Capítulo 4.
Pasaron los días y mi auto esta devuelta, Daisy está de novia con Connor y Bart sigue molestándome.
Ahora enfoquémonos en el presente, mi calendario me avisa que tan solo quedan cuatro semanas para que las vacaciones de invierno lleguen. Navidad y año nuevo están a la vuelta de la esquina, eso significa que todos mis parientes lejanos vendrán este año a casa para la gran cena familiar y créanme, cuando digo todos, son todos. Mi padre tiene en total ocho hermanos mientras que mi madre tiene seis, agreguemos a mis veinticinco primos y a mis abuelos y no podemos olvidar a los seis perros de la familia.
Muchos, lo sé.
Todos los años nos rotamos de casa y este año toca en la mía, no estoy muy feliz con ello porque mis primas son algo entrometidas, además de que son como Daisy, no se confundan, no son iguales con respecto a su personalidad, la verdad es que ellas también consideran a Mimi como una rata.
Subo a mi auto con la cabeza en otro lado, mi madre me dijo que la familia llegaría dentro de dos semanas ya que querían pasar más tiempo con nosotros. Estaba realmente preocupada, lo más seguro es que me quedara sin habitación y no podría estudiar para la última semana de exámenes y matarían a Mimi antes de que dijera otorrinolaringología. Lo más seguro es que tendría que irme a vivir por unos días a casa de Daisy y no quería verla compartir saliva con Connor, ya tengo suficiente con verlos en el instituto.
Mi teléfono suena haciendo que mis pensamientos se despejen, aparco muy cerca de la acera para poder tomar el celular que se encuentra sonando dentro de mi mochila, miro la pantalla y me encuentro con el nombre de Daisy.
— ¿Qué paso, Daisy?
— ¿Podrías venirme a buscar?—Su voz suena suplicante.
— ¿Y Connor?—pregunto confundida ya que él es quien la lleva ahora.
—Amaneció enfermo y no podrá ir a clases—dice preocupada—. Quería quedarme para cuidarlo pero mi papá no me dejó, sabes que prácticamente odia a Connor.
—Estoy allí en cinco—respondo riendo y vuelvo a manejar.
El padre de Daisy prácticamente odia al pobre Connor porque no le iba a los Phillips, algo totalmente ridículo para mí, pero si hablamos sobre la familia Rogers, no lo es. Juro que nunca me burlaría del béisbol o lo despreciaría frente del papá de Daisy o de Christie, su hermana, yo no tengo instintos suicidas.
Aparco frente a la casa de Daisy y ella sale rápidamente por la puerta, sube a mi auto saludándome con un beso en la mejilla.
—Te debo una—menciona.
—Daisy, tú me debes más que una.
—Es cierto pero, ¿para qué son las mejores amigas?
¿Muchos familiares? Tengo una familia grande pero... ¡No tan grande!
Pobre Amy :(
Espero que les haya gustado el capítulo.
Saludos.
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