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ᴜɴ ᴛʀᴀᴛᴏ ᴊᴜsᴛᴏ

|𝟸𝟾| ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ

No me sentía cómodo con la manera en la que Kyujin se había dirigido a Tara. No me gustaba para nada la idea de que Kyujin la considerara como alguien de la manada y el hecho de que ella piense en Tara como uno más de nosotros o cómo un posible enemigo, me pone enfermo. Tara es buena, un alma pura, un humano.

Aunque saber que ella aparentemente tiene un don para escucharnos me descoloca un poco, ¿Cómo lo hace? Yo empecé a escuchar a la manada hasta que ascendi al puesto de jefe, nunca antes habia escuchado si quiera un pequeño murmuró por parte de mi padre, pero Tara lo hacía con facilidad, escuchaba todo, incluso a Kyujin. Talvez llevarla a mi casa fue una mala idea, talvez no debí presentarme a Kyujin. Me sentía inseguro.

Tara estaba a mi lado, dormida pacíficamente luego de haber cenado en mi casa, luego de estar en un hambiente llena del calor de mi familia, yo sabía que era contraproducente hacerlo, no debía cruzar ciertas barreras aún, pero ver su rostro ilusionado y lleno de felicidad cuando estaba rodeada por mis padres y mi hermana, era demasiado como para no anhelarlo. Yo no podía dormir, a pesar de que su calmada respiración tenia un ritmo nauseabundo e invitaba a caer en sueño, no podía dejar de pensar en muchas cosas, en lo que iba a pasar después y en lo que estaba pasando ahora. No podía procesar el hecho de que verla era una situación suicida, más que nada para Tara, pero aún así, no planeaba alejarla.

Conforme pasaban los días me daba cuenta de lo importante que era ella para mi, la manera tan perfecta en la que me complementaba, imposible dejarla ir. Me encargaría de Taemin y de paso, también de su madre. Su papá era otro canto, un poco más sereno pero aún así no me daba confianza, algo había en el que no me inspiraba la bondad que dejaba que Tara viera.

Miré el rostro sereno de Tara, hacía un pequeño puchero con sus labios, su hermoso rostro tenía unas hebras de cabello que lo acariciaban. Eran sin duda el rostro de una princesa, inspiraba nobleza y serenidad. La pegué a mi pecho, justo sobre donde latía mi corazón y le di un beso en la cabeza. Si pudiera tenerla así definitivamente, si pudiera solamente dejar todo atrás y dedicarme completamente a complacerla, a llenarla. Le di un último beso y me aparté lentamente de ella para levantarme y salir con mi padre, teníamos una ronda qué hacer.

Con cuidado de no hacer ruido o algún movimiento que pudiera perturbar su sueño, la abrigue correctamente y después salí de mi habitación dejándola en completa paz. Caminé hasta la sala de casa donde mi padre esperaba, seguramente cansado, pasaba la media noche pero teníamos que trabajar y movernos antes de que el enemigo nos comiera.

Me acerqué a él y le di una pequeña palmada en la espalda, simplemente para anunciar mi presencia.

— Faltaba poco para que me quedara dormido — me dijo sonriendo. Vi su rostro arrugado, me di cuenta de inmediato que no podíamos seguir a este ritmo para nada — ¿Estás listo?

— Sí, padre. Tara ha quedado profundamente dormida, no creo que despierte pronto — sonreí hacía él. Pensar en Tara me hacía sonreír.

— Nunca te había visto tan feliz con respecto a algo — dijo él, mientras yo tomaba mi abrigo y lo ponía sobre mi cuerpo.

— Es solamente por Tara, en realidad — miré su rostro risueño — Creo que me hacer ser una mejor persona.

— Tú siempre has sido una buena persona, no importa cuanto trates de negarlo, siempre has sido puro y bueno — mi padre empezó a caminar hacia la salida de casa, yo segui sus pasos, escuchando cada una de sus palabras — La mereces más que nadie, eres bueno para ella.

— ¿No crees que es muy arriesgado todo esto? Sabes que seguir con ella nos puede traer consecuencias, no me importaría si estas fueran solo para mi, pero también se trata de ustedes, mi familia.

— Hijo, tienes que elegir por quien sacrificar cosas de tu vida. Todo aquello que arriesga un gran tesoro se lleva lo mejor — ambos empezamos a caminar hacia el bosque — Imagina que la dejas, la apartas de ti, justo como lo hiciste en los últimos años, imagina todo eso, pero piensa ¿la maldad que nos rodea se va a detener?

— Bueno, pero al menos ella no estaría involucrada en esto, en lo que soy.

— Creo que tú tienes mucho miedo a todo, deja de ser tan cobarde y aprende a aferrarte a lo que tienes, no a lo que puede o no puede pasar — mi padre y yo llegamos hasta el final del camino, justo para cruzar el río e ir del otro lado — Tara es lo más seguro que tienes ahora, lo más seguro que tendrás jamás.

— No se, a veces pienso que estoy actuando mal — respondí — Ni siquiera pregunté si ustedes estaban bien con ello.

El me miró con una sonrisa, burlesca por supuesto.

— Jungkook, seamos francos, eres un Jeon, la rebeldía va en tu sangre. Jamás nos hubieras escuchado a mi y a tu madre — agaché mi cabeza riéndome, al final era todo verdad — Pero como tienes buen ojo, Tara es por decirlo de manera simple, el mejor prospecto de novia que puedes tú necesitar.

— No es mi novia, aún — dije rápidamente, dándome cuenta de que talvez Tara está en el limbo de las cosas, sin saber lo que ella significa para mí.

— ¿Y qué es? Porque perdóname pero sé que no solo es la chica con la que hablas por las noches — sentí un poco de incomodidad, no por lo que pensara mi padre, al final ambos eramos hombres.

— Bueno, sí. Sé que es un poco cobarde reconocer que ella y yo ya hemos, bueno, ya sabes, ni te digo porque lo entiendes mejor que yo. Sólo que ¿Cómo le pido a una chica que está prometida con alguien que sea mía?

Mi padre me miró fijamente, deteniendo su paso por un momentos mientras seguramente analizaba la situación y pensaba que respuesta coherente darme.

— Taemin te importa un carajo. Se franco y solo di que eres un cobarde y que a pesar de todo lo que esa niña sabes aún sigues creyendo que va a rechazarte.

No dije nada. Él suspiró profundamente y siguió caminando. Ambos ya habíamos pasado el río, bastante cerca del lugar al que íbamos. Seguí sus pasos, sopesando sus palabras y cayendo en cuenta que mi padre tenía toda la razón del mundo. Tenía miedo aún, a pesar de todo lo que Tara me había dado, todo lo que ella ha hecho por mí, el secreto que guarda y cómo ha entregado su alma pura a mi.

Mi padre me conocía bien, demasiado. Todas sus palabras eran ciertas, no me importaba ni un poco Taemin, fácilmente por llevarme a Tara lejos de él y aún así contar con el apoyo de mi familia. "La manada siempre va donde está su líder". Ese era nuestro lema, yo era el líder, todos me seguirían si yo decidía traicionar a los Lee.

Durante todos estos años lo único ue hice fue poner excusas, tratar de alejarme de ella según para no dañarla, para no traerla a mi mundo, todo  lo que habia hecho para alejarla al final la había traído a mis brazos. Era sin duda el destino.

No tenía caso seguir esta lucha constante, no había razón para dejar que ella siguiera lejos de mi. Taemin no era un impedimento, me valía, él y toda su familia, igual que todos sus secuaces. Volvería a la aldea después de este viaje y haría lo que fuera necesario. Tara era mía.

Después de varios minutos de caminata mi padre y yo divisamos la pequeña casa de madera que estaba oculta entre el bosque, exactamente el lugar que buscábamos. Mi padre y yo conocíamos la existencia de personas que se dedicaban a la magia negra, no las considerábamos brujas como tales porque teníamos dudas de su descendencia. No confiabamos en que sus antepasados fueran parte de nuestra historia, más bien nos inclinabamos a pensar en que simplemente eran quienes ganaban dinero a costa de engañar.

— ¿Estás seguro que son de fiar? — pregunté aún dudoso.

— No creo que sean de fiar, pero son las únicas que pueden saber.

— ¿Qué es exactamente lo que tú crees que nos dirán?

— Espero que lo necesario para saber del otro clan. No podemos dejar todo con Kyujin, aún no sabemos si es una persona buena.

Asentí. Mi padre tenía todo mi apoyo con respecto a las decisiones de la manada. A pesar de que él era la persona que más defendía la inocencia de Kyujin, sabía que tenía un segundo plan bajo la manga.

Mi padre dio un golpe contra la puerta, la madera rechinó por lo vieja que estaba. Dentro de la pequeña casa se escucharon murmuros, después unos pasos acercándose hasta que aparentemente el hierro de la cerradura cayó al suelo. La puerta se abrió, dos mujeres más o menos de la edad de mi madre nos miraron sonrientes.

— Ya decía que se habían tardado en venir — dijo una. Aparentemente la más joven de las dos — Bienvenidos, perros.

Su tono despectivo y la manera en la que nos llamó no fue para nada ofensivo, al menos no para mi padre y para mi. Miré bien el rostro de ambas, una de ellas tenía una gran cicatriz por todo su rostro, además de perforaciones y aretes por doquier.

— Isa, no venimos a bromear — dijo mi padre. Se abrió paso por medio de ellas para entrar a la casa. Yo lo seguí — Necesitamos tu ayuda.

— Lo sé, siempre que vienes aquí es para pedir mi ayuda — ella, Isa, se acercó a mi padre y lo tomó de las manos, la otra mujer se acercó también.

— Supongo que tú eres Jeon Jungkook — dijo ella — Un gusto, soy Dami — sonrió. Me dio un pequeño escalofríos, para nada bueno.

Miré a mi padre, no sabía que hacer o qué decir. Todo era incomodidad.

— ¿Dime qué favor quieres ahora? — preguntó Isa.

— ¿Conoces al clan que está tras nosotros? — preguntó mi padre directamente — No lo niegues, lo sabes todo.

— ¿Qué gano con decirte si sí o no? — preguntó ella. Isa se acomodó sobre unos cojines y miraba a mi padre relajada — Mi información es valiosa y nunca viene gratis.

— ¿Qué quieres? — preguntó él. Yo no podía ser más que un espectador, era mi padre quien las conocía.

— Un trato razonable, una vez que revelamos todo lo que sabemos de ellos, nosotras estaremos en problemas.

— ¿Quieres protección?

— Más bien digamos que asilo — respondió tranquila — estamos cansadas de vivir a la sombra de todos, ser simplemente las dos hechiceras locas del mercado — dijo ella — Quiero poder, un lugar y sobre todo, que me salves.

— No puedo salvar tu alma del infierno, Isa.

— Sabía que dirías eso. Veamos, honestamente lo único que me interesa es saber de él — me apuntó con su dedo — Jeon Jungkook es la clave aquí.

— ¿Por qué yo? — pregunté confundido.

— Eres el jefe, todos te buscan. Ellos quieren destruirte, a ti y a tu novia. Ambos morirán.

— ¿Qué puedo hacer para que eso no pase? — preguntó mi padre, apurado a tener una respuesta.

— Simple, matenlos a todos primero, eso es lo que quiero — las palabras de Isa eran seguras, altamente planeadas.

— Sabes que no es fácil — dijo mi padre.

— Claro que sí. Tienen una protección, un infiltrado y una promesa. Lo tienen todo.

— ¿A qué te refieres?

— En tu manada, hay alguien que no debe estar entre ustedes, además, tienen a una de ellos — Isa nos miraba fijamente — Ella les dirá cuando vienen, cuando atacan. Tú — volvió a dirigirse a mi — Cuida a tu novia, no solo de ellos, también de su madre. Y tú — apuntó a mi padre — Cumple tu palabra.

— ¿Eso es todo? — pregunté, adelantando las palabras de mi padre.

— Sí, estaremos ahí el día que ellos vengan, porque lo harán. Váyanse de aquí.

Mi padre y yo nos miramos a la cara, ambos sabíamos de alguna u otra manera lo que nos decían no sólo confirmaba lo que Kyujin había mencionado, también eran lo más una respuesta de alivio para nosotros.

Aunque la confusión era mucha, ambos sabíamos que era tiempo de regresar a casa, no había más que hacer o más que escuchar, ellas dos no dirían nada, no iba a importar de nada, ya teníamos la respuesta.

Salimos de la casa vieja y empezamos a caminar de regreso a casa.

Era de mañana. Otra vez observaba el sueño plácido de Tara, su tranquilo rostro aún estaba descansando, al contrario del mío que no babia podido reposar desde que habíamos regresado de la casa de esas dos mujeres extrañas.

Lentamente Tara abrió los ojos y me miró, sonriendo tiernamente.

— Buenos días — dijo aún con la sonrisa en su rostro — ¿Desde hace cuanto me observas?

— Lo suficiente para darme cuenta que eres hermosa — dije. Le di un beso rápido en los labios.

— Tengo que irme — hizo una mueca de disgusto — Pero no quiero.

— Tienes que ir a tu casa — acaricie su rostro lentamente — Has pasado la noche fuera, seguro ya han descubierto que no estabas.

— Lo sé — empezó a estirarse y después se sentó — ¿Cuándo te veré de nuevo?

— Está noche si así lo quieres. Sabes que puedes venir a la hora que sea, ya sea aquí a mi casa o en la vieja choza — Tara me miró sonriente — Vamos, tienes que irte.

Me puse de pie y la ayude para que ella también lo hiciera. Cuando estuvimos frente a frente la abracé fuertemente.

— Eres lo mejor que tengo, Tara. No desaparezcas nunca — le di un pequeño beso en el cuello y después me alejé — Vamos.

La jale del brazo para empezar a caminar con ella de la mano. Ambos salimos de mi habitación. Mi madre y mi padre aún no estaban despiertos, dado que probablemente aún era temprano.

Había frío, el invierno estaba siendo demasiado crudo, Tara traía sobre ella su típica capa roja, lo que me daba un poco de alivio.

Por la aldea no habían muchas personas de pie, algunos solo estaban tomando una bebida caliente mientras observaban el frío. Caminé con Tara hasta el inicio del bosque para así llevarla a casa.

Ambos en silencio caminábamos, tranquilos. Tara apretaba mi mano mientras avanzábamos más y más.

— Aguarda, Jungkook — dijo de pronto. Me asusté al pensar que algo andaba mal pero ella solo sonreía — Mi madre está haciendo remedios caseros para mi padre y su enfermedad, eso de allá es adelfa — dijo señalando una vieja mata que seguramente de milagro sobrevivía al frío — El otro día la vi usando eso. La llevaré.

Me detuve inseguro, talvez mi vista fallaba, pero no, eso era adelfa.

— ¿Tara sí sabes que esa planta es venenosa? — pregunté.

— Mi madre la ha estado dando a mi padre — me miró confundida — ¿Estás seguro que es veneno?

— Muy seguro, Tara — la tomé del hombro, ella estaba empezando a hiperventilar — Seguro estas confundiendo la planta.

— No, no lo hago — muchas lágrimas empezaban a acumularse en sus ojos — ¿Me estas diciendo que mi madre quiere asesinar a mi padre?

No supe qué responder, solo pude abrazarla fuertemente.





Holaaaa💗
Espero y este capítulo les guste mucho💗

Como pudieron leer, las tías de Tara, no son malas:)


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