo contra la pared. Tal vez no se había quejado, empero, los gestos de su cara revelaban que el golpe si le incómodo.
—¿De qué habla?— murmuró Itachi con dificultad, Madara ahora presionaba su cuello con su antebrazo, haciéndole casi imposible el poder respirar. No sabía que hizo exactamente para hacerlo enfadar, ellos ni siquiera se hablaban demasiado como para haber tenido algún desacuerdo.
—Alguien te ha visto con ella, dime dónde la escondes— al ser tan bueno escondiendo sus sentimientos, fue fácil para Itachi ocultar su asombro, y para Obito se volvió complicado saber lo que su acompañante sentía. Lo odió más, porque Itachi tenía lo que él quería, Itachi Uchiha le había robado a Hinata Hyūga.
—No sé a quién se refiere— Itachi intentó apartarlo, y para su mala suerte, Madara era más fuerte que él. Su enfermedad no ayudaba demasiado, con el pasar de los días, su débil corazón le dificultaba el mantenerse en pie.
—Mi Hinata— Obito volvió a golpear el cuerpo de Itachi contra la pared, en esta ocasión, el Uchiha escupió un poco de sangre. El ojo de Madara brilló con mayor intensidad, disfrutaba poder lastimarlo, anhelaba seguir viendo como Itachi sufría —¿Te estás divirtiendo con ella a mis espaldas?— el menor de los Uchiha sintió el frío de un Kunai presionando contra su costado, después el cálido recorrido de la sangre al salir de su cuerpo. Madara no estaba bromeando, con tal de obtener a Hinata, no dudaría en asesinarlo, aunque eso arruine sus planes originales.
—No es así— respondió casi en un suspiro, dolía demasiado, la herida no era grande o profunda, pero en su estado actual no podía darse el lujo de ser lastimado de esa forma.
—Me dirás dónde la tienes, o te juro que iré a buscar a tu hermano y lo haré sufrir peor que esa noche en que asesinaste a tus padres— fue entonces que Itachi activó su Sharingan también, era fácil tomarle aprecio a Hinata, pero no la escogería sobre Sasuke. Ambos conocían la debilidad del otro, pero la diferencia es que Madara si se atrevería a lastimar a Sasuke, e Itachi no le haría daño a la joven Hyūga —Y espero que no te hayas atrevido a tocarla, es mía, ¿Lo entendiste?— de nuevo su espalda chocó contra la pared, Itachi pensó que debió haber tomado sus medicinas antes de acercarse a él. Ahora no contaba con la fuerza suficiente para defenderse.
—No tengo esa clase de relación con Hinata-san— en opinión de Itachi, no se atrevería a salir con una chica de la edad de su hermano, además de que a esas alturas de su vida y por sus planes, no pensaba en iniciar una relación de tipo amorosa.
—No te atrevas a pronunciar su nombre, maldito bastardo. No me conoces, Itachi, y no quieres hacerlo— el Uchiha presionó con más molestia su arma, provocando que Itachi soltara un gemido de dolor. Sus celos lo estaban cegando, solamente deseaba tocar un órgano importante y ponerle fin a la vida del hombre que se atrevió a robarle lo que le pertenece —Dime que hiciste con ella, o tu hermano sufrirá las consecuencias— al pensar en la inocente Hinata siendo besada por Itachi, o en escenarios peores donde ella le permitía ir más allá, la furia de Obito aumentaba.
—La salvé, hace un mes la encontré desmayada en un bosque. Una banda de criminales quería aprovechar que ella estaba inconsciente para robarle y abusar de ella— mintió, y como Obito estaba demasiado inestable en ese instante, ni siquiera lo notó. Lo soltó en cuanto comprendió sus palabras, Itachi por fin consiguió respirar bien, su mano no tardó en hacer presión en su herida, buscando la manera en que la sangre no continúe saliendo.
—¿Qué?, ¿Abusaron de ella?— Obito no quería creer lo que Itachi decía, porque de ser verdad, todo eso sería su culpa. Él le permitió irse, prácticamente la había corrido, y ahora Itachi le decía que se atrevieron a lastimar a la joven cuando ellos estaban separados.
—No lo hicieron, llegué a tiempo para impedirlo— la respiración de Itachi tardaba en volver a la normalidad, lo que provocaba que Obito se sintiera desesperado. Necesitaba escuchar la verdad, no a Itachi tosiendo cada tanto —La llevé a un hospital, ahí trataron su fiebre y la atendieron por deshidratación. Las enfermeras confirmaron que no fue abusada— era una gran mentira, pero Itachi era demasiado inteligente como para no contemplar todos los posibles escenarios. Por eso llevó a Hinata a un hospital por algunos días, les pidió a las enfermeras fingieran tratarla para esos síntomas, porque necesitaba una excusa si Madara llegaba a enterarse de que ellos estaban juntos. Y finalmente lo hizo, Madara iba detrás de Hinata, así que no dejaría pasar ninguna pista para saber de ella.
—¿Qué más hiciste?— Obito no estaba convencido con las palabras de Itachi, no confiaba en nadie, y esa ocasión no era la excepción. Pensar en asesinarlo ya no era una opción, de hacerlo ya no tendría oportunidad de conseguir más información sobre la joven que ocupaba la mayoría de sus pensamientos. ¿Cómo fue que ella se adueñó de su mente en sólo cuatro meses?
—Le ofrecí una de mis guaridas, a cambio de que me dijera el paradero de Sasuke— el Uchiha limpió la sangre que salía de sus labios, estaba seguro que la herida de su abdomen necesitaría de algunos puntos. Por unos segundos, llegó a pensar que Madara lo asesinaría, arruinando todos los planes que él ya tenía.
—¿Dónde está ella?— le exigió saber Obito, tomando nuevamente el cuello de su camiseta. Itachi suspiró cansado, sus dudas se estaban confirmando, y lamentablemente todo sucedía de mala manera. Obito estaba tan molesto al imaginar que Itachi podría estarlo engañando, el recuerdo de Hinata no le ayudaba a pensar con claridad.
—Esta mañana la dejé en el hospital, ella quería atenderse unas heridas— técnicamente no estaba mintiendo, si había acompañado a Hinata al hospital antes de partir de regreso a la guarida de Akatsuki, donde decidió por fin tratar de hablar con Madara. Los resultados de esa conversación no fueron como esperaba, pero sí confirmó lo que ya sabía.
—¿En qué lugar?— Obito tenía entre sus manos el mismo kunai con la sangre de Itachi, estaba dispuesto a lastimarlo nuevamente con tal de obtener la información que requería. Su acompañante, (o víctima), comprendió que su vida realmente corría peligro. No contaba con la fuerza suficiente para defenderse, y su corazón enfermo pedía con urgencia que tome sus medicinas.
—La aldea del cristal— contestó el Uchiha, que a esas alturas ya no tenía que perder. Si Madara se acercaba a Hinata, ambos podrían llegar a un acuerdo otra vez, de esa forma habría alguien que esté al pendiente de cada uno de sus movimientos. Si él moría, otra persona debía cuidar que no hicieran daño a la aldea que tanto se esforzaba por proteger.
—¿La de las minas de carbón?— inquirió Obito, sin dejar de analizar a Itachi con el único ojo que no cubría su máscara. Él todavía no dejaba en libertad a Itachi, primero debía asegurar que no le mentía.
—Esa misma— fue su corta respuesta.
—Si no quieres morir antes de tu enfrentamiento con Sasuke, esta información debe ser verdad— le advirtió el Uchiha, retirando solamente un poco su máscara para poder susurrar a su oído, la frialdad de sus palabras sirvieron para hacerle notar que Madara era una persona cruel, aunque ahora ya con un nuevo sentimiento. Probablemente estaba siendo muy irracional, porque es la primera vez que Itachi descubría que Madara continuaba siendo humano.
—Lo es, no tengo porque mentirle. Usé a la joven por la información de Sasuke, no me interesa lo que suceda con ella en el futuro— de nuevo Itachi fue libre, y sus manos de inmediato fueron a su herida, dolía casi tanto como el constante odio de su hermano menor. Itachi estaba seguro de sus palabras, no porque no le importe la vida de la compañera de Sasuke, sino por la sencilla razón de que Madara no se atrevería a dañar a Hinata.
—No te creo, Itachi. Voy a descubrir yo mismo lo que me estás ocultando— los ojos de ambos se encontraron por última vez, el color rojo resaltaba incluso en la oscura noche.
Obito comenzó a desaparecer en un pequeño remolino, Itachi ya no era de su interés, lo único que le importaba ahora era alcanzar a Hinata. Con algo de suerte la encontraría en el hospital, aunque no estaba seguro de lo que haría cuando se vean el uno al otro. Itachi se quedó solo en la habitación, tratando de regular su respiración mientras se recargaba en la misma pared que había estado Madara, tocó su herida de nuevo y después miró sus manos llenas de sangre.
—Hinata-san, espero que ya no se encuentre en el hospital— murmuró Itachi agotado, debió esperar algunos minutos para poder levantarse por sí mismo e ir a su habitación. Quizá Konan no rechazaría ayudarle a desinfectar y revisar el corte de su abdomen.
Notas de la autora:
• Puede contener errores ortográficos.
• Decidí dividir el capitulo en dos partes para darles un pequeño adelanto, llevo escritas como 34 hojas y ahorita sólo comparto 13 🙊
Crucen los dedos para que no me encarguen tarea y pueda terminar la parte dos pronto 🤞
• El título de este capítulo fue una propuesta de DenissePerez6 ✨
¿Les gustarían más juegos donde pueden ganarse una dedicatoria también? ^^
• Aprovecho para preguntarles, ¿Opciones de nombres de peleadores?, Tanto hombres como mujeres. Todas son bien recibidas 🙇♀️
• Estén atentos con Ino, Shikamaru y Chōji. Ellos no se quedarán quietos ;)
• Como pueden ver, Obito se encuentra celoso de Itachi y ya nos lo estaba lastimando :c pero como siempre Itachi siendo muy inteligente logró engañarlo. ¿Pueden adivinar los planes que Itachi tiene?
• No crean todo lo que leen, recuerden que sólo quiero confundirlos 👀
• Para la parte dos les tengo una pequeña sorpresa, se revelará quién es el hermano de Obito. Atentos, que no se les pase nada 🤭
Dejen sus votos y comentarios 💖
Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️
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