único
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(os) :
No pude cumplir nuestra promesa.
Ambas chicas caminan por la playa, sus manos entrelazadas. El silencio es reconfortante y se ve acompañado por el ruido de las olas, como una melodía. Están demasiado alejados de la ciudad para que las estrellas se escondan; el cielo es azul y las estrellas, junto con la luna, son las únicas testigos. Es como la escena de una película; los corazones de ambas jóvenes latiendo en compás. Se preguntan todas las noches si habrá una que sea la última. Se acompañan todas las noches como si fuera la última, porque no saben cuánto tiempo les queda.
Se sienten lejos, muy lejos una de la otra durante el día, pero a la noche, cuando el cielo se despeja y la luna sonríe, la castaña puede dormir en paz. Porque sabe que en sus sueños no existen los problemas, solo ellas dos, en esa playa.
Tienen una promesa, la cuál prometen nunca romper. Karina prometió llorar, llorar todo lo que tenga que llorar, pero ella no lo ha hecho aún, porque ninguna ha muerto, no en la noche. Winter prometió escribir la historia de su amor con la tinta roja de su corazón. Y vivir.
Cuando naces, no piensas en la muerte. Cuando empiezas, no piensas en el final. Cuando te enamoras, no piensas en el término, ni mucho menos en la pérdida. Pero ellas tuvieron que hacerlo, cuando se enamoraron en ese hospital, Karina ya no podía respirar sin ayuda de una máquina. Empezaron su amor pensando en su despedida y ahora Winter se arrepiente. Tal vez, si no hubiera esperado tanto ese momento, más bien, intentado evitarlo, el tiempo se hubiera alargado. Tal vez aún estarían juntas en la sala, con el grupo de apoyo y autoayuda.
No saben muy bien qué pasará, saben lo que viene, pero ¿Qué sucede después? Tienen una promesa para cumplir, no, Winter tiene una promesa para cumplir. Pero ese momento hace que su corazón sienta un escalofrío, cuando la luz de la luna ilumina el rostro de Karina y su pelo se mueve con la brisa fría que trae el mar.
Karina es hermosa, su perfil es hermoso, sus lunares son hermosos, su pelo es suave y su piel... no tiene palabras para describir su belleza y mucho menos para expresar cuánto la ama.
—¿No pierdes mucho tiempo admirándome?— Karina se pronuncia, su voz un poco ronca y baja. El corazón de Winter vuelve a estremecerse, ama su voz. Karina la mira, esperando una respuesta. Siguen caminando; al fin y al cabo, esa playa es infinita, porque es solo de ellas: de los ojos atentos de la luna, de los ojos atentos de las estrellas y de las caricias del mar.
—Nunca pierdo tiempo cuando se trata de ti— responde Winter, suspira cuando sus ojos se conectan; esos ojos que son profundos y tienen miles de historias para contar. No son solo la ventana de su alma, sino también una embarcación de perdición.
— Me arrepiento de no haber aprovechado el tiempo a tu lado...
Karina se ríe y niega con la cabeza, desvía su caminata; antes iba al compás del trayecto de la playa, ahora camina hacia el mar y aprieta la mano de Winter para que la siga.
Karina tiene un pensamiento mucho más profundo. Cuando la muerte se acerca, cuando la muerte te toma entre sus brazos, entiendes muchas cosas y eso no te causa arrepentimientos; te trae paz.
— Sí sigues arrepintiéndote del pasado, seguirás haciéndolo en el futuro... Solo vive, Winter.
El agua fría del mar toca los pies desnudos de las chicas. Winter se estremece, Karina solo ríe con su reacción. Toma su otra mano y la sostiene, sostiene sus dos manos y la mira a los ojos.
—¿Lo sientes?—, pregunta Karina.
Winter no comprende la pregunta y Karina se da cuenta.
—¿Por qué importa el pasado si estamos aquí, juntas... MinJeong? ¿De verdad gastarás nuestros últimos momentos arrepintiéndote del pasado? Entonces, ¿vivirás con arrepentimiento por siempre?
La última pregunta suena más bien como una afirmación y los ojos de Winter se llenan de lágrimas. Niega con la cabeza, no quiere eso, quiere aprovechar y amarlo, quiere expresarle todo su amor.
Winter no vivirá con arrepentimiento. Porque esa noche, que ambas sin saberlo fue la última visita de Karina, la aprovechó como nunca antes., la disfrutaron como nunca lo habían hecho, la disfrutaron como debían hacerlo, como la última visita de Karina en los sueños de Winter.
En ese momento, el tiempo pareció detenerse. La luna brillaba intensamente sobre ellas, y el mar susurraba secretos en sus oídos. Winter se acercó a Karina, y sus labios se encontraron en un beso apasionado, lleno de amor y despedida. La noche se convirtió en una eternidad, y sus corazones latieron al unísono, sabiendo que cada instante era precioso. El frío del mar no importo, la brisa mucho menos, la mirada de la luna y de las estrellas ni siquiera existieron desde la perspectiva de ambas jóvenes.
(...)
4:09 a.m
MinJeong abrió sus ojos y se sentó en la cama exaltada. Un grito se escapó de sus labios justo cuando la puerta de la habitación se abrió. Miró a la rubia que permanecía parada en la puerta. Sus rostros mojados por las lágrimas, sus cuerpos trémulos. La telepatía parecía hablar, pero Giselle se pronunció en voz alta.
— Karina falleció...
El sueño tomó sentido, fue la última visita. El sufrimiento de Karina en el coma finalizó. Finalmente descansa; las olas del mar lo arrastraron al cielo, junto a las estrellas y junto a su madre, la luna.
(...)
El tiempo es un egoísta, el tiempo es hipócrita. Está pasando demasiado lento, muy lento, después del entierro de Karina, que pareció ser una eternidad. Winter está sentada en la arena, mira el mar; se muestra mucho más tranquila que en sus sueños, está casi quieta, en silencio. El cielo aún está claro, solo la luna observa, y a lo lejos, en el horizonte del mar, el sol se está escondiendo lentamente.
El tiempo pasa tan lento que se siente como un asesinato; se acerca la segunda noche sin Karina... y la última. No recibió su visita ayer. Winter mira la caja que tiene en sus manos, adentro, cientos de cartas, cada una es un momento vivido con Karina; el primer contacto visual, el primer contacto físico, las primeras palabras, la última visita.
Se levanta, apoya la caja en la arena. Ya no tiene lágrimas; ya se ahogó en ellas. Ahora se ahogará con el mar. La muerte puede transformarte de diferentes maneras. Si estás muriendo, te dará muchas respuestas a preguntas que no tenías. Pero si presenciaste la muerte, puede hacer dos cosas: Darte respuestas y hacerte vivir, o llevarte junto.
Los pasos son lentos; está descalza. Sus zapatos, junto a la caja y junto a todo lo que ama, se quedan atrás. Dicen que los zapatos tienen mucho significado: los pisas y te acompañan siempre, llevan muchos recuerdos, llevan tu energía, son tu huella.
ー No puedo cumplir nuestra promesa, no puedo vivir si no puedo amarte, Yoo Jimin.
Cuando el mar toca sus pies, el agua fría no le causa escalofríos, pero la tranquilidad se desvanece lentamente. Cada paso son kilómetros más lejos del sol; cada paso, el mar se molesta más. Y al final, silencio. El tiempo no se detiene; ahora vuelve a pasar rápido.
El mar arrastró a dos jóvenes enamoradas, que ahora muertas se amarán toda la eternidad.
¿Por qué esperamos tanto el final? Nos perdemos de muchas cosas por pensar en el y luego extrañamos todas esas cosas. ¿El tiempo es hipócrita o lo somos nosotros? Tal vez, si simplemente viviéramos, si supiéramos aprovechar lo que nos puede ofrecer el tiempo, tal vez no lo llamaríamos hipócrita. Pero, como seres humanos, no aceptamos nuestros errores cuando estos traen consecuencias. Simplemente es más fácil llamar al tiempo hipócrita.
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