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¿Y después?

DISCLAIMER: Los personajes y lugares le pertenecen a Tatsuya Endo.

[...]

Una tenue luz se coló entre las persianas, iluminando el perfil de un hombre cubierto con una sábana blanca. Echado con los brazos bajo el cuello, inhaló y exhaló por enésima vez, hasta mirar de reojo la ventana que tenía al frente: impasible, constató que el ocaso había comenzado.

Su mirada paseó por toda la habitación que ocupaba, se detuvo sobre un reloj de pared y al voltear su cabeza hacia la derecha, contempló la espalda de una mujer desnuda que dormía en la misma cama que él. Apenas la observó unos segundos, lo suficiente para recordar que habían tenido sexo; sin embargo, la imagen de su rostro se había esfumado tan rápido de su mente como su interés por ella. Con el sigilo que demandaba su oficio, Twilight se levantó de la cama y no demoró en vestirse, luego buscó su maleta y halló una carpeta en su interior, previamente empacada por él sin que la joven lo notara.

─«Tal como lo imaginé. La producción de acero quintuplicó su nivel en los últimos tres meses y considerando el desvío de sus camiones de carga hacia las afueras de Berlint, no hay duda de que Industrias Fartham suministra insumos para el mercado negro de Ostania, bajo la fachada de una fábrica de construcción. Si esta semana envían un nuevo contingente, los terroristas tendrán con qué elaborar más armas de alto calibre. Ojalá no sea tarde para hacer algo al respecto» ─razonó en silencio.

Una vez comprobada la veracidad de la información que WISE le encomendó tomar, retornó el documento a su maleta y repasó los hechos sucedidos en las últimas doce horas: la discusión que sostuvo con su «novia» Adele la noche anterior, como parte de su estrategia para visitar la casa de sus padres; luego el tedioso desayuno familiar en el que condujo hábilmente sus charlas vacías hasta obtener datos del avance de la empresa, y su posterior escape al baño para robar las cifras de la oficina del señor Fartham. Aquello simbolizaba el fin de su misión y sólo necesitaba inventar una excusa que lo liberara de tan patética compañía; pero el afán de la joven por pasear cambió todos sus planes.

Sabía muy bien lo que debía hacer para contentar a las mujeres, sobre todo a alguien tan orgullosa de su historial de amantes como Adele; previó que rechazarla provocaría sospechas y sólo se «dejó llevar» cuando ella le propuso ir a un hotel para «estar juntos». Cual autómata, respondió a sus demandas en la cama, rememoró cada acto carente del fuego que ella alardeaba sentir, la vio retorcerse bajo su cuerpo y al final, la recostó a su lado para que descansara.

Twilight la vio dormir. Si bien ya había intimado con otras mujeres en el pasado, era la primera vez que se acostaba con alguien durante una misión. Pensó en la ignorancia de Adele, respecto a las malas andanzas de su padre, y por un segundo, sintió lástima por usarla. «¿Qué pasaría con ella después?»: resopló ante su absurda pregunta y amparado por el desapego hacia su «relación», sepultó todo remordimiento mientras dejaba el cuarto justo al anochecer. Sin despedidas, sin explicaciones, sin mirar atrás.

Su retirada pasó desapercibida para los encargados del hotel y ya en el exterior, se confundió entre el mar de gente que regresaba a sus hogares. Bajo el frío otoñal y la débil luz de los faroles, Twilight se deshizo de su identidad de turno y «desapareció» para el mundo una vez más...

[...]

Cinco de la tarde. El reloj de la torre de Berlint anunció la hora y aquel sonido bastó para dibujar una sonrisa en el rostro de Loid: apostado en las escaleras que conducían al ayuntamiento, vio a Yor dando un fuerte bostezo y con cierto agotamiento en su rostro.

─¡Loid, eres tú! ─al reconocerlo a la distancia, la señora Forger recuperó su energía y se apresuró a recibirlo con un abrazo─ Pensé que saldrías más tarde.

─Quise darte una sorpresa ─respondió con el tierno choque de sus frentes─. ¿Cómo estás?

─Muy bien, aunque algo cansada ─le sonrió, mientras se aferraba al brazo izquierdo del psiquiatra─. Hoy tuve que revisar un montón de archivos del sótano, es que hubo problemas con la renovación de papeles de unas personas adoptadas hace quince años. Reubicar los expedientes guardados ha sido toda una lucha...

─Lo bueno es que pudiste ayudarlos: otra persona aburrida habría dilatado el trámite; pero eres tan dedicada que no te imagino dejando tu labor a medias, ¡tu jefe habrá admirado tu desempeño! ─la felicitó.

─Espero que sí... ¿y qué hay de ti? ─consultó Yor─ ¿Cómo te va en el hospital con tus pacientes?

─Muchos han progresado en la última semana ─soltó un suspiro de alivio─. Me alegra, ¿sabes? El hecho de poder sanar sus heridas emocionales... no sé, todavía sigo sin creerme capaz de ayudar tanto a alguien.

─Es justo eso lo que ellos aprecian de ti. Tienes un corazón enorme, Loid ─lo alabó Yor, estrechando más su brazo─, por eso te quiero mucho.

─Tanto como yo a ti ─besó su cabeza con discreción y tomó su mano, mientras caminaban juntos por la Plaza Central de Berlint.

Veinte minutos les tomó volver a pie hasta su casa, como ya era costumbre, y sumidos en un cómodo silencio, recibieron las últimas luces del día: fue ahí cuando Loid aprovechó la ventaja de su altura y miró de soslayo a su esposa, cuyos ojos carmesíes brillaban gracias a los finos rayos del crepúsculo. No pudo evitar sonreír de nuevo: ¿por qué todo lo que rodeaba a Yor sintonizaba a la perfección con su propio ser?

Sumergido en sus recuerdos, evocó el día que se conocieron, así como los altibajos emocionales de su vida familiar y el fin de la Operación Strix, donde ambos se revelaron en su versión más pura y decidieron comenzar de nuevo, sin más mentiras. «¿Y qué habría pasado después, si las abandonaba a su suerte?»: Loid desechó aquella pregunta de su cabeza, asqueado con la idea de retomar su antigua vida tan desligada; estaba seguro de que nada que le ofrecieran se compararía con su actual felicidad. Conmovido, el ex espía se sonrojó por la buena fortuna que había alcanzado junto a Yor y Anya.

─¡Cuidado, Loid! ─gritó la joven, al sentir cómo trastabilló en la vereda.

─¡Rayos! ─rio avergonzado─ P-perdón, no me fijé...

─También estás cansado, se te nota ─entre risas, subieron las escaleras del edificio donde vivían y entraron a su departamento─. Luego te sirvo café.

─Claro, en un rato ─Loid colgó su abrigo y con nostalgia, le dio un vistazo a la sala-comedor, poco habituado a la ausencia de Anya y Bond─. ¿Cómo crees que la estén pasando en casa de Becky?

─Conociéndolos, bastante bien... sólo espero que el perro no destroce los muebles de su casa ─rio Yor, mientras reemplazaba la fotografía de un portarretrato por otra que sacó del armario principal─. ¡Seguramente mañana nos contará lo que ha hecho con su amiga!

─¿Hablas de sus locuras dignas de una miniserie? ─replicó, abrazándola por la cintura, atento a la imagen en la que salía toda su familia─ La otra semana cumpliremos tres años de casados. El tiempo pasa muy rápido...

─A veces me pregunto qué habría sido de mí si jamás los hubiera conocido ─Yor puso sus manos sobre las de Forger y bromeó, mirando su anillo de bodas─. ¿Todavía no te arrepientes de haberme elegido como tu esposa?

─¿Qué cosas dices? ─le dio un beso en la mejilla, tras captar uno de sus arranques de inseguridad─ Eres parte de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, Yor. Que nadie te convenza lo contrario.

─Gracias por todo, Loid ─giró hasta tenerlo de frente─. De verdad...

─A ti, cariño ─frotó su nariz con visible ternura, en anticipo al beso que Yor consentía recibir en sus labios, uno muy suave y a la vez lleno de todo lo que su timidez le impedía expresar─. ¿Te sientes mejor?

─Contigo, siempre ─Yor tomó su rostro y volvió a besarlo, esta vez con más valentía─. N-no podría pedirte más...

No obstante, tal frase hizo saltar sus cuerpos en contradicción, reclamando algo más que mimos sublimes y palabras generosas. Las manos de Loid viajaron sobre la tela del abrigo de Yor y aprovechó el contacto para estrecharla más, mientras los brazos de su mujer rodeaban su cuello. El jadeo de ambos se tornó más frecuente y a punto de cruzar la delgada línea del desenfado, un chirrido los hizo chocar contra el armario.

─¡El teléfono! ─la chica miró la máquina que sonaba detrás de ellos.

─Lo que faltaba ─Forger bufó con pesadez y levantó el auricular, viendo a Yor correr hacia el pasillo de las habitaciones, bastante ruborizada─. ¿Diga?

─«Espero no ser inoportuno, amigo mío» ─una voz masculina e irónica sonó del otro lado de la línea.

─¡¿Franky?! ─exclamó Loid en la cumbre de su desconcierto; luego sintió una puerta cerrarse con fuerza y eso bastó para incluir a su camarada en la categoría mental de «Aguafiestas»─ ¡¿C-cómo se te ocurre llamar a esta hora?!

─«Ni siquiera son las seis de la tarde, qué exagerado eres ─oyó la carcajada de Ricitos─. Espera, déjame adivinar: ¡Anya vio muchos episodios de anime y descompuso el televisor!».

─Claro que no, fue con Bond a visitar la casa de su amiga ─trató de recobrar la compostura─. En fin, ¿qué se te ofrece?

─«¡Uuuh, ya entendí! El espía jubilado está en una "misión a dúo"...».

─¡¿Q-qué?! ─captó la sucia indirecta del informante─ Oye, no es lo que estás pensando, Franky...

─«Y yo pidiendo tu ayuda para citar a una chica, pero veo que tu agenda está ocupada. Je, je, je... mejor corto, no quiero ser culpable de que Anya se quede sin hermanitos. ¡Me saludas a Yorticia, suerte!».

─¡Argh, te estoy diciendo que...! ¿Uh? ¡Holaaa! Ay, idiota ─Loid no pudo culminar su batalla telefónica y tras colgar el auricular, buscó rápidamente a su esposa─. Yor, cielo...

─¿Era Franky? ─su voz provino del cuarto matrimonial.

─¿Eh? S-sí, sólo pasó a saludar: ya sabes cómo es cuando se le ocurren sus disparates─ le ocultó la broma pesada que le hizo y apoyó su cabeza contra la puerta, rogando que su esposa no se hubiera avergonzado de su fallido jugueteo─. Pero olvidémonos de él, ¿sí? Más bien, qué te parece si, aaah... ─tragó saliva, nervioso─ no sé, podríamos salir a comer algo, ¡sólo si tú quier...!

─Hoy fue un día muy agotador, cariño ─Yor interrumpió su plan al abrir la habitación─. ¿Y si mejor nos quedamos aquí?

La esperanza de Loid, casi pisoteada por su respuesta negativa, subió a niveles insospechados... así como el rubor de sus mejillas, tras notar que Yor sólo portaba una toalla blanca alrededor de su cuerpo, además de otros útiles de aseo que les pertenecían a ambos. El mensaje era más que claro y como en todas las circunstancias que involucraban a la señora Forger, su lógica y sentido común se bloquearon por completo.

─T-tal vez un baño podría relajarnos un poco ─sugirió, abochornada, y caminó por su costado, no sin antes reiterarle su invitación con una mirada dulce y sensual─, si gustas...

Ninguna palabra salió de la boca de Loid, pero sus piernas ya habían respondido por él. Sin demora, le abrió la puerta del baño para que entrara primero y en un acto totalmente innecesario, vigiló el pasillo antes de encerrarse con Yor. El silencio se apoderó de ellos, sin que les causara incomodidad, y Loid sonrió al comprobar que aun con sus tres años de matrimonio, seguían conservando la torpeza de sus primeros meses de convivencia. Conforme se quitaba la ropa, la vio abrir los grifos de agua caliente y fría hasta conseguir la temperatura ideal; hechizado por el leve chapoteo que hizo con sus dedos, enrolló una toalla a su cintura y se sentó en el borde de la tina para acompañarla.

─Creo que ya está tibia... ─con un gesto seductor, Loid mojó su mano derecha y luego llevó su índice hasta el cuello de Yor, escurriendo algunas gotas que descendieron hasta el inicio de su busto─ ¿verdad?

─¡Entra de una vez! ─Yor lo tomó desprevenido y le lanzó agua a la cara, muy sonrojada─ Si no, me retractaré de haberte llamado.

─Ja, ja, ja... espero que no ─Loid rio por la ocurrencia de su esposa y contemplando su coraje para quitarse la toalla frente a él, hizo lo mismo y entró a la tina, quedando sentados frente al otro.

Por largos segundos, ninguno habló. Loid agradeció que la tina tuviera el suficiente espacio para que pudieran acomodarse y aunque anhelaba quedarse así con ella por una eternidad, luchó para que sus ojos no bajaran más allá de su hermoso rostro... al menos, no antes de tiempo. En eso, le pareció que Yor había leído su mente, cuando se deslizó hacia el centro de la tina y con una sonrisa, lo atrajo para echarle un poco de shampoo. El masaje de sus dedos contra su cabellera bastó para que esbozara una sonrisa.

─Me haces sentir como un niño... ─admitió, ruborizado.

─A veces te comportas como uno ─sonrió dulcemente─ y me encanta.

─¿En serio? ─la abrazó por la cintura, anulando la poca distancia entre ellos─ Porque podríamos jugar un poco...

─Después ─pellizcó sus mejillas con suavidad y besó su nariz.

─Pero no es justo ─con un berrinche, insistió de nuevo─. Para empezar, ¿por qué sólo tú puedes lavar mi cabello?

─Porque demorarías siglos enjuagando el mío...

─Me subestimas, Thorn Princess ─susurró su viejo apodo con ternura─. ¿O no quieres concederme el honor de asearte?

─Sólo si logras cumplir tu misión, Twilight ─Yor le siguió la corriente, tomó el shampoo y lo elevó lo más que pudo con sus brazos, recibiendo a cambio las risas y cosquillas traviesas de Loid─. ¡Oye, eso es trampa!

─¡Como si tú no lo hicieras también! ─trató de olvidar la tentadora fricción de sus pechos y apretó el envase al igual que ella, derramando todo su contenido encima de sus cabezas─ ¡Aaay, mis ojos!

─¡Loid! ─asustada y con la vista afectada por el mismo ardor, Yor roció agua sobre ambos y quitó los restos de shampoo con mediana rudeza─ ¡L-lo siento! No debí lastimarte, ¡juro que me voy a controlar...!

─T-tranquila, no pasa nada ─se rio por lo bajo y la miró, tan empapado como ella─, me encuentro bien...

La voz conciliadora de Loid finalmente pudo calmarla y mientras Yor acariciaba su cabello rubio, la misma aura romántica de hace minutos volvió a envolverlos: cuando se dieron cuenta de ello, un beso los unió nuevamente, sin que esta vez fueran interrumpidos. Libres de toda prenda, se acariciaron a su antojo; cada vez menos tímidos, sus manos exploraron todos sus rincones y presos de un creciente deseo, se repartieron cuantos besos podían darse.

Un fuerte cosquilleo en su entrepierna hizo gruñir a Loid y Yor se apegó más a él, rozando sus muslos contra su cadera. Al borde del disfrute que les esperaba, la ex asesina dejó escapar un gemido ahogado y estrechó la cabeza de su esposo contra su cuello.

─Y-Yor ─el rostro de Loid volvió a enrojecer y apretó sus nalgas con ansias─, vamos adentro...

─¿Adentro? ─la idea de abandonar el calor de la tina la desanimó y trató de convencerlo de no ir al cuarto─ Mmm... ¿no quieres hacerlo aquí, cariño?

─Por mí, encantado ─se tensó al sentir la mano derecha de Yor sobre su abdomen─; pero se me va a arrugar el trasero.

─Es cierto ─no pudo evitar reír por su broma y se apoyó sobre sus hombros para incorporarse─. Entonces...

Loid asintió al instante y salieron juntos de la tina, mientras se entregaban sus toallas. Embelesado, Loid dejó que Yor limpiara el agua de su cuerpo y se dedicó a escurrir el largo y negro cabello de su amada, siguiendo las gotas que caían por sus hombros; sus manos palparon su silueta por encima de la toalla y no menos de una vez aprovechó su cercanía para rozar su piel desnuda, hasta que el toque atrevido de Yor en su cintura lo hizo reaccionar.

─¿Qué estás haciendo? ─fingió ignorancia y besó su hombro, sonriente.

─Me aseguro de atenderte bien... ─apegó su rostro a su torso para que no viera su sonrojo y diversión por limpiar su abdomen─ ¡ah, L-Loid!

─¿Lo sientes? ─mordisqueó su oreja, al mismo tiempo que su mano hurgaba entre sus muslos─ Dime si lo sientes...

─Oh, Loid... ─dejó caer la toalla y se aferró a sus hombros, en un intento por controlar el placer que le daban los dedos de su esposo.

─Creo que ya no me esforzaré en secarte... ─volvió a reír y frotó más.

─¡L-Loid, por favor...! ─Yor volvió a clamar su nombre con delirio y lo obligó a besarla, arrastrándolo fuera del baño.

Todavía húmedos y desnudos, ambos cruzaron el pasillo sin dejar de abrazarse y dentro de su habitación, la pareja cerró la puerta y cayó sobre la colcha roja de su cama, rendidos a su inmenso deseo. Ningún centímetro de piel fue descuidado por Loid, empeñado en escuchar su coro de gemidos y hacerle saber que la amaba tanto como ella a él, a través de besos hambrientos y jadeos irreprimibles. Su sensual viaje se detuvo entre sus piernas y con la gentileza que lo definía, hundió su boca en el centro de placer de Yor, elevando sus gritos.

─¡Dios, Loid...! ─sus manos sujetaron su cabeza por instinto y movió lentamente sus caderas, deleitándose con el jugueteo de su lengua─ Eso, así... un poco más... ¡ahí, ahí, mmm...!

─Yor, me dejarás calvo... ─balbuceó, al sentir que su esposa jalaba sus mechones con cierta brusquedad.

─Perdón ─soltó su cabello y respiró entrecortadamente─, p-pero es tu culpa... ¡aaah, Loid!

─¿Decías? ─desafiándola, pellizcó su clítoris con sus dientes y volvió a succionarlo, sin dejar de mirarla.

─Loid, harás que me corra... ─confesó, extasiada y muy sonrojada.

─¿Tan pronto? ─se echó a su lado y haciendo gala de su picardía, frotó dos dedos contra su entrada─ Pensé que podías aguantar más, querida...

Antes de que pudiera contestarle, la boca de Yor emitió un quejido y su cuerpo tembló por la fogosa caricia en su entrepierna. Aquel gesto motivó más a Loid y sus dedos entraron y salieron del interior de su mujer, hipnotizado con el rubor que decoraba su rostro. La sintió más húmeda, inhaló el aroma de su cuerpo, deseaba verla desfallecer en sus brazos... y quiso su propio éxtasis que no se percatara de la fuerza con la que Yor agarró sus muñecas, sólo para tumbarlo boca arriba. Cuando Loid procesó el hecho de estar a merced de su esposa, pudo contemplar la singular chispa de deseo y fiereza que exudaba su mirada, mientras sus cabellos lo cubrían en el momento que le dio un largo beso.

─¿Eso es lo que crees? ─pese a su voz agitada, no lo dejó hablar y de sus labios, pasó a su cuello y pecho tonificado─ Pues déjeme decirle, doctor Forger ─cambió su modo de dirigirse a él y descendió con besos tiernos por sus abdominales y la línea de su ombligo─, que se ha equivocado de chica...

─M-me encanta oír eso... ¡oooh! ─echó su cabeza hacia atrás, complacido con la manera cómo Yor acariciaba su entrepierna.

─¿En serio? ─estimuló su pene erecto en un vaivén suave y creciente─ ¿Qué más quieres escuchar... o sentir?

─¡Ngh! ─un gemido salió desde lo más profundo de su garganta y apoyó sus brazos contra la cama, de tal modo que pudo verla chupar su miembro con bastante dedicación, mientras sus labios y lengua se deslizaban por la piel sensible de su virilidad─ C-cielos, Yor...

Volviendo su vista hacia el techo, Loid trató de reunir la poca cordura que tenía para resistir su excitante caricia. Su mente reclamó la ayuda de Twilight, buscó alguna técnica que lo ayudara a controlarse; y en vista de su fracaso, recurrió al viejo truco de contar ovejas para retrasar su orgasmo... sólo que esta vez, cada becerro saltarín era una caricatura desnuda de Yor. El psiquiatra volvió a gemir, derrotado por la pasión de su esposa y su autosabotaje emocional.

─Y-Yor... ─pronunció otra vez su nombre, casi al límite.

─Cariño... ─la joven sacó el miembro de su boca y masturbándolo una vez más, subió sobre él.

Loid se sentó en el colchón y acunó a Yor entre sus piernas, muy ansioso por penetrarla. Sin embargo, las tiernas caricias de la joven obraron en él como si se tratara de magia, una tan extraña y poderosa que dejó su deseo en suspenso. Perdido en la inmensidad de sus ojos, le obsequió su sonrisa más idiota y sincera: se había enamorado una vez más de ella, ¡tenía tantas ganas de hacerle el amor!

─¿Loid? ─Yor notó su distracción y aquello le preocupó─ ¿Hice algo mal?

─¿Qué? ─reaccionó, luego negó con su cabeza y la abrazó─ No, no...

─¿Y por qué te detuviste? ─su respuesta la dejó inconforme.

─Sólo... quise hacerlo ─volvió a sonreír.

─L-Loid... ─Yor no pudo protestar por el beso que recibió bajo el cuello y se estremeció con las caricias de sus dedos por su cintura y espalda, hasta que apretó sus senos con suavidad.

Incapaz de detenerlo, cayó nuevamente a la cama con él y dejó que la recostara bajo su cuerpo, atenta a cada gesto y sonrisa. Bajo la penumbra de la habitación, logró percibir el brillo de sus ojos azules y sucumbió a la intensa mirada de Loid.

─Soy muy afortunado por tenerte ─masculló entre besos y con mucho cuidado, guio su longitud hasta su entrada─, no sabes cuánto...

─Cielo... ─jadeó al sentirlo entrar en toda su cavidad─ ¡aaah, Loid...!

─Te amo tanto, Yor... ─gimió fuerte ante la sensación de calor y humedad que lo cobijaba, moviéndose de afuera hacia adentro─ s-siempre...

─También t-te amo, Loid... ─abrió más sus piernas y apoyando sus pies contra la cama, buscó ajustarse a su ritmo sensual─ oooh, m-mi Loid...

─¡Yor...! ─la posesión destilada en su frase liberó sus más profundos sentimientos y con ello, el incremento de su vaivén.

El tiempo se esfumó en la habitación y contra las paredes, rebotaba el eco de sus gritos. Loid empujó más fuerte, motivado por sus gemidos, reclamó sus besos con más vehemencia y no contento con el sabor de sus labios, succionó y lamió sus pechos con una maestría que terminó por enloquecerla. La textura de su boca contra sus pezones llevó a Yor a las cumbres más elevadas de su ser; casi demente, se aferró al cuerpo de su amado y le clavó sus uñas con desesperación, en señal del indescriptible placer que le prodigaba.

Para Loid, nada podía ser más satisfactorio en ese momento y su excitación llegó al tope cuando oyó el chasquido de sus caderas con los fluidos que desprendían sus sexos, al mismo tiempo que una intensa corriente viajaba por toda su columna. El tono de sus gemidos se tornó más salvaje, sintió que el aire escaseaba en sus pulmones, sus ojos se enfocaron en las muecas sonrientes que hacía Yor... y la vibración de sus paredes alrededor de su miembro hizo que acelerara sus embestidas dentro de ella.

─¡Ah-ah-aaah! Loid, sigue... aaay, ¡qué bien se siente, Loid! ─Yor enlazó sus brazos a su cuello y arqueó su espalda, ebria de goce por la habilidad que tenía su marido para frotar su clítoris mientras la penetraba.

─¡Yor! ─apretó las sábanas entre jadeos ahogados, cada vez más agitado e impaciente─ P-por Dios, Yor, ¡me vengo...!

─¡Oooh! ─volvió a gritar y lo besó con furia─ ¡Sí, mi amor! P-por favor, córrete conmigo, Loid... lléname de ti, ¡hazme tuya, aaah!

─¡Y-Yor, cariño! ─se sacudió sobre ella, desquiciado─ Oh, cielos... ¡Yor!

Loid se aferró a Yor en una última embestida, la oyó proferir un grito encantador y se rindió al rítmico apretar de su interior; superado por el mar de sensaciones, su mente revuelta por el placer apenas procesó sus propios rugidos y la delicia de tan intenso orgasmo compartido, mientras ambos gemían sus nombres en bucle y disfrutaban cada instante de su liberación.

─Oh, mi amor... ─salió gentilmente y acarició por última vez su entrada, fascinado con el escurrir de su semen dentro de ella.

─Mi cielo... ─gimió al suave contacto de su longitud, lo atrajo a sus brazos y besó su frente─ ¡Loid, esta noche fue...!

─S-sí ─completó la idea que Yor no podía vocalizar y descansó su cabeza sobre sus pechos─, estuvo genial... ufff, d-demasiado bien, cariño.

─¿De verdad? ─rio al verlo asentir y lo abrazó─ Me haces tan feliz, amor...

─Tanto como tú... ─casi recuperando el aliento, la miró con una sonrisa extenuada─ y no bromeo.

─Lo sé... ─Yor le dio un beso casto y rodaron en la cama hasta quedar de costado, cubriéndose con la sábana roja─ hace días que no lo hacemos así.

─Creo que debemos permitir que Anya visite más seguido a su amiga ─le guiñó un ojo, entre risas.

─¡Eres un pervertido! ─jaló cariñosamente uno de sus mechones rubios.

─Vamos, Yor ─la abrazó por la cintura y empezó a hacerle cosquillas con su boca─, ¿me dirás que no te gusta la idea?

─No caeré de nuevo en tus... ─lo desafió, sin poder aguantar sus carcajadas por los toqueteos de su esposo─ ¡n-no, Loid, ahí no! ¡Ja, ja, ja, que nooo...!

─Nada va a detenerme... ─la besó por doquier y descendió su mano más allá de su abdomen─ santo cielo, ¿qué te cuesta decir un «sí», cariño?

─¡Lottie! ─gimió, apretando sus muslos.

─¡Oyeee! ─arrugó el rostro por el apodo ridículo y se alejó un poco─ No me recuerdes a tu hermano mientras estamos así, por favor.

─Ja, ja, ja, ja... ¿ahora te molestaste? ─respiró hondo y al ver cómo se esforzaba en parecer disgustado, se abalanzó sobre él─ ¡Qué infantil eres, Loid!

─Pensé que eso te gustaba de mí ─le recordó su halago en la ducha.

Yor se ruborizó por su declaración y en un acto bastante risueño, pegó su rostro sonriente contra el cuello de Loid, recibiendo a cambio un tierno beso en su cabeza; sin duda, era imposible que se enojara con ella, incluso si se debía a alguna broma. Así, el silencio compartió lugar con la calidez de la habitación y la pareja se entregó a la tranquilidad de la noche.

─Te amo, Loid... ─susurró Yor, muy feliz.

Forger no respondió al instante, mas no por indiferencia o confusión... y sabía que Yor lo comprendía con sólo percibir sus latidos acelerados. Su pulgar derecho tanteó sus labios con cariño y luego elevó su mentón para contemplarla. Sus ojos azules resplandecieron otra vez: ninguna mujer había logrado conquistar su corazón como Yor, su belleza y sencillez lo encandilaron como el primer día y con una sonrisa, reafirmó el vínculo que los había unido. En silencio, agradeció que el destino le permitiera amar y ser amado por ella.

─Yo también te amo, Yor... ─le respondió con un beso y cobijándola entre sus brazos, durmieron plácidamente.

[...]

N.A.:

¡Buenos días! Esta racha de vibras positivas está llegando bien fuerte XD y ahora que comenzamos un nuevo año, ¡también me incorporo oficialmente al fandom de Spy x Family! Créanme que estoy super feliz con esta serie, tiene una historia encantadora (también muy profunda, cada vez que avanza el manga/anime) y me enamoré completamente de sus shipps: una de ellas, Loid y Yor, protagonistas de este fanfic.

Hay algo muy especial en la relación de ellos dos y es justo su batalla inconsciente para aceptar sus sentimientos, aun cuando saben que sólo están unidos por un matrimonio a conveniencia; ambos sufrieron muchísimo y el hecho de que la vida les haya permitido conocerse y formar una familia con Anya, me parece un bello regalo que no puedo ignorar :'') por otro lado, también está el hecho del desapego forzoso que ha vivido Twilight y es por eso que escribí este fanfic, mostrando un antes y después en la vida sentimental de nuestro amado espía, bajo su perspectiva. ¡Ansío tanto que Loid y Yor vuelvan a amar con toda libertad, porque se lo merecen! ¡Son almas gemelas, sin duda! <3

Nunca pensé que ingresaría al fandom con una historia romántica/erótica, pero no me arrepiento 7u7 jajaja... así que espero que esta historia les haya gustado, ¡muchas gracias por sus lecturas y reviews, y pasen un hermoso Año Nuevo! :3

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