2.
Los días seguían pasando, tan lentos y agitadores.
Él ya se encontraba en el castillo donde sería atendido de la mejor manera, dónde podría estar acompañado de cientos de personas o a menos eso él creía.
Las personas se alejaban de él, solo le servían, preguntaban que deseaba y luego se iban, dejaban el lugar como si se fuesen a infectar de la peor enfermedad que se había posado sobre la tierra.
—¿Y cómo estás? —La voz de su mejor amiga a través del teléfono hizo que sonriera.
—Estoy bien, he estado ocupado con papeles sobre los terrenos —Mentira, mentira y mentira. —Al parecer los humanos quieren tener un poco más de expansión, quieren talar los árboles y eso sería un completo desastre.
—Los humanos y su manía de querer destruir lo que los mantiene vivos.
—¿Has hablado con Jaime? —La pregunta formó un silencio —Te he hecho una pregunta Greta.
—Nael, deja de insistir.
—Te he hecho una pregunta, Greta, respóndeme. —Aquella era su voz de alfa, tan fuerte y fría. Tan distante.
Tras el teléfono él no podía ver aquellas expresiones, pero ella quería llorar, gritar y que todos los continentes y sus países la escucharan.
—Jaime es digno hijo de Jake Peace, un completo hijo de puta.
—Recuerda que hablas de mi primo y mi tío, Greta, guarda respeto.
—¿Respeto? ¡Quieres que le dé respeto!—Gritó. —Jodete.
—¡Greta!
El teléfono se colgó, la mirada de él fue al celular, viéndolo con enojo.
—¡Guardias! —Enojado, muy enojado grito. Los guardias entraron de inmediato ganando una mirada fría de parte de él —Traigan a Greta a mi presencia. ¡Ya!
La exageración era uno de sus fuertes, era algo estúpido, pero para él se trataba de lo más importante que podía haber sobre la tierra.
Su madre le había enseñado que la amistad y unión era lo más importante que había sobre la tierra, aunque eso no aplicaba a la relación que tenía con su hermana Evelu, aquella niña era testaruda y se salía con las cosas que deseaba siempre. Su mate que ya había encontrado era la persona que más viajaba, estaba fuera de la manada todo el tiempo, según él arreglando problemas importantes en "casa".
Habían pasado dos horas desde que ocurrió su arrebato y seguía sentado en el mismo lugar; mientras lo hacía pensaba en su mate, ¡Por la luna! Era lo único que podía pensar.
Un toque en la puerta lo alertó, pero el simple hecho de que no esperaran lo sacó de sus casillas, al momento se calmó.
—Mamá —Sonrió, sus ojos brillaron con un suave azul cielo al igual que lo de sus madre.
—Pequeño —Dijo la mujer. Aquella persona parecía ser de la misma edad que él, pero en realidad no, ella era su madre.
Habían pasado veinticinco años y aunque no se reflejaban en su físico; su madurez sí había avanzado.
—¿Acaso no estás cansado de estar encerrado? —Saliendo de detrás de su escritorio caminó hasta donde estaba aquella mujer.
—Para nada, mamá —Dijo, abrazó el cuerpo de su madre de forma fuerte, mostraba sus sentimientos a través de eso cosa que ella sentía.
—También te extrañé. —La voz fuerte y varonil de su padre lo hizo sonreír.
—Hola papá —Apartándose del cuerpo de su madre fue hasta donde estaba él.
—Gran alfa Eros —Dijo extendiendo su mano hasta él.
—Gran rey Nael Gaye Fores Peace. —Los ojos de Gea chispearon de emoción, veía frente a ella a dos de los hombres más importantes en su vida que se encontraban vivos.
—¿Cómo han estado? —Preguntó. Los tres se sentaron en un juego de muebles que se encontraba en el despacho, estando así frente a frente. —Se ven bronceados.
Ambos asintieron.
—Deberíamos ir a República Dominicana algún día en familia, cuando tengas a tu reina, claro. —Sus padres se miraron cómplices.
—Me he rendido con eso —suspiró.
—Nunca debes darte por vencido con eso, hijo, nunca. —Habló Eros.
—¿Por qué no? —Cuestionó él —¿Por qué si no la tengo no podré ser el rey?
—No, es porque ella te dará el mejor sexo de tu vida. —Un sonrojo invadió las mejillas de Nael y Gea al lado de Eros, su ahora esposo golpeó su hombro.
—Deja de decir estupideces.
—¿Estás insinuando que lo que sientes es estupidez? —Nael negó.
—Gea Luna, Eros Gaye ¿Que los trae por aquí? —Dijo con una sonrisa Nael, se levantó de su asiento para caminar a la silla tras el escritorio.
—Vinimos a ver a nuestro primogénito, ¿debe haber alguna razón? —Gea se levantó dejando a su esposo sentado.
—Siempre la hay, mamá. —Suspiró —¿Que pasa?
—¿Dónde está Eva? —Eros preguntó.
—Sí, Nael ¿Dónde está tu hermana? —Dijo Gea siguiendo a su esposo.
—Deberían ponerle un collar. —Dijo enojado Nael —Ya tengo veintitrés años, no tengo tiempo para estar detrás de una adolescente.
—Ella es tu hermana, Nael. —Dijo Eros, aquellas palabras eran más como un regaño.
—Ella es tu hija. —La tranquilidad que había entre los tres antiguamente se esparció en pocos segundos.
—Nael —Advirtió su madre —No es momento para discutir, ella es Eva, estará bien.
—Pues no pregunten cómo si fuese su niñera. —Su madre arqueó una de sus cejas.
—Lo fueras si así lo deseara. —Dijo cruzándose de brazos, miró a su esposo— ¿No es así amor?
—Sí, cómo desees —Dijo al instante el mencionado.
—Dime ya, mamá. —Se quejó.
—Sabemos dónde está tu mate, tienes una semana para presentarte a ella y traerla aquí, de lo contrario se irá a Asia.
Luego de aquella declaración no tuvo más remedio que pensar que haría, sí, definitivamente iría a por ella, pero las cosas que había en su mente jugarían en su contra.
—Miren a quién tenemos aquí —La voz a sus espaldas hizo que deseara que la tierra la tragara.
—Maestro Wilson —Sonrió forzadamente dándole el frente al maestro. —¿Lo puedo ayudar en algo? —El hombre asintió.
—Claro que puede señorita Xia, usted es la estudiante perfecta para lo que quiero. —Ella cerró los ojos fuertemente.
—¿Y que es justamente lo que quiere?
—¡Darás el discurso en la graduación! —Ella negó repetidas veces, abría sus ojos como si se tratara de una película de terror.
—No, eso no es posible. No vendré...
—¿No vendrás a tu graduación? ¿Acaso el birrete lo tendrá tu asiento? —Aquél chiste sin humor para ella hizo que el hombre se carcajeara frente a ella.
—No quiero...
—¡Perfecto! Ya he hablado con tu madre y también está de acuerdo, así quedamos. Nos vemos en clase —El hombre ignoró sus quejas empezando a caminar.
—¡Oiga! ¡Oiga! —Gritaba en medio del pasillo, pero el hombre seguía su camino como si nadie estuviese dirigiéndose a él—. Que hijo de... —susurró.
—Hola —Volteó de repente encontrándose frente a ella al hombre más perfecto que existía sobre la faz de la tierra.
—Hola —Dijo bajito, pareciera que hace unos pocos segundos no hubiese estado gritando.
—¿Cómo has estado? ¿Quieres ir a la biblioteca después de clases? —Ella asintió embobada.
—¿Llevo algo? —Él sonrió de lado arreglando la mochila en su hombro derecho.
—Con que estés es suficiente. —Ambos se sonrieron, él se acercó poniendo tras su oreja un mechón de cabello, seguido de eso se acercó depositando un beso en sus labios.
El timbre sonó indicando el regreso a las aulas. —Nos vemos Xia —Se despidió él.
—Después de clases, Xel.
•••
Hola, gracias por leer UwU
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro