Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Grabaciones de Chloe

Dedicado a user75147314 . Perdona la demora y si eres tú ahora mi único lector, me sentiría muy honrada de volverte a recibir.




"Chloe, cambio ¿Estás ahí?"

"¿Qué quieres, Félix?"

"¿Podemos hablar?"

"Lo siento Felix, voy a
salir con Sab ahora"


Me vi en el espejo antes de salir ese día. Suspiré con pesar, debía hablar con Félix, lo sabía; pero es que ni siquiera sabía como verlo a la cara o cómo debía reaccionar después de ese beso.

Quizás todo hubiera sido mejor si no hubiera visto la sonrisa de Aurore en el fondo. Ella lo había retado, él me había tomado como un juego. No estaba molesta en todo caso, o no sabía si sentirme así; creo que lo único que me asustaba era ver su reacción.

Tenía un nudo en el estómago estos días, cada segundo que lo escuchaba hablar por el Walkie-talkie sentía que vomitaba, que me daba migraña o que necesitaba aire.

—Chloe, apúrale o llegaremos tarde.— salí intentando no darle más vueltas al asunto.

Sabrina estaba emocionada por una tienda de helados que había abierto hace una semana y yo necesitaba algo con que distraerme. Recién el año pasado Sabrina se había mudado a los suburbios puesto a que ahora vivía con su mamá y su esposo. Ella hizo nuevas amistades y se volvió una persona distinta, pero no por eso dejaba de ser mi mejor amiga.

Llegamos hasta a un barrio diferente a lo que solía acostumbrar.

Hice una mueca, el local en realidad no se veía mal; tenía un toque de la old school y se veían posters de películas de los 70s y 80s por todas partes, colores pastel en su mayoría y el lugar olía a recién trapeado. Era más o menos concurrido y con al menos unos cuatro empleados.

A mi amiga se le veía un extraño brillo en los ojos. Comenzaba a sospechar que no sólo veníamos por el helado que preparan en este lugar.

—¿Va a pedir algo, señorita?— al escuchar su voz sentí mi piel cosquillear. Giré mi mirada hacia él.

Tenía su cabello de un alocado color azul, unos labios finos que dibujaban una sonrisa relajada y una mirada que lograba atraparte de inmediato, era un peculiar tono de azul cuyo color se volvía más intenso con el reflejo de la luz. Desvíe mi mirada de inmediato.

—Un helado de vainilla está bien.— me sentía apenada, no quería que me viera viéndolo ¿Por qué?

—¡Luka!— esbozó mi amiga a un lado, regrese a verla de reojo ¿Era por él que veníamos a este establecimiento? Sin pena ni vergüenza, ella se recargó sobre el mostrador para poder susurrarle algo al oído. Nunca la había visto tan desinhibida con alguien ¿Quién era él?

—No, lo siento Sabrina, él no viene a trabajar los Viernes.— no sé porque sentí un ligero alivio con su respuesta. Había alguien más por el que Sabrina venía a este lugar, ella sólo resopló resignada.

—Bueno, ya será otro día. En ese caso yo quiero un cono sencillo de fresa y para mi amiga una de macadamia.— esta vez él regresó su vista a mí y me regaló una pequeña sonrisa divertido, yo fingí desinterés en el gesto.

—Pero ella ya me había ordenado de vainilla.— le respondió a Sabrina. En ese momento rogué que Sabrina no me evidenciara frente a él, pero al parecer mi amiga puede ser demasiado despistada.

—¿Vainilla? Que raro, a Chloe no le gusta la vainilla y siempre pide macadamia.— ni siquiera lo mire, pero podía sentir su mirada sobre mí viéndome con satisfacción y burla.

—Prefiero un yogurt de helado de frutos rojos, para tu información Sabrina.— contesté molesta mientras el chico solamente se rió y mi amiga se mostraba pasmada.— Ahora, si nos disculpas...— tomé a mi amiga por el brazo.— estaremos esperando nuestro pedido en la mesa.

Él asintió con una expresión relajada y comenzó la preparación. Ese chico era imperturbable, y eso me perturbaba a mí.

—Pero Chloe, ellos no traen los pedidos a la mesa aquí, tú tienes que ir por él.— musitó mi amiga cerca mío en camino hacia nuestra mesa, la senté mientras me seguía viendo confundida.

—Él vendrá si no quiere perderte como clienta, y al parecer eres valiosa para él.—Sabrina empezó a negar frenética y nerviosa, se le veía hasta un poco sonrojada.

—No, no; al menos para él no, pero si para un compañero de trabajo suyo.— dijo acomodándose un mechón. La vi picarona, hacía tiempo que no veía así a mi mejor amiga.

—Mírate, si tienes un lado coqueto ¿eh? Así que para eso me trajiste acá.— ella sonrió tímida.

—No, también quería pasar tiempo contigo. No he sabido mucho de ti estos últimos meses y... me contaron algo.— eso último me dejó en alerta.

—¿Qué sucede?— ya veía venir el tema, podía sentir la tensión en el aire.

—Félix y tú se besaron en tu fiesta.— Sabrina había teñido sentimientos por Félix. No estoy segura de cuando estos tuvieron su fin pero sí sé que estos fueron prolongados e intensos, pero a pesar de que ella siempre buscó hacerse tiempo con él a solas e incluso intento volverse cercana a él, él siempre se terminaba comportando distante.

Una vez me confesó que Félix y yo estábamos enamorados y que lo escondíamos de todos, me insistió demasiado y hasta con lágrimas me pidió que confesara si yo tenía sentimientos por él, a lo que en ese instante le juré y perjuré que sólo éramos amigos y finalmente decidió creerme.

Pero, después de un evento así, no me sorprendería que se sintiera molesta.

—Él... creo que apostó con Aurore, y pues bueno, él y yo seguimos como si nada.— me seguía analizando, no se veía enojada, se veía un tanto preocupada.

—¿Siguen hablándose?— la pregunta hizo un nudo en mi garganta. No me sentía capaz de mentirle, las palabras se quedaron atoradas en la punta de mi lengua.

—Un como sencillo de fresa para ti, Sab, y un helado de yogurt de frutos rojos para tu amiga.— el chico interrumpió en el momento exacto.

—¿Sab? Sólo yo te puedo llamar así, Sab, dile.— él me lanzó una mirada astuta y desafiante. Es raro de explicar, pero algo extraño dentro de mí se removía cada vez que me dedicaba su atención.

—Uy, es una pena, ya se ha vuelto un hábito en mí. Un hábito no desaparece de la noche para la mañana solo porque alguien te dice ¿Sabes?— tenía que admitirlo, era divertido.

—Pues no estoy pidiéndotelo amablemente, te lo estoy ordenando.

—¿Ah, sí?— cuestionó aguantándose la risa. Su atención estaba completamente sobre mí, y por un segundo, podía sentir como si hubiera una burbuja que nos separaba del resto del planeta, donde sólo existíamos nosotros dos y nuestras interacciones.

—¿No reconoces una orden cuando te la dan?— ni siquiera me di cuenta cuando paso, pero su cuerpo estaba volteado hacia mí, con una mano apoyada sobre la mesa y su rostro a una distancia prudente pero corta de mí. Olía a colonia barata y vainilla, admito que la combinación no era tan mala como suena.

—Bien, le dejaré de decir Sab a Sab; pero a cambio tendrás que darme tu número.— por Dios, este tipo era un imbécil, pero podía sentir cierto encanto en su actitud, tenía una energía que me jalaba hacia él, como si hubiera una conexión entre nosotros que antes no había sentido como alguien, una clase de hilo invisible que ataba mi mirada a la de él.

—¿Y tú quién te crees?— él retrocedió sin quitar esa bonita sonrisa de su rostro y solamente suspiró.

—Bueno, yo no recibiré tu número pero conservo el privilegio de llamar Sab a Sab.— era todo un bufón.— Disfruta tu helado, Sab, y disfruta tu helado...

Listo, me pidió mi número sin saber mi nombre.

—Chloe.— respondí divertida.

—Eso no tiene un diminutivo.

—Disfruto que digan mi nombre.

Y se alejó hasta el mostrador a seguir atendiendo clientes. No pude evitar notar su camaradería a sus otros compañeros, lucía como alguien tierno, despistado pero con una alegría eterna.

—Chloe ¿Entonces?— regresé a ver a Sabrina ¿Por que demonios esa mujer era tan insistente?

—Nada en especial, Sabrina, él me besó por una apuesta, no lo recibí bien porque es mi mejor amigo y con la amistad no se juega, me estoy haciendo la molesta para que aprenda pero ya después las cosas volverán a la normalidad. Volveremos a ser los Chloe y Félix de antes.— no sonaba genuino, lo sabía, pero es que ni yo mismo me atrevía a profundizar demasiado en el suceso, no quería que eso me provocara insomnio.

Sabrina recibió mi respuesta a regañadientes y el resto de la tarde seguimos conversando de otras cosas. Descubrí que su madre se había vuelto a embarazar y estaba muy emocionada por su nuevo hermano, el nuevo esposo de su mamá era médico así que él se procuraba que su mujer tuviera los mejores cuidados durante su embarazo.

Estaba estudiando para aplicar una beca en una de las universidades más prestigiadas de Francia y que en el club de estudios eran donde había conseguido hacerse amiga de ese tal Douglas, ambos aspiraban para la misma carrera así que no les fue difícil congeniar.

Para Sabrina la vida parecía haber avanzado muchísimo en tan poco tiempo. En cambio para mí, el tiempo parecía hacerse más lento.

La universidad nunca fue algo que me asustara, mi padre podía conseguirme un lugar en cualquiera a la que yo aspirara, mi futuro estaba prácticamente asegurado y en realidad no me interesaba cambiar las cosas, aunque me sentía frustrada por lo mismo.

Lo único emocionante de mi vida durante estos últimos meses había sido lo de aquel inesperado beso, pero incluso yo misma me negaba a explorar una sensación a la que n9 estuviera acostumbrada.

Le ofrecí a Sabrina pasar este fin de semana en mi casa, a lo que no costó más que una llamada a su mamá para pedir autorización. La mujer mandó a su esposo a recogernos y llevarnos.

Antes de dejar aquel lugar miré a Luka una última vez y noté como el de inmediato regresó su mirada hacia mí, la detuvo un segundo ahí y me dedicó una sonrisa.

—¡Hey, Chloe!— se acercó a mí como si ya fuera una costumbre suya.— Me parece justo que no haya conseguido tu número, pero, tú sí conseguiste el mío. Tu ticket.— y me dio aquel papel, donde atrás escrito estaba su número telefónico.

Para ser solo números podía notar que también tenía buena caligrafía.

—Lo estuve pensando y, Luka tampoco tiene diminutivo.— él negó divertido.

—Bueno, otra cosa que tenemos en común.— mi corazón estaba frenético, sentía todo a mi alrededor correr a una velocidad distinta.— Hasta luego.

Y sin verlo venir, depositó un beso en mi mejilla y siguió en lo suyo.

Sus labios en mi piel se sentían muy dulce, y yo me sentía como si estuviera flotando.

El esposo de la mamá de Sabrina pitó el claxon para indicarnos que ya nos íbamos. Mientras ellos dos se sumergían en una conversación yo no dejaba de pensar en aquel chico y cada uno de los gestos que le vi a hacer.

Siempre creí que era estúpido eso del amor a primera vista, y sería imprudente llamar a esto amor, pero en definitiva esto que sentía por él corría a toda velocidad y se sentía distinto a cualquier otra cosa que pude haber sentido antes.

¿Será esto a lo que dicen con hallar el otro extremo de tu hilo rojo? Negué, demonios, últimamente no reconocía mis propias emociones.

Por si acaso, no estaría demás registrar su número ahora.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro