Novato
Cuando Diego regreso hasta un hangar dónde lo recogieron, el chico recibió la famosa iniciación, o inducción como le llamaban algunos, firmar los famosos contratos, fotografías, tomarle sus huellas digitales una y otra vez, firmar más contratos, firmar de recibido de haber obtenido un uniforme especial para ciertas misiones, de entrega de un manual de un libro con los códigos de conducta y protocolos en las misiones y del famoso papeleo.
Cuando el joven firmo en el papel, le dieron un pequeño libro de diez centímetros de largo por ocho de ancho y otros cinco de grosor, parecía más un llavero que un libro, el chico lo puso en su manos así que levantó su mirada para ver a la mujer que se lo había entregado pensando que era una broma y que en cualquier momento iba a comenzar a reírse.
-ese es un llavero- le dijo
Fue evidente que no hubo respuesta a mujer solo siguió con los suyo, escribir en comandos de su computadoras, cosa que hacía creer que todos eran máquinas o estaban hechizados.
-y el manual real-
-ese el manual real lindo, ahora firma de recibido por la tarjeta de acceso-
Al escuchar eso, Diego se quedó pensando en que Wilden y Nancy se indignaría al escuchar eso último.
-explíqueme tenemos acceso a la magia de todo el mundo, de todos los tipos, curación, transformación etcétera, etcétera y estamos usando tecnología-
-la magia no soluciona todos nuestros problemas-le respondió de forma cortante aquella mujer-ahora puedes llevarte esto a tu dormitorio o dónde sea que vayas a llevar eso, tu cubículo es nueve, tres, a, cuatro-
-¿dónde queda eso?-
-búscalo tú mismo chico-
-Diego recogió todas esas cosas, claro que para no liderar con tanto cargamento tuvo que hacerlas levitar, no era contra las reglas, además antes de entrar con esa horrible mujer vio a alguien sosteniendo cajas mediante magia.
Diego volteaba de un lado a otro por la zona de cubículos, buscando algún letrero en la parte superior de estos a ver si tenían un número de serie o de sector, algunos de esos cubículos estaban vacíos, pero algo le decía que no podría usar cualquiera.
Pasaron varios minutos en los que el joven estaba buscando su cubículo, cuando alguien se le acercó.
-hola- intervino una cíclope que usaba un monóculo como lente-perdón que interponga pero ¿Qué estás buscando?-
Diego sacudió su cabeza, si algo odiaba era que lo trataran como tonto, pero a veces no podía evitarlo cuando se trataba de situaciones nuevas, una de esas fueron las primeras lecciones de magia con Wilden.
-buscaba mi cubi...cubículo, me dijo números que no entendía- le mostro el papelito dónde tenía escrito el número.
-déjame ver, nueve es el sector que es el que está al lado este es el ocho, tres es el pasillo, es el lado, a derecho b es el izquierdo, y cuatro es el número del escritorio está escrito, si en confuso, pero te acostumbraras-
Diego siguió las instrucciones, encontró el sector, el pasillo, el lado y el grupo de cubículos, cuyo espacio era no era muy amplio, y solo había cuatro computadoras que tenían un número grabado en la parte superior, para su sorpresa las computadoras estaban apagadas y en los escritorios, estaban vacíos, parecía como si de momento fuese a tener el cubículo completo para él solo, el chico recorrió su silla y comenzó a dejar ahí mismo sus cosas, mientras que observaba la que debía ser su computadora, con teclado, impresora, lo que debía ser un lector de ranura para tarjetas y una llave.
Casi por instinto Diego agarró la llave y la uso para abrir el cajón de la lado, en el cajón superior, puso el llavero que debía ser el supuesto manual, y en el de abajo las bolsas con su uniforme, más tarde se los probaría, y colocó el báculo en la pared del cubículo.
Encendió la computadora, la maquina le dio la instrucción de insertar la tarjeta de memoria, cosa que el chico hizo con la tarjeta que le dieron y a continuación la computadora le permitió acceder al sistema de la agencia.
-complicado-susurró.
Eran muchas ventanas, aunque ordenadas, seguían siendo muchas, el chico no sabía por dónde empezar, tenía acceso a archivos, los cuales no estaba leyendo, solo los abría para ver parte del contenido, después de un buen rato encontró su buzón de mensajes, en ellos estaba un correo de bienvenida, correo en el cuál le informaba a dónde había ingresado a trabajar, lo que necesitaba para la inducción y lo que había en su cubículo, como un localizador especial que estaba nuevo en el cajón de la parte superior, era un celular negro, tenía botones muy diferentes a los del celular de Diego, y era ligeramente más pesado y grande.
Según el correo contactarían a Diego con ese teléfono, así que siempre debía tener batería y estar encendido, no podía usarlo para llamadas personales, y no solo podía recibir llamadas.
Una vez que revisó todos los archivos, cerró el correo vaya sí que estaba aburrido, no le habían dado ninguna instrucción o misión pero entonces, fuera de las misiones que era lo que hacían ahí.
Quizás tendría permiso para conocer ese lugar, así podría llegar a su cubículo más rápido, así que se levantó del cubículo, una vez que regresó al pasillo, asintió curiosidad por saber que hacían los demás.
En eso un pequeño grupo de hombres vestidos con los uniformes de combate, unos uniformes muy parecidos a los uniformes que usaban los equipos tácticos de la policía en las películas, con cara de seriedad, Diego pensaba que probablemente eran miembros de algún equipo disciplinario y que iban a amonestar a alguien.
Cuando se dirigían llegaron al inicio del pasillo dónde estaba el grupo de cubículos dónde Diego estaba, el que lideraba el equipo, un elfo de piel grisácea levantó un altavoz para comenzar a hablar a través de ella.
-buenos días, el día de hoy me han solicitado para llevar a cabo una misión de dificultad cinco, es un operativo en un complejo departamental dónde la mayoría de sus habitantes están ligados al crimen organizado y en dónde se encuentran practicantes de las artes oscuras, ahorita requiero una docena de miembros que quieran ingresar, vamos quien está disponible-
-¡Yo quiero ir!- se apuntó de inmediato una joven sátiro dando saltos desde su cubículo pero el hombre que los solicitaba añadió.
-lo siento pero solo requiero hombres por el riesgo de la misión es lo justo-
-¡no estás siendo justo si no rudo!- reclamó la joven
El hombre hizo como si no la escuchara, solo se quedó viendo a los que estaban en el pasillo, mientras que otros se asomaban interesado.
-yo estoy disponible.-intervino un cíclope-
-¡al fin algo de acción!- se apuntó un elfo de cabello morado
Diego se acercó a uno de sus compañeros para preguntarle algo- disculpa ¿dificultad cinco es malo?-
-créelo dificultad tres ya es malo-le respondió- ahora si me disculpas tengo que ir a una misión dificultad dos-
Se puso de pie mientras que sacaba su báculo y caminaba hacia el final del pasillo para salir a su misión, pero el hombre que solicitaba hombres le impidió el paso le dijo.
-otro voluntario, bien-
-Voy a otra misión- le respondió el joven.
-ahora lo reasigno, otro puede llevarla a cabo-le dijo caso gritándole al oído.
Diego intentó retroceder unos pasos pensando en que carajos estaba pensando cuando entró en ese lugar, pero antes de esconderse detrás de uno de los cubículos el hombre le grito.
-eh tú, a ti no te había visto en este sitio-
Diego no supo que decirle en lo personal no esperaba que destacara tan rápido o que sus primeros trabajos fueran trabajos fáciles.
El hombre se le acercó y se colocó enfrente de él.
-a ti no te conozco quien eres-
-bueno soy nuevo así que...
-bien estás dentro de la misión, créeme nada como una misión de alto rango de peligro para ganar experiencia y el campo de batalla convierte a los niños en hombres-
Diego trago saliva en verdad no esperaba que su suerte se volviera tan mala de un segundo a otro, encima todavía no recuperaba su confianza por haber perdido contra esa chica.
-está tarde a las cinco en el hangar-
Más tarde a la hora acordada, Diego se encontraba en el hangar, junto al resto de los hombres que irían a la misión, había pasado el resto de la mañana en el gimnasio, antes de ir a comer antes de ir a cambiarse con el uniforme de operaciones, estaba claro que sentía un gran nerviosismo antes de ir a ese lugar, claro que tuvo que ingresar su tarjeta de ingreso en dos ranuras más como papeleo para ir a ese operativo.
Del otro lado del hangar salió una camioneta negra muy parecida a la que usaban las películas, la única diferencia era que no tenía ningún tipo de logo.
-adentró no tenemos mucho tiempo, pero ya, ya, ya-les ordeno
Entraron en la camioneta era evidente que estaba diseñada para que los catorce pudieran meterse adentro, doce en la parte de atrás y dos en la parte de enfrente.
Una vez que cerraron las puertas la camioneta comenzó a rodar directo hacia el objetivo y ene se momento Diego se dio cuenta de que no sabía cuál era el objetivo, bueno no había motivos para no preguntar.
-disculpen, ¿exactamente cuál es el objetivo?-
El hombre que fue a buscarlos a las oficinas, se dio la vuelta en su sillón, dejando que la camioneta se condujera sola para voltear a verlos ya que la pregunta de Diego hizo que todos los presentes voltearan.
-bien creo que les debo un explicación por eso, para los que no me conozcan soy el capitán X 9- decía el capitán mientras que sacaba de uno de sus bolsillos de la ropa un sobre manila, lo abrió y sacó dos fotografías y se las paso al hechicero más cercano.
-la chica se llama Amanda Meridiem, tiene dieciséis años, el chico se llama Carlo Albumbra de quince años, ambos alumnos del hechicero Vicente Lacus, uno de los pioneros de la magia oscura moderna, el famosos Lacus falleció hace diez años- decía mientras que todos observaban las fotografías a todos.
-¿necesitamos ser catorce para enfrentar a dos adolescentes?-preguntó alguien más.
-no solo son ellos, nos dirigimos a un complejo habitacional muy peligroso, la mayoría de los habitantes son criminales, están relacionados de forma directa o indirecta con el crimen organizado y otras cosas por consecuente es probable que les ayuden, por cierto se estima que son cuatro edificios interconectados entre si desde dentro con más de cien departamentos y cerca de quinientas personas-
Esas palabras no hicieron que Diego se calmara, si era así porque no llaman a la policía o al ejército regular para que vayan primero por los demás miembros de esos criminales y luego ellos fueran a arrestar a esos dos chicos, así que levantó la mano.
-¿si son más de quinientos no deberíamos llevar a más gente, o llamar a la policía?-
-tienen contactos en la policía así que la policía les advertiría y ellos les advertirán a ellos, llevamos buscándolos durante medio año-
-señor porqué se les busca- intervino otro de los voluntarios, mientras que le pasaban las fotografías a Diego.
En realidad se trataban de dos jóvenes, la chica se trataba de una cíclope pelirroja, y el joven se trataba de un hombre lobo, y pese a sus facciones se veían más jóvenes parecían tener doce o trece años, aun sabiendo que eran tres años más grandes pensaba en que
-asesinato de uno de nuestros miembros, el agente 5T, provocaron un incendio por experimentar con fuego azul-
-¿se refiere al incendio en la secundaria Wilson C. Row número siete?-preguntó Diego al escuchar sobre un incendio con fuego azul, y al ver que todos se le quedaron viendo algunos con cara de echarse a reír-salió en las noticias hace como un años y fui alumno de ahí y dijeron que fue un accidente porqué unos alumnos experimentaron con químicos-
-ah si la agencia encubrió esa noticia, la verdad fue que usaron plantas y químicos para crear una poción nueva, para potenciar la intensidad del fuego y terminó en ese incendió así que lo de los químicos fue más o menos cierto-explicó la mano derecha del capitán.
-bien ya tienen el objetivo, manténganse tranquilos, no rompan la formación en ningún momento, obedezcan mis órdenes y todo saldrá bien, así que preparen sus armas.
En eso la mitad de los presentes, sacaron armas de fuego, pistolas y metralletas, cuando Diego esperaba que sacaran báculos o varitas.
-¿no deberíamos usar magia contra magia?-
-es solo una fachada, nuestros báculos y varitas están escondidos en nuestras armas así si nos ven pensaran que somos de la policía o mercenarios y no alertar a esos dos--intervino la mano derecha del capitán.
-y tu novato- hablo el capitán- intenta que no vean ese báculo, ni gritar tus hechizos en voz alta-
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