1.- End Game.
Canción: Tom Odell — Another Love
Los rayos resonaban estrepitosamente, el aire golpeaba fuertemente las ramas de los árboles que rodeaban el lugar, y algunos aullidos a la distancia presagiaban el fin de una vida; una era. Como si una batalla se desatase en los cielos, para Tony como si pudiese sentir espinas clavarse en su piel o como si el aire que respiraba se volviese toxico repentinamente.
Todo estaba mal.
El mundo se estaba yendo a la mierda. Habían pasado cinco años desde aquel día que yace encerrado entre las penumbras de sus recuerdos, un recuerdo no olvidado, solo oscuro pero vivido, latente a cada segundo, aquel recuerdo recorriendo constantemente cada fibra sensorial de su cuerpo. Recordando el sentimiento del día en que sintió como en sus manos se desvanecía el significado de su amor en persona: haciéndose polvo, dándole sus últimos respiros, sus últimas miradas, sus últimos latidos, sus últimas palabras... aquel suave, entre cortado y doloroso: «Lo siento...»
La realidad es que ni un solo segundo, minuto u hora ha hecho que la herida cicatrizara en lo más mínimo, él había estado cayendo desde siempre, desde que era un niño tímido, un adolescente estúpido y un adulto perdido, cayendo desde años atrás, incluso si fuese posible: cayendo desde vidas pasadas.
Pero, el día en que él llego a su vida, todo se transformó; su chispa interior lo incendió, lo incendió de tal forma que ardía cuando sus manos acunaban las suyas, cuando acariciaba su rostro y delineaba su cintura, su simple pero delicado tacto, quemó todo a su paso.
Y el ardió con él.
Comenzó a caer en un espiral, una y otra vez, y hasta esos momentos se percató de lo mucho que le gustaba caer así, caer de aquella forma por Peter Parker.
Porque así cayera en espiral, él tomaba su mano.
¿Y qué sucedió cuando no estuvo más?
Cayó.
Cayó desde lo más alto y no hubo nadie que tomase su mano y le dijese: «Solo una vez y ya.»
Rebuscaba en su interior, en su exterior, en el mundo desolado y roto que aquel chasquido había dejado a su paso. Todo lo devastó. Existían secciones de la población que lo celebraban como a un milagro. Como si el perder a tantas personas fuese un hito para el bien de la humanidad. ¿Mayores recursos? ¿Más facilidad de control de la población? ¿De qué servía eso, si gran parte del mundo caminaba y vivía por el simple hecho de: «Amar es soltar.»?
Una mierda. Él amaba, aun lo hace, y disponerse a soltar a lo único que le dio sentido a su vida no estaba más. Podría rebuscar en cada rincón de su alma, y no lo encontraba, ya no tenía sentido seguir. No sin él.
Durante toda su vida siempre fue caos en persona, caminando hacia el frente y hacia atrás, haciendo y deshaciendo, sin rumbo o destino, caminaba, rompiendo todo a su paso, alejando a las personas de su vida, solo eso sentía haber sido capaz de hacer. Pero cuando llego él, no sintió más a la soledad acunarlo en las noches. Sintió que al fin alguien se quedaría y este sentiría tanto como para aferrase a él.
Pero entonces todo se desvaneció en el aire... haciéndose polvo.
Se removió entre las sabanas, inquieto y bañado en sudor se sentó sobre la cama. Giró hacia el lado exterior de la cama y, estirando su mano hasta la mesa de noche a su lado, tomó una fotografía, eran Peter y él. Cada noche dormía con esa única foto a su lado.
Tomada aquel día.
Yacían recostados uno al lado del otro, sus respiraciones recién se tranquilizaban, y Peter lucía alegre.
—¿Tu móvil? —preguntó Peter mirándolo.
—Aquí a mi lado —dijo estirándose para dárselo—. ¿Para qué lo quieres?
Peter se acomodó entre su pecho y brazo. Con un lento movimiento, alzo el móvil con intención de tomar una fotografía.
—No. —Atajo Tony, tomando con suavidad la mano del contrario, bajándola para que desistiera de hacer tal acción—. Sabes que eso podría ser peligroso.
—Solo una.
Peter pidió de tal forma que sintió que fue una súplica por tener algo físico con significado de ambos. Tony sonrió, con el corazón latiéndole con fuerza, y la extrañez de un sentimiento revoloteando dentro. Desistió y soltó su mano. Estiró su brazo donde yacía Peter y lo acomodo aún más contra sí mismo.
En ese momento no podía ofrecerle mucho, pero una foto podía entrar en las cosas que sí, y si ese simple acto le podía sacar una sonrisa, no tenía por qué pensarlo más.
—Está bien.
Saliendo del recuerdo, soltó un suspiro y abrazó la foto contra su pecho, permitiendo quebrarse una vez más.
Durante tanto tiempo se aferró a traerlo de vuelta, agotó todas las posibles formas de regresarlos, de regresarlo a él. Y no lo logró. Y la realidad es que no se había rendido, día tras día seguía intentando, pero su esperanza era como si se tratase de una rosa: los pétalos en él comenzaban a caer y pronto se marchitaría.
Se alejó de todo el grupo de los Vengadores restantes, no vio caso quedarse con ellos, no cuando no lograron entender su perdida.
"Creí que no te importaría tanto"
"¿No se supone que no eran tan cercanos?"
"Así que el escándalo de tiempo atrás fue cierto...."
Todos comentarios de ellos.
Aun logra recordar la noche en que les grito que ese "niño" era lo único que le importaba. Que lo dejasen en paz y se tragasen su mierda.
Después de eso, se mudó a una pequeña casa alejada de todos. No supo más de ellos desde esa noche. Hasta horas atrás cuando tocaron a su puerta con la posibilidad de regresarlos. Y al parecer, dado su investigación previa de esa misma noche: sería posible. Por la mañana comenzarían con el plan y la pequeña esperanza de verlo una vez, de rodearlo entre sus brazos, sería posible...
Pero, ¿y si no funcionaba?
No soportaría sentir que está a un paso de distancia de él, y después darse cuenta que en realidad no lo está más. Siempre dicen que el vivir de esperanza te llena, pero poco se habla de lo duro que es una esperanza rota.
«Solo una vez y ya.... »
Solo quería permitirse verlo una vez más. Quería besarlo, acariciarlo, quería sentirlo. Que su abrazo apagará el ruido del cristal, que el frio se volviera calor y que las lágrimas dejasen de caer.
El cansancio, el deseo y aquella esperanza creciendo en su pecho, hicieron que quedase dormido. Que soñase que entre un campo de narcisos recién florecidos, los cuales acariciaría cuando se reencontrará con él, acercándose a paso lento, viendo cada parte de él, sus ojos conectando con los suyos, su cabello castaño cayéndole delicadamente por la frente y su sonrisa tan malditamente encantadora, el breve instante en que volvería a sentir el respirar después de tanto.
º º º
Antes de partir dejó listo algo que probablemente sería necesario después (en el fondo deseando que no lo fuera), se duchó y salió en su auto hasta el complejo.
Mientras conducía recordó la vez que tuvo al chico a su lado en el copiloto, quien lo miro de una forma diferente, quien le hizo lamer sus dedos de una forma sexi y descarada, lo cerca que se encontraban y la calidez de sus alientos en sus rostros.
El inicio de todo.
Todo cambio tanto, el caos que pasaron posteriormente a ese, la tormenta, el sol después de la misma. El tiempo perdido, el no tan perdido. Los múltiples juegos, las escondidas entre ellos. El fingir en lo público, y el comenzar a amarse en lo privado.
—Bebé...
—Mhm.
Acarició al chico sobre su pecho.
—Te he notado diferente. ¿Es por el regreso de los demás?
Peter se removió incómodo y quedó esta vez mirándolo de frente.
—Tomaré esta reacción como un sí —Tony entrelazo sus manos—. Tú y yo, no está bien. Sin embargo, de todas las malas decisiones en mi vida, esta es la mejor que he tenido. Tú lo eres.
—Tony, yo-
—Shh... Sé que te preocupa lo que paso con Steve en el pasado, al comienzo cuando supe de su posible regreso, igual movió algo dentro de mí —miro a Peter agachar el rostro—. Hey, mírame. Movió algo porque era el fin de una etapa de mi vida, algo que en su momento significo mucho, comenzaba a cerrarse y esfumarse, supe que era tiempo de cerrar ese pasado, de continuar. Aquel día bajo la lluvia mientras estaba contigo, supe que eso sería nada más que pasado.
Depositó un casto beso sobre sus labios.
—Y aquello que sientes por mí, ten en mente que de igual forma lo siento por ti.
Peter devolvió el beso y subió sobre él.
Los besos subieron de intensidad y rodando sobre la cama, Tony quedando encima de él, entre toda la mierda que habían vivido ambos hasta ese punto, entre sentimientos no revelados, pensamientos no dichos y un futuro incierto, se entregaron de corazón uno al otro.
Tony pisó el acelerador y se apresuró.
º º º
Su cuerpo dolía, no tenía más fuerza. No tenía idea sobre si el chasquido para traerlos de vuelta funciono. Thanos volvió y ahora estaban peleando. La derrota comenzaba a vislumbrarse ante sus ojos.
Thor no estaba en sus mejores condiciones, Steve lucia herido y él no tenía fuerzas de seguir. Pero lo que Tony si considero un milagro, apareció. Docenas de portales comenzaron a abrirse ante sus ojos; compañeros, hechiceros y guerreros entraban a batalla.
Tomando posiciones y un «Vengadores Unidos», bastó para que se separaran y comenzará a librase una batalla, dirigiéndose hacia la recta final, el juego final, dos destinos, uno bueno o un trágico resultado.
Solo un plan: No permitir que tuviese las gemas una vez más.
Su pecho latía frenéticamente, lo sentía cerca, y lo anhelaba tanto. Entre tantos héroes peleando por la victoria, su mente y corazón solo ansiaban algo.
Y lo encontró.
Ambos mirándose fijamente. Sus almas encontrándose de nuevo.
—No puede ser, no va a creer lo que me pasó —lo miró acercarse mientras él se perdía en lo más hondo de la mirada contraria—. ¿Recuerda cuando fuimos al espacio y me convertí en polvo? Creo que me desmaye porque desperté y no estaba. Pero el Doctor Strange estaba ahí y pasaron 5 años, dijo nos necesitan y empezó a hacer esos....
Cada pieza en él, volvía a su lugar. Se acercó y lo rodeo en sus brazos. Amaba volver a sentir ese ardor correr su cuerpo, sentir que estaba en casa, que los últimos cinco años habían sido una cruel pesadilla.
—Te tengo.
Estaba él y eso era suficiente.
El tiempo se detenía a su alrededor, mientras todos peleaban por conservar el mundo, pero su mundo ya estaba entre sus brazos, respirando por él, latiendo por él.
Se despegó de su cuerpo y mirándole junto sus frentes.
—Te extrañe tanto...
Peter no sabía que decir, estaban todos a su alrededor en acción. Pero estaba perplejo al ver al hombre frente a él. Notaba las canas adornando su cabello, unas arrugas sobre su rostro, el brillo en sus ojos lucia igual de cálido, solo quizá ligeramente opaco por el pasar de los años.
Antes de poder decir algo. Tony habló:
—Solo una vez y ya.
Y sintió sus labios tocar los suyos. Haciéndolo vibrar como solo Tony sabía hacerlo. Con un calor renaciente en su pecho y un vacío creciendo conforme el mayor se alejaba dándole una última mirada, lo dejó ir.
º º º
Tony lo entendía, aquella señal. Solo hay una manera.
Buscó rápidamente a Peter con la mirada y tomó aquella decisión. No existía otra, podría pensar en mil ideas en ese segundo de decisión, pero ninguna que supiera diera resultado, y ya no lo estaba, ya no estaba dispuesto a ver sobre el mismo antes que nadie, mucho menos antes que Peter.
Se lanzó sobre Thanos arrebatándole las gemas.
Sintiendo la energía correr en él, sabía que era todo. Que aquella nueva vida que inicio aquel día dentro de una cueva, viendo morir a un hombre prometiéndole que no desperdiciaría su vida, había llegado a su fin después de tanto.
Lo entendió: Su ciclo cayendo había llegado a su fin.
—Yo soy...Iron Man.
Y fue todo...
La vida en el comenzaba a desvanecerse, sintió cada partícula de su ser apagarse, miró a cada uno de sus ex compañeros acercándose hasta él. Una batalla siempre lleva perdidas, el mismo era una de aquella.
Miró a Peter llorando frente a él, diciéndole que ganaron.
Quería decirle que no llorase, que estaba bien. Que tuviese la vida que merecía, que buscase a una persona que lo hiciese tocar cada estrella sobre el cielo, que le demostrase que hay aún más por ver.
Que lamentaba haber perdido tanto tiempo y no haberlo besado desde el primer momento, que lamentaba ser tan cobarde y que lamentaba no seguir más con él.
Y quizá en otra vida...podría decirle que lo amaba.
Y así... seguirían cayendo en espiral....
Escuchando a su chico sollozar, se fue.
Y el rector se apagó.
º º º
Las lágrimas no dejaban de descender, los sollozos no paraban, el dolor en su cuerpo no cesaba. El cielo lucia nublado, era cuestión de tiempo para que se desatará.
—Aquí estuvo viviendo Tony—hablo Steve—. ¿Necesitas algo?
Peter movió la cabeza negando, Steve asintió y lo dejó solo.
Con su fuerza forzó la perilla y entro. Vio cada sitio del lugar. Lucia solo, desértico, como si alguien no hubiera estado ahí desde hace tanto, pero algo lo hacía darse cuenta que no era así.
El aroma de Tony se sentía por cada rincón de las habitaciones.
Caminaba y sus manos rosaban los sitios donde seguramente Tony estuvo gran parte de su tiempo.
Llegó a la habitación final y la encontró. La recamara de Tony. Al entrar se volvió a romper en lágrimas, se sentó sobre la cama y se refugió entre sus brazos y rodillas.
¿Por qué todo había terminado así?
¿Por qué habían caído de aquella forma?
Vio un ramo de narcisos sobre la mesa de noche y un sobre debajo. Lo tomó entre sus manos y leyó el destinatario.
Era para él, de Tony.
Con el corazón sobre su mano temblándole, lo abrió y comenzó a leer.
«Sé que te preguntas porque escribo esto y no dejo una grabación. Eso es porque nunca nos dimos la oportunidad de hacer este tipo de cosas, de parejas normales, pasamos tanto tiempo ocultando el sentimiento, ocultándonos de la vista de los demás. Y creo que una carta es lo más romántico que puedo hacer ahora por ti. Lo único que puedo permitirme para expresarte esto que siento.
Han pasado cinco años desde tu partida, y la falta que me has hecho es inexplicable, la calidez me abandonó, las noches de calma se fueron, y nada tuvo sentido sin ti.
Me he aferrado a traerte de vuelta, por eso sigo de pie. Por ti.
Gracias por amarme con cada cicatriz en mí, por nunca rendirte, por quedarte, porque de todas las personas fuiste la única que sin importar que tan difícil estuviese la situación, me sostuviste.
Fuiste la luz que durante años necesite y no me percate, fuiste mi más grande anhelo y mi pequeño pecado. Y si para tenerte he de arder en las llamas del infierno, que así sea.
Porque nada arde tanto como tu sola presencia. Y bebé, por ti moriría y te buscaría en mil vidas más.
Conozco los riesgos de esta misión. Y no me importan.
Quizá puedas tener la vida que tanto merecías y que no pudiste tener por mi intervención en ella, o quizá podremos sostenernos hasta que se nos permita, y esta vez sin miedos, sin ataduras, lo nuestro será nuestro, yo seré tuyo, y con ello estaremos juntos eternamente.
Si no estoy más aquí, sigue. Y no te rindas, camina con la misma fuerza que me mostraste día a día. Con la fuerza que me proporcionaste hace años.
Vive, Peter.
Prometo que recorreré tantas vidas como sean posibles para que nos volvamos a encontrar, solo esta vez procura nacer algunos años antes o quizá yo algunos más tarde.
Hay dos palabras que quiero decir, que nunca te he dicho. Que nunca alcancé pronunciar. Pero sé que lo sabes, sé que lo sientes, y espero poder decírtelo cuando nos reencontremos.
Gracias por caer conmigo.
Tuyo, Tony.
Fin.
Y esto fue una versión que pude imaginar de "Y así caemos en espiral". Gracias ✨
—Midnights675
Publicado: 01/05/2021
Editado: 22/05/2022
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