Un chico normal
"vendrá, vendrá, el secreto llegará, que por creer en ella a tu muerte te llevará"
Para cuando mi respiración se calmo un poco, el chico lluvia me ayudó a levantarme y salir de nuestro escondite, sus manos estaban frías en cuanto me tocó, yo no era la que sentía las emociones, más sin embargo sabía que estaba nervioso o se moría del miedo.
—¿Sabes que son esas cosas? — pregunto una vez ya más tranquilos.
El niega con la cabeza y yo trato de comprender las cosas, me amarro el pelo en una coleta tratando de que el calor no me estrese más de lo normal.
— Sentí...dolor — se abraza el mismo— Enojo...
Pongo mis manos en mis caderas tratando de mantener la calma por el y por mi, de nada serviría que los dos nos volviéramos locos.
— Se ha ido...no creo que vuelva — digo en un intento de calmarlo.
Sentado ahí en medio de la cama, con el pelo blanco callendo en su rostro, con las manos alrededor de el en un intento de protección, parece un pequeño niño, indefenso, solitario...
Me muerdo el labio intentando idear un plan para calmarlo pero todo intento se esfuma en cuanto igual que la noche pasada, la noche de su llegada, sus venas empezan a brillar en un modo extraño y tan hermoso como peligroso.
—Otra vez no...— alza el rostro hacia mi — Me duele gotita...
Se rasca la piel nuevamente desesperado, trato de buscar una solución pero no funciona, busco con la mirada alguna botella de agua pero no hay nada, al parecer el agua es lo único que lo ayuda.
Suena lógico.
— Voy por agua...espera aquí — intento salir pero su mano me toma rápidamente impidiendome salir.
—Voy contigo — susurra — No me dejes solo, gotita.
— Vaya, Valiente no es tu segundo nombre ¿Verdad? — trato de desascer la tensión.
— No — suelta una risita dolorosa— No te burles de mi, tu me picaste el culo con ese palo.
—¡Que no digas culo! Es una mala palabra.
Me siento como una madre regañando a su hijo, pero que podemos hacer, está chiquito hay que cuidarlo.
—¿Y por qué tú si la dices? No eres más grande que yo — hace un puchero.
— Bueno...yo no nací ayer ¿Verdad?
Lo levanto cuando mi intento de calmarlo está por irse y se rasca nuevamente, su mano rodea mi cintura en un intento de sostenerse.
—¿Sabes que si tengo más grande? — me pregunta sonríendo mientras caminamos por el pasillo.
— ¿Que? — pregunto curiosa.
—Esta cosa en medio de las piernas que aún no me explicas para que sirve — sonríe — Pero tu no tienes uno así que...gane.
Le tiró el agua encima cuando llegamos a la cocina, el sonríe y veo como automáticamente su piel vuelve a ser normal, le pido que se siente mientras busco las cosas para desinflamar los rasguños que se hizo en los brazos y cuello por rascarse.
— ¿Puedo hacerte una pregunta gotita? — pregunta mientras yo estoy de espaldas a el preparando un desinflamante.
— Mientras que no sea de la cosa que tienes en medio de las piernas...
—No es de eso... bueno algún día tendrás que responder, pero esa no es la pregunta — me giro a el mientras con un palillo muevo la mezcla — ¿Nunca me mentiras verdad gotita?
Me acerco a el.
— Las personas mienten todo el tiempo, no puedo prometerte eso — contesto.
— Las personas mienten, pero solo a las que no tienen confianza ¿No confías en mí?
Tomo un pedazo de tela y le pongo un poco de la mezcla, lo obligo a abrir las piernas para estar más cerca de el y poder atender mejor los rasguños de su cuello.
Su respiración choca con la parte baja de mi cuello y sus manos se ponen quietas a cada lado de sus piernas.
— No lo sé...eres alguien con características dignas de una película de fantasía... creo que tengo mi derecho de no confiar.
Poso la tela en su cuello, el se encoge ante el contacto de la tela en su piel pero no sé aparta.
— En la piscina gigante dijiste que confiabas en mi — acusa.
— Si...¿Qué más da la confianza aquí? Estás en mi casa y no te conozco, puedes alzar una mano y romperme el cuello — digo — Tus manos son grandes.
— Y las tuyas muy pequeñas...
Limpio la parte de su cuello y sigo con los brazos.
—¿Segura que no me harás daño?
Alza su rostro hacia mi y yo aparto la mirada concentrándome en su brazo, no respondo por unos minutos, tratando de encontrar alguna respuesta pero ninguna parece confiable o más bien, ninguna parece digna a lo que siento o quiero dar a entender.
Al final digo tal cual como lo siento.
— No voy a dejar que nadie te haga daño — susurro y nuestros ojos se encuentran — Mientras este contigo, no dejaré que nadie te dañe.
— Entonces quedate conmigo siempre...
Sus manos tocan mi cintura, no es un toque que de aires de algo sexual, es más bien un toque de curiosidad y lo entiendo, desde la primera vez miró mi cuerpo con curiosidad, también su cuerpo lo mira con curiosidad, es parte de el esa curiosidad.
—¡¿Summer?! — gritan.
— Ay mierda...— murmuro.
Regen se pone en alerta automáticamente, no lo culpo, desde lo de la mañana el ambiente está muy tenso.
— Es una amiga... tranquilo — le digo.
Me aparto de el y guardo las cosas en su lugar, el me observa curioso por cada acción.
— Escucha, no puedes decir nada de que vienes de la lluvia, ni que tienes poderes, nada ¿Está bien? Eres un chico normal.
El asiente entusiasmado por conocer a alguien más, corro hacia la puerta con Regen siguiéndome en un paso lento.
—Debe de estar dormida — susurra ella y yo hago una mueca al ver que no está sola.
— ¿Con quién hablas Liz? — pregunto.
Abro la puerta y me encuentro con Liz, esa sonrisa característica de ella me recibe junto con un abrazo.
— Hola Summ — otra sombra aparece a su lado.
Alec.
¿Superar a tu ex? ¿Eso con que se come?
—¿Alec? ¿Que haces aquí?
El me sonríe tímidamente y Liz va a su salvación.
— Yo lo invite, antes de que ustedes dos tuviesen algo, todos éramos amigos ¿Recuerdan nuestro team? Bueno es hora de retomarlo.
Sonríe antes de pasar como si la casa le perteneciera, cierro la puerta cuando Alec pasa pidiendo disculpas por si el incómoda, niego con la cabeza y trato de darle menos importancia.
Suelto un suspiro y entro a la casa, mi cabeza rebota con la espalda de Liz, alzo la mirada y veo que ella está viendo a Regen.
Regen no se sabe vestir pero ha hecho el intento, aunque la playera este chueca y dónde debería ir un brazo está la cabeza y parece un trapo, pero bueno al menos lo intento.
—¿Y tú quien eres? — pregunta mi amiga.
— Soy un chico normal — responde en una sonrisa y yo me doy un golpe mental.
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