Un león dormido ruge entre pesadillas.

Sueña con enanos vestidos de arcoiris.
Flores con cabezas,
adornadas por coronas de espiga seca.

Sueña que corre,
que se aleja del prado.
Que de seda es el pasto y las paredes de lino blanco.

Sueña que lleva un cuerpo de hormiga,
con un corazón en forma de balón,
y manos de niño sin guantes.

Un león dormido gruñe entre chillidos.

Está desesperado,
los niños peonza se van acercando.

Le falta valor de león,
porque siendo una hormiga hay muchas suelas dispuestas a matarle.

Un león dormido llora adolorido.

Le comieron sus músculos,
y los huesos se le han torcido.
Los caninos se debilitaron,
y las garras astillado.

Un león dormido es como un caballo blanco en el prado más amable.

Un león dormido sigue soñando.
Siempre escapando.
Siempre volando.

Un león dormido que quiere ser despertado.