Capítulo I: El encuentro más extraño.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
La aldea oculta de la hoja, una de las cinco grandes naciones ninja, símbolo del país del fuego. El oficio más peligroso al que pueden aspirar sus habitantes, es al de ser ninja, algunos otros se dedican a diferentes tareas debido a que no tienen un entrenamiento como el de otros Shinobi. Desde una establecida edad, gran parte de los niños que habitan Konoha, comienzan su aprendizaje en la Academia, tal es el caso de Naruto Uzumaki y sus compañeros más cercanos. Konoha se caracterizaba por ser una aldea de las más pacíficas, con grandes árboles que daban la impresión de esconderla y Shinobis tan leales a su amor por su lugar de nacimiento. La conocida voluntad de fuego crecía desde el interior de la mayoría de sus ninjas. Sus límites estaban protegidos por grandes barreras de madera que eran constantemente vigiladas por ninjas de experiencia. Lo más llamativo de esa aldea era la gran montaña en que se encontraban tallados los rostros de los Hokage, la cara de Tsunade fue la última en ser agregada a ese sitio tan visitado tanto por los nativos como por turistas. La aldea parecía estar en algunos momentos de paz luego del regreso de Naruto y el rescate del Kazekage, había situaciones que amenazaban esa estabilidad, pero el discípulo de Jiraiya se esforzaba por entrenar muy fuerte con tal de proteger a su aldea y en especial sus amigos y conocidos cercanos.
Dentro de esa aldea, Hinata Hyūga era otra más de las Kunoichi que se esforzaba por mejorar, ella lo hacía con ayuda de su primo Neji, al que quería como si fuera su propio hermano. Su trabajo era recompensado con el reconocimiento de Neji y Hanabi, de las únicas opiniones que realmente le importaban. Llegaba incluso a manejar una técnica que se convirtió en exclusiva de ella, una técnica que ni su querido primo Neji realizaba, Jūho Sōshiken. Al ver como su mentor, Neji Hyūga, sonreía y la felicitaba por lograr perfeccionar aquel Jutsu, Hinata sintió una increíble felicidad en su corazón. En poco tiempo consiguió combinar su habilidad con los Puños Gemelos de León junto a la técnica de Ocho Trigramas sesenta y cuatro palmas. Lamentablemente su alegría fue arruinada al ser llamada por su padre, Neji intentaba animarla diciendo que no debía temer, empero, Hinata sentía un mal presentimiento desde que miró a su padre observar a escondidas su entrenamiento con Neji.
Con pasos lentos y resignados, Hinata caminó detrás de su padre, con la cabeza en alto en un intento por no mostrarse intimidada. Neji le había levantado un pulgar antes de que desapareciera de su vista, lo cual le hizo sentir un poco menos de esos nervios que se acumulaban en su estómago. Normalmente no solía hablar con su padre, él siempre se encerraba en su despacho a resolver sus deberes con el clan como un pretexto para no estar con Hanabi y ella, su hermana menor es quien recibía algo más de atención al momento de ser entrenada. Por ese motivo le resultaba extraño que su padre quisiera charlar con ella, lo único que llegaba a su mente es que hablarían sobre asuntos del clan, y por más que se esforzaba en pensar alguna opción, ninguna que fuera aceptable cruzaba por su cabeza.
Hiashi se detuvo solamente a abrir la puerta de su despacho, permitiéndole a Hinata entrar antes que él, la ojiperla se sentó dentro de la mesita que se encontraba casi al fondo de la habitación, entre algunos libreros pegados a las paredes. El mayor cerró detrás de sí, retiró algunos documentos de su mesa y tomó asiento frente a su hija, ella no lo miraba directamente, parecía más distraída observando el cuadro familiar que colgaba de una de las paredes.
—Lamento haber interrumpido tus actividades— esa fue la primera oración que salió de la boca de su padre, lo que consiguió que Hinata dejara de estar perdida en sus pensamientos para centrar su atención en él —Existe un asunto muy delicado del que debemos hablar— su presentimiento se hizo realidad, la joven asintió para permitirle continuar —Se trata de tu hermana y tú.
—¿Qué sucede con Hanabi?— se levantó ligeramente de su lugar, colocando ambas manos en la mesa que servía de escritorio de su padre, su rostro reflejó la preocupación que sentía por su hermana menor. Hiashi movió un poco sus manos, tratando de indicarle que se tranquilizara, su hija retomó la compostura y volvió a su asiento.
—Ella está bien, pero podemos tener problemas a futuro— Hiashi tomó aire suficiente para intentar seguir, buscaba las palabras adecuadas con las que comenzaría la noticia que debía darle —Hace poco me han diagnosticado una enfermedad en el corazón, la Hokage ha realizado diferentes estudios con el propósito de encontrar una cura, pero los resultados no son muy favorecedores— admitió al fin, no quería entrar en muchos detalles, confesar que estaba enfermo le costaba demasiado.
—¿Cuánto tiempo?— su hija lo entendió rápidamente, mostrando lo inteligente que era inclusive en situaciones tan delicadas. Ella no lo miraba directamente, trataba de ocultar la tristeza que la embargaba al saber que su padre tenía sus días contados.
—Pueden ser solamente meses— Hinata seguía sin ninguna expresión, no lloraba, y eso le causaba un dolor enorme. Pensó que la noticia le afectaría, que probablemente tendría que consolar y limpiar sus lágrimas.
—No comprendo que tiene que ver Hanabi en esto, ¿Ella también está enferma?— no es que le restara importancia al problema de su padre, es sólo que Hanabi siempre sería la número uno en su lista de prioridades, ella era su hermanita, la amaba más que a cualquiera.
—No, Hanabi tiene un perfecto estado de salud— la tranquilizó, Hinata se permitió sentirse un poco más relajada, como si hubieran quitado un gran peso de su espalda —El problema es que ya no podré ser el líder del Clan Hyūga, y en vista de que ya tienes la mayoría de edad, he pensado en nombrarte nuevamente como mi heredera. El consejo está de acuerdo, tus habilidades han mejorado notablemente con ayuda de Neji, por lo que pensamos en que será bueno para ti que él te acompañe como tu prometido. Además, estás demostrando un mejor desempeño que tu hermana, Hanabi no es capaz de usar el Kaiten, ya se ha perdido mucho tiempo en eso— la joven quedó sorprendida, por el momento no tenía palabras para describir sus pensamientos. ¿Ella la líder del Clan Hyūga?, ¿Neji y ella en matrimonio?, ¿Qué sucedería con su hermana?, No quería arruinar la vida de Neji con un matrimonio forzado, tampoco el sueño de su hermana de ser la líder.
—¿Qué hay de Hanabi?, ¿Qué sucederá con ella?— ese era el tema del que Hiashi no quería hablar, porque al nombrar a Hinata, su hija menor sería automáticamente degradada a la rama secundaria. No había otra opción para Hanabi.
—Me temo que deberá ser sellada, aunque puede tener una vida tranquila dentro del Boke— ese era el argumento con que intentaba convencerse, sabía bien que su primogénita no era una persona cruel con la rama secundaria, por lo que confiaba en que Neji y ella serían capaces de unificar a las familias, lo que significaría que Hanabi tendría una vida pacífica.
—¿Existe una manera de que no sea sellada?— sentía mucho dolor por su hermana, no quería que alguien a quien amaba se volviera prisionero, ella conocía lo que su querido primo Neji sufría. No se creía con la fuerza para soportar ver de esa forma a su hermana también.
—No, lo siento. Lo único que puede impedirlo es que presentes un problema de salud como yo, sin embargo, tus estudios anuales siempre revelan tu buen estado— Hiashi se levantó de su lugar y le dió la vuelta a su escritorio, con cuidado se acercó a su hija para abrazarla y consolarla. Sabía que la idea no le agradaba por el destino que le sería impuesto a Hanabi —Felicidades, hija mía. Ahora estoy seguro de que podrás manejar el Clan con ayuda de personas como Neji o Tokuma, son buenos candidatos a ser tu futuro esposo. Lo harás mejor que yo, lo prometo— con delicadeza limpió las lágrimas de Hinata, probablemente la enfermedad también terminó ablandando su forma de ser, porque se permitió llorar junto a su hija.
—Gracias por confiar en mí— murmuró sin soltarse de los brazos de su padre.
—Te daré los libros para que puedas aprender el Kaiten, es buena idea si entrenas con Neji. También deberás aplicar el examen a Jōnin y aprobarlo—fue acariciando sus cabellos con cariño, deseaba poder disfrutar de sus hijas en sus últimos momentos —Cuando consigas hacerlo, te haremos la ceremonia de reconocimiento, serás la nueva líder.
—Hai...
Su nombramiento fue un evento muy llamativo, incluso la Hokage asistió como una de las principales invitadas de su padre, los Hyūga de la rama secundaria parecían contentos de que ella fuera la nueva líder, probablemente debido a que siempre se llevó bien con ellos gracias a Neji. Pasaron varios meses desde aquella conversación con su padre, la fecha de su cumpleaños número diecinueve se estaba acercando, ese era el día en que Hiashi quería anunciar al nuevo prometido de su primogénita. Los meses también sirvieron para que Hanabi se adaptara a la nueva situación, aunque el deseo de retar a su hermana a un duelo por el cargo le pareció tentadora al principio, reconocía que con su edad de trece años, no sería capaz de manejar a un clan entero. Ella en ocasiones seguía pensando en cosas de niñas pequeñas, como el comprar sus revistas favoritas o leer historietas sobre ninjas muy sobresalientes, esa fue una de las razones por las que su padre no la escogió, y lo entendía. Hablando de quién estaba más apta, Hinata le llevaba ventaja, ella conocía de fiestas de etiquetas y de técnicas secretas a las que la menor todavía no conseguía acceder. No estaba enojada con su hermana mayor, porque sabía que ella no quería el puesto, empero, si mantenía cierto rencor hacia su padre por haberla ilusionado con la idea de ocupar algún día su lugar.
Como diciembre se acercaba, la aldea de la hoja era invadida por un clima frío y algunas lluvias, las últimas semanas fueron de nevadas intensas que cubrían las calles y los techos de las casas. No eran nevadas tan fuertes como las de diciembre, pero octubre también era un mes de bajas temperaturas. En medio del movimiento de tantos aldeanos que intentaban limpiar un poco la nieve, Hinata Hyūga caminaba por las calles de la aldea en busca de estambre y algunas telas, pensaba tejer un poco en sus tiempos libres para hacer bufandas y guantes a su padre, Hanabi y Neji.
Al estar distraída sintiendo el estambre y viendo cuáles colores le gustaban más, no vio venir el que alguien se posicionó detrás suyo y cubrió sus ojos, sin apartarse para que ella adivinara. De inmediato usó su Byakugan, algo de lo que le otra persona no se percató, y con tal de molestarla un poquito, decidió dar el nombre de alguien más.
—¿Ino-chan?— preguntó con fingida confusión al tiempo que desactivaba su línea sucesora, su plan funcionó, porque la persona que le jugaba una broma se apartó de inmediato.
—¡Hinata-chan!, ¿Por qué me confundes con Ino cerda?— Sakura se cruzó de brazos mostrando su molestia, sus manos eran cubiertas por unos guantes gruesos, y por tal motivo no sintió como las venas se marcaban alrededor de los ojos de su amiga.
—Lo siento, Sakura-chan— cubrió su boca para esconder su risa, intentando ser discreta y no soltar una carcajada por el puchero en cara de Sakura. Se veía linda y graciosa al mismo tiempo, como una niña pequeña.
—Está bien, sólo porque me agradas no pienso ofenderme— dejó de lado su actitud de molestia, dando paso a una sonrisa sincera. Se colocó a lado de su amiga, queriendo descubrir lo que Hinata hacía en el centro de la aldea.
—Gracias— Hinata le devolvió la sonrisa, mientras le entregaba al vendedor los rollos de estambre que llevaría junto a algunas agujas de tejer. El señor que atendía comenzó a organizar su pedido en una bolsa de papel.
—¿Qué planeas tejer?— indagó la chica pelirrosa con mucho interés, tenía cierta esperanza de que se tratara de un regalo para su atolondrado amigo. Conocía de los sentimientos de Hinata hacia Naruto, y aunque este último era muy despistado como para notarlo, tenía el presentimiento de que podrían ser felices juntos.
—Bufandas y guantes para mi familia, creo que es una buena idea para aliviar un poco el estrés que causa mi nuevo cargo— confesó un poco apenada, sus responsabilidades iban en aumento en lugar de mantenerse a raya. Ahora hasta debía escoger un prometido entre los candidatos a esposo que su padre y el consejo le proponían.
—¿No has pensado en tejer algo para Naruto?— Sakura acarició su barbilla, acercándose a ella y observándola con una mirada que indicaba de todo menos inocencia. Hinata enrojeció en segundos, su rostro pálido había tomado más color que el del cabello rosa de su amiga.
—Y-yo... N-no puedo hacerl-lo— bajó la mirada a sus manos, que se sentían heladas por no tener sus guantes, los cuales había guardado para tocar mejor las texturas de los estambres.
—Vamos, Hianta-chan. ¡Anímate!— los ojos brillantes de Sakura le hicieron apartar nuevamente la vista, no quería caer en chantajes —Sai y yo planeamos organizar una fiesta para su cumpleaños, puedes escribir una carta y nosotros se lo entregaremos junto a la bufanda, así tú no tendrás tiempo de arrepentirte. Él podrá pensar y darte una respuesta en su fiesta— la chica contó su plan, aquel que llevaba semanas planeando, y al que ahora incluía la bufanda como regalo, su idea original solamente trataba de la carta.
Hinata se lo pensó mucho antes de responder, no quería jugar con Naruto al pedirle una respuesta, pues ella anunciaría su compromiso en unos meses, sin embargo, la idea de por fin despedirse de su amor por Naruto le parecía buena opción —Señor— llamó al vendedor que estaba por entregarle la mercancía —Agregue estambre rojo a mi compra, por favor— estaba decidida, se despediría de ese cariño hacia Naruto para poder cumplirle a su Clan.
Sakura festejó al ver que su plan funcionó, ya solo faltaba que Hinata les entregara la carta junto a la bufanda, Sai y ella harían el resto. Naruto podría conocer algo de amor de pareja de lado de una de sus grandes amigas, si su relación se daba, Sakura se sentiría muy feliz.
La oficina de la Hokage se encontraba demasiado tranquila a esa horas del día, probablemente porque era muy temprano y Naruto debía seguir durmiendo, de esa manera Tsunade no tenía que lidiar con un escandaloso rubio pidiendo misiones. A su lado, Shizune ordenaba una pila de papeles desde el más urgente al menos importante, después le hacía entrega a su maestra de cada uno de los documentos.
Para mejorar un poco el ambiente de gran estrés dentro de aquel sitio, Shizune se encargó de colocar papeles aromatizantes en lugares estratégicos para mantener aromas que tenían por objetivo conservar la paz y atraer las buenas vibras. Shizune pensaba que tal vez funcionaban, puesto que Tsunade se veía bien desde hace unos días.
Los suaves toques en la puerta, provocaron que la Hokage apartara su vista de los papeles en sus manos, la fuerte voz le indicó a la persona del otro lado que podía pasar. Una cabellera azabache fue lo primero que Tsunade y Shizune miraron, y con el par de ojos perla confirmaron la identidad de la joven, la Hokage hizo señales con su mano para pedirle que avanzara hasta ella.
—¿Me ha mandado a llamar?— Hinata se dirigió a la Hokage, curiosa por saber que debían decirle. Ella no era llamada desde su nombramiento, sus labores como ninja de la aldea se reducían por ser la nueva líder, ahora su mayor responsabilidad era manejar el Clan Hyūga.
—Sí, Hinata. Que gusto verte— la joven agradeció el saludo con una sonrisa, misma que Tsunade y Shizune encontraron un tanto nerviosa —Como sabes, solemos invitar al Kazekage a nuestra ceremonia de bienvenida al invierno. Normalmente envío una invitación con un ave, pero creo que es buena idea pedirte a ti que lo hagas personalmente— Hinata asintió, estaba al tanto de la situación —Puesto que tu Clan es quién recibirá al Kazekage y compañía, será bueno para los Hyūga que te presentes como la nueva líder personalmente. Se trata simplemente de temas políticos— finalizó su explicación, recargandose mejor en su asiento queriendo aliviar el dolor de espalda que tenía desde que llegó a la oficina.
—Lo entiendo, Hokage-sama— era comprensible aquella petición, incluso se estaba acostumbrado a tener que presentarse ante otras personas con su nuevo puesto. Poco a poco se iba conociendo entre la aldea que Hiashi Hyūga se había retirado.
—Perfecto. No quiero contratarte una escolta completa, creo que eso llamaría fácilmente la atención— comenzó a reflexionar sobre el asunto, acariciando su mentón y cerrando los ojos —Probablemente con uno o dos Hyūga será más que suficiente. ¿Tú qué opinas?
Hinata se sorprendió ligeramente, no era muy habitual que le preguntaran a ella sobre su opinión. Aunque admitía que iniciaba a agradarle —Estoy de acuerdo, sólo con un Hyūga que me acompañe es suficiente— ya tenía en mente a alguien para esa misión.
—¿Quién te gustaría que te acompañe?— Shizune le hizo entrega de algunas carpetas a su maestra cuando ella se lo pidió, Tsunade estaba hojeando, buscando la información de quien creía que Hinata escogería.
—Neji-niisan— su primo es en una de las personas que más confiaba.
—Te tengo malas noticias, Neji Hyūga tiene programada una misión con su equipo ese mismo día. Sólo que parten más tarde— no hizo falta leer en sus notas, Tsunade recordaba haber hablado sobre esa misión con el equipo de Gai el día anterior.
—Ah...— se decepcionó al saberlo, ya no estaría con la cómoda compañía de su primo Neji —¿Y Tokuma Hyūga?
—Él está libre, ¿Lo eliges para ser tu escolta?— levantó una de su cejas, la propia Hinata no parecía muy convencida con su decisión. Tal vez porque su única opción era Neji.
—¡Sí!— aceptó sonriendo, sería buena idea conocerlo mejor.
Todavía hacía falta una semana para que Hinata partiera a su misión, antes ya se había encargado de entregarle a su padre, Hanabi y Neji lo que pasó tejiendo con mucha rapidez para tenerlos a tiempo, también a Sakura y Sai les pidió que cumplieran con su favor de darle su carta y la bufanda a Naruto. Sería su último intento por confesar sus sentimientos, su destino estaba sellado, y por lo mismo quería despedirse de su gran amor.
Ahora permanecía sentada a la sombra de un cerezo, descansando unos segundos de sus responsabilidades, la madera de la banca se sentía helada producto del gran frío. Por el clima y la nieve, las grandes ramas eran lo único que le cubría de los rayos del sol. Cerró los ojos, disfrutando de la agradable sensación de paz que la rodeaba.
—Hinata-sama— dejó de perderse tanto entre sus pensamientos, abrió sus ojos perla para observar a la persona que la llamaba, que no resultó ser otro que su posible prometido.
—Tokuma-kun— lo saludó con una ligera sonrisa, el castaño desvió la mirada con un pequeño rubor.
—¿Puedo sentarme junto a usted?— la joven asintió feliz, por lo que Tokuma procedió a tomar asiento a su lado. Existía cierta distancia entre ellos dos, el Hyūga se frotaba las manos demostrando su nerviosismo —Estoy enterado de que me ha escogido para acompañarla, le agradezco su confianza.
—No es nada, gracias por aceptar acompañarme— Hinata no tardó en actuar de forma similar a su compañero, tocaba sus dedos para no tener que ver fijamente a Tokuma.
—Hay algo más que quiero decirle— murmuró mientras frotaba su cuello —Hiashi-sama me ha confesado que me tiene en mente para ser un posible candidato a su prometido...— la ojiperla se sonrojó más que la persona que hablaba, ella no pensó que todo sería tan rápido —Probablemente no esté muy feliz, sin embargo, quiero decirle que yo estoy dispuesto a dar incluso mi vida por usted— fue una sorpresa para Hinata que su acompañante tomara sus manos.
—Tokuma-kun...
—Estoy enamorado de usted, Hinata-sama. No tiene por qué sentirse obligada a corresponder en este momento, pero quiero que esté enterada de que puede tener la certeza de que para mí no sería una obligación casarme— su confesión aceleró su corazón, se sentía muy bonito que alguien le dijera con tanta seguridad que la amaba.
—Arigato, Tokuma-kun— le agradeció sin apartar sus manos del agarre del castaño —Me encantaría ser tu esposa, si me permites despedirme de mi primer amor.
—Yo puedo esperarla, por ahora buscaré un anillo adecuado para usted— con miedo por su apresurada decisión, Hinata se acercó para besar de manera sutil su mejilla.
—¡Hinata-sama!— su primo la detuvo antes de salir de los territorios del Clan Hyūga, el día de su misión con Tokuma había llegado, y ella ya estaba por partir.
—Neji-niisan— observó la mano con que Neji sostenía su muñeca, su primo la soltó al ver cumplido su objetivo de impedirle salir por el momento, también al notar el anillo en su dedo anular
—¿Es verdad lo de su compromiso?— ella no podía negarlo, aquel anillo lo comprobaba. Neji debió regular su respiración para no hacer visible su molestia. La situación se estaba volviendo más complicada de lo que creía.
—Lo es, Neji-niisan— admitió un poco avergonzada, se supone que todavía no quería hacerlo oficial, primero debía conversar con su padre y el consejo. La primera opción de ellos era Neji, pero ella no quería arruinar la vida de su casi hermano con un matrimonio sin amor.
—No tiene que estar con una persona desconocida, Hinata-sama. Yo puedo...
—No, Neji-niisan... No tienes que sacrificarte por mí— su primo la abrazó repentinamente, causando que sus mejillas se tiñeran de rojo y sus ojos se abrieran más de lo normal.
—No sería un sacrificio, yo estoy enamorado de usted— su expresión de sorpresa murió en su garganta, antes de que ella pudiera reaccionar, Neji la abrazó con mayor fuerza.
—N-no puedo, Neji-niisan... Tenten-san nos confesó a Lee-san y a mí sus sentimientos por ti, no le haré eso a una amiga— la confusión que invadió a Neji, fue lo que Hinata aprovechó para apartarse de él. Aunque Neji era la persona en que más confiaba, y por tanto su mejor opción, Hinata no deseaba lastimar a su amiga con la noticia del compromiso.
Ahora que sabía de los sentimientos de su primo, se volvía más complicado rechazar su oferta.
—Pero Hinata-sama...
—Buen día, Hinata-sama— la voz lejana de Tokuma significó un alivio para Hinata, que sonrió nerviosa para ambos Hyūga.
—A su regreso podemos continuar hablando— le murmuró Neji al oído antes de permitirle irse junto a Tokuma.
Estaban a mitad de camino, con unas horas más de continuar con ese ritmo deberían buscar un lugar para descansar y continuar por la mañana, esa ruta llegaba a representar un peligro por las noches si no iban descansados. El atardecer se iba haciendo presente, con sus colores brillantes que combinaban el amarillo y naranja, el aire de otro lugar le venía bien a Hinata. Resultaba asfixiante no solamente lidiar con las preocupaciones de su Clan, también debía pensar en cómo salvar a su hermana del sello, y lidiar con un compromiso al que Neji no aprobaba.
—Hinata-sama— Tokuma llamó su atención, ambos se detuvieron en una de las ramas por las que saltaban.
—Los he visto, no entiendo cómo han aparecido— respondió enseguida, tomando una actitud más seria ante el peligro que se presentaba, no existía la posibilidad de huir a tiempo, el enfrentamiento era inevitable.
—Vamos por la derecha, hay más probabilidades de evitarlos— uno de los hombres que se acercaba se notaba realmente peligroso.
A pesar de que aumentaron la rapidez con que se desplazaban, terminaron frente a frente con las personas que querían esquivar, el primero en ser atacado fue Tokuma, en cuestión de minutos habían derribado a su compañero. Hinata intentó intervenir, empero, su enemigo solamente robó su mochila y se alejó de ella, parecía no tener interés en un combate con la chica de ojos perla. El sujeto de la máscara se mantenía ajeno a la escena.
Si existía algo que Hidan odiaba, eso era tener que ser enviado a misiones de bajo rango a manera de reprimenda, incluso le asignaron a un novato en aquel trabajo, lo siguiente peor en su lista, sería tener que dar con personas que a su vista eran insignificantes. Y esa chica pidiendo que no le hicieran daño a su compañero, le irritaba en sobre manera.
—Cállate de una puta vez, ¿Quieres?— el hombre de cabellera plateada le daba la espalda, y su compañero enmascarado colocaba un dedo a la altura de sus labios, indicándole que debía guardar silencio. Hinata quiso aprovechar ese instante para revisar a Tokuma, pero al sólo dar unos pasos fue descubierta —No te muevas, a ti te quiero para un sacrificio a Jashin-sama. Tu amigo no es tan puro como tú, se ha salvado— Hidan lanzó uno de los kunai que tomó de la mochila de la Hyūga, ella evitó el ataque gracias a que el hombre que hasta el momento no hablaba, la movió a tiempo.
—Hidan-senpai, no quiero asesinar a esta chica, ¿Puedo quedarme con ella?— Hinata se miró sin oportunidad de hablar, el hombre de la máscara tenía su brazo rodeando su rostro, cubriendo su boca en el proceso.
—¿Tienes que ser tan fastidioso?, Carajo, sólo quiero silencio— exclamó con su habitual mal amor, Hinata temblaba por culpa del miedo, temía que le hicieran algo malo a Tokuma, aunque ese sujeto decía que se había salvado.
Tobi casi podía jurar que el terror que invadía a la chica era demasiado grande, sintió pena por ella, en el pasado él también solía ser poco valiente en algunas situaciones. Comprendió que ella estaba indefensa, en desventaja al tener a su compañero inconsciente, y las lágrimas en sus ojos no ayudaban a que sintiera menos pena por la joven.
Fue en minutos que decidió escoger una opción, (probablemente la más estúpida), se justificaba al decir que no necesitaba meterse en problemas con los Hyūga, y por consiguiente llamar la atención de Konoha. Posiblemente se trataba de un momento de debilidad, pero ese día, Obito Uchiha no quería mancharse las manos de sangre, no con la de aquella joven.
—Mantén la boca cerrada— el cambio de voz en el hombre que la "protegía" le sorprendió, aunque le fue imposible decir alguna palabra, y tampoco es como si quisiera llamar la atención del hombre de cabellera plateada que al parecer se llamaba Hidan.
Ambos comenzaron a desaparecer en un extraño remolino, Hinata ahora estaba más asustada debido a esa técnica desconocida, Hidan era ajeno a lo que sucedía detrás de él, en la mochila de Hinata había encontrado una cantidad considerable de dinero. Cuando se dio la vuelta para mostrarle su nuevo botín a Tobi, se llevó la sorpresa de que no quedaba rastro de la chica y él.
—¡Maldito imbécil!— gritó furioso, pobre de ese novato si volvía a encontrarlo, ahora debía seguir la misión solo. Arrojó la mochila a lado del Hyuga que permanecía noqueado en el suelo, ya no necesitaba estar en ese lugar, le urgía continuar para terminar su trabajo.
Al mismo tiempo, pero sucediendo en otro lugar, Hinata trataba de adaptarse a la poca luz. Todo era muy diferente a lo que conocía, su entorno se tornaba oscuro, casi por completo, con gran variedad de prismas rectangulares que servían como suelo. Los niveles del suelo no eran del mismo nivel, en ocasiones los prismas subían, incluso por algunos metros considerables.
Aquel hombre la había depositado en el suelo, para rápidamente incorporarse, su mano la llevo a su cuello, girando un poco su cabeza. Intentaba aliviar el estrés que le causaría tener que lidiar con su decisión después. Hinata seguía sentada, parpadeando confundida, sin adaptarse por completo a lo que sucedía.
—¿Dónde estamos?— se atrevió a preguntar, él le causaba menos temor que su compañero, sin embargo, no se confiaba por completo. Además, estaba preocupada por dejar a Tokuma en manos de Hidan.
—En mi propia dimensión, descuida, Hidan no podrá hacerte daño aquí— Tobi fingía no tener interés en la joven, cuando la verdad es que deseaba hacer un poco de tiempo para regresarla al mismo lugar. Primero debía esperar a que Hidan se alejara lo suficiente.
—M-mi compañero...
—Estará bien— la interrumpió —En tu lugar me preocuparía por ti y no por él— le daba curiosidad saber porque se preocupaba por el otro Hyuga, normalmente las personas sólo pensaban en sí mismas.
—¿Por qué me salvó?— quiso saber su respuesta, era sorprendente que un criminal tuviera compasión, o probablemente buscaba atacarla en solitario y robar sus ojos. Para ese punto ya creía que todo podía suceder.
—Eres una Hyuga, no quiero involucrarme con Konoha— fue la corta respuesta que recibió de él, y aunque aquel hombre decía que no quería involucrase con Konoha, una idea demasiado alocada nacía dentro de ella.
—¿Nadie puede encontrarme aquí?— el desconocido asintió —¿Podría quedarme?— antes de poder penarlo mejor, la pregunta escapó de sus labios. Hinata creyó que al desaparecer, Hanabi estaría protegida del sello de su familia, eso era lo único que realmente le importaba. Por fin después de tanto pensarlo, tenía un rayo de esperanza que rescataría a su hermana menor de aquel cruel destino.
—¿Estás loca?— soltó molesto, es que esa chica debió darse un buen golpe cuando la dejó caer al suelo.
—Por favor, le pagaré, haré lo que sea para que me permita estar aquí— le suplicaba con la idea de conseguir que volviera a tener pena por ella. Hinata prefería permanecer aislada de su aldea a ver el mismo sello que atormentaba a Neji en su hermana. Sabía bien que a su regreso, cuando se anunciara su compromiso, Hanabi ya no podría escapar de ese destino.
Ella no fue capaz de notar la sonrisa siniestra detrás de la máscara del hombre frente a ella —¿Lo que sea?— él se inclinó hasta quedar cerca de su rostro, Hinata retrocedió asustada por su repentino acercamiento.
—¿Qué de-desea?— sus mejilla se pintaron de un suave tono rosa, no quería pensar mal, pero no entendía que más podía querer ese sujeto además de dinero.
—Tus ojos, los quiero.
—No puedo dárselos, al no ser un miembro de mi Clan, usarlos significaría que deberá gastar una gran cantidad de chakra— hizo un intento por salvar su Byakugan, tampoco permitiría que el secreto de los Hyūga cayera en las manos de un criminal.
—Entonces será mejor que uses tus ojos para lo que yo ordene, de esa manera me pagarás— Hinata bajó la mirada, no estaba segura de que ayudarlo fuera una buena idea —¿Tenemos un trato?— le extendió su mano derecha, ella tímidamente aceptó aquel gesto.
—Lo tenemos.
Notas de la autora:
• Decidí cambiar la edad de Hinata, ella tiene dieciocho y está a unos meses de cumplir diecinueve años. Sobre Obito no lo tengo muy bien pensado, así que acepto sugerencias, o pueden darle la edad que prefieran. Él originalmente, tendría como 29 o 30 en el manga, pero pues espero sus opiniones.
• Esta historia estaría ubicada aproximadamente después de un tiempo de que Naruto regresa a la aldea, antes del secuestro de Gaara, por eso Akatsuki mantiene un perfil bajo.
• Hinata quiere desaparecer de su aldea porque de esa manera Hanabi seguiría siendo la candidata a líder, y se salva del sello. Recuerden que Hiashi le dijo que sólo existía salvación para Hanabi si Hinata presentaba un problema similar al que él tiene. Creo que es un poco entendible que su deseo de proteger a su hermana menor y sus problemas con Neji debido al compromiso, le quieran hacer huir.
• Aquí decidí dar un pequeño guiño al Nejihina ;D ❤️
• Les dejó el fanart que inspiró toda esta historia, en el prólogo lo coloqué ya después de que muchos habían visto la historia 😅
Créditos a mansmouse ✨
• Créditos también a por los separadores ✨
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Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️
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