Mire distraídamente hacía la derecha, para ver a nuestros contrincantes, un muchacho rubio y una castaña de cara demasiado seria estaban por enfrentarnos en una carrera que con solo pensarla me aterraba.

Apenas Alexader piso el acelerador, me aterrorizó, y grite con la poca voz que me quedaba.

Cada carrera duraba tres vueltas alrededor de cuatro calles y el que llegaba primero claramente ganaba.

En la segunda vuelta, el otro motociclista nos tomo la ventaja, pero Alexander acelero, creo que hasta demasiado y pudimos alcanzarlos, al pasarlos y ver la cara de furia de nuestro contrincante me asuste mucho hasta se podría pensar que quería atropellarnos, pero Alexander continuó acelerando y lo perdimos de vista.

Al llegar a la meta, muchos muchachos y muchachas, se acercaron a Alexander y lo felicitaron...a su modo.

Yo rápidamente me libre de la motocicleta y me acerque a Stela y Derek, que se encontraban en el otro extremo de aquel lugar que parecía un antiguo muelle, con poca iluminación y bastante suciedad, las manchas de aceite para motocicletas seco invadían prácticamente todo el sitio, y el calor de los motores era sofocante.

— Te felicitó —. Dijo sonriendo  Stela al verme —.  No todo el mundo puede subirse a la motocicleta de Alexander.

— Si, estoy tan honrada —. Respondí  irónica —. Vale quiero volver a casa.

Al llegar a casa, sudada y con olor a gasolina, no lo pensé dos veces y me di una ducha.

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— Mocosa levantate —. Gruño Magui sacudiendo mi cama.

— Ya voy —.  Gruñi frotando mis ojos.

Mamá se había ido a ver a su médico, y por eso esta mañana la pasaría con Magui. A ella no le gusta mucho la idea, pero se que trata de que no se note...en algún lugar de su mente.

Me dirigí a la cocina, y comí unas tostadas y café.

Luego de desayunar ambas con nuestros respectivos bolsos, nos montamos al carro.

— Hasta la noche —. Saludo Magui destrabando la puerta para que pudiera ir a la preparatoria.

— Hasta mas tardé en realidad, debés venir a recogerme en la salida —. Le recordé.

Salí del carro y entre en el imponente edificio, las primeras clases transcurrieron sin traspiés,  pero en la hora de el almuerzo, note que algunas personas me veían de forma extraña.

— Eres todo una sensación —.  Confeso Stela sentándose a mi lado en una de las mesas de la cafetería.

—¿Yo? —.Pregunte extrañada- ¿Y a que se debe mi fama repentina?

— Todos ya saben de tu carrerita con Alexander — .Respondio mi amiga levantando sus cejas.

Tome el resto de mi almuerzo y lo devoré, si todos ya sabían de la carrera ¿Que mas me daba?.

Las siguientes horas de clases fueron tortuosamente largas, y cuando finalmente las clases terminaron, salí prácticamente despedida de los salones de clases.

En la entrada principal de la Preparatoria, donde había una gigantesco escalera, con anchos escalones de mármol, divise una motocicleta y un muchacho extrañamente familiares.

Disimuladamente me hacer que a el y  distingui el hermoso y temible rostro de Alexander, su ceño se veía afortunadamente relajado, y sus cabellos negros y cortos le daban un perfecto marco a su cara, que poseía unos agradable y sombríos ojos negros.

— Rosie, te quiero ver en mi motocicleta este sábado —. Dijo Alexander con voz tenue.

Su petición me asombro, no me lo esperaba en absoluto, y aunque sabia que me metería en problemas, no podría negarme.

— Si claro, estaré allí —. Respondí con calma.

Me aleje del muchacho a toda prisa, y justo a tiempo para ver llegar a Magui en el carro.

— Entra vamos no tengo todo el día —. Dijo mi hermana en tono malhumorado al mismo tiempo que abría la puerta.

Entre al carro sin dudarlo y recorrimos lentamente  las calles.

— ¿Quien era ese muchacho? — Pregunto mi hermana inesperadamente.

— ¿De quien hablas?— .Pregunte disimulando que no sabía de quién hablabla.

— Vamos Rosie, te vi en las escaleras hablando con el — .Dijo impacientemente—  ¿Quien era?

— Un amigo —. Solte rápidamente

¿Un amigo? Tal vez con el tiempo lo sera, a si que técnicamente no le estoy mintiendo ¿Verdad?.