— ¿Qué opinas de hacer un asado? ¿Ternera y pollo? —consultó Ryou caminando por los pasillos del supermercado con Bakura a su lado empujando un carrito.

—Yadonushi, tú me conoces —le sonrió el mayor —las palabras carne asada ya me hacen agua la boca... sobretodo hecha por ti, mi conejito —añadió con picardía.

—Oh, Kura —murmuró Ryou, sonrojado, antes de empinarse y darle un beso en la mejilla.

Estuvieron unos minutos caminando por los pasillos, mirando y escogiendo alimentos, antes de que una familiar cabellera castaña llamara la atención del menor.

—Uh ¿qué no es ese Tristán? —musitó, mirando al moreno cerca de unas estanterías.

—Sí, creo que sí —le respondió su yami, restándole importancia al asunto — ¿Qué helado llevamos?

—Mmm, escógelo tú, regreso en un minuto.

Bakura gruñó bajito pero le dejó ir mientras revisaba los multiples botes de postre frío... ¿Vainilla y caramelo? ¿O moras con crema de leche?

—Hola, Tristán —saludó el menor de los albinos, acercándose al motociclista con los brazos tras la espalda — ¿de compras? —sonrió dulcemente.

—Mmm, oh, hola Ryou —respondió el más alto —sí, algo así —mencionó nerviosamente, revolviéndose el cabello de la nuca con una mano —y, ah ¿cómo tú por aquí? —inquirió del mismo modo.

—Estoy comprando algunos víveres con Bakura —cabeceó hacia la zona de congelados, donde el mencionado esculcaba con extrema concentración todos los sabores de helado disponible.

Tristán torció un poco el gesto, emitiendo un murmullo de reconocimiento.

— ¿Buscas... algo en particular? —Ryou miró las estanterías frente a ambos, había toda clase de cojines decorados, hechos para parecer emojis, algunas figuras de acción de series de moda, posters y cosas por ese estilo.

—Verás... yo estaba... yo solo —Tristán desvió sus ojos por todo el sitio mientras trata de decir algo coherente.

Ryou lo supo solo con mirarle — ¿Buscas algo para Duke? —intuyó con una sonrisa.

Tristán tragó en seco — ¿Có-cómo lo...?

El hikari albino simplemente le dedicó una dulce sonrisa — ¿habías pensado en algo? Quizás pueda ayudarte —le ofreció, notando la gran indecisión de Tristán, y preguntándose superficialmente cuánto tiempo llevaría allí.

—Pues, pensaba en algún accesorio... pero Duke tiene su estilo particular para vestir —explicó con una sonrisa ligeramente espaciada —así que me cuesta pensar en que le gustaría.

Ryou echó una mirada su alrededor, se alejó un poquito más cerca de la exhibición de juegos y juguetes, hubo un pequeño objeto que hizo sus ojos brillar — ¿qué te parece este?

— ¿Un dado?

Tristán miró el pequeño dado tendido, era un adorno de color rojo brillante, era ligeramente transparente y lucia números negros.

—Un dado de 16 caras, para ser especifico.

—Sé que siempre usa uno como pendiente pero... ¿de verdad crees que le guste? —dudó el castaño —quería darle algo... que fuera especial.

Ryou se tomó las manos tras la espalda con su sonrisa —muchas personas piensan en los dados símbolos de juegos de azar pero la verdad es que tienen un significado más profundo, y sé que Duke es muy consciente de ello.

— ¿Un significado más profundo?

—Los dados representan el espíritu aventurero, el no tener miedo a aventurarse a lo que depara el destino —explicó Ryou —ser lanzado y no mirar atrás; además están asociados a la buena suerte y buena fortuna.

— ¿De verdad? —murmuró impresionado de que tan simple adorno encerrara tanto significado.

— ¡Yadonushi! —le gritó Bakura —vámonos ya, tengo hambre.

Su hikari no pudo no reírse —tengo que irme, Tristán —se despidió —suerte con lo de Duke.

Tristán lo despidió con la mano, viendo como Bakura recibía al menor con un brazo posesivamente colocado alrededor de su cintura.

Prefirió desviar la mirada y regresar a su atención al dado.

Recordando las palabras de Ryou, sonrió, definitivamente aquello iba muy bien con su alocado y sexy Duke.