Mis ojeras me hacen parecer un mapache... y no estoy bromeando. Me arrastro por los pasillos del instituto hacia mi salón de clases, mi cabello parece un nido de pájaros y mis ojos están muy rojos. Al entrar a mi salón, Tristan y Bart ya se encuentran ahí, muy contentos por cierto, me acerco lentamente a su posición y me dejo caer de golpe en mi asiento, poso la cabeza en la mesa tratando en lo posible de no dormirme.

— ¿Qué te paso? ¿Te encuentra bien?—Escucho la voz preocupada de Bart. Levanto mi rostro mirándolo fijamente a los ojos.

—Te responderé con una pregunta. ¿Sabes que es dormir en un sofá en tú propia casa, escuchar llantos de bebés a media noche y amanecer con cuatro jodidos perros más un hurón en tus piernas? En realidad, no he dormido nada Bart.

Mi mal humor se nota a lo lejos. El tío Cristóbal llegó con su novio Fernando y antes de que lo pregunten, sí, es gay. Prosigo, trajo a su novio y a sus dos chihuahuas, Pinky y Cerebro, pero no solo ellos llegaron sino también el tío Bart, con su cachorra Mayonesa. Algo que tienen en común Bart Butler y Bart Taylor es la terrible habilidad para ponerles nombres a los animales, no quiero ni imaginarme qué nombre le pondrán a sus hijos.

Como adicional, el tío Miguel y su esposa, Cristine, trajeron consigo a Gael, el más pequeño de los Butler con la corta edad de 5 meses. Casi a las diez de la noche, el timbre volvió a sonar y detrás de la puerta se encontraban el tío Antonio con su esposa, Kylie, que también trajeron consigo a las otras dos pequeñas de la familia, Ayvanna de dos años y Andrea de diez meses.

En conclusión, el día de ayer, la madrugada y la mañana de hoy, fueron una total pesadilla.

— ¿Por qué habían cuatro perros en tus piernas?—Tristan se había acercado y aprovecha la situación para preguntar.

—Mi familia se está preparando para las navidades, siempre llegan un mes antes a la casa que toque ese año—respondo mientras saco mis libretas.

—Tus primos deberían estar aún en clases...

—No van la última semana de clases—interrumpo a Bart antes de que continúe su idea—. A mí me ha pasado muchas veces, así que presento los exámenes la primera semana del reinicio de clases. La familia es muy importante para los Butler Rodríguez.

—Me gustaría tener una familia así—dice Tristan. Lo miro como el bicho más extraño del mundo.

— ¿Es que quieres morir?—Créanme, aun no sé cómo he sobrevivido.

—No seas tan exagerada—murmura Bart.

— ¿Qué estas exagerando ahora, Amy?—inquiere Daisy mientras entra al salón junto con Connor.

—Amy dice que su familia es una pesadilla—responde Tristan por mí, a Daisy le cambia el rostro.

—Amy no está exagerando. Escúchenme bien, nunca se acerquen cuando la familia Butler Rodríguez esté completa y reunida—advierte ella con voz sombría.

—Yo prometí ir a cenar el viernes con la familia de Amy y cuando yo prometo algo, lo cumplo—Bart rodea mis hombros con su brazo.

—Pues... que San Bartolomé te proteja.

— ¿Quién es San Bartolomé?—pregunta confundido Connor a su novia.

—Un apóstol de Jesús.

— ¿No estás dando una cátedra de religión, Daisy?—pregunta burlonamente Tristan.

—Mi novio preguntó, no iba a dejarlo a la deriva.

—Eres tan dulce, señora lápiz—Connor acerca su rostro para besar los labios de mi amiga.

Todos hacemos una mueca de asco. ¿Es que no pueden mantenerse alejados por cinco minutos?

Shippeo intensamente a Connor y Daisy... Los llamare #Dainnor ¿Les gusta? Ah.

Hoy inicié clases pero mis horarios son flexibles... De igual manera, tengo cosas que hacer por la tarde y se me va a dificultar un poquito actualizar.
Otra cosita es que ¡Estamos en el nro. 555 de historia corta!... ¿Sera que lograremos el primer lugar? :O
Mas tardecita, cuando este en la computadora, dedico el capitulo :)
Nos leemos el miércoles.