Cita
https://youtu.be/uOxofj0jfQk
Nuevamente Ludmilla tuvo que llevar a Sarah hacia la enfermeria.
— ¿Por qué después de cada misión tengo que acabar en enfermería? —dice la mujer mientras hace muecas de dolor.
— Porque estás loca —contesta Ludmilla sonriendo— mira que lanzarte de ese modo contra el sectoide.
— Necesitaba asegurar mi victoria en contra de April, solo gane por uno.
— Mejor asegúrate de no ir a la enfermería después de cada misión.
— Oye, no me quites el placer, además una de las enfermeras es de mi tipo.
Ludmilla se ríe— A gustos colores, solo procura permanecer con vida, no le podrás coquetear si estas muerta.
— Como diga Cabo Vinogradova.
Sarah es recibida por una enfermera, la cara de la soldada parece indicar que esa es la que había mencionado.
De regreso al cuarto de guerra, el jefe central ordena que Patrick y April se retiren, la muchacha se ve extremadamente feliz.
— Nos ascendieron a Cabo —le susurra mientras pasa por el lado.
Ludmilla se sorprende y se alegra por ambos, no alcanza a darle las felicitaciones por que ambos ya se han retirado, pero lo hará una vez que acabe con esta reunión.
— Cabo Vinogradova, la operación tuvo una ejecución perfecta —en la pantalla de muestra la foto de Shaojie, el hombre que rescataron— al parecer la persona que rescataron ha decidido unírsenos, hemos indagado en sus registros, es un militar retirado, tuvo que abandonar las fuerzas tras perder su ojo en la guerra.
— Cuando lo vi disparar al sectoide supe que era más que un civil, pero no pensé que hubiese sido parte del ejército.
— Así es, Teniente Zhang o conocido como "Chilong", consideramos que es un recluta con potencial.
— Así también lo creo —afirma Ludmilla mientras observa la foto del recluta —aunque si me permite expresar mi opinión.
— Adelante, que ha notado.
— Sugiero que comience como soldado, ya ha mostrado sus capacidades en el campo de batalla, es organizado y capaz de seguir órdenes.
— Lo tendré en cuenta —la imagen de la pantalla desaparece— el otro asunto que debo atender, es su promoción.
— ¿Promoción?
El jefe central extiende la mano a Ludmilla— Cabo Vinogradova, el consejo ha considerado que debe ser ascendida a Sargenta.
Ella estrecha la mano sin ocultar su sorpresa, jamás pensó que ascendería a sargento— Gracias, estoy sorprendida por esta promoción.
A la salida se encuentra Sheng esperándole— Lo acabo de escuchar, felicidades Sargenta.
Ludmilla le golpea la cabeza suavemente con la palma de su mano— Nada de felicidades, debiste haberme acompañado.
— Yo...
— Pero te agradezco por convencer a Patrick, fue de gran ayuda.
— ¿Qué tal si me lo agradeces con una cena? —dice el hombre en tono encantador.
— No necesito una razón para cenar contigo, nos vemos luego —cuando se aleja y se asegura que Sheng no la puede ver, deja salir su alegría.
En los barracones se encuentra con April que esta acostada tarareando una canción, no se percata de que Ludmilla acaba de entrar hasta que la Sargenta se acuesta en su cama.
April se sienta por el susto— ¡Joder! Me asustaste.
— No queria interrumpirte, parecías relajada.
— Claro que lo estoy —se acerca a la cama de Ludmilla— soy la Cabo Nelson, esto es increíble.
— Veo que no te tenías muchas expectativas.
— Para nada, pero cada vez siento mayor confianza en mis capacidades y es gracias a ti.
Ludmilla se sorprende por esas palabras— ¿A mí?
— Así es, verte combatir es inspirador, siempre das tu cien por ciento, entrenas a cada momento, eres una líder increíble.
La Sargenta oculta su emoción— Gracias, descansare con esas palabras, más tarde me espera una cena.
— ¿¡Que?! Cena, espera ¿con quién es la cena?
Ludmilla le mira fijamente con una mirada cómplice, April se queda pegada ante esos ojos tratando de descifrarlos.
— ¡No! No me digas que es...
Ella le cubre la boca antes de que pueda decirlo— sí, es él, pero no lo grites.
— ¿Cómo paso? —dice en voz baja.
— Fue después de que me ascendieran a Sargenta.
— ¡Te ascendieron! —la sorpresa incrementa— pero que día, te ascienden, consigues una cita, quien fuera tú.
— Si no te conociera, diría que estas envidiosa.
— Claro que lo estoy, Sheng no es un mal partido —regresa a su cama— mejor descansa, no sea que te duermas mientras comes.
— Tienes razón —Ludmilla sonríe y cierra sus ojos para dormir.
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