Capítulo 7 - Caminos peligrosamente entrecruzados
Por un momento, Vincent y Cristina no entendieron por qué los habían conducido a las oficinas del FBI. Estaban cansados, adoloridos y ansiaban enormemente darse una buena ducha y acostarse para tratar de dormir, aunque dudaban poder hacerlo luego de todos los desafortunados incidentes de aquel día infernal que no acababa. Vincent aún seguía sin tener noticias de Adriana o Zachary, aunque igual fuera mejor así. Las malas noticias siempre hallaban su modo para llegar cuanto antes, y si no sabía nada de ellos, era porque seguramente estaban a salvo, lo cual era mucho mejor.
Vincent estaba a punto de preguntarle a su nuevo jefe las razones por las que estaban en la oficina, pero se detuvieron para entrar en un cubículo en el que estaba un agente que se puso en pie al verles aparecer:
_ ¿Alguna novedad?_ preguntó Elijah.
El sujeto hizo un gesto negativo, frunciendo los labios con expresión aburrida:
_ Ninguna. A pesar de estar inquietos, se han comportado bastante bien.
A través de un gran cristal, se podía ver el interior de una habitación contigua, de las que se empleaban para realizar interrogatorios. Cristina se aproximó con la curiosidad reflejada en los ojos, observando a los cinco chicos que estaban del otro lado. Tres de ellos estaban apoltronados sobre dos sofás, aparentemente dormidos. Otro estaba despatarrado en el suelo. Y un quinto daba vueltas de un lado a otro, con actitud alterada:
_ ¿Quiénes son esos?_ señaló la agente Murray.
_ Los testigos que presenciaron a Gaspar Anderson y a dos de sus matones, asesinando a Hank Simmons y a su esposa anoche.
_ Espera... ¿Qué?_ saltó Vincent._ ¿Hank está muerto?
Elijah asintió despacio:
_ Encontraron su cuerpo y el de su mujer en las afueras de la ciudad, tirados en una cuneta. Los medios han tratado de hacerse con la identidad de los cuerpos, pero lo hemos mantenido en secreto, por el momento.
Vincent estuvo a punto de desplomarse y apretó los labios con fuerza. Con razón presentía que algo malo le había sucedido a Hank. Gaspar había dado con él y le había hecho pagar por haberle dado información valiosa. De una manera, se sentía culpable por aquellas dos desventuradas víctimas. Se estremeció cuando sintió una mano haciendo contacto sobre su hombro derecho. Era Cristina, y lo observaba con sus ojos rasgados llenos de aquella compasión que a veces detestaba en la mujer:
_ ¿Estás bien?_ le susurró ella.
_ Perfectamente._ carraspeó Vincent y se apartó con brusquedad, acercándose al cristal para mirar mejor a los cinco jóvenes._ ¿Y dicen que estos muchachitos presenciaron todo?
_ No solo lo presenciaron, sino que también lo grabaron.
Los ojos de Cristina se abrieron desmesuradamente:
_ ¿En serio? ¿Tienen una grabación?
_ No estés tan feliz, Murray._ dijo el jefe Elijah._ Era de noche, estaba un poco oscuro y apenas se distinguen algunos rostros. Pero los chicos aseguraron poder identificar a cada uno de los que estaban presentes. Salvo a dos de ellos que tenían capuchas puestas, e incluso, uno traía una máscara.
_ Te aseguro que debe tratarse de El Maestro._ masculló Vincent con los músculos del rostro tensados por la rabia y algo de emoción._ ¿Y qué esperan para proceder? ¡Arresten ya a esos malditos!
_ Sabe muy bien que las cosas no funcionan así, agente Wolf._ suspiró Elijah.
_ Por supuesto,_ sonrió el agente Wolf y su cara fue una mueca desagradable y amenazante._ justamente por eso, por ser tan comedidos y respetuosos de las normas, es que ahora la fiscal de distrito y el jefe Hopkins están muertos, junto con Hank Simmons y su mujer. Ah, y me olvidaba de la esposa y el nieto de catorce años del jefe Hopkins, quienes están entre la vida y la muerte en un hospital, víctima de esos asesinos a sangre fría que siguen sueltos y cobrándose vidas de gente inocente mientras nosotros nos preocupamos más por cumplir las normas que de refundirlos en la cárcel.
_ Wolf, cálmate..._ le pidió Cristina tratando de tocarlo.
Vincent se apartó, furioso:
_ ¡No! ¡Ya basta de quedarme callado y tener que tolerar tanta ineficiencia que solo nos ha dejado en ridículo! ¡Tenía que haber hecho las cosas a mi modo!
El jefe Elijah se cruzó de brazos y enarcó una ceja:
_ ¿Ah si? ¿Y qué modo se supone que es ese? ¿El de ir y caerles a tiros a Gaspar y a su gente? Lo siento mucho, agente Wolf. Pero el FBI no trabaja así. Y actuando de esa forma, solo lograrías que te asesinaran de la misma manera en que mataron a tu colega Zack, hace un año.
Vincent quiso irle encima, con los puños crispados, pero Cristina se dio prisa en intervenir y sujetarlo con fuerza antes de que cometiera un disparate. El jefe Elijah permaneció sereno, observando al imponente hombre que luchaba por soltarse. Incluso, parecía como si deseara ser agredido. Algo en su rostro era una especie de deseo casi morboso.
Cristina se plantó ante Vincent, reteniéndolo por los hombros:
_ ¡Relájate, Wolf! ¿Qué crees que haces?_ le preguntó en murmullos apretados.
_ Quiero partirle la cara a este imbécil.
_ ¿Y después qué? ¿Eh? ¿Acaso quieres que te despidan por agredir a un superior?
_ ¡Él no es mi superior!_ bramó Vincent entre dientes.
_ Te guste o no, ahora lo es. Y tendrás que aceptarlo en lo adelante. No creas que a mí me hace alguna gracia tener que obedecer a este patán engreído. Si antes, siendo el subdirector, era un pedante con aires de grandeza, imagínate ahora. Pero por favor, haz un esfuerzo y contrólate... ¿No te das cuenta que eso es justamente lo que quiere? ¿Que lo golpees para así tener un motivo para apartarte del caso o hacerte algo peor?
Vincent quiso replicar, pero todos los presentes se voltearon de repente hacia el cristal que separaba las dos habitaciones. El chico que caminaba de un lado a otro estaba parado, con los brazos en jarra y una expresión agresiva en su aniñado rostro. Se apartó un mechón de cabellos rojizos de la frente y gruñó:
_ ¿Hasta cuándo nos piensan tener aquí? ¿Estamos detenidos o qué? ¿Hola? ¿Alguien me escucha?
Golpeó el cristal con los nudillos y siguió protestando, exigiendo la presencia de alguien que fuera capaz de explicarle a él y a sus amigos los motivos por los cuales seguían allí encerrados. A Vincent le pareció un chiquillo impertinente y muy irritante:
_ ¿Alguien me escucha?_ repitió la pregunta el muchacho.
Uno de sus acompañantes, el que estaba en el suelo y que tenía aspecto latino, respondió, sin abrir los ojos:
_ Nosotros te escuchamos, papacito... Cálmate. Nadie va a venir. Al menos no creo que por ahora.
Hizo una pausa y añadió:
_ Oigan, ¿creen que volvamos a ver a ese tipo guapo e interesante? ¿El que se presentó como director del FBI?
Los ojos de Vincent y de Cristina se dirigieron fugazmente hacia el jefe Elijah, quien carraspeó, visiblemente incómodo ante aquel comentario:
_ A mí no me molestaría verlo de nuevo. De hecho, se me ocurren muchas cosas que me gustaría que me hiciera, de ser posible.
_ Cierra la boca, Anthony._ se le escuchó decir a otro de los jóvenes tendido sobre uno de los sofás.
_ Vamos, no van a decirme que el hombre no es sexy. Debe tener unos más de treinta, pero eso solo lo vuelve más interesante.
_ Después de todo lo que vivimos, que casi nos matan y ahora estamos aquí, ¿tienes tiempo de pensar en tener sexo con un viejo?
Cristina reprimió una risotada, y Vincent lanzó a Elijah una mirada de triunfo. Era maravilloso ver el mal momento que estaba pasando el nuevo jefe con aquella conversación en la que era el tema principal:
_ No debe ser tan viejo. Si acaso debe andar rondando los cuarenta. Además, a esa edad, es cuando los hombres están en su mejor apogeo sexual. Sin mencionar toda la experiencia que han ido acumulando... ¿Y ya mencioné que me encantan los hombres uniformados?
_ El FBI no usa uniformes,_ replicó el chico pelirrojo._ solo esos trajes horribles que les hace parecer como dueños de funerarias.
_ Tengo hambre._ lloriqueó un chiquillo rubio acostado en uno de los sofás, entre los brazos de un chico de apariencia asiática._ ¿A quién hay que mamársela para conseguir un sándwich de pavo?
_ Si voy a hacerle una mamada a alguien, lo haré por algo más que un puto sándwich._ gruñó el chico sentado en el suelo.
_ ¿Y por qué se llevaron nuestros teléfonos?_ siguió gimiendo el chico rubio._ En serio, nunca he estado tanto tiempo desconectado... Necesito mi teléfono o voy a enloquecer.
_ Creo que ya es demasiado tarde para eso._ bostezó un joven negro con voz cansina.
_ ¿Y no se supone que debían habernos dado derecho a hacer una llamada telefónica?
_ Eso es en el caso de los sospechosos, Chris._ explicó el joven abrazado tras él._ Nosotros se supone que somos en todo caso los testigos.
_ ¡Como sea! ¡Necesito mi teléfono ya! ¡Tengo información valiosa dentro de él!
_ Si te refieres como información valiosa a toda la pornografía y fotos de hombres encuerados que tienes guardada..._ se burló el joven de aspecto latino.
_ ¿Pueden callarse?_ protestó el chico negro que estaba en el otro sofá._ No entiendo cómo pueden estar tan tranquilos y bromear luego de todo lo que hemos pasado desde ayer. Estuvimos a punto de morir a manos de un grupo de mafiosos o sabes Dios quiénes eran esos.
_ Alguna pandilla seguramente._ dijo el chico del suelo._ De seguro Jackie los conoce.
_ ¿Y yo por qué demonios iba a conocerlos?_ inquirió el muchacho de aspecto asiático, alzando un poco la cabeza._ ¿Insinúas que tengo algo que ver con el bajo mundo, Anthony?
_ No, no he dicho eso. Pero como se dice que tu familia...
_ Anthony cierra la boca._ ordenó el muchacho pelirrojo con un suspiro y tras lanzar una última mirada al cristal, fue hasta el sofá más cercano y se arrebujó contra el chico negro, que lo envolvió en un abrazo.
El tal Anthony se puso de pie y se sentó en el suelo nuevamente, pero esta vez recostado al otro sofá. El chico rubio le tomó una mano cariñosamente y muy pronto los cinco estuvieron en silencio, dormitando, o eso parecía.
Luego de una pausa, Cristina carraspeó y se atrevió a decir, con voz desconfiada:
_ ¿Están seguros de que esos son los testigos?
Elijah les hizo una señal para que le siguieran. Salieron del cubículo y se dirigieron al despacho del nuevo jefe. Vincent sintió un fuerte apretón en el pecho al traspasar el umbral de la puerta. La última vez que había puesto los pies en esa oficina, todavía el jefe Hopkins seguía con vida, y luego de discutir por las absurdas vacaciones forzadas que le había impuesto, le había confesado la gran estima en la que lo tenía. Vincent tragó en seco. Estaba harto de perder a gente que le apreciaba. Quería matar él mismo a Gaspar Anderson, y de ser posible, a Elijah Newton. El dolor fue sustituido por un sentimiento de descontento al verle ocupar la silla giratoria que antes perteneciera a Ethan. Dios... En serio era una lástima que no le quedaran municiones para pegarle un tiro a ese idiota con su actitud de presunción:
_ ¿Qué sabemos de esos chicos?
A la pregunta de Cristina, Vincent giró la cabeza para mirarla. Obviamente ella debía haberse percatado de por dónde iban sus pensamientos. Carajo... Odiaba que Murray lo leyera tan fácilmente.
A continuación, el jefe Newton les presentó las investigaciones hechas en solo pocas horas de los testigos del doble asesinato. Se trataba de cinco chicos provenientes de muy buenas familias. Familias bien posicionadas en el mundo de los negocios, principalmente en el ámbito de la moda. Jóvenes sin antecedentes penales, que estudiaban en un afamado instituto de moda y diseño... Un jodido cliché. Cinco chicos gais adictos a la moda. Y de seguro fanáticos de los musicales de Broadway, y las canciones de Lady Gaga, Cher, Barbra Streisand y Judy Garland. Mierda, los gais a veces resultaban tan predecibles. Vincent seguía sin entender por qué el joven pelirrojo seguía resultándole terriblemente irritante. Donohue. Su apellido era Donohue. Una de las familias más exitosas de toda la ciudad... ¿Sabrían que su único hijo era homosexual? Y también estaba Jackie Chen, el hijo de un prestigioso hombre de negocios al que el FBI tenía en la mirilla desde hacía mucho, sospechando que estaba involucrado en negocios turbios:
_ Esta mañana han identificado a Gaspar y a varios de sus hombres como parte de los que participaron en el crimen. Bueno, al menos tres lo hicieron, puesto que los otros dos estaban muy drogados. Uno de ellos es el dueño del teléfono con el que se hizo la grabación.
_ ¿Cómo fueron a dar a ese sitio, qué estaban haciendo?_ preguntó Vincent.
_ Estaban en el club FANTAxxxIA y salieron al callejón. Supongo que estuvieron en el lugar y el momento equivocados.
_ El FANTAxxxIA es un club gay._ observó Cristina._ Forma parte de los muchos negocios que maneja Gaspar. Es un sitio en el que circula esa nueva droga que está de moda, Delicieux. Narcóticos lleva unos meses siguiéndole la pista.
_ De hecho, dos de los chicos estaban bajo los efectos de esa droga precisamente.
_ ¿Podemos ver la grabación?_ preguntó Vincent con los brazos cruzados sobre el pecho y la expresión helada.
Elijah manipuló el mouse de su ordenador y giró un poco la pantalla para que los dos agentes tuvieran acceso visual. Observaron detalladamente cada fotograma filmado por el teléfono de uno de aquellos chicos. Ni siquiera reaccionaron cuando vieron desplomarse los cuerpos de Hank Simmons y su esposa, luego de que le dispararan a sangre fría a la cabeza. Vincent tenía las mandíbulas firmemente apretadas:
_ Esos son dos de los hombres de Gaspar._ señaló._ Se hacen llamar El Duende y El Miserias. Son dos tipos realmente despreciables, y unos adictos a derramar sangre, sobre todo El Duende.
_ Y ese de ahí es Gaspar._ punteó Cristina.
_ Y allí están El Pantera y Simona._ gruñó Vincent.
_ Lástima que no se pueden reconocer a los otros dos encapuchados._ suspiró Elijah moviéndose sobre la silla giratoria.
_ Me atrevo a asegurar que uno de ellos debe ser El Maestro._ dijo Vincent._ Nada se hace sin su aprobación.
Señaló la imagen en la pantalla del ordenador, al sujeto cuyo rostro estaba cubierto por una máscara veneciana:
_ Ese debe ser, sin duda alguna. Retroceda el video unos segundos, antes de que le disparen a la esposa de Hank... Vea como le habla a Gaspar al oído. Está dándole la orden para que los ejecuten. Ese es El Maestro, la cabeza de este maldito grupo de criminales.
_ ¿Y quién es el otro que está a su lado?_ señaló Cristina apuntando al sujeto que también iba encapuchado.
_ Algún otro matón debe ser._ suspiró Elijah masajeándose las sienes._ Ya se está trabajando con la grabación, tratando de obtener la mayor información de la misma. El nuevo fiscal de distrito, o al menos el temporal que está sustituyendo a la señora Elsa Washington hasta que se designe oficialmente uno, también está al tanto del caso.
_ ¿No se supone que nosotros debíamos haber recibido antes toda esta información?_ inquirió Vincent sin ocultar su tono de acidez._ Murray y yo somos quienes llevamos este proceso. Creo que se debió haber tenido en cuenta ese detalle y ser los primeros en...
_ En primera, agente Wolf,_ interrumpió el jefe Elijah._ debo recordarle que usted está temporalmente inactivo, de vacaciones. En cuanto a la agente Murray, quien quedó al frente del caso hasta su reincorporación, no supo nada ya que todo ha sucedido demasiado rápido. No recibimos la información hasta muy tarde, y luego se sucedieron todos los desafortunados atentados en los que el jefe Ethan, la licenciada Washington e incluso ustedes dos, fueron víctimas. La policía se estaba encargando de las investigaciones, hasta que uno de nuestros contactos dentro del cuerpo policial, nos informó al respecto y rápidamente asumimos el control del asunto.
_ Aún así,_ arremetió Vincent._ este es nuestro caso. Llevamos tres años siguiéndoles la pista a estos delincuentes y no me parece justo que ahora se nos haga a un lado y...
_ ¡Agente Wolf!_ vociferó el jefe Elijah._ Le advierto que modere el tono con que me habla. Recuerde que soy su jefe, temporalmente, pero su jefe. Y quizás sea el momento adecuado para informarles a ambos que, debido a que ustedes se han convertido en un blanco para ser eliminado, lo más conveniente en este momento es que...
_ Ni siquiera se atreva a terminar esa frase._ masculló Vincent con voz apretada y la mirada de un intenso y frío color azul.
_...lo más conveniente en este momento es que ustedes dos queden fuera del caso. Por su seguridad.
El estallido de Vincent no se hizo esperar, a pesar de todos los intentos de Cristina por contenerlo, aunque ella tampoco se veía muy feliz con aquella decisión que acababan de informarle, pero Vincent se explayó, vociferando y alegando que no era justo que los apartaran de una investigación que ellos conocían harto bien y a la que habían dedicado demasiado tiempo:
_ De todas las posibles burradas que podrían habérsele ocurrido, esta es la mayor.
_ Permítame recordarle que está hablando con su jefe inmediato, agente Wolf._ advirtió Elijah Newton con un tono claramente peligroso.
_ ¡Me vale...!_ quiso rugir Vincent, pero Cristina se le adelantó, diciendo.
_ Señor, debe comprender que no podemos simplemente quedarnos callados mientras se nos aparta de una investigación en la que hemos estado involucrados demasiado tiempo el agente Wolf y yo.
_ Precisamente por eso, porque creo que se han involucrado demasiado. Es más, me atrevo a decir que el jefe Ethan cometió un gravísimo error al permitir que el agente Wolf liderara este caso, teniendo en cuenta que lo ha asumido como algo muy personal.
Dios, Vincent quería golpearlo. Y no le importaba en lo más mínimo si lo suspendían o despedían, pero en serio quería lastimar a ese sujeto que lo observaba con actitud triunfal, casi de superioridad.
El jefe Elijah se arrellanó en su silla y dijo, sin inmutarse:
_ Agente Murray, entiendo su inquietud, e incluso, a pesar de su actitud tan poco profesional, puedo comprender al agente Wolf. Ahora, les pido a ambos que tomen asiento y que me escuchen bien. Por favor...
Les indicó con un gesto que ocuparan las butacas frente al buró. Cristina tiró de una manga de Vincent, obligándolo a tomar asiento. A duras penas, Vincent se contuvo. Todo su cuerpo estaba contraído por el furor. Elijah lo ignoró y poniéndose de pie, fue a sentarse al borde de su mesa de trabajo, frente a los dos agentes que aguardaban escuchar sus palabras:
_ Quiero que ambos entiendan algo. Ninguno de los dos me agrada, eso no debe ser una novedad para ustedes, y de igual manera sé que tampoco les simpatizo...
_ ¿En serio?_ masculló Vincent._ ¿Qué nos delató?
Cristina lo golpeó en un hombro. Elijah ignoró el comentario sarcástico y prosiguió:
_ Nuestras rivalidades no son relevantes comparadas con el hecho de que es mi deber velar por la seguridad de que cada uno de los agentes bajo mi mando. Y ustedes dos han sido víctimas de atentados hoy...
_ Nada que no podamos manejar._ se dio prisa en acotar Vincent.
_ Wolf, basta._ ordenó Cristina mirándolo con reproche.
_ Estoy consciente de que ambos son agentes excepcionales,_ dijo Elijah sin perder el aplomo._ lo han demostrado en demasiadas ocasiones. Pero esta vez es diferente, y es lo que necesito que entiendan. Sufrieron deliberados intentos de asesinato, y me temo que no acabarán. Quienes trataron de matarlos, no se conformarán con el hecho de haber fracasado, y no pararán hasta conseguir sus propósitos. Igualmente, esos jóvenes que acaban de ver, están en grave peligro, y son la única oportunidad que tenemos para acabar de una vez con Gaspar Anderson y toda su red de crímenes.
Cristina enarcó una ceja antes de comenzar a decir, sopesando las palabras:
_ Señor... ¿Está tratando de decirnos lo que creo que quiere decirnos?
Elijah se encogió de hombros. Cristina lanzó un resoplido y la intensa mirada azul de Vincent fue de uno a otro, sin comprender lo que estaba sucediendo:
_ ¿Alguien puede ser más explícito? Sigo aquí y no entiendo por qué se han quedado callados de repente.
_ Luego que los chicos identificaran a Gaspar, recibimos una nota anónima en la que se amenazaba claramente a los cinco jóvenes. Esos hijos de puta saben todo sobre esos niños y no dudarán a eliminarlos, sabiendo que tienen pruebas en su contra.
_ Por Dios..._ susurró Cristina._ ¿Y ellos lo saben? ¿Qué sus vidas corren peligro de muerte?
_ Aún no. Por ese motivo es que los hemos mantenido aquí. Si la gente de Gaspar ya sabe quiénes son y dónde encontrarlos, es nuestro deber protegerlos. Además, todavía no se les ha pedido que testifiquen ante el tribunal. He estado conversando con el fiscal que ha quedado al frente del caso, tras la muerte de la licenciada Washington, y hasta que llegue el momento del juicio, creemos que lo mejor para esos chicos es ponerlos bajo protección.
Una mueca de asco desfiguró el atractivo rostro de Vincent Wolf:
_ ¿Es en serio? ¿Los pondrán en el programa de testigos protegidos? ¡Por favor! Esos niñatos ricos estarán más seguros junto a sus familias millonarias que en ese absurdo proyecto en el que pueden perder la vida... Y no me miren de esa forma. Todos los aquí presentes sabemos perfectamente que el programa de protección de testigos no es cien por ciento eficaz. Y dudo mucho que esas princesitas de allá al lado, estén dispuestas a renunciar a sus vidas de lujos, para testificar en contra de unos criminales que podrían matarlos sin compasión en cualquier momento...
_ Y aquí es donde entrarían a jugar un importante papel ustedes dos.
_ Estoy seguro,_ prosiguió Vincent._ que sus familias contratarán a todo un cuerpo de guardaespaldas solo para mantenerlos con v...
El hombre dejó de hablar y se quedó mirando unos segundos a Elijah, parpadeando confuso. Buscó una respuesta en Cristina, pero ella permaneció en silencio:
_ No entiendo._ dijo Vincent con mucho tacto.
Elijah se puso de pie y volvió a ocupar su silla giratoria tras el buró. Entrelazó los dedos de las manos, apoyando los codos sobre la mesa mientras se mecía sutilmente sobre el asiento:
_ Hay una manera de no sacarlos del todo del caso, y al mismo tiempo, mantenerlos a ambos a salvo.
Fue una reacción inmediata. Vincent Wolf se puso de pie, con el rostro contraído por una expresión de enojo e insulto entremezclados:
_ ¡ABSOLUTAMENTE NO!
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Horas después...
Jackie hizo una mueca de asco y dejó sobre la mesa la taza de café que había probado, e igualmente enarcó una ceja al ver a Anthony bebiendo ruidosamente mientras no apartaba la mirada del jefe Newton, sonriéndole desvergonzadamente y guiñándole un ojo de forma coqueta de vez en vez. Dylan lo requirió en voz baja, ordenándole comportarse, a la vez que Chris se quejaba, luego de probar también su café y dejar la taza junto a la de Jackie, mientras preguntaba cuándo le devolverían su preciado teléfono y sobre todo, cuándo podrían marcharse.
Bastian tenía los brazos cruzados sobre el pecho y bostezó, cansado y soñoliento. Tanto él como sus amigos, lo único que querían era irse a sus casas, darse una ducha caliente y dejarse caer sobre sus mullidas y confortables camas para dormir por horas. Lamentablemente, todo indicaba que eso no habría de suceder.
Miró a todas las personas que estaban sentadas o de pie frente a ellos. Demasiadas. Si hubiera una posibilidad de que él y sus amigos fueran a marcharse, no habría necesidad de que hubiese tanta gente en aquella oficina. Estaba el supuesto director de la agencia, y reconoció también al que se presentó como el fiscal del distrito cuando tuvieron que reconocer a los malhechores en ese procedimiento como el de las películas, en el que ellos se colocaban en una habitación y a través de un cristal, observaban a varios sospechosos, entre los cuales debían identificar a los culpables. Siempre creyó que podría ser algo emocionante, pero ahora que lo había experimentado, realmente no quería volver a vivir algo similar. Era demasiado estresante para su gusto.
Había otros cuatro agentes en la habitación. Una mujer bastante desaliñada, cuyo cabello era un completo desastre, y ni qué decir de su ropa. En cuanto a los hombres, dos de ellos eran tipos de mediana edad que los habían atendido bastante bien durante su ''arresto'' o aislamiento de protección, por llamarlo de alguna manera. El otro no recordaba haberlo visto, y algo en él le desagradó profundamente. Le impresionó su gran altura, y la expresión casi siniestra de sus ojos de un frío tono azul. No recordaba nunca haber sentido un completo rechazo por una persona con solo verla por primera vez. Aquel tipo tenía pinta de ser el sujeto más desagradable e insufrible que alguien pudiera imaginarse:
_ Hola... Disculpen...
Bastian apartó la mirada del sujeto parado al fondo de la habitación, junto a la puerta, y se concentró en Chris y en el disparate que seguramente habría de proferir:
_ ¿Podrían ser tan amables de devolverme mi teléfono?_ preguntó el chiquillo aleteando sus pestañas y sonando como un niño remilgado.
_ Me temo que eso no será posible por el momento._ se excusó el director y continuó._ Quisiera disculparme por haberlos retenido más tiempo del que se requiere en estos casos, pero sucedieron hechos que nos obligaron a proceder de tal forma, en beneficio de ustedes.
_ Pero ya podemos irnos ¿Verdad?_ preguntó Dylan, aunque no sonaba muy convencido.
El jefe Newton suspiró y entrelazó los dedos de las manos a la altura de su barbilla, apoyando los codos en el buró:
_ Voy a ser totalmente franco con ustedes, chicos. Por un momento creímos que todo sería más fácil. Ustedes nos facilitaron la grabación, identificaron a los asesinos principales... Solo bastaría proponerles que testificaran en su contra, durante el juicio...
_ ¡Ay qué emocionante!_ chilló Chris dando palmaditas._ Nunca he testificado en un juicio... ¿Es como se ve en las películas?
_ Pero como les decía antes, ocurrieron contratiempos con las que no contábamos._ prosiguió el jefe Elijah como si no lo hubiesen interrumpido.
_ ¿Qué tipo de contratiempos?_ quiso saber Jackie entrecerrando sus rasgados ojos negros.
_ ¿No cree que debería explicarles antes con quienes estamos lidiando, jefe?_ intervino la mujer desaliñada, cruzada de brazos y de pie junto al hombre de aspecto desagradable.
Elijah Newton asintió y apretando el botón de un pequeño dispositivo, hizo que la habitación quedara a oscuras y que una pantalla en la pared se activara:
_ ¿Vamos a ver una peli?_ preguntó Anthony.
En la pantalla apareció lo que parecía ser el expediente de un sujeto que los chicos reconocieron de inmediato, sintiendo como la piel se les erizaba. El jefe Elijah le otorgó la palabra a la mujer, que avanzó hacia el frente y comenzó a hablarles a los chicos, señalando hacia la pantalla:
_ Este es Gaspar Anderson... Traficante de drogas y armas, estafador y un asesino despiadado. Cumplió siete años por matar a un hombre en una pelea de bar, y le tomó el gusto. Llevamos tres años tratando de capturarlo. Es la cara visible de un gran grupo criminal. Además de las víctimas cuyas muertes ustedes atestiguaron, tiene a su cargo muchísimas más.
_ Ese hombre me asusta._ gimió Chris acurrucándose contra Dylan, sentado junto a él.
En la pantalla aparecieron varios rostros más, cuál de los tres de apariencia más amenazante y terrible:
_ Bruce Holloway, más conocido como El Miserias. Es un asesino sádico. Cumplió condena hace veinte años por matar a su esposa y al amante de esta, luego de torturarlos.
_ ¿Y cómo un monstruo así logra salir en libertad?_ preguntó Bastian y giró la cabeza cuando escuchó al sujeto del fondo murmurar en voz alta.
_ Puedes preguntárselo a los representantes legales que velan por las leyes de este país.
La mujer continuó, señalando otra imagen:
_ Jacob O'Neill, más conocido como El Pantera. Presenta cargos por robo, agresión y tráfico de drogas. Estuvo cinco años en prisión... Frederick Denver, apodado El Duende...
_ Tiene cara de serlo._ se burló Anthony.
_ Es un sociópata. Su sed de sangre es inigualable. Estuvo en prisión por robo con violencia, asesinato, tráfico de drogas e intento de agresión sexual.
_ ¡Cielos!_ exclamó Jackie._ ¿Cómo es posible que tengan a todos esos monstruos sueltos? ¡Son un peligro para la sociedad!
En la pantalla apareció esta vez la cara de una mujer:
_ Simona Sati... Especialista en análisis de datos y toda una experta en informática. Cumplió condena luego de intentar hackear los archivos del Pentágono y la CIA. Es la mano derecha de Gaspar, y uno de los cerebros detrás de cada operación que se lleva a cabo.
_ Necesita un tratamiento de belleza urgente._ sugirió Chris con una mueca y sus amigos rompieron a reír a causa del comentario.
_ ¿Creen que esto es una maldita broma?
Los cinco chicos se voltearon de inmediato hacia la terrible voz que había resonado al fondo de la habitación. Las luces se prendieron y vieron al sujeto alto, parado con los brazos cruzados sobre el pecho y una actitud fiera en el rostro:
_ Wolf, por favor..._ quiso decir el jefe Newton.
_ Todos esos tipos, incluyendo a esa mujer que acaban de ver en pantalla, están dispuestos a matarlos y desaparecerlos, con tal de que no atestigüen contra ellos... ¿Están conscientes del peligro que corren sus insignificantes vidas?
_ Wolf, basta._ le ordenó la mujer.
_ Oiga,_ intervino Bastian._ ¿quién se cree que es para hablarnos de ese modo?
_ Disculpen al agente Wolf._ se dio prisa en intervenir el jefe Elijah._ Al igual que ustedes tuvo un día pésimo.
_ ¿Y eso le da derecho a ser un grosero?_ preguntó Bastian.
_ Créeme niño,_ gruñó el agente Wolf._ Gaspar y sus secuaces serán mucho peores que yo si te ponen las manos encima a ti y a tus amiguitos.
_ Vincent ya basta._ ordenó la mujer yendo hacia él.
_ ¿Todos los agentes son así de desagradables o solo tienen este espécimen? _ señaló Bastian dirigiéndose al jefe Newton._ Porque de ser así, deberían tenerlo aislado, lejos de las personas civilizadas.
_ Qué simpático el muchachito._ se mofó el hombre con una sonrisa burlona.
_ ¡No soy ningún muchachito!_ vociferó Bastian poniéndose de pie.
_ Basty cálmate._ le pidió Dylan.
_ ¿Muchachita entonces?_ sugirió el agente Wolf ampliando más la sonrisa en su boca.
_ ¡Wolf!_ casi rugieron la mujer y el jefe Newton.
_ Por favor,_ masculló Bastian taladrando al hombre con sus ojazos verdes._ si piensa que sus insultos infantiles y llenos de homofobia me ofenden, está muy equivocado. Estoy acostumbrado a lidiar con tipejos como usted.
_ ¿Tipejos como yo?
_ Si, con esa destilación de masculinidad tóxica que no es otra cosa que las inseguridades propias de un hombre que seguramente tiene un pene diminuto.
_ ¡Bastian!_ exclamaron sus amigos.
El jefe Elijah no pudo evitar reírse por lo bajo, al igual que los otros dos agentes y el fiscal del distrito. La mujer apretó los labios y miró a su colega, quien, encogiéndose de hombros y mostrando una sonrisita cínica, se irguió en todo su tamaño y dijo con voz pausada, aunque letal:
_ ¿Es una invitación para que se la muestre, señorita?
_ Ok, es demasiado Wolf, deténgase ahora mismo._ ordenó el jefe Newton.
Pero el chico avanzó directamente hacia el hombre y lo encaró, alzando la cabeza para mirarlo a causa de la desproporción de estatura entre ambos. Bastian apenas le llegaba a los hombros:
_ Por favor... He visto cosas impresionantes en mi vida. Dudo mucho que usted tenga algo realmente digno de apreciar.
Un deseo repentino asaltó al agente Wolf. Por un momento, estuvo tentado a tomar a aquel niñato por los cabellos encarnados y hacerlo hincarse de rodillas en el suelo, abrirle la boca, y obligarlo a tragarse su miembro. Quería hacerlo sufrir, lastimarlo, quitarle aquella altanería. Mierda, era el chiquillo más insoportable que había conocido en toda su vida.
Un puñetazo sobre una superficie dura hizo que ambos cortaran el intenso contacto visual que estaban sosteniendo y miraron en dirección a donde se encontraba el jefe Newton, observándolos a ambos:
_ Por favor, no es momento para discusiones irrelevantes, y no es esta la razón por la que estamos aquí. Señor Donohue, le ruego que regrese a su asiento, y a usted, agente Wolf, si no puede comportarse, me veré forzado a hacerle abandonar esta oficina... ¿Fui lo suficientemente claro?
Vincent y Bastian se miraron una vez más. El frío azul y al verde ardiente de sus ojos chocaron por unos segundos, y el chico, torciendo la mirada, regresó a su lugar, junto a sus amigos que lo miraban boquiabiertos.
A continuación, el fiscal del distrito expuso lo importante que sería para resolver el caso, que ellos atestiguaran en el juicio en contra de los acusados. Jackie alzó una mano, pidiendo permiso para hablar:
_ Hasta ahora hemos entendido perfectamente que desean nuestra ayuda, y sabemos que estaríamos haciendo un gran bien a la sociedad si aceptáramos comparecer ante un jurado. Pero... ¿Qué garantías tenemos de que nadie nos hará daño?_ señaló hacia la pantalla en blanco._ Esas personas que nos han mostrado, si es que se les puede llamar así, porque por sus descripciones parecen más unos monstruos, son altamente peligrosas.
_ Comprendemos sus temores y dudas,_ intervino el jefe Newton._ pero les garantizamos que estarán protegidos y que nada malo les va a pasar.
_ ¿Cómo puede prometerles algo así?
Tanto el jefe como la mujer y el fiscal dirigieron una terrible mirada al agente Wolf. Este, con total parsimonia avanzó hacia el frente. Evitó mirar al chico pelirrojo, que lo estaba observando con expresión de puro desprecio:
_ Agente Wolf, le ordeno que salga ahora mismo y que...
_ No pienso moverme de aquí._ negó Wolf y señaló a los jóvenes._ Creo que ellos tienen derecho a saber a lo que se enfrentan. Lo que está en juego. Si vamos a venderles esto, tienen derecho a saber la verdad.
_ Ok, oyéndolo hablar así empiezo a asustarme de verdad y no creo que quiera formar parte de esto._ dijo Chris quien, a pesar de su creciente temor, parecía fascinado ante la presencia del agente Wolf.
La mujer fue hasta su colega y lo encaró:
_ ¿Puedes dejarnos manejar esto?_ le gruñó._ Estos chicos son la única oportunidad que tenemos de poder atrapar a Gaspar, al Maestro y a toda esa escoria de una vez y para siempre.
_ ¿Y a qué costo? No nos servirán de nada si los encuentran y los asesinan como hicieron con Hank y su esposa.
_ ¿Están conscientes de que seguimos aquí y los estamos escuchando?_ preguntó Dylan enarcando una ceja._ No están contribuyendo a hacernos sentir mejor, y mucho menos, seguros.
La mujer tomó al hombre por un brazo y tiró de él, arrastrándolo fuera de la oficina:
_ Vincent, por favor escúchame. Ya estoy harta de todo este asunto. Estoy harta de Gaspar, del Maestro y de toda esta mierda que nos ha mantenido absorbidos por tanto tiempo. Hemos perdido personas valiosas, personas inocentes, personas buenas. Quiero ponerle fin a este asunto, y la única esperanza que tenemos ahora mismo de que eso ocurra, es a esos cinco niños allá dentro, y si debo dar mi vida para que ellos vivan y puedan testificar en el juicio y refundir a esos malditos en prisión o que los condenen a una pena aún peor, te garantizo que lo haré. Y me gustaría mucho contar con tu ayuda, porque somos un equipo. Pero si no vas a apoyarme y ser útil, al menos no me estorbes.
Vincent entornó los ojos. Estaba cansado. Realmente muy cansado:
_ Cristina, sé que...
_ No, Vince, esta vez no pienso secundarte ni ponerme de tu parte esta vez, o incluso, defender o apoyar tu actitud como he hecho en múltiples ocasiones. Y sería bueno que por una vez fueras tú quien me apoyara. Ya escuchaste a Elijah, si no aprovechamos esta última oportunidad, se acabó, estaremos completamente fuera del caso y habremos perdido años por nada. Así que, o pones de tu parte y te controlas, o me temo que estarás solo a partir de este momento. Tú decides.
Dio media vuelta y regresó al interior de la oficina. Vincent la escuchó pedirle al jefe Newton, al fiscal y a los otros dos agentes, que la dejaran a solas con los cinco testigos. Los cuatro hombres obedecieron y salieron fuera, pasando junto a Wolf y echándole miradas de reproche. El último en salir fue el jefe Newton, quien se detuvo unos segundos, como si estuviese dispuesto a decirle algo. Sin embargo, luego de dudarlo un momento, siguió su camino.
Vincent respiró aliviado. Sin importar lo que le hubiera dicho Elijah y el cargo que ahora ostentaba, iba a satisfacer los deseos que tenía de golpearlo. Pero por suerte o desgracia, no tuvo que hacerlo. Suspiró y se limitó a pensar un momento en las palabras de Cristina. Ella tenía razón. Durante el año que llevaban trabajando juntos luego que los asignaran como compañeros, ella siempre había estado de su parte, incluso, cuando había sido un perfecto cabrón con ella al principio; aún cuando su mal carácter repelía a todos, ella se había mantenido fiel y leal.
Realmente no era tan complicado el asunto. Solo tendrían que ocultarse unos meses hasta el momento del juicio y mantener con vida a esos chiquillos insoportables y remilgados. Había estado en situaciones más peligrosas a lo largo de su carrera. Pero de repente recordó al pelirrojo impertinente y sonrió al imaginarse él mismo matándolo, o haciéndole algo mucho mejor y más excitante.
Sacudió la cabeza con fuerza para espantar aquella serie de imágenes subidas de tono en su cerebro. Por favor... él tenía un mejor gusto en hombres. La pedofilia nunca había estado entre sus preferencias, aunque sabía muy bien que aquel joven distaba mucho de ser un menor de edad, a pesar de que su fisonomía dijera todo lo contrario. Aquel niñato insufrible e insignificante era incapaz de provocarle una erección.
Masculló entre dientes, molesto consigo mismo. El cosquilleo en su ingle parecía contradecirlo descaradamente.
******************
Cristina Murray se acomodó al borde de la mesa de trabajo del jefe Newton y tamborileando con los dedos sobre la superficie de madera, observó por un momento a los chicos que, a su vez, tampoco apartaban los ojos de ella. Iba a romper el silencio, pero uno de ellos, el de fisonomía asiática se le adelantó, tomando la palabra:
_ Me alegra que nos hayamos quedado solos. Usted parece alguien sensato y que no se anda por las ramas, así que por favor, díganos la verdad. En una escala del uno al diez... ¿Qué tan jodidos estamos?
Cristina suspiró profundamente y alzó los hombros:
_ No voy a mentirles, chicos. Están bien jodidos. En eso estoy plenamente de acuerdo con mi colega, el agente Wolf, aunque no apruebo su método para hablarles del tema.
_ Ese hombre es un troglodita._ dijo Bastian con una mueca de repulsión.
_ Un troglodita muy sexy._ sonrió Chris con picardía._ ¿Es casado o soltero?
_ ¿Para qué quieres saberlo?_ intervino Anthony._ No creo que él muestre interés alguno en una perra superficial como tú.
Antes de que Chris replicara, Jackie se apresuró en protestar, requiriéndoles a los dos chicos:
_ ¿Pueden callarse y dejar que la agente hable?
Cristina se rascó una ceja cuando finalmente se hizo silencio:
_ Como les iba diciendo, en una escala del uno al diez, dirían que están en un once.
_ ¿Tan mal así?_ exclamó Dylan.
_ Tienen que entender que esos sujetos a los que nos estamos enfrentando, no son simplemente personas malas. Son mucho peor que gente mala. La lista de muertes que ostentan rebasa cualquier límite. Así de extensa es. Es como si disfrutaran arrancándoles la vida a las personas que se cruzan en su camino.
_ Creo que acabo de hacerme encima._ musitó Chris.
_ Con respecto a esa pareja cuya ejecución lamentablemente presenciaron, el hombre era nuestro informante. A lo largo de varios meses nos facilitó información muy importante que nos sirvió para saber cómo funcionaba esa organización criminal. Gracias a él, pudimos descubrir que son ellos los que andan detrás de la elaboración y distribución de una nueva droga llamada DELICIEUX.
_ Oh sí,_ chilló Chris._ nosotros la conocemos.
_ Cierra la boca, Chris._ ordenó Anthony apretando los dientes y rascándose la cabeza con inquietud.
Chris, percatándose de que acababa de cometer una indiscreción, se dio prisa en tratar de corregir su error:
_ Quiero decir,_ carraspeó exageradamente._ hemos escuchado hablar de ella, solo eso, porque nosotros no consumimos esas porquerías. No, no. Somos jóvenes muy responsables, incapaces de adquirir cualquier sustancia ilícita. Las drogas son malas.
_ Ya no te esfuerces, Chris._ suspiró Dylan._ No puedes arreglarlo aunque digas lo que digas, y la agente no cree nada de las chorradas que estás diciendo y que ni tú mismo te crees.
_ Además,_ sonrió Cristina con picardía._ sabemos perfectamente que dos de ustedes habían consumido DELICIEUX anoche.
_ ¿No van a procesarme por eso, verdad?_ preguntó Anthony con timidez.
_ ¡Él me obligó a consumirla!_ se dio prisa en señalarlo Chris.
_ ¿Serás hijo de puta?_ protestó Anthony insultado.
_ En fin,_ prosiguió Cristina._ lo que deben saber, es que DELICIEUX puede parecer una droga atractiva, ideal para hacerles perder la cabeza por un buen rato. Pero lo que no saben, es que abusar de ella puede acarrear severas y fatales consecuencias.
Les extendió entonces una carpeta en la que los chicos encontraron un montón de fotografías que les revolvió el estómago. Más de una veintena de jóvenes (o eso parecían teniendo en cuenta lo deteriorados que lucían), estaban tendidos en camas de hospital. Sus semblantes, sobre todo, no podían verse más desmejorados. Mostraban profundas sombras enrojecidas alrededor de los ojos, de los cuales parecían brotar hilillos como lágrimas de sangre. Además, las fosas nasales también sangraban, y algunos habían sido captados por la cámara, expectorando buches enrojecidos.
La agente Murray estudió por un instante los rostros demudados y llenos de horror de los cinco jóvenes antes de decir:
_ DELICIEUX es una droga muy adictiva, y no dudo que, quienes la consumen, pasen un buen rato. Pero esto es lo que le espera a quienes abusen de ella.
_ ¿Están así por consumir esa cosa?_ preguntó Anthony cada vez más atemorizado.
_ En pocas dosis y de manera ocasional, no ofrece peligro. Pero como toda droga, la gente se va entusiasmando y queriendo cada vez más. Una vez que se han enganchado y el consumo se vuelve desenfrenado, entonces ocurre esto..._ y señaló una de las fotografías en las manos temblorosas del chico._ DELICIEUX comienza atacando el sistema nervioso de forma violenta. Los estudios realizados indican que un gran número de pacientes adictos a esta sustancia, empezaron a mostrar síntomas de agresividad, paranoia y en algunos casos, sufrieron episodios psicóticos y alucinaciones. Luego viene lo peor, cuando afecta el sistema circulatorio. Los vasos sanguíneos comienzan a estallar y por ello se producen todas estas hemorragias que han podido apreciar en las imágenes.
_ Mira sus pieles,_ gimió Chris._ es como si se les hubiera resecado o consumido.
_ Esa es otra de las muchas afectaciones que induce DELICIEUX. Absorbe prácticamente toda el agua del cuerpo, provocando una severa deshidratación.
_ ¿Ha habido muertos a causa de esa cosa?_ preguntó Jackie.
_ Hasta el momento, la cifra de fallecidos a causa de DELICIEUX, asciende a poco más de noventa. Jóvenes como ustedes, que se dejaron atrapar por esa maldita droga que fabrican hombres sin escrúpulos como Gaspar Anderson. Y actualmente hay un número considerable que se están recuperando en hospitales.
_ No terminó de contarnos sobre ese hombre que mataron, el que les pasaba información._ señaló Bastian cerrando la carpeta de fotografías.
La agente Murray suspiró y sus manos se aferraron con fuerza al borde de la mesa:
_ Hank Simmons no era un mal hombre. Pero se asoció a trabajar con las personas equivocadas, creyendo que de esa manera haría dinero fácil. Solo era un pobre contador que, al percatarse de las atrocidades que hacían sus patrones, no quiso seguir formando parte de aquel negocio de muerte. Pero lamentablemente ya era tarde para salirse. El bajo mundo es así, una vez que traspasas sus umbrales, es casi imposible que logres escaparte. Fue entonces cuando contactó al agente Wolf, buscando así una forma de escapar de aquella corrupción de la que estaba rodeado. Sus informaciones nos sirvieron de mucho, pero todo parece indicar que, o lo descubrieron o comenzaron a sospechar de él. Hace unos días nos avisó de una venta de armas y de un cargamento de DELICIEUX. Cuando ejecutamos la redada, todo resultó ser un fiasco. Nos hicieron creer que los atraparíamos y solo nos vieron la cara. No pudimos hacer nada y esos maleantes quedaron libres, otra vez. Mi compañero, el agente Wolf, recibió esa misma noche un mensaje telefónico dejado por Hank, avisándole que corría peligro y que iba a desaparecer por un tiempo.
_ Pero no tuvo suerte. Y su pobre esposa tampoco._ concluyó Jackie.
_ Así es. Tanto él como su esposa fueron capturados y... Bueno, ustedes mismos presenciaron el final que tuvieron. Ejecutados en un mísero callejón y arrojados en una cuneta en las afueras de la ciudad... Escuchen muchachos, este sería el momento ideal para venderles el discurso acerca de hacer lo correcto y garantizarles que, si colaboran y testifican contra esos asesinos, estarán haciendo un gran bien a la sociedad, a su país. Eso suena muy lindo dicho de tal manera, pero no me parece correcto. No cuando la vida de cada uno de ustedes corre grave peligro.
Y los puso al tanto de los mensajes de amenazas que habían llegado a la oficina el día anterior, luego que identificaran a los participantes en el asesinato. Los chicos quedaron impactados ante la noticia:
_ Quiere decir..._ tartamudeó Dylan._ ¿Qué esos criminales saben quiénes somos nosotros?
Anthony recitó una especie de plegaria en español mientras se santiguaba. Chris era el más afectado de todos:
_ ¿Van a matarnos?
_ No si podemos evitarlo._ aseguró Cristina.
_ ¿Cómo?_ chirrió Bastian entonces._ Ni siquiera pudieron proteger a ese hombre que era su informante... ¿Y así y todo esperan que aceptemos testificar en un juicio contra esa gente que ahora mismo sabe dónde estamos y que, al salir de aquí pueden acribillarnos a balazos?
Comenzaron a hablar a la vez, asustados, alterados. Cristina sintió algo de compasión por cada uno de ellos y los dejó desahogarse por un momento, y luego, tomando otra carpeta, extrajo unas fotos, presentándolas ante los chicos. En una de ellas estaba el difunto jefe Hopkins, en otra, su esposa, y una tercera en la que aparecía Elsa Washington, la antigua fiscal de distrito. Los jóvenes enmudecieron:
_ ¿Quiénes son?_ preguntó Dylan.
_ Hasta ayer, ella era la fiscal del distrito. Fue asesinada saliendo de un tribunal. Hasta el último momento su mayor deseo era apresar a Gaspar y acabar con su red de corrupción. Y este hombre que ven aquí, era el director de esta agencia regional del FBI, Ethan Hopkins. Un hombre admirable, intachable. Un verdadero patriota y defensor de la justicia. Esta era su esposa. Y este..._ mostró otra fotografía en la que aparecía un grupo de chicos vestidos con uniformes de futbolistas, uno de ellos circulado con un marcador rojo._ era su nieto, un chico de solo catorce años.
_ ¿Por qué dice ''eran''?_ quiso saber Anthony._ ¿Acaso...?
_ En la tarde de ayer, mientras el jefe Hopkins y su esposa iban a recoger a su nieto a la escuela luego de un partido de fútbol, fueron atacados a la salida, balaceados, a plena luz del día. El jefe Hopkins murió de forma instantánea.
_ Mierda..._ masculló Anthony abriendo mucho los ojos.
_ ¿Y qué pasó con la mujer y el niño?_ preguntó Chris a punto de romper a llorar.
_ Sobrevivieron. Pero siguen hospitalizados. Hay esperanzas de que se recuperen y no queden secuelas, pero lo que quiero que entiendan es que si no ofrecen su testimonio en el juicio, esos criminales quedarán en libertad, y seguirán masacrando a personas inocentes, ya sea con su producción y tráfico de drogas, como por su insaciable sed de sangre.
_ Sigo sin entender... ¿Por qué es necesario que estemos en ese juicio y prestemos declaración?_ graznó Chris._ ¿No les basta con la grabación en mi teléfono? Pueden quedárselo, en serio, me compraré otro mucho mejor y me olvidaré de ese si con eso es suficiente para librarnos de este embrollo en el que nunca debimos involucrarnos.
_ Me temo que no es tan simple ni tan fácil._ negó Cristina suavemente con la cabeza._ La grabación que hicieron es un punto a nuestro favor, pero no es una prueba concluyente. Cualquier abogado listo alegaría que es imposible reconocer del todo a los asesinos, o incluso, que el video pudo haber sido manipulado o falsificado, desestimando de esa forma toda la evidencia.
_ ¡Eso es absurdo!_ chilló Chris._ ¡El video es genuino! ¡Nosotros lo hicimos porque estuvimos allí!
_ Lo sabemos, y es por ello que consideramos que si declaran, será un golpe contundente, además de presentar la prueba de la grabación. Por eso Gaspar y los suyos están tan preocupados.
_ Si, y decididos a matarnos._ suspiró Jackie._ De aceptar colaborar con el FBI ¿Qué garantía tenemos de que estaremos a salvo? ¿Cómo sabemos que no acabaremos siendo asesinados como lo fue el informante de ustedes y su antiguo director?
_ No quiero morir._ casi lloriqueó Anthony._ No sin antes cumplir mi sueño de tener una orgía con Manuel Turizo, Maluma, Pitbull, Daddy Yanqui y Bad Bunny.
_ Nadie va a morir._ intentó calmarlo Cristina.
_ ¿Cómo puede estar tan segura?_ inquirió Bastian con una mueca desagradable en su rostro aniñado.
_ Porque sé muy bien a quienes nos estamos enfrentando. El agente Wolf y yo hemos estado investigando demasiado tiempo a esa gentuza. Conocemos de cierta forma la manera en que se desenvuelven gracias a todas las informaciones recibidas por Hank Simmons. Llevamos tiempo tras la pista de Gaspar Anderson y del verdadero líder de toda la operación, un sujeto misterioso que se hace llamar El Maestro. Creemos que estuvo anoche en la ejecución de Hank y su esposa, siendo uno de los tipos encapuchados que no pudieron ser reconocidos en el video. Específicamente el que usa una máscara.
_ Pero había otro sujeto encapuchado._ señaló Bastian._ ¿Tienen idea de quién pueda ser?
_ No, pero de lo que sí estoy segura, es que una vez que consigamos tener a Gaspar y al Maestro fuera del juego, los otros involucrados no tardarán en caer también.
_ Supongo que tienen pensado incluirnos en el programa de protección de testigos ¿No?_ dijo Dylan.
_ Esa es la idea. Miren, no quiero sonar cruel, y mucho menos dar la impresión de querer presionarlos, pero en este momento, sus opciones son muy limitadas. Si los hace sentir mejor de alguna manera, puedo decirles que, al igual que ustedes, el agente Wolf y yo corremos peligro en estos momentos. Ayer intentaron asesinarnos, a ambos. El plan es que ingresemos al programa juntamente con ustedes, y los protejamos y mantengamos con vida hasta el día del juicio, eso, en caso de que acepten testificar.
La mirada de Chris relampagueó:
_ ¿O sea qué...? ¿Ese agente súper enorme, súper guapo y súper sexy sería como nuestro delicioso guardaespaldas, además de usted? OK, acepto ahora mismo irme a dónde sea si él va también.
_ ¡Chris!_ exclamó Dylan._ ¿Puedes dejar de pensar y hablar como una ramera cachonda? Esto es algo que tenemos que discutir los cinco antes de tomar una decisión definitiva.
_ OK perras,_ dijo Chris con un mohín despectivo._ no creo que haya mucho que pensar en este asunto. Nuestras opciones son simples: número uno, aceptamos testificar y entramos al programa ese de protección de testigos y tenemos oportunidad de joder a esos cabrones asesinos antes de que nos jodan ellos a nosotros. Número dos, no aceptamos testificar, nos vamos a nuestras casas y vivimos aterrados con la idea de que esos sociópatas nos encuentren como seguramente harán y nos jodan bien jodidos. Punto. Fin de la historia. Creo que todas sabemos cuál opción es la más favorable para nosotras.
Dylan resopló. Jackie se encogió de hombros:
_ De cualquier modo que lo miremos corremos el peligro de que nos jodan.
_ Así es,_ dijo Cristina._ pero pueden estar seguros de que el agente Wolf y yo haremos hasta lo imposible por protegerlos y mantenerlos a salvo. Si tenemos que dejarnos matar para que ustedes vivan, no dudaremos en hacerlo. De alguna manera, nuestros caminos se han entrecruzado, y si tenemos una oportunidad de hacer que Gaspar y su gente caiga de una vez por todas, le haremos un favor enorme a este país, y al mundo entero, por librarlo de semejantes lacras.
_ ¿Nos da un momento?_ pidió Bastian a la agente Murray luego de una pausa.
_ Por supuesto._ sonrió Cristina y salió del despacho.
Unos quince minutos después, Dylan abrió la puerta, indicándole que pasara nuevamente. La mujer se plantó ante los chicos y los observó unos segundos antes de preguntarles:
_ Y bien... ¿Qué decidieron?
Chris fue a responder, pero Bastian se le adelantó:
_ ¿Podría explicarnos bien en qué consiste eso de los testigos protegidos? Si vamos a vivir esa experiencia creo que debemos conocer de qué va todo eso.
_ Por supuesto._ sonrió Cristina reprimiendo los deseos que tenía de soltar una exclamación de triunfo, júbilo y celebración.
_ Ah, y otra cosa._ agregó Bastian._ ¿Hay alguna posibilidad de que sea otro agente y usted los que nos protejan en vez de ese imbécil prepotente, grosero y desagradable?
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