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Frío


La noche caía finalmente en la ciudad, mientras, dos amigas charlaban animadamente sobre la cama de una de ellas.

Hikari le contaba a Dany cada detalle del evento al que había asistido aquel día, al que la azabache no había podido acompañarla.

—Me puse muy nerviosa —comentó la bicolor, con las manos contra su pecho —pero tenías razón, al final lo que importaba era divertirme y eso hice —concluyó con una sonrisa.

—Sabía que lo harías muy bien —respondió la de largos cabellos negros, mirando el video que su hermano Atemu había tomado de la bicolor sobre la tarima al cantar —es una pena que no pudiera ir, quería apoyarte.

—No te preocupes por eso Dany-chan —negó la oji-canela —sabía que estabas dándome tu apoyo aunque no estuvieras allí, además no fue culpa tuya ni de Ryou que él se enfermara hoy, lo más importante era cuidarlo —le sonrió dulcemente, colocando una de sus manos sobre la de su amiga.

—Es cierto —la apoyó el tricolor de piel canela, entrando en la habitación con algunas mantas en manos —yo anime a mi tenshi por los dos, hermana —le sonrió a Dany, entregándole una de las mantas antes de ir a sentarse junto a su novia, para cubrirlos a ambos con las restantes.

—Eso es verdad —accedió la bicolor, ligeramente ruborizada.

Dany se permitió unas risillas al verlos, le provocaban tanta ternura que quería sacar su celular y tomarles millones de fotos para sus futuros sobrinos.

Pero no quería molestar a su amiga... si tan solo pudiera distraerla unos momentos...

Akefia entró entonces, guardando su celular en el bolsillo de su abrigo rojo.

— ¿Cómo está todo? —consultó de inmediato la azabache.

El peliplata suspiró, tumbándose bocarriba a su lado, provocando que su salvaje cabellera platina se esparciera sobre las sabanas de la cama. Los tres pares de ojos posados en él —Ryou dice que ya se siente mucho mejor —comunicó —y Bakura me confirmó que su fiebre no ha regresado.

—Eso es un gran alivio —suspiró Hikari, acurrucándose en el brazo que Atemu pasaba por sobre sus hombros —Yugi y yo estábamos preocupados por Ry-chan.

—Todos lo estábamos —añadió el tricolor —pero nee-san es muy buena cuidando a los demás —le sonrió a su hermana.

—Sí, he tenido práctica contigo desde pequeño —le contestó ella, llevándose los puños a las caderas y levantando el mentón con gesto orgulloso, cosa que hizo a todos los presentes reír.

El momento fue cortado por un fuerte escalofrío que se apoderó del tricolor, cosa que lo hizo cubrirse hasta el pelo con la manta, como si fuera una capa —está haciendo mucho frío —se quejó, siendo abrazado de inmediato por la bicolor, quien asintió en acuerdo.

— ¿De verdad? No creo que sea para tanto —mencionó la azabache, aún con la manta doblada sobre sus muslos.

—Por una vez, concuerdo con el principito —se quejó Akefia, acomodando la capucha de su abrigo. Atemu bufó por el apodo

—De verdad, a veces me pregunto cómo aguantas tanto el frío, Dany-chan —comentó Hikari, con una pequeña gota bajándole por la frente, dándole un abrazo cerrado a su novio para mantener el calor.

—Quiero decir, lo siento pero no me incomoda tanto —se encogió de hombros para luego ver a Akefia estremecerse y acurrucarse a su lado —oh, Kefi —la azabache extendió la manta alrededor del cuerpo del peliplata y frotó suavemente sus brazos para tratar de confortarlo un poco —creo que iré a la cocina a calentar un poco de leche, chicos —rio nerviosamente, haciendo amago de levantarse de la cama, pero notó los brazos del moreno alrededor de su cintura — ¿uh?

—No te levantes —se quejó el mayor en un susurro.

Hikari soltó una risilla de ternura al verlos y el peliplata se sonrojó muy levemente.

—Solo voy por algo caliente a la cocina —le dijo.

—Pues voy contigo —determinó, fingiendo un bostezo, como si no fuese relevante.

La azabache sonrió y asintió para él —ya regresamos.

—De acuerdo, gracias hermana —suspiró el tricolor, acomodando su cabeza en el cuello de Hikari.

—Temi, me haces cosquillas —se quejó la menor con una pequeña risilla, al sentirlo resoplar contra el nacimiento de su pelo.

Atemu rio por la respuesta de su novia — ¿ah sí? —el chico acarició el cuello ajeno con la punta de su nariz.

—Jajaja, Temu basta —rio la chica.

—Mmmm, está bien —se detuvo el tricolor con una sonrisa —sabes... este frío no es de todo malo.

— ¿Qué? ¿Desde cuándo? Tu ni soportas el frío —reprochó ella.

—Pero mientras hace frío tú siempre me estás abrazando —dijo con una sonrisa coqueta.

Hikari parpadeó lentamente mientras los colores se le subían a la cara.

— ¡Ateeeem!

.

.

— ¿escuchaste ese grito, honey? —consultó la azabache, tratando de alcanzar unas tazas de la alacena.

—Mmm, no, nada princesa —respondió el más alto, apegándose a la espalda de su novia para estirar las manos y bajar las cuatro tazas.

—Sí tú lo dices.   

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