Capítulo 42
Rox
Las chicas se preguntaban dónde estaba Cari, ya que, no se encontraba en la cafetería como siempre solemos estar en el receso. Pero hoy no se hallaba ahí, de hecho Sil le había notado algo decaída en la mañana otra vez. Realmente nos preocupa su actitud, pero ella no nos decía nada, así que, no sabíamos cómo consolarla.
Preocupada por ella aviso a las demás que iría a buscarla. Cada una siguió con lo suyo, y no sé por qué ese hecho de Elisa me dolió y decepcionó demasiado.
O sea, Cari es una de nosotras, forma parte de este grupo, y ella actúa así y las demás la imitan... bueno casi todas, la única excepción es Sil, es con la que más se lleva de nosotras.
Ella me mira mientras que las demás siguen con su celular chateando entre ellas, algo absurdo al estar en la misma mesa. Saca su celular como las demás, pienso que va a seguir la corriente y no me va a ayudar a buscar a Cari.
Me doy la vuelta y empiezo a salir de la cafetería cuando mi celular vibra en mi cintura, lo saco y veo un mensaje de ella.
"Está en el patio, en su árbol preferido."
"Me dijo que quería estar sola."
Volteo hacia la mesa que siempre ocupamos, ella me mira y sonríe, para luego girarse hacia Elisa y conversar en persona.
Me dirijo hacia donde me indicó, al cursar por los pasillos para llegar a la salida me topo con los gemelos de último año. Sólo con verlos me acuerdo de Mónica en cómo le acuse de ser X por una carta. Ni siquiera recuerdo porqué lo hice de esa forma en vez de hablar en persona con ella, creo que fue Elisa quien me terminó de convencer para hacerlo, lo cual ahora que lo pienso es demasiado pendejo y absurdo. Ojalá lo hubiera hecho de otra forma.
La encuentro en el árbol que me dijo Sil, es el que da más sombra y está lejos de los demás.
— ¿Qué pasa? Estas rara, así que, pobre de vos que me digas nada —me siento al frente de ella.
— Sólo pienso —una lágrima resbala por su rostro, no hace nada por detenerla. Nunca la había visto tan mal.
— ¿Quieres hablar? —pregunto con cuidado.
— Creo que en este momento lo único que necesito es paz y silencio... quiero estar sola —alza su vista, me mira unos cuantos nanosegundos para luego bajar la mirada con los ojos completamente rojos y llenos de lágrimas.
Me acerco a su lado y la abrazo, es uno fuerte que intento comunicarle que no está sola y aunque ahorita pida espacio y soledad, yo pienso que es mejor un abrazo de una amiga que del viento. Ella solloza en mi hombro, siento sus lágrimas empaparlo.
— No entiendo por qué murió —dice.
Quiero preguntarle quién, pero sé que no es momento de hacerlo.
— Esa persona ahora está en un lugar mejor —entiendo que es el peor consuelo que se le puede dar a una persona, pero cuando realmente no sientes la muerte de alguien, tus palabras llegan vacías a esa persona.
— Yo quería que él me viera graduarme del colegio, quería que estuviera el día en el que consiga mi título, quería que me acompañara al altar cuando fuera mi boda —mi abrazo se hace más fuerte mientras ella no deja de llorar.
Pequeños susurros le digo en el oído para tranquilizarla, debió haberse quedado en la casa, tiene justificación para faltar y yo con gusto le hubiera pasado las tareas de lenguaje y mate que compartimos.
— Mi padre había pedido que Dalila le fuera a visitar en el hospital, no supe como pedirle que fuera —dejo de sentir las sacudidas de ella a causa de los sollozos.
— ¿Por qué? ¿Creí que se llevaban bien? —con el dorso de su mano se limpia las mejillas empapadas y con el borde de su camisa a cuadros se limpia los ojos aplastando un poco para así dejar que las demás lágrimas se queden en los ojos. Siempre he hecho eso cuando estoy a punto de llorar.
— Realmente no sé qué le pasó a nuestra amistad —sus labios comunican una gran tristeza.
— Lo dices porque creemos que es Y, que le escribía a Thiago cuando ella sabía que a ti te gustaba —no hace falta que diga nada, sus ojos me lo confirman a pesar de no haber sido pregunta.
— Yo creo que no es Y, confío en lo que me dijo aquella tarde, pero de igual manera me siento traicionada que haya ayudado a otra chica con eso —siempre tuvimos esa posibilidad, pero con tantas pruebas encontradas poníamos en duda aquello, lo habíamos dejado como última opción.
— Realmente no sé qué decirte, te has llevado con ella desde hace tres años y que se hayan dejado de hablar por un chico, que hayas dejado de hablarle por unas simples tarjetas. No sé, creo que no debiste hacerlo.
— En una amistad no importa cuánto tiempo lleves siendo su amiga, lo importante siempre será tener confianza, no digo que me cuente todo lo que le pasa las 24 horas del día, pero ella siempre me ocultó muchas cosas.
— ¿Piensas que no te tuvo confianza?
— Creo que no me consideraba una amiga cercana, ella tenía otras personas con las que podía hablar libremente, yo siempre quise ser una de ellas porque siempre se mostraban muy unidas, en cambio nosotras nos unimos para cosas como lo de las cartas.
David
Tengo el número de ella y aún no me he atrevido a marcarlo, sólo lo observo, miro sus dígitos logrando memorizarlo como si fuera un número importante... bueno en realidad lo es.
Es el mismo número, coinciden todos sus dígitos.
Lo revise varias veces por si acaso sea que mi vista me esté fallando y me haga ver algo que no es. Pero si es.
Eso significa que es ella.
Veo mi cómoda, en el primer cajón que está medio abierto se puede observar apenas mi cuaderno, recuerdo que me emocionaba saber quien podía ser Z, aunque esperaba a que fuera otra persona, saber que Dalila es X es un alivio para mí, ya que, eso quita que sea Z.
Vuelvo a ver el celular y me doy cuenta que he marcado su número sin querer, gracias a Dios, aún no contesta. Pero cuando voy a colgar, veo que ha aceptado la llamada por primera vez.
Acerco el celular a mi oído, pero no habla, se queda igual de callada que yo. Antes de que cuelgue escucho un grito lejano a través del móvil. Ese grito fue la confirmación de que era ella, una persona había gritado su nombre.
Te encontré.
~~~
¿Qué les ha aparecido?
¿Cómo ven a Elisa?
¿Cuál es su opinión de Carisa?
¿Qué piensan sobre la narración de David?
A. C.
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