Luego de que todo regresará a la normalidad, el jashinista se quedó dormido en la cama de Kakuzu, siendo cubierto por la capa del tesorero, que lo hacía sentirse protegido. 

El mayor al ver que su novio estaba en un estado de paz decidió irse del cuarto para cumplir algunas misiones y recuperar algo de dinero. 

Lo que no esperaba era que Hidan despertaría una hora después. Algo triste por la ausencia de su alfa, decidió hurgar entre los cajones y sacar de golpe toda la ropa del tesorero, que luego colocó sobre el colchón hasta hacer una especie de nido. 

Con desesperación el religioso se metió en medio de todas las telas que estaban impregnadas con el aroma de su pareja, brindándole un gran alivio a él y a su bebé. 

Y claro que cuando Kakuzu regresó a la base casi al anochecer se quedó en shock al ver el enorme bulto. 

“¿Tan mal te pone que me aleje de tu lado?” Pensó el avaro mientras se adentraba entre sus pertenencias hasta dar con su chico que dormía profundamente con su mano justo en el vientre. 

Kakuzu lo abrazó hasta acercarlo a su pecho, dejando caer su mentón sobre la cabeza de Hidan, para el también caer rendido. 

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Con 4 meses de embarazo Hidan demostraba tener un gran apetito, en el comedor los chicos de Akatsuki le habían servido varios platillos con la intención de saciar al jashinista pero eso parecía imposible. 

Desde una distancia prudente los ninjas observaban la masacre junto con cierto moreno qué trataba de controlar a su hombre. 

-¿Es idea mía o Hidan-sempai se ve algo llenito?- dijo Tobi llamando la atención de los presentes. 

-¿Qué esperabas?, tiene un parásito en su interior- contestó Sasori. 

-¿No será por todo lo que come?, juraría que el otro día lo vi devorando un pedazo de pastel en el baño- comentó Kisame divertido. 

-O más bien es lo que come, sólo lo hemos alimentado con carne y muchos postres- dijo Itachi. 

Al no ser personas pacientes y cuidadosas, los ninjas le daban al fanático todo lo que pedía, sin tomar en cuenta de que esas cosas a largo plazo lo enfermarian. 

-Escuche que Konan se llevará a Hidan con el doctor, parece que también le preocupa ese aumento de peso- soltó el ex ninja de la niebla notando que el religioso les hacía una señal para que le trajeran más comida. 

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Por el camino avanzaban Konan junto con el dúo zombie, los cuales estaban agarrados de la mano ya que Hidan se sentía nervioso por el con ese médico. 

-¡No necesito ver a ese charlatán!- grito el omega mientras se abrochaba la capa, agradecía que esa vestimenta tan grande le disimulara la panza. 

-Hidan, el doctor consiguió el mejor equipo médico sólo para evaluar tu estado, por favor no des problemas- pidió el alfa sin soltar a su amado. 

-¡Ese imbécil solo está obsesionado con los omegas!, ¡me da asco!- 

Konan sonrió un poco incómoda por esas palabras, pues no podía negar que ese especialista siempre había mostrado interés en esa casta y ahora que tenía a su cuidado un omega hombre embarazado, estaba mas que emocionado. 

Al llegar al lugar, fueron recibidos por el beta, que de inmediato colocó a Hidan en la mesa de exploración.

-Por favor Hidan-san, recuestese para que podamos hacer el ultrasonido- 

De mala gana el creyente se acomodo es ese reducido espacio para después abrirse la capa.

El doctor dejó caer un frío y espeso líquido sobre el menor y con calma colocó aquel aparato que los ayudaría a tener una imágen del bebé. 

Con calma el tesorero depositó un beso sobre la frente del omega haciendo que todos se ruborizaran por la repentina muestra de afecto. 

-No te preocupes, aquí me tienes - soltó Kakuzu haciendo que el omega le sonriera para luego ver la pantalla. 

-¿Todo está en orden?- preguntó la mujer de ojos claros. 

-Por supuesto todo está en- pero el médico quedó a medias al notar algo en la imagen. 

-¿Qué sucede?- volvió a preguntar la chica del origami. 

-E-Esto no es posible, mi-mire eso- con su otra mano apunto a cierto punto.

-¿Qué demonios está pasando?, ¿el bebé se encuentra bien?- preguntó el moreno un poco alterado. 

El médico giró su cabeza para contestarle al tesorero. 

-No se preocupe, los bebés parecen estar muy sanos- soltó el mayor. 

-¿¡Entonces por qué hacen tanto escándalo de - Hidan cerró la boca de golpe procesando las palabras del beta. 

-Un segundo, ¿acaso dijo los bebés?- Kakuzu no podía creerlo. 

-Lo lamento, quise decir, las bebés parecen estar muy sanas, felicidades, están esperando dos hermosas princesas- sonrió el médico. 

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Ya en la guarida Hidan abrazaba el inodoro, mientras expulsaba todo lo que había comido. 

Itachi y Deidara se encontraban recargados en la pared, viendo como su amigo se deshidrataba. 

-Vamos tarado, esto no es tan malo, hm- comento el rubio. 

Poco a poco el jashinista sacó la cabeza para dedicarle al artista una mirada llena de ira. 

-¿¡NO ES TAN MALO!? ¡TENGO EN MI INTERIOR DOS DEMONIOS! ¡ESTÚPIDA RUBIA JURO QUE- pero ya no pudo maldecir más, gracias a las náuseas. 

Deidara giró sus ojos con pesar. 

-¿Qué te dijo Konan sobre su peso?- pregunto el Uchiha ignorando al creyente. 

-Dice que es normal, los omegas suelen engordar mucho en esta etapa, algunos suben hasta 20 kilos, pero sí señaló que este imbécil debe de comer cosas sanas, hm- 

-¡ODIO LAS VERDURAS!- alcanzó a decir el fanático antes de volver a su asunto. 

-Bien, conviértete en una vaca, será más fácil para nosotros rodarte por los pasillos, hm- se burló el rubio. 

-¡TE VOY A MATAR OXIGENADA!- 

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Con 7 meses de embarazo, el pobre omega batallaba en dormir, no solo por su enorme vientre, sino también porque las pequeñas en su interior no paraban de moverse. 

Cansado de no poder acomodarse en su cama decidió ir a la sala. 

Al llegar se dio cuenta de que Sasori y Kisame descansaban, por las marcas en su ropa parecía que apenas habían vuelto de alguna misión. 

El chico de ojos violetas se acercó a ellos para dejarse caer en uno de los extremos de aquel mueble, obligando a los mayores a recorrerse. La presencia del creyente ya no les molestaba tanto, pues en cierto punto se habían acostumbrado a ese intenso olor. 

-Parece que necesitaremos un sillón más grande- dijo el alfa de piel azul a modo de broma. 

Todo parecía estar bien hasta que un sollozo puso a los alfas alertas. 

Y es que el inmortal estaba llorando a mares. 

-Hidan, ¿por qué lloras?- se atrevió a preguntar el pelirrojo. 

-¡POR QUE SOY UNA ASQUEROSA BOLA DE GRASA, NO HE PODIDO DORMIR, LOS PIES ME DUELEN Y QUIERO ALGO DULCE!- 

Aquella explicación desconcertó a los presentes, los cambios de humor del omega eran bastante drásticos. 

Kakuzu, que estaba cerca de aquella habitación caminó hasta su amado para ofrecerle sus servicios. 

-Hidan, ¿qué te parece si te sirvo un chocolate caliente?- 

Con lágrimas rodando sobre sus mejillas asintió varias veces. 

El marionetista soltó una risita para luego levantarse y seguir al moreno. 

-Parece que tus niñas te están causando algunos problemas- habló Kisame viendo como el inmortal hacía unas muecas. 

-Las desgraciadas no dejan de moverse- 

-¿En serio?- y sin aviso el alfa dejó caer su mano sobre ese enorme bulto. 

Hidan se sobresaltó al sentir ese tacto. 

-¡Oh!, qué increíble, de verdad se mueven- 

El omega iba a reclamarle pero las gentiles caricias que Kisame le proporcionaba a sus pequeñas lo relajaron tanto que se lo dejó pasar. 

El enmascarado que llevaba rato espiando a sus colegas, trató de cruzar hasta los cuartos sin ser percibido por el jashinista, pero le fue imposible, los sentidos del menor estaba más desarrollados que nunca. 

-¡Oye Tobi, ven!- 

-¡Aquí está Tobi!, ¿en que le puedo ayudar mi sempai?-y de un brinco se colocó en frente de ellos. 

-¿Me puedes sobar los pies?- 

-¡Para Tobi será un placer!- se arrodillo sujetando las extremidades del omega. 

"Kakuzu, en serio espero que te mueras" pensó Obito con mucho coraje.

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Con 8 meses Hidan parecía estar a nada de explotar. 

-¡AHHHHHHHH, YA NADA ME QUEDA!- gritó el jashinista mientras lanzaba de forma exagerada la ropa y varias capas qué Deidara y Kakuzu esquivaban. 

-Eso es obvio tarado, eres el triple de tu talla inicial, hm- señaló el rubio. 

-¡SOY UNA MALDITA ALBÓNDIGA, YA QUIERO QUE ESTOS PEQUEÑOS ENGENDROS SALGAN DE MÍ!- 

El moreno volteo hacia el artista en busca de ayuda pero este solo se encogió de hombros. 

-Tuviste sexo sin protección con ese imbecil, ahora te toca soportar sus estupideces, hm- 

Aquí les dejo el capitulo nwn espero les guste.

El embarazo pero con la presencia de Kakuzu✨️❤️ solo porque ustedes lo pidieron.