Reno
Después de estar toda la bendita mañana aguantándose a Ishizu en el museo, a Marik le importó nada y menos el que Malik le prohibiera pasar por él al final de las clases.
Ya después lo contentaría.
Tomó su cazadora de cuero color cobre y salió disparado del museo, siendo a medias cubierto por Odion frente a la ojiazul, y con una cara de mala hostia, que nadie querría dirigirle la palabra.
El frío y él no eran precisamente los mejores amigos.
Realmente ansiaba que Malik saliera pronto a las vacaciones de invierno.
Y ahora que lo pensaba, no entendía por qué su luz se había negado a que lo esperara a la salida de la escuela, como todos los días. Sabía bien que no tenía planes con sus amigos, pues Ishizu le había dicho que regresara pronto al museo para ayudar con la nueva exposición que se estaba preparando.
¿Entonces por qué?
La misma pregunta se hacían los otros dos yamis que, al igual que Marik, se presentaron en la puerta del instituto, aun en contra de las peticiones de su respectivo hikari.
Se saludaron lo más 'cordial' que podían y, cuando a los cinco minutos ni sus luces ni la pandilla con que andaban salían por la puerta, decidieron internarse a buscarlos.
Enorme fue la sorpresa al hallarlos, muchas fueron las risas de Joey y los demás, e incandescentes fueron los sonrojos en las mejillas de Yugi, Ryou y Malik, cuando vieron a sus yamis atravesar la puerta de su salón.
Los tres hikaris hacían parte de un pequeño grupo de estudiantes, junto con Duke, Tea y cinco chicas más, que posaban para una foto, sosteniendo una pancarta con un collage navideño.
Todos ostentaban diademas con astas de renos.
—Es para un concurso navideño, de intercursos —explicó Joey a un Yami que observaba a Yugi con los ojos como platos.
—Y porque llegan recién, pero hace cinco minutos, aun estábamos probando con las colas de reno —añadió Tristán, señalando sobre una mesa varías colitas cafés, afelpadas y con amarres que irían en la cadera.
Un par de fotografías después, Marik no se enteró de qué hicieron Yami o Bakura, pero él se llevó a Malik a casa, cual saco de papas, sobre sus hombros, y habiendo tomado prestados una diadema y una cola.
Ya después vería cómo compensar a Ishizu.
Él y Malik tenían asuntos más urgentes que atender.
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