25. Oh God
Este capítulo está dedicado a
mi funada favorita
(JungsuXOde - GunilXOde) +21
Advertencia:
contenido sensible.
Cuando Seungmin era pequeño, su madre lo llevaba a la iglesia todo el tiempo. Hizo el catecismo y los sacramentos. El ambiente dentro de la iglesia era bastante agradable y conoció amigos con los que creció y eventualmente entró a los grupos de la iglesia.
Mientras crecía más eran sus deseos de dedicarse por completo a la iglesia y a Dios. Quería convertirse en seminarista para ser sacerdote.
En una ocasión, un sacerdote recién ordenado fue invitado a celebrar la misa en su iglesia y su interés despertó. Había notado que cada sacerdote era diferente y tenía un pensamiento diferente durante la prédica.
Pero se quedó totalmente fascinado al ver al sacerdote caminar hacia el altar. Lucía tan impotente y agradable mientras saludaba a todos, de un momento su mirada se cruzó con la de él y el hombre le guiñó un ojo.
Algo estalló dentro de Seungmin sintiendo un agradable calor en todo el cuerpo, sobre todo en algunas zonas específicas.
Jamás había estado tan concentrado en la misa como ese día, pero es que no podía dejar de ver al padre. Le parecía fascinante tan solo verlo ir de un lado a otro detrás del altar. Le sorprendió aún más que su voz fuera profunda pero amigable con un timbre característico que sabía que se quedaría en su cerebro para siempre.
Ese día fue cuando lo decidió: se convertiría en sacerdote para ser igual que ese padre.
Es así como algunos años después fue aceptado en el seminario y comenzó su formación oficial como sacerdote.
Honestamente no era lo que había imaginado, no todo el tiempo estaba rezando o yendo a la iglesia, habían muchas actividades de caridad o disciplina que tenía que hacer y cuando era su tiempo libre se sentía aburrido por lo que comenzó a hacer ejercicios frecuentando el gimnasio del seminario.
Inevitablemente su cuerpo comenzó a cambiar y a crecer en cuestión de musculatura por lo que algunos de sus formadores le dijeron que dejará de hacerlo o eso podría convertirse en vanidad.
—Pero no me siento vanidoso, solo me gusta hacer ejercicio y eso ayuda a mi salud ¿Qué tiene de malo?
—Podrías ser demasiado llamativo para las chicas y bueno, eso podría llevar a otro tipo de situaciones.
—Pero no me gustan las... –se detuvo a la mitad de la oración y carraspeó –. No estoy interesado en mujeres, sé lo que conlleva ser un sacerdote y ya he estado dispuesto a sacrificar todo eso
—Aun así, no podrías seguir con el ejercicio intenso Seungmin, te dejaré otras tareas para que puedas pasar el rato si así lo quieres –suspiró y asintió mientras el hombre viejo y canoso revisaba sus documentos –. Oh, vaya. La próxima semana llegará un nuevo formador que será profesor en la universidad, hay una oficina desatendida ¿Qué te parece si la ordenas un poco para recibirlo?
—Claro.
Muy a su pesar se encaminó a la oficina pero trató de sonreír. Los padres querían lo mejor para ellos y muchas veces tenían razón, no todo el tiempo, pero decidió obedecer.
No obstante, su mente lo llevó a esa frase que estuvo a punto de decir "No me gustan las mujeres".
En realidad, nunca se había plateado si le gustaban o no. Nunca se había sentido atraído a una, nunca había tenido una novia o salido con alguna chica, siempre quiso ser sacerdote.
Sin embargo, un recuerdo llegó a su mente justo cuando abrió la puerta de la polvosa oficina.
Ese sacerdote hace algunos años... En realidad era muy atractivo. Sintió nuevamente ese cosquilleo en su cuerpo pero está vez se concentró en la entrepierna lo cual lo desconcertó totalmente ¿Estaba teniendo una erección solo con pensar en un hombre? El cosquilleo se convirtió en un palpitar ocasional que lo hizo jadear y sostenerse de la puerta. Era una sensación que nunca había experimentado.
Más bien, nunca se había dejado experimentar. Sabía que masturbarse era un pecado y también lo era pensar y desear el cuerpo de los demás al hacerlo, pero por una vez decidió dejarse llevar.
Cerró la puerta de la oficina y extrajo su miembro del pantalón de vestir negro. Estaba erecto y duro por lo que lo tomó y la sensación volvió a hacerlo jadear. Comenzó a subir y bajar su mano con lentitud y placer mientras echaba la cabeza hacia atrás. Trataba de concentrarse en lo que estaba sintiendo físicamente pero su imaginación estaba siendo más fuerte y en cuanto divisó en su mente a ese sacerdote guiñarle el ojo, su miembro dolió y gimió cubriéndose la boca.
En su mente ese sacerdote fornido y sumamente atractivo lo miraba mientras se masturbaba y eso lo hacía excitarse aún más. Luego de unos momentos su mano comenzó a ir más rápido y tuvo que recargarse en el escritorio mientras jadeaba hasta que por fin se corrió manchando la mesa.
Su respiraron era agitada y su abdomen temblaba contrayéndose en leves espasmos que también se sentían demasiado bien. Se quedó ahí recargado en el escritorio con el miembro goteando ese líquido espeso blanco sobre él mientras nivelaba su respiración.
Había sido su primera eyaculación y la sensación había sido increíble pero la culpa lo invadió y rápidamente se acomodó la ropa para comenzar a limpiar la oficina.
Pasó una semana limpiando el lugar y cada vez que entraba recordaba el pecado que había cometido dentro pero el placer comenzaba a ser más fuerte que la culpa, por lo que, durante esos días se masturbó al menos unas seis veces y tan solo con imaginar a ese sacerdote.
Estaba seguro de que no volvería a verlo jamás, había sido un caso externo en que dio una misa en su parroquia, probablemente ya ni siquiera vivía en la ciudad así que no había tanto mal en masturbarse pensado en él... ¿Cierto?
Cundo por fin terminó sonrió satisfecho, cerró la puerta de la oficina y se encaminó a su habitación para colocarse la ropa deportiva, en el pasillo se encontró a su formador.
—Seungmin ¿Cómo va todo?
—Ah, la oficina está lista ¿Cuando llegará el nuevo sacerdote?
—El lunes, me parece que lo verás en tus clases de la mañana –Seungmin asintió con una sonrisa y se despidió del hombre.
¿Era mucho desear que fuera él? Si, claro que lo era. Los maestros siempre terminan siendo sacerdotes que ya no dan misa por sus avanzadas edades. Se colocó la gorra y se encaminó a los jardines para comenzar a trotar.
En poco tiempo dos de sus compañeros seminaristas se unieron a él.
—Hola Seungmin.
—Hola Jiseok, Jooyeon.
—Hacía tiempo que no salías a correr –dijo Jooyeon –. Te extrañamos.
—Si, ya tampoco vas al gimnasio. Jungsu también te extraña ahí.
—Y yo también los extraño, es solo que me tiene prohibido hacer tanto ejercicio.
Los dos se miraron extrañados.
—¿Porqué?
—No lo entiendo, pero el padre Park dice que mi cuerpo podría ser muy llamativo para las mujeres y eso.
—Bueno, pero una cosa es que lo hagas para eso y otra es que lo hagas solo porque te gusta el ejercicio.
—Eso fue lo que traté de explicarle pero no me entendió, me tuvo toda esta semana limpiando la oficina desocupada para un nuevo profesor que va a llegar el lunes.
—Sigo sin entender, es decir ... Ni siquiera hay mujeres aquí –dijo Jooyeon y Jiseok resopló.
—Es una tontería.
—Si, pero bueno. Terminé de limpiar y por eso decidí salir a correr, así que dejemos de hablar de eso y relajemonos un rato.
Ambos asintieron y continuaron corriendo y pasándola bien. Al día siguiente, se pasó por el gimnasio donde estaba su mejor amigo dentro del seminario.
—¡Oye! –dijo rodeándolo con el brazo –¿Dónde te habías metido? Creí que me abandorías para siempre, tu eres mi entrenador.
—Lo sé y lo siento. Es solo que el Padre Park me dijo que no puedo hacer tanto ejercicio.
—¿Porqué? ¿Estás enfermo?
—No, es porque estoy siendo muy llamativo –mandó rodar los ojos y Jungsu lo miró parpadeando varias veces.
—¿Es enserio?
—Sip.
—Ese hombre está cada día más loco...
—Si, así es. Pero bueno, vamos a calentar –Jungsu asintió y comenzaron a hacer estiramientos. Pero decidió soltarlo –¿Jungsu, alguna vez te sentiste atraído hacia un hombre? –su amigo se detuvo estirando los brazos al cielo, ladeó la cabeza con expresión pensativa.
Seungmin sabía que podía hablar de lo que fuera con Jungsu y no lo juzgaría.
—Alguna vez, fue hace mucho tiempo. Me gustó un chico de la escuela pero decidí dejar de pensar en eso.
—¿Tu crees que esté mal?
—Bueno, nuestras enseñanzas lo dicen pero... Creo que es porque no lo entienden. Que te guste o te parezca atractivo alguien de tu mismo género no significa quieras estar con él y eso... A veces solo es una simple atracción.
—Si, tienes razón.
—¿Porqué? ¿Te gusta alguien?
—Tu lo has dicho, fue solo simple atracción –resopló y Jungsu también rio un poco.
—Descuida, mientras no hagas cosas realmente malas con eso, está bien –Seungmin le sonrió antes de continuar con sus estiramientos.
Pero lo observó. Jungsu era alto, fuerte y fornido. Desde que empezó a hacer ejercicio con él, su musculatura no hizo más que aumentar, sobre todo en la zona del pecho el cual lucía muy bien con las camisas escotadas que solía usar. Jungsu era muy atractivo físicamente, sintió un calor en sus mejillas el cual empeoró en cuanto Jungsu lo miró y le sonrió, de inmediato desvío la mirada aparentando estar acalorado por el esfuerzo.
De acuerdo, no solo era ese sacerdote... Eran los hombres.
Ahora tenía un nuevo problema pero decidió pensar en otras cosas.
Por la noche del domingo se entretuvo de más ejercitando su mano derecha pensando en ese sacerdote y también en Jungsu, por lo que llegó tarde a clases, entró tallándose un ojos. Ni siquiera sabía que hora era, solo que ya había llegado tarde.
—Señor Oh –al escuchar la voz vagamente familiar alzó la vista al escritorio pero palideció por completo al ver al hombre detrás de él –¿Siempre suele llegar tarde?
No pudo responder. La voz se le había atascado en algún lugar de la garganta, Jungsu fue a estirarlo del brazo y llevarlo a su pupitre. El sacerdote atractivo con el que se había estado masturbando la última semana miró a la clase.
—¿Él está bien?
—No lo creo, siempre suele ser el primero en llegar –dijo Jiseok.
—Está muy pálido, quizá esté enfermo –dijo Jooyeon.
—Bueno, señor Kim ¿Podría acompañarlo a la enfermería?
—Si, profesor –Jungsu volvió a estirarlo fuera del aula, pero en lugar de ir a la enfermería lo llevó al baño –Seungmin ¿Qué te sucede?.
—Es él...
—¿Qué? ¿Quién?
—El hombre que te dije... –Jungsu frunció el ceño pero de inmediato entendió y abrió sus ojos y su boca con sorpresa.
—¿De verdad? No dijiste que era un sacerdote y mucho menos nuestro nuevo maestro.
—¡No lo sabía! Solo dio una misa en mi parroquia y creí que jamás lo volvería a ver –se echó agua en el rostro tratando de calmarse y Jungsu lo miró contrariado.
—Tienes un problema, Seungmin.
—Ya lo sé, tengo muchos... No sé que...
—No, tienes un problema –señaló sus pantalones y Seungmin divisó el bulto notable en ellos. De inmediato se cubrió con la cara roja y trató de huir, pero Jungsu lo detuvo y lo sostuvo por los hombros haciéndolo girarse hacia el espejo –. Déjame ayudarte.
—¿Qué?
—¿Seungmin tu crees que no he pasado por esto solo por ser seminarista? No eres el único al que le gustan los hombres –fue a ponerle seguro a la puerta y volvió sonrojado.
—¿Qué vas hacer? –dijo mirándolo atraves del espejo. Jungsu volvió a colocarse detrás de él, metió sus manos por debajo de sus brazos directo al pantalón y lo desabrochó para sacar el miembro erecto y duro –Ah... Jungsu...
—Vaya, estás muy duro y solamente lo viste a la cara –se rio y tomó el pene para comenzar a masajearlo, Seungmin echó la cabeza hacia atrás recargandose en el hombro de Jungsu quien sonreía de lado mientras lo masturbaba.
—Ah... Jungsu... Para por favor...
—No, quiero hacerte esto desde que te conocí.
—¿Qué?
—Asi como escuchaste. Déjame hacerlo.
—Por favor... Si-sigue Jungsu –Jungsu volvió a sonreir y movió su mano más rápido sobre el pene de su mejor amigo, pero los jadeos y la imagen a través del espejo también lo estaban poniendo duro a él por lo que extrajo su miembro y se colocó frente a Seungmin quien lo veía aturdido y sonrojado –. En realidad no sé que hacer...
—Lo mismo que haces contigo, Seungminie –susurró acercándose un poco a él y con la mano temblorosa, tomó el pene de Jungsu pero este no emitió ni un solo sonido lo cual lo extrañó por lo que comenzó a mover su mano de arriba abajo.
¿Cómo es que Jungsu podía estar tan callando cuando él necesitaba cubrirse la boca para no gemir tan fuerte? ¿Acaso ya tenía mucha práctica? ¿O es que no lo estaba haciendo bien?
Luego de unos segundos de masajeo Seungmin terminó por correrse en la mano de Jungsu mientras se apoyaba en su pecho que también jadeo y terminó eyaculando en la mano de Seungmin. Los dos se miraron a los ojos mientras jadeaba y Jungsu sonrió de lado antes de lamerse los dedos.
—Nos van a expulsar del seminario –en lugar de preocuparse Seungmin sonrió.
—Sería una mala suerte ya que hay muchos hombres atractivos aquí –Jungsu rio y se acercó para darle un beso en la cabeza antes de dirigirse al lavamanos para limpiarse.
Seungmin se recuperó también se encaminó al lavamanos.
—Cuando necesites ayuda con tus problemas, llámame Seungmin.
—Lo haré Jungsu.
—Te sugiero volver a acostarte, le diré al profesor que estás enfermo –sin decir más, salió del baño mientras Seungmin se miraba al espejo, aún tenía las mejillas sonrojadas por lo que se volvio a echar agua en el rostro. Para después encaminarse rápidamente a su dormitorio e intentar calmarse.
Pero le fue imposible por lo que tuvo que volver a masturbarse está vez pensando en Jungsu y su enorme miembro.
Algunas horas más tarde escuchó algunos toques en la puerta y se dirigió a abrir, Jiseok, Jooyeon y Jungsu estaban fuera, dos de ellos tenían expresiones preocupadas y solo uno sonreía con picardía.
—Hola chicos...
—¿Cómo estás? Jungsu dijo que vomitaste todo el baño –dijo Jiseok.
—Oh, am... Si creo que algo me hizo daño.
—Pero ¿Ya te sientes mejor? –preguntó Jooyeon.
—Si, ya sabes solo tenía que dejarlo salir –rio con nerviosismo –. Ya me siento mucho mejor –ambos suspiraron con alivio, entonces Jungsu carraspeó.
—El profesor Gunil quiere verte en su oficina.
—¿Quién?
—El nuevo, el que llegó hoy –dijo Jiseok e inmediatamente sintió su corazón detenerse –. También estaba preocupado por ti, así que ve de inmediato.
—Am yo...
—Te llevamos, seguro no sabes donde es su oficina –dijo Jungsu ocultando su diversión y lo estiraba del brazo mientras él se quejaba y trataba de librarse.
Lo llevaron a fuerza a la oficina y tocaron un par de veces.
—Adelante.
Miró a Jungsu quién le guiñó un ojo y se llevó a los dos chicos, Seungmin suspiró y entró pero de inmediato se tensó.
—Hola Seungmin.
—Pr... Profesor Gun-Gunil...
—Jungsu dijo que te sentías muy mal ¿Pudiste descansar? ¿Cómo te sientes ahora?
—Estoy... Bien... Gracias... Am, lamento el inconveniente durante su primer día, señor...
—Descuida, yo lo entiendo... El profesor Park dijo que tú fuiste quién acondicionó la oficina para mí.
—Si, así es ...
—Bien ¿Puedes decirme de qué es esta mancha? –señaló el escritorio y en cuanto Seungmin se fijó en ella su rostro volvió a palidecer.
Quiso correr a cubrirla pero el profesor Gunil le tomó la mano antes de poder tocar la mesa, Seungmin lo miró totalmente sonrojado pero el hombre no lucía molesto ni asqueado, más bien lucía divertido lo cual lo desconcertó.
—Veo que te divertiste mientras limpiabas –su rostro enrojeció aún más.
—Yo...
—Si sabes que masturbarse está prohibido dentro del seminario ¿No es así? Y que es aún peor hacerlo mientras piensas en chicas que seguramente solo has vistos en videos...
—Yo no... No estaba pensando en chicas...
—¿Ah no? ¿Entonces? ¿No te gustan las mujeres? –Seungmin bajó la mirada antes de negar con la cabeza –¿Eres homosexual? –si tono fue de sorpresa genuina.
—En realidad no lo sé... Nunca había pensado en eso hasta...
—¿Hasta?
Suspiró ¿Qué más podía perder? De todos modos lo expulsarían por masturbarse dentro de las instalaciones y también por hacerlo con Jungsu en el baño.
—Hasta que lo conocí a usted.
—¿Qué?
No pudo alzar la vista.
—Hace unos años dio misa en mi parroquia y por mucho tiempo creí que quería ser como usted pero ahora comprendo que no es eso... Usted me parece muy atractivo y sé que está mal pero no puedo evitarlo... Lo siento señor, entiendo lo que conlleva lo que acabo de decir así que iré a empacar mis cosas –quiso salir de la oficina pero el hombre se lo impidió.
—Espera, Seungmin... –se acercó y cerró la puerta, Seungmin lo miró a los ojos y al verlo tan cerca de su rostro comenzó a caminar hacia atrás mientras Gunil lo seguía –. Si está mal y si alguien más se entera te van a expulsar pero... No puedes irte todavía –le pasó la mano por el rostro lo cual lo hizo tensarse y sentir ese conocido palpiteo en la entrepierna.
—Señor...
—Sh... Déjame ayudarte con tu problema, Seungmin –Gunil se encaminó a su maletín y el menor vio la erección en su pantalón, pero antes de poder hacer algo, Gunil lo estiró para rodear el escritorio.
Lo estiró suavemente para besarle los labios y tan solo ese simple contacto hizo al menor temblar pero Gunil lo sostuvo con firmeza recargando el trasero en el escritorio.
Seungmin temblaba y no sabía cómo seguirle el beso pero jadeaba levemente y eso hizo que el mayor también se comenzará a excitar.
—¿Tuviste sexo alguna vez?
—Jamas... Con absolutamente nadie señor...
—Perfecto, te cuidaré bien entonces.
Seungmin no entiendo a qué se refería con cuidarlo pero tampoco le importó, de hecho lo rodeó por el cuello profundizando más el beso porqué ahora Gunil le exploraba la boca con la lengua haciéndolo salivar y jadear.
—Señor... Esto también lo afectará a usted...
—Si, pero tampoco me importa. Verás que el sexo gay es lo mejor del mundo –Seungmin sonrió pero su pene dolía por lo que lo extrajo de los pantalones y Gunil hizo lo mismo.
Seungmin lo miró maravillado. Su pene era enorme y grueso, Gunil se tiró en la silla con la mirada provocativa y al ver la punta brillar con el reflejo del sol que que entraba por la ventana Seungmin se relamió los labios.
—Adelante, sigue tu instinto.
No supo en qué momento se agachó para colocarle las manos en las piernas mientras sus ojos brillaban al verlo el enorme falo frente a él. En su vida había visto solo dos penes, él suyo y el de Jungsu. El de Jungsu era largo pero el del sacerdote era largo y grueso con venas ligeramente saltadas y eso lo hizo sonreír antes de tomarlo con sus manos y tocarlo.
Divisó por un segundo al sacerdote guiñarle un ojo tal y como lo había hecho hace años y de inmediato lo engulló.
No sabía cuantas ganas tenía de lamer, chupar, ahogarse con pene de Gunil hasta que lo hizo. Lo masajeaba usando su saliva para lubricarlo y Gunil suspiraba más no gemía ni jadeaba lo cual lo molesto por lo que comenzó a mover su lengua por la punta y a lo largo con tal de hacerlo soltar aunque fuera un solo gemido.
Lo cual no funcionó por lo que se detuvo y lo miró a la cara con un puchero.
—¿No le gusta?
—¿Qué?
—¿No soy bueno en esto? ¿No lo estoy haciendo bien? ¿Porqué no está gimiendo? Jungsu tampoco lo hizo... –desvió la mirada con tristeza – Soy malo en esto ¿No es así?
Gunil se irguió para tomarlo de las mejillas.
—No, mi amor. No lo haces mal, de hecho lo estás haciendo de maravilla. Solo he tenido un poco más de experiencia pero descuida... Solo tienes que ir más profundo.
Seungmin lo meditó pero asintió para regresar su vista al pene, está vez Gunil le acarició el cabello. Seungmin se metió el miembro en la boca y bajó lentamente, el pene chocó en su garganta y sintió una arcada pero no se detuvo y bajó aún más, entonces lo escuchó jadear estrujarle un poco el cabello, se sacó el miembro de la boca y jadeo tosiendo un poco.
—Muy bien, mi amor. Otra vez.
No tuvo que insistir, de inmediato volvió a meterlo en su boca hasta el fondo y así continuó varias veces mientras Gunil jadeaba un poco más fuerte.
—Entonces ¿Si lo has hecho con Jungsu?
—No, solo me ayudo a calmarme está mañana pero... Fuera de eso nada más.
—Ya veo. Jungsu tiene un cuerpo muy sexy –Seungmin lo miró con la mirada brillante.
—¿Verdad? Es tan guapo, aunque no tanto como usted.
Volvió a engullir de lleno el miembro y lo lamió todo moviendo la cabeza, Gunil jadeo.
—Oh vaya... Lo haces bien, precioso –Seungmin lo miró a los ojos lamiendo la punta pero se detuvo y dejó que el pene chocará en su rostro mientras lo miraba. Gunil rio –¿Qué haces?
—Me gusta, señor.
—Sabes mi nombre. Úsalo.
—Me gustas Gunil.
—Y aún no has tenido nada, ven aquí –lo estiró por los hombros para sentarlo en su regazo. Tanteo la maleta para sacar un botecito de lubricante pero al ver a Seungmin mirando con total curiosidad no pudo evitar volver a besarlo acariciándole el redondo y firme trasero –. Vaya, haces ejercicio.
—Si, me gusta mucho... Pero el padre Park me lo prohibió.
—¿Porqué?
—Soy muy llamativo para las mujeres.
—Vaya que lo eres peor no solo para ellas, eres precioso, bebé. Eres muy guapo y eres adorable, quisiera follarte el resto de mi vida –Seungmin sintió un escalofrío y las mejillas rojas por lo que se escondió en el pecho haciéndolo reír –¿Qué? ¿Nunca te lo habían dicho?
—No, nunca ... –se alzó para mirarlo a los ojos – Gracias, Gunil... Ahora follame por favor.
—No, aún no. Te haré tener la mejor corrida de tu vida.
Lo empujó hacia el escritorio y lo recostó en él, el miembro de Seungmin rebotó hacia el techo. Y Gunil no perdio tiempo en engullir el falo también haciéndolo cubrirse la boca para no gemir.
—Oh por ... Gunil... Más por favor.
La lengua de Gunil se movía a lo largo del falo con intensidad. El sacerdote chupaba, succionaba y besaba todo el pene del seminarista quien se volvía loco tratando de cubrirse la boca y la cara para no estallar en gemidos fuertes que pudieran llamar la atención de alguien en el pasillo. Gunil sonrió para seguir con su trabajo hasta ver su abdomen temblar, no podía dejarlo correrse aún.
Al sentirlo apartarse de golpe justo antes de correrse, Seungmin alzó la vista haciendo un puchero. Su pene dolía y palpitaba, quería correrse, quería masajearlo basta explotar pero antes de poder tomarlo, Gunil le apartó las manos, lo hizo girarse quedando sobre el escritorio a cuatro patas y le acarició el trasero.
—Ah... Gunil... Por favor... Follame.
—No, aún no –el seminarista jadeo lloriqueando pero Gunil le pasó la lengua por el ano, lo cual lo hizo sentir un escalofríos en toda la espalda.
—Oh... Si por favor ...
Gunil deslizaba su lengua por la entrada en círculos lamiendo todo a su paso, finalmente usó el lubricante para mojar sus dedos y la entrada del menor.
—Nunca has tenido sexo y si no te preparo te voy a lastimar así que empezaré con esto.
Metió un dedo y Seungmin se revolvió, fue Gunil se detuvo esperando a que se acostumbrara y en cuanto los jadeos de convirtieron en gemidos empujó aun más el dedo haciéndolo gemir más fuerte. Metía y sacaba un solo dedo deleitándose con los espasmos que provocaba en el chico.
—Ah si... Si, por favor... Más Gunil, más...
—Voy a meter otro –efectivamente metió otro de sus dedos y el menor se dejó caer en el escritorio sientiendo su miembro temblar, al notarlo, Gunil tomó el pene y lo estrujó un poco en la punta.
—¡Ah! –se cubrió la boca con un mano y Gunil sonrió de lado –Sueltame, me quiero correr ya.
—No, aún no.
Gunil metía y sacaba los dedos cada vez más rápido mientras sostenía con firmeza la punta del pene del menor impidiendole correrse sacó los dedos y vio que ahora el agujero estaba más amplio por lo que lo soltó.
—No, por favor sigue así...
—Tranquilo, bebé. Es hora.
Escuchó que el mayor abría algo por lo que se giró, le quitó el condón de las manos y lo abrió él.
—Siempre quise hacer esto –Gunil rio y lo dejó colocarle el condón a lo largo del pene. Los ojitos del seminarista brillaban con emoción y eso le provocó ternura, le alzó la barbilla para besarle los labios y luego lo empujó de nuevo al escritorio. Seungmin apoyó sus manos en el borde y movió su trasero provocativamente, Gunil rio al ver el pene y los testículos moverse de un lado a otro. Se pusieron más lubricante –¿Me va a doler mucho?
—Tal vez, pero tranquilo, seré bueno.
—De acuerdo...
Gunil empujó la punta de enorme pene y Seungmin jadeo, el miembro del menor tembló por lo que volvió a tomarlo con firmeza impidiendole correrse. Empujó más su miembro y Seungmin se echó hacia el frente divisó la mancha de su propio semen frente a él y sonrió de lado. Estaba siendo increíble, lo estaba disfrutando aún más de lo que había imaginado. Tenía que contarle a Jungsu.
Gunil entró hasta el fondo y esperó a que Seungmin se acostumbrada.
—Padre Gunil...
—¿Si, hijo mío?
—Por favor... Follame fuerte.
—Como tú quieras, mi amor.
Gunil comenzó a entrar y salir con algo de fuerza, Seungmin gemía cada vez más alto y con más placer y eso le encantaba. Nunca creyó que disfrutaría aún más del sexo gay. A pesar de ser su primera vez, Seungmin lo disfrutaba como si fuera una de muchas.
Le embistió hasta el fondo.
—Oh Dios... Si por favor... Más, fuerte padre.
Gunil obedeció y cuando sintió correrse también, salió de él. Seungmin se quejó pero Gunil le dio la vuelta para verlo, necesitaba ver esas expresiones de placer con sus propios ojos. Le alzó las piernas y volvió a penetrarlo, Seungmin no podía mantener sus ojos cerrados, miraba a todas partes pero no miraba nada, solo disfrutaba. Lucía como un personajebde anime hentai y eso hizo al sacerdote sonreír aún más mientras lo embestía con fuerza.
—Dios... Por favor... Me voy a correr... ¿Puedo?
—Puedes, bebe. Adelante y disfrútalo.
Seungmin ni siquiera tuvo que tocarse, Gunil había alcanzado un punto dentro de él que sin previo aviso lo hizo eyacular con fuerza sintiendo todo su cuerpo temblar mientras gemía y jadeaba con fuerza. El semen le salpicó todo el abdomen pero también parte del escritorio y algunas gotas en el rostro, la cuáles Gunil se agachó a lamer y Seungmin sonreía maravillado.
—¿Entonces? ¿Cómo estuvo?
—Fue fantástico. Es lo mejor que he hecho en la vida... Definitivamente soy gay –Gunil rio y salió de él, dejó caer el enorme miembro sobre el pequeño pene de Seungmin y goteaba –. ¿Puedo?
—Adelante, lo que tú quieras.
Le había gustado tanto que volvió a meterse el miembro en la boca hincandose en sus rodillas. Gunil le acariciaba el rostro y el cabello mientras Seungmin se metía el miembro hasta la garganta, sintió una tensión y Gunil jadeo por lo que comenzó a ir más rápido ayudandose con sus manos. Cuando se iba a correr Seungmin tragó duro y se lo llevó a boca sintiendo todo el semen golpear su boca y su garganta, se lo sacó y no pudo evitar que parte de él cayera por su labio y su barbilla el resto lo tragó mirando a los ojos, Gunil sonrió y lo alzó para abrazarlo y besarlo un largo rato.
Esa noche, Seungmin le contó a Jungsu lo maravilloso que había sido su primera vez y Jungsu también se emocionó tanto que también terminaron con ganas de más.
—Espera, yo lo haré –Seungmin se subió al regazo de Jungsu que estaba sentado en la cama mirándolo atentamente.
Se sentó sobre el largo miembro de Jungsu y jadeo cubriéndose la boca, comenzó a saltar sobre él mientras Jungsu le acariciaba el trasero y jadeaba al verlo disfrutar.
Los tres habían cometido un pecado atroz siendo sacerdote y seminaristas por lo que al día siguiente presentaron sus cartas de renuncia. El morbo era increíble y a partir de ese momento, Gunil y Seungmin seguían teniendo sexo de roles: el sacerdote y el seminarista; y algunas veces invitaban a Jungsu a divertirse con ellos.
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Bueno, sera un placer verlos en el infierno JAJAJAJAJAJANA
Li, te detesto por hacerme escribir esto pero en verdad me gustó hacerlo jeje
Gracias por leer
🌸🦖
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