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1- Olas letales (#campfireghosts).

   Afortunadamente, siempre me están proponiendo nuevos retos que me conducen hacia mi género favorito, el paranormal. Inicio esta obra con el desafío de mi querida amiga @rosaimee, que me lleva hacia un campamento de terror.

  Aquí os dejo el booktrailer que me ha hecho la Editorial Eiffel, ¡muchas gracias!:


https://youtu.be/hxZ41bpNC1s


  La magnífica portada me la ha hecho TheMafiaMeeting a través de abby-mar. ¡Muchísimas gracias, es una belleza!


  Odio los campamentos desde que tengo cinco añitos y mis padres me dejan tirada en Las olas durante todo el verano.

  Da igual cómo intente convencerlos para irme a recorrer Europa con ellos: a estas alturas no solo debería estar acostumbrada ≪sino también agradecida de tener tantas nuevas experiencias≫. Al menos es lo que me dicen, se nota que ignoran de qué va todo esto o se hacen los tontos.

  Detesto que los monitores me despierten a las seis de la mañana y que me tiren en medio de las olas furiosas del mar, sin siquiera desayunar. Sola en la diminuta barca a velas, calmando los bostezos con espuma helada. No soy la única, por supuesto, ya que a diario unos cien niños y adolescentes nos espabilamos así. Orzamos y caemos según cómo venga el viento, controlando con fuerza el timón, en mi caso de manera automática. Campamento tras campamento algo he aprendido, incluso sin ganas. ¡Pura supervivencia!

  No importa que se trate de un día soleado y con el agua en calma o las horas previas a un huracán: allá vamos nosotros igual que almas en pena, tapizando el mar de blancos, rojos y azules, como si la alegría de los colores calmara la desazón de nuestras almas. Porque, cualquiera sea el nombre que le den a esta tortura, es un medio para deshacerse de nosotros, los que molestamos en casa.

  A veces al observar a algunos de mis compañeros recién salidos del cascarón, raquíticos y luchando contra ondas gigantescas, he llegado a pensar que todo esto es un plan bien montado de nuestros padres y tutores para que nos ahoguemos y dejemos de dar la lata. No estoy paranoica. Todos los años varios se hunden hasta el fondo y no vuelven a salir, ¿cómo no sospechar? La cruda realidad es que estamos solos en el medio de la nada y somos los descastados, aquellos que no les interesamos a nadie.

  Adrien Foster fue el último en fallecer, la temporada pasada. Ahora yo ocupo su lugar y debo dar su discurso al calor de la fogata y guardar su memoria al igual que la de la primera niña desaparecida, Brooke Baker. Es nuestra tradición para no caer en el olvido y sentirnos una piña.

  De tarde, horas antes de darles la bienvenida a los pobres desgraciados que se nos unen por primera vez, encuentro clavada entre las palmas una hoja que han arrancado de mi recién estrenada agenda escolar y a la que le han pegado un post it que dice: ≪Es bonito que recuerden≫. Me irrito, al principio, aborrezco que se tomen la libertad de hurgar en mis artículos personales, lo único propio de lo que disfruto ya que ni siquiera mi tiempo es mío. Además, la han desgarrado sin siquiera molestarse en quitar los colgajos que han quedado a causa de las anillas de plástico. Y lo peor: al dibujo de la niña melancólica le han garabateado una sonrisa con rotulador negro, que la hace demasiado siniestra. Casi puedo jurar que es una broma de Bryan: según él una chica de quince años como yo no debe comprarse este tipo de agendas. ¡Que lo zurzan! Más tarde lo regañaré.

  Pero he debido llamarle la atención bastante antes puesto que, no contento con el primer estropicio, ha seguido profanándola de la misma manera, con sonrisas y mensajes. ≪¿Quieres jugar con nosotros?≫, decía el que ha colocado sobre la arena húmeda, al costado de una estrella de mar.

  ≪Te queremos mucho≫, el que aparecía al lado de mi mochila.


  ≪Estás guapa hoy≫, me halagaba el que flotaba pegado a la punta de la torre del castillo de arena, al caer el sol.

  ≪Sonríe mucho≫, me alentaba el que se me deslizaba hasta las manos, al lado del fuego, poco antes de iniciar mi discurso. Y sí que he esbozado una sonrisa, que todavía me permanece en el rostro cuando comienzo a hablar en voz muy alta.

—Sabemos por qué estáis aquí —manifiesto en medio del círculo que se ha formado alrededor de mí; los compañeros habituales del campamento mueven afirmativamente las cabezas, reafirmando mis palabras—. Igual que los que llevamos mucho viniendo a este infierno creéis que no contáis con nadie. Estáis equivocados: somos una familia y nos protegeremos entre todos para seguir adelante.

  Hago una pausa y continúo:

—Será una experiencia durísima para vosotros, los nuevos. Creeréis que moriréis a cada minuto, que el agua os arrastrará hasta el fondo y no os dejará salir. Pero, ¡por favor, resistid! Si lográis superar la primera semana os haréis más fuertes y, después de diez años como yo, seréis invencibles.

  Los aplausos de todos me interrumpen. Recuerdo el mensaje y sonrío ampliamente.

—Adrien Foster fue el maestro de ceremonias del año pasado y nos abandonó al chocar contra La Roca de la Muerte. ¡Tened cuidado con ella, no os acerquéis! Muchos han desaparecido allí, la primera Brooke Baker, de diez años. Y luego Thomas, Clare, Florence...

  Y durante varios minutos prosigo en la misma línea, honrando los nombres de los que perdieron la vida en medio de esta pesadilla, hasta que de la hoguera solo quedan rescoldos y nos vamos a dormir a nuestras chozas. Nadie nos cuida, subsistimos solos.

    A las cinco, pinchada a la vela de mi barca, encuentro otro dibujo de mi agenda y la sonrisa no me parece tan siniestra. ≪Sabes que te amamos, ¿verdad?≫, han escrito. 

  Poco después, antes de hacerme al mar, hallo otro sobre las rocas: ≪Vas a sentir mucho frío≫. Y yo le creo porque se aproxima una tormenta y las aguas lucen crueles, generando remolinos.

  Pero no me embarga el miedo cuando me aproximo a toda velocidad a la Roca de la Muerte porque veo a Brooke encaramada en ella, sonriéndome, y las cabezas de mis amigos muertos sobresaliendo entre la espuma. ¡Seremos eternos!





https://youtu.be/lA0TREih6d0


NOTA.

   Este cuento de 1.000 palabras es la respuesta al desafío de rosaimee para el reto de la ParanormalCommunity. He mutilado mi agenda nueva para hacerlo pero no me pude resistir: al comprarla hace un par de días supe que ahí tenía la historia que deseaba contar. ¡Sí, lo confieso, utilizo agendas escolares! :)

  Las condiciones eran las siguientes:

1-Tenía que ser de terror paranormal. 

2-Desde un mínimo de 100 a un máximo de 1 K de palabras.

3-Estar basado en la frase: ≪en un campamento como este≫. 

4-El narrador debía ser un campista o un testigo o un agente paranormal.

5-La historia debía narrarse en un campamento y causar terror.

6-En el título había que agregar: #campfireghosts

7-Había que añadir la etiqueta: #campfireghosts

8-Etiquetar a 10 amigos.

  Así que hoy yo etiqueto a los siguientes:

1) Rossalyncallum

2) Vivirlocamente

3) Doro75

4) KarlaBarranco

5) KirchenKirchen

6) JohannaHenkins

7) donatella1212

8) SussanitaMG

9) Arassha

10)  AbbyPrettyinPink


  En el vínculo externo os dejo una lista de lectura con todas las obras que se van sumando a este reto, así podéis disfrutarlas. :)


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