Capítulo 2: RE: La popularidad en general.
Para: [email protected]
Asunto: RE: La popularidad en general.
Hola, Ryan Hamilton, es un gusto el REALMENTE conocerte.
Son exactamente la 1:38 de la madrugada y aquí estoy yo, respondiendo a este tan sorpresivo mensaje.
Gracias por tus comentarios positivos, no sabía que también leías mis entradas y que te gustaran tanto como a las otras personas.
Me alegra haberte animado a abrirte y expresar lo que sientes conmigo, el tipo de gente que se guarda todo termina explotando y de una manera no muy agradable, siempre le aconsejo a cualquiera que no se aflija o se reprima, hay que mantenerse fuertes en este tipo de situaciones y enfrentarlas como se debe.
Ryan, no soy una consejera experimentada o una psicóloga con algún importante doctorado, pero necesitas hacerte oír, si la escritura es tu pasión, aférrate a ella, te lo digo, escribir es algo hermoso, es la mejor forma sana y entretenida de liberar estrés. ¿No lo crees, no piensas lo mismo?
Ojo: No hablo de rebelarse contra el Coach Marin, o contra tu padre, hablo de sentarse, poner las cartas sobre la mesa y dar tu propio punto de vista. Sé honesto. Si ellos te aprecian y te quieren, entenderán. Y si no, sus niveles de ambición son desagradablemente altos, mi amigo.
Quizá tomes mi consejo, quizá no, quizá ignores esto o creas que estoy loca por darte esta difícil tarea, y lo entiendo, no hay que negar que dejando a un lado todo lo que me has dicho en el e-mail anterior, tú sigues siendo Ryan Hamilton, el mariscal de campo con “cierta clase de amigos” y “una novia que no quiere en verdad”, y que por desgracia, no lo veo listo para renunciar al “trono” de un día para otro.
¿Me equivoco? No lo creo.
Ahora, sobre el tema de mi identidad, señor Hamilton, te contestaré tus preguntas:
¿Nos vemos visto antes? Tal vez si, tal vez no.
¿Me conoces? Tal vez si, tal vez no.
¿Quién soy? Una chica más en Sherman High.
¿A qué le temo? Aunque no lo creas... a todo.
Estaré esperando tu respuesta, mariscal.
Sinceramente,
Blogger Girl.
Ya eran la 1:45 de la madrugada y me llevó exactamente siete minutos escribir esta respuesta, claro, revisé el texto un par de veces para asegurarme que estuviese perfecto para ser enviado al chico que cada vez me sorprendía más.
No me guardé nada, así como él, fui sincera en cada una de mis palabras, aunque suene surreal el siquiera tener que pensarlo, me sentía mal por su situación, como he dicho antes, la popularidad en Sherman High—mejor dicho, en cualquier secundaria—, se trata de presión, hipocresía e incluso bullying, y cuando hablo de bullying, me refiero al del bueno, y no solo por compañeros, sino por los mismos mayores. En el caso de Ryan, su bully principal es el Coach Marin, un hombre de casi dos metros de altura, con brazos irrealmente inflados de músculos, esteroides y otras cosas que no quiero ni saber. Él se encarga de lanzar gritos en cada práctica, de lunes a viernes, a las tres en punto de la tarde, en el campo de fútbol americano, CADA día se escuchan sus gritos degradantes, homofóbicos y molestos hacia los veintidós integrantes de los Guepardos de Sherman.
¿Y cómo es que sé esto? Porque me encuentro de lunes a viernes, a las tres en punto de la tarde, sentada en la última fila de las solitarias graderías, simplemente escribiendo disparates en mi bloc de notas mientras veo a las porristas hacer piruetas y a los Guepardos siendo injustamente reprendidos por este mucho músculo-poca ética que cree que gritándoles cosas como “¡Son unas maricas!” “¡No hay que tener piedad!” “¡El dolor es para los malditos débiles!” “¡Ninguno sirve para nada, mejor váyanse al club de costura!”, ellos lograrán concentrarse más en sus partidos. Hay una cosa que se llama trauma psicológico y en este siglo es algo común entre adolescentes. Solo digo.
Está bien, está bien, me he desviado del tema, es solo que BG se apoderó de mi cuerpo por unos minutos. Mis disculpas, mejor continuo.
Sí, yo siempre me he sentado a ver las prácticas desde el primer año de preparatoria, no realmente a verlas, alguna que otra vez le presto más atención a la gran velocidad de Ryan al correr, que a mis apuntes para las próximas entradas del blog, pero primordialmente, me siento para escribir.
Llevo tres años sentándome ahí, sola, sin que nadie me note, así de invisible soy, absolutamente nadie se percata de la única presencia que se sienta en una esquina, con su pequeño bloc color púrpura y su aburrido liso cabello recogido en una desordenada cola de caballo. Nadie lo hace, y me gusta de esa manera, es mi momento del día, mi momento de inspiración. Honestamente, es cuando mis ideas fluyen —por alguna razón— con más facilidad.
Esto no tiene nada que ver con Ryan, enserio, no me tomen como ninguna acosadora, es simplemente que hay algo con el aire fresco que me ayuda a pensar.
Esperé unos largos minutos, sin apartar mi vista de mi laptop. 1:50. 1:56. 2:03. 2:10...
Resoplé con frustración. El momento de felicidad había terminado por esta noche, era hora de irme a dormir, decepcionada de no poder seguir con esta irreal charla.
Apagué mi laptop y me levanté de la silla de mi escritorio.
Le deseé las buenas noches —así como hago siempre— al póster en la pared de Jane Austen —mi modelo a seguir— y me metí a la cama.
Tenía miedo de abrir la cuenta de Blogger Girl en cuanto me desperté para irme a la escuela. Tenía miedo de no encontrarme con ningún e-mail de respuesta por parte de Ryan y que me eso me afectara mi día escolar.
Pero igual lo hice.
Y para mi alegría, su nombre en negrita entre otros nombres desconocidos, fue lo primero que mis ojos vieron.
Para: [email protected]
Asunto: RE: RE: La popularidad en general.
Discúlpame, me quedé dormido luego de enviarte el e-mail. No sé si esperaste o no, pero igual, perdón.
Me siento honrado debido a que al menos te molestaste en responderme, en verdad, gracias, no sabes cuánto me alegré cuando me desperté y vi tu e-mail en mi bandeja de entrada.
Quizá no seas ninguna consejera experimentada o una psicóloga con importante doctorado, pero tus palabras me sirvieron más que cualquier consulta con esas dos opciones. Paso a paso seguiré tu consejo, si, tienes razón, soltar algo como eso lleva tiempo y mucho trabajo, lo haré, hablaré con el Coach y con mi padre, por mí y por ti también.
Tengo mucho que pensar, ¿sabes? Aunque lo primero que quiero hacer es terminar mi relación “amorosa”, siento que si estoy otro día más junto a ella, me ahogaré o algo parecido. No soporto sus caprichos, su habladuría, frivolidad... Argh, simplemente no puedo soportarla por más tiempo. No creas que soy una especie de patán, no lo soy, es solo que me he contenido desde hace tiempo y como te he dicho antes, contigo todo es fácil de decir.
Acerca de tu identidad, me tienes un poco desesperado. Dame un nombre, una pista, no lo sé, algo, por favor.
Y... ¿por qué le temes a todo? Eres BG, no deberías temerle al mundo escolar cuando ya lo tienes en tus manos.
Sé que fui breve, pero ya me están apresurando para desayunar.
Espero leerte pronto,
Tu admirador no tan secreto,
Ryan Hamilton.
—”Tu admirador no tan secreto” —leí en voz alta, sintiendo las mariposas con su nombre revolotear en mi estómago.
Ryan Hamilton es mi admirador.
Nada arruinaría este día, NADA.
—¿Ryan Hamilton? Tienes que estar bromeando conmigo, Nina —me replicó mi amigo Duckie, deteniendo en seco su paso para volverse a mirarme.
—Y aquí va de nuevo... —resopló Penny, poniendo los ojos en blanco.
—No hagas una escena ahora, Duckie, el día apenas comienza —le reprochó Tessa, mi otra mejor amiga, empujándolo para que siguiera caminando por el largo pasillo.
—¿Cómo no quieren que haga una escena? Ustedes chicas deberían apoyarme en esto, deberían estar a mi lado. Mi Andie se está imaginando cuentos de hadas con ese tonto mariscal de campo —protestó él, mirándome con sus ojos avellana completamente abiertos y llenos de enojo.
Fruncí los labios y apreté más mi bloc de notas contra mi pecho.
Penny tenía razón, aquí va de nuevo...
Spike Dale, o bueno, Duckie, cree que estamos en una especie de adaptación de la película “Pretty in Pink”. Sí, lo cree desde que estábamos en preparatoria. Para él, soy su Andie Walsh y él es Philip F. “Duckie” Dale, tiene su mismo apellido y eso lo toma como “destino”. Ha estado enamorado de mí desde hace años y yo le he repetido que solo lo veo como un amigo, pero su respuesta es siempre la misma “No me rindo, no seré ese Duckie de la película, seré el Duckie que se queda con la chica al final, así como el director tenía decidido al principio”.
—Primero, ella no es “tu Andie” y segundo, ese tonto mariscal de campo es como un Dios para nosotras, así que si dices otra mala palabra acerca de él, tendrás que asistir a todas las clases ciego, ya que te romperemos los lentes —lo amenazó Penny Lane, señalándolo con el dedo.
Él se echó hacia atrás, asintiendo nerviosamente.
—Bien, bien, con mis lentes no te metas, ya me calmaré—Alzó ambas manos al nivel de su cara y luego pasó una de ellas por sus rizos castaños—. Pero yo debo tener algo de crédito en esto, Nina, dime, ¿quién siempre está ahí para ti? ¿Quién fue tu primer beso, él o yo?
—Cállate, Duckie, demonios —expresó mi otra amiga.
¿Por qué tenía que recordarme que él me robó mi primer beso hace un año?
Recuerdo que esa noche trabajábamos en un nuevo diseño para la página web de la escuela, es su especialidad, es un geek del diseño digital, pero en fin, el punto es que de la nada, así nada más, mientras caminábamos fuera de la escuela, se inclinó y me besó en los labios, me quedé tan helada que no tuve tiempo de reaccionar correctamente. Y ahí se había ido mi primer beso, a casa de mi extraño mejor amigo, junto con él.
—A él le agrada Blogger Girl, ni siquiera me conoce en realidad —inquirí en voz baja, queriendo terminar la discusión—. No es para tanto.
—¡¿Qué no es para tanto?! —La chica de cabello entre rosa y negro me tomó de los hombros—. ¡Estamos hablando de Ryan Hamilton aquí!
—Penny, hay que ser realistas —Me encogí de hombros—, es admirador de BG, no de Nina Landfield.
—¿Si estás consciente que BG y tú son la misma persona, cierto? —dijo ella con ironía.
—Penn tiene razón, técnicamente es TÚ admirador —terció Tessa—, ahora vuélvete a alegrar y no le prestes atención a este idiota de aquí.
—¡Hey! —Duckie protestó—. No me digas idiota.
—Bueno, como sea —La morena puso los ojos en blanco—. Solo no te deprimas, esta es una gran oportunidad, Nina, aprovéchala.
—¿Me estás diciendo que debo aprovecharme de mi otra identidad para ganarme a un chico? Creí que eso iba contra a las reglas que acordamos.
Tessa gruñó frustrada y sacudió su corta cabellera.
—Me refiero a que ahora sabes que tienen cosas en común, podrías hablarle, como tú, Nina Athena Landfield y estoy segura que le agradarás.
—Escúchala, enserio sabe lo que dice esta vez —intervino Penny, refiriéndose a Tessa.
—Claro, ignórenme —farfulló Duckie en el fondo—. Las mujeres son crueles y aun así me junto con tres de ellas. ¿Por qué la vida es así?
—Porque somos tus únicas amigas, rarito —le explicó Penny dándole un leve golpe en la cabeza—, quieras o no. Ya aprendiste a vivir con ello.
—Cierto... —Spike dejó escapar un largo suspiro.
En ese momento el primer campanazo del día sonó.
—Seguiremos esta conversación luego, mis compañeros, no puedo llegar tarde a la clase de Biología —se despidió nuestra amiga de cabello rosa lanzándonos un beso a cada uno.
Otro día cualquiera en Sherman High.
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