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San Nicolas


Malik estaba más que curioso al ver como Duke se acercaba a Yugi, casi al finalizar el receso, para llevárselo a parte y contarle algo al oído, a lo que el rey de los juegos sonrió asintiendo.

Encima, en la siguiente clase, el tricolor le pasó a Ryou una nota y el albino pareció mostrar la misma reacción.

¿Qué estaban planeando?

Era el último día de clases, pues las fiestas navideñas se aproximaban a pasos agigantados. Al egipcio le había costado un poco tomarle el paso a las costumbres, pero la navidad en sí le parecía una idea hermosa y estaba muy emocionado de poder compartirlo con sus amigos.

Al atardecer, cuando Ishizu y Odion no habían llegado a casa, Yugi y Ryou se presentaron en la casa de los Ishtar.

— ¿Beneficencia?

—Sí, Duke organizó todo para hacer esta "obra de caridad" en el orfanato de la ciudad —le respondió Ryou —la idea es crear un momento bonito para los niños allí, repartiendo presentes y bocadillos.

—Ryou y yo vamos a ayudar, queríamos saber si te gustaría acompañarnos también —ofreció el tricolor.

El oji-lavanda parpadeó un par de veces y les dedicó a sus amigos una brillante sonrisa — ¡Cuenten conmigo!

.

A Malik realmente le gustaba el gorrito navideño, era suave y calentito.

—Muy bien, llegamos —Duke aparcó el pequeño camión que había rentado para llevar todas las cosas —empecemos a descargar esto.

Los hikaris asintieron y bajaron junto al pelinegro; recibieron ayuda de otros cuantos chicos más pues, afortunadamente, Duke no era el único empresario haciendo una buena obra en aquel orfanato.

Los duelistas estuvieron un buen rato repartiendo emparedados y cajitas de jugo a los niños y niñas del lugar, siendo incuso reconocidos y adulados por algunos. Antes de que empezaran a repartir regalos, Malik notó algo curioso.

— ¿Y eso? —señaló un piano, algo viejo pero bien conservado, apartado en una esquina.

—Oh, ese piano —contestó una mujer joven, que se encargaba de cuidar a los niños más pequeños —había una chica que, muy amable y desinteresadamente venía a enseñar a los niños a tocar piano, o simplemente a tocar para ellos.

— ¿venía? —preguntó Malik.

—Sí, ella tuvo que mudarse y los niños la extrañan tanto que ni siquiera quieren tocar el piano.

—Ouh, eso es muy triste —se compadeció Ryou.

Yugi tenía una expresión pensativa —Hey, Duke —lo llamó, a lo que el pelinegro se despidió cordialmente de un hombre con el que charlaba y fue con sus amigos —tú sabes tocar el piano ¿cierto?

El de cabellos negros lo miró curioso por la pregunta —claro, es uno de mis tantos talentos —dijo en tono de broma, hasta que notó el centro de miradas de sus amigos —gran idea Yugi, seguro que puedo animar un poco más este sitio —entrelazó sus dedos y los hizo crujir.

— ¿Qué canción tienes en mente? —consultó Ryou, mientras la mujer limpiaba un poco el asiento del piano para que pudiese ser movido más cerca del patio donde estaban todos reunidos —Jingle bells, jingle bells, jingle all the way —canturreó con una sonrisa.

El tricolor negó con una sonrisa y le indicó que le siguiera hasta el piano, donde Duke ya se sentaba, para susurrarle al oído su petición. El pelinegro levantó un pulgar y empezó a tocar.

Ryou, Malik y el propio Duke se asombraron cuando Yugi empezó a cantar algo y con voz segura.

Querido San Nicolás, acércate a mí.
No le digas a nadie lo que voy a decir.

Nadie podía decir que no sonaba bien, los niños empezaron a acercarse para apreciar mejor el 'espectáculo' y Ryou se decidió a acompañar a su amigo tricolor.

Nochebuena viene ya, mi San Nicolás.
Susurra en mi oído, lo que me traerás.

Luego de eso, incluso Duke se les unció al canto, al igual que la mujer. Malik solo podía oírlos, tan encantado como los niños del orfanato.

Cuando sean las doce, dormido voy a estar.
Por la amplia chimenea, tú vas a bajar.
Las medias colgadas, en fila encontrarás.
La más corta mía es, ya tú lo sabrás.

Los otros beneficiaros tomaron el momento para comenzar a repartir los obsequios. Los niños lucían felices y aplaudían al ritmo de la canción; algunos de ellos cantando en voz baja.

Querido San Nicolás, acércate a mí.
No le digas a nadie lo que voy a decir.
Nochebuena viene ya, mi San Nicolás.
Susurra en mi oído, lo que me traerás
.

Para el mediodía, todos los niños se estaban despidiendo de las personas que, amablemente, les habían dado la mejor navidad que habían tenido en mucho tiempo, junto con sus cuidadores, en la puerta del orfanato.

Malik incluso había alcanzado a ver como una pequeña niña se iba muy sonriente con uno de los hombres, según Duke, dueño del jardín botánico de la ciudad.
Sonrió, definitivamente le gustaban este tipo de celebraciones

Si no sabes qué regalar a tus seres más queridos en Navidad, regáleles tu amor. Bendita sea la fecha que une a todo el mundo en una conspiración de amor. (Hamilton Wright Mabi)






N/A: sí, sí, sí. Lo sé. Usé una canción infantil, no me maten por ello :v 

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