Capitulo 28
Marcus se aparto a un lado para que yo pudiera pasar y entrar en la casa.
Las paredes de esta estaban pintadas de blanco, pero tenían pequeños estantes con libros colocados en la pared o camisetas de Fotball Americano colgadas por lugares casi al azar, que le otorgaban color al ambiente.
-Bienvenida. Y si puedes observar todo como si estuvieras criticándolo fríamente en tus adentros. -Dijo sarcástico Marcus a mis espaldas.
-No estoy criticando nada.
-Si tu lo dices.
Ambos caminamos en una estúpida tensión hasta el jardín de la casa.
-Oh ¿Pero quien es esta jovencita?- Pregunto una voz masculina a mis espaldas.
Me voltee y a unos cuatro metros de mi vi a un hombre sentado sobre una vieja silla blanca.
El tenía algunos cabellos blancos sobre su cabeza y una sonrisa asomándose en sus labios.
-Hola. -Salude tímida.
-Abuelo ella es Rosie, la chica que conocí en la gasolinera.
-Oh es un gusto, Magui no a dejado de hablar de ti en estos días.
El anciano se levantó de su silla y me tendió la mano, la cual tome y apreté gentilmente.
-Pasa niña, pasa. -Me invitó sonriente el anciano a ingresar nuevamente en la casa.
Los tres atravesamos la puerta trasera y volvimos a ingresar en la sala.
-Magui ven aquí. -Grito Marcus a mi lado.
La niña esta vez con el cabello suelto, entro en la sala por una de las dos puertas que antes extrañamente no había visto y me miro emocionada.
-¿Rosie que haces aquí? -Pregunto dando dos brincos.
-Yo la invite, se quedara a cenar. -Respondió Marcus.
-Pues ven a jugar conmigo entonces.
La niña muy contenta me señalo que la siguiera y me llevó atravesado una de las puerta a su cuarto. Dejando a Marcus y al anciano conversando a mis espaldas.
-Ven sientate aquí. -La niña señalo sonriente una pequeña silla rosado frente a una también pequeña mesa y yo me senté.
-Te serviré jugó.
Antes de que pudiera darme cuenta sobre la pequeña mesita se encontraban un vaso, un plato y utensilios de plástico junto a una jarra naranja que la niña estaba utilizando para simular servirme jugó.
-Y... ¿Que desea comer? -Pregunto imaginándose ser una mesera y que yo estaba en su restaurante.
Juntas jugamos un largo rato, y pude ver que en el cuarto también había una cama con sabanas lilas y un pequeño closet blanco con flores rojas. Algo muy lindo para una niña muy linda.
-Es hora de comer muñequillas. -Informó contento ante la escena de vernos jugar el anciano. Cullo nombre desconocía.
Magui y yo asentimos y dejamos las dos muñecas de trapo con las que jugábamos sobre la pequeña mesita.
Caminamos los tres juntos hacía el patio trasero. Donde la bonita vista de una mesa tendida con todo lo necesario para comer y una deliciosa barbacoa me sorprendió.
-Pongance cómodas, por favor.
Ambas obedecimos al hombre y tomamos asiento frente a la mesa. Donde minutos mas tarde Marcus y un muchacho poco mayor que el nos acompañaron, trayendo consigo bebida y algo de hielo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro