Muy ebrios para bailar.
Jennie miró las dos botellas de Vodka vacías. La vida entera le daba vueltas. Sonrió al escuchar como Can't take my eyes off you empezaba a sonar. Esa era su canción con Yoongi.
Le tendió la mano y soltó una risa infantil mientras este la sacaba de su cómoda posición en el sillón.
Era de noche otra vez y Jennie nunca se había sentido tan tomada como en ese instante. Pero, eso no le impedía bailar esa pieza con el que ella llamaba, el amor de su vida.
Quiso reír porque sabía que se veían muy torpes. Pero no le importó. Tal vez efecto del alcohol o del amor que sentía por él.
Se movían al compás, los ojos clavados en el otro y en verdad no podían dejar de mirarse. Jennie se sentía tan feliz y en calma, que sabía que aquella sensación se debía a su amor y no al vodka.
Por otro lado, Yoongi quería llorar.
Habían tantas cosas. Tantas razones. Se sentía nostálgico. Melancólico. La vida parecía estar llendose de sus manos. Y eso generaba gran impotencia en él. No sabia qué rumbo tomar, parecía estar perdido entre tanta gente.
Y lo más preciado que tenía. Lo único que amaba con todas sus fuerzas y le hacía bien; había sufrido por su culpa. Por sus malas decisiones que sólo lastimaban, rompían y alejaban a las personas de su alrededor.
—Mi amor. No llores.
Ni siquiera supo en qué momento había empezado a llorar. Sólo pudo ocultar su rostro en el cuello de Jennie, no importandole llenar su prenda costosa de lágrimas y mocos.
Pronto sintió sus suaves manos dándole caricias en la espalda, pero aquello sólo hizo que llorara más.
Él era tan egoísta.
No merecía a Kim Jennie. Ella era demasiado buena para él. Pero no quería dejarla ir. Queria que permaneciera a su lado, en todo momento. Queria tenerla sólo para él.
Sólo con él. Siempre.
—No puedes quedarte aquí.—Susurró dejando todavía suaves caricias en su espalda.—Podríamos poner una denuncia. No sólo por esto, también por tu madre.
Se calló cuando sintió el dedo de Yoongi en su boca. Su mirada oscura clavada en ella y supo que no quería escucharla.
—Te dije que yo me ocuparía de eso.
—Pero-
El sonido ensordecedor que emitió el celular de Yoongi, paró la pelea que se avecinaba. Jennie frunció el ceño, cuando su propio teléfono también empezó a sonar.
Ambos se miraron a los ojos, confundidos.
Y sintieron que algo malo había pasado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro