La semana pasó rápidamente, pero el sábado me resulto lento y tortuoso. No podía dejar de preguntarme por Alex ¿ Con quien correría? ¿Si ganaría? ¿Si perdería? Esas y mas preguntas atormentaban mí mente.

El domingo me lo pase en casa, mi
padre no cedió y él castigó prosiguió hasta la próxima semana.

Ya era lunes nuevamente, y luego de dos monótonas semanas, me regresaron mi móvil y me permitieron salidas.

—Me lo regresaron —. Les anuncié feliz a Stela y Noah, mientras sacudía mi móvil en sus rostros.

—Si nos dimos cuenta —. Dijo riéndose Stela.

— ¿Este sábado iremos a las carreras? — Preguntó Noah.

— Pues claro que sí —. Respondí alegré —. Y por cierto, ¿Con quién corrió Alexander éstos últimos sábados?— Pregunté recordando de pronto mi duda frecuente.

— Oh con...una muchacha —. Respondió Stela sin rondar en más detalles.

— Sí, eso es obvió pero ¿Con quién?— Volví a insistir, pues algo me daba mala espina.

— No lo sabemos realmente —. Confeso Noah pensativo —. Pero te aseguró que tu eres mucho más bonita.

Oh maldición, debe de ser hermosa, siempre lo son cuando Noah dice algo como "Te aseguró que tu eres mucho más bonita"

— Oh pues eso esta bien —. Respondí desanimada.

Era sábado por la noche, y mis nervios me jugaban una mala pasada, el maquillaje y atuendo estaban en perfecto estado sobre mi cuerpo, pero mi cabello era un desastre. Deje que Stela experimentara con el y unos fijadores pero aparentemente todo le salió mal.

Sobre mi cabeza todo se veía duró, enredado y feo, pero no encontraba forma de arreglarlo, a si que no me quedó ninguna otra opción mas que colocarme un gorro y tratar de dejar lo mejor posible los mechones sueltos.

Cuando Noah llegó a recogerme no pude ponerme más nerviosa, contaba los minutos para ver a Alexander, ya que no lo hacia desde su inesperada aparición en la esquina de mi casa y bueno también tenía curiosidad por conocer a mi reemplazante.

Así que al llegar al muelle, baje rápidamente del carro y comencé a buscarlo.

Lo localice luego de algunos minutos de búsqueda, pero lo que observé no era lo que yo pensaba ni quería ver.