Capítulo 2
El bullicio en la estación de autobuses era incontrolable.
Los niños gritaban y corrían en todas direcciones, disfrazados de algún nuevo súper héroe.
A su derecha, pasó corriendo un niño disfrazado del capitán américa, con un pequeño escudo, y detrás de él corría otro niño con una mascara de Iron Man; sus madres los perseguían para tratar de detenerlos y alcanza el autobús.
Él tenía que tomar un autobús que lo transportará al centro de la ciudad donde llegaría a una de sus propiedades por su pasaporte, dinero y su casco, no visitaría a su amigo sin protección, tenia que protegerse del poder de Charles. Después tomaría un vuelo que lo llevará a estados unidos, ya allí buscaría las respuestas que buscaba y podría saber la verdad.
Ya en el autobús, Erik contemplaba por la ventana las calles de su país natal, calles que estaban marcadas con la sangre de esclavos.
Los cimientos de las viejas construcciones estaban llenas de dolor y pena, en las viejas calles aún se escuchaba el eco de los gritos de cientos de personas inocentes. Sin duda era un país maldito.
Bajó su mano hasta el bolsillo derecho de su pantalón y sacó un viejo reloj de bolsillo, no servía y estaba bastante gastado, pero en el tenía la foto de su Magda y de su también difunta hija; Anya. Con tan sólo tres años su pequeña había muerto, ella tenía toda una vida por delante, nunca la vería crecer, jamás la llevó a la escuela, jamás le contó un cuento, eran las cosas que más le dolían, pero era el pasado y por lo tanto no podía hacer nada.
Después de unos minutos más, el autobús se detuvo, guardo de nuevo el reloj en su bolsillo y bajo a hacer lo que tenía planeado.
Tomó su casco y sus papeles, retiró una gran suma de dinero del banco y compró un boleto de avión.
El viaje fue largo y tedioso pero finalmemte llegó a la tierra de la libertad y la tolerancia. Puras mentiras. Pues no había país más conflictuóso que ese.
Pensó muy bien su siguiente movimiento, sabía muy bien lo que tenía que hacer, visitar a su viejo amigo, pero tenía que ser muy cuidadoso, pues los demás mutantes no estarían muy complacidos con su visita.
Se dirigió a la mansión de su amigo; la escuela para jóvenes dotados. Antes de llegar se colocó el casco para que su amigo no percibiera sus pensamientos.
Entró muy fácilmente ya que él conocía muy bien los pasadizos secretos y rutas alternas a la entrada principal. Sin perder mucho tiempo se dirigió al despacho del profesor X.
Entró por una puerta secreta y se sentó en una silla, esperando.
Él, junto a Charles habían decidido crear ese túnel secreto como una vía de escape en caso de alguna guerra. Esperaba encontrarla bloqueada, pero al parecer el seguía siendo el único que la conocía, además de Charles claro esta.
Antes de que su amigo entrara se quitó el casco para revelar su presencia y lo ocultó en la maleta.
Y Por fin apareció su gran amigo. Uno de los hombres más extraordinarios que él hubiera conocido; aunque jamás lo admitiría en voz alta.
—Charles. Viejo amigo —saludó Erik dándose a conocer.
El profesor X abrió mucho los ojos ante el asombro de verlo nuevamente.
—Erik —el profesor se sorprendió por unos segundos, pero rápidamente guardo la compostura—. Qué sorpresa verte por aquí. Han pasado años.
—Si, muchos años. Pero mírate. Sigues igual, tal vez un poco más... ¿maduro?
—¿Qué haces aquí Erik? —preguntó Charles sin vacilaciones temiendo la respuesta verdadera.
—Simplemente pase a saludar. Sabes, siempre tuve la inquietud de saber por que nunca me seguiste después de lo que pasó con el presidente y los centinelas. Por que me dejaste ir.
—Te equivocaste. Todos merecemos una segunda oportunidad para enmendar nuestros errores, aunque en tu caso fueron muchas las oportunidades, pero si hubieras continuado, te hubiera seguido y te hubiera detenido.
—Pero no lo hiciste.
—Y por eso estas aquí —lo señaló—. Libre.
—Supongo que debo darte las gracias. —Dijo con ironía.
—Claro que no, simplemente no causes problemas y todo estará bien.
—Intentare no ser una molestia.
—No me has dicho el verdadero motivo por el que estas aquí.
—¿Crees que necesito un motivo para querer saludarte?
—No me hagas leer tu mente Erik —dijo Charles cansado de sus evasivas.
—Siempre tan perceptivo. —Suspiró y tras una larga pausa comenzó a relatar—. Se que la primera vez que nos separamos, después de lo que paso con Sebastian Shaw, tu investigaste sobre mi pasado —Charle se removió incomodo en su silla de ruedas—. ¿Por qué jamás me dijiste que lo sabias, Charles?
—Creí que me tendrías la suficiente confianza como para decírmelo. Vi en tú mente tu infancia, pero lo demás lo tenias muy oculto, como si fuera tu tesoro más preciado.
—Y lo es. Jamás te lo dije por que dolía demasiado para revivirlo de nuevo.
—Te entiendo, pero me hubiera gustado saberlo por ti. Saber que estuviste casado y tuviste una hija.
—Por eso estoy aquí. Mi pasado siempre me perseguirá—murmuró en voz muy baja pero Charles lo escuchó perfectamente.
—No comprendo de lo que estas hablando —dijo Charles perplejo.
—Hace unos días vi en la televisión a los vengadores —comenzó a decir.
—Son unos nuevos súper héroes. ¿Qué tienen que ver ellos?
—Los vengadores tienen dos nuevo integrantes. Una chica y un chico. Gemelos.
—¿Crees que son mutantes? —Preguntó Charles leyendo un poco su mente.
—No sólo eso, esos chicos son idénticos a mi difunta esposa. La chica es idéntica a Magda y el chico tiene los mismos ojos que ella. —Se notaba en su voz un deje de preocupación y desesperación.
—¿Por qué no te acercas a ellos y lo averiguas?
—Quisiera primero conocer sus orígenes, saber que relación tienen con Magda.
—¿Qué quieres que haga?
—Investiga todo lo que puedas sobre ellos.
—Me tomara tiempo Erik, no es tan sencillo como antes, la tecnología ha avanzado mucho y las identidades de los vengadores estan muy bien protegidas.
—Usa a cerebro— sugirió Erik.
—Ya no tengo a cerebro. El gobierno comenzó a sentir curiosidad por lo que podía hacer, así que lo destruí —Charle notó la decepción y tristeza en los ojos de su amigo y decidió ayudarlo—. Pero le pediré un favor a un viejo conocido que tiene relación con los vengadores.
—¿Cuánto tiempo te llevara?
—Unas horas, tal vez más. Te quedaras aquí hasta que consiga lo que necesitas.
—¿Tus X-men no tendrán problemas con eso?
—Mientras no causes problemas todo estará bien.
Después de que Charles instalara a Erik en una de las habitaciones se dispuso a contactar a la persona que le daría las respuestas necesarias.
Erik no dejaba de pensar en los gemelos. Algo lo inquietaba, algo no estaba bien, estaba desesperado, su paciencia se agotaba. Intento distraerse tomando un baño y comiendo un poco, pero su mente no podía borrar los rostros de esos jóvenes.
Unas horas después, Charles ya tenía toda la información necesaria. No sabia como se tomaría aquello su amigo, su preocupación era notable y a pesar de sus diferencias, él seguía estimando mucho a Erik.
Magneto entró de nuevo en el despacho del profesor y esperó a que le contara su descubrimiento.
—¿Qué descubriste? —preguntó impaciente.
—Ellos son Wanda y Pietro Maximoff. Gemelos. Tienen 24 años.
"Maximoff" El apellido retumbó en su cerebro
—Maximoff. Magda conocía a unos gitanos con ese apellido. ¿Qué más averiguaste?
—Ellos son del este de Europa, de una región llamada Sokovia.
Sokovia. El nombre hizo clic en su cabeza.
—Cuando Magda me dejó, meses después la busqué y llegué a un poblado de Europa llamado Sokovia, ahí descubrí que Magda había muerto y me lleve sus restos.
—¿No averiguaste nada sobre los Maximoff? —le preguntó charles.
—En ese momento no. Tiempo después supe que el lugar donde vivían había colapsado por un misil y ellos murieron
—¿Cuánto tiempo después?
—No lo se, tal vez diez años después de la muerte de Magda.
—Los gemelos tenían diez años cuando el edificio se derrumbo. Quedaron huérfanos. En los registros no mencionan que fue de ellos después. Hasta hace unos meses que se unieron a los vengadores.
—¿No mencionan nada del origen de sus poderes? —Dijo tomando el expediente que Charles le ofrecía.
—Fueron voluntarios de Hydra en sus experimentos, se cree que obtuvieron sus poderes mediante los experimentos.
—Eso no es verdad. —Observó la fotografía de la chica, e inconscientemente pasó un dedo por su mejilla como si la acariciara de verdad en gesto paternal.
—Dime Erik. ¿Hace cuantos años que te dejó Magda?
—Veinticuatro años para ser exactos.
—¿Cuántos meses pasaron hasta que la volviste a encontrar?
—No lo recuerdo, siete u ocho meses tal vez.
—Eso significa que ella estaba embarazada cuando escapó de ti. Los gemelos tienen veinticuatro años, los mismos años que Magda lleva muerta y los mismos años en los que escapó de ti.
—¿Qué insinúa Charles? —Su corazón comenzó a latir con mayor velocidad.
—Esta más que claro Erik. Ellos son tus hijos. Incluso podríamos hacer una prueba de ADN para corroborarlo, pero estoy completamente seguro de que lo son.
Sus hijos. Erik se negaba a creerlo, pero en los más profundo de su corazón él lo sabia.
—Mis hijos —dijo sin poder cree que tuviera dos hijos. Una luz de repentina esperanza inundó su corazón.
La puerta del despacho se abrió repentinamente dejando ver a un preocupado Cíclope.
—Profesor, surgió un grave, grave problema —Scott se apresuró a prender el televisor.
En todos los canales aparecía la misma noticia. Los vengadores nos fallaron.
En la pantalla se veía a la bruja escarlata tratando de crear un escudo alrededor de una bomba para contener su explosión, pero algo falló y la bomba detonó y en conjunto con los poderes de la bruja escarlata mataron a cientos de personas inocentes.
Ahora la sociedad tenía miedo de los súper héroes. Querían a la bruja escarlata encerrada.
Los humanos habían confiado su seguridad a los vengadores y estos les fallaron, ahora no podían confiar en sus héroes. ¿Cómo podían estar a salvo si las personas que debían protegerlos eran los mismos que los matan?
El gobierno ya había tomado cartas en el asunto, estaban diseñando una ley que aprobara un acta de registro de súper humanos. No sólo vengadores, si no todo aquel humano con habilidades especiales.
—¿Nos obligaran a revelar nuestra identidad, profesor? —preguntó una joven de cabellera corta.
—¿Nos daremos a conocer? —preguntó otro chico rubio.
Los alumnos no dejaban de hablar y hacer preguntas respecto a la nueva situación. Se notaba la preocupación de todos.
—Tranquilos, no tienen que temer. Se esta contemplando la idea, no hay nada dictado aún —dijo el profesor.
—¿Y si aprueban esa ley? ¿Qué pasara? —preguntó otro chico.
—Sólo nos registraremos.
—No se conformaran con eso —dijo Erik.
—¿Qué hace él aquí? —preguntó Wolverine al ver a Magneto.
—Por favor chicos, conserven la calma, esto no significa nada —dijo el profesor ignorando a Logan.
—Si la aprueban yo no daré mi nombre —dijo un chico.
—Te estas adelantando, todavía no ocurre nada —le rebatió otro joven.
—Pero ocurrirá. Todo por culpa de los vengadores.
—¡Tranquilos todos! No ha pasado nada, vallan a sus clases sus profesores les informaran si ocurre algo y cálmense, no estamos en guerra —dijo Charles.
—No entiendes Charles. Esto significa guerra. Sera una guerra civil, entre los que están a favor y los que no, lo acabas de ver —dijo Erick.
—No habrá ninguna guerra, deja de vivir en el pasado.
—Ya es, una guerra, lo fue desde que decidieron crear un acta de registro.
—Los humanos se registran todo el tiempo, desde que nacen, es lo que lleva un control en la sociedad, es así como se mantiene el orden.
—Nos registramos. Les decimos nuestra identidad, donde vivimos, ¿Y después que vendrá? Desearan tener el control absoluto sobre nosotros, nos usaran y manipularan, nos volverán armas.
—Eso no pasara. —Dijo el profesor negando con la cabeza, sabia muy bien a donde llegaría esa charla.
—Deja de ser tan ingenuo. Esto ya paso de la democracia. Si los dejamos tener el control ahora se sentirán con derecho sobre nosotros, no tendremos escapatoria. No tendremos libertad.
Hasta hace uno segundos se consideraba el hombre más feliz del mundo, había descubierto que tenía dos hijos y en un instante todo eso cambió. Los humanos deseaban tener el control sobre los mutantes de nuevo. La historia se repetía.
—Sólo es una medida de precaución Erik —le dijo Charles.
—Es más que eso —Erik tomó sus cosas y comenzó a caminar en dirección a la puerta—. No dejaré que nos quiten nuestra libertad. No dejaré que le quiten la libertad a mi hija. No te interpongas Charles. Son mis hijos.
Charles no pudo rebatirle nada pues ya se había alejado. De cierto modo comprendía a su viejo amigo, quería proteger a sus hijos, era comprensible, pero Magneto era impredecible y errático.
—Profesor —lo llamó Logan—. ¿A que se refería, Magneto? ¿Quiénes son sus hijos?
—Dos vengadores.
—¿Vengadores?
—Tengo que llamar a alguien —dijo Charles tomando el teléfono y marcando un numero.
—Diga —contesto una voz grave al otro lado de la línea.
—Nick, los planes han cambiado —le dijo Charles a Nick Fury, que era el viejo conocido que le proporcionó la información de los gemelos —. Tengo que conocer a los gemelos, ahora.
—Muy bien profesor, le avisare al capitán américa —contestó Nick.
—Qué sea lo más rápido posible, por favor. Las posibilidades de una guerra son muy altas y los gemelos pueden ser la clave para evitarla.
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