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18. "Someone in purple murder me"

(OT6)

Advertencia:
Contenido sensible

Jungsu tenía apenas 15 años cuando logró pasar las audiciones para entrar a la misma agencia donde su hermano mayor era aprendiz. Al principio el mayor se nego, no estaba dispuesto a dejar que su hermanito sufriera lo que el sufrió.

Las agencias de entretenimiento siempre daban mucho de que hablar y algunas veces se ponían muy exigentes con los trainers. Jungsu sabía que su hermano se preocupaba por él pero tambien quería demostrarle que era capaz de soprotarlo.

Le sorprendió que Gunil lo felicitara en cuanto ingresó a la empresa.

Jungsu era alto, atractivo y su voz era impresionante, de inmediato fue considerado para entrenarlo como un idol durante. Le gustaba bailar y se esmeró en hacerlo bien, sin embargo estaba resultando un poco mas difícil de lo que había pensado y comenzó a quedarse atrás en los entrenamientos.

Los mayores se burlaban de él y lo molestaban por eso, su entrenador tuvo que obligarlo a practicar más de la cuenta por lo que muchas veces se quedaba hasta tarde practicando en lugar de irse a descansar.

En una ocasión, estaba practicando pero un paso de la coreografia no le salía por lo que se estaba frustrando más de lo normal, hasta que vio a alguien en el espejo, se paralizó pero de inmediato se giró: se trataba de un chico alto de cabello castaño que lo miraba con curiosidad. 

—Hola –Jungsu parpadeo confundido.

—Hola... Lo siento, no te vi aquí.

—Acabo de llegar, me llamo Seungmin seungmin.

—Yo soy Jungsu.

—Es un placer, Jungsu –se acerco a él. –Estas practicando en lugar de dormir.

—Si, digamos que no soy muy bueno bailando y tengo que aprenderme este paso para mañana o voy a fracasar en la evaluacion mensual –suspiró con tristeza, pero Seumgin se colocó frente a el

—Ven, te ayudaré. Es más sencillo de lo que piensas –Jungsu le sonrió y dejó que el chico le enseñara el paso.

Usualmente, los trainers dentro compiten por ser el mejor, le resultaba extraño que Seungmin lo estuviera ayudando si a él también lo iban a evaluar. Decidió agradecer la ayuda y en poco tiempo, el paso se volvio muy sencillo, lo miró sonriente y Seungmin le aplaudió.

—¡Excelente! Te irá genial en la evaluación mensual.

—En verdad te lo agradezco, Seungmin.

—No fue nada, nos vemos –salió de la habitación antes de que Jungsu pudiera alcanzar su mochila. Salió al pasillo pero ya se habia ido. Jungsu parpadeó perplejo pero aun así sonrió con felicidad.

Al dia siguiente, estuvo buscando a Seungmin entre los chicos que se presentaron a la evaluación pero no lo vio por ningun lado. Por primera vez destacó en la evaluacion y su entrenador lo felicitó. Los siguientes dias, buscó a Seungmin por todos lados pero nunca pudo coincidir con él y eso lo entristeció un poco.

Caminaba con la cabeza baja por el pasillo cuando sintió una presencia cerca de él, al alzar la vista se encontró de frente con un par de grandes y redondos ojos, se echó hacia atrás algo asustado y entonces vio que se trataba de un chico bajito de cabello negro que llevaba una guitarra de color blanco y negro.

—Oh, discúlpame. Estaba un poco distraído, no te vi.

—No te preocupes, soy algo escurridizo. Me llamo Jiseok y tu debes ser Jungsu ¿No es asi?

—¿Cómo lo sabes?

—Seungmin nos habló de ti –los ojos de Jungsu brillaron.

—¿Conoces a Seungmin? ¿Sabes donde está? Me gustaría hablar con él.

—Oh, lo siento. Justo ahora no esta en el edificio y no sé hasta cuando piense en aparecer, pero suele pasearse mucho por el area de modelaje.

—De acuerdo, lo buscaré . Te lo agradezco, Jiseok –el más bajito sonrió con alegría.

—No fue nada, debo irme ya voy tarde a mi práctica –Jungsu se hizo a un lado para dejarlo pasar y continuó de largo por el pasillo hasta encontrarse con su hermano saliendo del elevador.

—Oh, hermanito ¿Qué tal todo?

—Todo bien, superé la evaluación mensual.

—Increíble, sabía que lo lograrías hermanito –dijo Gunil revolviendole el cabello y luego se acomodó la sudadera morada que llevaba puesta.

—A donde vas?

—Tengo practica de instrumentacion, últimamente me han estado haciendo practicar con la batería.

—Eso suena genial, yo voy a canto así que nos vemos después.

—Claro, adios.

Gunil se perdió en el pasillo y Jungsu avanzó hacia el elevador, en cuanto las puertas se abrieron, le sorprendió ver dentro a un chico de cabello largo, que bajó su mirada del techo hacia él y sonrió abiertamente. Jungsu hizo una leve reverencia.

—Oh, hola.

—Hola –saludó sin moverse – ¿A qué clase vas?

—Canto, en el tercer piso ¿Y tu?

—Yo ya terminé mi práctica el día de hoy –Jungsu se extrañó, era muy temprano pero asintió –¿Cómo te llamas?

—Jungsu.

—¡Oh, así que eres tu! Lo suponia, Seumgin es muy bueno describiendo a las personas.

—¿Lo conoces?

—Si, es mi mejor amigo, de hecho estamos en una alineación juntos.

—¿Alienación? ¿Un grupo? ¿Van a debutar pronto?

—Aun no estamos seguros, pero somos una banda. Nos habló de ti el otro día.

—Espera, si son una banda... ¿Cómo es que el me enseño a bailar...?

—Oh, Seungmin entrenó para ser idol, pero al fina lo pusieron en la banda.

—Ya veo... ¿Y que instrumento tocas tú?

—El bajo, Seungmin toca el teclado. Jiseok y Hyeongjun tocan la guitarra eléctrica.

—¿Hyeongjun?

—Ah si, es otro de nosotros, quizá lo conzcas pronto. Aquí bajas –señaló la puerta abriéndose en el piso de canto –Nos vemos luego, Jungsu.

—Espera, no pregunté tu nombre.

—Me llamo Jooyeon –las puertas se cerraron y Jungsu tuvo que apartarse y le sonrió con sinceridad.

—Así que una banda... Después le preguntaré a Gunil por ellos.

Durante los siguientes días, no volvió a encontrarse con esos chicos y tampoco con su hermano, por lo que se dispuso a cumplir con su trabajo y sus practicas mjorando sus habilidades. Un día lo llamaron a la oficina del jefe después de la evaluacion mensual.

—Adelante, Jungsu toma asiento –dijo el jefe.

—¿Pasa algo malo?

—No, no descuida. Solo queremos hablar sobre ti y tu futuro –se revolvió nervioso –. Bueno, después de algunas evaluaciones mensuales tenemos algunas observaciones.

Ahora se tensó y contuvo la respiracion.

—Eres bueno bailando, solo te falta un poco más de prcatica. Tienes una voz impresionante y característica y aabemos que tocas el piano.

—Bueno, no he tocado desde los 10 años...

—Eso no es problema, iniciará prácticas de instrumentación y si te destacas, te incluiremos en la alineación de una banda que tenemos planeado formar.

—¿Una banda? ¿Es una alineación diferente a la que ya esta formada?

—¿De qué hablas?

—Ya hay una alineación con unos cuantos chicos ¿No es así?

El hombre se vio confundido y miró al manger que estaba su lado.

—Jungsu no se de qué estas hablando, no tenemos ninguna alineación para ninguna banda... De hecho, tu y tu hermano serían los primeros en formarla –Jungsu parpadeo confundido pero asintió –. De modo que comenzarás con las clases de piano nuevamente durante el proximo mes ¿De acuerdo?

—Si, claro...

Salió de ahí con su nuevo horario y una gran confusión. Si no habían otras alineaciones entonces ¿A qué alienación pertenecían Jooyeon, Jiseok, Seungmin y Hyeongjun? Revisó la hoja y se encaminó al piso de instrumentación, miraba las puertas pero no encontraba el salón donde debía entrar.

—¿Estás perdido? –dio un respingo y se giró para ver al chico alto y delgado detras de él. Llevaba una funda negra con un peluche de conejo colgado en el ciper –Tu debes ser Jungsu.

Ladeó la cabeza y sonrió de lado.

—Tu eres Hyeongjun –el chico asintió –Jooyeon me dijo que te conocería.

—Si, asi es. Vas al aula de piano y teclado con Seungmin, es por acá –caminó sin hacer ruido por el pasillo hasta señalar una habitación –. Adelante, te estamos esperando –Jungsu se extrañó pero entró en la habitación.

Detrás de un teclado rojo, estaba Seungmin. Jiseok estaba sentado en un banco afinando su guitarra y Jooyeon estaba limpiando su bajo con un pañuelo blanco. Hyeongjun extrajo su guitarra y también comenzó a afinarla.

—Vaya, pensé que no los volvería a ver –Seungmin sonrió y se acercó a él –. Queria preguntarles algo, chicos...

—Jungsu es hora de hablarte sobre el hombre de morado.

—¿El qué?

—El hombre de morado –dijo Jooyeon y de pronto el ambiente se volvió pesado. La puerta se cerró con fuerza causándole un susto y ahogó un grito.

—¿De qué están hablando? ¿Qué está pasando?

—Jungsu, antes existía una alineación para una banda... –Seungmin señaló a los demás –Nosotros.

—Pero el jefe dijo que no había ninguna otra.

—Ya no... 

—¿Qué sucedio?

—Será mejor que tomes asiento –dijo Jiseok levantándose del banquito y Seungmin lo condujo hacia él para sentarse. 

—Había una alineación con nosotros, pero todo cambió cuando incluyeron al hombre de morado... Iba a ser nuestro líder pero no sabíamos quién era. El día en que cruzó por esa puerta por primera vez, fue lo ultimo ue podemos recordar...

—Chicos...

—Ese Hombre de Morado acabó con nosotros –de pronto las luces se apagaron, Jungsu abrazó su mochila y en cuanto se encendieron la imagen lo dejó perplejo.

La sala de prácticas estaba llena de sangre en todos lados, en el piso, el espejo y los instrumentos, pero en medio de la habitación había un hombre musculoso vistiendo una sudadera de color morado. Las luces volvieron a apagarse y está vez los cuatro chicos estaban a su alrededor vistiendo las ropas manchas de sange.

—No... Están diciendo que ustedes...

—Estamos muertos –afirmó Jiseok y Jungsu comenzó a llorar.

—No es posible... Ustedes me han ayudado y yo quería devolverles el favor...

—De hecho, esperamos que lo hagas... –dijo Hyeongjun y Seungmin se acercó a él.

—Tienes que encontrarlo y vengarnos...

—¿A quién?

—Al hombre de Morado Jungsu... Encuentralo y matalo, hazlo por nosotros...

—Pero yo no puedo... ¿Porqué yo?  Ni siquiera sé quien o es o de quién se trata...

—Lo sabrás... Constantemente viene aquí.

—Él no puede vernos, no le importa lo que nos hizo, solo tu puedes ayudarnos a vengarnos de él por haber terminado no solo con nuestros sueños, sino tambien con nuestras vidas.

Las luces parpadearon unos momentos hasta que volvieron a encenderse y todo estaba como antes: limpio y él estaba totalmente solo en la habitación. Se quedó ahí unos momentos razonando lo que había pasado hasta que decidió explorar la habitación.

Los instrumentos estaban intactos en las paredes: el bajo dorado, el teclado rojo, la guitarra blanca y la funda negra con ese peluche de conejo, Jungsu lo tomó y suspiró.

—El hombre de Morado...

—¿Jungsu? –dio un violento brinco que lo hizo soltar el peluche y girarse totalmente asustado hacia quien lo llamaba –¿Estás bien? ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien?

—Ah, Gunil... Eres tú... Dios me asustaste –su hermano se acercó a él.

—¿Estás bien? ¿Estás muy pálido.

—Estoy bien es solo que creo que... –se talló los ojos y sacudió la mano –. Olvídalo, no he descansado bien.

Se talló los ojos hasta enfocar bien a su hermano.

—No te había visto esa sudadera.

—Ah, es nueva. La compré hace un tiempo... ¿Me vas a decir que haces en este piso? –Jungsu suspiró.

—Me unieron a la alineación de la banda.

Gunil se vio totalmente sorprendido.

—¿Qué?

—Si... Cómo pianista o tecladista.

—Pero ¿Porqué?  Tu audicionaste para ser Idol.

—Lo sé y tampoco lo entiendo pero quieren que vuelva a tocar el piano.

—Que extraño. Hace mucho tiempo que no tocas el piano... Bueno, creo que ahora pasaremos más tiempo juntos.

—Si, así es –Jungsu divisó algunas sombras en el espejo y carraspeó –Am... ¿Dónde está el piano?

—En la sala de frente, vamos –Gunil lo condujo al enorme piano de cola de color negro.

El resto de la semana estuvo cumpliendo con su nuevo horario pero también con el encargo de los fantasmas. De vez en cuando los veía al final del pasillo o se aparecían mientras practicaba no sin antes recordarle su misión, pero hasta ese momento no había señales del Hombre de Morado y tampoco pistas de ello.

Suspiró frustrado y se recargó en el piano provocando un horrible sonido.

—Era Do y luego Re.

—Si, ya lo sé –se frotó el rostro y divisó a Seungmin sentado en el piano, ladeó la cabeza y alzó la mano. Quiso tocarle el hombro descubierto por la camisa sin mangas que llevaba, pero su dedo lo atravesó y suspiró.

—¿Qué fue eso?

—No lo sé, yo... A veces pienso que eres real.

—Soy real.

—No, eres un fantasma.

—Pero soy real –Jungsu sonrió y asintió estirándose un poco.

—Bueno, los fantasmas son reales ¿Y qué hago con eso? En cuanto encuentre a ese sujeto ustedes se irán y volveré a quedarme solo –el fanstama suspiró.

—Todos los trainers son muy competitivos... Solo las bandas se llevan bien porque trabajan en equipo. Quizá la futura alineación sean agradables y puedan ser tus amigos...

—Hasta ahora solo somos mi hermano y yo.

—¿Tienes un hermano? No lo hemos visto.

—Es porque no lo buscan para cobrar venganza –Seungmin rio y de pronto, los demás aparecieron al rededor del piano, Jooyeon intento tocar las teclas pero su mano atravesó el instrumento y casi cayó de cara haciéndolos reír

—Siempre lo olvido... El otro día quise abrazarte y te atravesé –dijo mirando a Jungsu quien sonrió.

—También me gustaría abrazarte, Jooyeon.

—¿Y bien? ¿Ya tienes pistas?

—No, aún no... Esto es más difícil de lo que creí lo cual es curioso considerando que tengo mucho tiempo libre... Todo el mundo me dice que nunca ha existido una alienación previa a mi hermano y yo –suspiró –¿Ustedes recuerdan quienes los conocieron antes de morir?

Los cuatro se miraron unos a otros.

—Solo el que iba a ser nuestro manager... Pero no supimos que pasó después de morir... Ni siquiera como nos encontraron –dijo Jiseok suspirando y la tristeza en sus palabras y su rostro era tan palpable que Jungsu quiso abrazarlo.

—Voy a seguir investigando...

De pronto la puerta se abrió y todos miraron a quien había entrado.

—Jungsu, vamos a comer –dijo su hermano. El menor cerró la libreta de partituras, sus amigos fantasmas ya habían desaparecido. Se levantó y siguió a su hermano.

—Llegaste justo a tiempo ¿A dónde vamos ir a comer?

—Al restaurante que está a dos calles de aquí –a Jungsu le brillaron los ojos y caminó emocionado mientras Gunil reía.

Mientras comían y platicabam sobre los nuevos horarios del menor, Jungsu recordó el encargo de sus amigos por lo que después de posponerlo por mucho tiempo decidió preguntarle a su hermano.

—¿Gunil...? ¿Antes existía una alineación para una banda? –su hermano se detuvo antes de llevarse la comida a la boca, alzó la mirada y por alguna razón Jungsu tuvo un escalofrío.

Tragó duro al ver a su hermano bajar los palillos al plato y acomodarse en el asiento.

—Si, la hubo. Pero ya no existe, ahora somos tu y yo.

—Pero... ¿Que pasó con esa alineación? Tu y Bangchan son los que más tiempo tienen en la empresa, deberías saber algo.

—¿Cómo sabes de esa alineación?

—Yo... Lo escuché en los pasillos.

—¿Qué escuchaste?

—Que eran cuatro chicos –Gunil suspiró –Gunil ¿Tu los conociste o sabes qué les pasó?

—No sé quién te haya hablado de eso, pero no es relevante. Simplemente desaparecieron y ya.

—Gunil... Por favor no me mientas –el mayor lo miró seriamente y Jungsu retrocedió un poco –¿Que les pasó a Seungmin, Jiseok, Jooyeon y Hyeongjun?

De pronto, Gunil lo estiró de la chaqueta y parpadeó confundido .

—¿Quién te dijo sus nombres?

—No me creerías si te lo dijera... Necesito saber qué les pasó.

—Jungsu –suspiro y lo soltó –. Están muertos, pero nadie puede saberlo, nadie debía si quiera pensar en ellos.

—¿Porqué? ¿Y tú cómo lo sabes?

—Porque yo fui el único que los conoció. La alineación de la banda estuvo en el sótano por mucho tiempo, a tal punto en que nadie más sabía de su existencia. Algunas veces fueron trainers pero en cuanto los unieron a la alineación, desaparecieron.

—¿Y cómo murieron?

—No debemos hablar de esto en lugares públicos. Te lo diré más tarde ¿De acuerdo? Termina de comer, te compraré el postre.

Jungsu asintió sintiendo un enorme peso sobre él, ya no tenía apetito. Cómo es que a nadie le importaba que alguien hubiera matado a sus amigos dentro de la empresa pero ahora la pregunta no era quién, sino por qué.

¿Porqué matarían a la futura banda de la empresa? ¿Porque lo encubrían? ¿Los superiores sabían de aquel crimen? ¿El hombre de morado atacaría de nuevo?

Pensar en eso le provocó un escalofrío en todo el cuerpo el cual se intensificó en cuanto Gunil le puso la mano en la espalda, se tensó y parpadeó al ver que el mayor depositaba su postre favorito frente a él, sonrió de lado.

—Gracias, Gunil.

—No hay de qué, hermanito.

Después de comer el postre y descansar un poco mientras platicaban y reían, se pusieron en marcha de vuelta a la agencia. Al salir, hacía un particular frío, por lo que Gunil extrajo de su mochila esa sudadera de color morado y se la colocó mientras Jungsu sostenía su mochila.

Pero en cuanto lo vio de espalda sintió una terrible presión en su pecho y abrió los ojos totalmente con sorpresa. En su interior resonaban las voces de sus amigos.

"El Hombre de Morado"

Gunil se quitó la capur ha y se giró para tomar su mochila pero ladeó la cabeza al ver a su hermano paralizado y pálido.

—¿Jungsu? ¿Estás bien? Parece que hubieras visto un fantasma –dijo a modo de broma y Jungsu se obligó a reaccionar.

—Es que acabo de recordar que dejé las partituras  en el dormitorio –Gunil se vio confundido.

—No, las dejaste en el piano –Jungsu se golpeó la cabeza.

—Tienes razón... Últimamente tengo la cabeza en las nubes.

—Tienes que relajarte hermanito –dijo tomando su mochila y lo rodeó por los hombros pero Jungsu se sentía tenso.

No, Gunil no podía ser el Hombre de Morado... Aunque eso explicaría su reacción al preguntarle por la banda y decirle los nombres de sus amigos... Todo encajaba, tenía que ser él pero... ¿Porqué? ¿Que ganaba matandolos? ¿Deshaciéndose de la alienación con la que posiblemente debutaría algún día?

Llegaron al edificio y Gunil no lo soltó ni siquiera en el elevador. Lo llevó a su sala de prácticas dónde estaba el enorme piano de cola.

—Gunil... ¿Me vas a decir que pasó con...?

—Si, pero antes debo ir por algo, espérame...

Salió de la sala de prácticas y Jungsu suspiró estrujando sus manos. Giró a sus lados pero no vio ni sintió a sus amigos. No se sentía seguro, al contrario se sentía inquieto e incapaz de quedarse en un solo lugar por lo que caminó hacia la puerta, pero justo al abrirla, chocó con Gunil.

Divisó la sudadera morada y al instante un fuerte dolor en el abdomen que lo hizo caer al suelo.

Los fantasmas estaban al rededor del piano mirando lo que pasaba. En cuanto Jungsu cayó al suelo, Seungmin corrió hacia él.

—¡Jungsu! –puso su mano en el brazo y al sentir la textura de la chaqueta, retrocedió –No...

Jungsu abrió sus ojos y parpadeo hasta que pudo enfocar de nuevo, aún sentía el dolor en el abdomen por lo que se llevó una mano ahí y se asustó de ver su mano manchada de sangre.

—¿Qué está...? –se giró a todos lados hasta divisar a Seungmin cerca de él –¿Seungmin?

Ambos se levantaron del suelo y de inmediato,  su amigo corrió a abrazarlo con fuerza, dejándolo totalmente paralizado.

—Lo siento... No debí pedirte esto, Jungsu... Lo siento...

Jungsu veía a los demás mirarlo con pena sobre el hombro de Seungmin y cayó en cuenta de algo terrible.

—No... –trató de apartarse empujándolo –Sueltame....

Pero el fantasma no lo soltaba.

—Seungmin suéltame... ¡Suéltame!

Lo empujó con fuerza y se dejó caer al suelo. Se palpó todo el cuerpo y finalmente miro a su alrededor, la habitación estaba totalmente oscura, pero la imagen en el espejo era diferente, se arrastró hacia ahí y divisó su propio cuerpo en el suelo.

Gunil estaba agachado junto a él limpiando un cuchillo.

—Lo siento, Jungsu. Pero no puedo dejar que está alienación salga a la luz, ni siquiera porque eres mi hermano.

Los cuatro fantasmas se miraron sorprendidos y Jungsu golpeó con fuerza el espejo.

—¡NO! ¡GUNIL!

De un momento a otro Gunil miró al espejo unos segundos, pero de inmediato se volvió al cadáver en el suelo. La imagen en el espejo se desvaneció y Jungsu se quedó ahí sollozando con evidente dolor.

Luego de un largo rato, se calmó y suspiraba constantemente mientras se miraba en el espejo.

Podía creer que estaba muerto, pero no que su propio hermano lo hubiera asesinado a sangre fría.

—¿Jungsu?

Miró por el espejo a sus amigos al otro lado de la sala de prácticas fantasmal y se levantó para caminar hacia ellos.

—De verdad lo sentimos... Nunca debimos pedirte que lo buscaras... –Jungsu caminó hasta estar frente a Hyeongjun que se encogió un poco.

Jungsu sonrió de lado y lo abrazó con fuerza dejándolo paralizado, pero aún así alzó sus manos y lo rodeó por el abdomen disfrutando del contacto. En cuanto se separaron, Jungsu paso a Jiseok quien al sentir el contacto del enorme cuerpo ñde Jungsu, comenzó a llorar.

Jooyeon lo miró con los ojos brillantes en cuanto estuvo frente a él y en cuanto lo abrazó, Jooyeon sonrió con emoción.

—Wow... Es el mejor abrazo que me han dado –todos rieron, excepto Seungmin. Jungsu se alejó del menor y se colocó frente a Seungmin que desviaba la mirada.

—Lamento haberte gritado hace un rato –dijo.

—No, yo lo entendí. Entiendo la frustración, la impotencia pero lo único que no podía entender era la traición... Era tu hermano, después de todo... Lo siento, nunca debí pedirte que lo buscaras.

Jungsu lo abrazó y estrechó con cariño y fuerza.

—Gracias por haberme ayudado, Seungmin. Confiaste en mi y te lo agradezco mucho... Lamento no haber podido cobrar su venganza... No esperaba que el Hombre de Morado fuera mi hermano... –se alejó y suspiró, pero todos se reunieron a su alrededor.

—Nosotros no te vamos a dejar, Jungsu. Ahora eres como nosotros y puedes quedarte aquí también.

—A veces nos gusta asustar a los trainers para que hagan rumores de que hay fantasmas en sus salas de práctica –Jungsu rio con fuerza mientras los seguía fuera de la habitación, pero en cada espejo veía ese otro mundo, divisó a Gunil guardar el cuchillo en su mochila y suspiró al verlo.

—Le quiero hacer daño pero... Solo espero que algún día, su conciencia se lo cobre.

Jooyeon lo tomó de las manos.

—¿Quieres ir al parque con nosotros ? Nos encanta columpiarnos y ver cómo la gente sale corriendo asustada.

Jungsu rio con fuerza.

—Esta bien, hagámoslo.

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Espero que les haya gusto
Gracias por leer
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