Me quede inmóvil, mientras el acercaba lentamente sus labios a los mios.

— No querrás que te bese princesa —. Advirtió en un susurro suave sobre mis labios —. Por que al comenzar no pobre parar.

Mi cuerpo se tenso, pero no quería que se apartara de mi a si que simplemente, deje que me besara. Fue un beso que comenzó con calma, pero que se aceleraba a cada segundo.

Antes de  que pudiera darme cuenta, ambos nos encontrábamos recostados sobre la cama, el rápidamente comenzó a bajar su brazo y a colar su mano bajo mi vestido.

— Para —. Dije sin pensarlo.

—Te advertí que no podría parar —. Dijo y prosiguió con sus movimientos bajo mi vestido.

— Solo para —. Chille y lo aparte de un gran empujón —. Quiero que te vallas ya mismo —. Ordene con furia. —. Y llevate tu apestosa motocicleta.

Vi como el se escabullía por la ventana, y yo me apresure en cerrarla apenas desapareció de mi vista.

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— ¿Que quiso hacer que cosa?—. Pregunto Noah escupiendo prácticamente todo su almuerzo sobre mi.

— El bueno ya sabes quería que yo..yo y el..el y yo —. Balbucie mientras hacia señas de enfancis innecesarias con mis manos.

— Ro, el quiso sobrepasarce contigo —. Concluyó mi amigo.

— Si, lo se —. Admiti.

Alexander me decepciono, yo esperaba algo mejor de el. Conocía los riesgos, por su personalidad áspera, pero no quería verlos.

— Ese idiota no se acercara nunca mas a ti Rosie, te lo prometo, prometo que te presentare  a alguien que realmente te valore, te olvidarás de el fácilmente —. Afirmo Noah dándome un abrazo.

— Criare conejos y me mudare al campo, no necesitare a nadie —. Afirme en broma.

— ¿Tampoco a mi? —. Pregunto Noah, fingiendo voz de indignación.

— No —. Respondi  y luego solté una carcajada.

Por que lo cierto es que a el, lo quiero y necesito como a casi nadie.

Luego de esa pequeña charla, ambos tuvimos que regresar a nuestras respectivas clases, ya que la hora de almuerzo había finalizado.

Las clases fueron duras, tarea, tarea y mas tareas, eso sin incluir los difíciles exámenes y el mal humor de los profesores.

Apenas sonó la campana abandone el establecimiento, baje rápidamente las grandes escaleras, y camine lentamente hasta la parada de bus mas cercana.

— Subete —. Escuche que una voz ordenaba a mis espaldas.

Al voltear me, me sorprendí mucho al ver quien era.

— ¿Que haces tu aquí? Creí que había quedado claro que no te quería cerca de mi —. Replique indignada.

— Solo subete —. Volvió a repetir.

Tal vez me arrepienta para siempre, pero subí a la motocicleta y me tome fuertemente de su cintura.

El condujo un par de kilómetros y se detuvo en la orilla de una carretera desierta.

— ¿Por que te detienes? — Pregunte sin ton ni son mirando al alrededor.

— Mira seré rápido —. Informo sin siquiera voltearse a verme —. No te daré una charla cursi, ni te diré que te amo, pero te pido perdón por como me comporte el sábado en la noche, veras necesito una compañera para las próximas carreras y tu no te quejas ni eres tan egocéntrica como las demás a si que quiero que sigas en tu rol.

Me trajo hasta aquí, ¿solo para pedirme que continúe siendo su compañera?