Capítulo 6
VIENNA.
La prensa se aglomeraba fuera del panel donde se congregan miles de civiles para presenciar los acuerdos de la ONU, entre ellos los acuerdos de Sokovia.
T'Challa, observaba todo ese furor desde un enorme ventanal en lo alto del panel. La aglomeración de personas allí fuera lo ponía de cierta forma, inquieto.
Era cierto que su patria había permanecido todo ese tiempo en las sombras, y a decir verdad, él deseaba que siguiera así.
Giró sobre sus talones y observó a su alrededor, observó aquel panel donde se discutiría el futuro de los vengadores, y ciertamente el futuro de su nación, pues dejarían de vivir en el anonimato.
Las personas ahí reunidas comenzaban a tomar su respectivos lugares, hablando entre ellos de cosas banales, tratando de hacer que el ambiente se sintiera menos tenso.
De pronto la mención de la señorita Romanoff le hizo salir de su cavilación para tratar de ubicarla.
La encontró a pocos pasos de él y se acercó, pues le llamó la atención que estuviera sola.
—Supongo que no estamos acostumbrados a los reflectores —le dijo T'Challa a la recién llegada.
—Pues, en ocasiones no son muy halagadores —dijo la ex-espía.
—No te han afectado tanto hasta ahora, considerando tu ultimo viaje al capitolio, no pensé verte especialmente cómoda con esta compañía.
—No lo estoy.
—Y por eso justamente me alegro que estés aquí, señorita Romanoff.
—¿Por qué? ¿No aprueba todo esto? —Cuestionó curiosa.
—Los acuerdos si, la política no mucho —negó levemente—. Dos personas en un cuarto, resuelven más cosas que cien personas.
—A no ser que quieras mover un piano —opinó repentinamente el Rey. T'Challa saludó a su padre con un leve inclinamiento de cabeza el cuál el Rey correspondió de la misma manera.
—Señorita Romanoff. —El Rey saludó con menos simpatía a la pelirroja.
—Rey T'Chaka —Natasha inclinó un poco la cabeza con respeto—. Permítame disculparme con usted por lo que paso en Nigeria.
—Gracias. Y gracias por acceder a todo esto. Lamento oír que el capitán Rogers no se presentara hoy.
—Sí. Yo también.
—Ahora si nos permite señorita Romanoff, hay ciertas personas que quiero presentar a mi hijo.
—Por supuesto, majestad.
—Qué gran placer —se despidió T'Challa.
—Gracias —le agradeció el Rey.
Natasha asintió y se dirigió a su lugar.
Una vez se alejó la mujer, el Rey hizo un ademán con la cabeza a su hijo para que lo siguiera.
T'Challa siguió a su padre hasta el otro extremo del salón.
Unas cuantas personas permanecían en el extremo izquierdo de la sala. Su padre fue directo hacia ellos.
—Profesor —saludó el Rey a un hombre en silla de ruedas.
—Majestad —el hombre inclinó respetuosamente la cabeza—. Es un gran honor para nosotros ser sus invitados en una reunión como ésta.
Habló con tal educación aquel hombre, se notaba su educación de buena cuna.
—Los Wakandianos siempre hemos estado en paz con los mutantes, y esperamos que sea siempre así.
—Así será majestad.
—Permítame presentarle a mi hijo, el príncipe T'Challa, mi sucesor —dijo con orgullo el Rey.
—Un placer —T'Challa ofreció su mano al peculiar hombre.
—Charles Xavier —se presentó el profesor estrechando la mano ajena—. El placer es nuestro.
—Joven Maximoff, gracias por presentarse a esta reunión—el Rey se dirigió a un chico de cabello blanquecino—. Nos hubiera gustado que su hermana estuviera presente.
—Decidimos que era mejor para ella que se quedara en la escuela. Ya sabe... La prensa no es muy amable.
El joven de pelo blanco lo dijo de una manera no tan amable, lo cual era comprensible, los medios habían cuestionado la autoridad legal de su hermana, la habían llamado inmigrante ilegal, persona alterada genéticamente, inestable, y muchas otras cosas más desagradables.
—Permitame presentarle al resto del equipo—intervino el profesor—. Ellos son, Peter Rasputin, James Howlett, y creo que ya conocen al joven Pietro Maximoff.
—Puede llamarme Coloso. —Dijo un hombre increíblemente alto y musculoso con un acento que detonaba raíces rusas.
—Un placer —dijo T'Challa al hombre. Después se dirigió a el hombre de aspecto más rudo y desinteresado. Logan hizo un casi imperceptible movimiento de cabeza, sin proferir ninguna palabra.
—Ella es la profesora Ororo Munroe.
—Un honor conocerlo, majestad —dijo una voz aterciopelada y melódica detrás de él.
T'Challa dio media vuelta para encontrarse con la mujer más hermosa que hubiera visto en su vida.
Una mujer alta y esbelta, ataviada con una falda alta de tubo y un jersey blanco. Tez morena aparentemente suave y tersa, una sonrisa blanca y deslumbrante, cabello blanco perfectamente peinado. Sin lugar a dudas una mujer elegante e increíblemente bella.
El príncipe estaba pasmado con la belleza frente a él que no se percato de que la mujer le extendía su mano.
—Lo lamento —dijo T'Challa tomando la delicada mano y besando sus nudillos con delicadeza—. Es un placer conocerla, señorita.
Storm se sorprendió por la caballerosidad del hombre que lo único que pudo hacer fue sonrojarse.
Se observaron por unos cuantos segundos, olvidándose por completo de las personas a su alrededor.
Fue hasta que la asamblea comenzó que se salieron de su ensimismamiento.
La voz por los altos parlantes les indicaba que debían ocupar sus lugares ya que la sesión estaba a punto de comenzar.
—Es el futuro que nos requiere. —Dijo T'Challa soltando la mano de la mujer que hasta ese momento había tenido entre la suya—. Qué gran placer conocerla, espero que no sea la última vez que nos veamos.
—Yo también lo espero —dijo Ororo sonriendo.
—Fue un gusto saludarlo profesor—dijo el Rey—. Ahora tenemos que forjar el futuro.
—Confiamos en que tomara la mejor decisión —dijo el profesor.
—Gracias.
El Rey se despidió y camino con su hijo de vuelta al centro del panel.
—Así que... ¿el príncipe? —dijo Pietro a Storm con cierta picardía en su voz y una sonrisa socarrona.
Storm sólo agacho la vista sonrojada.
—Es un buen hombre —dijo el profesor con una sonrisa leyendo la mente de su amiga.
Pietro sonrió más ampliamente. Observó todo a su alrededor, le incomodaba, no le gustaba estar ahí, pero no tenía otra opción, era ir él o Wanda y no iba a arriesgar a su hermana.
Todos tomaban asiento, esperando a escuchar lo que el Rey tenía que decir. Él se sentó al lado de Ororo y a su otro lado se sentó Logan.
—¿Qué pasa? —Le preguntó en un susurro a Logan. Tenía el ceño fruncido y parecía olfatear todo a su alrededor con disimulo.
—Huelo a otro mutante.
El hombre a su lado poseía un olfato privilegiado. Podía oler a un mutante incluso a un kilómetro de distancia.
—¿Aquí? ¿Quién? —Pietro observó a su alrededor buscando algo sospechoso.
—No lo sé, pero esta cerca, aunque cada vez se aleja más —los laterales de su nariz se agrandaban mientras olfateaba, el olor era tenue pero era inconfundible.
—A bajado, se encuentra fuera del edificio —dijo el profesor de repente—. Planea hacer algo. Detenlo, Logan.
Wolverine se puso de pie y caminó hacia las escaleras siguiendo su olfato para encontrar al mutante.
—Debemos sacarlo de aquí, profesor —dijo Coloso.
—No. Esperemos que Logan logré detenerlo. —Charles observaba a su alrededor con nerviosismo, los mutantes no se deberían ver involucrados en esa situación.
Wolverin por fin llegó al ultimó piso, corriendo entre la multitud se abrió paso a empujones hasta llegar al centro del estacionamiento, donde un hombre caminaba con disimulo, lo observó, aparentemente tenía cuarenta años, una barba de dos días y una sudadera verde.
—¡Oye! ¡Detente! —Gritó Logan, pero el hombre al verlo corrió.
Logan lo siguió hasta una calle bloqueada por la policia, los oficiales al ver la escena les pidió que levantaran las manos apuntando con sus armas.
—¿Quién eres? ¿Por qué huyes? —Logan sacó sus garras, preparado para una posible pelea.
—¡Suelta las navajas y tírate al piso! —Le gritaba un oficial apuntando con su rifle directo a su cabeza.
—Mi nombre es Nitro y no huyo, estoy donde tengo que estar —dicho eso, una especie de luz anaranjada salia por cada poro del hombre.
—¡No lo hagas! ¡Detente! —Logan corrió hacia él para evitarlo, pero los disparos de la policía lo hicieron retroceder.
—¡Libertad para los mutantes! —Gritó Nitro antes de que las llamas se hiciera más fuertes y golpearan a Wolverine mandándolo a volar lejos, quemando su piel.
—Cuando se usó vibranium robado de Wakanda para crear un arma terrible, en Wakanda nos vimos obligados a cuestionar nuestro legado —Comenzó su discurso el Rey de Wakanda, teniendo la atención de todos los presentes—. Esos hombres y mujeres asesinados en Nigeria eran parte de una misión de buena voluntad de un país que ha existido en las sombras, no dejaremos sin embargo que este infortunio nos obligue a flaquear, pelearemos para mejorar el mundo al que deseamos unirnos, agradezco a los vengadores por apoyar esta iniciativa. Wakanda se enorgullece en ofrecer su mano en paz.
T'Challa observó el momento en el que los oficiales disparaban al mutante y este a pesar de las balas en su cuerpo seguía corriendo en dirección al hombre que desprendía llamaradas de su cuerpo, y supo lo que pasaba.
—¡Todo el mundo al suelo! —Gritó corriendo hacia su padre, pero la detonación fue enorme derrumbando la pared a su costado, la onda expansiva que provocó la explosión lo lanzo por los aires.
Coloso cambió su cuerpo al modo blindado, tomó a Ororo y al profesor y los cubrió con su cuerpo.
El edificio entero se sacudía violentamente, los ventanales rotos, los escombros y cenizas por el suelo.
Las personas gritaban y corrían de un lugar a otro para refugiarse. Pietro corrió a súper velocidad para ayudar a los heridos y a las personas que aun seguían en riesgo.
Una ráfaga de viento invocada por Storm, hizo que el humo y el polvo se disipara lentamente para tener una mejor visión de lo que sucedía al rededor.
Y lo que sucedía era terrible.
Steven observa la televisión en un hotel en Londres. Había acudido para el funeral de Peggy, su primer amor, encontrándose con Sharon Carter, quién resulto ser sobrina de Peggy. Habían tenido una conversación amena y muy agradable, hasta que Sam lo llamó.
—Hay más de setenta heridos y al menos doce muertos en los que se encuentra el Rey T'Chaka de Wakanda. Las autoridades revelaron los rostros de los responsables, un hombre que se hacia llamar Nitro que alegaba ser un mutante y el soldado del invierno, el infame agente de Hydra, culpable de la catástrofe en DC. —Decía el locutor del noticiero mostrando las imágenes del estacionamiento, en cual se veía a Bucky hablando con el sujeto de la explosión —.Ahora la pregunta que seguramente todos en casa se hacen: ¿Que es un mutante? ¿Que es lo que son? ¿Son peligrosos?
—Tengo que ir a trabajar —dijo Sharon.
—Nosotros también —dijo el capitán.
Escuela de Charles Xavier, para jóvenes súper dotados.
En todos los canales de televisión era la misma noticia.
El amigo de Steve y el mutante eran los responsables, y ahora el soldado del invierno era el hombre más buscado del planeta.
—No lo puedo creer —dijo Scott Summers pasando su mano por su cabello castaño.
—¿El profesor está bien?—Preguntaban los estudiantes.
—Sí. Todos se encuentran bien, descuiden.
—Esto nos traerá problemas ¿cierto?—dijo Wanda.
—Sí. Ya comenzaron a llamarnos, nos están exigiendo una explicación. Cómo si tuviéramos el control de todos los mutantes en el mundo.
—¿Y ahora, qué? —Preguntó nerviosa al líder.
—Ve por tu traje.
Storm observó a T'Challa contemplar el anillo que solía llevar su padre. Ella presencio el momento en que lo tomó en sus brazos para revisar su pulso, cómo trató de reanimarlo sin obtener resultados, cómo lo abrazo mientras lloraba sobre el cuerpo de su padre.
Ahora él era el Rey, ahora él era el responsable de todo Wakanda, un obligación muy grande.
Poco a poco se fue acercando hasta tomar asiento a su lado.
—De verdad lo siento —dijo Storm tomando con cuidado su mano.
—La muerte en mi cultura,no es el fin, es más bien un punto de impulso, hacía algo más grande y bello—T'Challa observó a Ororo con los ojos enrojecidos y resplandecientes de lagrimas.
—Eso se oye muy pacifico —dijo Natasha Romanoff a su derecha quien acaba de llegar para darle el pésame al ahora Rey.
—Mi padre así lo creía, pero yo no soy mi padre—T'Challa apretó ligeramente la mano de la morena y ella devolvió el apretón para darle su apoyo.
—T'Challa, la unidad especial decidirá quien atrape a Barnes —dijo Natasha.
—No te molestes señorita Romanoff. Yo seré quien lo mate con mis manos. —T'Challa se puso en pie, beso la mano de Ororo y se alejo.
Ororo también se puso en pie, le dedicó una mirada hostil a la pelirroja y se dirigió hacia su equipo.
En ese momento se escuchó una melodía del celular de Natasha.
—¿Si? —Contestó.
—¿Estas bien?—Era la voz de Steve que sonaba preocupada.
—Ah sí, gracias, creo que tuve suerte—dijo antes de cerciorarse de que nadie la escuchaba—. Yo se lo mucho que Barnes significa para ti, de verdad lo se, así que no vengas, sólo empeoraras las cosas para todos nosotros, y ahora también para los mutantes, por favor, no interfieras.
—¿Tendrías que arrestarme?
—No, no —negó varias veces —. Alguien más lo hará, si interfieres, así son las reglas ahora.
—Si ya llego tan lejos, debo ser yo quien lo capture.
—¿Por qué?
—Es menos probable que yo muera en el intento—dijo antes de colgar y dirigirse hacia la cafetería en la que Sam lo esperaba.
Charles subió al Jet para dirigirse lo más rápido posible a la escuela.
Las cosas comenzaban a complicarse, y las llamadas de la CIA y el FBI no dejaban de llegar desde que se descubrió la identidad del hombre que se hizo explotar. Y todos se cuestionaban el cómo lo hizo sin ningún aparato o alguna bomba adherida a su cuerpo.
Los mutantes se habían revelado al mundo. Y el acto de Nitro sólo impulsaría a otros a revelarse contra el gobierno.
—¿Cómo te sientes, amigo?—preguntó a Logan, su piel se había quemado al grado de derretirse casi el ochenta por ciento de su cuerpo, pero gracias a su curación acelerada está se regeneró tan rápido como se derritió.
—Ya he sanado por completo, ahora sólo quiero una cerveza —Logan giró su cuello haciendo sanar sus vertebras.
—Pronto llegaremos a la escuela.
—Profesor, no creo que ese mutante haya actuado solo.
—¿Qué quieres decir?
—Creo que Magneto esta detrás de todo esto, es muy extraño que no haya actuado antes y más extraño que él no aparezca por aquí —lo dijo en voz baja, para no llamar la atención de cierto gemelo acelerado, así como él solía llamarlo.
—También he pensado en esa posibilidad —dijo Charles rascando su barbilla.
—¿No crees que es hora de decirla la verdad a los gemelos?—Preguntó en un susurro.
Charles lo medito por unos segundos.
—Sí. Es hora.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro