Parte 5 - Noche de Poker
Parecía que alguien estaba irrumpiendo en nuestra cocina, pero por el ruido de ollas y sartenes, supe que no podía ser eso. De mala gana, salí de mi habitación para ver qué carajos estaba pasando y rezando para que fuera un ladrón, pero tal y como lo había sospechado, solo era mi amiga. Ojalá hubiera sido un ladrón.
— ¿Qué carajos haces Kelly? — Pregunté, tallándome los ojos de lo cansada que estaba.
— Pienso cortarle las bolas a tu hermano — dijo saqueando en los cajones, para luego sacar unas tijeras de cocina y un cuchillo bastante grande.
Aquí tenía dos opciones, realmente preocuparte por la integridad de mi hermano, o desayunar en paz.
— Ahh, okey — dije, eligiendo mi salud mental.
Me devolví a mi habitación para así darme una ducha y poder quitarme el olor del club y luego cambiarme. Mientras estaba debajo del agua, seguía repasando la escena con Ryan. Me sentía... extraña, muy extraña.
Al salir abrí mi armario, y tomé lo primero que tuve a la vista. Un sweater holgado negro, y unos pans a juego. Me calcé mis Jordan Panda, y nuevamente para que mi pelo no me estorbara con el aire en la motocicleta, decidí peinarlo en una trenza. Tomé mis lentes de sol negros junto con mi mochila y salí.
— ¿Ya terminaste de hacer tu drama? — pregunté, llevándome una cucharada a la boca.
— ¿¡Drama!? — Volteo como la niña del exorcista y ahí me di cuenta que la había cagado — oh mierda, tu hermano no va a tener descendencia, ni su pene, y eso si va hacer un drama.
— Gracias por los detalles — la miré — pero, omitiendo las partes de mi hermano, ¿lista para la noche en familia? — pregunté, mientras seguía comiendo mi cereal.
— Sí, y no — sonrió maquiavélicamente.
— Eso es muy propio de ti.
— Si así quiere jugar Scott, así jugare
— Kelly, pareces una maldita loca — la miré para luego levantarme del sofá y colocar mi bowl en el lavaplatos.
— Voy a ser una maldita loca.
Suspiré y tomé mis llaves.
— Yo no me voy a cruzar en este fuego. Solo no destruyas la casa.
Kelly estaba muy concentrada en algo y me ignoró.
— Sí Nicole — dije en tono agudo — me voy, te quiero — hablé, saliendo.
— ¡Yo igual!
No tenía ni puta idea qué estaba pasando entre Scott y Kelly, y era mejor que no me metiera. Tal vez en dos personas normales serviría hablar, pero... claramente ellos decidían arreglarse en su propia manera. Bastante, muy peculiar y yo solo iba a disfrutar de su drama.
Me quité el casco, bajando de la moto.
— ¡Ey!, Miller — gritó Patrick, viniendo hacia mí.
— Hola Patt, hoy terminan mis clases — sonreí. Después del incidente de anoche, iba a ser algo extraño encontrarme con Ryan.
— Lo sé — dijo, acomodándose nuevamente la mochila sobre su hombro —, ¿Qué paso anoche?, tú y Kelly salieron del lugar endemoniadas.
Kelly y Scott se estaban enrollando en su mierda. Ryan se había acercado a mí con intenciones de bailar, me dijo que le parecía bonita y luego todos mis hermanos aparecieron.
— Ah... mucha mierda — me coloqué mis lentes negros — me tengo que ir a clase.
— ¡Te veo en Box!
Estaba muy concentrada en no solo mantener mi promedio, sino que quería subirlo. Así que el tener el momento cuando la mano de Ryan tocó mi cintura, luego su sonrisa viéndome directo a la cara, rozando mi oreja levemente. Como estaba conteniendo la respiración mientras él seguía ahí, no fue de mucha ayuda durante todas las clases.
Mientras seguía con mi mente en ese asunto, me di cuenta de que era la hora de ciencias, y por consiguiente, ver a Ryan. Y no solo eso, estaba a mí lado.
Suspiré y entré, viendo que él ya estaba en su asiento. Sin dejarle ver que me estaba afectando, me senté a su lado.
— Hola — fue el primero en saludar.
Tomé un suave respiro antes de mirarlo.
— Oye, ya no seré más tu entrenadora en box.
— Pero... por, ¿por qué? — pude ver el arrepentimiento en su cara — Nicky, si es por lo de anoche yo...
Levanté la mano y luego fruncí el ceño. ¿Acababa de llamarme Nicky?
— Patrick debió de ser tu entrenador desde el principio, lo mío solo fue un favor — expliqué, omitiendo cómo me había llamado.
— Buenos días jóvenes — saludó el maestro, iniciando la clase.
Durante toda la hora, Ryan y yo comenzamos a hablar, primero fue solamente sobre la clase. Pero luego comenzamos a hablar de más temas. No podía seguir enojada por eso, iba a ser muy extraño el no hablarle.
La campana sonó terminando la clase.
— Nos vemos — se despidió el profesor, tomando su maletín y yéndose.
— Bueno, así sí podré ganarle en una pelea a mi instructor — dijo Ryan divertido.
Reí, tomando mi mochila.
— Ajá.
Salí del salón, pero sentí sus pasos siguiéndome-
— ¿Quieres apostar? — Me preguntó, poniéndose frente a mí.
Reí y suspiré.
— Te escucho — crucé los brazos sobre mi pecho.
— Ya que no me tienes confianza — me sonrió — si yo le gano a Patrick tu debes hacerte un tatuaje ¿qué tal?
— Ni lo pienses — dije, caminando.
— ¿Tan bueno me he convertido que ya me tienes miedo?
Mordí mi lengua, sonriendo. Volteé a verlo.
— Pero si Patrick te gana deberás tatuarte perdedor
— Trato — dijo estrechando la mano.
Ay mierda, más le valía a Patrick ganar. O esto verdaderamente lo iba a pagar muy caro.
Seguí mi trayecto hacia la cafetería, después de pensar tanto, tenía mucha hambre.
Tomé mi bandeja y fui hasta nuestra mesa de siempre.
— Ey Nicky— Dean tomó asiento a mi lado ¿estás lista para la noche de hoy?
— Claro que sí — le dije dándole una sonrisa.
Volteé a ver el ambiente de la mesa, vi que todo estaba igual que siempre, mis hermanos peleando unos con otros y las chicas de siempre junto a ellos escuchando sus babosadas, pero de repente Kelly se plantó enfrente de Scott y le pegó una cachetada.
— ¡Cómo pudiste! — gritó Kelly histérica.
Dean se acercó más a mí, pero sin despegar la vista de ellos.
— ¿Sabes qué pasa?
Negué.
— Ni puta idea.
Scott la miró muy confundido, tocándose la mejilla donde lo había golpeado.
— ¿Qué mierdas hablas Kelly?
— ¡La embarazaste idiota!, ¡embarazaste a mi prima! — Gritó, aventándole una prueba de embarazo y luego fotos.
Las chicas que estaba con él prefirieron levantarse y no salir envueltas en eso.
— ¿Desde cuándo acá Kelly tiene primas? — me preguntó Dean.
Reí.
— Ella no tiene primas.
Ambos aguantamos la risa.
— ¿¡Qué!? — Gritó Scott, y seguramente presa del pánico, no recordaba eso.
— ¡Eres un idiota embarazador!, ¡ahora serás padre!
Todos en la cafetería se habían callado para así poder escuchar el drama, y los de la mesa que no conocían la situación estaban con los ojos abiertos como platos. Todo era absoluto silencio. Scott no sabía que hacer, ¿al idiota se le habrá olvidado que no tiene primas?, sí.
— ¡Seré Tío! — Dean gritó, subiéndose a la mesa.
Mordí la carne interna de mi mejilla, aguantando la risa y viendo la reacción de mis otros hermanos.
— ¡Otro hijo más de Scott a la familia! — Gritó Allen, igualmente subiéndose a la mesa.
— ¡Quiero ser padrino de este decimo! — Carter le sonrió, haciendo lo mismo.
— ¡Felicidades, hermano! ¡Que aun teniendo el pene de dos centímetros logres embarazar a alguien! — James le siguió al resto.
¿Qué más da? La vida era muy corta como para no avergonzar a tu familia. Así que me subí a la mesa y alcé mi vaso.
—¡Un brindis por el nuevo papá!
Todos aplaudieron, creyéndose todo el teatro. Las felicitaciones no paraban de llegarle.
Después del incidente en la cafetería, una pelea entre mis hermanos empezó así que todo el buen ambiente se había acabado y Scott terminó atado en la fuente. Y todos seguimos con nuestras clases normales.
Seguí golpeando el saco.
— Hola Miller — me saludó Patrick, entrando — o debería decir, tía.
Reí.
— Hola Patt — detuve el saco — oye hoy tienes una pelea.
Él me miró con el ceño fruncido, no entendía.
— ¿Qué?, ¿con quién?
— Con Ryan.
Seguía sin entender hasta que unió los cabos.
— Hiciste una apuesta, ¿verdad?
— Aja, y más te vale que ganes.
Me sonrió.
— ¿Apostaste a mi favor?
— Claro imbécil — lo miré fijamente — vas a pagar muy caro si pierdes.
— Oye — sonrió, tocándose el corazón, falsamente herido — eso me duele. ¿tan buena entrenadora te crees como para que él me gane?
No era que fuera muy mala entrenadora, pero podía ver el potencial que Ryan tenía. Aunque Patrick ya fuera un veterano en esto, igualmente me hacía dudar del resultado.
— Hey — alguien saludó.
Volteé viendo a Ryan ya preparado.
— Ey Patrick, ¿un round tú y yo?
Mi amigo me miró con una sonrisa y luego volteo hacia él.
— Perfecto.
Ambos subieron al ring y yo me coloqué en una esquina. Estaba mirando a Patrick, pero Ryan me miraba a mí. Así que volteé el rostro.
— Entrenador — grité y el vino hacia acá — usted sea el juez.
Él sonrió, encantado.
— Quiero una buena paliza, ¡cada uno a su puta esquina! — gritó y eso hicieron cada uno.
L a campana sonó, los dos comenzaron a acercarse lentamente y antes de que parpadeáramos, Ryan había noqueado a Patt de un golpe.
— ¡Fuera! — gritó el entrenador, para luego comenzar a reírse.
¿QUÉ- MIERDAS- ACABABA- DE- PASAR?
Rápidamente me subí al ring para auxiliar a Patrick.
— ¿Qué carajo? — pregunté, viendo como abría los ojos.
Sentí una mano en mi hombro.
— Te espero hoy en el local de Will — Ryan me sonrió para luego irse.
Luego de haber llevado a Patrick a la enfermería y corroborar que estuviera bien, lo cagué a palabras. Él estaba en shock, no podía asimilar lo que había sucedido. ¿Cómo mierdas Ryan había hecho eso? O este maldito había mejorado de uno a cien en un par de clases, o el muy imbécil estaba fingiendo. Y ahora aquí estaba, en el taller de Will contando como era una imbécil.
— Y ahora por culpa de Patt me voy a tatuar no sé qué mierdas — bufé y puse mi cara entre las manos, desesperada.
— Estás bien jodida — Will se rió para luego darle otra calada a su cigarro.
— Puta madre, y hoy hay cena familiar — miré a Scott, preocupada — espero que no sea un pene en la cara o en los brazos
— Rezo que sea un pene en la cara y los brazos — dijo mi hermano, juntando sus manos y simulando que rezaba.
— Oh cállate, nuevo papá — lo golpeé.
— ¿Nuevo... — Will comenzó a atragantarse con el humo — papá? — preguntó, abriendo los ojos y mirando a Scott.
Él me asesinó con la mirada y luego volvió con Will.
— Kelly llego como una loca a la cafetería y me dijo que embaracé a su prima
— ¿Y qué vas a hacer hermano?
No puse más y solté mi risa.
— ¡No tiene primas! — dijo Scott gritando.
Will estaba con cara de confusión.
— ¿Embarazaste a un hombre?
Le quité el porro.
— Mucha hierva por hoy.
La puerta se abrió y Ryan con una sonrisa entró por ella.
— Mierda — dije.
— Creo que tú la vas a necesitar — Will me ofreció el porro.
— Hola Nicky — dijo Ryan pasando.
— Muérete.
— ¿Estás lista? — preguntó, sin borrar su estúpida sonrisa.
— No.
— Eso esperaba.
Lo miré fijamente.
— ¿Qué me vas a tatuar?
— Ya lo verás cuando termine — se acercó a mi hermano para mostrarse su teléfono.
Scott lo miró y comenzó a reírse a carcajadas. Este imbécil se estaba cobrando con creces su puto tatuaje y lo estaba disfrutando al máximo.
Los minutos iban pasando y lo único que sabía era que Ryan había elegido la costilla izquierda para hacerlo. Mínimo lo podía tapar, pero lo malo, dolía como la mierda.
— Ahg — me aferré a la silla.
— Ay pobrecita, ¿te duele? — Scott me miró, fingiendo un puchero.
— Tú... acaba tu maldito trabajo.
Él pasó la toallita, ardiéndome como el demonio para luego sonreírme.
— Listo enana.
Tomé aire y me levanté de la silla. Caminé hasta el espejo y vi que era una frase, pero por lo rojo del tatuaje y porque en el reflejo se veía al revés, no pude leer qué decía.
— ¿Y qué es? — Pregunté, volteando hacia los tres tipos que me miraban con una sonrisa burlona.
— Niña bonita — contestaron todos al mismo tiempo.
***
Apreté mis manos sobre el volante.
— Te voy a regalar una puta foto — dije, mirando a Kelly.
Llevaba mirando con esa sonrisa estúpida desde que llegué a la casa y miró mi tatuaje.
— Qué bonito — habló, tratándose de ganar un golpe.
— Te juro que si mencionas una puta palabra, te hundirás conmigo — abrí la puerta, decidida hacia la puerta de mi padre.
Cuando iba a tocar, la puerta se abrió dejando ver el perfilado rostro de mi padre.
— ¡Joe!
Y antes de que yo pudiera saludarlo, Kelly fue la primera en lanzarse.
— Kelly — rio, abrazándola — que milagro verte no enojada.
— Ah, no tardaré mucho — respondió, sonriente — ¿qué te metes hombre? Cada vez que te veo estás más inflado — y apretó sus bíceps.
Él rio, y sí, a su edad el señor todavía iba al gimnasio, y no solo eso, verdaderamente tenía una figura envidiable no solo para los de su edad, sino para muchos más jóvenes.
— Tú ya deberías empezar — habló tocándole los bíceps a ella, a lo que ambas reímos, viendo sus pobres brazos de fideos — bueno, ya luego te daré una rutina, ahora es momento de cenar.
Kelly rio y entró a la casa.
— Hola pa — lo abracé.
— ¿Por qué te veo diferente? — alzó una ceja, interrogativo.
— Si le ves la costilla, tendrás una pista — dijo Kelly, metiendo su cucharota.
La asesiné con la mirada.
— Nicol Miller, dime que no te hiciste otro tatuaje.
— Ey, se nos va a enfriar la cena — dijo Carter, salvándome.
Todos entramos.
— ¿Cómo estas Kelly? — preguntó mi hermanito, sentándose y señalándole una silla vacía a su lado.
Miré a Kelly un tanto distraída platicando con papá, así que no lo desaproveché y tomé el lugar vacío.
— Gracias hermanito, que caballeroso eres — Apreté sus mejillas.
Kelly miró hacia toda la mesa buscando dónde sentarse, pero, el único lugar que había disponible era al lado de Scott.
— Esto va a estar interesante — me susurró Dean a mi otro lado.
Reía mientras veía como Kelly me hacía señas para que me quitara de ahí, y yo hacía como que la virgen me hablaba.
— Arroz — "Tosió" Kelly, enfocándose en mí.
— ¿Arroz? — preguntó papá, confundido.
Todos reímos por la inocencia de papá. Y así, Kelly no tuvo otra opción más que sentarse al lado de mi querido hermanito.
— Hola guapa — le saludó Scott, sonriéndole.
— Juro que, si haces alguna estupidez, voy a encajarte esto — tomó el cuchillo de la mesa — en la yugular.
Cuando papá puso la cena en medio de la mesa, le quitó el cuchillo a mi amiga, haciendo que riéramos.
— Aquí nadie va a encajar cuchillos a alguien a menos que sea a la cena.
— Pff, pa — Allen lo miró — le quitas lo divertido al asunto.
— Te recuerdo que tu estás a la izquierda de Kelly, cuando acabe con Scott irá por ti — reí, sirviéndome la cena.
Mis dos hermanos se quedaron en silencio, mientras veían cuidadosamente a Kelly.
— Voto porque se le regrese el cuchillo a Kelly — Dean levantó la mano.
***
— A Nicky le toca ir por las cartas — James me apuntó.
La hora de la cena había acabado, y ya hacia unos minutos que habíamos comenzado a jugar Domino.
— Perfecto — Scott puso las manos sobre la mesa — dejemos estos juegos de abuelos y juguemos algo vergas.
Papá lo miró mal.
— Yo opino porque sigamos con el Domino — hablé, y no era por darle la razón a papá. Sino que él y yo éramos realmente malos en las cartas.
Las ultimas veces había perdido todo mi dinero contra estos idiotas.
— Bueno — sonreí — pero hay que invitar a Kelly.
Dejó de pelear con Allen y me miró confundida.
— ¿Por qué yo?
— Ja — Allen rió — sí, esta noche necesito dinero extra.
Me levanté de mi silla, para así ir por las cartas. Cuando bajé, vi que ya todos estaban como llenas esperándome.
— Pa, ¿enserio te vas a prestar a esto? — dije, poniendo las cartas en el centro de la mesa.
— Ya cállate, Nicky, no seas tan llorona — James comenzó a revolver las cartas.
Le levanté el dedo corazón, sentándome. Suspiré y miré a Kelly, ella realmente no tenía ganas de jugar y su cara de culo lo afirmaba. Mi hermano comenzó a repartir las cartas y volteé hacia papá, viendo que tanto él como yo, no teníamos un buen juego. Así que me levanté y tomé una cerveza para él y para mí, ya que la noche iba a ser larga.
Y así pasaron las horas, en un punto papá dejó su dinero y subió a su habitación. Y ahora ya había perdido cien dólares.
— A ver culitos — James nos miró — hay que ir por todo — y así, puso todo su dinero en el centro.
Y todos hicieron lo mismo.
— Un full — dijo Carter poniendo las cartas sobre la mesa.
— Já, admiren y lloren, póker — Allen sonrió, triunfante.
— Yo me retiro — hablé, dejando mis cartas y viendo todo el teatro.
— Pues lo siento hermanitos, gastaré muy bien todo su dinero, imbéciles— Scott sonrió y mostró sus cartas — escalera de color.
— Que hijos de puta — James lanzó sus cartas.
Scott comenzó a recoger todo el dinero de la mesa, mientras los lloriqueos y quejas de mis hermanos sonaban de fondo.
— ¿Con cuánto perdiste nena? — Scott miró a Kelly.
Le di un largo trago a mi cerveza, disfrutando de esto.
— Pues, verás... — mostró su mano — ¡Todos sus culos son míos, malditos imbéciles! ¡escalera real de color!
— ¿Qué? — Scott miró sus cartas, atónito.
Al igual que todos mis hermanos, se acercaron a Kelly.
— ¡Denme su dinero, perras!
Quitó a mi hermano de un caderazo, tomando el dinero.
— ¿Sabes? Yo siempre confié en ti, hermanita —Dean le puso una mano en el hombro a Kelly.
— Maldito lambe huevos — le levanté el dedo corazón.
— Cállate, perdedora — dijo él, abrazando a Kelly — ¿eso me vale para que me regreses mis cien dólares?
— No — le sonrió, quitándose de él.
Y Scott seguía con la boca abierta, literal
— Cierra esa boca cariño — Kelly le puso dos dedos sobre la barbilla, cerrándosela.
Me levanté de mi silla y aplaudí.
— Bueno, hora de ir a casa.
— ¡Tengo setecientos dólares, perros! — Gritó mi amiga, presumiéndoles su dinero, mientras caminábamos hacia la salida.
La detuve y le sonreí.
— Seiscientos — dije tomando mi dinero — vamos, ya tienes mucho dinero.
Me miró y Scott apareció a nuestro lado.
— Kelly — le sonrió — felicidades.
Ella lo miró, escéptica.
— Gracias.
Se acercó un poco más a ella, y tanto Kelly como yo, abrimos los ojos, sorprendidas.
— Solo quería decirte que te ves muy bonita hoy — le sonrió y cuando pensé que esto no se podía poner peor, se inclinó hacia ella, dándole un beso en la mejilla.
Los ojos de Kelly se abrieron tanto, que en algún punto pensé que iban a salirse, y su cara se tornó totalmente roja.
— Guapa — Scott le guiñó un ojo, robándole su dinero y huyendo.
Mientras Kelly le gritaba tantas groserías que hasta le dijo de qué se iba a morir, sentí la mano de uno de mis hermanos sobre mi hombro
— Ese sí es nuestro hermano — dije, divertida por la situación.
James puso un billete de cien en mi vista.
— Te apuesto a que terminan casados.
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