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Capítulo 16: Tres chicos y una Nina.

—¿Cuáles de estos son cuadros hechos por ti? —le pregunté, mientras ambos comíamos nuestro almuerzo. Se había molestado en pasar por la cafetería y pedirle a Giovanni, el cocinero, que le preparara dos almuerzos para llevar: Filete de carne con puré de papas y jugo de manzana.

 Misteriosamente, mi plato favorito.

  —Esos cinco en el medio —Señaló con su cabeza a la pared derecha, teniendo las manos ocupadas en su plato—. La verdad he hecho más, los tengo en mi casa, estos son los que el Profesor Samberg me ha obligado a colgar. A veces se torna intenso, no tengo más remedio que dárselos.

  El primer cuadro en la hilera parecía ser de una pareja, con el fondo pintado despreocupadamente de azul marino, estaba a lo lejos la silueta de una chica garabateada en gris, pero a la vez, perfectamente pincelada. El chico, estaba pintado de igual color, aunque una parte de su cuerpo se desvanecía en pequeños corazones rojos que iban hacia ella, como si una parte de él se fuera con la chica. Era simple, romántico y melancólico, me hizo preguntarme qué lo inspiró a pintarlo.   

 El siguiente estaba cargado de colores y estaba hecho a lo Van Gogh, era un retrato de él mismo pintando un cuadro, todo lo demás era borroso excepto su cuerpo junto con los materiales, reflejando claramente la manera en que se siente mientras pinta. En otro lugar, ajeno a su entorno. Impresionante.

 Los demás eran de arte abstracto. Si estuviesen colgados en una Galería, a las personas nunca se les pasaría por su cabeza que el responsable de tan hermosas pinturas era un chico de 17 años. Archie tenía talento, sin duda.

 —Vaya —expresé, volviéndome hacia él—. Son increíbles, en serio, eres bueno.

 —Gracias —Se encogió de hombros—. Deberías alguna vez venir a mi casa y así ves los demás, tengo un lugar exclusivo para ellos.

  Él no se percató de cómo eso había sonado exactamente, hasta que notó mi sorprendido rostro y comenzó a sonrojarse.

 Aclaró con fuerza la garganta.— Uh, Tessa me mencionó que te gusta la escritura.

  —¿Así como te mencionó que el puré de papas con filete era mi plato favorito de la cafetería? —le pregunté, divertida.

 La mirada de pánico que me dedicó lo delató por completo. Sus mejillas pasaron de rosa a rojas en segundos.

 —Bien, quizá Tessa me ayudó un poco con todo esto —rió histérico, rascándose la parte trasera de la cabeza.

 Tenía que admitir que encontraba a Archie un tanto adorable.

 —Sí, mi padre es escritor —retomé, reprimiendo una sonrisa—, mi madre pensaba que adoraría hornear como ella, y no digo que no lo hago, pero se dio por vencida cuando cumplí doce años y papá me obsequió un bloc de notas junto con una pluma que tenía desde la Universidad, comencé a escribir en ella todos los días, no podía dormir sino escribía cualquier cosa posible, incluso tuvo que comprarme otra ya que gasté las hojas en menos de cuatro meses. Desde entonces, ambos supieron que mi talento era por y para escribir.

 —Vaya, bueno, déjame confesarte que gracias a Dios sé pintar, ya que apesto escribiendo. Lo intenté, fue catastrófico —dijo, avergonzado—. Y, ¿te gusta escribir de alguna cosa en particular? ¿O sólo te vas por lo primero que te haga sentir inspirada? Ya sabes, ¿cuál es tu estilo?

 —Diría que lo primero que me haga sentir inspirada —contesté, luego de pensarlo unos segundos—. No he definido mi estilo aún.

 —Pienso que las cosas salen mejor cuando son improvisadas —opinó—. Tenemos un muy claro ejemplo en Sherman, nadie puede contradecirme en que Blogger Girl es una escritora grandiosa, y que su fuerte es la improvisación. A veces pienso en ella como una artista, los verdaderos artistas nunca fuerzan una pintura, es imposible, ellos simplemente pintan lo que se imaginan en el momento. Añadiendo que su filtro es el correcto, y la chica no parece temerle a nada.

 Debía admitir que mi humilde ego por un segundo se sintió alagado por sus palabras, pero mi corazón se inquietó. Supuse que era sólo extraño para mí mantener una conversación acerca de Blogger Girl con alguien más que no fueran los chicos.

  —Es imposible no temerle a nada —tercié, removiéndome en la silla, deseando cambiar el tema pronto—. Ni siquiera un poco.

 —No le veo el sentido a que alguien como ella le tema a cualquier cosa —defendió su argumento—. En este punto BG podría lanzarse como Presidenta Escolar y ganaría sin siquiera mostrar su cara. Créeme, tengo amigos en el Club de Matemáticas que me lo confirman.

 Tomé otro bocado de puré de papas, con la esperanza de darle a entender que deseaba hablar de otra cosa, que no tenía más nada qué debatir. La conversación iba en un camino incómodo y desagradable, en mi opinión.

 —Te diré algo —dijo de repente, haciéndome mirarlo ya que había arrastrado su silla más cerca—, y te lo diré porque siento que puedo confiar en ti, y le dirás a nadie más.

 Lo miré frunciendo el ceño, confundida e intrigada.

 —Estamos planeando encontrarla —soltó entonces, disparando mi pulso a una frenética carrera de palpitaciones.

 Apreté fuertemente el plato que sostenía, como si eso fuese en verdad a mantenerme en equilibrio. Tuve miedo de que me descubriera en ese instante al ver lo pálida que me había tornado.

Comencé a contar hasta diez en mi mente.

 —¿Quieren… encontrar a Blogger Girl? —pregunté, recobrando la compostura admirablemente—. Así como… ¿Desvelarla?

 —No, no —Sacudió la cabeza—, principalmente, queremos saber quién es, la haremos salir a la luz pública sólo si ella lo quiere, pero por ahora, queremos saber quién se esconde tras el computador. ¿No crees que sea una idea estupenda? Sería un gigantesco paso para la Iniciativa.

 Y yo estaba a un paso de un ataque de ansiedad. Lo podía sentir en los pulmones. Se quedaban sin aire con cada palabra que escuchaba salir de él. El estómago amenazaba con devolver el puré y el filete.

 Pensé que terminaría colapsando en el suelo, pero antes de empezar el ataque, el timbre, anunciando el final del almuerzo, hizo que mis pulmones se llenaran poco a poco, de alivio, y aire.

 —Gracias por el almuerzo —Me levanté a tropezones, recogiendo mis cosas de camino—, tengo que ir a clases. Nos vemos luego, Archie.

 —¡Nos vemos! —Lo escuché gritar tras de mí—. ¡Te llamaré luego!

 Corrí al baño más cercano. Necesitaba un minuto para calmarme.

 La incómoda conversación con Archie sobre Blogger Girl me siguió desde las clases faltantes hasta la hora de salida.

 Estaba aterrada. La mera posibilidad de que las personas estuvieran peligrosamente cerca de saber la verdadera identidad de BG, me descolocaba en todos los sentidos posibles. Necesitaba encontrarme pronto con los chicos y contarles que quizá debíamos hacer algo al respecto, quizá Duckie sabría qué hacer, era un experto en seguridad virtual… Sólo necesitaba estar segura de que esto no se convertiría en un problema grave.

 Me dirigí al aparcamiento, pensando en la ironía de los acontecimientos, en el estúpido destino que se estaba quedando sin cartas de juego. Ya no sabía lo que quería de mí; ¿Que le revelara mi identidad a toda la escuela? ¿Que dejara de esconderme? ¿Que no renunciara a Ryan? La principal razón de mis decisiones últimamente había sido mantener a BG en un lugar seguro, había alejado a Ryan debido a eso, había escuchado a Duckie debido a eso, había pasado por tanto debido a eso. Ahora mis recientes decisiones se veían como una pérdida de tiempo. Fuera hacia dónde me fuera… desafortunadamente el riesgo siempre sería el mismo.

 Le envié un mensaje de texto a mamá, avisándole que no tenía por qué pasar por mí, ya que era posible que me fuese a casa de Tessa o Penny Lane. Tenía ese leve presentimiento.

 Esperé impaciente, viendo a las demás personas marcharse, intentando inútilmente no sobre pensar nada todavía. Mi cabeza estaba a punto de hacer erupción en una forma que no iba a gustarme.

 Agradecí a Dios cuando logré ver una cara familiar, Duckie venía saliendo hacia el aparcamiento, con la cabeza gacha como si no quisiese ser visto. Era hora de hablar, su Momento de Ira ya debía estar en el pasado, junto con los otros.

 —¡Duckie! —Lo intercepté como pude, pero me sorprendí cuando estuvo a punto de pasar sobre mí—. Tengo que hablar contigo sobre algo importante.

 Esperé a que me mirara, pero sus ojos nunca lo hicieron.

 —No puedo ahora —gruñó, sin levantar su cabeza—. Ni más tarde, ni mañana, ni el día siguiente.

 Di un paso atrás, estupefacta de la dureza en su voz.

 —¿Qué? —musité, parpadeando repetidas veces—. Duckie, te he dicho que lo siento, yo no quería…

 —Sí, pero no te disculpo, Nina —Se atrevió a mirarme. En sus ojos no había nada más que una mezcla de tristeza y resentimiento—. Estoy bastante cansado de esto.

 Me tomó unos segundos asimilar sus palabras, un nudo se instaló en mi garganta. Sentí nauseas, unas terribles ganas de vomitar. Esto era lo que faltaba, ésta era la última sorpresa del día.

 —Fui lo más tolerante que pude cuando Ryan comenzó a colarse en nuestras vidas, en serio intenté hacerte ver las cosas claras, de competir contra él, pero entonces hay un Archie, un chico supuestamente perfecto y con un don artístico que alaba a Blogger Girl, ¿cómo se supone entonces que competiré con esos dos? No puedo hacerlo, Nina, creo que es suficiente para Duckie. Antes tenía por lo menos una pequeña esperanza de que te dignarías a mirarme diferente algún día, ahora se acabó, no seguiré con esto.

 —Pero… s-somos amigos, podemos… —titubeé, tragando saliva con fuerza, aguatando las ganas de llorar.

 —¡Yo no quiero ser tu amigo! ¡No así! —expresó, enojado—. ¡¿No lo entiendes?! ¡Estoy cansado de ser sólo tu amigo!

 Lo vi alejarse a zancadas. Las lágrimas se apresuraron a salir, segundos después, eran incontrolables. Entendía su dolor, y eso me hacía sentir peor y de alguna manera frustrada de no poder hacer nada, de no saber cómo resolverlo todo. Esto no era un Momento de Ira, era algo mucho más grande que eso… Era el posible fin de nuestra amistad.

  —¿Te encuentras bien? —Di un respingo al escuchar la voz de Ryan a mi derecha—. ¿Qué fue todo eso?

  Me volví hacia él, sin molestarme en secarme las lágrimas, ni en avergonzarme de que nos hubiera estado escuchando. No valía la pena ya, no tenía fuerzas para eso.

  Llevaba su bolso de práctica colgado en su hombro y una expresión de preocupación que me hizo querer llorar aún más. Después de todo lo ocurrido, seguía queriendo saber de mí. Sé preocupaba por mí.

   —Nada, es… Spike, él… —La voz se me quebró, impidiéndome seguir.

   Al instante, sus brazos me jalaron suavemente a su cuerpo, reconfortándome, sorpresivamente consolándome. De repente, no me importó si la gente en el aparcamiento nos miraba, o si mi corazón estuviera en riesgo de sufrir un paro cardíaco, sólo pensaba en los latidos de su corazón contra mi oído, y en su mano acariciando mi espalda con suavidad.

 —¿Necesitas a alguien que te lleve a casa? —preguntó, sin apartarse— . Estás muy alterada.

 Entonces, ahí, llorando, rodeada por sus brazos, entendí al destino, lo entendí a la perfección. No iba a correr más, ya que él quería a Ryan en mi vida. Con riesgo o sin riesgo, lo quería.

 —Sí —Asentí con la cabeza—. Por favor.

 —Bien, vamos.

  En los primeros minutos del viaje a casa, logré calmarme, ya no hipaba, ni sollozaba, ni mi mente estaba echa un completo desastre, lo que me llevó a razonar con mayor claridad acerca de mis recientes acciones… Y asimilar que me encontraba en el auto de Ryan, con Ryan.

 —No insistiré a que me digas qué fue lo que sucedió hace un momento —habló, tomándome fuera de guardia. No había dicho nada desde que salimos—, pero supongo que fue bastante malo.

 Me hundí en el asiento, comenzando a sentir el calor subir a mi rostro.

  —Es… —Comencé a decir.

 —¿Complicado? —Giró un poco su cabeza hacia mí, sonriendo levemente con complicidad—. Sí, he escuchado ese término antes.

 Jugué nerviosamente con mis manos por unos segundos, debatiendo si debía terminar de dejarlo entrar. Por alguna razón, Ryan Hamilton había intentado a toda costa ser mi amigo desde que nos conocimos. Por alguna razón, Ryan Hamilton se había disculpado una y otra vez, incluso por cosas que no debía disculparse. Por alguna razón, luego de haber hecho hasta lo imposible para ahuyentarlo, Ryan Hamilton seguía allí, esperando algo de mí que no sabía que era aún, pero que deseaba averiguar.

 —No… puedo verlo como él quiere que lo vea —Bajé la cabeza, avergonzada.

 —Oh, entiendo… —Lo vi de reojo asentir lentamente—. Así que todo eso fue sobre Finnigan, asumo.

 —¿Archie? —Enarqué una ceja, mirándolo ahora, confundida de escucharlo siquiera mencionándolo.

 Se encogió de hombros, manteniendo sus ojos en el camino, aunque con esa misma expresión de esta mañana, esa que no logré descifrar, y apretó el volante con fuerza antes de decir:

 —Supongo que Spike sólo está enojado debido a eso —opinó. Sus dedos no dejaban de tamborilear el volante ahora—. Debido a ti, saliendo con Archibald.

 —¿Qué? —La incredulidad en mi voz lo hizo encararme—. ¿Crees que estoy saliendo con Archie?

 —¿No lo estás? —Sus cejas se levantaron de la sorpresa y sus ojos desbordaban alivio, lo cual me descolocó por un segundo.

 El hecho de que estuviese aliviado hizo que mi corazón casi explotara.

  —No, no lo estamos —Sacudí la cabeza.

 —Pensé que… Los vi esta mañana y pensé que había algo entre ustedes, él parecía contento de verte, y luego lo de la invitación el almuerzo, y… —Estaba sinceramente estupefacta al ver a Ryan de esa manera, divagando y balbuceando.

 —No estamos saliendo, Ryan —repetí, notando cómo su rostro comenzaba a tornarse de un rosa pálido—. Somos amigos, nada más.

 Hubo una incómoda pausa, donde yo trataba de no sacar conclusiones aún acerca de todo el exasperante momento, y él… seguía tamborileando el volante, con la vista pegada al parabrisas, sin abrir la boca.

 —Uh, y… ¿No deberías estar en la práctica de fútbol? —Y entonces, dije lo más tonto que se me pudo ocurrir para aligerar la incómoda situación.

  Estaba lista para decir alguna otra cosa, menos vergonzosa y torpe, cuando su inesperada risa me detuvo.

 —Lo siento —dijo, sin dejar de reír—, es sólo gracioso que acabes de darte cuenta.

 No pude evitar reírme también. Necesitaba actuar normal lo antes posible.

 —Tuve una discusión con el Coach —me respondió, cambiando su actitud de manera drástica—, y decidí saltarme la práctica de hoy.

 A juzgar por su tensa postura y serio rostro, fue una gran discusión. Sentí una pizca de orgullo, si Ryan se había atrevido a confrontar al Coach bajo cualquier circunstancia, eso quería decir que estaba progresando.

 —No insistiré a que me digas la razón —Me encogí de hombros, jugando su misma carta—, pero supongo que fue bastante malo.

 —Bueno, es una situación…

 —¿Complicada? —Esta vez reí primero.

 —Sí, complicada —concordó, uniéndose a mis risas.

 Nos miramos a los ojos unos largos segundos, mientras el semáforo marcaba la luz roja. Nuestras risas se desvanecieron gradualmente hasta que sólo sonreíamos.

 Si seguía mirándome así, me convertiría en una cabeza de tomate en menos de cinco segundos.

 —¿De verdad tienes que ir a casa? —preguntó, sus ojos hicieron esa expresión de esperanza—. Me gustaría llevarte a un lugar.

 Me sorprendí de que mi mente no protestó en absoluto, ni repasó las razones por las que no debería siquiera estar dentro de un auto con Ryan, no habían más excusas para mantenerlo alejado, así como el destino lo quería, yo también. Tal vez estaba rompiendo un montón de reglas de un montón de acuerdos, pero no quería perder esta oportunidad.  Necesitaba esto. Me debía a mí misma arriesgarme y ver los resultados.

Si lo había hecho con Archie, ¿por qué no con Ryan?

 —Puedo enviarle un mensaje de texto a mamá.

La luz del semáforo cambió a verde, así que me dedicó una amplia sonrisa y puso el auto en marcha.

Nota de la autora: FELIZ AÑO NUEVO, mis amores. Espero que lo hayan pasado bien.

Sé que me tarde mucho, pero aquí esta el capítulo, intensto, lo sé xD, esa era mi intención.

Bueno, esperaré ansiosa por leer sus comentarios acerca de todo este lío jajajajaj.

Los quiero, <3

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