La campana del elevador anunció su llegada, me encontraba hasta atrás de toda la multitud de trabajadores, trataba de controlar mi respiración mientras los demás estaban en completo silencio; lo único que apaciguaba un poco el ambiente tenso, era la música clásica de fondo.

Tarde en darme cuenta que la mayoría de empleados aquí parecían robots o militares esperando sin mirar ni a un lado ni a otro. Me abrí paso entre ellos, pidiendo disculpas lo cual fue inútil, ya que ni uno solo se inmutaba y tampoco hacían caso a mi presencia.

—¡Perdona!—exclame cuando choque contra alguien más

Seguí mi camino pero en ese momento...

—¡Oye, espera!—gritaron a mi espalda

Pero ya no tenía tiempo para regresar si quiera, a paso arrastrando y rápido por los tacones, llegue hasta una mujer alta, con el cabello recogido y lentes, esta misma hablaba con un hombre de más o menos 1.90 de estatura, rubio y de complexión imponente. Ambos con saco y pantalones formales, me sentí desubicada porque yo llevaba una falda de tubo negra, una blusa blanca y mis tacones, los cuales detestaba, pero según Historia, ayudaban mejor que mis zapatos de plataforma rectos.

—¡Oh, ahí está!—habló la mujer, alce la cara—Me presento, soy Hange Zoe—dijo con voz alta y alegre, mientras Caminaba hacia a mi—¿________, verdad?—agregó rápidamente al mismo tiempo que estrecho su mano con la mía

Yo asentía con la cabeza mientras ella hablaba rápidamente explicando como sabía mi nombre, según ella, Rivaille le mostró mi carpeta.

—El de aquí, es Erwin, nuestro pez gordo—señaló al rubio que ya se estaba acercando a nosotras

—¿"Pez gordo"?—repetí incrédula

—Erwin Smith—se presentó y me ofreció su mano

Su mano era áspera, grande y me apretaba fuerte la mía, entre el y Levi no sabía quien me aterraba más.

—Soy el CEO de Neet's, hoy explicaré porque ella dice eso—Erwin miró a Hange como que cuidará su vocabulario, nada amenazante, pero parecía que quisiera recordarle algo

—Hay confianza.—se excuso la mujer

—Si, pero esto es profesional, ¿cierto?—me miró Erwin

—Ah... yo...

—Señorita Abret—llamó alguien

Mire detrás de Erwin y Hange, era una chica un poco más baja que yo, cabello anaranjado y ojos almendrados.

—por aquí. El señor Ackerman la espera.—informó

—Petra, creí que seguías enferma....—comentó Hange ahora dando su atención a "Petra "

—Será mejor que vaya—apuntó Erwin—El no espera a nadie.

—¡Oh! ¡Si, gracias!

Camine delante de los presentes, mientras alcanzaba a Petra, que no me dirigió la palabra hasta que llegamos a la oficina de Rivaille, ella dio un par de toques a la puerta con sus nudillos 6 escuchamos un "pase"