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#CDFx 6

N.de A.
Lo prometido es deuda, el primero en llamar ha sido Andy, de Ciertas Mentiras,  y te aseguro que no será el único.
No te preocupes por los spoilers de mis libros, procuraré que no se noten demasiado jajaja... disfruta ya la intervención de Andy y Elena❤️


El gesto de Jaime me revela sorpresa. Yo también lo he notado. Para ser un talk show de confidencias de amor es extraño que llame un hombre. Pero oye, que no me quejaré, que aquí en En Cadena2 somos muy inclusivos, y no voy a ser yo ahora la típica topicaza que identifique a las mujeres con este tipo de programas, cuando yo me he enamorado del locutor de uno de esos programas,  precisamente.

     —Hola, Andy, qué ilusión me hace escucharte —digo sinceramente—. Tú puedes llamarme Sofi, no es algo que acostumbre a permitir, pero así te devuelvo parte de tu confianza.

     Jaime se mueve inquieto en su silla, espero no haber dicho nada inapropiado, solo he saludado.

     —Gracias. No estaba pendiente de tu programa, hasta que Elena, mi pareja, me ha pedido que lo hiciera, ella sí que es una de tus mejores oyentes. Habla cada día de tus podcast de Reír Contigo.

     —Es una chica lista, transmítele mis gracias, y a ti te felicito por tenerla a tu lado.

     —Te está oyendo, y sonríe —dice, y así adivino que él también lo hace—, el caso es que me ha pedido que sea yo el que te cuente nuestra primera…

     —Alto, ahí, Fénix —y corto su palabra. Jaime me mira anonadado, lo único que me pidió que no hiciera y no he dudado en hacerlo a la mínima oportunidad—. No querrás que me arrepienta de darte paso en el programa, ¿verdad?, porque aún no catalogamos la madurez de las llamadas. 

     —No te preocupes, será muy light.

     —Y lo más importante de todo, ¿tendré problemas yo por dejar en abierto relatos eróticos a esta hora de la noche?

     —Andy, yo en tu lugar respondía pronto, o a Sofía le estallará la cabeza pensando que puedes ser un pervertido que ha llamado para reventarnos el programa. —Jaime se mete en la conversación, creo que me guiñó el ojo antes, pero ya no sé con qué intención lo hizo.

     —Es tan parecida a Elena con sus dramas, que me divierte dejarla hablar. 

     —¿También te pasa que alucinas sin saber por dónde acabará saliendo su conversación? —le pregunta Jaime. 

     ¡Uy!, creo que estos dos están encontrando muchos puntos en común de los que reírse de mí.

     —Te acostumbrarás a ello, colega.

     —Ya empiezo, ya. —Y Jaime actúa con su propio drama cuando pone los ojos en blanco.

     —Pues además te puedo asegurar que ese carácter irreverente que tienen es lo que las hace tan únicas.

     —Al menos Sofía me hace reír, sí.

     ¡Jaime no ha debido decir eso en el aire!, la gente no me tomará en serio y querrán hablar solo con él mientras a mí me pedirán  los chistes.

     —Sigo aquí, parejita feliz, ¿pido en control que retengan tu llamada para que des tus datos y así podáis hablar en privado?, lo sentiré mucho por Elena, Andy, parecías buen tipo, y por lo que he oído de ti, diría que hasta eras fiel. 

     Locutor y oyente se han hecho muy amiguitos, porque se ríen a carcajadas, juntos.

     —¿Ves lo que te decía? —le pregunta Jaime sin necesidad de una respuesta. 

     —Elena lo hubiera dicho igual.

     —¿Quieres pasarle el teléfono a tu mujer, o vas a contarnos algo tú? —Andy me ha caído bien, pero puedo cortar su relato cuando quiera.

     —Sí, quería compartir con vosotros mi experiencia con el amor a primera vista. 

     —No todos consideran que un flechazo sea amor, Andy, hay quien lo definiría como putada de un cabroncete en pañales —digo de repente.

     Jaime me mira y no sale de su asombro. No quiero dejar en mal lugar al pobre hombre, que conste, es solo que como flechada que fui yo también, y por el hombre que tengo enfrente más en concreto, ese tema no quiero hablarlo con él delante. 

     —Ya, pero a muchos otros nos sale bien el acierto. Cuando Elena y yo nos miramos a los ojos por primera vez supimos que nada de lo que hiciéramos impediría que estuviésemos juntos algún día.

     —Oh, así que se te dio bien la faena y hubo un bis.

     Andy se parte de la risa.

     —Aunque no es algo de lo que me enorgullezca, diré que no hubo. —Y sigue riendo—. Elena no quiso repetir, se enfadó —me responde sin cortarse un pelo.

      —Entonces, ¿quién se lo trabajó para acabar juntos?, porque en toda relación siempre hay uno que insiste más —quiero saber. No como yo, que me rendí en el mismo inicio de mi flechazo y todavía no le digo nada a Jaime.

     —Sí, fue Elena, tuvo que dejar de mentir, antes, y no buscar excusas para admitir al fin lo que sentía por mí, cada vez que nos…

      —...que os reconciliábais, ¿a que sí? —dice Jaime sonriendo—. Recuerda que no definimos el grupo de edad de nuestros oyentes, Andy—. Eso ya lo dije yo, que no me pise mis argumentos y se busque los suyos propios. Me cruzo de brazos a la espera de que ambos dejen de reír, porque Andy también lo hace.

     —Podría decirse así, claro. Mi flechazo fue más certero al inicio y el suyo tardó en sangrar por mí, pero ahí estaba. 

     —Mis más sinceras felicitaciones, Andy, por vuestro triunfo, porque no todos podemos decir lo mismo —le dice Jaime—. Los habemos estúpidos y despistados con nuestras parejas a un palmo de nuestras narices —dice riendo—, y somos los mismos que necesitamos que pasen por delante nuestra dos veces, incluso media docena si fuera necesario, para acabar diciendo eso de: ¡Coño, me he enamorado!

     Me quedo mirándolo mientras se despide, riendo,  de nuestro primer Fénix. Para enamorarme, ya estoy yo, ooootra vez, que el cabrón de Jaime lo consigue cada vez que habla de esa manera. 

     Ya no tengo excusas.

     —Buenas noches, amigo Fénix —dice Jaime cuando ha pulsado el botón de llamada. Esta vez me ha pillado a mí desprevenida. —¿Con quién tenemos el gusto de hablar?

     —Con Elena, la mujer de Andy.

     —¿Qué? —Suficiente para hacerme reaccionar—. No puede ser cierto —digo interrumpiendo a Jaime quien se queda callado para no pisarme—. Pero bueno, esto no será una broma de producción  ¿verdad?, ¿porque qué posibilidad hay de que solo vosotros estéis oyendo el programa y entren vuestras llamadas una detrás de la otra?

     —No habéis cerrado la comunicación, Sofía, y me he atrevido a hablar —dice ella algo avergonzada cuando la que debería enrojecer de la vergüenza soy yo.

     Macarena está actuando por cuenta propia sin consultarnos, y de esto también tendremos que hablar,  ¿ves como es necesario tener una escaleta de intervención para que no ocurra esto? 

     —Lo siento, Elena, ha sido un fallo del directo. Cuéntanos tú, ¿quieres que hablemos como si no hubiéramos oído a Andy, y así aportas tu versión?

     —Me parece justo, pero perderíamos el tiempo porque suscribo cada una de sus palabras. —Esta mujer no puede ocultar que está enamorada de su pareja—.  Solo añadiré que huía de él porque lo creí un hombre casado.

     —¿En serio? Vaya, vaya, con el bueno de Andy. Él no nos dio ese detalle, ¿verdad, Jaime?

     —No —dice él, cortado.

     —Por eso os lo cuento yo. Quedé flechada, por supuesto, desde el primer instante que lo ví, pero me resistía a dejárselo saber. Hasta que lo vi libre y pude acercarme con más decisión.

     —¿Y montaste en su taxi ese mismo día? — pregunto riendo.

     Elena ríe a carcajadas. 

     —Después de esto seremos un programa para adultos, seguro que nos destierran a la madrugada,  —Jaime niega como le gusta hacer conmigo, con ese movimiento de cabeza y el labio inferior apresado por sus dientes. Me encanta, me excita.

     —Me costó dos días, y Andy todavía cree que se hizo el duro conmigo.

     —Disfrutarás diciéndoselo a diario —le digo yo sonriendo.

     —¿Cómo lo has sabido? —me pregunta Elena sorprendida 

     —Porque él dijo que nos parecemos, y es lo que yo haría —confieso sin rubor y río con ganas.

     —Tú no solo se lo dirías, Sofía —dice Jaime sonriendo también—, tú además te encargarías de hacer que ese hombre bese el suelo que pisas.

     —¿Eso crees de mí?, ¿que soy tan irresistible? 

     Espera, Sofi, Jaime solo habla para sus oyentes, no te emociones tanto porque no es un halago, y porque te haya guiñando el ojo tampoco, que lo que quiere es hablar él. 

     —Más bien eres persistente.

     —Pero para eso tendrás que hablar primero, Sofía —dice de pronto Elena.

     —Hablar…, ya —le digo a punto de cortar la llamada. Esta mujer además  de parecerse a mí cree que me conoce—, pero resulta que yo soy más de callar, así valgo más.

     —Bueno, yo solo he compartido contigo mi flechazo, y admito que no sangré por Andy hasta que dejé de mentir. 

      —Me gustan vuestras descripciones,  Elena, tal vez las coja para mi pregunta de participación, ¿te importa? —Jaime habla por mí, yo estoy callada mientras medito esas palabras de Elena: ¿Dejar de mentir a quién, en mi caso, a mí?

    —Toda tuya, Jaime, puedes utilizarla. Y nada, a seguir con vuestro buen rollo, chicos, que se os oye muy bien.

     Y no hace falta que le pida a Macarena que corte la llamada de una puñetera vez, porque Elena lo ha hecho sola, y riendo.

     La música suena para darnos un descanso tras el cierre de Jaime. No he visto de quién se trata esta vez,  pero sí que serán más de cuatro minutos. Y los necesito.

     Elena al parecer mentía al comenzar su relación con Andy, yo miro a Jaime y recuerdo entonces mis excusas para no confesarle mi amor. ¿Será cierto que nos parecemos ella y yo, y que tengo que dejar de huir?

🎧🎙🎧🎙🎧🎙🎧🎙🎧🎙🎧🎙🎧🎙🎧

Como cada noche, bienvenido a tu programa, mi querido Fénix, aquí daremos voz a tu opinión, pregunta o propuesta en el amor.

Queremos oír tu sonrisa.

Hoy el tema será; FLECHAZO O PUTADA, ¿LOS DIFERENCIAS?

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