ᴜ́ʟᴛɪᴍᴀ ɴᴏᴄʜᴇ ᴅᴇ ᴠᴇʀᴀɴᴏ
|𝟿| ᴛᴀʀᴀ
Pase dos días en casa, sometida a escuchar los monólogos insufribles por parte de mamá, recordando lo de siempre, cómo ser una buena esposa, lo brillante que era Taemin, usando mi mente para persuadirme con la supuesta enfermedad de papá y así ceder a sus deseos, pero de todas formas, incluso si peleaba con toda mi alma, cada día que pasaba miraba más lejos mi posibilidad de escapar de ese matrimonio. Lo único bueno de estar en cama sin posibilidad de mover el pie, fue que Jungkook se presentaba por las noches a mi ventana, no decía nada, no me miraba, nada, solo se quedaba quieto dándome compañía y de alguna manera mi alma sentía un poco de calma cuando él estaba alrededor.
Mi pie sanó, ya no dolía y podía caminar a paso lento con mucho cuidado, lo cual era bueno teniendo en cuenta que odiaba estar en casa, pero también un poco de desventaja ya que mi mamá tenía la petulante idea de una cena con la familia Lee, para afianzar los lazos de matrimonio, no me interesaba en ir en absoluto pero tenía que cumplir con mis obligaciones, así que yo al estar en cama imposibilitada para moverme, todos tenían que esperarme, por ende una vez que mi reposo finalizara, la cena se llevaba a cabo. Es decir, ya.
En mi habitación, en busca del vestido correcto para presentarme frente a los temibles Lee, porque tenían sus exigencias, se me pedía que cada vez que hubiera una cena, una fiesta o un encuentro que involucrara a los Lee, yo tenía que portar un vestido color blanco, de lo contrario seria de muy mal ver, no entendía la razón para esa ridícula petición pero en lugar de refutarla, simplemente hacía como se me pedía, nada más para mantener las formas y no discutir.
A medio vestir, pensando en si talvez fingía algún dolor de estómago o una gripe o si me caía de nuevo y fracturada mi pie de nuevo con tal de no ir, Suni, mi hermana entró sin pedir permiso.
— Tara, dice mi madre que necesita que estés lista pronto — mencionó.
Suni había cambiado de la noche a la mañana, tenía edad suficiente como para pensar por sí misma, pero aún no la necesaria para evitar ser enredada por alguien con mayor experiencia, por ejemplo Taemin. Mi hermana parecía encantada con cada regalo que Temin traía a casa, era una de las personas más emocionadas por la boda y además de ello, yo estaba casi segura que sentía una pequeña atracción por Taemin, lo cual me daba repudio y trataría de que finalizara cuanto antes.
Suni ahora era mas respondona, contestaba cada cosa que le decía y cada vez que me escuchaba quejándome de mi boda, siempre se ponía del lado de mamá.
— No entres a mi habitación sin llamar — terminé de ajustar la parte superior interna de mi vestido y le miré — Sigo siendo tu hermana mayor.
Le vi rodar los ojos, lo cual no me molesto en absoluto más sabía que había que corregir ciertas cosas en su personalidad.
— Suni, creo que estas muy equivocada sobre cómo comportarte conmigo — le dije sin ánimos de empezar una pelea de hermanas — Últimamente estas siendo más grosera de lo normal.
— Igual que tú con mamá — respondió sin nada de preocupación — Estás días no has sido muy amable con ella. Mamá se esfuerza por hacerte feliz, te consiguió un esposo maravilloso — vi una pequeña sonrisa en su rostro — pero tú solo quieres probar un punto sin sentido.
— Me parece que tu no tienes edad suficiente para cuestionar mis ideales, en todo caso recuerda cuál es tu lugar — sentí la presión de la furia recorrer mi cuerpo más no dejé que saliera a flote.
— Cuando te cases con Taemin le vas a agradecer a mamá — dijo ella con indignación — ¿No puedes hacer a un lado lo que piensas y simplemente vivir el momento?
— No, porque el día que eso pase significa que he muerto. Largo de mi cuarto y dile a mamá que ya casi estoy lista.
Me miró con altanería, sin miedo a que yo corrigieron su actitud, entonces se marchó dejándome sola.
Miré mi aspecto en el espejo y a pesar de no estar del todo satisfecha, no porque el blanco fuera un color desagradable, era más bien porque me lo pedían. Salí hacia la sala donde ya todos estaban reunidos, me miraron con una sonrisa falsa en el rostro.
— Tara, que linda estás — la señora Dawon era un tanto amable, más no era de mi agrado — Ahora veo porqué mi hijo te quiere como esposa.
Le di una pequeña sonrisa e hice una reverencia. El señor Lee Taemoon estaba sentado a la par de su esposa y a diferencia de esta él no sonreía.
— Por supuesto que sí señora Lee — mi mamá estaba encantada con la visita, pues sonreía todo el tiempo — Mi Tara siempre ha sido hermosa.
Taemin estaba en una esquina de la saña d emi casa y me miraba con diversión, el muy cabron sabía cuanto me dolía que hablaran de mi aspecto de esa manera, sabía bien que no toleraba a su familia y menos a él, pero disfrutaba ver como tenía que convivir con ellos porque se sentía ganador al estar ambos en un compromiso irrevocable.
Después de los saludos vinieron más conversaciones en las que no estaba interesada, pues hablaban de negocios, algunas veces se colaba el tema del matrimonio y listo, una cena a priori aburrida.
— Oh, Tara, hemos venido aquí para hablar contigo pero estamos tan sumidos en nuestras cosas — dijo Dawon, disculpándose por su falta de atención a mi, aunque la verdad me daba igual — Tu mamá me dijo que ya habeis hablado con la modista.
— Sí, ella está trabajando — respondí con educación.
— Eso es bueno porque ya falta bien poco para la boda y quiero que todo sea perfecto — sonrió emocionada — Seguramente te verás hermosa.
— Pues no estoy segura pero... — mi madre me interrumpió.
— Tiene que verla la próxima vez que hagamos la talla, se ve divina, parece una princesa — contestó mi madre por mi, obviando que yo tenía mi propia voz.
— De eso no tengo dudas.
— Me parece que están olvidando la parte más importante — se dirigió a mi el señor Lee Taemoon — Mi hijo es de la realeza, lo que implica que ella debe de cumplir con muchas normas.
Mi mamá y mi papá parecían preocupados, bueno, más mi mamá.
— Ella debe de estar en cierto estado de...¿pureza? Sí, así es — apreté los puños hasta que mis nudillos se volvieron blancos, pues no podía soportar un insulto tan grande como ese.
— Por eso no hay que preocuparse, mi hija eso lo tiene claro — dijo mi madre, rompiendo la tensión — La hemos cuidado muy bien y no hay...
— ¿Qué hay de Taemin? — pregunté al borde de la lividez.
— ¿Perdón? — preguntó él mayor de los Lee — ¿Te atreves a cuestionar a mi hijo?
— Sí, porque aquí solo estamos hablando de mi condición como mujer, pero ¿Qué hay de él y su castidad como hombre? Yo también deseo a un marido que no haya ido de cama en cama.
La cara Taemoon, Dawon, mi mamá y mi papá eran un poema, Suni que también nos acompañaba en la mesa parecía simplemente no comprender.
— Los hombres somos diferentes a las mujeres... — respondió Taemin.
— Te equivocas, para exigir hay que ofrecer — me puse en pie pues no estaba segura ser capaz de soportar una idiotez más — Me retiro.
Salí de la sala directo hasta la puerta de salida de mi casa y estuve a punto de lograr escapar pero Taemin me alcanzó.
— Eres muy tonta Tara, este berrinche no va a detener a mis padres e impedir la boda — me dijo en voz baja, seguramente enojado.
— Esto no fue si quiera el primer paso de mi plan para no estar contigo — le dije, aunque no estaba segura de si en realidad yo tenía un plan — Pero prepárate.
— Nada de lo que hagas me va a quitar del camino...
— ¿Por qué haces esto? No me quieres — pregunté con curiosidad.
— Porque quiero y puedo — sonrió con suficiencia — Eso no lo vas a cambiar — se atrevió a darme un beso en el cuello y se marchó.
— Imbécil... — dije por lo bajo mientras me pasaba la mano sobre la parte que él había besado.
Casi oscurecía, pero me negaba a estar en casa, Taeri no estaba en la suya pues casi siempre dormía con Jimin a escondidas de su madre, así que a no tener donde más ir, decidí desobedecer lo que Jungkook había dicho y empecé a caminar en dirección al bosque.
Aun tenía un poco de miedo, pues no olvidaba que casi muero a manos de un Lobo, pero era aún más loco saber que otro aparentemente me había salvado. Aún mis padres no sabían de eso, con papá no había hablado aún y necesitaba hacerlo pues sería el único capaz de entenderme.
Caminé por el sendero hacia el bosque, en busca del claro donde estaba el lago, ese lugar se había convertido en mi favorito pues había mucha calma. Caminé a paso lento pues aún mi pie dolía si quería apresurar la marcha, entonces para evitar lastimarme solo caminaba lento. Llegué al claro, ya había menos luz solar pero aún todo era visible, además hacía luna llena entonces no estaría en oscuridad.
Me senté en unas rocas a orillas del lago, desprendi mi calzo y metí los pies en el agua, estaba caliente, lo cual era raro.
Era la última noche de verano, lo que significaba que pronto empezaba la nieve, por lo cual ya no podría venir tanto a este lugar.
— ¿A quien fue que le dije que no debía salir de casa sola? — me sorprendí por la impresión de que alguien más estuviera aquí, pero reconocí la voz — Creo que fue a ti Tara, creo que me prometiste no venir.
— ¿Me seguías? — pregunté sin darme la vuelta para verle — es muy curioso que cada vez que salgo de casa tu estés donde yo esté.
— Estaba esperando en tu habitación pero escuché tus pensamientos y yo... — se detuvo, yo enderece mi cuerpo y me voltee para mirarlo — Lo que quiero decir es que escuché la pelea con tu familia.
Me puse en pie y me acerqué a él.
— Eres raro — le dije cerca de su rostro — Necesito pensar, por eso he venido aquí — le dije — Así que si vas a regañarme por venir sola puedes irte mejor.
— ¿Y dejarte sola para que te pase algo malo? No Tara.
— Bien, pues quédate en silencio.
— Eres tan terca — dijo con cansancio pero no le di importancia — Mejor vamos a otro lugar.
— ¿Mas adentro en el bosque? — pregunté y él asintió — Es peligroso, ya está oscuro.
Jungkook tenía en su mano algo con qué alumbrar el camino, e hizo una mueca obvia, torcí los ojos y recogí mis zapatos.
— Bien, vamos — Jungkook empezó a guiarme lejos del lago.
Caminamos un poco, no mucho pero aún así era una distancia consideraba desde la aldea, así que estaba segura de que tardaría mucho en volver a casa. Caminamos hasta que Jungkook alumbró una vieja choza en medio de todos los árboles.
— Entremos aquí — abrió la puerta del lugar y me dejó pasar.
— ¿Aquí traes a todas tus novias? — pregunté para molestarlo.
— No es mio, es de Seokjin, así que puede que mi amigo lo utilice para eso — eché un vistazo a mi alrededor mientras él encendía las fuentes de luz.
— Es acogedor — el ambiente estaba cálido, tibio, perfecto.
Jungkook se sentó en un banco que estaba en una esquina y se quitó la capa que llevaba puesta, me quedé de pie a la espera de que dijera algo, de que me pidiera acercarme a él.
— Tara, tengo algo atorado en la garganta, algo que deseo decirte pero no sé cómo hacerlo — dijo él con preocupación — Sí te digo correrás lejos de mi.
— ¿Cómo sabes eso? No eres adivino — empecé a acercarme a él, quería tocarle el rostro — Dime.
Me miró por unos largos segundos y con mucha rapidez se puso de pie para empujar mi cuerpo contra la pared. Me asusté por su accionar más el golpe que sentí en mi espalda fue terrible. Jungkook parecía otro, sus ojos estaban más oscuros de lo normal y me miraba con una expresión que no pude adivinar.
Puse mis manos contra su pecho para apartarlo pues estaba irreconocible, Jungkook me lo impidió y muy al contrario de apartarse lo único que hizo fue elevar mis manos sobre mi cabeza, haciendo una cruz con ellas y cerrando su puño sobre mis muñecas. Me asusté más.
— ¿Qué te pasa? — pregunté asustada, mi pecho subía y bajaba y estaba segura de que pronto empezaría a hiperventilar.
— Quédate quieta — dijo como si pudiera yo mover mi cuerpo, pues su cuerpo era más grande que el mio y estaba por completo sobre mi — Cierra los ojos.
Parpadee seguido muchas veces pero cerré mis ojos, respiré profundo, sentí la respiración de Jungkook muy cerca de mi, su aroma era fuerte en mis fosas nasales y estaba segura de que lo guardaría para siempre. Sentí sobre mis labios lo cálido de los suyos, apenas fue un roce, pero suficiente para encender mi corazón, iba a besarme, sus labios se paseaban de un lado a otro sobre los míos, y yo que nunca había besado a nadie no estaba segura de qué hacer, sentí un mordisco en mi labio inferior, mi respiración empezó a cambiar, más emocionada talvez.
— Se que no has besado a nadie — me dijo él, dejándome con necesidad en los labios — Así que solo sigue mis labios y abre bien la boca.
Asentí no del todo convencida, pues no sabía como hacerlo. Volví a sentir sus labios calientes sobre los míos, así que me dejé llevar. Jungkook era expeditivo, sus labios exigían más de lo que yo podía dar, era difícil seguir su ritmo pues mi corazón apenas me permitía seguir con vida, todo era nuevo para mi, cada succión a mis labios, cada roce de su lengua con la mía, la manera en la que nuestro beso producía sonidos nada desagradables, a veces mordía un poco pero no me disgustaba, su boca exploró la mía con contundencia haciendo que yo deseara más. Devolví el beso pero no tan fuerte como él lo hacía, mis piernas empezaron a fallar y sentí que ciertas partes de mi cuerpo se activaron.
La presión era mucha, sus labios avallasando los míos, su cuerpo apretando el mío, mis brazos apretados por su mano, era imposible estar cuerda.
Se separó de mi en busca de respiración, yo estaba con la boca abierta y la respiración entrecortada. No dijo nada solo recorrió mi cuello con su mano libre moviendola hasta el lazo superior de mi vestido, justo arriba de mi pecho. Lo desató y pensé que iba a quitar toda la prenda pero no fue así, con su dedo recorrió el borde de mis pechos sin llegar a mi, su mirada oscura cambió y de la nada me soltó y se apartó de mi rápido.
Baje más brazos sorprendida por la rapidez con la que este hombre se movía. Jungkook estaba en una esquina con la cabeza hacia abajo, como si hubiera hecho algo malo, no supe que decir pues el beso me había dejado sin palabras. Le vi abrir la boca, listo para hablar, pero no quería escuchar nada.
— Si te vas a disculpar por besarme, olvídalo — le dije adelantándome a cualquier palabra que saliera de su boca — No quiero que te arrepientas por besarme.
Sonrió de lado y negó con su cabeza, ahora parecía más tranquilo. Yo quería saber que pasaba por la cabeza de Jeon para en un momento empotrarme contra la pared y besarme como si fuera la última vez y después alejarse como si tuviera una enfermedad venera transmisible.
Pero aveces los silencios eran buenos, en este momento lo apreciaba, además mi cabeza estaba llena de una sola frase.
"Jungkook me ha besado"
●
Holaaaaaa ! Os extrañé, pero el capítulo estaba feo así que tuve que volver a escribirlo y eso me tomó días. Espero y les guste.💗
No vemos, cuídense 💗
Si hay errores de ortografía disculpen, pero cuando releeo el capítulo para corregir pues lo veo bien porque ya doy por sentadas las palabras, así que perdonen.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro