Deseo de cumpleaños
La mañana trajo consigo el peso de la culpa, Jimin fue quien despertó primero, yéndose de la habitación que compartió con Yoongi, se vistió y salió al balcón en dónde comenzó a fumar un cigarrillo. Las cosas no estaban saliendo como él quería, había tomado una decisión, estar con Eunwoo, entonces ¿Por qué se complicaba la existencia de esa forma? No tenía sentido, no podía entenderse a sí mismo, ¿Por qué le era tan difícil soltar a Yoongi? Sólo sabía que la noche anterior había sentido un miedo terrible, miedo a que Yoongi lo olvidará y lo dejara de amar, al parecer su personalidad egoísta no había desaparecido. Estaba triste, ¿Quién era? ¿Por qué le hacía tanto daño a quien decía amar? No tenía ningún sentido y eso le dolía. No es que quisiera ser de esa forma, no, él intentaba ser un mejor ser humano, pero, no lo estaba logrando, la constante para su desgracia era Yoongi. No podía estar con él, pero tampoco sin él.
Era un torbellino de emociones y pensamientos negativos, quería entrar, decirle a Yoongi que estaba equivocado, que quería estar a su lado, que podían intentarlo y ser una buena familia, ir a terapia, enamorarse de nuevo, cualquier cosa, sin embargo, esa parte cruel de sí mismo que le decía que no merecía nada bueno en la vida se lo impedía. Últimamente pensaba mucho en el pasado, algo que había estado trabajando en terapia, y la culpa volvía, si tan sólo hubiese esperado, si hubiera tomado otras decisiones, alejándose de Taemin, siendo más consciente de su vida, de su familia y de lo que tenía, no lo habría perdido todo, ahora estaría dentro, preparando el desayuno para su esposo e hijos, era atroz, vivir con el peso de sus propios errores.
Entró de nuevo, porque necesitaba algo de beber, cuando ingresó a la cocina, Yoongi estaba ahí, sacando las cosas para preparar el desayuno. Fue incómodo verlo, quiso irse sigilosamente, pero, Yoongi se volvió y lo miró, no había nada en su rostro, lucía igual que siempre, eso le incomodó.
—¿Te ayudo? —fue lo primero que preguntó.
—Si quieres—suspiró—. Jihoon dijo que quería waffles y tocino, haré también unos huevos fritos ¿Puedes comenzar con la mezcla de waffles? También hay fruta.
—Sí—asintió.
Ambos comenzaron a preparar el desayuno, los niños no tardarían en despertar, siempre se levantaban temprano, sobre todo Chaewon. Jimin estaba concentrado, trataba de distraer su mente, preparó la mezcla y la puso en la wafflera, mientras tanto, sacaba fruta del refrigerador, fresas y manzana, para empezar a cortar. De ratos miraba a Yoongi, quien estaba preparando los huevos fritos, no decía nada, al contrario, parecía muy concentrado en no mirarlo. Él no podía apartar su vista, por lo que en un mal movimiento se hirió un dedo con el cuchillo, soltó una maldición alejando el dedo para no manchar de sangre la fruta.
—Maldita sea.
Yoongi estuvo a su lado y tomó su mano, Jimin siempre había sido realmente escandaloso cuando se lastimaba, por el hecho de que sangraba demasiado, no les sorprendió que eso pasara en ese momento, lo llevo al lavabo, abrió el agua fría y puso su mano bajo el chorro, Jimin siseo debido al ardor.
—Soy un estúpido, un tonto, un reverendo torpe, nunca hago nada bien—balbuceaba realmente molesto.
—Tranquilo, es sólo una pequeña cortada, no pasa nada.
—No lo entiendes Yoongi, soy un idiota—susurró con lágrimas en los ojos.
Yoongi lo observó al tiempo que suspiraba y con la mano libre levantaba su mentón para verlo a los ojos.
—Jimin calma, es un accidente, le puede pasar a cualquiera.
—¿Y por qué siempre me pasa esto a mi?
Jimin ya no sabía si estaba hablando del corte, Yoongi tampoco, por lo que suspiró y negó, ambos se miraron el uno al otro, había tanto que gritaban sus ojos, pero tan pocas palabras para expresarlo. Yoongi termino por sonreír tenuemente.
—Todo está bien Jimin, estás bien, tranquilo. Mantén el dedo ahí, se queman los huevos.
Jimin asintió, miró el hilo de sangre que desaparecía por el resumidero, mordió su labio inferior ¿Qué le estaba pasando? Hacia mucho tiempo que no perdía el control de esa forma, sus emociones estaban al borde, tomó nota mental de que debía llamar a su terapeuta para pedir una sesión de emergencia, aunque sabía bien porque estaba así, la noche con Yoongi había movido cientos de hilos en su cabeza, ahora estaba confundido, se sentía culpable y un dolor inexplicable, pensó en Eunwoo, él no merecía nada de lo que le estaba haciendo, había jurado que jamás volvería a ser infiel, nuevamente falló y se sentía la peor persona en el universo.
—¿Estás bien? —preguntó nuevamente Yoongi sin mirarlo.
—Sí.
Después de ese fatídico desayuno, dónde comieron escuchando a los niños, fueron a casa de Jimin, para cambiarse, preparó a Chaewon con un hermoso vestido, Jihoon también estaba presentable, lucía muy lindo, pero Jimin podía ver qué no estaba realmente feliz, pensó que era porque él estaba cerca, eso le puso mucho más ansioso, subio a su habitación, se encerró en el baño y comenzó a hacer respiraciones profundas.
Estaba teniendo un ataque de ansiedad, sus manos tensas temblaban, estaba sofocado, el aire le faltaba, sentía que se estaba ahogando, y un escalofrío recorrió su cuerpo, además de sentir mucho calor, el sudor descendía por su nuca, tomó profundas bocanadas de aire, así, hasta que comenzó a llorar, mordió su labio inferior con fuerza. Trataba de recordar cómo calmarse, pero, estaba siendo en vano, lloraba con fuerza, manteniéndose sentado en el retrete, no se dió cuenta que la puerta fue abierta. Jimin cubría su rostro con sus manos. Estaba perdiendo el control.
Unas manos calidad sostuvieron sus hombros, Jimin negó, no quería que nadie lo viera así, pero, al ser abrazado con fuerza, supo que se trataba de Yoongi, la única persona que había dejado que lo viera así, quien sabía con exactitud cómo calmarlo. Dio pequeños golpecitos en su espalda, acariciando su cabello.
—Ya va a pasar, tranquilo, estoy aquí.
Una frase concreta que para muchos podría no significar nada, pero que para Jimin significó todo.
—Lo...lo siento—sollozo contra su pecho.
—No pasa nada, no has hecho nada malo. Tranquilo, respira conmigo.
La voz aterciopelada de Yoongi, le ayudó a controlar su respiración, podía sentir el subir y bajar de su pecho, reconfortandolo por completo, estaba ahí, aferrándose a la única persona que mostró un interés genuino en él y en cualquier cosa que le sucedía, Yoongi seguía siendo su lugar seguro, pese a que el tiempo haya transcurrido, que haya encontrado a otra persona con la que se sentía cómodo, no podía seguir negandolo, la razón por la cual era tan difícil separarse de Yoongi, porque siempre sería él, la primera persona que mostró amor y apoyo de forma incondicional, tenía terror de perder a la persona que amaba, y sobre todo volver a hacerle daño.
Cuando su respiración se estabilizó un poco, Yoongi tomó sus mejillas y limpió delicadamente. —¿Mejor?
—S...sí.
—Jimin ¿Está volviendo a suceder de nuevo? Hablo de los ataques ¿Son seguidos?
—No, sólo he estado estresado, es todo.
Yoongi asintió. —Si necesitas que me quedé con Chae unos días para que descanses está bien, sabes que no hay problema por mí y..
—No, estoy bien—interrumpió un poco a la defensiva—. No dejaré de cuidarla o atenderla, está bien conmigo.
—Yo no digo lo contrario, sólo quiero ayudarte Jimin, no trato de atacarte ni hacerte sentir mal—sonrió a medias tomando sus manos y apretando ligeramente.
—Lo siento, creo que... sólo estoy estresado, estaré bien, me cambiaré.
Yoongi se levantó y se encamino al baño, para dejarlo a solas.
—Si empeora, me lo dirás ¿Verdad?
Jimin se quedó en silencio unos momentos. —Gracias Yoongi.
Lo dejó solo, Jimin estaba seguro que lo lograría sobrevivir a ese día. Era más de lo que su mente y corazón podían soportar.
La casa de los Min estaba adornada de forma muy especial, todos sabían que podría ser el último año donde pudieran tratar a Jihoon como un niño, este estaba creciendo y a medida que eso pasaba dejaba de interesarse por las cosas infantiles. El tema central eran los superhéroes, había globos, un gran pastel y muchos regalos, la gran familia Min estaba ahí, ellos estaban rebosando de felicidad como siempre, sus padres brillaban por su ausencia, su padre había mandado un regalo y una excusa de trabajo, su madre en cambio, simplemente le dijo que ella no encajaba en la vida perfecta de los Min. Ni siquiera lo intentaba, aún estaba muy molesta con él por el hecho de que Jihoon se hubiera mudado con Yoongi, para su madre él estaba destruyendo su vida y Jimin no lo negaba, sabía que hiciera lo que hiciera jamas estaría satisfecha.
—¿Tu madre no pudo venir cariño? —preguntó la señora Min con una sonrisa cálida.
—No, está enferma y delicada—excusó con vergüenza.
—Oh, espero que se mejore, te ves muy bien, hace tiempo que no te veía. No desaparezcas tanto, nana está por allá.
—Iré a saludarla.
Toda la familia de Yoongi estaba ahí, también los primos pequeños de Jihoon, era un ambiente sano y lindo, diferente al suyo, se acercó a nana quien al verlo le sonrió en grande.
—Hola nana, estoy aquí.
—Que bueno verte Mimi. Estás más delgado, debes comer más.
—¿Lo cree? Estoy comiendo bien, pero puedo hacerlo mejor.
Se mantuvo cerca de nana, una parte de él quería incluirse en los preparativos, pero, se sentía incómodo, aunque era el padre de Jihoon, también era el ex esposo de Yoongi, este tenía una nueva pareja, él también, había cosas en las que ya no podía intervenir, sin embargo, miró a lo lejos a sus hijos. Chaewon era una niña feliz estaba completamente emocionada por todo lo que veía, jugaba y reía en grande, Jihoon por su parte se mantenía alejado, no jugaba con otros niños, de hecho, los invitados eran en su mayoría adultos, había algunos niños, hijos de los conocidos de los Min, pero nadie de su escuela, Jimin mordió su labio inferior, se estaba proyectando en su hijo, en la forma que tenía para estar solo, alejado, sin hacer amigos, se sintió extremadamente culpable, porque sabía que era responsable de la mayoría de los problemas de su hijo.
Era un niño de once años, su vida no tenía que ser tan complicada, todos sus problemas venian de ellos, de su mal papel como padre, ni siquiera quería estar cerca, quiso llorar, pero se mantuvo al margen.
—¿Qué haces aquí escondido? —preguntó Hoseok entrando a la cocina.
—Hola, no estoy escondido.
—Claro que lo estás, todos están allá afuera, ven.
Hizo una mueca rápida, la realidad es que sí se estaba escondiendo, salieron al jardín donde estaban todos los invitados, Namjoon, Jin, Jungkook, Taehyung ya habían llegado, incluso reconoció a Minseok, el psicólogo de Jihoon que también era la pareja de Hoseok, eso lo puso aún más nervioso. El psicólogo de su hijo sería capaz de ver lo mal padre que era.
—No sabía que vendría Minseok.
—Oh, espero que no te moleste, no quería venir, dice que no quería hacer las cosas incómodas, pero Yoongi le dijo que estaba bien, viene como invitado y mi pareja no como profesional, no tienes de que preocuparte.
—Bien—suspiró yendo a la mesa donde todos se encontraban, saludo con amabilidad.
Terminó sentándose al lado de Jin, quien le sonrió apenas lo vio.
—Es una fiesta muy bonita, ¿Por qué no hiciste tú el pastel?
—No me ofrecí y Yoongi tampoco pregunto—se encogió de hombros.
—¿Todo bien?
—No, tuve un ataque de pánico en la mañana, estoy algo tenso.
—¿Quieres que vayamos a otro lugar para hablar de eso?
Negó al instante, no quería desviar la atención, era el cumpleaños de su hijo, quien portaba ahí era él.
—No, está bien.
Después de esa breve plática ignoró por completo la conversación en la mesa, el banquete era bueno, los Min siempre pensaban en todo, comió a medias, su estómago estaba revuelto después del ataque, todo el día se la pasaría teniendo espasmos y tensión en sus músculos, también sus barreras estarían arriba en todo momento, impidiendo a los demás entrar, estaba cerrado por completo, por el miedo de seguir sintiendo algo más de dolor.
En todo momento se la pasó pendiente de Jihoon, después de la comida jugó un poco con Chaewon, escapando de los adultos, nadie parecía notar que no estaba prestando atención, la culpa le carcomía por dentro ¿Por qué no podía actuar como un papá de verdad? ¿Por qué tenía que esconderse en vez de convivir? Era el padre de Jihoon ¿No sé supone que tenía que estar presente en todo momento? Ese conflicto interno se intensificaba a medida que pasaba el tiempo y veía a Jihoon perdido en su celular, Yoongi se acercaba a él y le decía algo en el oído, pero Jihoon sólo negaba, mordió su labio inferior ¿Por qué Yoongi no lo estaba obligando a convivir? ¿Qué estaba mal en toda esa situación?
La hora del pastel llegó, Yoongi y Chaewon estaban al lado de Jihoon, todos cantaban feliz cumpleaños, él se quedó entre los invitados sólo sacando fotos, hizo zoom a la cada de Jihoon y vio sus ojos cristalinos, tragó en seco cuando su hijo hizo contacto visual con él. Tuvo la enorme necesidad de acercarse y darle cariño, de darle seguridad y afecto, pero, se mantuvo en su lugar, ¿Cómo iba a darle la seguridad que él no tenía? En su mente enferma había una idea muy grande, tal vez Yoongi tenía razón y debía entregarle también a Chaewon.
—Es momento de las fotos—dijo la señora Min emocionada—. Ven Jimin, ponte ahí.
Lo tomó de los hombros y lo acercó a la mesa donde estaban sus hijos y Yoongi, sonrió tenso posicionando una mano en el hombro de Jihoon, no miró a Yoongi, pero sabía que este estaba algo molesto.
—Pide un deseo—dijo Yoongi a Jihoon.
Jimin miró a su hijo, quien se quedó en silencio unos momentos antes de soplar las velas y recibir los aplausos. Fue incómodo y ya no sólo para él, los invitados ya estaban dándose cuenta de la poca interacción entre ellos, de la lejanía de Jimin y el enojo de Yoongi, que Jihoon no convivira con nadie. Era un desastre.
Después del pastel los invitados se fueron yendo, algunos se despidieron de Jimin, que cargaba a Chaewon, él guardaba su distancia, a lo lejos vio a Yoongi hablando con Hoseok y Minseok y eso le hizo tener más ansiedad, ¿Y si hablaban de lo mal padre que era? Jin terminó por acercarse a él.
—Jimin ¿Estás bien?
—No, no lo estoy, he hecho un desastre ¿Verdad?
—Calma, no es así, sólo no te sientes bien.
—Ahora entiendo por qué Jihoon me odia, jamás lograré ganarme su perdón.
—Mira, tienes que relajarte, habla con él, tampoco se veía muy feliz.
Eso sólo le remordio más la consciencia ¿Qué estaba haciendo? Yoongi se acercó junto a su madre, ella le sonrió, llena de amabilidad.
—Dame a Chae cariño la llevaré arriba a recostarla, se ha quedado dormida.
La soltó a regañadientes, porque era lo único que le mantenía cuerdo, Yoongi le miró fugazmente.
—Ven Jimin, necesito decirte algo.
Asintió despidiéndose de Jin, siguió a Yoongi a la oficina de su padre y ambos se encerraron dentro, Yoongi lucía muy molesto.
—Yoongi...
—¿Qué está pasando contigo? Lo digo en serio Jimin, ¿Qué tienes? Yo sé que no estás bien, el ataque en la mañana me lo dijo y lamento mucho que las estés pasando mal, pero, ¿No podías hacer un esfuerzo por Jihoon? ¿Crees que no se notaba en tu cara que no querías estar aquí? Jihoon está haciendo un buen trabajo, ayer te abrazo, te recibió bien, hoy en la mañana también fue amable contigo y lo único que hiciste hoy fue estar alejado de él, no te acercaste a él para nada, lo hiciste sentir mal y sé que no es tu intención, pero este día lo único que importaba es que Jihoon se la pasara bien, invitó a sus compañeros de la escuela y no vinieron, nos necesitaba, Jimin ¿Por qué estás haciendo esto?
Sus ojos se cristalizaron, miró a Yoongi apenado, se sentía terrible, relamió su labio inferior buscando las palabras para justificarse.
—Lo siento....yo...tuve miedo, creí que no...yo no encajo aquí...me he sentido un completo desastre, no sé cómo esté para él, me siento terrible Yoongi y sé que debería de actuar de otra manera, pero no se cómo hacerlo, Jihoon es feliz sin mí y estoy seguro de que Chae también lo sería.
Yoongi relajó su gesto, suspiró pesadamente y se acercó a él para abrazarlo, Jimin correspondió al abrazo aferrándose con fuerza, las lágrimas silenciosamente caían por sus mejillas.
—Jimin, eso no es verdad, ni Jihoon ni Chae estarían mejor sin ti, eres su padre, ellos también te necesitan, sé que no te sientes bien, pero, deja esos pensamientos tan negativos, porque no tienen base, eres bueno, eres alguien que merece más que sentirse de esa forma, no sé lo que estás pasando, pero si necesitas ayuda, siempre estaré para ti, independientemente de todo, me preocupas y te quiero.
—¿Qué hago Yoongi? ¿Qué debería hacer?
Yoongi se separó de él y miró a través de la ventana, hizo una mueca, por lo que Jimin también miró a esa dirección, en el jardín estaba Jihoon, sentado en uno de los columpios.
—Él nos necesita.
—Creo que deberías hablar con él—susurró Jimin, muy preocupado.
—¿Por qué no lo haces tu? Creo que él quiere estar contigo, aunque no lo diga, porque ese niño saco nuestro orgullo, te necesita.
—¿Qué es lo que debo decirle?
Yoongi se encogió de hombros. —No lo sé, lo que sea, que lo quieres es un buen comienzo ¿No? Hazlo Jimin.
Jimin no estaba seguro, sentía que si se acercaba podría llegar a arruinarlo, pero, Yoongi no parecía querer cambiar de opinión, suspiró pesadamente, su cuerpo entero estaba lleno de dolor y angustia y su mente era el lugar más horrible en ese momento, se separó de Yoongi y salió de la oficina, en todo el camino evitó mirar a las personas que aún se encontraban dentro de la casa, porque eso haría que se acobardara, salió al frío del jardín, se abrazo a sí mismo y caminó lentamente hacia Jihoon, este lo pudo ver desde lejos antes de desviar la mirada a sus pies, mordió su labio inferior y termino sentándose en el columpio vacío a su lado.
—Está haciendo frío, ¿No quieres entrar?
Jihoon negó al instante. Jimin asintió, sin saber cómo continuar.
—¿Te gustó la fiesta? —preguntó en un intento patético por no quedarse callado.
—Sí.
No parecía convencido ni de su propia respuesta, Jimin jugó con sus manos.
—¿Te gustó el pastel?
—¿Qué quieres Jimin? —preguntó molesto—. ¿Papá te mandó a hablar conmigo? Dile que no lo necesito, estoy bien.
—Estoy aquí porque quiero.
—No necesitas mentir.
Fue un golpe duro, muy duro, Jimin contuvo las ganas que tenía de llorar.
—¿Por qué piensas que estoy mintiendo? Te amo Jihoon y estoy preocupado por ti.
Jihoon se quedó en silencio unos momentos.
—Si eso es verdad ¿Por qué dijiste que no nos querías?
—¿Quieres saber la verdad?
—Sí.
—Bien, te lo contaré todo.
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