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El señor de nieve

—Si no cierras la boca voy a quemarte la cola.

Mire al ser fuego con enojo antes de dar dos pequeños pasos lejos de él, no porque le tenga miedo, yo soy muy valiente.

—Dejala tranquila Joash.

Mi primo Marcus sale a mi rescate poniéndose en medio de ambos.

—Apenas sabes hablar y ya me quieres quemar la cola —murmuro.

—¡Marcus, haz que se calle!

—Summer deber....

—¿Por qué yo? Quemate la cola tu —tomo a Marcus del brazo —Dile que cierre la boca primo.

Joash me lo quita de golpe y el pobre Marcus casi se tropieza por el jalón.

—Marcus no te va a obedecer, el me prefiereca mi.

—Chicos...—interrumpe mi primo pero lo ignoramos.

—Es pre-fi-e-re

—Pues como sea, yo lo digo así.

—No sabes hablar.

—Te voy a quemar la cola niña.

—Me caes mal.

—Y tu a mi.

—Ojalá te de chorrillo.

—¡Pues no se que sea eso pero ojalá a ti también te de!

Estoy a punto de jalarle el pelo al ser fuego cuando una bola de nieve se le estampa en la cara al Sinag, como buena adulta, me empiezo a reír.

—Ves, me prefiere a mi...
Otra bola de nieve se estampa contra mi cara dejándome con la palabra y el triunfo más metidos que un calzón.

Me limpio rápido y miro con indignación a mi primo quien nos mira como una mamá enojada, y si, da miedo.

—Comportense los dos.

—Esta loca empezó —dice el ser fuego.

—No es verdad, el señor estufa empezó.

—¿Que es una estufa...?

Marcus hace ademán de volver a lanzarnos bolas de nieve pero nos callamos de inmediato.

—¿Acaso quieren que nos maten? ¿Se les olvida a donde estamos llegando?

Bajo la mirada para mirar mis zapatos sumidos en nieve, trago saliva. Cuando pedí apoyo a los seres fuego no se negaron por cierta condición pero también hubo personas como Joash que dijeron que aunque eran un pueblo guerrero no eran suficientes para el ejército de Valeza, así que aquí estamos, en busca de más aliados, los cuales ni yo sabía que existan.

Los primeros en la lista son los seres de nieve, dice Joash que después de ellos son muy fuertes, pero nos dejó muy enclaro lo peligroso que era su jefe, en especial me lo dijo a mi, como si con existir ya molestara a todo el mundo.

—Si me hubieras dejado venir en mi corcel...

—Tu lo que quieres es lucirte —dijo Marcus regañando a Joash.

—Es que Marcus...¡Era un caballo de fuego! —digo emocionada.

—Ni te emociones, no hubieras durado ni tres segundos sin el trasero carbonizado.

Joash pareció querer reírse pero una mirada de mi primo le cerró la boca, el resto del viaje fue en silencio, hasta que la tensión empezó a notarse al ver los dos árboles blancos formando una puerta hermosa, adornada con hojas pintadas de blanco.

—Summer...

—Ya lo se...no haré algo malo.

El ser fuego pasó por mi lado optando una postura más tranquila pero que demostraba autoridad, me recordó a las veces que hablaba con su pueblo, parecía despreocupado pero realmente esperaba que todo el mundo lo viera y le temiera.

Alzo su mano derecha y una pequeña llama de fuego inundó su mano, pero lo que parecía ser del color anaranjado se volvió azul al tocar las ramas de los árboles y sorprendentemente los árboles abrieron paso como si fueran manos dando el permiso.

Marcus me tomo de la mano y en silencio nos sumergimos en el mundo frío de los seres de nieve.

***

La verdad yo me imaginába muñequitos de nieve con narices de zanahoria caminando.

Pero jamás pensé encontrarme con los seres más hermosos que he visto, todos tienen características en común, desde el pelo negro hasta los ojos blancos azuleados.

Las casas parecían de cristal, había lamparas plateadas adornando las calles y la gente paseaba con trajes lujosos sin perder el toque de invierno, a lo lejos se veían montañas coronados de nieve.

Era mágico, era como estar en navidad, el aire frío pero cálido, copos de nieve caían hacia mi pelo rojizo y me sentí como si todo lo demás ya no me preocupara, por un momento me plantee la idea de dejarlo todo y dejar que el destino se encargue de ello.

Pero mire hacia en frente, donde un hombre pelinegro nos observaba.

Mire a mi primo, quien parecía igual de sorprendido que yo hace unos momentos, el único que no parecía tonto mirando era Joash.

El mismo nos había dicho que los copos de nieve de aquellos seres tienen la habilidad de hacer que tu cuerpo entre en calma y que te quedes tan fascinado que no veas nada más.

—¿Por qué no te has quedado fascinado con los copos de nieve como los demás? —le pregunte al ser fuego.

—Porque yo ya tengo lo más fascinante para mi.

Su mirada fue a mi primo, el cual parecía un pequeño niño, observé como el ser fuego se ponía sus guantes de protección y con cuidado de no quemar a Marcus, lo tomo de la mano y le giro el rostro.

—Tonto, te dije que no cayeras en esta trampa —murmuró el ser fuego.

—Es que los copos son muy lindos.

—No, no son lo único lindo.

Jugué con mis dedos celosa de lo que veía, no sabía bien si estaba feliz porque alguien se sintiera así de enamorado o estar triste porque el amor de mi vida lejos estaba.

Y entonces ahí en medio de la nieve me di cuenta de lo preciado que son los momentos más pequeños, aquellos que pensamos que nunca se irán, pero si se van...como la nieve para dar paso a la primavera.

Porque siempre dicen que de lo bueno siempre viene lo mejor, pero...¿Quien quiere lo mejor si con lo bueno eres feliz?

—A veces me pregunto si el amor es tan necesario.

Esa voz grave me hace girarme y inclinar mi cabeza hacia atrás para ver a un hombre pelinegro y ojos dorados mirándome con intensidad.

Esperen ¿Por qué ojos dorados? Se supone que todos los tienen blancos.

—¿Que? —pregunte atontada.

—Leí una vez que te daña pero que también te hace sentir vivo.

—¿Te refieres al amor?

—Si humana, me refiero al amor —se pone a mi lado observando a Marcus y Joash — ¿Sabias que los seres de nieve no podemos amar?

—¿No? Pero si son como humanos.

—Eso de que el hielo congela corazones y sentimientos puede ser un poquito de verdad para nosotros.

Abro la boca impresionada.

—Ahora entiendo porque dicen que el jefe de nieve es un amargado.

El chico me mira y sonríe.

—¿Amargado?

—Si, la estufa esa ha estado diciendo que es muy enojon —cruzo los brazos —¡Hasta me han dicho que me callara! Que porque puedo hacerlo enojar.

—¿Aún no conoces a...nuestro jefe?

—No, es la primera vez que vengo, pero estoy segura que ese viejo panzon y feo me va a odiar.

—¿Feo?

El chico parece aguantar la risa.

—Si, oye yo se que es tu jefe y eso pero ¿En verdad no les amarga que sea tan malo? Pueden tirarle azúcar a ver si se le endulza la existencia.

—Pues no lo había pensado.

—Incluso sus pedos deben de oler a quemado de tanto coraje.

Esta vez no puede aguantarse y se empieza a reír tanto que la mitad del pueblo y la parejita de hace un rato nos ponen atención, escucho los pasos de el ser fuego.

—¿Que haces? —pregunta enfadado.

—¿Yo? Existiendo y viendo como vives tu historia de amor.

—No te hagas la chistosa conmigo.

—No seas amargado y vamos con el jefe ese.

El chico deja de reírse y se limpia una lágrima sacada por la risa.

—No hace falta que lo busquen.

Miro a Joash que ahora parece querer quemarme hasta la existencia.

—¿Sabes donde esta? —pregunto esperanzada por no tener que caminar buscando.

—Summer... —escucho la voz de Marcus —El es el jefe.

Abro los ojos y me tapo la boca sorprendida, el chico de ojos dorados parece más divertido con la situación y como si fuera magia una gran capa blanca aparece detrás del el junto con una delicada corona de copos en su cabellera negra.

—Hola.

***

La cosa va así.

Yo sentada en medio de una sala grande con el trasero frío porque si, el sillón es de hielo y esta más duro que una tortilla de hace dos semanas.

Marcus intentando no lanzarme la primera cosa que encuentre a la cabeza.

Joash haciéndose el que no me conoce.

Y el dichoso jefe juzgandome con la mirada en su gran asiento frente a mi.

—Así que ¿tu eres la humana que desatara la guerra?

Trago saliva ante el eco que su voz hace en toda la sala, cuatro guardias lo protegen detrás de él, parece que tienen la mirada perdida pero yo se que si notan algo peligroso no dudarán en atacar.

—Hemos venido a hacer un trato contigo—habla el ser fuego por primera vez en todo el rato —Veras...

—No te he preguntado a ti estufita.

Cierro los ojos apenada, ¿por qué tengo que hablar de más? El ser fuego mira con odio al ser de nieve.

—¿Y bien? —me mira.

Trago nuevamente saliva, a este paso me quedaré seca.

—Primero, quieto presentarme —el jefe asiente y se pone una mano debajo de la barbilla esperando — Mi nombre es Summer Williams, soy humana y pertenecí a la ciudad de Valeza, estaba en las primeras posiciones y fui considerada una de las mejores guerreras.

《Fui entrenada para ir en contra de los Norystarc, los cuales ya creo que sabe que son, yo en ese momento no sabía, así que no mentire al decir que mate a varios, fui enviada al pueblo experimental donde me pusieron al cuidado de un ser lluvia, al cual nombre Regen, fui enviada a investigar pero lo cierto es que rompi la norma y...me encariñe, pero el tiempo termino y fui enviada a mi pueblo de nuevo, solo que le di cuenta de lo que realmente pasaba》

Silencio.

—Me enteré que mi pueblo no era como creía, supe lo de los experimentos y quise salvar al chico que me fue encargado pero la jefa se entero y hubo dos intentos por matarme.

—¿Que eres? ¿Gato? ¿Por que sigues viva? —preguntó el ser de nieve.

—Bueno en la primera sobrevivi por mi misma y la segunda el Sinag me ayudo.

Silencio de nuevo.

—Debo decir que me gusta el chisme.

Frunci el ceño, detrás mío casi pude escuchar un "por dos" de Joash seguido de un manotazo de Marcus.

—Pero aunque me guste, no puedo pensar que tenemos que ver en esto.

Vale...aquí viene lo difícil.

Unos adolescentes tienen que convencer a sus madres de que los dejen salir mientras yo...tengo que convencer a un ser de nieve a que pelee una guerra.

—Se que el pueblo de Valeza no solo va contra los seres de hielo...en el momento que puedan pueden venir por ustedes.

—Es decir que no es mi batalla—sentenció el.

—Aún no...pero conozco a la jefa, no se conforma con pocos, hoy tiene a los seres de lluvia y los de fuego y después a algunos de los suyos.

—Cuando eso pase...me dispondré a una batalla, no puedo pelear una que no afecta a mi pueblo.

La garganta se me empieza a secar y las manos a sudar, parece que me falta aire, tengo que convencerlos, necesito aliados para salvarlo.

—Se que odian a los humanos, pero no todos son malos, Valeza es el único peligro, todo por su jefa, si se destruye...no se esconderan mas.

El jefe se queda en silencio y parece pensar pero su rostro serio me da a entender que no piensa ceder.

—Repito humana, no puedo pelear algo que no me afecta.

—Pero...

—Ese pueblo me da asco, es verdad, varios están escondidos por miedo, maltratan a otros y matan a más, pero hasta el momento estamos desapercibidos, no pienso poner a mi pueblo al peligro...

—¡Ella sabrá de ustedes! ¿Acaso no es mejor prevenir que lamentar?

—He dicho que no.

—Pero es que...

—Vete.

Y con eso se marcho dejando la sala, el silencio me sumergió y casi me entraron ganas de llorar, sabía que no iba a funcionar, pero pensé que quizá hubiera una posibilidad, sentí un apretón en el hombro de apoyo, Marcus me sonrío con pena antes de salir de la sala junto a Joash quien me ignoro.

—Yo se como hacer que el acepte...

Esa voz delicada me hizo mirar a un rincón de la sala, la dueña de la voz se apareció, su pelo negro largo destacaba sus delicadas facciones blancas y sus ojos azules grisáceos me miraban con esperanza.

—¿Cómo?

—Dile el nombre del ser al que protegiste...

Alce una ceja dudando.

—¿Eso por que lo haría cambiar de opinión?

Ella bajo la mirada triste.

—El no dejará que maten a lo que el quiere matar.

《《《

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