Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

#CDFx 11

—Júralo otra vez.

     —¿No te basta con los cinco primeros juramentos? No, espera, ese fue cuando me subí a tu coche, ya casi llegamos y esta es la sexta vez que me lo pides —digo a Quino, riendo.      

     —Porque todavía no me lo creo, Sofía, ¡ha sido un año entero! 

     —No es culpa tuya, Quino, me excuso muy bien. —Y aprovecho para toser mientras finjo aclararme la voz, ya que voy a repetirlo por sexta vez—. Ya no quiero nada con Jaime, desde esta noche me desenamoro de él, lo juro.

     Y los dos nos reímos a carcajadas, como llevamos haciendo las dos últimas horas, cuando levanto una mano en el aire, mientras que la otra me la llevo al corazón, para que así quede constancia de mi intención. 

     Ya hemos llegado a mi casa. 

     En realidad no necesitaba que Quino me trajera, es cierto que controlo con el alcohol aunque no lo parezca por lo de ayer, lo que ocurre más bien es que la última  copa consiguió, junto a su charla y la de Macarena, que me plantease ciertas cosas para un futuro inmediato, como por lo pronto, dejar de pensar tanto en Jaime. Y para ello me he fijado el objetivo de pasar más tiempo con Quino, cosa que solo puede ser posible si nos vemos fuera de su bar. 

     —¿Estarás bien? —me pregunta él cuando ya tengo un pie en el suelo.

     Creí que esta vez se me notaría menos, ¡por dios, que solo ha sido una copa! Sí, una, no tenía mucho sentido que celebre el éxito del programa cuando me planteo dejarlo después de lo de hoy.

     —Claro que sí, Quino, pero si quieres puedes acercarte al portal y comprobarlo por ti mismo.

     —Hablaba de tu corazón y del tiempo que necesita para sanar, Sofía —me rectifica, riendo—, pero me conformaré con saber que el resto de tus órganos no se estampan contra algo o ruedan por las escaleras.

     —Sí es por eso, no te preocupes. —Y aquí viene mi IRONÍA con mayúsculas —. Hay un programa muy bueno ahora en En Cadena2 que te hace resurgir como un Fénix, dan unos consejos increíbles sobre el amor, sobre todo ese locutor tan guapo, detallista y romántico, capaz de hacer con su voz que se te quiten las penas… y las bragas.

     He necesitado echar la cabeza hacia atrás para reírme de mi propio chiste, de hacerlo hacia delante me caigo de boca contra el bordillo de la acera.

     Quino me ayuda a bajar del coche y es quien se encarga de hacerme caminar. Yo le pido el favor completo y que me abra la puerta de la calle cuando le doy el manojo de llaves.

     —Gracias, Quino. —La puerta me sirve de apoyo, y como la cabrona se siga abriendo sola hacia dentro, me caigo de culo.

     —También puedo ayudarte  a abrir la de tu piso —dice riendo con la intención de subir conmigo.

     —No hará falta, esa no tiene libro de instrucciones.

     Quino ríe, y cuando puede parar de hacerlo, insiste:

     —Venga, Sofía, que hay llaves que se esconden y luego te cuesta un mundo encontrarlas.

     —Por eso la tengo marcada —digo rechazando de nuevo su idea—. Te veo mañana en el cumple de Macarena.

     Me adelanto a besar su mejilla cuando la puerta cede por completo, él, atento, ha reaccionado rápido para sujetarme. Vaya,  el abrazo que acabamos por darnos podría ser de todo menos protector. 

     Quino me mira en silencio mientras sonríe inquieto. Sus ojitos claros brillan en la oscuridad de la madrugada que nos cobija, y es cuando yo vuelvo a rechazarlo porque me acuerdo de Jaime. Es él quien quiero que me acompañe a la cama.

     —Hasta mañana, Quino.

     Y oye, no es que me lo imagine, es que tengo que hacer fuerza para que se aparte de mí. 

     Por eso, y porque la situación se ha vuelto incómoda, no quiero subir hasta que lo vea marcharse.

     Cuando le digo adiós con la mano, y el coche desaparece por la calle, entro al portal, o creo que lo hago, porque me doy un golpe en la frente con la puerta cerrada.

     —Tendrías que dejar de ir al bar de Quino, no te sienta bien.

     La voz de Jaime me asusta, he pensado que era alguien desconocido que se me acercaba, tanto que hasta el bolso se me ha caído al suelo, abierto, haciendo que todo quede desperdigado.

     —Y tú deberías de anunciarte para evitarme estos sustos.

     —Lo siento.

     Los dos nos agachamos al mismo tiempo. Mientras Jaime recoge mis cosas, yo lo que hago es caerme sobre él, desestabilizando su equilibrio, con tan mala suerte que la vela, que obviamente ya tenía entre las manos, se le cae rodando.

     —¡Dime que no se ha roto!, por favor, por favor, por favor —le pido haciendo el mayor de los ridículos; gatear por el suelo hasta alcanzar lo único que falta en el bolso,  mi preciosa vela.

     Jaime se acerca a levantarme, y es algo que necesitaba de veras porque me veía incapaz de hacerlo yo sola. Ya de pie, me sujeta los brazos. Estamos tan cerca el uno del otro que desde mi altura puedo ver la vergüenza ajena en el rojo de sus mejillas,  la de estar con una desquiciada que se tira al suelo a las dos de la madrugada que son.

     —Anda, sube a descansar, Sofía, mañana lo agradecerás. —Jaime me sonríe sin hacerme ningún otro reproche. 

     Espera, Sofi, respira y procura que llegue oxígeno a tu cerebro. Jaime está aquí, ahora y contigo, cuando podría estar allí, después y sin ti. Bueno, creo que ya lo has entendido, ¡qué suba contigo, joder, que lo estás deseando!

     —Si ya estás aquí, podrías acompañarme —sugiero con voz tímida. Pero de tímida tengo bien poco, porque soy yo la que esta vez le guiña el ojo fuera de la cabina. 

     Y por un momento me parece estar elevándome sobre las puntas de los pies.  La distancia entre nuestros rostros se acorta porque creo estar viendo también que él baja su cabeza hacia la mía.

     Jaime lo hace, me besa la frente.

     —Te acompaño,  me aseguro de que llegues bien y luego me voy, ¿de acuerdo? —propone como haría un hermano.

     Y me niego a verlo así. 

     Yo quiero otro tipo de besos con él, como esos que te hacen cuestionar la pérdida de tiempo y besos malgastados en tu vida. 

     —Vale, pero tengo esto —digo enseñándole la vela, de hecho la meto entre nuestros cuerpos aun a riesgo de que mi ardor la derrita—. Lo que significa que también podrías quedarte en el sofá,  o mejor aún… la enciendo en el dormitorio y te metes en mi cama.

     La garganta de Jaime tiembla al tragar saliva. ¡Mierda de metro sesenta y cinco que mido!, ¡pues no que he pensado en lamerla en toda su longitud! 

     El caso es que es cierto que ya estoy de puntillas para besarlo.

     —Sofía. 

     —¿Sí?

     —Agárrate.

     Jaime se está acostumbrando a tomarme en brazos para hacerme sentir especial. Se lo permito, no me quejaré porque no nos hayamos besarlo. 

    

     Me despierto sobresaltada. Es como esas mañanas de Navidad que corres a descubrir tus regalos con la esperanza de que hayan traído lo que más deseas. En mi caso concreto, y a la edad que tengo yo, parece que haya pedido un Jaime a tamaño real de carne y hueso, con el que poder jugar en la cama, bueno, entiéndase por cama cualquier superficie cómoda, o no, que permita jugar desnudos, al menos de cintura para abajo. 

    Así que sin más dilaciones corro a descubrir si Jaime sigue en el sofá, ayer no es que pudiera cumplir mis propias expectativas con él. Sí, terminé dormida en sus brazos, aunque me dio tiempo a preguntarle, antes de caer en la inconsciencia:

     —¿Eres del todo sincero conmigo cuando dices que te gusto? —pregunté directa cuando me tenía en sus brazos.

     —Sofía, no creo que sea el momento…

     —Jaime, por favor, ¿Eres sincero, sí o no? 

     Y pude ver su expresión reflejada en el espejo del ascensor. Me gustó su sonrisa, y no por bonita como me ocurre siempre, sino porque yo misma lo supe por esa mirada sin necesidad de respuesta hablada.

    Pero aun así Jaime me lo confirmó:

     —No lo he sido más en toda mi vida, Sofía. 

     —Oh, Jaime. Eso ha sido tan bonito que me dan ganas de llorar —contesté yo.

     —¿Por qué? No hay quién te entienda, Sofía.

     —Porque a menos que tú hayas traído condones, yo no tengo, y esta noche pasará a ser una más de nuestra relación infructuosa. —Y acompañé mi discurso con un gesto de puchero, penoso.

     —Te ayudaré con esa manía tuya de ser sincera con los tíos, te ahorrarás futuros disgustos con ellos, créeme.

     Recuerdo que bostecé y me cobijé más en su pecho.

     —Quizás deje la emisora, pronto, para ahorrarme el primero.

     A lo que él respondió, ya en mis sueños porque no lo creo capaz de hacerlo en realidad:

     —Antes la dejo yo, Sofía, ese lugar te pertenece. 

     Y ahí está él todavía, tirado  de mala manera mientras duerme en el sofá de mi casa.

     —Espero a ver que has despertado bien y, después de poner mi columna recta, podré irme —dice con los ojitos todavía pegados cuando ha oído mis pasos. 

     Jaime ha sonreído, pero no he podido dejar de pensar que no quiere que lo despierte como hice ayer, tan cerquita de él. ¿Evita ese momento íntimo que tuvimos?

     Espera, Sofi, no lo sentencies, que precisamente se lo pediste tú en el baño de la emisora, y para que no le quedase dudas lo dejaste en ridículo por su intervención en el programa, que reconócelo, fue un rotundo éxito de nuevo. 

     —¿Quieres comer antes? —digo para que no se marche tan pronto. Esta vez no me sirve la excusa de trabajar para la emisora y el programa, porque estoy segura de que eso hará más bien que nos alejemos.

     Jaime no contesta, solo me mira,  y lo hace con tranquilidad, pausado y somnoliento. Mierda, eso ya es demasiado. Noto el calor de mis mejillas cuando su mirada no deja de recorrer mi cuerpo.

     —Querría hacerlo, gracias —dice él con la voz ronca. Yo trago saliva, por si acaso, para suavizar el tono de mi propia voz, el que presiento que se oirá excitado.

     —Vale… comer… sí, yo quiero. —Me ha faltado suavizar el cerebro también para que deje su propia excitación de lado. Y es que me he imaginado que ambos nos comíamos a besos.  

     —Así que has dormido vestida de nuevo —dice con el semblante muy serio al tiempo que se incorpora para sentarse.

     —No tengo un problema con la bebida, Jaime, solo estaba agotada —me justifico riendo.

     —De eso no tengo dudas, Sofía.

     —Pues no entiendo a qué viene tu preocupación por mi ropa

     Él se levanta del sofá sonriendo ya, y viene directamente hacia mí. Nuestra mirada se cruza a escasos centímetros de la otra, la mía elevada, la suya hacia abajo. 

     ¡Ay, mi madre!, que esto se parece al preludio de un beso, ¡y es muy real, no como tantas otras veces se dio en mi cabeza!

     —Viene a que te hubiera ayudado yo con esto —dice tomando entre sus dedos la parte de la blusa que cubre mi ombligo —, pero necesitaba estar seguro, antes, de  que lo recordarías todo.

     —Estaba dormida, Jaime, solo eso.

     —Mucho mejor, entonces —contesta riendo sin pudor—, porque no me dio lugar a decirte que yo sí tengo condones, Sofía. 

     Los ojos se me abren de manera instantánea, la boca hace igual, y es por eso que no atino a hablar en condiciones.

     —Pe… pero yo… no creí… creí que no… ¿por qué no me despertaste? —Y mi pregunta suena a reproche.

     —¿Pretendes hacerme llorar, tú ahora?

     Jaime tuerce la cabeza  esperando mi respuesta, él muy canalla se ríe. Vale que supiera en todo momento lo que dije, cómo y por qué, vale que estuviera un poquito más lanzada de lo que acostumbro, pero ¡él me está correspondiendo ahora!

     —Yo… disculpa, tengo hambre. Eso es —digo con la esperanza de que se olvide de besarme.

     Pero no llego a girarme del todo, en dirección a la cocina, cuando Jaime ya me sostiene por la muñeca para detenerme.

     —Y yo.

     Jaime coge mi cara con ambas manos antes de plantarme un beso, uno que precisamente no se darían dos hermanos. La frente pasó a ser historia, ahora es mi boca la que recibe los labios de Jaime en ella. 

    Y ya no quiero ponerme, ni ponerle, más excusas para besarlo.

🎧🎙🎧🎙🎧🎙🎧🎙🎧🎙🎧🎙🎧🎙🎧

Como cada noche, bienvenido a tu programa, mi querido Fénix, aquí daremos voz a tu opinión, pregunta o propuesta en el amor.

Queremos oír tu sonrisa.

Hoy el tema será;  LLEGADO EL MOMENTO QUE TANTO TIEMPO LLEVAS ESPERANDO, ¿ESTARÍAS, O NO, PREPARAD@?

Cuéntanos:   

     

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro